un montón de pequeñas casitas agrupadas alrededor de la Iglesia y habitadas por sencillos campesinos que soportan su miseria con una laboriosidad y una constancia en el trabajo dignas de todo encomio. A estas tres entidades morfológicas de valle o vega, ladera o pendiente y páramo, llanura o Alcarria, corresponden otras mo* dalidades, otras formaciones, otras agrupaciones botánicas, algo más interesantes para nuestro estudio, y que la experiencia de los siglos, la observación popular, ha sabido interpretar fielmente adelantándose, tal vez, a la ciencia. El lomo último de esta Flora lo dedicaré al estudio de la Geografía botánica de la región y entonces insistiré formalmente sobre este asunto, pero obsérvese en este siglo, en las Relaciones Topográficas de los pueblos, a la Vega llena de cultivos y huertos para sustento de sus habitantes; de olmedas y Sacedas para sus construcciones; a las laderas y pendientes dominadas por olivares y viñedos, cuyas leñas y productos alegran el h o gar en las noches invernales, disputándose el terreno y las aplicaciones con pedazos de montes, de robledales, de matorrales diversos donde se cobijan las alimañas y la caza con que se regalan y distraen fuera del trabajo, y arriba, en el llano, en las Alcarrias, allí donde los vientos soplan con toda la fuerza de su pureza y todo el frescor de su libertad, a la salvaje, a la-agreste y vigorosa encina, resistiendo los empujes de la naturaleza con toda la bravura con que fué criada entre rocas, vientos y fríos crepusculares. Más llena y monótona es la Campiña, más rica, menos apegada a sus tradiciones y muy cultivada... Y es la Sierra-particularmente las de Atienza y C o g o l l u d o una dolorosa realidad difícil de describir, porque en ella se extreman los rigores del clima con los de la miseria, la rebelión del terreno con la de la vegetación que se esfuerza gigantescamente por vencer todos los obstáculos para premiar los afanes de los honrados campesinos con unos frutos que representan una vida de ingratitudes y de pesares y que, difícilmente, muchas veces llegan a su sazón... Áspera y extensa región en que el pastoreo se concibe como' natural imposición de las circunstancias. Grandes alturas c u biertas la mayor parte del año por la nieve, vallecillos o cañadas, muchas veces barranqueras, con pequeños cultivos de huérlas y fruíales míseros.