El dulce encanto del imperialismo y nuestra adoración por un

Anuncio
El dulce encanto del imperialismo y
nuestra adoración por un socialismo
burgués.
Por Víctor Andrés Gómez Rodríguez
“La regla primordial de la civilización occidental es que más dinero es mejor que nada de dinero. [...]
Como prueba la historia de la humanidad, la gente hará cualquier cosa por dinero.”
Paul Craig Roberts
Está más que comprobado que el “espontaneísmo de las masas” sin organización política consciente,
le hace muy poco favor a los procesos sociales de cambio radical. Y por un buen rato no se vislumbra
otro modo, sino mediante procesos sociales que busquen un cambio radical del sistema capitalista,
para desmantelar a sus variantes de dominación; donde el espontaneísmo le hace muy poco favor a
la causa. El primer “chiste” que resulta necesario aclarar es la inviabilidad de un modo burgués
(pasivo) de hegemonía socialista. La praxis para ese cambio es política, pero su fundamento es
profundamente cultural; de lo contrario, la hegemonía del pueblo políticamente organizado se va a
bolina. Es un asunto de cultura política. Samir Amín advertía que la cultura política es un producto
a largo plazo de la Historia y como tal adquiere forma peculiar en cada país; donde la espontaneidad
debe ser una actitud muy bien pensada desde el nivel de cultura política históricamente adquirido,
ojalá que pertinente. La espontaneidad solo lleva a la miopía cultural en la praxis política para la
emancipación social.
Los procesos sociales que protagonizan los países que asumen alternativas antisistémicas de
integración de nuestramérica como el ALBA, deben tener en cuenta que la estructura mental
óptima para sembrar entuertos, es la que atraviesa procesos sociales de cambio radical
anticapitalista a partir de reduccionismos de esa cultura política pertinente.
La lucha social que se manifiesta en la pugna de fuerzas entre clases sociales antagónicas es un
espacio sociorrelacional de aprendizaje cultural, en no pocas ocasiones insuficientemente
aprovechado. O susceptible a manipulación por los reajustes de la dominación imperialista. Las
crisis –para mal o para bien-, equivalen a procesos de cambio social; tanto en Venezuela como en
Cuba, Ecuador Bolivia o Nicaragua… La insustentabilidad material –que no es para el acopio
parasitario de la riqueza y el lucro en función de la propiedad privada- que se manifiesta en la
pobreza, su diversidad de niveles, tiene una implicación político-cultural insuficientemente
discernida desde las fuerzas para el cambio radical socialista. Y hablamos de sustentabilidad, y no de
la persecución de un desarrollismo irreal, por rentista.
Los individuos necesitan solucionar sus problemas vitales; entonces lo primero a crear son las
relaciones sociales que viabilicen la materialización y defensa de los actos de justicia social; y no la
sobreproducción de “cosas”, ni de contextos para acopiarlas a costas del lomo ajeno en busca de
refrendar poder con que ostentarlas. Reiteramos, que el meollo está en observar críticamente que la
acumulación de capital es un proceso que mantiene al sistema burgués a partir de alienar no solo a
la fuerza de trabajo ajena, a su vez acopiar todo lo que es, o pueda llegar a ser capital mediante
plusvalía hacia rentismo improductivo. La lucha de clases se expresa en una guerra a muerte,
también, contra el rentismo improductivo que legitima a la propiedad privada que incluye,
precisamente, a la posesión privada de la fuerza de trabajo alienada del producto que esta crea. Si el
Estado asume el control y propiedad del mercado del trabajo, es también un explotador. Quienes
trabajan deben ser los propietarios de su fuerza de trabajo, de los procesos de producción y de la
comercialización de dicha producción, como garantes de la continuidad evolutiva de ese proceso de
cambio radical socialista. Y eso exige un grado de cultura política pertinente.
Pero da la “casualidad” de que ha crecido un entuerto harto beneficioso a la dominación
imperialista: que la gente perciba como no solo legítimo, a su vez posible, alcanzar un modo burgués
de socialismo; soportado por el acopio de todo lo que pueda llegar a ser capital, a través de un modo
de vida donde las relaciones tóxicas como la corrupción resulten el camino expedito a la solución de
lo material despolitizando u olvidando a los asuntos y problemas sociales.
La hiperkinesis de los procesos migratorios hacia los centros capitalistas, tras malversar una
cantidad conveniente de dólares preferencialesen el espacio propio; migración efectiva o imaginaria.
Las relaciones entre los migrantes y los sedentarios del país emisor mediante remesas enviadas
hacia las zonas “en candela” por quienes lograron llegar a esos “centros”, la descapitalización de los
países de origen por parte de una porción sinvergüenza de sus migrantes que dejan al país emisor
en la indigencia financiera. Cierta variante pendular de esa migración propicia una ansiedad autista
en los procesos productivos porque genera espacios ilegales, improductivos, de intercambio
comercial precario, que se agravan cuando existe frontera terrestre como entre Venezuela y
Colombia. Se malversan o roban los alimentos de primera necesidad mientras se introducen drogas
y teams subversivos de desestabilización social.
