Alimentándonos de la propia praxis

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Alimentándonos de la propia praxis
Itinerario de la Fe
Tema N° 7
Alimentándonos de la propia praxis:
Pistas para aprender a beber del pozo de nuestra acción
educativa - pastoral1:
Todo cristiano está llamado a integrar su acción del día a día con su espiritualidad. Una
bebe en la otra, ambas se retroalimentan. Pero ¿cómo hacerlo? ¿Cómo evitar que estas
vivencias se pierdan en el olvido, en el cansancio o en lo anecdótico? Quizá algunas de las
siguientes sugerencias sean de utilidad para nosotros. Están tomadas del documento de
fundamentación de la pastoral en Fe y Alegría. Aunque refieren a la acción educativa, se
aplica a toda acción del cristiano orientada a la construcción del reino de Dios. No vale sólo
leerlas. Es necesario comenzar a practicarlas, a ejercitarse. Esta es la invitación:
alimentarse de la propia praxis.
1.
Acoger lo que Dios nos comunica desde la propia acción educativa, para lo cual es
necesario estar atento, vigilante, a la escucha, en actitud de aprendizaje. Vivir
nuestra acción en clima de fe, descubriendo lo que allí aconteció y de qué manera esa
acción también nos transforma a nosotros.
2.
Encontrarnos con el Espíritu Santo que habita en los otros. Vivir la acción
educativa, promocional y comunicativa como un encuentro interpersonal. Descubrir, a
través de la escucha paciente y la solidaridad, el paso de Dios por el corazón de las
personas y el acontecer del Reino de Dios en la vida y en la historia de los otros.
3.
Vivir la acción educativa como nuestra respuesta generosa a la misión que Jesús
nos envía. Para ello, necesitamos despertar y desarrollar la conciencia de enviados. Al
entrar en cada acción, diremos con el corazón las palabras de Jesús: “he aquí que
vengo a hacer tu voluntad” (Heb 10,5). Es en esta acción educativa diaria donde
realizamos nuestra entrega a los hermanos más necesitados desde una motivación de
fe.
4.
Debemos cultivar la actitud del seguimiento de Jesús, recorriendo con nuestra
actuación su mismo camino; buscando en Jesús el rumbo, el estilo, los pasos, las
actitudes; esperando de Él el aliento y la recompensa, y volcando entre sus manos, al
final de cada jornada, el fruto recogido (Jn 13,3).
Asumimos los planteamientos de Donaciano Martínez en su artículo “La espiritualidad en la acción pastoral”, en
el libro Espiritualidad en tiempos de crisis.
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Fe y Alegría Venezuela
Enero 2006
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Vernos como presencia de Dios para los hermanos. Actuamos en nombre del
Señor; queremos que nuestra acción sea una ocasión para que Dios se haga presente
en la historia.
“En tu aparente parálisis,
nos envías a recorrer caminos.
Somos tus pies y te acercamos
a las vidas más marginadas,
pisadas suaves para no despertar
a los niños que duermen su inocencia,
pisadas fuertes para bajar a la mina
o llevar con prisa una carta perfumada.”
Benjamín González B.
Tener la intención de manifestar al Señor con nuestro modo de actuar. Caminamos
en esa dirección cuando nos prohibimos ser el centro, tanto personal como
institucionalmente; cuando mantenemos vivo el referente del Señor, cuando vivimos
la acción sin alardes, en la actitud de servicio; cuando nuestro poder se caracteriza
por ser un poder defender la vida, poder levantar al caído, poder consolar; cuando
nuestro poder se mide en cuanto sea capaz de hacer crecer y fortalecer al otro, a
los más necesitados.
Dejarnos configurar por la fuerza y talante espiritual de la acción. “Sé tú
aquello que tú haces haciendo lo que te han encargado”. Se trata de “vivir desde
dentro lo que hacemos” para que nos alcance la acción del Espíritu Santo presente en
la misma acción. Lo que supone ir más allá de una prestación impersonal del servicio,
de la inercia mecánica, de la rutina insensible, del comportarse como funcionario, y
por supuesto, tanto la visión del mero asalariado como la del mercantilista.
Responder con fidelidad a cada hora de la acción. La apuesta por el Reino, a
través de la acción educativa nos va introduciendo por caminos no previstos en
nuestro propio desarrollo. Se trata de vivir nuestra acción educativa con la actitud
de disponibilidad: ¿qué se nos pide hoy y aquí? Disponibilidad que se manifiesta en
responder a las exigencias que surgen de la tarea educativa. Acoger y servir a las
personas en la infinidad de rostros y situaciones de la vida diaria.
Acción educativa como una fuente de oración; contemplar nuestro obrar diario en
la oración silenciosa o en la oración compartida. Conversar con el Señor sobre lo que
tenemos entre manos. Hablarle de la situación, alegrías, dificultades y esperanzas de
las personas que hemos encontrado en nuestra acción. Expresarle en palabras esa
disponibilidad mostrada en la acción. Cantar y alabarle por las maravillas de su obra
que descubrimos en la acción.
Fe y Alegría Venezuela
Enero 2006
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