Diploma en Pedagogía (Grupo de Interés Específico) Investigación Pedagógica: Jesús Alberto Echeverri Preparado por: Diego Giraldo Ríos Introducción: En mi experiencia de casi diez años como docente, he tenido la fortuna de compartir con una gran diversidad de grupos de estudiantes, en los que he podido aplicar muchas de las cosas que aprendí de diferentes personas y experiencias de vida, y que han sido clave para poder sacar estos procesos adelante de una manera que considero pertinente y eficiente. Nuestra vida personal y profesional muchas veces parece estar determinada por la forma como fuimos educados y formados en nuestro hogar, pero también está afectada de gran manera por nuestros profesores en la escuela, colegio y universidad. En este trabajo quiero compartir experiencias que se desarrollaron en mi época de estudiante en la facultad de ingenierías de la Universidad de Antioquia, y todas ellas están relacionadas con un profesor que me marco de manera determinante y trascendental a nivel académico y personal, e intentaré describir y resaltar de la manera más precisa posible, aspectos de su vida a nivel personal y profesional que, en lo referente a la docencia a nivel universitario, podrían ser de gran utilidad para personas que deseen apoyar el desarrollo de los procesos académicos de la Universidad de Antioquia en el presente y en el futuro próximo, que se avecina con tantos cambios y compromisos de alta envergadura de una manera vertiginosa en todos los campos. En el ámbito universitario propiamente dicho, uno empieza su proceso como estudiante con muchas expectativas e ilusiones con la carrera que escogió y se buscan pruebas y argumentos que indiquen que la decisión en cuanto a la elección de programa académico fue la correcta y que está de acuerdo con los intereses y fortalezas que uno cree que posee. En este sentido, se busca hacer una reflexión acerca de los docentes que han marcado nuestra mente, nuestro cuerpo y nuestro corazón, personajes que han impactado en lo más profundo de nuestro ser y que de alguna manera, han diseccionado nuestro destino y son parte fundamental de las fortalezas que cualquier estudiante pueda tener en su futuro desempeño profesional. Viajando al pasado: Este ensayo se remite al quinto semestre del programa de ingeniería química de la universidad de Antioquia, a finales del año de 1991 cuando me dirigía con algunos compañeros de la carrera para el primer encuentro (primera clase) de un curso que para mi forma de ver, era de relleno. Esta asignatura era ofrecida por departamento de ingeniería industrial para la mayor parte de las ingenierías y particularmente, algunos estudiantes de ingeniería química, no la ubicábamos en el grupo de los cursos fundamentales que nos ayudarían a adquirir aquellas competencias profesionales que se consideraban imprescindibles para nuestro programa académico. Aun puedo sentir la energía y la actitud que teníamos antes del comienzo de ingeniería económica, como se llamaba el curso que dirigía nuestro personaje en cuestión, los que llegamos más temprano, lo hicimos con muchas ganas, pero de charlar, jugar y otras tantas actividades que les aseguro no estaban muy relacionadas que digamos con el objetivo de atender a una clase que no era supuestamente de nuestro campo de aplicación y que en principio no me llamaba mucho la atención, pero aún así había que verla porque nos la ofrecían en ese nivel y la idea era no atrasarnos en ninguna materia y terminar la carrera en los supuestos cinco años de vida académica Estoy seguro que cuando el reloj marcó las 8:00 am, pude ver como entraba un hombre al aula de clase y note que sus pasos suaves pero seguros, anunciaban la presencia de alguien con el poder de cambiar la actitud de un grupo de estudiantes de manera rápida e increíble, con, un don para educar y para triunfar, que para mi forma de ver, significa hacer las cosas con amor y sin ningún interés egocéntrico y personal. Lo cierto es que en ese preciso momento, solo se escucho un gran silencio y unos segundos después se oyó un tono de voz muy agradable y cordial que produjo en mi un gran impacto y una sensación indescriptible y que provocó que toda mi atención se pusiera únicamente en el profesor Flavio Restrepo a quien considero un maestro extraordinario, una persona ejemplar y alguien que me ha aportado demasiado en mi quehacer como docente y que de una manera casi mágica según mi punto de vista, empezó su trabajo de motivación. hablando con gran pasión y notable sentimiento del tema central del curso y sus principales objetivos, hecho que a mí me cautivo de gran manera y que cambió completamente mi actitud con respecto al curso. Zona de impacto: Flavio se mostraba como una persona sencilla pero al mismo tiempo su forma de hablar y de expresar sus ideas, transmitían elegancia, sabiduría, carisma y un gran conocimiento, lo que a la vez generaba mucha confianza y respeto por parte del público, con el que en pocos minutos ya estaba interactuando a través de preguntas y cuestionamientos, y precisamente fue en este tipo de actividades donde empecé a observar, identificar y finalmente valorar el gran talento de este excelente profesor y que me permitieron descubrir situaciones sorprendentes, en el sentido que, aunque había tenido muy buenos profesores en los cursos básicos y que mostraban gran dominio de los contenidos y de las metodologías, nunca causaron tantas sensaciones positivas juntas, como las que estaba experimentando con este maravilloso expositor de la pedagogía universitaria. No puedo decir que sentían mis compañeros, pero sé que se comportaban de manera diferente en estas ciases y que se esforzaban mucho por estudiar el curso. Aunque no estoy muy seguro, en mi memoria existe el recuerdo de un profesor que se aprendió los nombres de todos sus estudiantes tan rápido que para mi parecer se los aprendió sin realizar ningún tipo de presentación por parte de los estudiantes. Pero si recuerdo que una de su primeras afirmaciones fue: "les juro que muy pronto me sabré el nombre de todos ustedes" años mas larde me dijo él mismo cuando se desempeñaba como jefe de planeación de la universidad de Antioquia, algo con lo que estoy completamente