INTRODUCCION Desde mediados de la década de los setenta

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INTRODUCCION
"El "Desarrollo· debe concebirse como un
concepto normativo, un concepto que prácti­
camente es sinónimo de mejoramiento. Todo
lo demás significada querer esconder los
propios juicios de valor". Dudley Seers
(1974: 40).
Desde mediados de la década de los setenta hemos venido
observando un generalizado y apoteósico "Retomo del Neolibe­
ralismo" (Prebisch, 1981) que ha ido in crescendo durante los
ochenta, para consolidarse en lo que va de los noventa. Este
proceso no solo abarcó a la gran mayoría de países de América
Latina y demás economías periféricas, sino también a las centra­
les, cuyos casos más extremos estuvieron representados por los
gobiernos de Margaret Thatcher y Ronald Reagan, para bien o
para mal. No hay signos que permitan avizorar una inflexión de
esa tendencia en nuestros países l. Todo lo contrario, en su afán
por "no perder el tren", nuestros gobernantes aceleran el paso en
esa dirección, con lo que ni siquiera siguen la lógica necesaria
para adoptarlo coherente y sistemáticamente (Sachs, 1987) y,
mucho menos, para establecer las precondiciones internas -socia­
1. Paradójicamente en los países del Norte se tiende ya a suavizar esa tendencia: incluso bay
indicios notorios de una revisión de las políticas por el resurgimiento de una renovada corriente
neokeynesiana y pl"oteccionista como consecuencia de la recesión-desempleo (especialmente des­
de 1989) y el deterioro de la distribución del ingreso (que se ha procesado a lo largo de los aft08
ocbenta), especialmente en los Estados Unidos de Norteamérica.
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Repensando el desarrollo
les y políticas- que requiere para funcionar adecuadamente en
sus propios términos (Deyo, 1985; Menzel y Senghaas, 1986).
Las políticas económicas y las reformas "estructurales" que
vienen "sugiriendo" estos economistas neoclásicos a través del
FMI, el BID y el Banco Mundial -en una "plantilla" 2 que sería
universalmente válida- se basa en el Consenso de Washington
(según Williamson, 1990), denominado así por ser compartido
por las instituciones (FMI, BID, BM, AID), por la Administra­
ción y los centros de investigación y demás "think tanks" que
al berga la capi tal norteamericana. Esta "utopía neoliberal" (Hinke­
lammert, 1988) propugna una reorientación -como reacción al
largo proceso de sustitución de importaciones-, hacia afuera de
nuestras economías, sobre la base de cuatro pilares: un sector
privado creciente y eficiente, un Estado subsidiario, programas
de lucha contra la pobreza y una política económica aperturista
que asegure equilibrios macroeconómicos básicos 3, En la medi­
da en que esta tendencia es compartida crecientemente por los
gobernantes de los demás países del centro y la periferia; cabría
referirse a ella como un Consenso Mundial.
En apariencia esa filosofía económica neoliberal se limita a la
propuesta de medidas de corto plazo, pero posee nítidamente una
estrategia de largo alcance que viene transformando profunda­
mente -desde la coyuntura-, nuestras economías y sociedades.
So pretexto de acabar con la inflación y los desequilibrios fiscal
y externo, se procede a implementar políticas y reformas que
2. Tanto en términos del diagnóstico de los procesos de desequilibrio macroeconómico y de
las ineficiencias microeconómicas, como en cuanto a las políticas macroecon6micas que propo­
nen para las acciones por el lado de la demanda agregada y la oferta (en este ca.'ID con énfasis en
lo sectorial).
3. Los detalles de su formulaci6n y la crítica a sus planleamienlos pueden consuharse, enlee
olros, en Foxley (1982) y FanelJi, Frenkel y Rozenwurcel (1991).
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vienen transtornando desde sus raíces el sistema establecido (aun­
que sólo se trate de cambios para que nada cambie, como lo
muestra la experiencia y se enuncia en el Gattopardo)~.
De manera que, cuando menos, desde inicios de la década
pasada, frente a la necesidad de buscar paradigmas y estrategias
de crecimiento económico y "desarrollo" de largo aliento, acor­
des con los cambios internacionales y la gravedad de la crisis, los
análisis y las políticas económicas de "estabilización" y de "ajus­
te" -en una visión de corto plazo-, han ocupado exclusivamente
las mentes y las prácticas de políticos y cientistas sociales.
