Documento descargado de Cuba Arqueológica www.cubaarqueologica.org El status del concepto de raza en la Antropología biológica contemporánea Antonio J. Martínez Fuentes Museo Antropológico Montané, Facultad de Biología, Universidad de La Habana. Correo electrónico: [email protected] El concepto de raza y las clasificaciones raciales tienen indudablemente connotaciones diversas en nuestras vidas, bien en el discurso puramente científico, bien por sus implicaciones prácticas en diversas esferas o por las relaciones cotidianas que se establecen entre los diversos grupos humanos que clásicamente se les ha denominado como raza. Así, tenemos que en ocasiones se toman decisiones políticas, económicas o sociales basadas en las razas. En muchos países las estadísticas sobre razas son usadas por entidades gubernamentales y no gubernamentales para definir programas de ayuda social. En otros se establecen cuotas raciales para el acceso a universidades, puestos públicos, representaciones en los parlamentos, etc. La estadísticas reflejan diferencias raciales en la educación, la salud, la cultura, el empleo, la marginalidad, la población penal, etc. Con frecuencia en los servicios de salud se habla de enfermedades raciales, y se indican medicamentos diferentes para la misma patología según la raza del paciente. A los servicios forenses se les pide constantemente la identificación racial. La raza es con frecuencia un elemento importante en la selección de la pareja. Para muchas personas la raza constituye una parte importante de su identidad social y cultural. Estas son solamente algunas de las situaciones que se pueden presentar, pero ¿qué se debate en la actualidad en el campo de la Antropología física sobre las llamadas razas humanas? Cuando se hace el análisis sobre la evolución general de los conocimientos en la ciencia y en particular en la Antropología, nos percatamos que la visión que tenemos hoy de nosotros mismos y de los elementos que conforman nuestro entorno es muy distinta a la que tenían las generaciones que nos precedieron. En lo referente al campo de la Antropología física o biológica se aprecia que en el siglo XX, y muy en especial en su segunda mitad, se produjo un salto de Documento descargado de Cuba Arqueológica www.cubaarqueologica.org 2 importancia significativa. Estos avances nos permiten un mejor y más profundo acercamiento al conocimiento de numerosos hechos relativos a la especie humana, y nos van aproximando más y más a nuestra propia realidad. No obstante, algunas cuestiones carecen aún de explicaciones coherentes, o son abordadas de formas muy disímiles, motivando que persistan conceptos o ideas, frecuentemente muy estereotipadas, no muy lejanas a las que existían hace casi 200 años. Sucede también que algunos avances en el campo de la Antropología adolecen de poca divulgación, o cuando la tienen presentan tantas simplificaciones que llegan a ser tergiversados o deformados. La historia del propio concepto de raza puede ser ilustrativa de lo que anteriormente he señalado. La tendencia creciente al examen crítico del concepto es totalmente válida, no exclusivamente por sus implicaciones científicas sino por el impacto que debe tener en la presunta base de ideologías racistas y xenófobas. El debate actual refleja la no existencia de consenso entre especialistas sobre la validez o utilidad de éste. En tal sentido deseo comentar los resultados de un trabajo que realicé hace algunos años (Martínez Fuentes 2000). Envié una comunicación por correo electrónico a mas de 150 especialistas, les pedía que contestaran Sí o No a la siguiente pregunta: ¿Hay razas biológicas en la especie humana?. Recibí respuesta de 70 personas de 13 países, incluyendo Cuba. De éstas, 22 dijeron que SÍ a la existencia de razas biológicas, para un 31,4%. 46 dijeron que NO, lo que representa un 65,7%. 