de acuerdo: "la palabra más agradable para un estudiante, es su nombre" y yo particularmente, he intentado poner en práctica este principio. En medio de tan sorprendente habilidad de memoria y aprecio, también pude notar otros aspectos que me impresionaron muy tempranamente pero que los recuerdo con tanta claridad que parece que hace muy poco estaba sentado en ese espacio disfrutando de tan magistral personaje de mi vida universitaria. Habilidad magistral: Considero que una de las principales dificultades que se tiene en la docencia a nivel universitario, es la diferencia en el nivel de preparación de los estudiantes que asisten a un curso que requiere de unas herramientas previas y que son fundamentales para el adecuado desarrollo de la temática de la asignatura y para la adquisición de las competencias de interés. Traigo esto a colación, porque pude notar en Flavio, una extraordinaria habilidad para nivelar rápidamente a los dicentes en los requerimientos matemáticos y conceptuales, que de hecho eran pieza clave para poder comprender y aprender el material que se tenía programado para alcanzar los objetivos del curso. Considero que se necesita gran tacto para lograr esto de una manera rápida y efectiva, pero creo que lograrlo, sin que el estudiante se sienta rebajado ante el grupo, es algo admirable ya que es muy complicado que estas diferencias no salgan a flote en un encuentro donde el docente interactúa continuamente con los estudiantes. En este mismo sentido, para ser más claros, recuerdo que Flavio me preguntó algo y yo le respondí con mucha propiedad convencido que había respondido muy bien, y creo que el resto del grupo pensó igual, mas aun cuando Flavio con mía sonrisa sincera y una mirada profunda, retomo el concepto con base en mi respuesta y de una manera muy sutil y delicada me hizo caer en cuenta de mi equivocación y para acabar de ajustar, aprender lo que él quería que aprendiéramos, lo que fue algo muy impresionante para mí ya que no recuerdo haberme sentido mal por haber respondido equivocadamente, lo que sí recuerdo fue que me sentí muy feliz por estar aprendiendo de una manera tan agradable y profunda y sin escuchar ninguna burla por parte de los compañeros. Estudiar para aprenden No quiero que se piense cuando digo que con Flavio se aprendía de una manera agradable, que él fuera un profesor que daba todo en clase y llenaba tableros y tableros sin permitir que el estudiante fuera participe de su propio aprendizaje y aunque pienso que sus encuentros son el mejor ejemplo de clases magistrales, esto no quiere decir que no nos tocó estudiar fuertemente por cuenta de nosotros, pero es precisamente esa forma tan especial de dirigir un curso la que nos mantuvo motivados y permitió que pudiéramos complementarnos de una manera muy eficiente en el campo económico enfocado hacia la ingeniería. Si es cierto que nuestro personaje era un ser dotado de grandes virtudes y poseía indiscutiblemente ese \ carisma y esa vocación para la enseñanza y la pedagogía, también es cierto que tenía una gran capacidad para diseñar trabajos y talleres que obligaban a los estudiantes a esforzarse y que permitían el desarrollo de estrategias de análisis que requerían poner en práctica todos los dotes de razonamiento e interpretación. Era tanta la motivación y tan positiva la actitud frente a este curso, que inmediatamente después de recibir alguno de los talleres, nos reuníamos en pequeños grupos para trabajar minuciosamente los extraños ejercicios que por lo general nos causaban desconcierto y generaban muchas dudas, tantas que en momentos pensábamos que hablan faltado elementos por parte del profesor para poder desarrollarlo, pero no era más que otra de las tantas habilidades de la lista que yo pude captar en este elocuente maestro. Volviendo al punto, era tanto el interés que se generó a través de estos talleres, que aunque no era nuestra costumbre, comenzamos a reunimos los fines de semana (sábados y domingos) para volver a revisar, plantear, analizar y finalmente resolver los ejercicios propuestos y de esta manera descubrir, que efectivamente, se habían proporcionado las herramientas necesarias para desarrollar y resolver los ejercicios propuestos, pero que nos tocaba como dije anteriormente, poner de nuestra parte y sacar lo mejor de nosotros para corresponderle a nuestro tutor de la manera como él se lo merecía, pienso que fue una época muy bonita y gratificante en mi vida como estudiante y un apoyo fundamental en la formación como ingeniero. El temor a fallar: Después de las desafiantes actividades, se venía el verdadero reto a la hora de presentar los exámenes parciales (escritos) y aunque considero que en mi rol de estudiante fui muy tranquilo en el momento de presentar este tipo de evaluaciones, también puedo recordar e inclusive volver a sentir el susto cuando leí los ejercicios de ese primer examen y la pena que pasaría de no aprobar el parcial, fue mía sensación nueva y difícil de superar, pero afortunadamente pude reaccionar a tiempo y superar esa prueba, que tanta satisfacción me causó y me generó mucha confianza para el resto del curso. Quisiera resaltar, que al principio de esa prueba escrita inicial, pensé que me estaban preguntando cosas de un tema desconocido y muy diferente a lo que yo había preparado, pero nuevamente se pudo comprobar que efectivamente, estaban los elementos para desarrollar el examen. Recuperando imágenes: Ahora hablemos un poco de su imagen y físico que considero también dejan un recuerdo muy marcado en mi mente. Flavio Restrepo es un hombre de estatura media-alta, piel blanca, contextura delgada, cabello negro y ojos café oscuros según como yo recuerdo, de apariencia muy agradable, mirada profunda, un tono de voz ideal para dirigir actividades relacionadas con la docencia y un vocabulario elegante que confirmaba su gran cultura, carisma y porte. Su sonrisa transmitía energía positiva, y su forma de expresarse inspiraba respeto, paz y mucha armonía dentro y fuera del aula de clase. Su forma de vestir, con camisas de tonos claros y manga larga, su limpieza y orden, su responsabilidad y puntualidad, eran muestra de su gran personalidad y compromiso con su trabajo, todo esto