MONEDA, BANCA Y POLÍTICA MONETARIA D. F. Maza Zavala 93 LA CONFIANZA EN EL BOLÍVAR En los últimos meses -se ha registrado una situación dificil en el mercado monetario y crediticio en el país. El nivel de los depósitos bancarios del público ha descendido en una proporción que se estima en 9%, con respecto al acusado a fines de junio. El encaje total de la banca comercial ha sufrido una reducción sensible y los índices de liquidez han desmejorado. Entre los factores que se mencionan como responsables de esos hechos, figura en primer lugar el aumento anormal de la salida de divisas. Ya en el primer semestre del año, el movimiento de las divisas del Banco Central presentaba un saldo desfavorable de US $ 25 millones. En los meses de mayo y junio el promedio de ventas de dicho instituto alcanzó a US $ 127 millones, parecido al que se registró en iguales meses de 1965: pero en los meses de julio y agosto, según informaciones preliminares, la salida de divisas se elevó en más del 40%, excediendo así el incremento estacional normal, que es de 20%. Evidentemente ha venido operando un motivo extraordinario en la demanda de divisas por parte del público. El exceso de salida no puede imputarse más que a fuga de capital, y ésta, a su vez, puede explicarse por circunstancias relacionadas con la perdida de la confianza en el futuro inmediato de la economía del país. Al mismo tiempo, la oferta de crédito por la banca comercial atraviesa una fase de restricción aguda, y ello, naturalmente, provoca cierta inquietud en todas las ramas de actividad económica, que requieren los financiamientos a corto plazo para su evolución normal. Existe una virtual tensión crítica en la esfera monetaria y financiera, 94 EL OBSERVATORIO ECONÓMICO/DE LA TEORfA Y LOS HECHOS con repercusión en la esfera de la producción. Estos efectos son ahora más amplios en el país en virtud de que la zona monetaria de la economía ha crecido, lo que es una expresión de progreso. Ramas de la agricultura y la cría, que antes eran marginales con respecto a la dinámica bancaria y financiera, ahora reciben el impacto casi inmediatamente, como la industria manufacturera y el comercio. Los requerimientos crediticios de los negocios son, por tanto, mayores en la actualidad que hace quince años, no solo por la expansión absoluta del volumen de actividades, sino también por la monetarización de las mismas: es decir, porque están incorporadas en mayor proporción al mercado de dinero, y la circulación monetaria exigida por unidad de transacción es creciente. La restricción de la oferta de crédito bancario es consecuencia, en buena parte, del deterioro de la liquidez de la banca: pero también es debida a una actitud de expectativa por parte de los banqueros basada en la incertidumbre con respecto al curso de acontecimientos que pueden afectar más o menos considerablemente la bondad de las colocaciones y la capacidad de pagos de los deudores. Puede decirse, por tanto, que la misma causa que está perjudicando los índices de liquidez bancaria, influye en la política crediticia de la banca comercial. En un país como Venezuela, de tan limitada economía, las variables que tienen importancia en la determinación del curso de los negocios internos son pocas y conocidas. Hay que citar en primer lugar, desde luego, la actividad petrolera, motor fundamental de la economía venezolana. No es indicado examinar en este artículo la coyuntura por la que atraviesa el negocio petrolero: basta señalar que el ritmo de la producción se debilita sensiblemente, que el nivel de precios no mejora, que el empleo en esa actividad está en su cifra más baja y que el gobierno no define con entereza y claridad una política petrolera de mediano y largo plazo, con arreglo a los intereses nacionales. Lo expuesto equivale a decir que el eje petrolero de la economía está operando en sentido regresivo, y ello es perfectamente conocido. La política económica del gobierno es otra variable principal de la dinámica económica venezolana. Específicamente esa política se ejerce a través de la planeación y la ejecución del presupuesto. Tres aspectos significativos deben considerarse en esta esfera: i) el D. F. Maza Zavala 95 equilibrio general del presupuesto, entendido como nivelación entre los ingresos y gastos ordinarios: ii) la eficacia general del gasto público, entendida como rendimiento en bienes y servicios de cada bolívar fiscal gastado: iii) la tasa de inversión real del Estado. No es indicado ahora extenderse en el análisis de estos tres aspectos; pero puede decirse que no existe el equilibrio del presupuesto, que la eficacia del gasto público es muy baja como ha podido comprobarse en gran parte mediante las investigaciones oficiales emprendidas al efecto y que la tasa de inversión pública real está deprimida desde hace varios años. En conjunto puede afirmarse que la ciudadanía no está satisfecha, ni con la forma ni con el fondo de la administración de los recursos del Estado, y que aspira a un cambio en esta administración antes de estar dispuesto a aceptar nuevas cargas tributarias, como las proyectadas por el Ejecutivo Nacional. La construcción privada es otro motor secundario de la actividad económica nacional. En cuanto a absorción de empleo, es más importante que la industria petrolera. Un amplio sector de la producción y el comercio depende directamente de la actividad de construcción. El mercado potencial de esta industria es muy amplio. El mercado efectivo es restringido, ya que depende del nivel (y la distribución) del ingreso privado disponible, y específicamente del potencial de ahorro particular. Al parecer el ritmo de la inversión en construcción residencial ha superado el ritmo de ahorro disponible para estos fines, y hay una amenaza de colapso en este negocio, si no se toman providencias para corregir aquella disparidad. En la actualidad, varios miles de unidades de vivienda en propiedad horizontal están en el mercado y su venta se ha hecho extraordinariamente dificil. La industrialización del país ha venido efectuándose en virtud de un proceso no programado de sustitución de importaciones, la mayoría de las cuales corresponde a bienes finales de consumo. Hasta ahora ese proceso ha permitido el crecimiento de la industria manufacturera, con todas las limitaciones y peligros que pudieran señalarse; pero, al nivel del consumo, está llegando a su término y-rehace indispensable avanzar en el sector de los productos intermedios' y de algunos renglones de bienes de capital. Esto requiere mayor capitalización por unidad de producto, por tanto; mayor inversión a mediano y largo plazo, así como la utilización en mayor proporción de la capacidad 96 EL OBSERVATORIO ECON6MICO/DE LA TEORÍA Y LOS HECHOS para importar, en momentos en que esta capacidad pueda estar sufriendo deterioro. Urge la organización del mercado interno de capital y una política de balanza de pagos en función de las necesidades de desarrollo industrial del país. Las observaciones anteriores constituyen el marco general dentro del cual se debe situar el problema de la confianza en el bolívar. Cuando ocurren, como ahora, salidas anormales de fondo al exterior y propensión al atesoramiento de divisas extranjeras, la fe en la propia moneda empieza a quebrantarse y ello puede conducir a graves coyunturas, de pronóstico difícil o reservado. La cuestión se complica al considerar que la solidez del bolívar no es autónoma, no descansa en condiciones y factores que operen dentro de la economía venezolana con fuerza relativamente independiente, sino en condiciones y factores con sustancial influencia exterior, vinculados a través del mecanismo del negocio petrolero. Es obvio que la política económica nacional como un todo -y para fines determinados, la política monetaria y financiera específicamente- tiene gran influencia en la estabilización del signo monetario. De esa relación así como de los demás factores implicados, trataré en un próximo artículo sobre esta materia. "La Esfera".