2 dieron una respuesta neutral (2,9 %). Lieberman, Stevenson y Reynolds (1989) reportaron entre antropólogos norteamericanos que de 298 encuestados, el 40,3% contestó SÍ a la misma pregunta y el 47,3% dijo NO. En el año 2000, la Internationational Associaction of Human Biologists publicó, en el Newsletter no. 30, el artículo de Goran Strka1j, Still no consensus on race? El autor ofrece los resultados de una encuesta similar entre los asistentes a un congreso de Antropología celebrado en Sudáfrica en 1998. Logra solamente 39 respuestas de cerca de 600 delegados, y obtiene que el 43,6% respondió que SÍ hay razas biológicas y otro 43,6% respondió que NO. Documento descargado de Cuba Arqueológica www.cubaarqueologica.org 3 En un segundo análisis con los datos, dividí mis resultados en dos grupos: uno integrado por antropólogos biólogos y disciplinas afines, y otro por antropólogos socioculturales y disciplinas afines. El resultado fue el siguiente: El 35,7% de los antropólogos biólogos y el 14,3% de los socioculturales dijeron SÍ, mientras que el 60,8% de los antropólogos biólogos y el 85,7 % de los socioculturales respondieron NO. Lieberman, Stevenson y Reynolds (1989) obtienen en Estados Unidos de América, que contestaron SÍ el 50% de los antropólogos biólogos y el 31% de los socioculturales, mientras que dijeron NO el 42% de los biológicos y el 52% de los socioculturales. Los resultados de las encuestas mencionadas confirman que entre antropólogos y otros especialistas afines no hay acuerdo acerca del status del concepto de raza y que éste es más aceptado por los Antropólogos biólogos que por los socioculturales. En otra etapa del trabajo realicé una encuesta entre no especialistas de diversos sectores de la población de ciudad de La Habana. Se entrevistó una muestra integrada por 261 sujetos de diferentes niveles educacionales. Se preguntó igualmente si hay razas biológicas en la especie humana. El resultado fue que el 79,7% contesto que SÍ. Es importante destacar que el cuestionamiento académico no va dirigido a ignorar algo tan evidente como son las diferencias, apreciables o no a simple vista, existentes entre los seres humanos. Las variaciones biológicas humanas existen, pero cada característica esta distribuida con una gradación geográfica que desafía el establecimiento de límites precisos entre las llamadas razas (Brace 1964). Reseña histórica Los viajes colombinos a finales del siglo XV marcan el inicio de la expansión europea a prácticamente todo el mundo. Europa toma conciencia de la gran diversidad de hombres y culturas que antes no conocía. El nuevo panorama estimuló en las mentes más ilustradas el estudio de este fenómeno de diversidad, sin escapar enteramente a la influencia que la empresa de la conquista y Documento descargado de Cuba Arqueológica www.cubaarqueologica.org 4 colonización suponían a la percepción de lo diferente, como algo ubicado en el plano inferior (Serrano 1992). Uno de los naturalistas más ilustres de la segunda mitad del siglo XVIII, el sabio francés George-Louis Leclerc, conde de Buffon (1707-1788) escribió “Los hombres difieren desde lo blanco a lo negro, en cuanto a color, desde lo doble hasta lo sencillo, en cuanto a estatura, gordura, la ligereza, la fuerza, etc.” Y apuntaba “son variaciones de la naturaleza que proceden de la influencia del clima y del alimento” (Comas 1966). Buffon fue de los primeros en aplicar el termino raza a las variaciones somáticas que observó entre las personas, hasta entonces el término era empleado para referirse casi exclusivamente a los animales. Linneo (1707-1778), el gran naturalista sueco, primer gran clasificador de animales y plantas, colocó a todos los seres humanos en la especie Homo sapiens. Para Linneo la especie se subdividía en 4 subespecies (a las que no llamó raza). Solo señalaré algunos elementos de la curiosa diagnosis que hizo para cada una de ellas según Valls (1980): Homo sapiens americanus (indígenas americanos): piel de color rojizo o cobrizo. Cabello liso, negro y grueso, coléricos, tercos, alegres, libres y gobernados por el hábito. Homo sapiens europeus: blancos, sanguíneos y musculosos. Pelo rubio y rizado. Ojos azules. Agiles, sagaces e ingeniosos. Se gobiernan mediante leyes. Homo sapiens asiaticus: de color amarillento. Cabello negro, ojos oscuros Carácter melancólico y tenaz. Son crueles, fastuosos y avaros. Se rigen por opiniones. Homo sapiens asser (africano), son negros y de piel aterciopelada. Nariz aplastada y labios abultados. Son astutos, perezosos e indolentes. Se gobiernan por la arbitrariedad. El anatomista alemán Johann Friedrick Blumenbach (1752-1840), considerado