hacía reflejar el éxito por sus poros. Un ambiente propicio: El grupo de estudio en el que yo participaba, estaba conformado principalmente por compañeros de ingeniería química (y otros cuantos de ingeniería industrial), que en ese momento, como ya lo dije, cursábamos el quinto semestre de nuestro programa y que era precisamente, uno de los más complicados de la carrera, ya que comenzábamos a enfrentar cursos nuevos y que eran parte de ese eje transversal que fundamentaba nuestra formación como ingenieros de una manera crucial. Hago un preámbulo en este sentido, ya que asocio esa situación con lo que normalmente hace una persona cuando es consciente de que está estresado por causa de los numerosos compromisos académicos y considero que bajo estas circunstancias, el individuo busca un ambiente relajante, tranquilo y agradable para poder alcanzar ese estado de paz y claridad que le permita superar ese difícil momento, que es muy común en la vida de un estudiante a nivel universitario. Lo anterior me pone a reflexionar sobre la forma como se desarrollan los procesos de aprendizaje en la universidad de Antioquia y muchas otras universidades por no decir que en todas, ya que según mis recuerdos, los encuentros de ingeniería económica, y esto lo digo a nivel muy personal, hacían parte de ese ambiente que me hacía feliz, que me tranquilizaba y al misino tiempo provocaba ansiedad y deseos de estar allí, y aunque dicho curso en si era una de esas materias nuevas y difíciles, no representaba para mi motivo alguno de estrés, a pesar que las metodologías que Flavio utilizaba, exigían mucho esfuerzo y dedicación, y es claro, que esto me pudo haber generado como ya lo dije, algo de preocupación y presión, pero que al final del proceso, en mi caso particular, se convirtieron en momentos de mucha satisfacción y en el logro de un aprendizaje significativo, sin hablar de la gran motivación que sentía para continuar con el desarrollo del curso y de otras asignaturas de la carrera y aunque sé que no va a ser fácil describir ese ambiente tan maravilloso después de tanto tiempo, el ejercicio de recordarlo, me emociona, es como volverlo a vivir e intentar robarle alegría al pasado, ya que tengo la certeza de que fueron acontecimientos reales que lucieron parte de mi vida convirtiéndose en experiencias muy enriquecedoras y claves para logro de muchos de los objetivos planteados en ese momento, y que estaban guardadas en uno de los cajones mas escondidos de mi mente y archivados en el centro de mi corazón. Ahora estoy en la tarea de digitar unas palabras claves y hacer clic en buscar, y es probable que los resultados que obtenga, en su gran mayoría, sean imágenes y sentimientos, y quizá sea imposible reproducirlos y muy difícil de describirlos, pero nada se pierde con intentarlo, y quien quita, se podría hacer un pequeño aporte al desarrollo de actividades de interés para la docencia y para otras vivencias del quehacer universitario. Escuchando los recuerdos: Es importante, a la hora de asistir a un encuentro con intereses pedagógicos, que el estudiante este ubicado sobre los temas que se van a tratar, pero principalmente se debe llegar con la motivación suficiente, para poder participar activamente de ese proceso. Considero que en mi caso, esos deseos de asistir a las charlas de ingeniería económica, eran provocados por lo que sentía y lo que vivía en esos momentos que constituían un ambiente de diversas sensaciones que se convertía en parte fundamental del proceso educativo. Como ya lo dije, la forma de expresarse del profesor Flavio Restrepo, era realmente especial, su tono de voz, no era tan alto como para aturdimos o tan bajo como para no escucharlo, es decir, estaba en un nivel intermedio e ideal para transmitirnos lo que él deseaba y que coincidía con lo que nosotros necesitábamos aprender para lograr los objetivos del curso. Fue entonces su forma de hablar, fuente de agradables sentimientos y ejemplo de transmisión de conocimiento a través de la simple comunicación entre un profesor y un grupo de estudiantes. Pienso que su voz fue uno de los dones maravillosos que Dios le dio y tuve la fortuna de escucharla y sentir tan espléndido vibrar, sentimiento que aun puedo disfrutar a través de mis recuerdos, pero que no estoy en capacidad de describir. Observando movimientos: Realmente, es difícil recordar la ubicación espacial de este personaje durante aquellos encuentros, los cuales se desarrollaron en su totalidad en el aula de clase, ya que era un curso totalmente teórico, pero lo que si rescato es que se movía la mayor parte del tiempo por lugares donde lo podíamos observar constantemente, dirigiendo su mirada casi siempre, hacía diferentes estudiantes, excepto, como es lógico, cuando estaba escribiendo en el tablero, a través del cual solía hablarnos con su letra clara y legible, con ideas plasmadas de una determinante intención, plenamente enfocada al proceso del estudiante como lo vengo repitiendo y enfatizando. Cuando dejaba de escribir para dirigirse al público, lo hacía con movimientos medidos y sutiles, que provocaban la atención de la mayor parte del grupo según como lo veo en mis recuerdos. Sus manos se movían de diferentes formas, unas veces estaban en dirección vertical apuntando hacia arriba con las palmas extendidas, como intentando atrapar el aire que yacía al frente de su rostro y buscando la forma que nos enfocáramos en algún concepto clave que nos daría las pautas para comprender aspectos fundamentales del curso. En otros momentos, colocaba una de sus manos atrás como queriendo esconder la tiza y la otra adelante con sus dedos juntos pero rectos, tal vez queriéndonos decir, que todo esos modelos matemáticos de los que frecuentemente hablaba, se podían resumir de una manera muy práctica y aplicada en pocas palabras y que servirían como una posible referencia para resolver problemas relacionados con la temática en cuestión en el futuro. Su caminar era especial, parecía medir la velocidad de sus pasos suaves y graduales, como desplazándose en cámara lenta y buscando que el momento se grabara o se fotografiara de tal forma que la imagen no quedara movida, o quizás evitando la distracción y mantener la