el régimen jurídico de las dotaciones y equipamientos urbanísticos

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EL RÉGIMEN JURÍDICO DE LAS DOTACIONES Y
EQUIPAMIENTOS URBANÍSTICOS
EN LA LEGISLACIÓN CASTELLANO-MANCHECA.
Juan Antonio Chinchilla Peinado
Universidad Autónoma de Madrid
Abril 2008
[email protected]
SUMARIO: I.-Las dotaciones públicas en el Decreto Legislativo 1/2004, por el que se aprueba el Texto
Refundido de la ley de Ordenación del Territorio y de la Actividad Urbanística de Castilla-La
Mancha. A) La dicotomía sistema general versus dotación local en el Decreto Legislativo 1/2004. B)
Los sistemas generales, las dotaciones locales y las dotaciones privadas en el Decreto Legislativo
1/2004 y el Decreto 248/2004. C) La configuración legal de las infraestructuras estatales y
autonómicas como sistemas generales a efectos de su inclusión en el planeamiento urbanístico. II. Los
modos de obtención de los terrenos dotacionales en el Decreto Legislativo 1/2004. A) Las formas de
obtención de los sistemas generales y de las dotaciones locales. B) La cesión obligatoria y gratuita de
los terrenos dotacionales públicos. C) La expropiación forzosa. D) La ocupación directa. E) El
convenio urbanístico. III. La gestión y ejecución de los terrenos rotacionales.
I.-
LAS DOTACIONES PÚBLICAS EN EL DECRETO LEGISLATIVO 1/2004,
DE 28 DE DICIEMBRE, POR EL QUE SE APRUEBA EL TEXTO
REFUNDIDO DE LA LEY DE ORDENACIÓN DEL TERRITORIO Y DE LA
ACTIVIDAD URBANÍSTICA DE CASTILLA-LA MANCHA.
A)
La dicotomía sistema general versus dotación local en el Decreto Legislativo
1/2004. Su articulación como dotación pública.
1.- La tradicional distinción conceptual entre dotaciones locales y sistemas
generales fue realizada fundamentalmente por la jurisprudencia al interpretar la
dualidad de términos introducida por el Reglamento estatal de Planeamiento de
-1-
1978 determinando, en esencia, que la diferenciación debía realizarse a partir de los
sujetos beneficiados por la dotación. En esta línea, se afirmaba que los sistemas
generales operan en beneficio de la comunidad municipal en general mientras que
las dotaciones locales lo hacen al servicio de un sector determinado. El Texto
Refundido de 1992 unificó el deber de cesión de todos estos terrenos bajo la
expresión dotaciones públicas, lo que resulta más correcto desde una perspectiva
conceptual, puesto que todos ellos son bienes de dominio público y, en
consecuencia, resulta contradictorio afirmar que algunos de ellos se encuentran al
servicio de determinadas y concretas superficies.
2.- La Ley 6/1998, de 13 de abril, de Régimen del Suelo y Valoraciones (B.O.E.
núm. 89, de 14 de abril), en sus artículos 14.2 y 18 utilizó dicha dicotomía como
elemento definitorio del deber de cesión en suelo urbano no consolidado y en suelo
urbanizable. Ello fue considerado conforme al orden de distribución de
competencias por la Sentencia del Tribunal Constitucional 164/2001, FJ 21º, al
precisar que la asunción de tales conceptos por el legislador estatal no impone
ningún modelo urbanístico determinado a las Comunidades Autónomas, puesto que
como ya determinó la STC 61/1997, de 20 de marzo, FJ. 6º, “en el reparto
competencial efectuado por la Constitución es a las Comunidades Autónomas a las
que se ha atribuido competencia exclusiva sobre el urbanismo, y por ende es a tales
Entes públicos a los que compete emanar normas que afecten a la ordenación
urbanística”.
Para el Tribunal Constitucional en la citada Sentencia 164/2001, tal dicotomía
conceptual puede ser utilizada por el legislador estatal sin invadir competencia
autonómicas dado que
“...cierto es que en la distinción entre «sistemas generales» y «dotaciones
públicas locales» podría identificarse la predeterminación de un modelo
urbanístico, y con ello una invasión de las competencias urbanísticas de las
-2-
Comunidades Autónomas... Debemos destacar, en este sentido, que la
distinción entre «dotaciones públicas de carácter local» y «sistemas generales»
no la establece la LRSV. Es, con independencia de su denominación, una
distinción tradicional ya que junto a infraestructuras urbanísticas que sirven
al conjunto de la ciudad también existen otras dotaciones públicas de menores
dimensiones y que proyectan su utilidad sobre ámbitos espaciales más
limitados. En lo que ahora importa, el art. 14.2 a) y b) LRSV no impone un
modelo determinado de suelo dotacional público (por barrios o sectores y
para el conjunto de la ciudad). Su único contenido normativo consiste en
imponer a los propietarios el deber de cesión de suelo para usos dotacionales
públicos de acuerdo con la referida distinción. Pero, más allá, y en coherencia
con lo que ya declaramos en la STC 61/1997, FJ 17 b), el modelo de dotaciones
urbanísticas públicas corresponde, por entero, a las Comunidades
Autónomas. De esta manera la distinción misma entre dotaciones públicas
locales y sistemas generales depende de lo que disponga la legislación
urbanística de cada Comunidad Autónoma...”.
3.- El Decreto Legislativo 1/2004, de 28 de diciembre, por el que se aprueba el
Texto Refundido de la Ley de Ordenación Territorial y de la Ley de la Actividad
Urbanística (D.O.C.LM. núm. 13, de 19 de enero), conceptúa inicialmente los tipos de
dotaciones públicas en la Disposición Preliminar, ordinales 10, 11 y 12. Así, se define
desde la perspectiva urbanística de los suelos dotacionales, en el apartado 10º a los
terrenos destinados a dotaciones públicas como aquél suelo que
“…por su calificación, deba servir de soporte a usos y servicios públicos,
colectivos o comunitarios, tales como infraestructuras y viales, plazas y
espacios libres, parques y jardines o centros y equipamientos cualquiera que
sea su finalidad…”
Aquí el criterio definidor es la finalidad a la que sirven tales terrenos: la
satisfacción de necesidades colectivas y la implantación de usos o servicios públicos.
Aunque no se especifica expresamente en este precepto parece razonable considerar
que del mismo se infiere, dado ese destino, que tales terrenos deberían calificarse
naturalmente como bienes de dominio público, a tenor del artículo 5 de la Ley
-3-
33/2003, de 3 noviembre, de Patrimonio de las Administraciones Públicas (B.O.E.
núm. 264, de 4 de noviembre), y de forma consecuente, debería predicarse
igualmente la titularidad pública Y ello con independencia de su titularidad estatal
(edificio administrativo), autonómica o provincial(hospital) o local (colegio público)
al no especificarse nada al respecto.
