Bogotá D.C., 29 de Junio de 2016 Señores INVERSIONISTAS DEL

Anuncio
Bogotá D.C., 29 de Junio de 2016
Señores
INVERSIONISTAS DEL FONDO DE CAPITAL PRIVADO VALOR FORESTAL COMPARTIMENTO CAUCHO
NATURAL 1
La Ciudad
ASUNTO: Actualización información proceso ejecutivo promovido en contra del
FONDO DE CAPITAL PRIVADO VALOR FORESTAL COMPARTIMENTO
CAUCHO NATURAL 1
Apreciados inversionistas.
Por medio de la presente nos permitimos actualizar la información presentada el día quince (15) de Abril de dos mil
dieciséis (2016) en relación con el proceso ejecutivo promovido en contra del FONDO DE CAPITAL PRIVADO VALOR
FORESTAL COMPARTIMENTO CAUCHO NATURAL 1, por parte de uno de sus proveedores.
En la Asamblea de Inversionistas se les informó que el Juez del proceso ordenó la práctica de pruebas relacionadas con
la devolución de las facturas, lo cual realizó mediante auto de fecha 29 de Marzo de 2016, el día 4 de Abril de 2016, la
parte demandante presentó un incidente de nulidad contra dicho auto, el cual fue rechazado mediante Auto del Juez de
fecha 15 de Abril de 2016.
El día 22 de Abril de 2016, la parte demandante presentó un recurso de reposición y en subsidio apelación contra el auto
que rechazó el incidente de nulidad presentado (15 de Abril de 2016), argumentando que las pruebas que el Juez ordenó
practicar, fueron obtenidas con violación al debido proceso (pruebas que reposan en el expediente).
Al respecto, el abogado que representa al FONDO DE CAPITAL PRIVADO VALOR FORESTAL COMPARTIMENTO
CAUCHO NATURAL 1, el día 28 de Abril de 2016 descorrió el traslado del recurso de reposición y en subsidio
apelación, interpuesto por la demandante, argumentando que:
“…I. Impropiedad de darle apertura al trámite incidental
De entrada, el primer yerro en que incurrió la sociedad peticionaria consistió en haber solicitado que su
motivo de inconformidad se tramite como “incidente”, cuando es claro que no hay lugar a ello en la medida en
que, de un lado, en vigencia del C.P.C. el artículo 142 penúltimo inciso contemplaba que a esa vía sólo había
que acudir en aquellos eventos en los que para resolver la nulidad era preciso practicar pruebas distintas de las
que ya obraban en el plenario; y, del otro lado, porque bajo la égida del actual C.G.P. desapareció el incidente
como vehículo procesal para dilucidar esta clase de asuntos.
En efecto, el artículo 134 inciso 4° del C.G.P. establece que “El juez resolverá la solicitud de nulidad
previo traslado, decreto y práctica de las pruebas que fueren necesarias”, con lo cual quedó en claro que el
trámite incidental ya no es de recibo en ningún caso, máxime si, según ya lo indiqué y como habría sucedido en
este caso, para decidir el reproche del impugnante no habría habido necesidad de acudir a medios de
convicción diversos de los que reposan en el expediente.
En conclusión, por ningún lado que se le mire era factible atender la solicitud de la contraparte en el
sentido de que a su discrepancia se le hubiere imprimido el sello incidental.
II. Consideraciones de fondo
Con independencia de este desatino de estirpe puramente procedimental, el segundo desacierto —este
sí de fondo— cometido por la pretendiente, surge del hecho de intentar constituir como motivo de nulidad una
circunstancia a la que la ley no le ha dado tal carácter.
Ciertamente, una cosa es que el artículo 14 del C.G.P. disponga que “Es nula de pleno derecho la
prueba obtenida con violación del debido proceso”; y otra muy distinta es colegir que cuando un juez de la
república hace uso de sus facultades oficiosas en materia de pruebas, incurre con ello en algún tipo de nulidad
sancionada por nuestro ordenamiento jurídico.
Sobre el particular, y para evidenciar la magnitud del error que emerge de lo planteado por la recurrente,
en los próximos apartados destacaré todas las normas legales y jurisprudenciales que respaldan el correcto
obrar del despacho en este campo, y que dejan al descubierto el notorio yerro de la postura asumida por la parte
demandante:
i.- De acuerdo con el artículo 42, numerales 3° y 4° del C.G.P., el juez tiene, entre otros deberes, los de
“Prevenir (…) por los medios que este código consagra, los actos contrarios a la dignidad de la justicia, lealtad,
probidad y buena fe que deben observarse en el proceso…”; y “Emplear los poderes (…) en materia de pruebas
de oficio para verificar los hechos alegados por las partes.”
ii.- En desarrollo de tales deberes, el artículo 169 de ese mismo estatuto contempla la posibilidad de que
el decreto de pruebas se haga a solicitud de parte o de oficio, y la única limitación que tiene el decisor judicial en
este campo es la de que “para decretar de oficio la declaración de testigos será necesario que éstos aparezcan
mencionados en otras pruebas o en cualquier acto procesal de las partes.”
