1Cuando Jesús bajó de la montaña, lo siguió una gran multitud. 2

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Cuando Jesús bajó de la montaña, lo siguió una gran multitud.
Entonces un leproso fue a postrarse ante él y le dijo:
«Señor, si quieres, puedes purificarme».
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Jesús extendió la mano y lo tocó, diciendo:
«Lo quiero, queda purificado».
Y al instante quedó purificado de su lepra.
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Jesús le dijo:
«No se lo digas a nadie,
pero ve a presentarte al sacerdote
y entrega la ofrenda que ordenó Moisés
para que les sirva de testimonio».
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(Evangelio de Mateo Capítulo 8, 1-4)
“Lo quiero, queda sano”
Miniatura - Ilustración del año 1040
Monasterio de la isla de Reichenau
Lago de Constanza- Alemania.
Aproximadamente hace mil años en la isla de Reichenau sobre el lago de Constanza, se confeccionó un
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manuscrito de la Biblia embellecido con numerosas ilustraciones en miniaturas. El artista representó también la
curación de un leproso realizada por Jesús, narrada en Mt. 8, 1-4, y mientras la representaba, buscó además darle una
explicación. Las personas representadas están implicadas en un único gran movimiento: Jesús desciende del monte,
detrás de él dos hombres que se miran las manos, y en el fondo de este desfile otros individuos que, por sus
vestimentas, se distinguen de los personajes bíblicos. De frente a ellos el leprosos.
El artista ha traducido en una imagen una acción de Jesús. “Acción”: en su puesto, en nuestra pastoral
fundamental, podemos poner el termino central de “praxis”. El tema de la escena es a primera vista la praxis de Jesús,
su actuar, su modo de actuar con el leproso. En un examen más cercano descubrimos que tal acción de Jesús es solo
el tema secundario. El tema principal está constituido por cuanto los dos hombres puestos en su espalda hacen
aquello que sobre el fondo hace la gente vestida de modo distinto. Ellos se miran las propias manos y se preguntan
entonces qué es lo que deben hacer con ellas. Se trata de su propia praxis.
Los dos hombres son un símbolo antiguo de nuestra Iglesia (presumiblemente son Pedro y Juan, “derecho” y
“amor” en la Iglesia). Ellos simbolizan todos los cristianos. Es esto, en efecto, el elemneto constitutivo de nuestra
Iglesia cristiana: el hecho de que nosotros vamos detrás de Jesús, que lo seguimos y, estando debajo ponemos
atención en sus manos, miramos qué hace. Hay Iglesia allí donde las creaturas humanas están con Jesús, mejor
todavía están “en èl” y “viven con él” (1Jn. 2,6). En consecuencia una cosa está clara: su modo de actuar es normativo
para el modo de actuar de los cristianos, para el modo de actuar de nuestra iglesia. Su praxis es el criterio de nuestra
praxis. El tema de esta miniatura de 1040, es entonces la praxis de los cristianos, de la Iglesia de Cristo, se trata de
cómo la praxis de la Iglesia toma a su medida la praxis de Jesús. Esta es la primera gran cuestión de nuestra pastoral
fundamental:
¿De dónde toma nuestra Iglesia sus “criterios”?
¿Cuáles son los “fines” de nuestra praxis, de nuestra pastoral?
¿Qué visión tenemos de la Iglesia y de su praxis?...
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Este manuscrito ha quedado por largo tiempo en posesión del monasterio benedictino de Echeternach (en el antiguo
Luxemburgo), por lo que todavía lleva el nombre de “Codex Echternach”: Evangeliario de Echternach; sacramentario y
anifonario de Echternach – VERHEYEN, Das goldene Enangelienbuch von Echetrnach
Servir al Kýrios en el Kairós
Atanasio, el doctor de la Iglesia de Alejandría, dicen que habría pronunciado estas palabras: “nosotros no
servimos al Kairós, sino al Kýrios”. Tal proverbio debía preservar a la Iglesia de adaptarse al “mundo” en vez de a su
Señor. Jamás, en ninguna época, la Iglesia es inmune a la tentación de adaptarse al mundo de manera contraria al
Evangelio.
Puede resultarnos ilustrativa la homilía del cardenal Joseph Ratzinger como decano del colegio cardenalicio
en la Misa "Pro Eligendo Pontifice" del Lunes 18 de abril de 2005 comentando Ef 4, 11-16 :
“… la «medida de la plenitud de Cristo», a la que estamos llamados a llegar para ser realmente adultos en la fe.