Pero junto a esos terrenos destinados a usos y servicios públicos, se
encuentran también terrenos que sirven a usos y servicios colectivos. Aquí ya no nos
encontramos ante bienes de titularidad pública y de dominio público, sino ante
dotaciones privadas (hospital privado).
4.- Desarrollando la regulación de las dotaciones públicas, el Decreto
Legislativo 1/2004, asume parcialmente la distinción tradicional entre dotaciones
locales y sistemas generales, si bien introduciendo alguna matización relevante en
cuanto a su articulación.
En efecto, por sistema general, a tenor del apartado 11 de la Disposición
preliminar del Decreto Legislativo 1/2004, se concibe aquella
“…dotación integrante de la ordenación estructural establecida por el
planeamiento compuesta por los elementos determinantes para el desarrollo
urbanístico y, en particular, las dotaciones básicas de comunicaciones,
espacios libres y equipamientos comunitarios, cuya funcionalidad y servicio
abarcan más de una actuación urbanizadora o ámbito equivalente. Tienen la
condición de bienes de dominio público…”
Desde esta configuración como elemento integrante de la ordenación
estructural, el artículo 19.5 del Decreto 248/2004, de 14 de septiembre, por el que se
aprueba el Reglamento de Planeamiento (D.O.C.LM. núm. 179, de 28 de septiembre),
exige que los mismos deban estar dimensionados en función de las necesidades y
demandas sociales, asegurando su calidad y funcionalidad para lograr la
-4-
racionalidad y coherencia del desarrollo urbanístico.
A su vez, en el apartado 12 se conceptúa como sistema local aquella
“…dotación complementaria de las definidas como generales e integrante de
la ordenación detallada establecida en el planeamiento, que tiene igualmente
la condición de bien de dominio público...”
5.- Sobre estas definiciones deben realizarse dos observaciones. En primer
lugar, dicha configuración produce el fenómeno denominado “desescalonamiento
territorial de las dotaciones en función del ámbito o nivel de servicio”. Al
configurarse tanto los sistemas generales como las dotaciones locales públicas como
bienes de dominio público, ninguno de tales elementos puede estar al servicio de un
ámbito concreto. En consecuencia, todas ellas se configuran como una única red
dotacional pública1.
En segundo lugar, la dimensión territorial continúa presentado relevancia,
dado que el sistema general se encuentra al servicio de más de una actuación
urbanizadora, mientras que la dotación local sólo estará al servicio de una actuación
urbanizadora.
No obstante, debe precisarse que ambos son conceptos relativos, puesto que
su
dimensionamiento
concreto
variará
en
función
de
las
características
socioeconómicas de la población y de las necesidades específicas de cada municipio.
Ello se observa claramente en el artículo 24.1 del Decreto 248/2004, de 14 de
septiembre, por el que se aprueba el Reglamento de Planeamiento, al precisar que los
Jardines y Parques podrán ser tanto sistemas general de espacios libres como sistema
Por el contrario, la mayoría de las leyes autonómicas configuran a los sistemas generales como aquellos elementos
de la estructura del territorio (dotaciones públicas) destinados a satisfacer las necesidades del conjunto (todo o gran
parte) de la población, frente a las dotaciones locales, configuradas como las infraestructuras y equipamientos
destinados al servicio de áreas inferiores (sectores o unidades de ejecución) o clases determinadas de suelo. Ahora
bien, de este modelo general se apartan parcialmente la legislación castellano-manchega, extremeña, madrileña y
1
-5-
local.
6.- Hoy la Ley 8/2007, de 28 de mayo, de Suelo (B.O.E. núm. 128, de 29 de
mayo), dentro de las coordenadas asumidas por el legislador estatal de no regular
técnicas urbanísticas y evitar la utilización de los tecnicismos propios de tales
técnicas, no recoge ya dicha dicotomía sistema general versus dotación local2, sino
que adopta nuevamente la noción de dotación pública.
Esta utilización se realiza, de una parte, desde la perspectiva de los derechos
de los ciudadanos, al reconocerse el derecho a acceder en condiciones no
discriminatorias y en condiciones de accesibilidad universalidad a la utilización de
las dotaciones públicas y equipamientos colectivos abiertos al uso público, artículo
4.b). Aquí se identifica a tales dotaciones y equipamientos, ante la referencia al uso
público, como bienes de dominio público, quedando fuera de su supuesto de hecho
las dotaciones privadas. Obviamente la referencia a la accesibilidad universal de las
dotaciones públicas no se refiere al uso libre y gratuito, sino a la obligación de que,
cuando procedan, las tarifas por el uso de tales bienes, sean gestionados directa o
indirectamente, no conduzcan de facto a la exclusión de su uso por determinados
colectivos.
De otra parte, se adopta dicha noción de de dotación pública para la
identificación del suelo urbanizado, al definirse como aquél integrado en la red de
dotaciones y servicios propios de los núcleos de población, artículo 12.2; a las
actuaciones
de
transformación
urbanística
para
distinguir
entre
las
de
valenciana.
2 Como precisa la Exposición de Motivos, Apartado I, ello se realiza tanto para no prefigurar un concreto modelo
urbanístico que se imponga a la libertad de conformación que tienen atribuidas las Comunidades Autónomas en
ejercicio de su competencia exclusiva, como también para facilitar su comprensión por los ciudadanos. Ciertamente
este último propósito debe aplaudirse, ya que el grado de especialización y conceptualización que ha alcanzado el
ordenamiento urbanístico, estatal y autonómico, imponían al ciudadano “común” recabar el asesoramiento de un
experto para poder determinar con certeza el régimen jurídico de su propiedad.
-6-
transformación urbanística y las de dotación, artículo 14, vinculándolas a los deberes
de los propietarios en el paso de suelo rural a urbanizado o de los propietarios de
suelo urbano no consolidado en las actuaciones de reforma interior o de dotación,
artículo 16.
B)
Los sistemas generales, las dotaciones locales y las dotaciones privadas en el
Decreto Legislativo 1/2004 y en el Decreto 248/2004.
