Informe pre-electoral Vzla2015

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Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica
INFORME PRE-ELECTORAL
Parlamentarias Venezuela – 2015
Por Sabrina Flax
I.
El próximo domingo 6 de Diciembre se llevarán adelante las elecciones que renovarán la
Asamblea Nacional1 de la República Bolivariana de Venezuela.
La misma se compone de 167 diputados y se renueva en su totalidad. Dichos cargos
durarán por un período de 6 años, el cual comenzará en enero de 2016 y culminará en
2021.
Dichas elecciones tienen varias particularidades debido a la organización política
sancionada por la Constitución venezolana en 1999.
De los 167 diputados, 113 son nominales, es decir que son elegidos por el nombre y
apellido de una persona, se trata del voto personalizado. El resto de los 51 candidatos
serán votados por las listas presentadas por los partidos políticos. 164 diputados serán
votados en los 24 estados del país, mientras que los restantes tres escaños deberán ser
ocupados por miembros de comunidades originarias, de acuerdo lo consigna el artículo
125 de la Constitución.
El Consejo Nacional Electoral, dependiente del Poder Electoral2, organizó las elecciones
en 87 circunscripciones, las mismas que se utilizaron para las elecciones parlamentarias
del año 2010, con la única variante en la cantidad de diputados que se elige en cada una
debido a los movimientos poblacionales registrados por el Instituto Nacional de
Estadística. De esta manera, 66 circunscripciones son uninominales, es decir que en ellas
se elige a 1 diputado; y las otras 21 son plurinominales, de las cuales en 16 se eligen 2
representantes y en 5 se eligen 3. Esto es así respondiendo porcentualmente a la cantidad
de población que tienen cada circunscripción.
Estos datos son importantes a tener en cuenta ya que permite contrarrestar la idea de
plebiscito que intenta instalar la oposición, nacionalizando los resultados. Debido a la
organización de circunscripciones uni y plurinominales, es posible que el chavismo, aun
sacando poca cantidad de votos logre obtener la mayoría parlamentaria, lo mismo es
1
La Asamblea Nacional funciona de manera unicameral desde la sanción de la Constitución de 1999,
reemplazando al sistema anterior que trabajaba de manera bicameral.
2
Es importante señalar que dicho Poder es autónomo e independiente de los poderes ejecutivo, judicial,
legislativo y judicial desde la Constitución de 1999 y es el Poder que organiza y supervisa las elecciones.
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decir que la oposición, aun sacando un mayor caudal de votos, no logre obtener la
mayoría en la Asamblea.
No se trata de una elección nacional, sino de 87 elecciones distintas.
En las elecciones parlamentarias anteriores, con fecha en el 2010, la participación del
padrón fue del 66,45% y fue el oficialismo quien obtuvo la mayoría simple, 98 de los
165 escaños (73 nominales y 25 por voto lista), que no obstante haber perdido los 2/3
que mantenía desde el 2005, y obteniendo los 3/5 de la Asamblea Nacional le ha
alcanzado para aprobar y modificar la mayoría de las leyes, exceptuando las referidas a
la creación o modificación de leyes orgánicas y reformas constitucionales. La oposición
alineada bajo el MUD obtuvo entonces 39 diputados nominales y 26 por lista. Sumando
esta coalición de oposición dos diputados, escaños que habían sido logrados por el
bloque independiente Patria para Todos.
II. El Programa de Acompañamiento Internacional Electoral
Pese a los augurios esgrimidos desde la derecha nacional e internacional vinculados a la
posibilidad de fraude, multiplicados por los medios de comunicación opositores, el
Consejo Electoral Nacional (CNE) ha dado inicio al Programa de Acompañamiento
Internacional Electoral, constituido por técnicos, académicos, intelectuales y expertos
electorales de todas partes del mundo. Asimismo también hay representantes de
UNASUR y del Consejo de Expertos Electorales de Latinoamérica (CEELA). Al acto de
instalación del mismo asistieron el expresidente de España, José Luis Rodríguez
Zapatero, y de Panamá, Martín Torrijo, como invitados especiales.
El Programa tiene por objetivo el acompañamiento de expertos en todas las fases del
proceso electoral para reflejar la transparencia del mismo, fortaleciendo aún más la
democracia venezolana. Como antecedente, el Centro Carter (presidido por el
expresidente norteamericano Jimmy Carter), ente que observó procesos en 100 países
del mundo, ratificó en reiteradas oportunidades la fiabilidad de los mecanismos de los
procesos electorales en Venezuela.
Tanto la maquinaria electrónica como la plataforma con la que se votará cuenta con el
aval de expertos, tanto por el oficialismo como por la oposición.
El Consejo Electoral Nacional de esta manera ha generado todas las instancias necesarias
para que el proceso eleccionario sea acompañado por las miradas universales,
especialmente las que apuntan con el dedo. Es curioso notar por ejemplo que EEUU
exige de manera absurda a Venezuela algo que está prohibido en su territorio, donde
prohíbe las misiones de observación electoral.
