Sin tierra, no hay cultura (Literatura y política) periódico EL DÍA, martes 17 de noviembre de 1981 por Carmen GALINDO Para todos es notorio que se han lanzado en grande las averiguaciones acerca de la identidad nacional, cualquier cosa que esto sea... Ya se han dejado escuchar las voces disidentes, la de Carlos Monsiváis, la del poeta Ramón Martínez Ocaranza, la del colega Domingo Argüelles, quienes, con distintos matices, llaman la atención acerca de que el concepto de identidad nacional presupone un país homogéneo y no dividido en clases... Por eso, es interesante echarle una mirada a la resolución de una de las mesas de discusión del Encuentro de Solidaridad con la Comunidad Purhépecha, realizado en Tarejero, Municipio de Zacapu, en Michoacán. Para empezar, este grupo indígena concibe a la cultura “como un instrumento en defensa de la tierra” y luego rechaza la llamada cultura occidental a favor de “una cultura de los pueblos indios de hoy”... Consideran que la cultura nacional es una cultura dominante y occidental que admira el pasado indígena, pero no le interesa la cultura india del presente... por otro lado, lo que también es evidente, postulan “una definitiva oposición entre la vida india de comunidad (pueblo, aldea, etcétera) y la urbana (occidental moderna)”... Al contrario de lo que acostumbra creerse en los medios oficiales e intelectuales, para este grupo Purhépecha, el mestizaje no ha ocurrido: “los pueblos indios sabemos que no hay ni hubo conquista, sino invasión. Ante la invasión, los pueblos indios han resistido y continúan luchando manteniendo su lengua y desarrollando sus símbolos; la permanencia de nuestras culturas es la prueba máxima de que no hemos sido conquistados. El mestizaje no es fusión ni conduce a una nueva cultura”. Para el Purhépecha, no hay alta cultura y cultura popular, ya que en su justo sentido antropológico, el arte forma parte de la vida cotidiana de la comunidad y los dos aspectos juntos integran la cultura. Por eso declaran: “La tierra, la cultura y la liberación india son para nosotros una misma cosa; hacemos por medio del teatro, la pintura mural y las canciones, las denuncias concretas de nuestros opresores”. Así, sin aceptar la separación típica de la cultura occidental, inician el primer acuerdo con estas palabras: “Junto a la reivindicación de los terrenos en conflicto y el consolidar el territorio comunal, debemos organizar la defensa y recuperación de nuestra cultura ancestral”... Para ese rescate proponen medidas asombrosamente concretas: comités de base en cada comunidad india que contemple”la enseñanza de nuestra lengua materna”, campañas de alfabetización para adultos y “proyectos que hagan avanzar la conciencia comunal para defender, desarrollar y fomentar la cultura Purhépecha... En seguida, y esto es lo fundamental, agregan “por nosotros mismos”...Esta frase final le pone un hasta aquí al paternalismo, los presenta como dueños de su propio destino. Proponen un Frente de Trabajadores de la Cultura Purhépecha, integrado por la comunidad india y por maestros, profesionistas y en general, “compañeros concientes” con el objeto de establecer canales de comunicación entre el territorio Purhépecha para intercambiar alternativas y estrategias útiles para la defensa de los pueblos... Además del intercambio de experiencias proponen la recuperación de textos y símbolos que afirmen su cultura... Proponen “obras de gran realismo” que representen la historia recién vivida y obras de arte que enseñen a los jóvenes a recuperar su identidad étnica... Este documento se titula significativamente: “Sin tierra, no hay cultura”... Y hasta aquí hoy, el próximo jueves continuaré con este mismo tema. EL TIP de Morelia (Literatura y Política) Periódico EL DÍA, martes 25 de noviembre de 1981. Por Carmen GALINDO Los compañeros del Taller de Investigación Plástica, llamados por sus siglas el TIP, de Morelia, no son, como podría imaginarse por el nombre, pintores, al menos, no sólo pintores... Los del TIP se parecen, por su método, un poco a los del teatro Escambray, de Cuba... Bueno, te preguntarás, lector, ¿cómo que unos pintores le dan un aire a unos teatristas?... Bueno es que, para comenzar por el