- Caracas, 21 de septiembre de 1966; p. 4. D. F. Maza Zavala 97 LOS FACTORES DE LA ESTABILIDAD DEL BOLÍVAR En artículo anterior "La Esfera", 21-9-66, tracé algunos de los signos actuales de la situación monetaria y crediticia del país, en particular, y del panorama económico en general, con el objeto de encuadrar el examen del problema de la solidez o estabilidad de nuestra moneda. Me propongo en este artículo explorar los factores y condiciones que inciden en dicha estabilidad, tanto a corto como a largo plazo. Considero conveniente, para ello, hacer referencia de algunas cifras relacionadas de modo inmediato con la situación del bolívar, las cuales nos podrán llevar de la mano al planteamiento de la cuestión de fondo, o sea, las de las bases estructurales de la estabilidad monetaria. El hecho más inquietante en la actualidad es la fuerte salida de divisas que se estima como superior a la normal en estos meses, aunque se tiene el conocimiento empírico de que a partir de julio las compras de divisas por el público, para importación de bienes y servicios, suben apreciablemente, en relación con el promedio mensual del primer semestre. Así las ventas de divisas del Banco Central pasaron en el año 1965, de US $127 millones en junio a US $145 millones enjulio ya US $149 millones en agosto. Probablemente en los meses de julio y agosto del año en curso, los niveles de egresos fueron superiores a los citados; pero en parte, ello es explicable por el crecimiento general de los negocios, incluidas las importaciones; de modo que sólo una 98 EL OBSERVATORIO ECONÓMICO/DE LA TEORiA y LOS HECHOS porción del incremento habido con respecto al mismo lapso de 1965 -y con respecto al segundo trimestre de este año- puede atribuirse a causas accidentales, derivadas de factores políticos, psicológicos o de otra índole. Lo que sí es importante es la evolución a mediano plazo de la balanza de pago internacional del país, porque así el análisis se proyecta en una perspectiva más amplia que la definida por las variaciones estacionales o accidentales. Haciendo la salvedad del "pico" de 1957, debido a hechos conocidos, la entrega neta de divisas petroleras a la economía venezolana ha variado de US$ 1374 millones en 1956 a US $1.371 millones en 1965, lo que significa que, transcurrido nueve años del período-base de la comparación, el nivel de entradas de la principal fuente generadora de divisas para el país, o sea, la actividad petrolera, permanece constante en términos absolutos, a pesar de que el valor global de la exportación de hidrocarburos subió, de US $ 2.086 millones en 1956 a US $2.330 millones en 1965, en cambio, el movimiento neto de capital de la industria petrolera pasó de un saldo positivo de US $385 millones en 1956 a uno negativo de US $48 millones en 1964 (no hay todavía datos para 1965). Así, pues, la dinámica de las divisas petroleras que ingresan a Venezuela se encuentra sometida a factores contrapuestos: de una parte la exportación aumenta hasta 1965, aunque a una tasa media moderada, pero de la otra, la reinversión de capital petrolero en el país no sólo deja de efectuarse, sino que incluso las compañías descapitalizan, tendencia que puede observarse claramente a partir de 1960, sin interrupción. Si el valor global de la exportación no sólo no va a seguir aumentando, sino que va a bajar, según lo observado en este año, y si la descapitalización petrolera va a continuar, incluso acentuándose, no hay ninguna base para esperar que la entrada de divisas petroleras al país sea ascendente, en el corto plazo. La perspectiva en este aspecto es más bien de deterioro. ¿Han surgido otras fuentes de divisas para el país, que pudieran contrarrestar, siquiera parcialmente, la tendencia de estancamiento, y aún de regresión, del sector petrolero? Evidentemente no. Las divisas precedentes de la explotación de mineral de hierro, fluctuaron entre US $38 millones en 1956 y US $50 millones en 1965, o sea, un crecimiento de US $ 12 millones en el transcurso de nueve años. Las divisas procedentes de otras exportaciones variaron, de US $ 49 D. F. Maza Zavala 99 millones en 1956 a US $60 millones en 1965, o sea, un aumento de US $11 millones en nueve años. Es obvio que no se han desarrollado, por lo que respecta a exportación de bienes, nuevas fuentes de divisas, que pudieran aliviar la caída de la entrada petrolera. Me refiero, desde luego, a fuentes propias, internas de divisas, y no a las que se relacionan con inversiones y empréstitos extranjeros, que siempre son aleatorias, extraordinarias, y significativas para la economía nacional de un gravamen a mediano o largo plazo. Menos favorable es la observación que puede hacerse mediante el examen de la salida neta de divisas del país. En 1956 esa salida alcanzó a US $1.153 millones, y se mantuvo por encima de ese nivel en todos los años posteriores, hasta llegar a US $1.426 millones en 1964; en 1965, según estimaciones preliminares, este movimiento llegó a US $1.440 millones. Debo advertir que tales cifras se limitan a las transacciones corrientes. Si se tienen en cuenta la salida neta de capital (o entrada neta, según los casos), la situación se torna menos favorable a partir de 1958, ya que se registran casi sin interrupción salidas netas de capital del sector nacional (privado y oficial, excluidos petróleo y hierro). Si estos movimientos prosiguen desarrollándose, según los mismos factores que operaron hasta ahora, hay que esperar un aumento de la salida neta de divisas del sector nacional en los próximos años. En conjunto puede decirse que la balanza de pagos, castigada por fuertes fluctuaciones en los últimos ocho años y en recuperación desde 1962, muestra señales de debilidad estructural y de inestabilidad coyuntural, que puede conducir, dentro de un plazo más bien breve que largo, a una nueva situación crítica, como la de los años 195861, si no se corrigieran oportunamente y con medidas justas y firmes los factores adversos que determinan, por una parte, el estancamiento y aún la reducción del ingreso de divisas, y, por la otra parte, el aumento de la salida. Ya en el año 1965 se registró una contracción sustancial del saldo favorable de los pagos internacionales: en 1966 no cabe esperar más que, en el mejor de los casos, un precario equilibrio entre ingresos y egresos externos. El argumento especifico más ostensible que se presenta con relación a la fortaleza del bolívar, es la magnitud de las reservas de oro y divisas del país. Esta reserva fluctúa mes a mes, como es natural; pero 100 EL OBSERVATORIO ECONÓMICO/DE LA TEORfA Y LOS HECHOS desde 1964 se mantienen sobre el nivel de US $800 millones. Esta reserva es sustancialmente superior a la de México (de US $480 millones) a la de Brasil, Argentina y Chile, por no citar sino países económicamente importantes de América Latina. Sobre una base "por habitantes", nuestra reserva monetaria es la mayor de América, incluyendo los Estados Unidos. Esta reserva significa, en promedio, un 70% del valor c.i.f de la importación de bienes. Como reserva propiamente dicha es, no sólo suficiente, sino también muy amplia. Sin embargo, de acuerdo con la experiencia internacional y la del país en los últimos años, la reserva no es una valla frente a la crisis de balanza de pagos, cuando ésta es algo más que coyuntural. La reserva sirve para afrontar movimientos adversos de duración media y de intensidad variable; pero no para permitir el restablecimiento de la balanza de pagos en caso de deterioro estructural. Yo advierto que el fenómeno actual, de corto plazo, puede ser perfectamente absorbido dentro del cuadro monetario interno y externo del país; pero advierto igualmente que existen las causas potenciales de una crisis estructural de la balanza de pagos, y del entero esquema monetario y financiero nacional, en el supuesto de que las condiciones generales bajo las cuales se desenvuelve la economía, no cambien o cambien relativamente poco dentro de los próximos cinco años. Yo sostengo una tesis que debe parecer evidente: la estabilidad del bolívar depende esencialmente de la estabilidad del sector externo de la economía, básicamente de la relación que exista entre el potencial efectivo de ingresos petroleros y la importación de bienes y servicios, incluidos los rendimientos de las inversiones extranjeras. A corto plazo esa relación es favorable; pero a mediano y largo plazo, la tendencia es de deterioro progresivo. La corrección de esta tendencia puede hacerse si se impulsa la realización de alguna de las alternativas siguientes, o de una combinación de ellas: i) la estabilización o un incremento del potencial de divisas petroleras; ii) la detención del movimiento expansivo de la importación de bienes y servicios; iii) el fomento de nuevas fuentes de ingresos de divisas en cuenta corriente. Puede señalarse que el fortalecimiento de la balanza de pagos en cuenta corriente, contribuirá sustancialmente al equilibrio de la cuenta de capital. La alternativa i) supone un mejoramiento sensible de la actividad petrolera en Venezuela, bien sea por causas externas (relativas al D. F. Maza ZavaZa 101 mercado mundial de petróleo como un todo), bien por motivos internos (relacionados con la política petrolera en su concepción más amplia). Este aspecto es lo que se ha dado en llamar de "creación de confianza" y está en el núcleo del problema que examino. Es obvio que en el cuadro de la política petrolera hay que hacer cambios, porque la continuación estática de la política conducida en los años recientes promete -en la esfera monetaria que ahora me interesa- un deterioro de potencial de divisas petroleras. La alternativa ii) implica una programación de las importaciones en función de las necesidades del desarrollo económico y, por tanto, una política de regulación de las mismas a través de instrumentos de operación directa (controles, para ser más claro). La alternativa iii) es viable a largo plazo, mediante el vigoroso desarrollo industrial y agrícola, que permite concurrir al mercado internacional con base económica estable. Desde el punto de vista monetario, hay que pensar en un régimen que permita ajustar el nivel de costos monetarios internos con los precios prevalecientes en los mercados exteriores. Lo expuesto sirve para poner de manifiesto que la cuestión de la solidez del bolívar no es simple, ni obvia, como ha sido tratada hasta ahora por los comentaristas. Entiendo que quienes han hecho énfasis en la firmeza del signo monetario venezolano, han estado inspirados en la sana intención de robustecer la confianza nacional e internacional en nuestra divisa. Pero probablemente se hace un mejor servicio a la causa de la estabilidad, enfocando el problema en su esencia, como estoy tratando de hacer en estos artículos. En el próximo insistiré en estos aspectos. "La Esfera".