7.- Siguiendo los precedentes estatales y la regulación normativa autonómica,
el artículo 24.1.e) del Decreto Legislativo 1/2004, y el artículo 19.5 del Decreto
248/2004, de 14 de septiembre, por el que se aprueba el Reglamento de
Planeamiento integran la noción de sistemas generales aquellos terrenos
dotacionales que conforman:
-El sistema general de espacios libres y zonas verdes. Aquí, el artículo
24.1 del Decreto Legislativo puntualiza que las superficies destinadas a
tal fin lo serán, con independencia de la clase de suelo, en una
proporción no inferior a 1.000 m2 por cada doscientos habitantes,
precisando el artículo 19.5.a) del Decreto 248/2004 dicha reserva en
función de la población: 1.000 m2 por cada 200 habitantes si el
municipio tiene de facto o potencialmente más de 10.000 habitantes; y
entre 500 y 1.000 m2 por cada 200 habitantes si el municipio tiene de
facto o potencialmente entre 2.000 y 10.000 habitantes. Por el contrario,
los municipios con población inferior a 2.000 habitantes existentes o
potenciales no necesitan establecer este sistema dotacional (otras Leyes
optan por establecer dicha superficie por relación no, al número de
habitantes, sino al número de metros cuadrados edificables de uso
residencial. –p.e., 15 por cada 100 en el caso de Galicia-).
-7-
En principio debe afirmarse que aquí sí resulta correcta la precisión del
carácter demanial de los terrenos destinados a zonas verdes, puesto
que en caso de tratarse de terrenos de titularidad privada no podrían
estar destinados a la satisfacción de las necesidades del conjunto de la
población. Ello se confirma por el artículo 24.2 del Decreto 248/2004, al
exigir que se ubiquen en las localizaciones que presten el mejor servicio
a residentes y usuarios, prohibiéndose que las mismas tengan difícil
acceso o recorrido peatonal.
En los municipios con Plan de Ordenación Municipal, y respecto del
suelo urbano no consolidado, el artículo 21.4 del Decreto 248/2004
exige, cuando el uso predominante (global) sea residencial que el 10
por 100 de la superficie total ordenada, sin computar los sistemas
generales adscritos, cuando la edificabilidad lucrativa sea igual o
inferior a 6.000 m2/Ha. Cuando la edificabilidad sea superior, la
reserva será de 18 m2/1002 de edificación. Si el uso predominante
(global) es el industrial, terciario o dotacional, 2/3 del suelo destinado
a dotaciones –como mínimo el 15 por 100 de la superficie- se destinará
a zonas verdes.
Respecto del suelo urbanizable, y sin computarse el suelo destinado a
viario, el artículo 31.c) del Decreto Legislativo 1/2004 y el artículo 22,
apartados 2.a) y 3 del Decreto 248/2004 exigen que para el suelo
urbanizable con destino residencial se reserve el 10 por 100 de la
superficie total ordenada cuando la edificabilidad lucrativa sea igual o
inferior a 6.000 m2/Ha. Cuando la edificabilidad sea superior, la
reserva será de 18 m2/1002 de edificación. A su vez, si el suelo
urbanizable tiene destino industrial o terciario, 2/3 del suelo destinado
a dotaciones –como mínimo el 15 por 100 de la superficie- se destinará
-8-
a zonas verdes.
En los municipios con Plan de Delimitación de Suelo Urbano, en los
suelos urbanos de reserva, del 1/3 de todo el suelo que debe destinarse
a viario y dotaciones públicas, puede destinarse todas o parte de éstas
últimas a zonas verdes públicas, a tenor del artículo 23 del Decreto
248/2004.
-El sistema general de dotaciones y equipamientos comunitarios
(educativo, deportivo, cultural, sanitario asistencial, administrativa y
servicios urbanos). El artículo 21.4., apartado A).b), del Decreto
248/2004 exige para el suelo urbano no consolidado de uso
predominante (global) residencial una reserva de 20 m2/100m2 de
edificación lucrativa. Si el uso predominante (global) es industrial,
terciario o dotacional se exige una reserva del 15 por ciento de la
superficie total ordenada, -excluido 2/3 destinados a zonas verdes. A
su vez, el artículo 31.c) del Decreto Legislativo 1/2004, y el artículo
22.2.b) del Decreto 248/2004, exigen que para el suelo urbanizable con
destino residencial se reserven 20 m2/100m2 de edificación. En suelo
urbanizable de uso industrial o residencial se reservará como mínimo
el 15 por 100 de la superficie, -excluidos 2/3 para espacios libres y
zonas verdes-. En los municipios con Plan de Delimitación de Suelo
Urbano, en los suelos urbanos de reserva, del 1/3 de todo el suelo que
debe destinarse a viario y dotaciones públicas, puede destinarse todas
o parte de éstas últimas a equipamientos –o zonas verdes- públicos, a
tenor del artículo 23 del Decreto 248/2004.
Aquí debe matizarse que no todos los elementos integrantes del
sistema general de servicios y equipamientos comunitarios deberán ser
de titularidad pública, puesto que bajo el mismo también se integran
-9-
los terrenos destinados a la prestación de actividades privadas de
interés público o de servicio al público, que no pueden ser
considerados en ningún caso como bienes de dominio público dada su
titularidad privada. Ello es reconocido por el propio artículo 24.1.e) del
Decreto Legislativo 1/2004 al exigir que el Plan de Ordenación
Municipal prevea “las dotaciones de cualquier titularidad cuya
localización y reserva convenga prefigurar por cumplir una función
estructuradora relevante en la ordenación urbanística”. En la misma
línea, el artículo 19.5, apartado c), del Decreto 248/2004, tras precisar
que dicho sistema general queda integrado por los equipamientos
públicos y terrenos rotacionales, el Plan deberá señalar otras
“dotaciones de cualquier índole y titularidad”. En este sentido resulta
equívoca la calificación de parcelas para dotaciones públicas realizada
por el artículo 24.3 del Decreto 248/2004, al calificar como tal, en su
apartado
f),
las
parcelas
destinadas
a
infraestructuras
de
telecomunicaciones, dado que ésta es hoy una actividad privada.
-El sistema general de infraestructuras (comunicación). Los terrenos
destinados a viales necesariamente han de ser de dominio y uso
público, puesto que en caso contrario no podrían satisfacer al conjunto
de la población.
Dicha configuración permite además que tales sistemas generales
puedan ser utilizados en el momento de realizar la planificación
urbanística como elementos delimitadores de los sectores de suelo
urbanizable de forma que se garantice una adecuada inserción del
sector dentro de la estructura urbanística del plan general, a tenor del
artículo 28 del Decreto 248/2004.