concentración de los estudiantes que para mi forma de ver después de tantos años, parecíamos hipnotizados. Por otro lado, cuando se trataba de aclarar alguna duda por parte de los estudiantes, había un cambio de ritmo en sus movimientos, como apurándose para no perder la idea y esforzándose para sacarle el máximo provecho a esa situación que permitiría que todos de alguna manera nos involucráramos en el momento; era justo en esos instantes, cuando más se sentía la pasión y el amor que Flavio le ponía a sus clases. El silencio en acción: Flavio, no siempre resolvía las dudas de esa manera, aunque él acostumbraba generarlas a través de preguntas y situaciones que nos exponía para que las analizáramos, algunas veces respondía a las inquietudes con otra pregunta y luego, de manera casi automática, como si se hubiera apagado la fuente de todos sonidos y estuviéramos en el rincón más lejano del universo libres de toda perturbación, se venía un gran silencio y con este, la mirada armoniosa, afectiva y llena de confianza de Flavio que se repartía por todos los espacios y se dirigía de manera continua, buscando enlazarse con todos nosotros y de pronto intentando descubrir nuestros pensamientos o tratando de calmar nuestros temores, diciéndonos sin hablar: "tranquilos, no se preocupen, todo lo que digan será bienvenido y servirá para apoyar el proceso y no teman que yo estoy con vosotros, y vosotros conmigo, estamos juntos, no pierdan los ánimos, porque ustedes son buenos y capaces". Realmente es imposible saber si alguna de esas palabras que acabo de expresar pasaron por la mente de Flavio, pero pienso que eso no importa, porque lo cierto es que eso fue lo que sentimos muchos de los que vivimos esos momentos, y así lo pienso, ya que después de ese gran silencio, muchos empezábamos a expresar lo que pensábamos sin temor a equivocarnos e intentábamos ser partícipes en la construcción de ese edificio que hacía parte del proceso de aprendizaje como él quería y como él nos había transmitido sin ni siquiera decirlo. Desplazando la vista: Volviendo al punto anterior, pienso que la mirada de Flavio hablaba en un lenguaje muy claro, era como hacer docencia a través de las expresiones de su rostro y principalmente de sus ojos, que pensándolo bien, ya estoy dudando de cómo eran y para ser más preciso, en mi mente existe el recuerdo de unos ojos de color oscuro, pero analizando lo que se dijo líneas arriba, pienso que era tanto lo que decía a través de ellos, que en el afán de no perderme nada de tan impresionante discurso ocular, nunca saque tiempo para fijarme en ese tipo de detalles, a pesar que eran precisamente sus vistas punto hacia el que nos enfocábamos la mayor parte del tiempo que se dirigía a nosotros, ya sea porque el mismo lo provocaba como parte de su plan estratégico para atraparnos e involucrarnos o porque era simplemente otro de los tantos dones recibidos para ejercer su profesión en la enseñanza. Tal vez fui muy afortunado de poder compartir este tipo de experiencias con una persona tan capacitada y especial, porque aunque estamos en la tarea de describir la parte física de nuestro personaje, es casi imposible describir por medio de palabras, sentimientos que abarcan dimensiones que no se pueden representar mediante simples componentes de un lenguaje que para el caso parece limitado y no incluye las palabras para reproducir aquellas hermosas sensaciones que formaban parte del ambiente tan agradable y que estoy tratando de describir aunque me quede corto. El brillo de sus ojos, su mirada apacible, su sonrisa sincera, sus palabras de aliento, su forma de hablar con una vocalización prácticamente perfecta, sus palabras claras y precisas y su trato imparcial, eran piezas que estructuraban la caja de herramientas aparentemente ocultas y que normalmente no consideramos dentro del plan de enseñanza a nivel universitario, pero que en este capítulo de mi vida, jugaron un papel fundamental en mi actitud y motivación con un curso que al principio parecía no ser de mi interés, pero que termino siendo, de los más importantes, aunque por la función que desempeño actualmente como docente, tal vez sea el más importante, y lo estoy apenas reconociendo y dimensionando a partir de este trabajo que se me toma muy difícil pero desafiante. El saber en la sencillez: Es posible que el secreto de lo que sentíamos cuando compartimos e interactuamos con Flavio, esté en la esencia de su ser, que considero se resume en su gran sencillez, pero sin temor a ser exagerado, realmente no recuerdo que Flavio se hubiera visto en apuros a la hora de manejar los diferentes conceptos del curso, ni en su discurso como plan estratégico, ni en los momentos en que surgían las dudas que se planteaban por parte de los estudiantes, que cuando la ocasión lo ameritaba, las resolvía de una manera tan clara, ya fuera por su explicación inmediata o por el planteamiento de una nueva pregunta como ya se había escrito en líneas anteriores. Lo cierto es que él inspiraba sabiduría, dominio y ante todo, pasión por lo que hacía y compromiso con lo que decía, su fuerza y el manejo de los tonos de su voz, hacían de sus clases melodía y fascinación, sus pausas y cambios de ritmo, en verdad era algo muy elegante c impresionante, al menos para mí. Como una película: Si nos piden escoger entre ir a una clase universitaria con alto contenido matemático o ir a una película de aventura con paisajes impresionantes, arreglos musicales de alta calidad, personajes cautivadores y buen contenido de risa y diversión, es casi seguro que nos inclinemos por la última opción, ya que suena muy atractiva, pero metafóricamente hablando, considero que las clases con el profesor Flavio Restrepo, era como estar en los dos sitios al mismo tiempo, ya que la forma como dirigía sus clases, propiciaba muchos sentimientos de gran intensidad y de diferente dimensión, ponía a trabajar la imaginación y el ingenio, provocaba emoción y en algunos momentos carcajadas y risa aunque hay que reconocer que su estilo no iba muy de la mano con este tipo de situaciones, escucharlo era un deleite tanto por el sonido de su voz como por la claridad y profundidad de su repertorio, habilidades propias de un gran