fundador de la Antropología, propuso dividir la humanidad según el color de la piel, en cinco variedades, a cada una de las cuales les dio el nombre de raza, término anteriormente usado por Buffon. Las cinco razas de Blumenbach fueron: Documento descargado de Cuba Arqueológica www.cubaarqueologica.org 5 Caucásica o blanca; Mongólica o amarilla, Etíope o negra; Americana o roja y Malaya o parda. A partir de entonces comienza a enraizarse la idea de la división de la humanidad en cierto número de razas, contribuyendo así a un esquema que sirvió, en gran medida, al fomento de los prejuicios raciales y el racismo. Recuérdese que Blumenbach vive en un momento en que las ideas del progreso y la superioridad cultural europea dominaban la vida social y política. Así, las nociones de jerarquía racial que él introduce, al considerar su ideal de belleza absoluta en la raza caucásica, traen esas consecuencias. A partir del siglo XVII y hasta nuestros días, muchos hombres de ciencia y de letras admiten y fundamentan la división de la humanidad en un cierto número de razas, incrementándose profusamente los intentos por ubicar a cada ser humano en un grupo particular a partir de elementos tales como: color de la piel, forma de la cara, tipo de cabello, color de los ojos, tipo de labios, proporciones corporales, etc. Comenzó así la elaboración de un catálogo de las variaciones físicas humanas a través del planeta. Surgen un sinnúmero de clasificaciones, eminentemente tipológicas, sustentadas en la opinión de que todos los miembros de una raza participan de su esencia y poseen sus características típicas. La validez de la clasificación racial Los procedimientos de clasificación racial en el hombre no se han detenido y se encuentra una vasta literatura que apoyándose no solamente en los rasgos morfológicos habituales, sino también en características bioquímicas, inmunológicas, fisiológicas, y genéticas, argumenta un número tan variable de razas que va desde 3 hasta 400. Muchas de ellas incoherentes o contradictorias debido a varias razones: los rasgos, o combinaciones de ellos que se adoptan para clasificar; el grado de jerarquía o importancia que se le da a cada uno de ellos, y las técnicas o métodos que se utilizan en su procesamiento y análisis. La acción de clasificar es algo prácticamente inherente al ser humano en la mayoría de las culturas. Lo extendemos a todo lo que nos rodea, incluso a los propios seres humanos. La actividad de clasificar es tan ordinaria, tan necesaria Documento descargado de Cuba Arqueológica www.cubaarqueologica.org 6 para el desarrollo de nuestro pensamiento que la realizamos sin pensar en ello y no consideramos lo subjetivo que esta detrás de muchas de las clasificaciones que realizamos y caemos en el error de no tener en cuenta las limitaciones de este ejercicio. Ocurre que ante la presencia de objetos diversos, como son todos los individuos de nuestra especie, se desea remplazar este conjunto para poder compararlos los unos a los otros, por un conjunto de clases en número mucho más pequeño, de modo que cada elemento inicial pertenezca a una clase y a una sola, y que los elementos de una misma clase sean semejantes (Jacquard 1978). Clasificar, tanto como adicionar, es un reflejo de nuestro pensamiento cartesiano, es parte integrante de nuestra manera de observar el mundo....Clasificar es sustituir la diversidad infinita de lo real por un número limitado de categorías. Se trata de un medio sumamente poderoso, no solamente para comprender, sino para también para someter o transformar la realidad. No obstante, es una técnica totalmente subjetiva, que depende del individuo, quien establece las reglas del juego, y del medio socio-cultural en el cual se desarrollo dicho sujeto (Sauvain-Dugerdil 1991). La problemática central de la antropología biológica, como la de cualquier disciplina científica, consiste en comprender la realidad que nos rodea. La dificultad reside en la brecha que existe entre la tremenda diversidad de la realidad y los límites de nuestro entendimiento. En consecuencia, con el fin de desarrollar un cierto orden, no tenemos otra posibilidad que empobrecer el objeto de estudio. Nuestro pensamiento construye categorías para explicarse a sí mismo [y