A este respecto, el artículo 21.5 del Decreto 248/2004 exige para el
-10-
suelo urbano no consolidado una reserva de 1 plaza de aparcamiento
por cada 200 m2 de uso residencial o por cada 400 m2 de uso industrial
o terciario. Pero aquí también caben dotaciones de titularidad privada,
y por ello se exige que el Plan prevea unas reservas de plazas de
aparcamiento de titularidad privada en proporción igual o superior al
de plazas públicas. En el suelo urbanizable, el artículo 22 del Decreto
248/2004 exige como reserva de plazas de aparcamiento de titularidad
privada de 1 por cada 200 m2 de uso industrial, y de 1 o 1,5 por cada
100 m2 de uso residencial con viviendas de menos o de más de 120 m2
respectivamente.
En los municipios con Plan de Delimitación de Suelo Urbano, en los
suelos urbanos de reserva, del 1/3 de todo el suelo que debe destinarse
a viario y dotaciones públicas
8- A su vez, y respeto a las dotaciones locales, el artículo 24.2 del Decreto
Legislativo 1/2004, precisa que el Plan de Ordenación Municipal deberá señalar las
reservas dotacionales locales de titularidad pública por relación a los estándares del
artículo 31 en suelo urbano y urbanizable que sean complementarias de los sistemas
generales3. Obviamente, dichas dotaciones locales deberán ser de titularidad pública,
si bien también podrán de titularidad privada, en los términos previstos por el
artículo 24.1.e) –infraestructuras viarias y espacios libres y dotaciones de cualquier
titularidad y ámbito de servicio-.
Por el contrario, en la legislación autonómica que adopta el modelo tradicional, se distingue entre el sistema de
espacios libres públicos destinados a parques, jardines, áreas de ocio, expansión y recreo de la población; el sistema
de equipamientos públicos destinados a la prestación de servicios sanitarios, asistenciales, educativos, culturales,
deportivos y otros que sean necesarios; y el sistema de comunicaciones. Tanto el sistema de espacios libres como el
sistema de equipamientos públicos, junto a estas reservas mínimas, que necesariamente deben tener carácter de
dominio y uso público, podrán coexistir otros terrenos de titularidad privada destinados a tales fines. El mínimo
legal se refiere aquí, no solo a la superficie destinada a este tipo de dotaciones, sino que demanda su titularidad
pública..
3
-11-
9.- Esta distinción entre dotaciones públicas y dotaciones privadas se proyecta
fundamentalmente sobre la caracterización de los usos que conllevan, puesto que al
dotacional privado se le atribuye un uso lucrativo que, de forma consecuente,
computa en la determinación del aprovechamiento tipo del área de reparto
correspondiente de suelo urbano no consolidado y suelo urbanizable delimitado. Por
el contrario, los terrenos dotacionales públicos tienen atribuido un aprovechamiento
nulo, si bien su superficie sí se toma en cuenta a la hora de determinar el
aprovechamiento tipo, salvo que se trate de dotaciones generales o locales ya
existentes en el momento de aprobación del plan general que se mantengan en el
caso del suelo urbano no consolidado y suelo urbanizable, a tenor del artículo 71.2
del Decreto Legislativo 1/2004.
C)
La configuración legal de las infraestructuras estatales y autonómicas como
sistemas generales a efectos de su inclusión en el planeamiento urbanístico.
11.- En muchas de las normas autonómicas se reconoce expresamente que el
sistema de comunicaciones y equipamientos puede tener una dimensión
supramunicipal, incidiendo sobre la competencia municipal las políticas estatal y
autonómica. Este último extremo permite señalar que la configuración autonómica
de los sistemas generales en la mayoría de los supuestos los considera como una red
integrada de los servicios públicos a nivel supramunicipal, municipal o local.
Ahora bien, p.e., el artículo 165.3 LOUPMRG4 parece contradecir este
Por su parte, el artículo 36 de la Ley 9/2001, de Suelo de la Comunidad de Madrid, distingue entre redes
supramunicipales, conformadas por aquellos terrenos “cuya función, uso, servicio y/o gestión se puede considerar
predominantemente de carácter supramunicipal y, por tanto, propia de las políticas de la Administración del Estado
o de la Comunidad de Madrid”, y redes generales, conformadas por los terrenos “cuya función se limita al uso y
servicio de los residentes en el municipio y gestión de su propio espacio, pero sin ser claramente adscribibles a
ningún área homogénea, ámbito de actuación, sector o barrio urbano o rural concreto, ni tampoco al nivel
supramunicipal”.
4
-12-
planteamiento, al excluir que los terrenos o infraestructuras destinados a servicios
supramunicipales deban tener la consideración de sistemas generales, por lo que
circunscribe este concepto a las dotaciones ejecutadas por el municipio. En concreto,
señala que
“...No tendrán el carácter de sistemas generales los terrenos,
instalaciones e infraestructuras de titularidad estatal o autonómica de
carácter supramunicipal que no estén contemplados en el plan general,
y cuya vocación exceda del servicio al municipio, sin perjuicio de lo
dispuesto en la legislación sectorial de aplicación...”
Dicho precepto debía ponerse en relación con el apartado 2º en el artículo 25
de la Ley 6/19985, y hoy con el artículo 21.2 de la Ley 8/2007, a cuyo tenor y con
independencia de que los terrenos destinados a infraestructuras estatales o
autonómicas incorporados al planeamiento urbanístico o sean de nueva creación, su
valoración debe realizarse exclusivamente en función de la real clasificación del
suelo en que se sitúen o por los que discurran. La negación del carácter de sistema
general se conecta, pues, con los criterios de valoración y la jurisprudencia recaída,
como se explicará después.
12.- No obstante, debe tenerse presente que la legislación sectorial, por el
contrario, afirma el carácter de sistema general de las infraestructuras tanto estatales
como autonómicas. En efecto, las Leyes sectoriales que definen las obras públicas de
interés general, y por tanto de competencia estatal. Las mismas configuran a estas
infraestructuras de titularidad estatal, a efectos de la adaptación de los instrumentos
de planeamiento, como “sistemas generales”, imponiendo esta calificación a los
instrumentos generales de ordenación urbanística6, lo que ha sido corroborado con
En la redacción dada por el artículo 104 de Ley 53/2002, de 30 diciembre, de Medidas Fiscales, Administrativas y
de Orden Social (B.O.E. núm. 313, de 31 de diciembre).
6 El artículo 7 de la Ley 39/2003, de 17 de noviembre, del Sector Ferroviario determina que los instrumentos
5
-13-
carácter general por la Disposición Adicional Segunda de la Ley 13/2003, de 23 de
mayo, reguladora del contrato de concesión de obra pública, cuyo apartado 3º
dispone que
“...Los planes o instrumentos generales de ordenación territorial o
urbanística calificarán los espacios territoriales necesarios para las
diferentes obras públicas de interés general del Estado como sistemas
generales y serán clasificados de conformidad con su naturaleza, sin
perjuicio de lo dispuesto en el artículo 9.1ª de la Ley 6/1998, de 13 de
abril, sobre Régimen del Suelo y Valoraciones...”