Sin embargo, como en el asunto que nos concita el juzgado no decretó oficiosamente pruebas relacionadas con
la declaración de testigos, es diáfano entonces que en torno a este aspecto mal puede predicarse la nulidad de
los medios de convicción tenidos en cuenta por el despacho, como quiera que todos ellos son de naturaleza
documental y ya habían sido incorporados a la foliatura.
iii.- De análoga manera, el artículo 170 del código procesal conmina a quien nos administra justicia para
que decrete —con el carácter de un deber a cargo de él— “pruebas de oficio en las oportunidades probatorias
del proceso y de los incidentes y antes de fallar, cuando sean necesarias para esclarecer los hechos objeto de
la controversia.” (Énfasis ajeno al original).
iv.- Es más, la propia Corte Suprema de Justicia en Sala de Casación Civil reiteradamente ha sostenido
que:
“Frente al ordenamiento procesal que gobierna hoy la facultad de aducir pruebas, esta no es de iniciativa
exclusiva de las partes. Hoy el juez tiene la misma iniciativa y más amplia, pues las limitaciones que la ley
impone a las partes en este punto, no lo cobijan a él, puesto que su actividad no está guiada por un interés
privado como el de los contendientes, sino uno público, de abolengo superior, cual es la realización de la
justicia, uno de los fines esenciales del Estado moderno. (Sents. 12 febrero 1977; 22 julio 1985, aún no
publicada).
Entonces, según la jurisprudencia de la Corte, que tiene claro soporte en la ley, bien puede el juzgador
decretar pruebas de oficio no solo en los términos probatorios de las instancias, sino posteriormente, por
fuera de los mismos, antes de fallar, sin que el ordenamiento, para verificar la verdad, lo hubiera
circunscrito a una sola o única ocasión antes del proferimiento del fallo.”1 (Énfasis agregado).
v.- Por su parte y, al pronunciarse en torno a este mismo aspecto, la Corte Constitucional ha enfatizado
el deber del juez de decretar pruebas de oficio, al punto de que en su criterio:
“El juez debe parcializarse en favor de la verdad, manteniendo enhiesta e incólume su imparcialidad en la
aplicación de la ley sustancial al caso concreto (...) En síntesis, el decreto oficioso de pruebas, en materia
civil, no es una atribución o facultad potestativa del juez: es un verdadero deber legal. En efecto, el
funcionario deberá decretar pruebas oficiosamente siempre que, a partir de los hechos narrados por las partes y
de los medios de prueba que éstas pretendan hacer valer, surja en el funcionario la necesidad de esclarecer
espacios oscuros de la controversia; cuando la ley le marque un derrotero a seguir; o cuando existan fundadas
razones para considerar que su inactividad puede apartar su decisión del sendero de la justicia material.”2
vi.- De tal trascendencia es este mandato para el juzgador que, de no acatarlo (y si de la jurisdicción
ordinaria se trata), su fallo es susceptible de ser atacado en casación por error de derecho3, mientras que si es
en sede constitucional éste se alega a través de tutela invocando vía de hecho.4
vii.- En consecuencia, constituye una auténtica impropiedad pretender que se nulite la decisión en virtud
de la cual se decretaron como pruebas de oficio las documentales aportadas por el suscrito (las cuales dan
cuenta de que a la demandante se le devolvieron en tiempo las facturas que ilegalmente ahora intenta hacer
valer como títulos ejecutivos), argumentando que con ese obrar se obtienen unos medios de convicción que
violan el debido proceso; si, precisamente, lo que hizo el señor juez no fue nada distinto a cumplir los mandatos
de ese “proceso debido”, conforme a los cuales él tiene el perentorio deber de actuar de ese modo.
viii.- Por consiguiente, el auto que rechazó de plano la nulidad planteada debe mantenerse en firme y,
como el artículo 321 numeral 6° del C.G.P. dispone que es susceptible de apelación la providencia que “niegue
el trámite de una nulidad procesal”, al resolver la reposición tendría que concederse la alzada en el efecto
devolutivo.”
En la actualidad (desde el 12 de Mayo de 2016) el proceso se encuentra al despacho, esperando que el Juez de
conocimiento se pronuncie respecto del recurso de reposición interpuesto por la parte demandante.
Por otra parte, el día dieciséis (16) de Junio del presente año se practicó la diligencia de secuestro del bien inmueble
denominado La Herencia II y de los frutos de la plantación de 550 hectáreas de caucho natural.
Cfr. Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil, sentencia del 26 de octubre de 1988, M.P. Alberto Ospina
Botero.
2 Cfr. Corte Constitucional, sentencia T-264 de abril 2 de 2009, M.P. Luis Ernesto Vargas Silva.
3 Cfr. Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil, sentencia del 12 de septiembre de 1994, M.P. Pedro Lafont
Pianetta. En igual sentido, sentencia del 4 de marzo de 1998. M.P. Carlos Esteban Jaramillo.
4 Corte Constitucional, Sentencia T-264 de 2009, M.P. Luis Ernesto Vargas Silva.
1
En dicha diligencia se le hizo entrega del inmueble secuestrado al señor ARALDO CALVO ARIAS, designado como
Secuestre por parte del Juez, quien manifestó que lo recibía con todas sus adhesiones y procedía a dejarlo en depósito
provisional y gratuito al administrador de la empresa demandada, ingeniero JUAN MANUEL MANCIPE ÁLVAREZ.
También se advirtió en la diligencia que “…Frente al embargo de los frutos existentes en la Herencia, como quiera que
no hay frutos en el momento de la diligencia, y que antes de dos o tres años es imposible obtenerlos, se deja al criterio y
discreción del Juez comitente, haciendo la advertencia que todo el proyecto productivo se encuentra ubicado en el
predio denominado la Herencia II…”
Cualquier aclaración al respecto, con gusto será atendida.
Cordial saludo,
MANUEL ALBERTO ALFONSO RUEDA
Director Jurídico
COMPAÑÍA DE PROFESIONALES DE BOLSA S.A. COMISIONISTA DE BOLSA
Sociedad Administradora del FONDO DE CAPITAL PRIVADO VALOR FORESTAL COMPARTIMENTO CAUCHO
NATURAL 1
Descargar