¿La supuesta pax burguesa es un espacio ideal secluído para organizar campeonatos de boliche? ¿O
es la zona “en candela brava” donde se desencadena el clímax de un insoportable antagonismo
social que desemboca en la lucha de clases? ¿Hay que dejarle al ejército y a la “superestructura” de
la administración política del Estado bolivariano la misión y el control del espacio en esa violenta
pugna por el poder contra la reacción contrarrevolucionaria interna y externa, mientras (nosotros)
los de “abajo” busquemos la forma de vivir des-guarimbados soñando con el “futuro luminoso” de
una socialismo burgués por rentista, y embelesados contemplemos el chorro de hidrocarburo que se
pierde en el haevenplutócrata global o tras el horizonte de sucesos? ¿Qué hay del pueblo
políticamente organizado, debe quedarse “tranquilo” mientras la vida pasa?
La gente pobre menos avisada, se ocupa de soñar (practicar) variantes de acopio parasitario. Y aquí
viene un asunto bien interesante. En un texto anterior comenté acerca de los dolores que causa un
proceso de cambio social radical socialista, no solo por su intensidad, a su vez por su extensión en el
tiempo; que es impredecible. No existe teleología alguna al respecto. La intensidad y extensión en el
tiempo de un proceso o mejor, una sistémica de dominación, no garantiza prever cuánto demorará
su desmantelamiento. En ocasiones esa extensión en el tiempo del cambio social radical puede
“cansar” a los individuos; y entonces emerge la tendencia a los “atajos” por donde llegar rápido, a
veredas que son trampas de la misma dominación capitalista a desmantelar. La zanahoria que
cuelga del palo no es sino un billete de a dólar angloestadounidense. Si se le engancha el adjetivo de
“preferencial”, entonces se invisibiliza a la dominación imperialista. Nuestro viejo maestro Samir
Amín, alertó de que:
“la expansión capitalista podía alimentar, en las periferias, la ilusión de la posibilidad de “alcanzar”
a los demás, permaneciendo dentro del sistema global […]. El imperialismo no es “un fenómeno
político” situado fuera de la esfera de la vida económica, es el producto de las lógicas que rigen la
acumulación del capital […]; otras teorías demuestran una alienación aún mayor. La convicción de
que “el dinero produce frutos”, olvidando cualquier referencia a la base productiva, que permite a su
propietario beneficiarse, constituye una evidente regresión del pensamiento económico, que ha
llegado a la cumbre de la alienación […], a la decadencia de la razón. […] Al recuperar todos los
lugares comunes producidos por la desorientación, característicos de momentos como el actual [el
imperialismo] lanza llamados incoherentes a la desconfianza con respecto a conceptos de progreso y
de universalismo. Pero, en vez de profundizar en la materia, con una crítica seria a las limitaciones
de estas expresiones de la cultura del iluminismo y de la Historia burguesa y de analizar sus
contradicciones efectivas, cuyas consecuencias son agravadas por la senilidad del sistema, este
discurso se limita a sustituirlas por afirmaciones de la ideología neoliberal norteamericana: “vivir
con su tiempo”, “adaptarse”, “administrar la cotidianidad”, […] no reflexionar acerca de la
naturaleza del sistema y evitar el cuestionamiento de sus actuales decisiones.” [i]
El imperialismo angloestadounidense tiene en la ultraderecha (en la derecha sin ultra, y en los
farsantes colados en las esferas de poder y de podercillos) a la “vanguardia” comprometida con la
“transición” hacia un socialismo burgués, que es el camino más largo –pero no tanto- hacia un
capitalismo post-neoliberal; que podría ser lo más parecido a un feudalismo tecnocrático, según
Fúrsov.
No hay sueños posibles dentro de la dominación imperialista en hegemonía capitalista (como la
angloestadounidense). Esa misma dominación es el “sueño”; que viene promocionada por espejismos
de “tranquilidad social” soportada en un consumismo rentista e insustentable a través del que
cualquiera deviene en prisionero perpetuo del sistema burgués.
Han sido demasiada la injusticia social histórica, la desruralización de la sociedad y la indigencia
urbana de los históricamente desruralizados, tras habérseles expropiado de su fuerza de trabajo, de
la tierra y del producto de ellas, en unas relaciones de producción que a estas alturas rebasan
fácilmente el estatus promedio de esclavitud, donde la condición de asalariado semantiza la de
prescindible como ser humano. Catorce o cincuenta y cuatro años de revolución serían suficientes, y
al mismo tiempo no lo son; porque la vulnerabilidad ante la agresividad imperialista se mantiene. No
existe otra opción a la vista sino la del ejercicio del poder (la hegemonía socialista, en lucha, con
cultura política pertinente), en democracia, del pueblo políticamente organizado contra las
dominaciones y por el proyecto de emancipación social.
Quienes perdieron la hegemonía no se quedarán rezando a la espera de un milagro, por mucho que
asistan a la iglesia los domingos. Los genocidios para recobrarla están por sobre cualquier dios,
héroe, santo o asesinado. El modo de vida burgués, soportado en la acumulación de capital (dinero)
y de todo lo que pueda llegar a serlo, es un sentido de la vida.
Desde el litoral oeste de La Habana revolucionaria, martiana, bolivariana, chavista y marxista.
03/10/2013
[i] Amín, Samir. El capitalismo senil. Rebelión. http://www.rebelion.org pp.14-19.
Descargar