a los demás] los procesos; lo problemático es que se llega casi a olvidar el objeto, sustituyéndolo con las características que lo describen (Sauvain-Dugerdil 1991). Ciertamente, las clasificaciones son útiles en el terreno del conocimiento, pero no más importantes ni decisivas que la realidad a la cual se aplican. Clasificar entraña abstracciones que, si no se tienen debidamente en cuenta, distorsionan lo que se intenta definir o conocer. Resulta muy importante no suplantar la realidad de la variación humana con las clasificaciones usadas para representarla y no propiciar que ellas deformen su entendimiento y significación. Documento descargado de Cuba Arqueológica www.cubaarqueologica.org 7 Así, cuando hablamos de la diversidad humana es preciso puntualizar varios aspectos. ¿Sabemos apreciar las variaciones entre las personas y los grupos humanos? ¿Somos capaces de reconocerlas y entenderlas de una forma objetiva? ¿Conocemos el significado pasado y presente de estas variaciones?. Las respuestas a estas preguntas debemos extraerlas de la compleja madeja de la evolución humana. Las diferencias tienen un significado evolutivo y es desde esta visión es desde donde podemos medir la diferencia y explicarla como una descripción de un momento dentro del proceso de evolución (Pérez Lezaun y Bertranpetit 2000). La definición de raza como un grupo biológico que posee en común cierto número de caracteres hereditarios que los separan de otros grupos, y por los cuales se distingue también su descendencia, o como un grupo humano cuyos miembros participan en su totalidad de las características y peculiares de la misma, las cuales se transmiten de una generación a otra, tienen una base tipológica, pues dan por supuesto que todos los miembros de una raza participan de su `esencia´ y poseen sus características típicas (Comas 1969). Según Lieberman (1997) el término raza estimula el pensamiento de que todos o la mayoría de los miembros de una llamada raza, son similares en su biología. El proceso es muy simple, si una investigación, por ejemplo, dan como resultado que la anchura de la nariz en una muestra de sujetos clasificados como blancos es como promedio más estrecha que la de los negros, luego la conclusión se convierte en: los blancos tienen la nariz más estrecha que los negros, y finalmente se expresa como: todos los blancos tienen la nariz más estrecha que los negros. La humanidad se compone de una multitud de poblaciones cada una de las cuales tiene su propia historia evolutiva. Su conjunto presenta tal continuidad que toda tentativa de agrupación en torno a determinadas combinaciones de caracteres conduce a comprobar que numerosas poblaciones son inclasificables (Hiernaux 1969) Existe una extraordinaria continuidad genética entre las poblaciones humanas Documento descargado de Cuba Arqueológica www.cubaarqueologica.org 8 que hace que sea imposible establecer fronteras entre ellas. Cada ser humano posee una combinación de genes que le es propia, pero está formada a partir de un mismo patrimonio genético, homogéneo y común a todos los seres humanos. “Lo que distingue a los grupos no es la presencia o la ausencia de un gen, sino su frecuencia. El gen B del sistema sanguíneo representa el 25% del patrimonio genético de la población de la península india, pero esa proporción disminuye a medida que nos alejamos hacia el oeste; 15 a 20% en Rusia, 10 a 15% en Europa Central, 5% en Francia y en Reino Unido, 0% entre los vascos”. .. “La definición de las razas sólo, puede resultar de un procedimiento lógico que tenga en cuenta esas diferencias de frecuencia”... “Se considera entonces que pertenecen a una misma “raza” las poblaciones que presentan frecuencias aproximadas para la mayoría de los genes”. (Jacquard 1996) La propia tarea que se le solicita al antropólogo forense por los órganos de justicia sobre la filiación racial de un esqueleto para contribuir en la solución de actos criminales es otra muestra elocuente. Esta tarea, nada fácil, resulta posible con un alto grado de confiabilidad debido a que hay características óseas que aparecen más frecuentemente en un grupo humano que en otros Genéticamente, casi todas las poblaciones humanas están mezcladas debido a diversos factores. En