Y ello también ocurre con las obras públicas de interés autonómico,
imponiendo la legislación sectorial su configuración como sistemas generales por
parte de los instrumentos de planeamiento urbanísticos7. Así, y en el ámbito de la
Comunidad Autónoma de Galicia, el artículo 12.2 6/1996, de 9 de julio, de
Coordinación de los servicios urbanos e interurbanos de transporte por carretera
(D.O.G. de 18 de julio), establece que
“...los planes generales y demás instrumentos generales de ordenación
urbanística habrán de calificar el espacio ocupado por las obras de
infraestructura como sistema general de transportes y no podrán
incluir determinaciones que supongan una interferencia o perturbación
generales de ordenación urbanística calificarán los terrenos que se ocupen por las infraestructuras ferroviarias que
formen parte de la Red Ferroviaria de Interés General como sistema general ferroviario o equivalente, sin que
puedan incluir determinaciones que impidan o perturben el ejercicio de las competencias atribuidas al administrador
de infraestructuras ferroviarias. El artículo 18.1 de la Ley 27/1992, de 24 de noviembre, de Puertos del Estado y de
la Marina Mercante, determina que los instrumentos generales de ordenación urbanística deberán calificar como
sistema general portuario la zona de servicio de los puertos estatales. El artículo 116.2 de la Ley 13/1996, de 30 de
diciembre, de Medidas Fiscales, Administrativas y del Orden Social, determina que tales instrumentos deberán
calificar a los aeropuertos y sus zonas de servicio como sistema general aeroportuario.
7 Resulta paradigmático, por su generalización, el artículo 3 de la Ley 4/1997, de 24 de julio, de construcción y
explotación de infraestructuras (B.O.R.M. núm. 195, de 25 de agosto), que impone dicha calificación para las
infraestructuras de titularidad autonómica de redes viarias, instalaciones afectas al transporte, redes de saneamiento,
depuradoras, redes de abastecimiento de aguas, desaladoras, aeropuertos, puertos, y cualesquiera otras obras e
instalaciones destinadas a un uso o servicio público, complementarias o no de las anteriores, de características
análogas.
-14-
en el ejercicio de las competencias de la Xunta sobre ordenación de los
transportes interurbanos y coordinación con los transportes urbanos...”
13.- Ahora bien, ello no implica que los terrenos destinados a infraestructuras
autonómicas o estatales, y que conforme a dicha normativa deben ser calificados
como sistemas generales deban ser clasificados, si no reúnen los requisitos legales
para ser suelo urbano o urbanizable, en su caso necesariamente como suelo no
urbanizable, ya que los terrenos destinados a sistemas generales que por su
naturaleza, entidad u objeto tengan carácter o interés supramunicipal o singular
pueden ser excluidos de la clasificación del suelo, sin perjuicio de su adscripción a
una de las clases de éste a los efectos de su valoración y obtención, si así lo permite la
legislación autonómica en materia de urbanismo. No obstante, debe señalarse que en
algunos casos, la normativa autonómica impone necesariamente su clasificación
como suelo no urbanizable si no se incluyen en alguna de las otras categorías,
permitiendo en algunos casos la posibilidad de ordenar en esta clase de suelo
reservas de suelo dotacional. En el ámbito de la Comunidad Autónoma de CastillaLa Mancha, el artículo 47.2.1.C del Decreto Legislativo 1/2004 configura como tipo
específico de suelo no urbanizable el de “protección de infraestructuras”.
II.
LOS MODOS DE OBTENCIÓN DE LOS TERRENOS DOTACIONALES
EN EL DECRETO LEGISLATIVO 1/2004.
-15-
A)
Las formas de obtención de los sistemas generales y de las dotaciones locales.
11.- El artículo 126.1 del Decreto Legislativo 1/2004 anuda a cada clase de
suelo unas determinadas formas de obtención de los terrenos destinados a sistemas
generales y dotaciones locales. Las dotaciones públicas a ubicar en suelo rústico y en
suelo urbano consolidado se podrán obtener bien mediante expropiación forzosa,
por convenio entre la administración y el propietario o por permuta forzosa con
terrenos del patrimonio municipal del suelo. A su vez, las dotaciones públicas a
ubicar en suelo urbano no consolidado y en suelo urbanizable se obtendrán por
cesión obligatoria derivada de su inclusión o adscripción en un área de reparto y en
el correspondiente polígono, por ocupación directa, por permuta forzosa, por
expropiación forzosa o, finalmente, por convenio urbanístico.
Procede, por tanto, un análisis somero de dichos preceptos.
B)
La entrega (cesión
obligatoria y gratuita) de los terrenos dotacionales
públicos.
12.- Ciertamente la extensión del alcance de este deber de los propietarios de
suelo urbano no consolidado y suelo urbanizable se remite a la legislación
autonómica y a la determinación de lo que sean dotaciones y sistemas generales.
Ahora bien, como primera aproximación desde la perspectiva de la legislación
estatal, que aquí presentaba un carácter básico, en la Ley 6/1998 la cesión de los
terrenos destinados a dotaciones locales era obligatoria en todo caso, a tenor de los
artículos 14.2.a) y 18.1, mientras que los terrenos destinados a sistemas generales
sólo debían cederse cuando así lo hubiese establecido el planeamiento respecto de
los sistemas generales incluidos en el ámbito correspondiente, sin que se previese
expresamente la adscripción de terrenos en caso de suelo urbano no consolidado, a
-16-
tenor del artículo 14.2.b), mientras que sí se establecía dicha adscripción en caso del
suelo urbanizable a tenor del artículo 18.2.
Hoy, el artículo 16.a) de la Ley 8/2007 vincula a la ejecución de una actuación
de transformación urbanística el cumplimiento del deber de entregar a la
Administración el suelo destinado a dotaciones públicas. De una parte se
individualiza el suelo destinado a espacios libres y zonas verdes, reconociendo la
competencia autonómica para determinar el elenco de dotaciones que tendrán el
carácter de públicas y, por tanto, ser de entrega obligatoria. Por otra parte, permite
que tales dotaciones se encuentren incluidas en la actuación o sean exteriores a la
misma, pero adscritas a ella a efectos de su obtención y gestión. Finalmente, al
vincularse tal deber a las actuaciones de transformación urbanística, dicho deber será
predicable del suelo rural que sea objeto de transformación (suelo urbanizable), así
como del suelo urbanizado que sea objeto de una actuación de reforma interior o de
dotación (suelo urbano no consolidado).
