teoria de las ventajas comparativas

David Ricardo
Si hubiese que seleccionar los pensadores que mas influencia han tenido
en el desarrollo de la Teoría Económica
indudablemente Ricardo tendría
uno de los lugares mas destacados.
Pertenece a esa raza de economistas que diseccionan la historia con su
intelecto, transitando sus misterios con la seguridad de quien todo lo tiene
claro.
Seguramente no será ajeno a esta actitud su periplo personal por la
vida.
Hijo de un banquero holandés instalado en Inglaterra, muy joven se
inicia, en los negocios bursátiles, con gran éxito.
Abandona el Judaísmo
para convertirse al Cristianismo (cuáquero), por razones estrictas de ascenso
social, al contraer convenientemente matrimonio con una integrante de una
tradicional y aristocrática familia.
Y alcanza una banca en la Cámara de los Comunes, posición que corona
su éxito personal y le permite desarrollar sus magistrales ideas acerca del
devenir de la sociedad.
Junto a Malthus, son los primeros economistas que le ponen freno a la
idílica utopía de Adam Smith,
El tema básico hasta David Ricardo, es la deslumbrante coherencia que
Adam Smith otorga al nuevo orden económico establecido por el modo de
producción industrial, a partir de su desarrollo teórico sobre la acción de la
competencia en la sociedad.
Él junto con Malthus terminan con la candorosa visión de los primeros
tiempos que proponía que finalmente el hombre había logrado una forma de
organización social que culminaría con los conflictos sociales, y por distintas
razones, advierte el problema que a partir de allí, rondará hasta hoy el centro
de la escena: Los mecanismos a través de los cuales se distribuye la riqueza
lograda por la actividad económica.
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Pero todos comparten el concepto fundacional de la organización social:
El valor de las cosas esta dado por el esfuerzo humanos necesario para
lograrlas.
Si bien este nuevo modo de producción es maravillosamente eficaz para
producir más y diversos bienes, fracasa en su deficiente capacidad de
distribuir el resultado de este esfuerzo en la sociedad para lograr
retroalimentar el mismo sistema que lo genera.
La riqueza finalmente, afirma Ricardo, terminara en manos del sector
mas estático de la sociedad: los terratenientes. Y consecuentemente el
proceso de progreso inaugurado por este nuevo orden social se estancará.
El crecimiento de la actividad económica hará aumentar el número de
asalariados y estos consecuentemente demandarán cada vez mas alimentos.
La mayor demanda de productos agrícolas significará una progresiva puesta
en producción de tierras menos fértiles, porque el aumento de los precios las
hará rentables. Entonces las tierras mas productivas lograrán una renta cada
vez mayor transfiriendo entonces el excedente de riqueza creado en la
economía a los propietarios de las tierras.
Ricardo tiene una personalidad fascinante.
Toda su vida es
interesante. De su origen familiar, en un medio tradicional donde su familia
carece del prestigio social propio de las burguesía nativa, pasando por la
fortuna que adquiere a partir de su astucia
Pero el aporte a la Ciencia de Ricardo es tan potente, que eclipsa su
destreza especulativa.
Nos detendremos en su visión
pesimista en el futuro de la sociedad industrial, hecho que ya hemos referido,
y también en el otro aporte deslumbrante que hace a la Teoría Económica y
que dará hasta hoy letra
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a quienes sostienen y se benefician con determinado ordenamiento de
los Países en función de sus capacidades productivas, su Teoría de las
Ventajas Comparativas.
Ricardo advierte que el limite natural que se opone a las utilidades de la
actividad industrial, es el paulatino incremento en los precios de los bienes
que componen la canasta de subsistencia de los obreros. En la medida que
los salarios crecen por la competencia en captar la mano de obra disponible,
este aumento se traslada a los precios de los alimentos, por el aumento de la
demanda consecuente a dicho incremento salarial.
Es entonces que las ganancias se trasladan a los productores de
alimentos, por la renta diferencial de la tierra, por sus diferentes capacidades
productivas, quienes por naturaleza y condición de clase acumulan estos
excedentes sin trasladarlos nuevamente al proceso productivo paralizando la
reproducción del capital necesaria para el progreso del sistema.