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Además hay que señalar que una vez que termine la votación, tal como establece la ley
venezolana, un 54% de las máquinas electorales pasarán un proceso de auditoría con
participación de todas las fuerzas políticas.
No obstante, la oposición venezolana ya ha construido el día después de las elecciones.
Al tomar a las elecciones parlamentarias como un plebiscito en donde el pueblo decidirá
la continuidad o no del chavismo -más allá de ser una lectura constitucionalmente
errónea-, expresa una estrategia política de desestabilización institucional de gran
envergadura. Ya lo dijo Lilian Tintori, la esposa del opositor Leopoldo López, preso por
pregonar un levantamiento en contra del gobierno electo por el voto popular, si ganan
operarán para que Nicolás Maduro termine su mandato, si pierden será fraude.
III.
La disputa electoral
Este domingo no se trata de unas elecciones más. Si bien hay varios partidos que se han
presentado, la disputa real estará dada entre el oficialismo y la oposición, esta última
comandada por la Mesa de Unidad Democrática (MUD).
La oposición ya viene intentando derrotar al chavismo no solo en las urnas sino también
tras continuos embates económicos y mediáticos. El triunfo de Mauricio Macri en
Argentina ha sido una muestra de cara a la región de que la derecha puede ganar en las
urnas y a eso aspira en Venezuela.
La rearticulación de la derecha en la región se puede observar no sólo por las políticas
concretas, sino también por las definiciones discursivas. El cambio y el fraude son dos
muletillas que han sido utilizadas incasablemente por las derechas nacionales. Claro que
la población está a favor de un cambio, la revolución ha logrado un cambio desde 1998,
al que el pueblo adhiere no solo ideológica sino también institucionalmente, dando
legitimidad a sus gobernantes. El problema se presenta cuando el boicot económico y la
guerra económica que se plantea en el país bolivariano repercuten en el bolsillo del
ciudadano. Claro que se quiere un cambio, la gran incógnita es hacia dónde debe ir ese
cambio, la derecha ni siquiera explicita la dirección del mismo, que como se sabe a partir
de la implementación de recetas neoliberales, este tipo de cambio va en detrimento de la
mayoría de la población, incluso de los de clase media. No hay que ir muy lejos, solo
resta mirar a la Argentina y observar cómo el alza en los precios responden a
especulaciones financieras, luego de que el candidato ganador haya dicho, incluso antes
de asumir, que el dólar estará a 15 pesos.
Por otro lado, la idea de fraude es esgrimida por la oposición como un paraguas bajo el
cual cobijarse cuando el chavismo reafirma una vez más su poder popular.
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Estas estrategias permiten que la oposición plantee las elecciones como definitorias y
que hablen de una transición. Ir de una supuesta dictadura a una supuesta democracia.
No obstante la oposición se olvida que a lo largo de 16 años de revolución, con un
continuo boicot nacional e internacional, el chavismo ha ganado una y otra vez en
diversas instancias eleccionarias, incluyendo nacionales, municipales, parlamentarias y
referéndums. De hecho ha ganado 18 de 19 elecciones. El triunfo del chavismo en las
urnas demuestra una y otra vez las características democráticas del sistema de gobierno
venezolano. No sólo eso, en las pasadas elecciones primarias de junio de este año, el
60% de los candidatos del PSUV fueron propuestos por las bases en asambleas
populares impulsadas por las Unidades de Batallas Bolívar Chávez (UBCHs), el 50% de
los candidatos debían ser jóvenes entre 21 y 30 años y el 50% mujeres. ¿Qué nombre
adquiere este sistema si no es el de la democracia misma? Una democracia fortalecida
desde las bases, con protagonismo popular y que promueve el acceso de sectores muchas
veces relegados por las grandes democracias liberales.
Es verdad que las encuestas manifiestan posibilidades de que la oposición obtenga un
mayor caudal de votos, aunque incluso hasta la menos favorable reconoce que la brecha
con el oficialismo es cada vez menor. No obstante una supuesta victoria no le otorgaría
una mayoría automática en el Parlamento, más aún, de lograrla lo importante es saber
qué tipo de mayoría obtendrían. La mayoría simple se compone por la mitad más uno de
los diputados presentes (84 diputados) y es necesaria para aprobar las leyes de trato
cotidiano. Hay otra mayoría que es con el consenso de tres quintos de los diputados
presentes (100 diputados), necesaria para tratar La Ley Habilitante al Presidente de la
República, para emitir voto de censura contra el Vicepresidente o los Ministros. Y la
mayoría calificada que se logra obteniendo dos tercios de los diputados presentes (111
diputados) para tratar temas concernientes a la Ley Orgánica y reformas
constitucionales, entre otros.
Habrá que esperar. Hasta ahora, la experiencia ha demostrado que pese a los intentos
golpistas y desestabilizadores, el chavismo gana con Chávez y sin él.
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