orador que nació para ser un excelente docente, un gran administrador, un ser intelectual dotado de virtudes y una persona ejemplar, capaz de cautivar en un campo donde transmitir conocimiento ha sido todo un reto y ha sugerido un alto grado de dificultad como es el de las matemáticas, ese es Flavio Restrepo para mí y siento que estoy muy lejos de poder narrar de manera mas precisa, lo que en aquel entonces se vivía en alguna de las tantas aulas de la facultad de ingenierías de la universidad de Antioquia. Hasta la naturaleza asistía: Ahora ocupémonos de uno de los principales puntos que se pretenden tocar en este trabajo, y es lo que se refiere a los detalles metodológicos, lo que posiblemente nos dará las pautas para poder rescatar métodos y formas pedagógicas que de alguna manera dieron buenos resultados en la búsqueda de un conocimiento tan específico como el que se ofrecía en el curso de ingeniería económica y como dice el cuento, empecemos por el principio, cuando la oscuridad era total y reinaba el caos, en ese preciso momento se hizo la luz, y es precisamente esa corta palabra de tres letras lo que devuelve a mi mente un recuerdo relacionado con el ambiente en el que se desarrollo esta experiencia y que no logre capturar en párrafos anteriores y ese pequeño detalle es que el aula en que nos encontrábamos con Flavio, tenía unos ventanales que permitían observar árboles tan grandes y frondosos como para oscurecer el salón, pero al mismo tiempo tan distanciados como para impedir que pasara la luz y a veces los rayos directos del sol que hacían que este sitio fuera muy iluminado y agradable en los días de verano, se podía escuchar el cantar de los pájaros e inclusive, se podía oler la naturaleza misma, esto como para completar el paquete que contaba con la presentación de un profesor con gran disposición y con la preparación ideal para enfrentar un grupo que incluía estudiantes de diferentes programas de la facultad de ingenierías. Las palabras más agradables: Creo que una de las primeras frases que escuche fue:"En este curso tan apasionante comprenderemos la equivalencia del dinero en el tiempo" y las otras frases que se escucharon mucho al principio, fueron los nombres y apellidos de todos los estudiantes, los que se había aprendido Flavio con una facilidad y que quisiera confirmar como fue que ocurrió esto y los detalles al respecto ya que no lo tengo muy claro desde mi perspectiva como estudiante y que en su momento no pude averiguar. Pienso que a va a ser muy difícil saber cuál era el método para provocar que un grupo de 40 estudiantes aproximadamente, esté tan atento desde el primer día de clase, pero pienso que es un conjunto de cualidades difíciles de captar y mucho mas de describir, es como si no hicieran parte del mundo visual pero que en todo caso nos agradaron y nos dieron confianza, motivación y fuerza para enfrentar los retos que exigía mía materia de este tipo. Técnicas y métodos: En las últimas décadas, se han presentado cambios vertiginosos en el sistema educativo, en todos los niveles, vemos como a principios del siglo XX se aplicaba algunos modelos que consistían en seguir unos pasos o instrucciones de una manera prácticamente mecánica y que implicaban demasiado empleo de la memoria y la repetición para adquirir el supuesto conocimiento. Después llegan otros modelos que ubican al profesor como dueño y amo del universo y al alumno como un ser ignorante y sometido (sin luz), el cual debía seguir un especie de órdenes sin discusión alguna. Actualmente se cuestiona mucho la clase magistral como herramienta base de transmisión del conocimiento, y se ha acudido a nuevas alternativas y estrategias didácticas tales como el seminario alemán y el aprendizaje basado en problemas y que en algunos casos es muy posible que proporcionen los mejores resultados, en el sentido que los estudiantes logren sus objetivos de aprendizaje. Pero será que estos nuevos métodos son tan buenos para todos los cursos? Más aún, serán buenos para todo tipo de estudiante? Será que el sistema educativo a nivel familiar, primaria y secundaria no influirá demasiado en la forma como un estudiante universitario por ejemplo, se pueda manifestar ante este tipo de técnicas tan revolucionarias y diferentes al modelo tradicional? Realmente es muy complicado concluir algo definitivo al respecto, pero en mi opinión, pienso que hay público para todo, especialmente en nuestra cultura hay gran aceptación por las clases magistrales bien dirigidas, que en mi caso personal, han direccionado positivamente mi desempeño como profesional y como docente y aunque tuve buenos profesores que aplicaban estos nuevos métodos y reconozco que aprendí mucho en esos procesos, también pude comprobar que no se obtuvo el mismo resultado con muchos de mis compañeros, que no fueron capaces de asimilar el cambio, muy posiblemente porque el docente no estaba preparado para aplicar esos métodos propuestos por personas de otras culturas tan diferentes a la nuestra, o quizás porque nuestra cultura es muy tradicional, realmente no soy el más indicado para cuestionar el trabajo de un docente que para mi forma de ver y con base en los conocimientos que adquirí, considero que aplicaron estas metodologías de manera acertada, que logró impactar algunos estudiantes de una manera especial, pero a lo que quiero llegar es al siguiente cuestionamiento:¿qué importa el método de enseñanza si los estudiantes logran los objetivos y se proyectan como profesionales competentes? Pues yo considero que el método de enseñanza empleado por Flavio fue el mejor, y aunque él siempre desarrolló los contenidos del curso en el aula a través de clases magistrales, creo que de alguna manera estuvo aplicando muchas metodologías al mismo tiempo, pero de una manera inteligente y sistemática, ya que él estaba preparado para llegar al estudiante, era un conjunto de talentos a nivel de conocimiento y mejor aun, de aquellos que están relacionados con la parte humana, que para mí fue el secreto del éxito en su rol como docente universitario y estoy seguro que en todos los aspectos de su vida, tanto familiar como profesional. Memoria sorprendente: He aquí uno de las experiencias que mas me