Además, el artículo 16.d) impone, en el marco de las actuaciones de
transformación, el deber de entregar a la Administración competente tanto el suelo
como las obras de urbanización y las infraestructuras de conexión con las redes
generales de servicios y de ampliación y reforzamiento de las existentes fuera de la
actuación que deban formar parte del dominio público como soporte inmueble de
las instalaciones propias de una red de dotación o una red de servicios, así como
dichas instalaciones cuando estén destinadas a la prestación de un servicio de
titularidad pública. Aquí deben realizarse dos precisiones. Obviamente, dicho deber
sólo se proyecta, de una parte, sobre las obras e infraestructuras que legalmente
deban incorporarse al dominio público, no comprendiendo las obras e
infraestructuras titularidad de las empresas privadas que presten tales servicios y no
deban revertir en ningún momento al dominio público. De otra parte, sobre las
instalaciones requeridas por tales redes de dotaciones y servicios cuando tales
-17-
servicios sean de titularidad pública
13.- La previsión de la cesión de los terrenos destinados a dotaciones públicas
aparece regulada en el artículo 126.1 del Decreto Legislativo 1/2004 respecto de los
que se hallen incluidos o adscritos a sectores y unidades de actuación. En concreto y
respecto del suelo urbano no consolidado y el suelo urbanizable, el artículo 51.1,
apartado 2.d) del Decreto Legislativo 1/2004, establece la obligación de
“...Ceder obligatoria y gratuitamente a la Administración municipal los
terrenos destinados por la ordenación urbanística a dotaciones
públicas...”
Respecto del suelo urbanizable la aprobación del Programa de Actuación
Urbanizadora, el artículo 68 del Decreto Legislativo 1/2004 determina que la
obligación de cesión de los terrenos destinados a dotaciones públicas comprende
“..la superficie total de los viales, parques y jardines públicos, zonas
deportivas y de recreo y expansión públicos, equipamientos culturales y
docentes públicas y los precisos para la instalación y funcionamiento de los
restantes servicios públicos previstos…”
Ahora bien, los propietarios no sólo deben ceder dichos terrenos, sino que
también deben ejecutar y costear su urbanización, a tenor del artículo 115 del
Decreto Legislativo 1/2004.Ciertamente, el artículo 18.2 de la Ley 6/1998 imponía el
deber de ceder el suelo necesario para la ejecución, lo que permitía entender que se
incorporaba el deber de costear dicha ejecución de los sistemas generales en el suelo
urbanizable. Por el contrario, el artículo 14.2.b) de la Ley 6/1998 imponía el deber de
ceder el suelo necesario para la ejecución, pero aquí se puntualizaba, que a efectos de
su gestión, lo que permitía entender que no incorpora el deber de costear su
-18-
urbanización. Por tanto, aquí la regulación autonómica va más lejos imponiendo en
todo caso el deber de costear la urbanización de los sistemas generales incluidos
tanto en suelo urbano no consolidado como en suelo no urbanizable. Lo cual era
criticable, puesto que la regulación estatal pretendía, la igualación de todos los
propietarios de cada categoría de suelo urbano en todo el territorio nacional bajo la
cobertura del artículo 149.1.1ª de la Constitución, por lo que el régimen del estatuto
de la propiedad del suelo urbano no consolidado en cuanto al elenco de derechos y
deberes parece que no pueda ser modalizado mediante el reforzamiento o
incremento de deberes adicionales por el legislador autonómico a la vista de la
interpretación que sobre la noción de «condiciones básicas de un derecho» ha
realizado últimamente el Tribunal Constitucional8. En efecto, si la igualación de
todos los propietarios de suelo urbano «no consolidado» reside tanto en los deberes
positivos como en los
deberes, la imposición de deberes adicionales por las
Comunidades Autónomas frustraría el fin igualador buscado por el artículo. 149.1.1
CE9. Con carácter general, los deberes del artículo 14.2 de la Ley 6/1998 no eran un
mínimo superable por las Comunidades Autónomas. Lo que sí podían y pueden
hacer las Comunidades Autónomas era, por el contrario, restringir ese elenco de
deberes cuando la estructura de la norma estatal se configure como un máximo
reducible por cada legislador autonómico. Hoy la Ley 8/2007 reconoce la regulación
autonómica imponiendo el deber de ceder el terreno urbanizado o costear su
ejecución, a tenor del juego de los apartados a) y c) del artículo 16.
Para el Tribunal, “el art. 149.1.1 CE, más que delimitar un ámbito material excluyente de toda intervención de las
Comunidades Autónomas, lo que contiene es una habilitación para que el Estado condicione -mediante,
precisamente, el establecimiento de unas "condiciones básicas" uniformes- el ejercicio de esas competencias
autonómicas con el objeto de garantizar la igualdad de todos los españoles en el ejercicio de sus derechos y en el
cumplimiento de sus deberes constitucionales» . Sobre ello, Cfr. SsTC 173/1998, FJ 9º; y 54/2002, FJ 5º.
9 Esta es la doctrina establecida en la STC 54/2002, FJ 5º respecto del suelo urbano consolidado y la exclusión del
deber de cesión establecida en el artículo 14. LRSV. Debe destacarse este dato frente a la interpretación de la STC
61/1997,, que configuraba a las condiciones básicas del derecho de propiedad como un «mínimo común
denominador normativo», por lo que el legislador autonómico podía imponer deberes adicionales, siempre y cuando
respetase el contenido esencial de la propiedad.
8
-19-
13.- Debe afirmarse que en modo alguno se trata de una verdadera cesión
gratuita, puesto que los titulares de tales terrenos tienen reconocido un determinado
aprovechamiento urbanístico dentro de la correspondiente unidad de actuación
urbanizadora. En efecto, dicho deber de cesión obligatoria y gratuita sólo es exigible
cuando la actuación tiene carácter sistemático, a tenor de los artículos 113 del
Decreto Legislativo 1/2004 y 29 del Decreto 248/2004, y allí la ejecución debe
respetar el principio de equidistribución de derechos y cargas, lo que se materializa a
través de la técnica del aprovechamiento tipo y su concreción en el aprovechamiento
privativo en los términos regulados en los artículos 27 y 33 del Decreto 248/2004. Es
por ello que hoy, correctamente, el artículo 16.a) de la Ley 8/2007 utiliza la expresión
“entrega”.
C)
La expropiación forzosa.