afroamericanos se ha observado que del 20 al 30% de sus genes son de poblaciones europeas (Glass and Li 1953). En Cuba, Hidalgo (1998) señala los siguientes valores de mezcla racial para una de las provincias centrales del país (Villa Clara): negros, poseen un 30% de genes de origen blanco y blancos, el 8% de genes de origen negro. Torroni et al. (1995) para la provincia de Pinar del Río, también en Cuba, obtienen que el 50,4% del ADN mitocondrial es de origen europeo, el 45,9% africano y el 3,7% de nativos americanos. Más recientemente Lleonart Cruz (2001) al estudiar nueve loci de microsatélites encontró que la población cubana contemporánea tiene un nivel de subestructuración bajo, coincidente con los niveles informados para otras poblaciones del mundo. Sólo un 1,4% de la variación genética existente es adjudicable a las diferencias entre los grupos raciales. Documento descargado de Cuba Arqueológica www.cubaarqueologica.org 9 El autor concluye además que la intensidad del flujo genético entre los tres grupos raciales es muy alta, especialmente entre Caucasoides y Mestizos, y entre Mestizos y Negroides. Este fenómeno tendrá posiblemente un fuerte efecto en la reducción del nivel de subestructuración observado en la actualidad. Al menos en la muestra analizada, correspondiente a la población de Ciudad de La Habana, el grupo Mestizo se encuentra ligeramente más cercano genéticamente al grupo Caucaoside, con el cual comparte un flujo de información genética también mayor. El mayor problema con la aplicación usual del concepto de raza y su énfasis en la tipología, es el asumir que la mayoría de la variación que existe en la especie humana es entre razas, cuando los resultados de numerosas investigaciones con diferentes marcadores muestran sin embargo que hay más variación dentro de los grupos identificados como razas que entre ellas. Los grupos humanos que habitualmente se denominan razas, en su acepción biológica, se refieren o identifican agregados o complejos más o menos temporales de genes que, en contextos ambientales determinados, no son estables ni estáticos sino dinámicos, que se remodelan constantemente a causa de mecanismos genéticos, evolucionando hacia nuevos equilibrios adaptativos que serán igualmente cambiantes. La clave del origen de la diversidad humana se busca afanosamente en el nivel genético (ADN). Estamos ahora con la misma ilusión que surgió cuando se iniciaron los análisis a nivel proteico. Se pensaba entonces que los problemas encontrados en los estudios macroscópicos (pigmentación, antropometría, etc.) se iban a resolver con los estudios de grupos sanguíneos y otras proteínas. No obstante no se encontró una definición clara de los grupos humanos. En realidad, cuando el análisis pasa del nivel macroscópico, al nivel proteico y finalmente al nivel genético, la diversidad se vuelve cada vez mayor. (Sauvain-Dugerdil 1991). En biología molecular se utilizan marcadores muy informativos que permiten estimar la contribución genética africana, europea, amerindia, etc. en poblaciones o individuos. Sin embargo, que existan marcadores que den información sobre el origen geográfico no implica que el concepto tipológico de raza sea válido. La mayoría de los marcadores no muestran diferencias entre poblaciones, pero un Documento descargado de Cuba Arqueológica www.cubaarqueologica.org 10 5% de ellos aproximadamente presentan grandes diferencias de frecuencias entre continentes (Parra, 2003). Las diferencias existentes entre los grupos geográficos humanos modernos son menores que las observadas entre dos personas cualesquiera escogidas al azar. La heterogeneidad humana es menor que la observada entre las poblaciones de chimpancés actuales. Estos son biológicamente más diversos que el hombre moderno. Las grandes innovaciones tecnológicas en la biología molecular han acelerado la necesidad de modelos antropológicos más sofisticados para la evaluación de la biodiversidad humana y su relación, por ejemplo, con la salud. Los avances recientes sobre el conocimiento del genoma indican que está compuesto aproximadamente de 30 000 genes y que de ellos 300 son únicamente humanos, el resto es compartido con otras especies. La humanidad esta genéticamente ligada al resto de las especies