impactaron de este sorprendente personaje, como lo vengo manifestando en este escrito, estoy buscando con gran disposición en mis recuerdos acontecimientos que nos ayuden a rescatar aspectos que ayuden a darle continuidad al desarrollo de actividades que puedan aportar al mejoramiento de algunos de los procesos educativos universitarios y rescatar experiencias que en el pasado dieron buenos resultados, y no sé qué tan certero es lo que voy a escribir, pero ahí estará Flavio para confirmarlo o no, pero siempre he pensado que él ya sabía el nombre de todos desde el primer día de clase, pero son casi 18 años entre ese entonces y hoy, afortunadamente Flavio nos lo aclarará y a lo mejor nos cuenta como lo hacía y por qué lo hacía. La verdad es que ese era un punto clave en el desarrollo de sus encuentros porque el mencionaba el nombre de todos de una manera muy agradable y con un acento muy afectuoso, pero yo no recuerdo haber abordado a Flavio para conversar de cosas que no fueran académicas, y no creo que fuera por miedo a ser rechazado o maltratado por él, de eso no había el más mínimo riesgo, lo que pienso es que era por pena, de no poder entablar una conversación de la talla de su nivel cultural y eso era un motivo supremamente fuerte para no tener ese tipo de contactos extraacadémicos con él. Un repaso de Primaría: En su plan metodológico al inicio del curso, en el que nos empezó hablar de la equivalencia del dinero en el tiempo, pienso que fue muy pertinente que empezara a abordar el contenido con conceptos muy básicos, que a mi memoria llegan como simples sumas y multiplicaciones, cosas que eran tan sencillas que uno creía que esa materia que se veía tan complicada desde el título, no podía comenzar de una manera tan trivial, apenas empleando este tipo de operaciones tan conocidas y cacharreadas por los estudiantes de ingeniería y con las que algunos quedamos fuera de base al principio, pero bien ubicados al final. Fue magistral la forma como nos fue enlazando con sumatorias, sucesiones, progresiones y series para poder introducirnos en factores de tipo exponencial que involucraban tasas de interés (efectiva y nominal esta última con simples multiplicaciones) con el fin de establecer diferentes equivalencias temporales del dinero. Sé que piensan que estoy siendo exagerado y que de eso tan bueno no dan tanto, pero créanme, yo no recuerdo haber salido desmotivado de ninguna clase de ingeniería económica, al menos no por responsabilidad de Flavio, lo que si se, es que era común escuchar comentarios como: Que demostración tan elegante, yo no pensé que eso fuera tan fácil, que descreste de ejercicio y otra tantas afirmaciones por ese estilo de mi parte y por parte de algunos de mis compañeros de estudio, que jamás expresaron delante de mi, algún comentario negativo sobre él, por el contrario, se expresaban con admiración y decoro de su desempeño como docente y de su comportamiento como persona. Casos reales: Como les dije, una considerable cantidad de personas pensarán que la matemática es muy complicada y aburrida, pero nosotros abordamos unos cuantos procedimientos matemáticos sencillos y que Flavio nos hacía disfrutar, lo mejor era que nos mostraba la aplicación acudiendo a casos de la vida real; aun puedo recordar cuando Flavio nos cuestionaba, sobre la forma como realizábamos nuestras compras con preguntas como: ¿cuántos intereses paga un cliente al comprar un articulo por club? Y aunque no recuerdo las preguntas que llegaron después, si recuerdo muy bien las conclusiones tan impresionantes que sacamos al respecto. Pero eran muchos los casos que él proponía para que nosotros los analizáramos y luego, aplicando de manera inteligente los modelos obtenidos clase tras clase, los comprendiéramos y dimensionáramos. Motivación total: Realmente no se (aunque se puede investigar) de que ingenierías eran los estudiantes del curso, pero independiente del perfil de cada uno de los que participamos de ese curso, pienso que estábamos manejando un lenguaje común que nos permitía entender la importancia de la ingeniería económica en cada mío de nuestros campos y para nuestra vida en general, pues nos quedó muy claro que el manejo inteligente del dinero podría ahorramos unos cuantos dolores de cabeza o más bien a ganar unos cuantos dólares. Vale la pena resaltar nuevamente, las dificultades que se pueden presentar en el método de enseñanza que se aplica en un grupo donde los niveles de formación, los conocimientos y las fortalezas son muy diferentes, sin mencionar las diferencias en actitud y comportamiento que normalmente se presentan en los cursos a nivel universitario. En nuestro caso y desde mi punto de vista, este grupo en general era muy comprometido con el desarrollo de los contenidos y siempre estaba presto a cualquier propuesta por parte del profesor, al que en ningún momento se le observó alguna actitud negativa o agresiva, y mucho menos en comportamientos parcializados hacia alguno de los estudiantes, yo personalmente lo recuerdo como un personaje justo y respetuoso, y cuyo trato hacia los demás era la principal estrategia para mantener una gran motivación por el curso Cambiar de opinión: Quisiera argumentar por que como estudiante de ingeniería no me llamaba mucho la atención una materia como ingeniería económica, y creo que este rechazo fue provocado porque había visto otra materia que se llamaba economía y la verdad para mi forma de ver, fue muy aburrida y difícil de entender, esto me hizo pensar que otra materia con un nombre tan parecido me iba a causar sensaciones similares y para ser sincero yo no acostumbraba leer antes del inicio de una asignatura, los contenidos de los cursos que no me llamaban la atención y menos de uno que estuviera relacionado con economía. La forma como se diseñan y se aplican las metodologías de un curso, desde el primer día de clase, es parte fundamental del proceso de aprendizaje principalmente de los estudiantes que no tienen muy claro la pertinencia e importancia de un determinado curso para su formación como profesionales. Yo siempre he valorado el cambio de actitud que provocó en mí, la forma como Flavio inició el curso de ingeniería económica, en el cual de una manera