No deberíamos seguir siendo niños en la fe, menores de edad. ¿En qué consiste ser niños en la fe? San Pablo responde:
significa ser «llevados a la deriva y zarandeados por cualquier viento de doctrina...» (Ef 4, 14). ¡Una descripción muy
actual!
¡Cuántos vientos de doctrina hemos conocido durante estos últimos decenios!, ¡cuántas corrientes ideológicas!,
¡cuántas modas de pensamiento!... La pequeña barca del pensamiento de muchos cristianos ha sido zarandeada a
menudo por estas olas, llevada de un extremo al otro: del marxismo al liberalismo, hasta el libertinaje; del colectivismo al
individualismo radical; del ateísmo a un vago misticismo religioso; del agnosticismo al sincretismo, etc. Cada día nacen
nuevas sectas y se realiza lo que dice san Pablo sobre el engaño de los hombres, sobre la astucia que tiende a inducir a
error (cf. Ef 4, 14). A quien tiene una fe clara, según el Credo de la Iglesia, a menudo se le aplica la etiqueta de
fundamentalismo. Mientras que el relativismo, es decir, dejarse «llevar a la deriva por cualquier viento de doctrina»,
parece ser la única actitud adecuada en los tiempos actuales. Se va constituyendo una dictadura del relativismo que no
reconoce nada como definitivo y que deja como última medida sólo el propio yo y sus antojos.
Nosotros, en cambio, tenemos otra medida: el Hijo de Dios, el hombre verdadero. Él es la medida del verdadero
humanismo. No es «adulta» una fe que sigue las olas de la moda y la última novedad; adulta y madura es una fe
profundamente arraigada en la amistad con Cristo. Esta amistad nos abre a todo lo que es bueno y nos da el criterio para
discernir entre lo verdadero y lo falso, entre el engaño y la verdad. Debemos madurar esta fe adulta; debemos guiar la
grey de Cristo a esta fe. Esta fe —sólo la fe— crea unidad y se realiza en la caridad. A este propósito, san Pablo, en
contraste con las continuas peripecias de quienes son como niños zarandeados por las olas, nos ofrece estas hermosas
palabras: «hacer la verdad en la caridad», como fórmula fundamental de la existencia cristiana. En Cristo coinciden la
verdad y la caridad. En la medida en que nos acercamos a Cristo, también en nuestra vida, la verdad y la caridad se
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funden. La caridad sin la verdad sería ciega; la verdad sin la caridad sería como «címbalo que retiñe» (1 Co 13, 1).”
Cada generación de cristianos debe confrontarse con la invitación a servir al Señor y no al espíritu del tiempo.
Atanasio ha dado sin embargo al termino Kairós un significado distinto al que encontramos en la Biblia. En la Biblia el
término Kairós es sinónimo de “tiempo de salvación”, tiempo en el que Dios actúa en la historia. Y si lo tomamos en
este sentido, entonces la afirmación de Atanasio debería sonar: “Sirvan al Kýrios en el Kairós”. De este modo nos
encontramos en el bello medio de la problemática de la Teología Pastora: ¿Cómo puede nuestra Iglesia (mejor) servir
al Kýrios en el Kairós? O, en términos más precisos: ¿Cuál debe ser la praxis de nuestras iglesias cristianas para poder
servir en el Kairós al Kýrios?. ¿Cómo podemos modificar y enriquecer la praxis de la Iglesia, de modo que esta sirva
mejor al Kýrios en el Kairós?. Precisamente de estas preguntas fundamentales de la pastoral se ocupa la Pastoral
Fundamental.
Pastoral fundamental: como deja ya transparentar la expresión, en ella se reflexiona sobre los fundamentos,
sobre la base de la Pastoral. Por “pastoral” entendemos la acción de la Iglesia (s) cristiana así como ella se presenta. La
pastoral fundamental estudia, entonces, los fundamentos de la actividad de nuestra iglesia (s), así como ella hoy se
realiza. Tal estudio se efectúa de manera científica porque la pastoral fundamental es un componente decisivo de la
Teología Pastoral como disciplina científica. Nosotros adoptaremos provisoriamente la expresión “teología pastoral”
como sinónimo de “teología práctica”, aunque el campo semántico de esta segunda expresión es tradicionalmente
más amplio y, en tal acepción más amplia, se refiere también a la pedagogía religiosa, homilética, catequética, ciencias
litúrgicas, etc. Todas estas disciplinas son, por así decir hijas de la madre más antigua, la “teología pastoral”.
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http://www.vatican.va/gpII/documents/homily-pro-eligendo-pontifice_20050418_sp.html
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