Vivan mis amigos chilenos

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Vivan mis amigos chilenos
SOCIOS | 28 DE FEBRERO DE 2 011
por Eduardo Bueno León; [email protected] 27-2-2011
I
Jaime Baily ha escrito que los chilenos son taimados, hipócritas y feos. Se le
olvidó decir que el patriotismo chileno es aldeano y atorrante. En realidad la
historia de Chile, se reduce al triunfo de la guerra del Salitre sobre Perú y
Bolivia, se reduce al festival de Viña del Mar, el "modelo económico", los goles
de sus futbolistas en el extranjero y su presidente Ricardo Lagos. Un chileno
promedio modernillo, solo habla de eso, matizándolo todo con alguna novela
corta y ecologista de Sepúlveda, o si es más culto con algún poema de Neruda
o Nicanor Parra.
El patrioterismo chileno suele ser histérico, exclamativo, suerte de trance
sicológico que deben vivir las personas que se han sacado la lotería. Hace unos
años dieron un concierto en el Auditórium de la ciudad de México, la gran e
inolvidable Mercedes Sosa, y el grupo chileno Illapu. En la platea, había
mayoría de sudamericanos mezclados con mexicanos. Todo iba bien,
disfrutando con las canciones de la cantante tucumana, hasta que le llegó el
turno a Illapu, ni bien comenzaron con sus zampoñas, flautas, tambores y
guitarras, se levantaron varios grupos de la platea con banderas chilenas y a
gritos de "Chi-chi-chilleeeeeee", se hicieron con el espectáculo. Parecía una
escena sacada de thriller de Michael Jackson, cuando muertos vivientes,
comienzan a bailotear de forma inesperada. No faltaron quienes quisieron
improvisar una cueca con pañuelos.
Pero vamos, estoy exagerando. Mis mejores amigos en mis largos años en
el extranjero siempre fueron chilenos. Profesores chilenos, amigos de piso
chilenos, condiscípulos chilenos. Con ellos descubrí el vino chileno, el pue
huevón, las empanadas, a Luis Sepúlveda (antes que lo sacara del mercado
libresco Paulo Coelho), y eventualmente el pastel de choclo. Aunque ya no
tengo contacto con ellos, los recordaré hasta el último día.
Un día conocí a un chileno de mi edad, tendría unos siete u ocho años. En el
edificio del jirón Moquegua donde Luis Alberto Sánchez tenía su estudio al
igual que mi padre, vivía con su mamá, una señora que era costurera, o
supongo que lo era, pues siempre estaba cosiendo. El niño hacía la primaria en
el mismo colegio donde yo estudiaba, en Jesús María. Era muy solitario, y
víctima de los apodos, juegos, malicias y violencia de los niños peruanos, que
siempre le recordaban su origen. Eso era alentado por un profesor imbécil, que
no sé por qué razón se la agarró contra el niño chileno, posiblemente
refugiado en Lima con su familia.
Nos hicimos amigos, jugábamos al fútbol los dos solos, o nos íbamos
juntos a esperar el bus de la línea Cocharcas-José Leal, y comencé a
defenderlo de tanto ataque y tanta violencia, incluyendo una trompeadura. El
no entendía por qué tanto odio en su contra, porque todos eran sus enemigos.
Me hablaba de su pueblo en la costa chilena, de sus playas, de su mar, sus
amigos y las estrellas. Su mamá nos preparaba empanadas y salíamos a la
Plaza de Armas a comerlas y usar un muro de piedra en las escaleras de la
Catedral como tobogán. Pasábamos la tarde, antes de regresar, caminando por
el jirón de la Unión, comprando algodón de azúcar, devorándola mientras
mirábamos las vitrinas de las tiendas Tía.
Un día simplemente desapareció, dejó de asistir al colegio y su
departamento no se volvió a ocupar. El profesor imbécil siguió usando su
corbatita michi, los chicos de su aula nunca volvieron a hablar del "chileno", y
yo dejé de comer empanadas por un largo tiempo.
II
Jaime Baily dice que los peruanos a veces tenemos un complejo de
inferioridad con los chilenos. No le falta razón, pero ¿qué país derrotado
militarmente, mutilado, invadido y saqueado, no tiene esa especie de
resentimiento histórico, que algunos llaman "complejo de inferioridad"? Por lo
demás, no creo que los peruanos hayan construido su identidad nacional sobre
la base del odio a los chilenos, como sí lo han hecho por ejemplo los
bolivianos, y los ecuatorianos, pero contra el Perú. Algo que al Perú resultó
indiferente hasta la derrota en el Cenepa.
Generaciones de peruanos crecieron con el recuerdo de la nefasta guerra
del Salitre, y generaciones de chilenos crecieron con la satisfacción del
recuerdo de una guerra victoriosa. La depresión de unos, implicó la arrogancia
de los otros. Por lo tanto el complejo aludido es en una doble dirección. Sin
embargo, a los chilenos les enseñan que Argentina se quedó con la Patagonia,
que según los reyes españoles era de la Capitanía General de Chile. ¿La
antipatía chilena contra los argentinos, tiene su raíz en esa historia imaginada?