apasionada pero respetuosa, nos hizo entender las bondades y aplicaciones del mismo y la importancia de las matemáticas para poder resolver problemas de interés en el campo de la ingeniería y en la vida misma como ya lo mencioné. Poder de convicción: Es probable que el gran talento de Flavio era la facilidad que tenía para manejar las situaciones que se presentaban en el desarrollo y discusión de los conceptos nuevos que en cierta forma se pueden considerar como los más complejos y que de alguna manera, el no entendimiento de estos, pudiera ser el motivo de diferencias entre estudiantes y docentes, ya que si el estudiante logra asimilar en poco tiempo dichos temas, se mantendrá enlazado y motivado con el resto del curso, pero esto solo se logra cuando hay una buena comunicación entre el que dirige el curso y sus dirigidos. Esa habilidad para comunicarse la utilizó Flavio para convencernos de que estábamos aprendiendo a manejar herramientas fascinantes y muy útiles, lo cual se potencializaba en la forma como él sentía lo que enseñaba y la energía que transmitía a través de sus palabras y expresiones. Todas para una y una para todas: Es difícil reconocer las diferentes estrategias que se aplicaron en ese curso al menos para mí que como estudiante, tenía enfocada toda mi atención en aprender mediante la solución de problemas y el análisis de casos que se planteaban a través de talleres y exámenes escritos, y esto me dificulta poder entrar en detalle de las metodologías aplicadas por Flavio Restrepo en el curso de ingeniería económica. Pero con base en lo que he dicho, creo que había una gran variedad de metodologías y posiblemente muchas de ellas no estén reconocidas de manera explícita en ningún texto pedagógico, pero que estoy seguro que para los diferentes perfiles de los estudiantes del curso en cuestión, dieron muy buenos resultados en el proceso de aprendizaje y en la formación integral como personas. El ejemplo de su comportamiento va de la mano con ese dicho, la mejor herencia que un padre puede dejar a sus hijos es el buen ejemplo, pues yo lo diría así: La mejor metodología de un profesor es el buen ejemplo y el trato ecuánime con los estudiantes, basado en el respeto y el compromiso con el adecuado desarrollo de los contenidos del curso. Entonces, se puede concluir que labia una sola metodología que consistía en aplicarlas todas en diferentes momentos y con diferentes herramientas. Al que madruga Dios le ayuda: Cuando tuve la oportunidad de estudiar en la Universidad del Valle, recuerdo que en el horario desde las 12 hasta las 4 pm, hacíamos de todo menos estudiar, ya que el calor que se sentía justo en ese intervalo de tiempo, era impresionante en una ciudad con esa la altura sobre el nivel del mar corno Cali. Yo considero que el horario puede jugar un papel fundamental en el desarrollo de una clase y definitivamente no hay mejor horario para estudiar qué la mañana, y para mi madrugar martes y jueves a clase de ingeniería económica no era un castigo, por el contrario, era motivo para empezar el día con ganas de aprender cosas nuevas y útiles en todo sentido y creo que esto aportó aun mas al aprovechamiento de estos encuentros tan interesantes de principios de los 90. Ahora analicemos la forma como Flavio se expresa a través de correos electrónicos, los que me ha escrito en la última semana: Diego, con suma gratitud recibo tus comentarios, los cuales los asumo como un estímulo para procurar ser cada vez mejor. Estoy a tu entera disposición, en principio por este medio del correo Con mucho aprecio, Flavio. Diego, discúlpame porque no te he respondido con prontitud, debido a que he estado por fuera de la ciudad. Por supuesto, podemos concertar las entrevistas que requieras. Me confunde un poco la solicitud de la descripción física; si ella se refiere a escribir las características más relevantes que permiten que otros me identifiquen sin conocerme o como una simple lectura del espejo cuando me miro en él, me atrevo a señalar lo siguiente: Diego, es bastante complicado describirse uno mismo, pero al menos lo intenté, y no sé si esto es lo que pedías. Auto descripción: Soy un hombre de 58 años, de condiciones /¡sicas que no sobresalen entre el común. De pelo cano, aunque ya bastante escaso, la piel blanca, de mediana estatura, complexión delgada, de movimientos aún ágiles, de ojos claros y la mirada sincera, con la voz firme y una buena pronunciación. Con un discurso medido y pensado, que se ayuda con el movimiento de las manos y con muchos gestos de expresión. Visto de manera sobria, con prendas que concuerdan los contrastes de los colores y acordes con la ocasión, cuidándome siempre de no dejar una mala impresión. De trato amable y hasta afectuoso, con un gran respeto por los demás. Soy apasionado, romántico y soñador, racional y razonable y con una actitud positiva pero de carácter apacible. Luego le pedí el favor que me escribiera sobre sus experiencias educativas y los acontecimientos que más lo hubiesen marcado y miren lo que me escribió: Me tome el atrevimiento de ponerle títulos a cada tramo de su historia y todo lo que escribió el está en cursiva: Experiencias escolares y deformación: Comenzar es difícil: Mis primeras experiencias no fueron las mejores. Con apenas meses de nacido, mi familia se mudó de Betania (Antioquia) a Restrepo (Valle), lugar éste en donde me crié asediado por los miedos generados por la violencia política de los años cincuentas, con la muerte como realidad y amenaza cercana. El ingreso al kínder fue traumático no sólo por la ruptura del apego familiar, sino porque constituyó el primer encuentro con un sistema escolar en que se imponía el concepto de autoridad fundado en la imposición, el castigo y la negación de la iniciativa del estudiante. Esta relación no era extraña al ámbito de la familia y de la sociedad en su conjunto, pues en esa época a ¡os niños les estaba vedado opinar en conversaciones de los mayores, por el respeto debido a éstos. El año en el kínder no se pudo terminar, la maestra, la única que en el pueblo ofrecía esa fase de escolarización, murió a los pocos meses, con lo cual sentí un gran alivio (lo confieso). Mejorando la letra con la regla: Luego, en