- Caracas, 28 de septiembre de 1966, p. 4. 102 EL OBSERVATORIO ECONÓMICO/DE LA TEORfA y LOS HECHOS LA COYUNTURA MONETARIA VENEZOLANA Prosigo espigando en el campo de los hechos que guardan relación con el problema de la estabilidad del bolívar. En artículo anterior La Esfera 28-:9-66, señalé la función que desempeñan las divisas petroleras en la dinámica de la balanza de pagos, de tal modo que de las condiciones de buen desenvolvimiento de la actividad petrolera, tanto a corto como a mediano plazo, depende la capacidad para importar bienes y servicios; y el equilibrio de la balanza de pagos del cual depende, en última instancia, el equilibrio del bolívardescansa en la relación que exista en cada período entre la capacidad para importar y los pagos hechos con cargo a ésta, incluidos los del servicio de la deuda exterior pública y privada. La magnitud y la composición de estos pagos están influidas por factores internos y externos, entre los cuales cabe citar: la política económica, especialmente en las ramas política monetaria, política fiscal, política de comercio exterior y política industrial; el ritmo de la inversión privada y la distribución del ingreso en cuanto pueda afectar el gasto de consumo. Entre los factores externos de pagos que debe hacer la economía venezolana al resto del mundo, deben mencionarse el nivel de precios de las importaciones y las exigencias de reembolsos de inversiones hechas con anterioridad en el país. El eje de todo el mecanismo consiste en la participación efectiva de la Nación venezolana en el producto petrolero. Es evidente que esa participación creció, tanto en términos absolutos como relativos en los últimos años, a pesar de las circunstancias conocidas que D. F. Maza Zavala 103 hicieron menos eficaz el i-istrumento fiscal construido y aplicado por el Estado. Pero es igualmente evidente que la tasa de crecimiento del ingreso petrolero que corresponde al país, se ha debilitado en los períodos más recientes, yque la perspectiva a corto y mediano plazo no es tranquilizadora al respecto. Salvo que el cuadro de condiciones bajo las que opera en Venezuela la industria petrolera se modifique, en el sentido de la estabilización de los precios que son válidos para la liquidación de impuestos, el impulso a la producción de petróleo, la estabilidad del nivel de empleo en el sector petrolero y la intensificación de operaciones exploratorias a un ritmo sustancial, no hay base para esperar un mejoramiento sensible de aquel ingreso. La política petrolera debe ser replanteada, no para hacer frente a urgencias coyunturales exclusivamente, sino principalmente para ajustar el plan nacional de desarrollo en el mediano y largo plazo, teniendo en cuenta que la variable petrolera no es doméstica, ni muy domesticable como la experiencia lo ha demostrado. Es una realidad incontestable en Venezuela que el Estado ejerce una influencia primordial en la dinámica interna de la economía, ya que es el mecanismo distribuidor -y redistribuidor- del ingreso petrolero nacional. Las relaciones entre el Estado y la industria petrolera, en su más amplio sentido, así como también la administración del gasto público, son los pivotes dentro de la economía que le marcan el paso. Esto lo hemos podido apreciar con entera claridad en estos meses de fuerte tensión político-monetariafinanciera, cuya última peripecia, de efectos aun no bien determinables, ha sido el discurso del Presidente de la República. Debe reconocerse que la política monetaria, a cargo del Banco Central, ha sido signada por la prudencia. Me refiero al período posterior a 1962. En el mundo occidental el drama monetario se desenvuelve con caracteres impresionantes, y no es extraño que los países subdesarrollados se vean envueltos en las contingencias que afectan a los grandes. Hay escasez de reservas monetarias en el mundo, así como de capital a largo plazo para inversión. El dólar norteamericano y la libra esterlina están en crisis desde hace tiempo, y los países europeos buscan afanosamente una fórmula para economizar el oro y facilitar la expansión del comercio y las inversiones internacionales. Las tasas de interés suben en los mercados 104 EL OBSERVATORIO ECONÓMICO/DE LA TEORfA y LOS HECHOS mayores de occidente, incluido el norteamericano. Las presiones inflacionarias campean por doquier. En estas circunstancias, las amenazas a la estabilidad del bolívar se multiplican. El dinero tiende a salir del país, no tanto por desconfianza o incertidumbre, como por presiones y estimulantes exteriores. Sigue siendo una paradoja de los países subdesarrollados, y específicamente del nuestro, que, sufriendo de escasez de ahorros y necesitando de ellos para inversión, contribuyan, sin embargo, al financiamiento de economías extranjeras desarrolladas. La prudencia monetaria de nuestras autoridades debe combinarse con una concepción realista de los problemas y las tendencias monetarias del mundo, en general, y del país en particular. Mayores estímulos a los depositantes bancarios deben ser estudiados, así como una reorganización general del sistema de descuento, redescuentos y anticipos del Banco Central, que permita eficazmente ampliar el potencial crediticio de la banca, para el financiamiento de la industria manufacturera, la agricultura comercial, determinados servicios relacionados con la producción material y aún el capital de trabajo de la industria de construcción. Igualmente puede estudiarse, sin abandonar la prudencia, una fórmula dinámica que estimule el mercado hipotecario organizado, a través de una mayor emisión y colocación de cédulas con rendimientos netos satisfactorios, liquidez asegurada y precios estables. En este sentido, el establecimiento del sistema de operaciones a futuros con divisas es un paso positivo, pero tímido y parcial, y debe ser desarrollado en sus diferentes posibilidades, para que efectivamente el mercado de cambios se desenvuelva con serenidad y flexibilidad. La gran tarea, sin embargo, no radica exclusiva ni principalmente en la esfera monetaria, sino en la de producción material. La pregonada estabilidad del bolívar dependerá a largo plazo de la sustitución eficaz de la actividad petrolera, como variable fundamental de nuestra economía, por la actividad productiva interna proyectada al exterior en cierta medida marginal. El verdadero poder de una moneda, que es el de adquirir bienes y servicios de circulación mercantil, descansa en última instancia en el grado de desarrollo de la producción del país a que pertenece; este desarrollo se caracteriza por la magnitud relativa de la producción material, por su diversificación y por su estabilidad básica, lo cual significa que la producción debe crecer, cuando menos, tanto como crece la población. D. F. Maza Zavala 105 Entre las influencias externas que mencioné al comienzo, el nivel de precios de importación es considerable. Un país que dependa de la importación estará sujeto a la inestabilidad del poder adquisitivo externo de su moneda, además de las contingencias de su exportación. Venezuela no ha podido librarse todavía de esa dependencia y, por tanto, sufre de aquella inestabilidad, lo cual se refleja en las balanzas de pagos de modo desfavorable. Entre los años 1963 y 1966 el índice general de precios al mayoreo en el país subió en una proporción de 9,3 por ciento, en lo cual influyó determinantemente el conjunto de los precios dé artículos importados, cuyo índice se elevó en más de 16 por ciento; la influencia de los precios nacionales fue morigeradora. Si se deteriora el ingreso por unidad de exportación de petróleo y sube el costo por unidad de importación, la carga sobre la balanza de pagos será 'cada vez mayor, y la cuenta corriente concluirá por hacerse deficitaria. La circulación monetaria nacional no acusa expansión inflacionaria. Al cerrar el año 1964 el monto de los medios de pago en manos del público era de Bs. 4.617 millones, o sea, aumentó en 2,6 por ciento, una proporción inferior a la de crecimiento de la población y también inferior a la de aumento del producto nacional. Para julio del año en curso el circulante monetario poseído por el público ascendía a Bs. 4.437 millones, o sea, que se había reducido en Bs. 300 millones con respecto a fines de 1965, y en Bs. 128 millones en relación con el mes de junio anterior; pero dicho nivel era sensiblemente superior al acusado enjulio de 1965, que era de Bs. 4.238 millones. Por tanto, se nota una moderación en el ritmo del circulante monetario y ello revela la escasez de dinero que se deja sentir en el mercado interno, incluso para financiar operaciones corrientes. En este aspecto, la prudencia monetaria ha actuado con cierta rigidez, poniendo en peligro probablemente la expansión de las actividades económicas. Las colocaciones totales de la banca comercial se expanden con cierto vigor. Durante el año 1965, esa