14.- Una de las finalidades de la expropiación por razones urbanísticas es la
obtención de los terrenos destinados a las dotaciones públicas, como se establece en
el artículo 143.1.a) del Decreto Legislativo 1/2004, que precisa que la expropiación
forzosa podrá aplicarse para la ejecución de los sistemas generales de la ordenación
urbanística del territorio o de alguno de sus elementos.
15.- La obtención de terrenos dotacionales incluidos o adscritos a un sector o
unidad de actuación mediante expropiación, artículo 127 deberá llevarse a cabo
dentro del plazo de los cuatro años siguientes a la aprobación del planeamiento
detallado que legitime su ejecución. Transcurrido ese plazo sin la que expropiación
se haya llevado a cabo, el titular de los bienes advertirá a la Administración
competente de su propósito de iniciar el expediente de justiprecio, que podrá
llevarse a cabo por ministerio de la ley si transcurren otro año desde el momento de
efectuar la advertencia. Aquí se reconoce al sujeto un derecho a la expropiación,
incluso ante la inactividad de la Administración. Así, el propietario debe presentar
-20-
su hoja de aprecio, tomando como valor del bien el que, por aplicación de los
criterios de valoración establecidos en la legislación estatal, tenga en el momento de
iniciarse el procedimiento por ministerio de la Ley (transcurridos cuatro años, pase
un año desde la fecha del requerimiento) y, si transcurrieran dos meses sin que la
administración la acepte, puede dirigirse al Jurado Regional de Valoración, que
deberá resolver en un plazo de 3 meses, considerándose desestimada en caso
contrario la valoración efectuada por el particular y abriéndose la vía contenciosoadministrativa.
16.- En suelo urbanizable o urbano no consoliado, la expropiación de terrenos
destinados a dotaciones públicas, artículo 143.1.a) del Decreto Legislativo 1/2004
tendrá lugar cuando no sean objeto del deber legal de cesión obligatoria y gratuita o
cuando sea preciso o conveniente la obtención anticipada de los mismos, y no se
opte por la figura de la ocupación directa. En tal caso, siempre y cuando se trate de
suelo urbanizable y la dotación pública esté incluido o adscrito a un sector, o una
unidad urbanizadora, la Administración expropiante se integrará, con el carácter de
subrogada, en tales ámbitos de actuación en los que se incluya la superficie
correspondiente, artículo 127.3 del Decreto Legislativo 1/2004. Con ello se permite a
la
Administración
recuperar
el
coste
de
la
expropiación
mediante
el
aprovechamiento urbanístico que le corresponda en proporción a la superficie
expropiada.
17.- En cuanto a la valoración de los terrenos destinados a dotaciones
públicas, de conformidad con el artículo 21.2 de la Ley 8/2007, la misma se realizará
en función de la clasificación que tengan atribuida los terrenos. El único problema se
plantea aquí respecto de los terrenos destinados a sistemas generales en suelo
rústico. Ante la realidad de sistemas generales “que crean ciudad” ubicados en suelo
no urbanizable o urbanizable no programado, el Tribunal Supremo afirma desde
1994 que tales terrenos, a pesar de la clasificación formal que reciben por el
-21-
instrumento de planeamiento aplicable, debían valorarse como si fueran suelo
urbano o urbanizable programado, por exigencias del principio de distribución
equitativa de las cargas derivadas de la ejecución de los planes de urbanismo, en
cuanto manifestación del principio constitucional de igualdad. Con dicha doctrina
no se produce, por consiguiente, una transformación de la clasificación urbanística
del suelo en que se ejecuta el sistema general, sino que, en caso de expropiación, su
justiprecio debe calcularse como si de suelo urbanizable se tratase por ser éste el
destino que la actuación urbanística le confiere, siguiendo, en palabras del Tribunal
Supremo, así una concepción sustancialista o estructuralista, y no puramente
formalista derivada de su clasificación en el planeamiento. La capacidad expansiva
de esta doctrina ha sido limitada por el propio Tribunal Supremo a través de exigir
finalmente que sistema general esté previsto como tal en el planeamiento urbanístico
por ser de interés general para un concreto municipio y no como un sistema general
de interés supramunicipal. Y ello porque en tal caso, con su construcción no se
produce un desequilibrio en la equitativa distribución, entre los propietarios de
suelo, de los beneficios y cargas derivados del planeamiento, pues el suelo
colindante y del entorno continuará siendo no urbanizable, y, por consiguiente, el
propietario expropiado queda plenamente compensado por su desposesión con el
pago del justiprecio en consideración a su clasificación de suelo no urbanizable o
urbanizable no programado. Aquí debe entenderse, a mi juicio, que el Tribunal
Supremo, más que el dato formal de su previsión o no en el instrumento de
planeamiento, lo que exige es que la actuación deba efectivamente reputarse desde
una perspectiva material como un sistema general, en cuyo caso estará contenida, o
cuando menor debería reflejarse, como tal en el Plan.
El actual artículo 21.2 de la Ley 8/2007ha introducido aquí importantes
novedades (siguiendo la regulación establecida por la última redacción del artículo
25 de la Ley 6/1998). Cuando se expropian para la implantación de infraestructuras
o sistemas generales, sin que los mismos estén adscritos a otra clase de suelo para su
-22-
obtención, con independencia de que tales sistemas generales estén incorporados al
planeamiento urbanístico o sean de nueva creación, su valoración debe realizarse
exclusivamente en función de la real clasificación del suelo en que se sitúen o por los
que discurran. Aquí cabe realizar diversas precisiones. En primer lugar, la nueva
regulación sólo se refiere a las infraestructuras estatales o autonómicas, por lo que
cuando se trate de un sistema general de ámbito municipal no parece que exista un
obstáculo legal a la aplicación de la doctrina jurisprudencial, por lo que en principio
debería valorarse el suelo como urbano o urbanizable si formalmente no está
clasificado como tal. Por lo que se refiere a las infraestructuras de titularidad estatal
o autonómica, en mi opinión, la postura del legislador estatal (y con anterioridad, el
autonómico) parece correcta cuando aquélla no de lugar a la formación de “ciudad”
(p.e., tramo de autovía que discurre a una distancia razonable del casco urbano),
pero cuando la misma puede ser considera de hecho, al menos respecto de
determinados tramos, como un sistema general al servicio de la ciudad, con
independencia de la denominación que reciban por parte del legislador autonómico
en función de su titularidad y del servicio principal que presten, parece razonable
afirmar que se está vulnerando el principio de igualdad respecto a la distribución de
las cargas derivadas del planeamiento.
D)
La ocupación directa.
18.- A tenor del artículo 128.1 del Decreto Legislativo 1/2004, la ocupación
directa se define como un sistema de obtención anticipada de dotaciones públicas en
suelo urbano no consolidado y en suelo urbanizable mediante el reconocimiento a su
titular del derecho al aprovechamiento en el polígono al que se vincule.