Más aún, según Alberto Acosta, "en estas condiciones, cuan­
do se profundizan los esquemas represivos y la violencia institu­
cionalizada en las democracias restringidas o formales, aparece
como un condicionamiento adicional la carencia de ideas aUer­
Ilativas, falta de creatividad y audacia. No hay una vinculación
con las salidas estructurales a los problemas sociales. se reac­
ciona con propuestas inmediatas y paternalistas. que apuntan a
paliar sus principales manifestaciones y a permitir el reajuste
necesario para la reconversión del sistema" (1989: 138s.; nues­
tro subrayado). Lo que, quizás, pueda atribuirse al hecho que "no
podemos encontrar salidas porque estamos prisioneros de los
propios términos de la crisis, razonamos desde su interior y es
ella la que nos fija un horizonte de visibilidad" (Aricó, 1986:
10).
Debe relativizarse, sin embargo, estas afirmaciones a partir de
dos constataciones elementales. Una primera, que más y más el
neoliberalismo asienta su eje de acción en las "reformas estructu­
rales", adoptando profundas reformas, especialmente en los mer­
4. Esta hipótesis y algunas extensiones se detallan en el segundo capítulo de la Parte 1I.
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Repensando el desarrollo
cados financiero y de la fuerza de trabajo, en la privatización de
las empresas públicas, en los sistemas judiciales, etc. De otra
parte -durante los ochenta-, han surgido algunas interesantes pro­
puestas contestatarias al Programa Neoliberal. En efecto, desde
fines de la década pasada observamos un notorio y reconfortante
"Retorno del Desarrollo", si bien únicamente en términos de
reflexión, incluido aquel conjunto de autores que cuestiona el
concepto mismo de Desarrollo. Se trata de un campo de pensa­
miento e investigación que tiene una larga tradición (no muy
bien vista por los economistas ortodoxos) que, en años recientes,
ha producido un notable avance en diversas direcciones paradig­
máticas y disciplinarias, sobre todo como reacción a las lamenta­
bles consecuencias de las polfticas ortodoxas de ajuste y su se­
cuela en términos de "desarrollo".
Las constructivas propuestas que vienen circulando, básica­
mente desde el campo económico, contrarias a la neoclásica del
Consenso de Washington, provienen de dos grupos de enfo­
ques: de un lado, desde lo que podríamos denominar Enfoque de
Santiago o vertiente neo-estructuralista y, del otro, de planteos
variados que llamaremos Anarquía del Disenso que aglomera
novedosas y poco conocidas variantes "heterodoxas" (que van
desde el neomarxismo, pasando por el "basismo", hasta llegar al
"desarrollo humano") y que podrían aglutinarse, sin caer necesa­
riamente en el eclecticismo, en una perspectiva alternativa -espe­
ramos que coherente-, como la que plantearemos en este ensayo.
No nos detendremos mayormente en las críticas del Consenso
de Washington, que son bien conocidas, ni tampoco en las del
Consenso de Santiago (véase, sin embargo, Iguiñiz, 1991b; Sch­
midt, 1992; Schuldt, 1991; entre otros), representadas por las
recientes transformaciones del pensamiento de la CEPAL (1990)
y el PREALC (1991), radicadas en Santiago, que comparten tam­
Introducción
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bién el SELA, la JUNAC yel PNUD (específicamente su "Pro­
grama Regional de Superación de la Pobreza"). Por lo que trata­
remos de obviarlas aquí s, privilegiando una perspectiva cons­
tructiva basada en una síntesis de las contribuciones "hetero­
doxas" recientes de la tercera perspectiva en tomo a las bases
de una estrategia alternativa, desde un paradigma popular y andi­
no 6, que podrá contrastarse con la visión neoliberal o "universa­
lista", así como con la de la CEPA L. Para el efecto seleccionare­
mos una serie de temas centrales que inevitablemente debe tratar
y responder específicamente cualquier propuesta de desarrollo, a
efectos de resaltar las bondades relativas de cada uno.
