Felipe, el indio atrevido El texto que vamos a estudiar y cuyo título es « Felipe el indio atrevido », fue sacado de la novela Balún Canán , escrita por la mexicana Rosario Castellanos en 1957. En el texto, la acción se verifica en un pueblo de Chiapas; los protagonistas son: - César, un latifundista, dueño de esas tierras - Zoraida, su mujer - Ernesto, su sobrino - y Felipe, el indio del texto, que es uno de los peones de César. Al principio del texto, los tres blancos están cenando en el comedor de su casa, cuando entra el indio. Vamos a interesarnos primero por la reacción de cada uno de los miembros de la familia ante la irrupción del indio, luego estudiaremos el comportamiento del indio frente a los dueños blancos, y por fin trataremos de entresacar el interés de este texto en cuanto a la situación de los indígenas en Chiapas en los años 40, y sus posibles repercusiones actuales. 1) – El primer personaje mencionado es Ernesto. Ernesto estaba comiendo cuando entró el indio. Ernesto estaba acostumbrado a que los indios se inclinaran ante los blancos, por eso esperó a que este indio hiciera como los otros. Pero Felipe no hizo "el menor movimiento de sumisión". - Luego está César, el dueño. Se dirige al indio en su lengua, pensando que es demasiado ignorante para entender el español; es una forma de paternalismo: le habla en tzeltal para mostrarle que él lo entiende, que puede comunicarse con los indios aunque ésos no hablen la lengua de los blancos. También es una demostración de su superioridad: domina tanto el idioma como las personas. Pero otra vez, la reacción del indio no es la que se espera; le contesta a César en español; no quiere que lo traten como un indio ignorante, sino como un interlocutor normal. - La reacción de Zoraida es la más espontánea, y por lo tanto, reveladora: "se replegó sobre sí misma como si la hubiera picado un animal ponzoñoso." A Zoraida el indio le da a la vez miedo y asco, como si fuera una serpiente o un alacrán. La escandaliza que Felipe se atreva a entrar en el comedor, un lugar prohibido para los indios: los otros "están esperando en el corredor"; tampoco puede admitir que se exprese en español, la lengua de los blancos, los dueños, como si quisiera mostrar que es igual a ellos. Le parece intolerable que un ser tan inferior no muestre más respeto frente a los dueños blancos. Por eso espera que César reaccione inmediatamente y castigue como es debido a ese indio descarado. Pero César parece más paciente: está seguro de su autoridad y de su posición dominante, entonces acepta escuchar lo que quiere decirle Felipe. 2) Solo frente a los blancos, Felipe parece bastante valiente; no se porta como suelen hacerlo los indios, ya que se niega a inclinarse y a hablar en lengua indígena.Podemos su poner que esta valentía se explica porque, primero, no está solo: "No vine solo. Mis camaradas están esperándome en el corredor." l.7 Pero tampoco está hablando en nombre propio : « me escogieron a mí para que fuera la voz. » l.13 ; « mis camaradas me mandaron para que preguntara… » l.21 ; « mis camaradas me mandaron a preguntar… » l.25. Es el portavoz de la comunidad india para presentar las reivindicaciones de todos. Tiene que mostrarse digno de la confianza que sus compañeros pusieron en él. Por eso no se deja impresionar por los ataques de César, que intenta cambiar de tema : « … te fuiste sin pagar la deuda de tu tata, tu propia deuda … » l.15 A pesar de los intentos para culpabilizarlo, desestabilizarlo, el indio no se inmuta.. Habla de su casa y de sus milpas, como si fueran suyas y no le pertenecieran al latifundista : muestra que se ha enterado de las nuevas leyes y que conoce sus derechos ; del mismo modo, lo que piden los indios, es decir que se abra la escuela, lo piden « para que se cumpla la ley » l.31. No sólo Felipe no se deja impresionar por el dueño sino que hasta llega a cortarle la palabra (l.21) cuando César pretende aplazar la entrevista e imponerle condiciones antes de recibirlo más tarde. César no puede imaginar que a los indios les importe que se abra la escuela l.26.Pero tampoco puede soportar que un peón le recuerde que tiene que respetar las nuevas leyes. Acaba perdiendo paciencia e intenta una vez más impresionar al indio l.34-35. Les acata a los indios la responsabilidad de que no haya escuela en el pueblo. Espera así obligar a Felipe a hacer marcha atrás, a confesar que el dueño es el que tiene la razón. Piensa que por fin encontró el argumento para que Felipe se rindiera : “Espera ... una humildad repentina, una proposición de tregua.” Se trata en efecto de un enfrentamiento entre los dos hombres, una prueba de fuerza entre el que siempre ha dominado y el que acaba de tomar conciencia de sus derechos y no quiere que sigan despreciándolo. Felipe no se da por vencido como lo creía César: si hay un problema – no hay edificio para albergar la escuela- , los indios encontrarán una solución. César no podrá escapar a sus obligaciones. El interés de este texto estriba, pues, en el enfrentamiento entre dos hombres que representan dos categorías opuestas de la sociedad de su época y de su país: por una parte, el terrateniente todopoderoso, acostumbrado a mandar en su finca sin que nadie se le oponga, dominando a los hombres porque es él quien posee la tierra; y por otra, un peón indio, objeto de desprecio para los potentes, pero convencido de que está defendiendo sus derechos y exigiendo lo que le corresponde. A través de las reacciones de los personajes segundarios (Zoraida, Ernesto), podemos observar el racismo cotidiano vigente en aquellos tiempos, y acaso aún hoy en día. La determinación de Felipe para reivindicar los derechos de los indígenas anuncia quizás las luchas que se han llevado a lo largo del tiempo para que se reconozcan por fin esos derechos, y sobre todo que se apliquen: podemos citar la acción de Rigoberta Menchú (premio Nobel de la Paz 1992) en Guatemala o la guerrilla zapatista del subcomandante Marcos en Chiapas desde 1994.