Esta configuración permite afirmar que la ocupación directa no es sino una
modalidad concreta de expropiación forzosa en la que el justiprecio se satisface
mediante el reconocimiento de un determinado aprovechamiento urbanístico. Aquí
-23-
concurren las tres garantías exigidas por el artículo 33 de la Constitución: existencia
de una causa expropiandi, indemnización correspondiente y un procedimiento. En
este sentido se pronunció la Sentencia del Tribunal Constitucional 61/1997, FJ. 29º,
que ante la disyuntiva de configurar a la ocupación forzosa bien como una
modalidad expropiatorio bien como una técnica de gestión urbanística, señala que
“...predomina
la
configuración
de
una
singular
modalidad
expropiatoria. En efecto, por la denominada ocupación directa se
produce, respecto a terrenos afectados por el planeamiento a
dotaciones públicas (que no hayan de ser objeto de cesiones
obligatorias y gratuitas), es decir, terrenos sin aprovechamiento
lucrativo
para
su
propietario
también
denominados
«de
aprovechamiento cero», la transmisión coactiva de la titularidad
dominical de tales terrenos a las Administraciones urbanísticas
actuantes para adscribirlos a los usos y servicios públicos que
motivaron su afectación en el Plan de ordenación. La vinculación de
destino que éste dispuso se hace así efectiva, trasladando la titularidad
dominical de manos privadas a la de Entes públicos, traslación que se
realiza de forma coactiva, y que se produce con una doble
singularidad: a) de una parte, la ocupación se realiza sin previo pago
del justiprecio, al igual que ocurre en la expropiación de urgencia (arts.
52 y concordantes de la LEF), y b) de otra, que el justiprecio no consiste
aquí en el abono de una indemnización dineraria como equivalente
económico del terreno ocupado, sino en la adjudicación al propietario
del aprovechamiento urbanístico patrimonializado para que lo haga
efectivo en una unidad de ejecución con exceso de aprovechamiento
real. Esta última característica aproxima esta modalidad expropiatoria
a la prevista en el art. 217 TRLS, por la que unilateralmente la
Administración expropiante puede satisfacer el justiprecio mediante la
-24-
adjudicación de terrenos equivalentes, situados en la misma área de
reparto que el expropiado...”
19.- Y su naturaleza coactiva se observa claramente en el artículo 127 del
Decreto Legislativo 1/2004, donde se permite a los particulares, transcurridos cuatro
años sin que se haya procedido a la ejecución del planeamiento, iniciar el expediente
expropiatorio por ministerio de la Ley.
Una vez verificada la expropiación, la
Administración se convierte en titular de los aprovechamientos inicialmente
reconocidos en la ocupación directa. Para el Tribunal Constitucional, esta posibilidad
supone “la reconducción de la ocupación directa a la expropiación común”. En
consecuencia, la demora en la materialización del aprovechamiento reconocido al
terreno ocupado en el polígono donde haya sido integrado deberá ser indemnizada
conforme a las normas sobre expropiación forzosa por el tiempo que transcurra entre
la ocupación directa y la aprobación del instrumento de equidistribución en dicho
unidad de actuación urbanizadora.
La consecuencia de dicha configuración es que la ocupación directa sólo
podrá ser aplicada por la Administración actuante si media consentimiento del
titular del terreno destinado a la implantación de la dotación pública. Y ello porque
el Estado, bajo la cobertura del artículo 149.1.18ª de la Constitución, tiene la
competencia para establecer en el ámbito urbanístico garantías expropiatorias con
carácter mínimo, lo que ha realizado en el artículo 28.3 de la Ley 8/2007, que sólo
permite un pago del justiprecio expropiatorio que no sea en metálico si media
consentimiento del particular.
E)
El convenio urbanístico.
20.- Finalmente el artículo 129.2.b) del Decreto Legislativo 1/2004 prevé el
recurso al convenio urbanístico como medio de obtención de terrenos destinados a
-25-
dotaciones públicas cuando no se actúe a través de unidades de actuación
urbanizadora (actuaciones asistemáticas). En tal caso, se precisa la previa valoración
por parte de los técnicos municipales tanto de los terrenos a obtener como de los
aprovechamiento urbanísticos o suelos de titularidad municipal que se cederán a
cambio, con el fin de garantizar la equivalencia de las prestaciones.
Dichos
convenios deben respetar los límites y requisitos de los artículos 11 y ss., del Decreto
Legislativo 1/2004: publicidad y transparencia en su negociación y respeto a las
normas de derecho imperativo.
III.
LA EJECUCIÓN DE LOS TERRENOS DOTACIONALES
21.- El artículo 126.2 del Decreto Legislativo 1/2004 precisa que las obras
correspondientes a la ejecución de las dotaciones públicas se realizarán, bien
conjuntamente con las obras de urbanización si las mismas se encuentras incluidas o
adscritas a sectores o unidades de actuación, o en su defecto o en caso contrario,
cuando no se actué a través de unidades de actuación (actuaciones asistemáticas)
como obras públicas ordinarias.
En efecto, las dotaciones públicas en las actuaciones asistemáticas en
municipios que cuenten con Plan de Ordenación Municipal o en el suelo urbano de
los Municipios que tengan que aprobar simplemente un Proyecto de Delimitación de
Suelo Urbano, artículo 100 del Decreto Legislativo 1/2004, que se obtienen según el
artículo 129.2 del Decreto Legislativo 1/2004 bien por cesión obligatoria y gratuita,
bien por convenio urbanístico o por expropiación, se deben ejecutar como obras
públicas ordinarias. Ello implica que tales dotaciones públicas son ejecutadas por el
propio Ayuntamiento mediante la elaboración del correspondiente Proyecto de
Obras Ordinarias, sin que el mismo pueda establecer la ordenación detallada de tales
dotaciones públicas. Deben limitarse simplemente a ejecutar la ordenación detallada
establecida en los instrumentos de planeamiento, al que se encuentra vinculado.
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Los Proyectos de Obras Ordinarias serán aprobados, a tenor del artículo
21.1.o) y 22.2.ñ) de la Ley 7/1985, Reguladora de las Bases del Régimen Local, por el
Alcalde o el Pleno, en función de quién sea competente para la contratación de las
obras que impliquen (10 por 100 del presupuesto anual o 6 millones de €)
Y el coste de tal ejecución de los sistemas generales como obras públicas
ordinarias se repercutirá en los propietarios de terrenos bien mediante cuotas de
urbanización bien mediante contribuciones especiales.
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