En el pensamiento social sobre el Desarrollo, muy en especial
en el ejercido por los economistas, se han dado transformaciones
profundas en tomo a sus objetivos y contenido desde su naci­
miento profesional en el período de postguerra. Durante los años
ochenta, esta reflexión ha entrado en "crisis" -en el sentido de
Kuhn (1%2) y tal como lo constata Hirschman (1986)-, con el
surgimiento y hasta la proliferación de enfoques y paradigmas de
la más variada estirpe. Ese "desorden" teórico al interior de este
contestatario y heterogéneo paradigma del Disenso debería lle­
var, poco a poco, a clarificaciones -de coincidencias y disensos-,
que otorguen pautas para la conceptualización, investigación y
acción en el campo del Desarrollo. Esto es algo que intentaremos
iniciar aquí, en la esperanza de encontrar una síntesis de plantea­
mientos que permita avizorar una alternativa viable de desarrollo
para los países andinos en el momento actual, desde que -si­
guiendo a Heinz Rudolf Sonntag-, "(...) el reto mayor consiste
en revisar el modelo de desarrollo e intentar buscar y diseñar
5. Sin embargo, para el lector interesado en el tema, el primer capítulo de la Parte II es
relevante a este efecto.
6: Un ejemplar extremo de esta vertiente está representado por los trabajos del Programa
Andino de Tecnologías Campesinas (PRATEC, 1991, 1993).
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Repensando el desarrollo
uno nuevo, destinado a lograr un desarrollo autóllomo, autosos­
tenido y autocentrado. Aquí caben múltiples interrogantes, to­
das las cuales recusan las concepciones convenciones del con­
cepto de "desarrollo":
- ¿Puede la "civilización industrial" seguir siendo la imagen­
objetivo de las sociedades latinoamericanas?
- En vista de la crisis de los valores societales de Occidente y
del modo como éstos han sido acentuados por la imposición de
la racionalidad tecnoeconómica implícita en la expansión del
capitalislno (además de sus formas de penetrar en América Lati­
na durante tiempos anteriores), ¿no será necesario elaborar nue­
vos sistemas valorativos, comunicativos e interactivos que con­
tribuyan a la liberación societal e individual?
- Ante el agotamiento del modelo planteado por el cepalismo
y el fracaso de las respuestas neoliberales, ¿cuáles deberán ser
los mecanismos de regulación de las sociedades? ¿Cuáles pape­
les les corresponden al mercado y a la planificación?
- ¿Cuáles son los mecanismos para lograr que el impacto de
las nuevas tecnologías no conlleve otra "modernización refleja"
(Ribeiro), sino una "nueva creatividad" (Furtado)?
- ¿Cómo pueden movilizarse los nuevos sujelos de la historia
para desarollar prácticas colectivas que impidan el reino de la
sinrazón y de la alienación sociocultural?
- ¿Cuál es la "nueva utopía" que nos permita asumir "la
conflictiva y nunca acabada construcción del orden deseado"
(Lechner), al menos por la vía del pensamiento radical?
- Finalmente, ¿cómo pueden llegar las ciencias sociales, por
la vía de la "imaginación sociológica" (Wright Mills), a formu­
lar propuestas teóricas para los problemas de la transición ha­
cia nuevas formas de convivencia humana en los países de la
región?" (Sonntag, 1988: 150s.).
Introducción
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En lo que sigue intentaremos recoger el guante y responder
algunas de estas cuestiones planteadas por Sonntag (que real­
mente constituyen un programa de investigación para toda una
generación), a fin de plantear algunas de las condiciones reque­
ridas -básicamente económicas y con toda la reserva que exige
una reflexión de este tipo-, para que se pueda ir configurando
colectivamente ese "modelo", ni inmediatista, ni paternalista, que
a nuestro entender debe resultar de decisiones colectivas plura­
les y diferenciadas, en líneas -no necesariamente convergentes-,
que se esbozarán en las secciones centrales de este texto.