magnitud se elevó en un 12 por ciento. En los primeros siete meses del año en curso, la tasa de aumento de las colocaciones fue de sólo 2,6 por ciento; en el segundo semestre, sin embargo, habitualmente sube el ritmo del crédito bancario; en este año, este impulso estacional se ha visto entrabado por factores accidentales consabidos. Pero, en general, puede decirse 106 EL OBSERVATORIO ECONÓMICO/DE LA TEORÍA Y LOS HECHOS que la actividad crediticia de la banca comercial es relativamente parsimoniosa y, si se quiere hasta conservadora. Los márgenes de liquidez que se mantienen, en promedio, son bastantes elevados (la relación entre disponibilidad inmediata y obligaciones monetarias se sitúa en su punto más alto). La recurrencia al crédito del Banco Central para reforzar el potencial crediticio o mejorar la liquidez, es muy escasa. Durante el año 1965 el saldo de colocaciones del BCY sufrió una reducción de Bs. 40 millones y en los primeros siete meses de 1966 dicho saldo también se redujo en Bs. 19 millones. La banca comercial se abstiene realmente de utilizar el crédito del Instituto Emisor, probablemente por dos razones: por una especie de complejo en aparecer como deudor, ya que ello podría interpretarse como señal de dificultades del banco respectivo, o por no incurrir en la condición de interés limitado que impone el sistema de redescuento del BCY, lo que impide a la banca comercial formar suficiente cartera redescontable. En todo caso, cabe observar que la expansión crediticia de la banca comercial no es suficiente para impulsar la actividad económica, y ello puede constituirse también en un agente de desaliento que afecta la dinámica monetaria del país. Las consideraciones hechas conducen a la conclusión de que a corto plazo, y desde un punto de vista puramente monetario, el bolívar goza de solidez. La capacidad de resistencia de la economía venezolana a coyunturas adversas de duración media es apreciable. Sin embargo, a largo plazo hay necesidad de modificar las bases sobre las que se asienta la fuerza monetaria del bolívar y crearle condiciones nuevas, auto sostenidas y equilibradas, lo que significa la superación de la dependencia económica y del subdesarrollo. "La Esfera"> Caracas, 19 de octubre de 1966; p. 4. D. F. Maza Zavala 107 EL ALZA DE LAS TASAS DE INTERÉS El Gobierno Nacional decretó un conjunto de medidas que afectan a las más importantes operaciones de la banca comercial, en intento por evitar para el mercado monetario y financiero del país las repercusiones desfavorables de los graves problemas que afectan al sistema monetario del mundo occidental, y principalmente a los Estados Unidos. Las medidas tomadas por el Gobierno se dirigen a la reorganización del cuadro de las tasas de interés en el sentido del alza, y significan una réplica al aumento de costo del dinero en los mayores centros financieros del 'exterior. El argumento implícito de estas medidas es de que no ser tomadas el dinero tendería a salir del país en busca de mejor remuneración y los capitales internacionales que pudieran colocarse aquí no estarían animados para hacerlo, porque en otros mercados lograrían más altos rendimientos. Varios hechos importantes están envueltos en los tres decretos ejecutivos y las disposiciones derivativas tomadas por el Banco Central sobre la materia que comento. Concedo el primer lugar al grado de la intervención oficial en el funcionamiento de la banca comercial, ya que se ha dispuesto regular entre límites muy estrechos el tipo de interés que pueden cargar los bancos sobre los préstamos y descuentos que otorguen; se ha fijado un mínimo de 10 por 100 Yun máximo de 11 por 100, dejando muy poca elasticidad a la banca para 'jugar" con estas tasas de interés bancario, instrumento fundamental del negocio del dinero; pero es una regulación de doble acción, ya que por un lado se fija un tope de 11 por 100, inferior al máximo 108 EL OBSERVATORIO ECONÓMICO/DE LA TEORfA Y LOS HECHOS legal, y por el otro se fija un mínimo de 10 por 100, es decir, que prácticamente se obliga a la banca a ganar dinero en préstamos y descuentos, sin mucho margen para beneficiar a sus clientes selectos. Si la mayor parte de los recursos crediticios de la banca comercial tiene su fundamento en los depósitos en cuenta corriente del público, sobre los cuales no se paga interés, el negocio para la banca es muy bueno, siempre que la demanda de dinero sea poco elástica a la tasa de interés y no se contraiga sensiblemente por razón del alza decretada por el gobierno. Otro aspecto de esta intervención especial en el funcionamiento de la banca es el relacionado con la limitación del crédito bancario en perjuicio de las empresas extranjeras domiciliadas en el país. No sé hasta qué punto el Banco Central instrumentará esta disposición para hacerla efectiva, pero por lo menos la consagración de esta defensa de la empresa venezolana en el decreto gubernamental recoge en principio una aspiración del sector empresarial del país, que ha venido sufriendo paradójicamente de discriminación en su propia tierra y en favor de intereses extranjeros en sus operaciones bancarias. El alza misma de las tasas de interés constituye el tercer hecho relevante. El dinero de corto y mediano plazo costará más. Ello significa que los costos de producción y operación subirán por esta causa. Aumentarán los precios, sin duda alguna. Este factor se agrega a los que ya han estado operando en el mercado venezolano, entre los cuales el alza considerable de los precios en los Estados Unidos es uno muy importante. Los trabajadores tendrán que exigir, a su vez, el reforzamiento a sus salarios, una nueva razón para el repunte de los precios. Puede parecer extraño que una medida ortodoxamente antiflacionaria, como el alza de las tasas de interés, resulte en vigorización de las presiones inflacionarias; pero en este caso hay que consultar el contexto de condiciones que rodean la medida y la índole de la economía venezolana. Por otra parte el alza de las tasas de interés obliga a los empresarios a una administración más cuidadosa del financiamiento y a una selección más detenida de los proyectos de negocios. Ojalá, para el buen crecimiento de la economía, que esa selección no opere en perjuicio de las actividades realmente creativas y beneficiosas desde un punto de vista económicosocial. Para un país en ansias de crecimiento, como el nuestro, el D. F. Maza Zavala 109 mayor costo de dinero -que puede repercutir en mayor costo del capital en general, dada la interdependencia de los mercados- puede ocasionar, dentro de tiempo prudencial, reajustes verdaderamente significativos en la dinámica económica, tanto favorables como adversos. Uno de esos reajustes podría ser, aunque parezca extraño al poco observador, la utilización mayor de fuerza de trabajo en lugar de capital dado el mayor precio de éste. Desde otro punto de vista, los mayores premios a los ahorristas -aumento de las tasas de interés que deben pagarse a depósitos en cuentas de ahorro y a plazo fijo en los bancos, así como aumento de la tasa efectiva de interés para los tenedores de cédulas hipotecarias- podrían estimular la inclinación al ahorro, si el alza del costo de vida no viene tan fuerte que acogote el poder adquisitivo de los consumidores. En todo caso, como se sabe, el mayor caudal de capital en el país no proviene de los pequeños ahorristas, sino de los beneficios de las empresas y del gobierno. No puede afirmarse que el mercado de dinero de Venezuela esté salvado con estas medidas. La coyuntura internacional es muy problemática, y cualquier cosa puede ocurrir en el futuro próximo en torno a la moneda, el crédito y las divisas claves. La economía venezolana puede "hacer un viaje alrededor del cuarto", pero no puede cambiar los acontecimientos que la afectan de una u otra manera. "Últimas Noticias".- Caracas, 16 de junio de 1969; p. 23. 