Este problema ya ha sido advertido por otros pensadores, pero es
Ricardo quien le da la entidad teórica que instala el tema en el centro del
debate de la Ciencia.
Lejos estamos ya del mundo ideal de Smith, en el que un Nuevo Orden
social irrumpía en la historia para permitir, la mejor de las formas posibles de
la organización humana, que irremediablemente se establecería si se dejaba
libremente actuar la competencia.
El discurso histórico se va modificando según los sectores que se van
encaramando en el control de la sociedad.
Al igual que con la moral,
verdades absolutas para un periodo pueden ser antivalores en los siguientes.
Terminada la edad media, el “reinado” de los comerciantes afianza los Estados
Nacionales modernos y establece barreras aduaneras que otorgan los
privilegios que estos reclaman, y las aduanas que permiten recaudar impuestos
a los Reyes.
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Pero ya no más, ya no sirve restringir el comercio. La clase social
asociada a este Nuevo Orden va disolviéndose en la de los industriales, para
quienes las barreras aduaneras no son sino un poderoso freno a sus ganancias,
al bloquear el ingreso de alimentos baratos de allende territorio, y por lo tanto
encareciendo los salarios, o lo mismo decir, achicando sus ganancias, por una
parte e imposibilitando el libre acceso de sus productos industriales en los
mercados protegidos.
Pero aquí esta Ricardo, ya no solo para proclamar que las regulaciones
de cualquier orden, obstaculizan la competencia, sino que lo puede demostrar
matemáticamente. Que los Países deben aprovechar las ventajas que otorga
madre naturaleza y especializarse en la producción de aquellos bienes para los
que están mejor dotados, y al igual que Smith anunciaba que los hombres
buscando su beneficio personal, lograrán sin proponérselo el beneficio social,
Ricardo proclamaba que los Países produciendo aquellos bienes que mejor
sabían y podían, aportaban mayor riqueza a la disponibilidad Universal.
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TEORIA DE LAS VENTAJAS COMPARATIVAS
Su teoría de las ventajas comparativas es un ejemplo de ingenio
extraordinario y aun a riesgo de ser reiterativo, porque esta disponible en
innumerables tratados de Economía trataremos de exponer una versión
simplificada al objeto de ilustrar al lector no advertido. Aspiramos a la
generosa comprensión de los lectores conocedores, al cambiar los términos del
ejemplo original
Decía Ricardo que si dos países producían simultáneamente dos bienes
era fácil acordar que los precios relativos de ambos en cada País fueran
diferentes que los de el otro. Y que esto era así por las necesarias diferentes
dotaciones de factores que naturalmente todos los países tenían y que hacían
que los precios internos siempre fueran una singularidad; a saber:
Si dos países, llamados País a y País b aplicaban su fuerza productiva a
producir las dos clases de bienes que necesitaban, la mitad a uno y la otra
mitad al otro lograrían resultados diferentes en cada caso
Toneladas de trigo
Toneladas de acero
PAIS A
100
50
Bienes disponibles en el País A
100 tn de trigo
50 tn de acero
Bienes disponibles en el País B
50 tn de trigo
100 tn de acero
PAIS B
50
100
Bienes disponibles para todos los países
150 tn de Trigo
150 tn de acero
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Viendo los resultados, se observaba claramente, que cada País estaba
mejor dotado que el otro para producir una clase de bienes, no las dos, de esto,
seguía Ricardo, era fácil concluir que si cada País se ocupaba de producir
solamente los bienes para los que estaba mejor dotado la situación quedaría de
la siguiente manera:
Toneladas de trigo
Toneladas de acero
PAIS A
200
-
Bienes disponibles para todos los países
PAIS B
200
200 tn de trigo
200 tn de acero
La sola especialización significaba un aumento instantáneo de la
riqueza, y a través del intercambio, todos tomaban los beneficios de la
disponibilidad global de mas bienes.
Que lógica maravillosa!, nadie podía a la luz de tan contundente
demostración, oponerse al derribo de las barreras aduaneras, yo no solo había
que hacerlo porque se oponían a el desarrollo de la competencia, sino porque
quedaba claramente demostrado, que era de total beneficio para la humanidad
hacerlo, la sola especialización implicaba una mejora substancial para la
humanidad toda.