la escuela primaria sufrí con mayor dureza la represión de los maestros. En los dos primeros años y casi que a diario, me golpearon las manos con regla, por tener yo una letra muy fea. En los años siguientes, por fortuna cesaron los castigos físicos como método de educación en la escuela, aunque permanecieron los regaños y las descalificaciones, siempre por causa de mi grafía. Tuve el estímulo de recibir muchas izadas de bandera y el premio como el mejor estudiante al final del ciclo de la primaria. Lecciones de vida: En el curso de esa niñez, un episodio aislado me dejó una gran enseñanza para la vida: cierta vez, me encontré una moneda de veinte centavos, sobre una mesa situada en la acera enfrente de un bar y corrí a contarle a mi padre lo que para mí era simplemente un hallazgo feliz; éste, con mucha rabia y voz enérgica me obligó a devolverle la moneda al dueño del bar. En ese instante aprendí la lección de la honradez. Otro suceso me dio un anticipo de orientación profesional: en un momento en que jugaba con otros niños, sufrí una cortada, tan pequeña que tardé en darme cuenta de ella; pero cuando observé que salía sangre, me desmayé. Así entendí que no podría optar por carreras del área de la salud. Una ayudita metodológica: Para hacer el bachillerato, como éste no existía en el pueblo, debí irme para donde unos familiares en Palmira (Valle). Allí lo inicié, pero unos meses después lo abandoné puesto que no resistí la nostalgia de sentirme lejos del afecto y de la protección de los míos. Pero, de ese poco tiempo rescato la siguiente anécdota: un candidato que aspiraba a ser profesor en el colegio, fue sometido a la presentación de un examen frente a los estudiantes de mi grupo. Yo le ayudé, al escondido, a responder algunas preguntas, en particular unas que se referían a cuáles recursos didácticos usar en el aula para explicar determinados conceptos; por ejemplo, el de los números fraccionarios, en que te sugerí que partiera en cascos una naranja. El candidato fue vinculado y quedó muy agradecido conmigo. Indudablemente, ese más que un acto de solidaridad fue una falta a la honradez; pero también, el primer ejercicio de cómo debía transmitirse el conocimiento. Potenciando la mente: El bachillerato completo lo hice en Buenaventura, adonde nos fuimos a vivir. Allí, la enseñanza y el aprendizaje, como en todo el sistema educativo global, se soportaba en la memoria y en el colegio se hacían concursos para fomentarla; en éstos me destaqué y adquirí una gran habilidad para grabar cuanto leía o escuchaba. Eso, aunque una tara, no puede despreciarse como instrumento que favorece el proceso de instrucción; en particular a mí me ayudó a tener un buen desempeño, a ser el mejor estudiante durante todos esos años y, más adelante, como profesor en la universidad, me aprendía el nombre de todos mis estudiantes con la presentación de éstos en la primera clase, con lo cual no sólo me ganaba la admiración de ellos sino su actitud para el conocimiento. Por supuesto, ahora, los años se han llevado consigo una gran parte de esa capacidad Adaptándose al alma máter: Ingresé después a la Universidad de Antioquia, al programa de Ingeniería Industrial. Escogí esta institución por cuanto quería apropiarme del amor por la tierra nativa y por los ancestros, que me inculcó mi padre con sus continuas evocaciones y ansias de regreso que plasmaba en poemas, en los años cercanos a su muerte, ocurrida un poco antes que yo viajara a Medellín. La distancia entre esta ciudad y Buenaventura y el dolor de aquella partida reciente acentuaron en mí la tirantez de los lazos de los afectos e hicieron muy difícil mi adaptación a esa nueva etapa escolar. Por esa razón y porque me enfrenté a una diferencia muy desfavorable entre la calidad de la educación que se impartía en los colegios de Medellín y la que yo había recibido, tardé varios semestres para volver a tener un alto rendimiento académico, con lo cual sufrí mucho debido a que poco a poco y sin darme cuenta me había convertido en un perfeccionista. Pero aprendí la lección de la humildad, que los demás son mejores que uno, que el conocimiento que se tiene es siempre escaso y que el verdadero objetivo es el saber y no la vanidad del reconocimiento social. Cambio trascendental: Era la década de los años setentas, que se caracterizó por una ola frenética de manifestaciones y paros inspirada en el mítico movimiento del mayo francés del sesenta y ocho, que agitaba reivindicaciones más académicas que políticas. En una asamblea, en el teatro al aire libre, en una reacción súbita me paré sobre mi timidez enfermiza y hablé. El resultado fue maravilloso: abundaron los aplausos. Me fui tomando confianza, se sucedían con frecuencia mis participaciones, depuré la técnica oratoria y me convertí en el Vicepresidente del Consejo Superior Estudiantil de la Universidad, en una época de grandes líderes. Sin duda, ese suceso de la intervención repentina frente a un público numeroso cambió mi vida, me indicó que yo podía trasmitir ideas a los demás en forma convincente y seductora: quince días después de mi grado, me vinculé como profesor de la Universidad de Antioquia y, desde entonces y hasta hoy, siento cada vez más emoción con la oportunidad de compartir con un grupo de jóvenes la apasionante búsqueda del conocimiento. El poder de los afectos: Por último, confieso que no realicé estudios de posgrado, por cuanto éstos se hacían en otros países y yo nunca fui capaz de decirle adiós a mis afectos, con lo cual me perdí excelentes oportunidades de capacitación y posteriormente, jugosas oportunidades de trabajo. Esta falencia he procurado resolverla siempre con mucha lectura. Definitivamente, los apegos son expresión de amor y de sensibilidad muy valiosos por cierto, pero dificultan el vuelo. Después de ver lo escribe el propio Flavio, se puede notar gran parecido con algunos de los apuntes que yo he hecho de él pero también se puede notar la forma como se siente pasión a través de las letras y el papel, es fácil imaginarse a nuestro personaje devorando aulas de clase con su calidad y deseo de ensenar, pues sus escritos nos muestran a un ser dotado de grandes virtudes y ganas de brindar lo mejor de él.