110 EL OBSERVATORIO ECON6MlCO/OE LA TEORfA Y LOS HECHOS MERCADO DE DINERO Y CAPITAL El Ministro de Hacienda, doctor Pedro R. Tinoco, declaró en el acto de la instalación de la comisión creada por el decreto número 41 de 24-4-69 que tendrá a su cargo el estudio de un programa para el fomento de mercado de dinero y de capital, que es propósito gubernamental el asegurar el desarrollo de un activo mercado de esa índole, incluso mediante la promoción de un "capitalismo popular" que permita la participación del pequeño ahorrista en el financiamiento de la inversión para el crecimiento económico del país. Esta fuera de duda la necesidad de un activo y moderno mercado de dinero y de capital en Venezuela, como instrumento canalizador del ahorro interno a la inversión nacional. El proceso de crecimiento de la industria exige, entre otros factores esenciales, una elevada tasa de capitalización hasta el punto que, como ha sido observado históricamente, la etapa llamada por Rostow del "despegue" está condicionada al salto de la tasa de inversión desde 5 por 100 o menos, habitual en las economías atrasadas, a 12 por 100 o más. Este esfuerzo de capitalización puede facilitarse en economías como la venezolana, sostenida por la explotación de un importante recurso para fines de exportación como es el caso del petróleo, en virtud de que el Estado percibe un ingreso relativamente cuantioso procedente de aquella explotación, lo que le permite, aun cuando sea un mal administrador, realizar algún ahorro que o bien invierte directamente en obras de infraestructura, o bien lo coloca a la disposición del sector privado a través de las instituciones de crédito como la CVF, el BAP y otras. D. F. Maza Zavala 111 En economías de empresas privadas la porción sustancial de ahorro es efectuada por empresas y personas naturales. Hay quienes sustentan la tesis de que la acentuada desigualdad de la distribución del ingreso favorece el ahorro ya que el grupo minoritario de altos ingresos ahorrará una proporción considerable de éstos. Esa tesis ha sido refutada generalmente por los hechos, no en el sentido que los ahorros no se formen en la clase de los altos ingresos, sino, lo que es más importante, en cuanto al destino económico del ahorro. Por mi parte sostengo que una distribución progresiva del ingreso favorece la industrialización nacional al propiciar la difusión de poder de comprar en lugar de concentrarlo en pocas manos. Lo anterior me conduce al comentario sobre la modalidad del "capitalismo popular" que parece ser idea acogida por el Gobierno para estimular el ahorro. El capitalismo es un sistema con determinadas bases y conocidos modos de funcionamiento, cuya tendencia histórica es a la concentración en empresas de dimensiones crecientes. El Ministro Tinaco precisamente se refirió a la necesidad del surgimiento de nuevas -mayores- dimensiones empresariales en el país, en vista de la expansión al exterior de la economía y de que ello reclama, por supuesto, capitales más grandes a utilizarse en una perspectiva económica de largo plazo. Estas grandes empresas de iniciativa privada tendrán que operar al modo capitalista, y así el poder económico que las controle, en lugar de estar disperso en miles de accionistas, estará consolidado en un grupo limitado e influyente de intereses. El llamado capitalismo popular no modifica esa característica que es inmanente al sistema. Es posible, desde luego, incorporar al pequeño ahorrista al financiamiento del capital como un recurso complementario, pero sin que por ello la dirección de las empresas vaya a estar al alcance de la representación de esos accionistas numerosos y dispersos. El mercado de dinero y el de capital tienen funciones distintas, aunque se relacionan en la práctica. El mercado de dinero pone en comunicación una oferta de fondos líquidos dispuesta a colocarse a corto plazo, con una demanda de dichos fondos para cubrir exigencias de liquidez o giros breves de los negocios (financiamiento de inventarios circulantes, por ejemplo). El sector público puede operar regularmente en este mercado para cubrir las deficiencias transitorias 112 EL OBSERVATORIO ECONÓMICO/DE LA TEORfA y LOS HECHOS de tesorería, en virtud de variaciones del movimiento fiscal dentro del ejercicio anual. También las empresas pueden satisfacer sus necesidades de liquidez a través de este mercado. El Banco Central tiene la facultad de operar en el mercado de dinero como medio regulador de la circulación monetaria y en los últimos años lo ha hecho con frecuencia. Sin embargo, este mercado de dinero está todavía en estado incipiente, la experiencia es insuficiente, y los instrumentos operativos escasos o inexistentes. Compromisos del sector público, que forman esa deuda "flotante" anteriormente no cuantificada en forma oficial, podrían ser instrumentos para su negociabilidad cierta en el mercado de dinero, siempre y cuando el deudor garantice la cancelación al vencimiento. La negociabilidad de esos compromisos proporcionaría una gran eficacia a la circulación financiera. El mercado de capital pone en comunicación la oferta de ahorros con la demanda de inversiones principalmente para la creación de capital fijo. Este mercado opera, por tanto, en la perspectiva del largo plazo. En Venezuela la forma tradicional de este mercado, no superada hasta ahora, es la hipoteca a mediano plazo renovable, con intereses generalmente elevados y con garantía real dos o tres veces mayor que el préstamo. La creación de bancos hipotecarios ha significado un progreso en este sentido. También han surgido corporaciones privadas de financiamiento a largo plazo, pero la fuente principal de sus fondos es el extranjero. No existe, propiamente, un mercado de capital para el desarrollo económico en el país y debe estructurarse porque es una necesidad. "Últimas Noticias", Caracas, 20 de mayo de 1969; p. 27. D. F. Maza ZavaZa 113 UNA POLÍTICA MONETARIA INTERNACIONAL CAPAZ DE ENFRENTARLOS EMBATES DEL DÓLAR DEBE ADOPTAR VENEZUELA Se opone a la fluctuación del Bolívar El profesor y economista doctor Domingo F. Maza Zavala, Decano de la Facultad de Economía de la Universidad Central, afirmó ayer al comentar la nueva crisis porque atraviesa el dólar en los actuales momentos, que existe en Venezuela la necesidad de instrumentar una política económica monetaria internacional propia que afronte el problema en toda su integridad y magnitud. El Decano de Economía de la UCV se mostrócontrario a la formula sugerida por algunos organismos y personas que se han manifestado partidarias de permitir la fluctuación del bolívar y expresó que él no cree que dicha formula pueda corregir realmente la situación mencionada, además de que -subrayó-, introduciría un factor de inestabilidad y hasta de incertidumbre en los cálculos económicos privados y aún en la determinación de los ingresos fiscales provenientes del petróleo y del mineral de hierro. -La fluctuación, además, plantearía -señaló Maza Zavala- algunos problemas delicados en el seno del Pacto Subregional Andino y afectaría, a mi manera de ver, desfavorablemente la promoción de nuevas exportaciones. -Por otra parte -afirmó nuestro informante-, esa formula propiciaría un clima especulativo en el mercado de cambios de consecuencias impredecibles para el curso de nuestra balanza de pagos y para la estabilidad del ritmo de las inversiones. 114 EL OBSERVATORIO ECONÓMICO/DE LA rEORIA y LOS HECHOS ¿Qué actitud, profesor, ajuicio suyo deben adoptar las autoridades venezolanas frente a .las constantes y frecuentes fluctuaciones que viene sufriendo el dólar? -Yo me inclino mejor por la ampliación de nuestro actual sistema de cambios diferenciales, dejando un tipo de cambio de la divisa petrolera que permita dentro de lo posible compensar la devaluación del dólar en términos de promedio mundial y tipos de cambio diferentes para las importaciones de bienes de capital, materias primas indispensables y bienes de consumo básicos, así como también un cambio preferencial para nuevas exportaciones. Agregó el profesor Maza Zavala que este sistema sería compatible en todo caso con la inclusión de un tipo de cambio flotante para determinadas transacciones internacionales, verbo y gracia, para los movimientos de capital privado, para el turismo y otras operaciones similares. Historia del dólar A juicio del profesor y experto economista doctor D. F. Maza Zavala, la época inmediatamente anterior a la primera Guerra Mundial, entre los fines del siglo XIX y 1914, es la época de punto de partida del dólar. En esa época la divisa principal del mundo era la Libra Esterlina, por ser Inglaterra el país de mayor poderío económico y político. El patrón oro, que en esa misma época funcionaba casi de acuerdo con las reglas clásicas del sistema, o sea, la paridad de la moneda, se fijaba en términos de un determinado contenido de oro fino y, por tanto, la relación de equilibrio entre las monedas debía corresponder a la relación entre sus cantidades de oro. -Por otra parte, los tipos de cambio en el mercado sólo podían fluctuar dentro de estrechos límites llamados los puntos de importación y exportación del oro. Dentro de estos límites el tipo de cambio obedecía a la oferta y la demanda de la correspondiente divisa. Así pues existía un sistema monetario internacional rígido y automático que podía servir al limitado comercio de esa época. D. F. Maza Zavala Los cambios en I~ 115 economía Explicaba el Decano de Economía de la UCV que después de la Primera Guerra Mundial ocurren cambios importantes en la economía internacional. Por una parte, surge un nuevo sistema en Rusia, o sea, el socialismo, que divide al mercado mundial en dos sectores. Por la otra, Estados Unidos surge como el primer acreedor del mundo capitalista, incluida Inglaterra y la economía norteamericana adquiere el puesto dominante del sistema. Sin embargo, se inicia un proceso que puede propiamente calificarse como de crisis a largo plazo del patrón oro, que aún subsiste. Sobreviene una guerra comercial y financiera en medio de la cual tiene lugar la gran depresión económica de 1929 a 1934 durante la cual la Libra Esterlina es desvinculada del oro en 1931 y el dólar es devaluado en un 40% a principios de 1934. La consecuencia de esta guerra económica fue la Segunda Guerra Mundial, de la cual salen Estados Unidos mucho más fortalecidos que en la primera posguerra y siendo prácticamente la única economía industrializada en actividad en aquella época. Ello explica que el Acuerdo de Bretton Woods, que dio nacimiento al Fondo Monetario Internacional en 