Probablemente usted lector recuerde, cuando en la escuela primaria nos
enseñaban lo ocurrido cuando las invasiones inglesas al río de la Plata, las
maestras nos contaban que los ingleses no tenían como objetivo la conquista
del territorio, sino la apertura de los mercados al comercio con Inglaterra.
Incluso los cuarteles de los regimientos Ingleses destacados en la región, eran
la entrada de los productos ingleses de contrabando.
También vale la oportunidad para poner una vez mas en evidencia el rol
del ejercito Ingles, en esta oportunidad, que es el mismo que el de los ejércitos
de conquista en todas las épocas, o sea llevar a la práctica las políticas y la
ideología que asumen los gobiernos de sus países.
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Retomando, la observación de Smith acerca de los beneficios de la
especialización en la fabricación de alfileres1, y muy anteriormente por
Jenofonte, se extendían ahora, por el desarrollo de Ricardo a toda la sociedad
humana.
La lógica irrefutable de esta argumentación pesaría hasta el presente en
el debate económico, los círculos académicos primero y los ciudadanos
ilustrados después, la repetirían hasta nuestros días con la seguridad propia de
quien manifiesta una verdad revelada.
Fue necesario el siglo XX y la
experiencia de los países productores de bienes primarios para que se
advirtiera el deterioro de los términos del intercambio, que significaba que
cada vez se necesitaban mas productos básicos para lograr la misma cantidad
de bienes industriales, condenando a los países pobres a una eterna miseria y a
los países ricos a ser cada vez mas ricos.
Tercermundistas2 voces se alzaron primero para destacar este fenómeno
y finalmente hombres históricamente ligados al pensamiento ortodoxo 3
terminaron aceptando con honestidad intelectual esta circunstancia que
finalmente invalidaba la teoría Ricardiana.
Pero volviendo al párrafo inicial de este capitulo, la concepción que
finalmente colapsaría la Teoría Clásica, se trasladaba de autor en autor sin
objeciones y sin medir sus implicancias, la Teoría del Valor Trabajo.
Habría que esperar el detonador Marxista para estallar la bomba que
significa exacerbar este argumento hasta sus últimas consecuencias.
Generación tras generación de pensadores sociales, habían tomado la
teoría del valor trabajo.
Pero todos la habían instalado en un orden social
que ni por asomo imaginaban siquiera cuestionar, la naturaleza del poder
social en el que cada uno de ellos actuaba.
Las cosas eran así, ya la
Adam Smith Una investigación acerca de la Naturaleza y Causa de la Riqueza de las Naciones
Capitulo 1º. Tomo 1
2
FURTADO Celso Dialéctica del Subdesarrollo
FCE, varias ediciones
3
RECA Lucio Conferencia dictada en 2002 en la Facultad de Bromatología de la UNER
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propiedad privada absoluta, la autoridad política y la religiosa, tenían
suficiente entidad como para no ser refutables.
A nadie ese le había
ocurrido por ninguna razón que las cosas pudieran ser diferentes, o se pudiera
objetar la naturaleza del poder.
Habría que esperar que se instalaran en la sociedad nuevos valores, la
movilidad social, la incertidumbre, el laicismo filosófico, y el matrimonio
indisoluble entre la ciencia y la técnica, para que estuvieran dadas las
condiciones históricas para la aparición de Marx.
Carlos Marx transforma la vieja sentencia acerca de que es lo que
otorga valor a las cosas, en un teorema de irrefutable solidez:
Si lo que daba origen al valor de las cosas era el trabajo, quienes tenían
fundamental derecho a ellas eran los trabajadores. Y si era el esfuerzo de los
trabajadores lo que hacia posible el progreso de la maquinaria industrial,
¿porque no eran ellos quienes tenían su control?
Y para colmo quien esto descubría, no era un inocente filosofo, ú opaco
teólogo, o un anodino político. Era nada menos que un genial pensador que
se había permitido renunciar a una vida gratificada en el orden burgués, para
sumergirse en las penurias económicas de quien se siente elegido para
descubrir una nueva filosofía de la historia y armado con ella transformar
violentamente el mundo: el Materialismo Dialéctico, que vendría a poner
patas para arriba todas las concepciones sociales precedentes.
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