¿O simplemente los argentinos son demasiado gritones y gastadores, para los
sigilosos y conservadores oídos chilenos, que los tienen que aguantar cada
verano y esa es la razón de la antipatía?
Nunca vi en la izquierda chilena allendista, al menos la que conocí en el
exterior, ese complejo de superioridad, cultivado en la educación chilena en
base a supuestas razones de superioridad, racial, cultural, económica, pues
esa misma arrogancia era usada contra el mundo popular chileno por parte de
las clases dominantes, sobre todo las que se consolidaron económicamente
con la guerra del salitre contra Perú y Bolivia. Nada había más infortunado en
Chile de principios del siglo XX, que ser campesino sin tierra, roto,
posiblemente de origen quechua o aimara.
A lo sumo, he encontrado chilenos de izquierda que practican el cinismo, y
dicen cosas como que, en esos años no se sabía exactamente de quiénes eran
esos territorios. Una especie de tómbola de territorios y el principio "eso es
mío porque lo necesito".
Es penoso decirlo, pero Ecuador sólo ha logrado reivindicarse como nación,
luego de derrotar al Perú en el Cenepa y quedarse con Tiwinza. El populismo
conservador se quedó sin la bandera que siempre agitaba, y la nación
ecuatoriana, pudo, al fin, sacar a flote su verdadera agenda étnica inconclusa y
negociarla.
Nuestra firme posición contra Chile, empero, no es contra la nación chilena,
ni mucho menos contra sus ciudadanos. Nuestra posición descansa contra el
proyecto histórico de la oligarquía chilena que explota y domina al Chile pobre
que todos vimos por televisión saqueando mercados luego del terremoto de
Concepción. Y porque ese proyecto neo portalista es imperialista. Esa
oligarquía quiere convertir al Perú en una Tarapacá económica, en su
reservorio de materias primas para sus industrias exportadoras. Y tiene a sus
FFAA como garantes de su proyecto. La derecha chilena sostén de esa
oligarquía es antidemocrática, sino observemos como trata al pueblo mapuche.
III
Lo que causa gracia es que Baily considere a los chilenos feos. No porque no
lo sean, sino porque creo que nunca se lo han dicho. Si Chile es lo máximo,
Chile es lo mejor de América, si Chile no tiene que ver con Latinoamérica, en
fin si Chile es lo mejor de esta zona del planeta, ello indudablemente incluye a
su gente. Pero su gente hasta el artículo de Baily -que está dando la vuelta al
mundo- era como el rey desnudo del cuento de Hans Christian Anderson,
ahora tendrán que verse en el espejo tal como lo que son, otra forma de
mestizaje híbrido, medio mapuche y medio occidental, mestizaje desdibujado,
moreno, de poca altura, de cuerpos grotescos, de expresiones secas y mirada
seria, a la defensiva. Y los mestizos para los ojos occidentales no son
hermosos, somos el referente para que se crean bellos.
El occidental aprecia lo exótico, no lo mestizo. Por eso, las mulatas
trastornan a los ibéricos, las andinas medio achinadas y de cuerpos delgados
son el delirio de holandeses y daneses. Las argentinas, las mejor cotizadas, en
Europa y EEUU, destacan no solo por su físico occidental (varias generaciones
comiendo carne y vegetales), sino porque son inteligentes. Al final la mujer
latina
ofrece
buen
sexo,
mejor
comida,
fina
plática,
femineidad,
compañerismo, y un poco de locura. ¿Qué mejor medicamento para el sajón
adicto al trabajo y al Prozac?
Pero estos comentarios frivolones buscan ir en contrario a la conocida
monserga que lo bello está en el espíritu y no en el físico. ¡Como si todos
fuéramos evangélicos!
Lo cierto es que el actual modelo totalitario de consumo, ha reforzado
estereotipos de belleza que pocas veces coinciden con nuestro mestizaje. Y a
ello no escapa ni siquiera Baily, que gusta cuando le apetece, de mujeres
neuróticas. Y novios también neuróticos como el recientemente afamado y
despechado Corbacho.
En fin, el mejor poema sobre Machu Picchu lo escribió Neruda, la mejor
música andina salió de Inti Illimani, Quilapayún, Violeta Parra, es decir lo
peruano está muy presente en lo chileno, y lo chileno muy presente en lo
peruano, sino recordemos que Luis Alberto Sánchez y Manuel Seoane fundaron
la editorial más grande de Chile que puso en riesgo el control de las editoriales
argentinas y mexicanas del mercado latinoamericano en los años cincuenta del
siglo XX. Las selvas peruanas de la Amazonía son el escenario de novela más
famosa chilena de los últimos años, y aunque el escritor Sepúlveda no oculta
su antiperuanismo, su breve relato es símbolo del ecologismo mundial. Y Chile
y Perú comparten la producción de poesía más creativa, penetrante, sensual,
telúrica, épica y solitaria de Sudamérica.
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