1945, adoptase como moneda internacional de cuenta y de reserva al dólar de Estados Unidos, dándole, por tanto, el carácter de divisa del mundo occidental, prácticamente con el mismo rango que el oro, pero en la vida comercial de posguerra, el dólar era mejor que el oro porque permitía la adquisición de mercancías norteamericanas y en general el área del dólar, incluido el petróleo venezolano, para satisfacer las necesidades de Europa y el Japón, devastado por la guerra. -Era la época del hambre de dólares que perduró más o menos por toda la década de los 50, mientras se reconstruía la economía europea. -En la década de los 60 la situación cambia con relativa rapidez y empieza a sentirse una cierta abundancia de dólares en Europa, alimentada por los crecientes desembolsos norteamericanos en importaciones, turismo, sostenimiento de gastos militares e inversiones en 116 EL OBSERVATORIO ECONÓMICO/DE LA TEORfA Y LOS HECHOS el Mercado Común Europeo, Gran Bretaña y el Japón. Por otro lado, la guerra de Viet Nam aceleró esta salida de dólares, acentuó el déficit de la balanza de pagos de Estados Unidos para hacer frente a esos compromisos internacionales en dólares. En virtud de eso comenzó a exigirse la conversión de dólares en oro por parte de los tenedores europeos, hasta el punto de reducir las existencias de este metal monetario a algo así como 12 mil millones de dólares, el nivel critico que hacia insostenible la convertibilidad de dólar. En consecuencia, el Gobierno norteamericano en agosto de 1971 suspendió la convertibilidad del dólar y tomo medidas de emergencia de carácter económico para mejorar su balanza de pagos y reducir la tasa de inflación. Sin embargo, en diciembre de ese mismo año fue decretada la devaluación del dólar en una proporción del 8% y al mismo tiempo, por acuerdo del llamado Club de los Diez países ricos de Occidente, se dejaba flotar las principales monedas de la Comunidad Europea con tendencia a la reevaluación. -El marco, de entonces acá ha sufrido una reevaluación de 21 %; Y el Yen japonés de 16%. También otras monedas como el Franco francés se han reva1uado sensiblemente. Afirmaba seguidamente el profesor Maza Zavala que la continuación del déficit de la balanza de pago de los Estados Unidos y la insuperada desconfianza con respecto a la estabilidad del dólar determinaron otra devaluación de esta moneda a principios de 1973, de un 10%, a pesar de 10 cual la inestabilidad del dólar persiste y no hay expectativa cierta sobre el fin de este proceso. El oro, por su parte se ha reva1uado de hecho en un 200% con respecto a su precio oficial internacional, llegando hasta 122 dólares la onza. -La flotación de las principales monedas europeas -señalaba más adelante el Decano de Economía de la UCV-, muestra día a día el deterioro del dólar y en segundo término de la Libra Esterlina, mientras el Fondo Monetario Internacional no toma, aparentemente, las cartas en estas crisis y todas las decisiones parecen concentrarse en tres bloques de intereses: la Comunidad Económica Europea, los Estados Unidos y el Japón, permaneciendo como siempre en calidad de espectadores y de víctimas los países del Tercer Mundo. D. F. Maza Zavala 117 La posición de Venezuela Consultado el profesor Maza Zavala cuál debía ser en su opinión la actitud de Venezuela frente a estas frecuentes crisis que el dólar ha sufrido últimamente y sí consideraba apropiado adoptar algunas medidas de tipo monetario, manifestó: -Hasta ahora la política monetaria venezolana en relación con la crisis monetaria mundial ha sido de pequeños ajustes en los tipos de cambio del bolívar, con respecto al dólar para aliviar parcialmente los efectos de la devaluación de la moneda norteamericana, mientras que el bolívar ha perdido y pierde poder adquisitivo en relación con las monedas europeas y el Yen japonés. -Por otra parte -apuntaba nuestro entrevistado-, la fijación de los precios del petróleo por el Gobierno a efectos fiscales, tampoco ha logrado compensar enteramente la pérdida real del país en términos del poder adquisitivo internacional del bolívar. En consecuencia afirmaba MZ- hay necesidad de una política monetaria internacional de Venezuela que afronte el problema en toda su integridad y magnitud. Recalcó el Decano de Economía de la UCV que no cree que la fórmula sugerida por algunos organismos y personas de permitir la flotación del bolívar pueda corregir realmente la situación mencionada, además de que introduciría un factor de inestabilidad y hasta de incertidumbre en los cálculos económicos privados y en la determinación de los ingresos fiscales provenientes del hierro y el petróleo. "El Universal".- Caracas, 7 de julio de 1973; pp. 3 Y 22. 118 EL OBSERVATORIO ECONÓMICO/DE LA TEORfA Y LOS HECHOS LA CRISIS MONETARIA INTERNACIONAL En los últimos seis años el sistema monetario capitalista ha estado críticamente conmovido, hasta el punto de que se impone la necesidad de una reorganización considerable del mismo para afrontar una nueva etapa del desarrollo económico mundial. En verdad, esa conmoción, aún presente, tuvo un prolongado proceso de gestión, que casi podría ubicarse en cuanto a su punto de partida virtual en los años de la Primera Guerra Mundial, lo que significa que la mayor parte del siglo XX ha sido un período de crisis monetaria -por no hablar de otras crisis- con tregua más o menos considerable. Los hechos significativos de los últimos seis años han sido los siguientes: i) Déficit persistente de la balanza de pagos de los EE.UU., facilitado por la aceptación internacional del dólar como medio de pago (en los doce años comprendidos entre 1960 y 1971, ambos incluidos, el déficit acumulado alcanzó a US$ 50.707 millones); ii) devaluaciones y reevaluaciones de las principales monedas europeas (libras esterlinas, franco francés, marco alemán occidental, florín holandés, etc.); iii) el 15 de agosto de 1971 el Gobierno norteamericano suspendió la convertibilidad del dólar en oro, para poner freno a la salida de este metal con destino a la banca y entidades financieras extranjeras; iv) en diciembre de 1971 -como era perfectamente previsible, aunque sin fecha cierta- fue celebrado el llamado "Acuerdo del Instituto Smithsonniano" por el cual se establecieron nuevas paridades de las principales monedas capitalistas, lo que significó la devaluación del dólar en un 8 por 100 aproximadamente; v) el12 de febrero de 1973 D. F. Maza Zavala 119 el Gobierno de los EE.UU., decidió una nueva devaluación del dólar, en una proporción de 10 por 100 aproximadamente, vi) en relación con las devaluaciones del dólar, el precio oficial internacional del oro, a efectos monetarios, subió de US$ 35 a US$ 42,22 la onza troy; el precio del oro en el mercado no oficial ha subido hasta situarse actualmente en un promedio de US$ 120 la onza, es decir, casi tres veces mayor que el precio oficial; vii) las más importantes monedas europeas y el Yen japonés se mantienen "flotando" con respecto al .dólar, aunque con una relación fija entre sí. Simultáneamente, la economía norteamericana es sometida a nuevos y/o mayores controles -nunca ha sido una economía enteramente "libre"- para procurar el restablecimiento de la balanza de pagos y reducir la tasa de inflación que le corroe como un cáncer. Han sido impuestos controles o regulaciones diversas sobre el movimiento internacional de capitales, sobre los precios y los salarios, sobre numerosas importaciones y exportaciones de mercancías y sobre gastos oficiales en el extranjero. Algunos de esos controles y regulaciones han tenido éxito. El déficit de la balanza comercial de los EE. UU., disminuyó de US$ 1.400 millones en el primer trimestre de 1972, a US$ 429 millones en el primer trimestre de 1973. Las devaluaciones del dólar en un 18 por 100 acumulativo y las alzas arancelarias norteamericanas probablemente contribuyan al mejoramiento de la balanza de pago, ya que significa un encarecimiento de los artículos extranjeros para los norteamericanos y el abaratamiento de los artículos norteamericanos para los extranjeros. La devaluación y los aumentos de las tasas de interés hacen más atractivo el mercado norteamericano de inversiones y desalientan, en parte, las inversiones norteamericanas en el exterior. Sin embargo, como factores que actúan en sentido contrario, debe mencionarse: la inflación, la crisis energética que obliga a la mayor importación de hidrocarburos y su racionamiento interno y la incertidumbre política con respecto al proceso "Watergate". La redistribución de oro monetario, desde luego, no corresponde proporcionalmente a la relación de poder económico en el mundo capitalista. Más de la mitad del oro del sistema está en manos europeas; los países árabes y latinoamericanos disponen de un diez o 120 EL OBSERVATORIO ECON6MICO/DE LA TEORÍA Y LOS HECHOS doce por ciento; Estados Unidos tiene menos de 25 por 100. El oro está mitigando en parte la aguda incertidumbre monetaria, centrada principalmente en el dólar, y por ello su precio real ha subido tan espectacularmente. Aunque la lógica parecería indicar que el dólar debe mejorar su posición en los mercados, los hechos señalan lo contrario: el dólar se debilita y se espera que nuevas situaciones ocurran. De lo