En ese entendido seguiremos el siguiente camino, en tres eta­
pas. En una Primera Parte, sobre la base de literatura reciente
relativamente ignorada, intentaremos plantear una definición del
Desarrollo, en su forma más amplia. Como tal se desarrollan en
ella algunas de las bases conceptuales del Autocentramiento que
se presentarán en las Partes Segunda y Tercera. La primera sec­
ción resume la evolución de la Teoría Tradicional del Desarrollo,
cuestionando las nociones de "bienestar" que trae implícita. Las
secciones segunda a cuarta exponen sintéticamente las diversas
perspectivas "heterodoxas" según ámbitos de acción, desde los
que conciben el Desarrollo a nivel personal-familiar, pasando por
las que lo centran en lo local-comunal yen los grupos y fraccio­
nes sociales, hasta llegar a los enfoques propiamente "naciona­
les" o incluso "mundiales". La quinta sección sugiere una síntesis
de los enfoques heterodoxos presentados, arguyendo que son com­
plementarios y que procede y es válido integrarlos en una sola
visión (y definición) del Desarrollo, alternativa a las actualmente
vigentes.
Una Segunda Parte está dirigida a precisar conceptos y a
aplicar la definición desarrollada en la Primera al caso de los
países andinos. El planteamiento busca sentar las bases para una
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Repeasando el desarrollo
Estrategia de Desarrollo Nacional. Las primeras dos secciones
desbrozan el campo del debate respecto a las alternativas actual­
mente vigentes. La tercera, cuarta y quinta versan propiamente
sobre el "autocentramiento", mientras que la final trata el proble­
ma de la modalidad de acumulación primario-exportadora y su
posibilidad de convertirse en un esquema autocentrado, tal como
se diera en contados casos históricos.
En la Tercera Parte se intenta justificar la privilegiada ac­
ción micro/meso, es decir la necesidad de partir de lineamientos
y acciones a escala local-regional, más que nacional, en presen­
cia de condiciones negativas para actuar en este ámbito. Para tal
efecto se plantean algunos aspectos centrales de la propuesta y
esbozan sus lineamientos básicos para una transición, que habría
o podría iniciarse desde hoy, en dirección al Autocentramiento.
Nuestra hipótesis central es que el actual modelo primario-expor­
tador modernizado en curso en los países andinos no puede en­
frentarse si no es paulatinamente, desde ámbitos más estrechos
que el propiamente nacional, hasta generar una "masa crítica"
que permita revertir las actuales tendencias del sistema económi­
co y polftico excluyente.
A lo largo de todo este trabajo recurriremos permanente y
abundantemente a citar y reseñar los tr~bajos de una serie de
autores -en su gran mayoría poco conocidos o no debidamente
valorados-, que permiten ir acumulando los materiales para la
construcción de un nuevo edificio que contribuya a promover el
bienestar humano en democracia de los países andinos. En tal
sentido, la originalidad de este ensayo -si alguna tiene-, sólo
consiste en el peculiar ordenamiento y priorización que le dare­
mos a los distintos elementos que nos presentan tales autores. La
extensión del trabajo se debe, asimismo, al hecho que se ha
dedicado amplios espacios para reseñar a los autores, debido a
Introducción 23
que mucha de la bibliografía trabajada es difícil de conseguir,
con lo que se le quiere ahorrar un trabajo de búsqueda tediosa o
estéril de bibliografía y de lectura prolongada al lector.
Finalmente, quiero subrayar mi agradecimiento al valioso apoyo
recibido de Alberto Acosta y Francisco Rhon, en el transcurso de
los últimos dos años en que se redactó este trabajo, y sin el que
habría sido imposible culminarlo en Quito. En ésta, los aportes
de José Luis Coraggio, Comelio Marchán y Alex Schubert tam­
bién fueron esenciales. Asimismo, las instituciones que me al­
bergaron entre 1989 y 1993 me ofrecieron el ambiente adecuado
para avanzar en el trabajo: la Universidad del Pacífico (Lima), el
Centro Andino de Estudios Rurales "Bartolomé de las Casas"
(Cusco), la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLA­
CSO-Sede Ecuador) y, sobre todo, el Centro Andino de Acción
Popular (CAAP-Quito). En Lima, fueron de gran utilidad los
comentarios de Carlos Franco, Jaime Joseph y Vicente Santuc.
Sin embargo, ninguno tiene responsabilidad alguna por la argu­
mentación seguida, ni comparten necesariamente las conclusio­
nes alcanzadas en él.
Quito, octubre de 1994.
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