MOVIMIENTO DE CURSILLOS DE CRISTIANDAD DIÓCESIS DE SAN FRANCISCO E-mail:

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MOVIMIENTO DE CURSILLOS DE CRISTIANDAD
DIÓCESIS DE SAN FRANCISCO
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PRIMERA REUNIÓN DE JUNIO DE 2004
Revisión de vida: ¿Refleja nuestra vida una actitud de agradecimiento, entrega y alabanza a Jesús? Compartamos testimonios.
¿QUÉ SE DICE EN CURSILLO?
Es imposible transcribir todo lo que se enseña y se vive en un Cursillo de Cristiandad, pero queremos referirnos a los slogans (o ideas
fuerza) que utilizamos para motivar a los cursillistas durante esos tres días.
El slogan es una palabra o frase que sirve de lema, que identifica una situación o un producto, produce una asociación mental con un
efecto casi inconsciente en el hombre (subliminal).
Algunos de los slogans son:
 Vinimos a llenar la cabeza de ideas y el corazón de fuego
 De ti depende.
 Tú eres Iglesia.
 Nadie ama lo que no conoce.
 Cristo y yo, mayoría aplastante.
 Fuera de la Iglesia no hay salvación.
 Nos salvamos en racimo.
 Ganamos el ambiente o el ambiente nos gana.
Citamos algunos de ellos, pero queremos referirnos a uno en particular, para conocer cuál fue el origen: CRISTO Y YO, MAYORÍA
APLASTANTE.
Esta frase la pronunció Manuel de Llanos y Pastor (Manolo Llanos), que fue un mártir de la guerra civil española de 1936. Su historia
es la de un joven estudiante amante de la vida y de las cosas simples. Quedó huérfano de niño, aunque fue criado con mucho cariño
por madres postizas. Siendo joven integra la Juventud de Acción Católica Española (JACE), compartiendo con sus pares inquietudes
apostólicas y ansias de santidad. Durante la participación de unos ejercicios espirituales encuentra su camino, él que soñaba
encontrar a la mujer que podría ser la madre de sus hijos, siente que necesita una unión más profunda y esencial con Cristo.
En una peregrinación a Roma le impacta muchísimo el testimonio de los mártires y descubre su verdadera vocación: el martirio.
Era una época difícil, en España se vivían momentos de tensión, de guerra. Estando preso en su domicilio, no resiste y se encamina a
su Parroquia. Es detenido y confiesa su fe, lo devuelven a su casa luego de haberla registrado; es una situación que se repite en
varias oportunidades hasta que encuentran el arma incriminatoria: un crucifijo blanco y verde, símbolo de la JACE.
Después de eso lo apresan y lo liberan de madrugada, para que las patrullas lo encuentren y lo asesinen. Así sucede, es llevado a
empujones en medio de burlas y golpes, Manolo resiste apretando un crucifijo en su bolsillo. Sorprendidos por la resistencia le
preguntan de donde saca fuerzas. Manolo con una entereza y seguridad absoluta, sacando su crucifijo, responde: De Éste ¡CRISTO
Y YO, MAYORÍA APLASTANTE! , y besaba incansablemente el crucifijo mientras recibía las balas de su muerte. Un miliciano le
clava de un culatazo el crucifijo en la boca. Así obtuvo su victoria definitiva, fue mártir.
Manolo no hizo más que traducir en su vida la frase de San Pablo: “Todo lo puedo en Aquél que me fortalece” (Flp 4,13).
El cursillista en el Cursillo ha tenido un descubrimiento: su propia responsabilidad en el Plan de Dios. A veces este descubrimiento
apabulla al cursillista, lo llena de temor. Es acá donde encaja la frase de Manolo Llanos.
El cursillista debe descubrir que su unión vital a Cristo, a través de la oración constante y confiada, de la frecuencia de los
sacramentos (Reconciliación y Eucaristía), y la conciencia plena de Iglesia, lo hace miembro del mismo Cristo. Su tarea no es la de un
francotirador, sino que está apoyada esencialmente en Él, debe dejar de depender del yo para tener la seguridad en el TÚ de Cristo.
Se trata precisamente de colocar las incapacidades personales, la nada personal, en las manos de Cristo. La debilidad de sus
seguidores en las manos de Él es fortaleza absoluta. La fuerza de Cristo será la fuerza del cristiano para enfrentar al mundo.
Convencidos de ser instrumentos en manos del Señor, podemos afirmar con San Pablo: “cuando soy débil, entonces soy fuerte”.