principio y dejarme entender, debo contarles que se trata de un grupo interdisciplinario y que si no fuera porque sus intenciones son diametralmente opuestas, bien se podrían comparar con el afán de integrar todas las artes que caracterizan a la ópera. Los compañeros hacen política y como ya rebasaron el rollo aquel del artista independiente, están relacionados con la Coordinadora Nacional Plan de Ayala, la muy combativa organización campesina que, a menos que usted viva en otro país, ya conocerá de oídas... Pues bien, los del TIP, sin alardes, se dejan caer en los lugares campesinos donde se avecina tormenta, ya ahí, en el terreno de los hechos, su trabajo específico consiste en que los campesinos de la Unión de Comuneros Emiliano Zapata y de la Coordinadora Regional de Pueblos Indios comienzan, primero poco a poco y después a borbotones, a “decir el pormenor de lo que a mí me ha pasado”... Los del TIP llegan a una asamblea, siempre luego de que su presencia es solicitada, y les anuncian que “vamos a hacer una obra de teatro parecida a los coloquios, siempre mencionamos los coloquios, porque es lo que ellos conocen; se trata de representaciones escénicas, de cuadros que representen sus problemas; luego les pedimos que imaginen esa historia como si fuera un cuento”... “Nosotros –dicen los del TIP- siempre comenzamos chueco, porque nos falta información, y ellos, conforme nosotros le hacemos a la pantomima, nos van corrigiendo. No, no eran dos, ni tres, éramos muchos y estábamos junto a una zanja”... Así, con esto que los del TIP llaman sociodrama van corrigiendo los momentos fundamentales...”fue ahí donde mataron a Don José, dicen, por ejemplo; generalmente, el sociodrama muestra cómo cae el primer líder y siempre es por despojo de tierras”. En los primeros ensayos de los cuadros comienzan las correcciones y lo que tu y yo lector llamaríamos utilería, porque ya no contentos con la pantomima, se ayudan con palas o guajes para hacer más realista su representación. Los del TIP no llevan un mensaje de antemano y sólo se preocupan de que vaya quedando lo esencial... Bueno, se preocupan de eso y, además, de andar tomando fotos de las imágenes más importantes. Esas imágenes proyectadas sobre el muro son el que podríamos llamar el boceto del mural, ya que la comunidad se encarga de ir diciendo las figuras que deben agrandarse o achicarse, las que deben ocupar la parte central o las esquinas... Una vez que el mural ha quedado prefigurado por las diapositivas, a pintar se ha dicho; los de más talento de la comunidad toman el carbón y comienzan a delinear las figuras, luego todos –niños, adultos, muchachos y ancianos- se dedican a colorear el enorme dibujo. Una compañera del TIP de Morelia, se dedica a invitar a las jóvenes a recordar las danzas más antiguas de la comunidad o las canacuas, danzas que vuelven a revivir y que en muy pocas ocasiones se bailan ante los poderosos, el señor rico del pueblo o el gobernador; pero que esta vez sirve de final de fiesta, junto con la representación de la obra y la inauguración del mural, para cerrar con broche de oro el encuentro regional de los campesinos. Con este método, los del TIP, han inventado el lábaro y el escudo Purhépecha, ambientaciones que los campesinos usan en las paradas o los plantones... Paralelamente, ya que hay problemas, se organizan mesas de trabajo, asambleas, documentos... Pero, lo más importante, es que dejan personas interesadas en la comunidad para continuar la tarea artística del TIP, lo que no obsta para que los del Taller de Investigaciones Plásticas se aparezca de vez en cuando, porque no solo van en tiempos de solidaridad, sino también en tiempos de paz... Dos detalles, por último. Uno: los del TIP representan siempre a los villanos, porque nadie se aviene a representarlos “y se siente feo, cuando se dejan venir con los machetes”... Y dos: el teatro, cual debe ser, tiene una función catártica y al ver representados sus problemas, la comunidad llora o se alegra o se enfurece al compás de la obra (y del recuerdo)... No copian al Escambray, les vino el ejemplo de las misiones culturales de la época de Cárdenas...No hacen arte para el pueblo, sino el pueblo hace arte para sí mismo.