que se está seguro, en un mundo tan dinámico, es que el dólar no recuperará su función de moneda patrón del mundo occidental. El sistema monetario capitalista El libre cambio, que prevaleció en el siglo XIX, requería un sistema monetario de alcance mundial. Se estableció el régimen de patrón oro, sujeto a reglas sencillas: la paridad de las monedas nacionales se expresaba en términos de su contenido de oro fino y su valor de cambio frente a otras monedas no podía exceder ciertos límites, llamados "puntos de oro", fijados por los costos de desplazamiento el oro entre uno y otro mercado; para efectos operativos el oro podía ser suplementado en la circulación por billetes bancarios o de Tesorería, pero bajo la condición de que la autoridad emisora se obligaba a convertirlos plenamente, es decir, a cambiarlos por oro a su presentación; la autoridad, por tanto, adquiría oro contra sus propios billetes y entregaba oro a cambio de sus billetes; dada esta seguridad -y mientras permaneciera inquebrantable- el tenedor de billetes no tenía prisa en convertirlos en oro, porque era más práctico pagar y cobrar en billetes que en oro. Así, el oro se fue retirando poco a poco de la circulación activa y en su lugar se desplazaban los billetes; el oro se acumulaba en las arcas bancarias y oficiales, y mientras el público tuviese la certidumbre de que el oro estaba allí disponible no había empeño en la conversión. Entre países la circulación de monedas nacionales, bajo la forma de billetes de banco o de Tesorería, se tomaba difícil; en principio debía pagarse en oro, pero esto era poco práctico y, además, costoso. Dos tipos de relación capitalistas propiciaron la solución de los pagos internacionales: i) las interbancarias, por medio de las cuales los bancos de cada país hacían operaciones con los de otros países, que D. F. Maza Zavala 121 implicaban transferencias de fondos, para lo cual cada banco mantenía cuenta corriente con otros; ii) las intercomerciales, que ponían en contacto funcional a exportadores, cuyas operaciones se documentaban por lo general mediante letras de cambio, las cuales podían descontarse en un banco; estas letras cambio, denominadas en monedas de los exportadores, podían ser adquiridas por los importadores del mismo país para cancelar sus obligaciones con los proveedores extranjeros. Las letras de cambio o giros comerciales internacionales, con un mercado cierto cuyo núcleo era el sistema bancario, constituyeron las divisas, cuyo perfeccionamiento consistió en que, en lugar de circular internacionalmente tales letras de cambio o giros comerciales, circularon, y circulan, los giros bancarios convertibles en moneda nacional del beneficiario y, a través de ésta, en oro. La desigualdad económica entre los países llegó al caso extremo de la preponderancia de uno de ellos, el de mayor desarrollo industrial y comercial, lo que se manifestó en el campo monetario por la atribución de su divisa como medio de reserva de los otros países, y, por tato, la posibilidad de ser utilizada como medio de pago internacional. La condición esencial seguía siendo la de convertibilidad. En el siglo XIX y hasta bien entrado el XX la libra esterlina hizo esa función, dado que Inglaterra era entonces el país económicamente más fuerte, avanzado y poderoso del sistema. La porción relativamente mayor del oro monetario del mundo se concentraba en Inglaterra, y principalmente en Londres. El sistema bancario inglés era una especie de cámara internacional de compensación a través de la cual se efectuaban las operaciones monetarias relacionadas con el comercio y las finanzas exteriores del mundo. Gracias a esta atribución de la libra esterlina, los ingleses pudieron pagar sus importaciones con la propia moneda y realizar inversiones en el resto del globo con la misma, pero con el talón regulador de su reserva de oro y de monedas extranjeras convertibles. Poseer libras esterlinas era entonces casi tan bueno como poseer oro. Pero en ese tiempo la economía mundial era pequeña y los ingleses bastantes conservadores en economía, de modo que no hubo una expansión excesiva de la oferta de libras esterlinas y el sistema cambio oro- no perdió su fuerza. 122 EL OBSERVATORIO ECONÓMICO/DE LA TEORÍA Y LOS HECHOS Durante el período comprendido entre las dos guerras mundiales (1914-1939) ocurrieron graves y continuos trastornos comerciales, financieros y monetarios, en medio de los cuales Inglaterra abandonó -en 1931- el patrón de oro y Estados Unidos devaluó el dólar, el comercio exterior del mundo se redujo sustancialmente, los países se erizaron de vallas y controles económicos y monetarios, la economía norteamericana y europea se hundieron casi enteramente en la gran depresión de 1929-33 y la división internacional del trabajo -países exportadores de materias primas e importadores de manufacturas, por un lado, y países exportadores de manufacturas e importadores de materia primas, por el otro- sufrió modificaciones sensibles, por las cuales América Latina inició su proceso de industrialización. Fue en ese período de entreguerras que se desarrolló el socialismo en Rusia y, por tanto, se dividió la economía mundial en dos estructuras antagónicas. La economía norteamericana surgió en la primera guerra mundial como potencia dominante del sistema y el dólar empezó a figurar, junto con la libra esterlina y frecuentemente en lugar de la libra esterlina, como moneda de reserva, casi tan buena como el oro. En la posguerra de 1945 y años sucesivos la economía norteamericana se establece decisivamente como la primera en el mundo, entonces devastado, y por supuesto el dólar se aprecia como mejor que el oro, ya que da acceso a las mercancías y servicios de los Estados Unidos en una situación de escasez de dólares, y Europa, el Japón, Canadá, América Latina, la región árabe, Israel, reciben cantidades crecientes de dólares bajo la forma de ayuda, gastos militares, inversiones, turismo, importaciones norteamericanas, préstamo y similares. Los norteamericanos se convierten en los banqueros del mundo occidental, con capacidad de crear dólares casi sin tasa ni medida, prácticamente sin costo. Mientras el oro sigue siendo esencialmente escaso, y costoso, el dólar se hace abundante y de bajo costo. Mientras tanto, las economías europeas y las japonesas no sólo se recuperan sino que se expanden considerablemente, se hacen exportadoras, compiten ventajosamente con la norteamericana. El dólar deja de ser escaso y llega hasta hacerse abundante. Los EE.UU., entran en dificultades, pues su balanza comercial se toma deficitaria y la salida de fondos incontenible (inversiones, turismo, gastos militares -en el período 1946-71 éstos totalizaron US$ 58.000 D. F. Maza Zavala 123 millones en forma neta-). Se estima en US$ 85.000 millones la circulación de dólares fuera de los EE.UU. La pérdida de oro por ese país hizo descender su reserva hasta un nivel crítico y sobrevino la inconvertibilidad en 1971. El dólar, antes tan bueno como el oro, se hace relativamente indeseable frente al oro. Cae el dólar, sube el oro, suben las monedas europeas y el yen. Se desquicia el sistema monetario capitalista. La especulación, la incertidumbre, la vieja inseguridad de los tenedores de activos monetarios y financieros resurge. La economía capitalista y las relaciones monetarias Las incidencias monetarias mencionadas corresponden a determinadas modificaciones de la organización capitalista mundial. El desarrollo de la Comunidad Económica Europea (CEE) y la formidable expansión japonesa permiten contrabalancear el poderío económico de los EE.UU., de tal modo que el sistema mono céntrico prevaleciente después de la segunda guerra mundial -con EE.UU. como único líder- está siendo sustituido por un sistema muIticéntrico, es decir, constituido por varios núcleos de poder económico, que aspiran también a ejercer influencias equivalentes en la política internacional. Esos núcleos, además de EE.UU., son la CEE y el Japón. A nivel planetario, desde luego, la multicentralidad incluye los dos grandes núcleos de poder socialista, la Unión Soviética y China. La economía capitalista monocéntrica ha tenido como divisa al dólar, como antes tuvo a la libra esterlina. Ha continuado siendo un sistema monetario con un patrón de cambio de oro, es decir, en última instancia su fundamento está constituido por el oro, aunque funcionan como suplementarias las divisas fuertes convertibles y principalmente el dólar. Para una economía en expansión, como la de los últimos veinticinco años, no era posible sujetarse estrechamente al oro como medio de pago internacional y de reserva, y por ello se recurrió a las monedas nacionales, el dólar, la libra, y en mucho menor grado al marco, al franco, al florín, a la lira, etc., para complementar el oro en sus funciones monetarias. La confianza en el dólar, basada en la capacidad de la economía norteamericana y en su poder expansivo, 124 EL OBSERVATORIO ECON6MICO/DE LA TEORIA y LOS HECHOS permitió su emisión y aceptación en una escala sin precedentes, hasta el punto de práctica saturación en Europa y el Japón. La necesidad de continuar ofreciendo dólares por parte de los EE.UU., para financiar el déficit de su balanza de pagos, debilitó