Oearso en los albores de la Historia, Francisco de Urizar

Anuncio
Oearso en los albores de la ^Historia
¿C uál de estas influencias recibió, en general, nuestro País, y en concreto el V a lle de O earso? H e aquí
una cuestión interesante.
Desde luego, ni nuestro P aís ni nuestro V a lle fu eron ibéricos. A l menos, no hay pruebas que lo atestigüen (i). E s cierto que en nuestro suelo han sido h alladas algunas puntas de flecha de tipo “ A lm erien se” .
P ero ello nada significa eii fa v o r de un cambio de
cultura indígena en ibérica. E sos hallazgos, tan raros, en medio de una cultura exclusiva que se desarrolló en la zona Pirenaica, son. a lo más. indicio
de relaciones com erciales habidas con los iberos. Y
esto nada debe extrañarnos, si tenemos en cuenta que
nuestros antepasados se encontraban rodeados al O este por los cántabros y al N. E . por los aquitanos.
Los cántabros ocupaban la actual P rovin cia de
Santander y parte de A sturias, según Bosch y Schulten. Recibieron fuertes sacudidas ibéricas. L os aquitanos, entonces también iberos o iberizados, son los
actuales Gascones.
Tam poco los celtas dejaron en nuestro suelo, y m enos sobre nuestro V alle, rastros importantes. Su paso
por nuestros lugares fu e rápido. U nicam ente en algu nos puntos de A lava, como en Puentelarrá (¿antigua
D eóbriga?) y en las cercanías de V ito ria , se conocen
algunos restos de tipo céltico.
L as estaciones célticas, que de modo esporádico,
aparecen en nuestras tierras, se explican por la pr<~
xlm idad de la tribu céltica de los “ Berones” que ha bitaron, según Ptolom eo, por la Sierra de Cam eros y
en las inmediaciones de la actual Logroño.
Parece claro, según se deduce de las investigaciones científicas, que durante este tiempo, en nuestra
zona del N orte persistió en sus líneas generales v sin
grandes modificaciones la cultura franco-cántabra del
Paleolítico, hasta que aparece en la H istoria en la
form a que luego se describe.
En cambio no podemos decir que nuestros antepasados de O earso fuesen ajenos a las influencias romanas.
L os testim onios comprobados y los hallazgos reali-
zados últim am ente demuestran bien a las claras, que
para cuando se retiraron del País los romanos, ya la
Religión prim itiva, la industria, el arte fu n erario y
otros elementos de cultura habían sufrido la acción
constante de aquellas gentes. L as vías rom anas que
cruzaban nuestras tierras y montes ofrecían para ello
una magnífica coyuntura.
Pero también hoy és claro que aquella influencia
más que antropológica fué cultural y que aun ésta,
en gran parte, fu é sustituida, sobre todo en lo que
respecta a la m entalidad, por la llegada del C ristia nismo al País.
L as tribus que ocuparon nuestro suelo, aunque
pertenecientes a una misma fam ilia, estaban d iv id idas, según Ptolom eo, en cuatro grupos.
El prim er grupo lo constituían los “ Bárdulos” que
ocupaban casi toda Guipúzcoa y parte de A lav a hasta
A raya.
L os “ Caristios” , otra de las tribus, ocupaban por
un lado los pueblos de la cuenca actual del D e v a ;
pasando luego por A rlaban, entraban en la llanada de
V ito ria hasta tocar los montes de T reviño. P o r el
otro lado llegaban hasta las orillas del N ervión y
Peñas de Orduña.
L a tribu de los “ Autrigones” ocupaba lo que hoy
se llama las Encartaciones y el V alle de M en a-L osa.
Y
por fin, la tribu más importante, que era la de
los “ V ascon es” , ocupó esta parte de G uipúzcoa en la
que habitam os nosotros y la actual N avarra. Según
Ptolom eo, los “ V ascon es” llegaban hasta “ C a la g u rris” (la actual Calahorra).
E sta relación que hacen los historiadores rom anos,
aparece ya citada nuestra Oearso como “ C ivitas V a s conum” , o sea, Ciudad de los Vascones.
E n su tiempo debió tener su importancia esta C iu dad. ¡ Lástim a que no poseamos más datos de e lla !
E sta principalidad que parece atribuírsele a O e a r so en esta época, fu é luego trasladada a Pam plona.
D e esta tribu vascona, a la que pertenecía O earso,
sabemos que llegó a ejercer cierta hegemonía sobre
las otras tribus herm anas por la especial amistad que
cultivó con el poder de Roma.
A sí queda deslindada la situación de O earso en los
albores de la H istoria.
( i) Vid. “ El hombre prehistórico y los orígenes de la humanidad” , pág. 239, por el prof. Dr. Hugo Obermaier.
ciW itiiit:iii!iio m iititii!irm tm ttn im iiiiiH iim )iiu n im n iiiin H M m iii!iu tiiit!!!iin r :!!ii!i!iiiin iim iiiiii!i!iim iir!!iiiiii!M in iu « iíiiiiiin iiii!iii'''iii!i!iiriM iiiin !ii!!!!!!i[iiii!i:'ii
3*
i
F
r a n c is c o
pe
U R IZ A R .
tiiiiiiiiit!iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!iiiiiiiiiiiiiiii!iiii!iiiitiiiiiiiii!iii!iii!iiiii!uiiitiiiiiiiiiiitiitiiiiiiiii!im
iiiiiiiiiiiiii:uiiiiiiiin;ii!iiiiiiiiiiiiiiiiii(iiiiiiuiiiM
"iiim
!m
um
iiiiiim
iuii<!,,«<
Bar R estaurante
Salón de Señoras
"ZUGARRAMURDI" ¡
f "Casa Arruebarrena" ; )1 Licores
de las marcas acreditadas. Se
l
_ _ _ _ _ _ _ _
Medio, 9, bajo
A'niímri^
'
sirven comidas a orecios económicos.
RENTERIA
it I!1imlfimáriUMflRiTllúiTiiájKáñTAiniftliiMniiRfnfiMftuifliufuiiattninúbiilSiBA
:iTiinffimiMIniiSiiim
Viteri, 31 y 33
5
Teléfono 61-95
,
=
Descargar