y todos los seres humanos están íntimamente vinculados entre sí. No existe la cantidad suficiente de genes para explicar, por si solos, la enorme variación que existe en nuestra especie y su relación con otros aspectos de nuestra existencia. Por tanto, somos más complejos que nuestros genes, para entender la variabilidad humana es necesario integrar conocimientos detallados de nuestro ambiente, incluyendo datos geográficos, socioculturales, demográficos, entre otros, con los más recientes descubrimientos de la genética. Ello puede ser el inicio de un mejor entendimiento de la interacción de los genes con los factores no genéticos y su expresión en la diversidad humana. En los humanos, un grupo geográfico se diferencia de otro a nivel nucleotídico en menos del 0.01%, lo cual significa por unas 300000 bases aproximadamente. Desde que se determinó la secuencia del genoma humano (alrededor de 3 billones de pares de bases) en el año 2001, aporte que dio lugar a la denominación del siglo 21 como siglo del estudio de la variabilidad genética del hombre, nos hemos podido dar cuenta que los humanos poseemos muchos menos genes codificadores para proteínas que los esperados y que la mayoría de ellos son altamente conservados. La mayor parte de la variación entre individuos, , Documento descargado de Cuba Arqueológica www.cubaarqueologica.org 11 es probablemente el producto de la variación en las regiones no codificadoras del genoma. La historia de las sociedades humanas muestra como se han construido y construyen elaborados sistemas de privilegio y opresión basados en insignificantes diferencias genéticas que involucran, muy pocos genes. En otras palabras la discusión racial radica en una porción insignificante del genoma humano pero aún sin pertinencia biológica alguna el concepto de raza continua siendo utilizado en muchos países como construcción social y cultural, como instrumento de exclusión y opresión. Independientemente de los clamores de la antropología y la genética modernas de que los genes relacionados con el color de la piel, no tienen influencia alguna sobre la inteligencia, el talento artístico, habilidades sociales, etc. la pigmentación de la piel constituye desgraciadamente aún, en muchos lugares, un elemento predominante de valoración social y una de las principales fuentes de prejuicios. Antropología vs racismo Debemos reflexionar sobre cual debe ser nuestro objetivo, si atender a las clasificaciones per se como instrumento de estudio de la variabilidad o intentar explicar, entender y hacer entender por qué tal grado de variación existe. En el estudio de la variabilidad biológica humana no podemos soslayar el gran impacto social que posee. Debemos meditar profundamente sobre que mensaje transmitimos realmente cuando hablamos de raza, pues es un hecho cierto que en nuestra vida cotidiana tiene un elevado significado social. No es desconocido que al igual que se les atribuyen determinadas características biológicas a cada raza, socialmente se procede en un sentido muy similar al adjudicarles ciertas creencias y valoraciones en cuanto a sus hábitos, costumbres, gustos, educación, comportamiento, etc. Esto queda muy bien reflejado en la opinión que expresa un entrevistado sobre las razas: Documento descargado de Cuba Arqueológica www.cubaarqueologica.org 12 a) Los blancos son medidos aún más que otros, de mentalidad amplia, con mejores intereses, trabajadores, en su mayoría honrados, tolerantes... b) Los negros son seres que en su gran mayoría la vida les da lo mismo, son busca pleitos, de rasgos más toscos, interesados en su mayoría...otra gran parte son insensibles, hipócritas, insolentes, insubordinados, inoportunos en varias ocasiones, inverosímiles, etc. etc. c) Los chinos son: extremadamente inteligentes, son osados (en sentido positivo), constantes, super tolerantes, vigorosos en su inmensa mayoría, virtuosos, hidalgos, cordiales, talentosos y trabajadores...