aquella confianza, en momentos en que hacía crisis política y militar la guerra de Vietnam y la inflación devoraba -como aún devora- el poder adquisitivo de la moneda norteamericana. La tasa media de inflación en los EE.UD. no baja en los últimos años de un 6 por 100 anual, anulándose así parcialmente los incrementos de productividad de esa economía. Ello significa que a las devaluaciones oficiales del dólar se añade la desvalorización continua en el mercado por efecto de la inflación. Puede estimarse que entre devaluaciones y desvalorización el dólar ha perdido en los últimos dos años un 30 por 100 de su poder adquisitivo. Una moneda que así se deteriora no puede seguir siendo la divisa central única del sistema capitalista. Paralelamente se fortalecen las principales monedas europeas y el yen. El marco se ha revaluado en un 11 por 100, el franco suizo en un 18 por 100 Y el yen en 24 por 100. El dólar oficialmente se ha devaluado en un 18 por 100, pero en términos de oro la devaluación es del orden de 240 por 100 aproximadamente. Aun cuando no se dibuja aún con claridad una nueva situación, en la realidad los poderes monetarios se comparten entre los EE.UU., la CEE y el Japón, por lo que atañe al sistema capitalista. Los arreglos se han hecho dentro del club de los "ricos", al margen del Fondo Monetario Internacional; en verdad, nunca el FMI ha hecho otra función que la de representar y servir los intereses de los grandes y ricos del mundo occidental: en los hechos recientes la situación se ha "sincerado" como se dice y el club de los Diez desarrollados capitalistas decidió conforme a su conveniencia y saber los problemas más agudos de la crisis monetaria. Entre tanto, el sector no desarrollado del sistema capitalista, el llamado "Tercer Mundo", ha permanecido como espectador pasivo de los hechos, y como víctima de las consecuencias. En buena parte -específicamente América Latina- es deudor en dólares y tenedor de dólares: como deudor es posible que la devaluación alivie su carga, pero como tenedor sufre una pérdida: además, la inflación norteamericana y la reevaluación de las monedas europeas y el yen sustraen poder adquisitivo a sus exportaciones de materias primas y alimentos, mientras que su propia inflación -de la que Venezuela ha D. F. Maza Zaoala 125 escapado hasta ahora, pero ya está bajo el signo inflacionario- resta fuerza a su precario crecimiento económico. Sea monocéntrica o multicéntrica la economía capitalista mundial, el Tercer Mundo sufre su condición de no desarrollo, de dependencia, aunque el multicentrismo pudiera favorecer su posición comercial en virtud de la diversidad y de la competencia. El multicentrismo, sin embargo, parece ser más formal que efectivo, a la luz de transformaciones más profundas que sufre la organización capitalista. Me refiero especialmente al surgimiento y expansión de las llamadas empresas multinacionales o transnacionales, que son poderosos conglomerados de capitales, técnicas y poderes que operan a escala del planeta, que adelantan una estrategia de dominación múltiple de actividades y sectores de la economía mundial, con facilidades informativas y operativas en todo los países capitalistas, capaces de movilizar capitales y fondos a través de las fronteras y, en una evolución ulterior previsible, liberarse de las vinculaciones nacionales en aras de la acumulación y el poderío. Estas corporaciones transnacionales -que configuran una tendencia nueva a la universalización monopol ista y ultraimperialista- han jugado y juegan un papel considerable en la crisis monetaria, por su capacidad creciente de especulación en los distintos mercados y movilización de fuertes masas de divisas a escala internacional. El capitalismo de los años venideros, más que multicéntrico, será perimundial, como réplica dialéctica del liberalismo del siglo XIX. Otra fuerza que emerge en medio de esta crisis monetaria capitalista es la de los países petroleros, principalmente árabes. Gracias a la elevación de los precios del petróleo en los últimos cuatro años, incluido el actual, esos países, no obstante su inclinación a importar, han podido acumular no menos de 8.000 millones de dólares, suma influyente en las activa dinámica monetaria contemporánea, y se estima que para 1980 esa acumulación alcanzará el doble, o sea, 16.000 millones. Este poder combinado conduciría a la creación de una nueva divisa internacional y ya se habla del "denario" árabe como nombre de esa divisa. La base es el petróleo, la monetización podría hacerse en oro y su instrumento operativo sería el denario o cualquier otro signo capaz de circular internacionalmente. 126 EL OBSERVATORIO ECONÓMICO/DE LA TEORfA y LOS HECHOS Hacia un nuevo orden monetario Todos los indicadores señalan la necesidad de un nuevo orden monetario internacional que tenga en cuenta, incluso, las relaciones económicas con el sector socialista. El Fondo Monetario Internacional no parece capaz de llegar a ser el centro institucional de ese nuevo orden. El oro, como en los viejos tiempos, parece que seguirá siendo la medida de los valores mercantiles. A pesar de las pregonadas .realizaciones tecnológicas del capitalismo, de su sofisticación financiera, de su facultad figurativa, el oro reconquista su poder mitológico, su magia primitiva. Es una paradoja sorprendente: siendo estéril el oro soporta la superestructura gigantesca de los valores del capitalismo. Cuesta producirlo, cuesta mantenerlo, cuesta movilizarlo, pero es 10 único, al parecer, que mitiga la sed de confianza. El nuevo orden monetario será, según los indicios, un viejo orden capitalista, con divisas múltiples, tasas de cambio más o menos estables y desigualdad económica entre los países. En lugar de una moneda de reserva, habrá varias, conjuntamente con el oro. Quizás los Derechos Especiales de Giro, moneda del Fondo Monetario Internacional, desempeñen una función complementaria limitada, suavizándose la dependencia con respecto a las divisas nacionales. Lo único que será cierto, real en medio de la incertidumbre monetaria, será el potencial económico, la capacidad de crear riqueza, de hacerla circular, de consumirla y acumularla. Nada nuevo bajo el sol, que en este caso es el oro, como en los tiempos del rey Midas. Nuestros antepasados, los aborígenes, apreciaban más las manufacturas que el oro, y su predilección no era irracional a la luz de la mejor doctrina liberal. Venezuela y la crisis monetaria Ante las devaluaciones del dólar las autoridades monetarias venezolanas decidieron revaluar el bolívar en una proporción acumulativa de un 4.5 por 100. Sin embargo, en relación con las monedas revaluadas de Europa y Japón, en proporciones que varían de 11 a 24 por 100, el bolívar sufre una devaluación, que se manifiesta en las transacciones con los países de moneda revaluada, los cuales proveen, en su conjunto, alrededor de un 35 por ciento de nuestras importaciones. La reevaluación frente al dólar, por otra parte, nos dispensa en el mer- D. F. Maza Zavala 127 cado norteamericano una ventaja muy transitoria, ya que por el ritmo inflacionario de aquéllos compradores extranjeros sufren una pérdida de valor de un 6 por 100 anual en promedio. El resultado para nosotros en todo caso y globalmente, es un mayor costo de las importaciones. El bolívar se mantiene como moneda fuerte, convertible, digna de confianza. La base de esa fortaleza no consiste en los 1.600 millones de dólares en reservas monetarias que poseemos -de los cuales casi 400 millones consisten en oro, sujeto a revalorización sustancial-, sino en firmeza de la actividad petrolera, que sustenta a nuestra economía. Mientras el petróleo sea una mercancía "fuerte" en el comercio mundial -y según todas las previsiones lo será por muchos años- el bolívar tendrá solidez y podrá atraer a capitales extranjeros. En razón de ello conviene establecer una política racional ante las inversiones extranjeras que mantenga sana la balanza de pagos y al mismo tiempo estimule contribuciones realmente positivas al crecimiento económico nacional. Los capitales especulativos, el dinero "caliente" que se moviliza con mucha fluidez entre los países en respuesta a cambios en la situación monetaria y financiera, o simplemente por aprensiones políticas, es indeseable. Alguna diversificación de las reservas debe propiciarse, incluyendo divisas fuertes europeas y aumentando la reserva de oro. Más importante aún es una política activa de preservación y fortalecimiento de los precios que efectivamente recibe la Nación por su petróleo; debe incluirse en esa política un dispositivo automático de compensación suficiente por la devaluación monetaria internacional y uno por la inflación externa que afecta negativamente al poder del barril de petróleo, que es en verdad, nuestra divisa. Una política arancelaria eficaz para regular las importaciones en provecho de la producción nacional, sin lesionar esencialmente la posición del consumidor medio, debe ser un complemento del sistema de defensa de nuestro signo monetario ante las contingencias que afectan al dólar y otras divisas del mundo occidental. "Revistade la EscuelaSuperiorde las FuerzasArmadas de Cooperación".Caracas, N° 1, enero-junio 1973: pp.145-154.