Traduciendo diríamos cuando no confío en mis propias fuerzas, entonces estoy confiando en las fuerzas de Cristo. Si delante de
todos mis ceros, coloco el Uno, que es Cristo, me convierto en diez, cien, mil, un millón.... Manolo Llanos tradujo con acierto: CRISTO
(el todo) Y YO (la nada), MAYORÍA APLASTANTE.
Reflexionemos:
Compartamos momentos de debilidad en los que nos olvidamos de apoyarnos en Cristo.
Compartamos experiencias vividas en nuestro cuarto día, donde experimentamos la fortaleza del Señor.
CRISTO
CUENTA
CONTIG O
SEGUNDA REUNIÓN DE JUNIO DE 2004
Revisión de vida: Con la seguridad y la fortaleza que nos da el Señor, compartamos su paso por nuestra vida. ¿Fuimos
en estos días instrumentos de su amor?
EL VALOR DE SERVIR
Servir es ayudar a alguien de manera espontánea, como una actitud permanente de colaboración hacia los demás. La
persona servicial lo es en su trabajo, con su familia, pero también en la calle ayudando a otras personas en cosas
aparentemente insignificantes, pero que van haciendo la vida más llevadera.
Jesús se nos presenta como el que sirve. Su autoridad se sustenta en el servicio. Leer Mt. 20,20-28
Los cristianos deberíamos tener como objetivo permanente el servir; en el barrio, desde la parroquia, los centros vecinales,
las cooperadoras escolares, ...
La comunidad debería distinguir a los que son de Cristo, precisamente por el servicio; no es la cruz colgada al cuello o la
participación en la misa dominical lo que los identifica.
Las personas serviciales viven continuamente atentas, observando y buscando el momento oportuno para ayudar a
alguien; aparecen de repente con una sonrisa y las manos por delante, dispuestos a hacernos la tarea más sencilla.
Recibir un favor hace nacer en nuestro interior un profundo agradecimiento.
Para vivir este valor es necesario superar algunas barreras:
 El temor a convertirse en el “hácelo todo”.
 La pereza, que va de mano de la comodidad.
 El egoísmo que hace que se dedique mucho tiempo a gustos y quehaceres propios.
La rectitud de intención siempre será la base para vivir este valor. Se nota cuando las personas actúan por interés o
conveniencia, llegan al extremo de exagerar atenciones y cuidados. Esta actitud no es servicio sino servilismo.
Podemos decir sin temor a equivocarnos que el MCC es SERVICIO, y que todos los que pertenecemos a él, de una u otra
forma “servimos”, y si no..., no servimos.
Servicio, es la palabra que expresa una de las riquezas más originales del camino andado por la humanidad de Jesucristo,
quien se abajó para lavarnos los pies... Leer Jn. 13, 1-5
El servicio no es un mero compromiso ético, ni un voluntariado del ocio sobrante ... Puesto que nuestra vida es un don,
servir es ser fieles a lo que somos: se trata de esa íntima capacidad de dar lo que se es, de amar hasta el extremo de los
propios límites... “amar hasta que duela”.
Las palabras del Evangelio no van dirigidas sólo al creyente y al practicante, alcanzan a toda autoridad tanto eclesial como
política, ya que sacan a luz el verdadero sentido del poder: el poder es servicio.
Una sociedad auténticamente humana, no lo será si sólo se “convive para sobrevivir”, sin la entrega desinteresada de los
unos por los otros.
El camino del servicio hace renacer en el hombre la confianza, enciende el deseo de heroísmo, descubre la grandeza.
Diariamente millones de personas en sus trabajos, en sus hogares, de forma silenciosa, muestran una actitud de servicio
desinteresado. Ellas son las que se indignan con la dirigencia corrupta y especuladora, que abusa de su poder; y reclaman
que como sociedad , como pueblo, iniciemos un camino de comunión de talentos, de esfuerzos por minimizar las
diferencias, es decir un camino hacia la justicia y la paz, que van de la mano del servicio.
El servicio nos dignifica, nos hace prójimos, nos hace verdaderos discípulos de Cristo.
Reflexionemos
¿Qué significa lavar los pies de nuestros hermanos en la actualidad?
¿Somos conscientes de nuestra obligación de servir? ¿Cómo nos acercamos al prójimo para ayudarlo?
EL QUE SIRVE EN NOMBRE DE CRISTO, MUESTRA QUE EL EVANGELIO ES UNA REALIDAD
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