(Les prefiero siempre). d) Mestizos, en su mayoría toman los rasgos y características de los blancos, pero en su mayoría tienen la de los negros. Los propios trabajos científicos y la divulgación que se hace de ellos pueden, subliminalmente, llegar a reforzar estas creencias. La presencia de prejuicios sociales relacionados, en este caso, con determinadas características morfoscópicas, así como las propias expectativas de las personas, pueden incidir negativamente en su función valorativa (auto-estima) y llevarlas a presentar diversos trastornos en su funcionamiento psicosocial (timidez, retraimiento, inseguridad, temor, agresividad, etc.). En el significado que las personas pueden atribuir a las investigaciones sobre la variabilidad humana pueden radicar factores explicativos o justificativos del comportamiento social. He aquí como nuestros resultados pueden reforzar de una forma u otra las creencias y valoraciones que se atribuyen a las llamadas razas humanas, sobre todo por la forma en que estos se les hacen llegar. ¿Hasta qué punto la difusión objetiva de nuestro trabajo puede contribuir a cambiar la manera en que las personas se miran ellas mismas y a los demás?. Hasta donde podemos contribuir a destruir los mitos que tienden a perpetuar los prejuicios y las barreras entre las personas? Documento descargado de Cuba Arqueológica www.cubaarqueologica.org 13 En este sentido nuestra responsabilidad es muy alta. Bien dentro del campo de la Antropología biológica o la sociocultural, debemos trabajar por conocer más y mejor los hechos concernientes con la variación humana y por una divulgación correcta y objetiva de nuestros resultados. Evitemos que nuestra labor sea la fuente de falsificaciones, interpretaciones, creencias y valoraciones que perjudiquen las relaciones entre los individuos. Para luchar contra las tergiversaciones es preciso un trabajo que trascienda más allá de la mera investigación científica y del reconocimiento social que por ello se nos puede hacer. Se precisa de una labor activa en la difusión del resultado científico, muy en especial a través de los diferentes sistemas educativos y de los potentes e influyentes medios masivos de comunicación. Lo anterior podría parecernos de muy poca relevancia, pero nada es inútil cuando se hace encaminar nuestro esfuerzo a obstaculizar cualquier intento de perjudicar las relaciones entre los seres humanos. Compleja, pero hermosa tarea, que tiene cualquiera de nosotros de contribuir a fomentar la unión entre todos las personas. Es significativo apreciar como la variabilidad humana es percibida y como la “raza” es entendida y definida de forma diferente. Existen entre nosotros horizontes, niveles o umbrales diversos en la percepción e interpretación de la variación humana. Considero que por encima de esta diversidad de recepción de la realidad, el objetivo fundamental debe ser entender, hacer entender y explicar por qué tal grado de variación existe. Muchas de las diferencias consideradas raciales reflejan más que la herencia, las diferencias en las condiciones de vida, en la alimentación, en el acceso a los cuidados médicos, en el nivel socioeconómico, así como otras manifestaciones del ambiente social como el racismo (Martínez Fuentes 1982; Goodman 1994). La perspectiva histórica de la Antropología nos muestra que en ciertos momentos fue usada (y aún lo es), para hacer énfasis en las diferencias llamadas raciales y ser un sustento para el racismo, la discriminación racial y los prejuicios raciales. Tenemos que aceptar que ”... el discurso antropofísico, bajo el disfraz de Documento descargado de Cuba Arqueológica www.cubaarqueologica.org 14 cientificidad, ha dado argumentos para justificar superioridades e inferioridades de raza, de clase y de género.” (Peña Saint Martín,1997). En lo últimos tiempos se ha superado en parte la confusión sobre los aspectos biológicos de la cuestión racial; pero el racismo seudocientífico no ha sido eliminado. Subsisten muchas apreciaciones erróneas que son peligrosas y podrían propagarse. Hoy la Antropología tiene la responsabilidad de contribuir a ofrecer a todos una nueva visión de la especie humana desde su unidad y su diversidad, una visión dinámica y no estática, una visión que contribuya a promover la evolución del conocimiento de los seres humanos. De acuerdo con Jacquard (1978) una de las contribuciones más útiles de nuestro trabajo en este campo, sería el de propiciar una comprensión más lucida de lo que cada ser humano representa. 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