CONSEJO CONSULTIVO DE ANDALUCIA DICTAMEN Núm.: 433/2015, de 17 de junio FUNDAMENTOS JURÍDICOS I Es objeto del presente dictamen la resolución del contrato de limpieza y servicio de recogida neumática (RSU), suscrito con la entidad U., S.A. La adjudicación del contrato tiene lugar el 8 de febrero de 2001, por consiguiente, dicho contrato y su revisión se someten al Texto Refundido de la Ley de Contratos de las Administraciones Públicas -en adelante TRLCAP- (aprobado por Real Decreto Legislativo 2/2000, de 16 de junio). Por otro lado, la tramitación del procedimiento de revisión ha de ajustarse al Texto Refundido de la Ley de Contratos del Sector Público -en adelante TRLCSP- (aprobado por Real Decreto Legislativo 3/2011, de 14 de noviembre), dado que el procedimiento para la resolución se inicia el 10 de diciembre de 2014. Las causas de nulidad a considerar en este caso son las previstas en el artículo 62.1 de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común, a las que expresamente se remite el artículo 62.a) del TRLCAP. II En lo que a los aspectos formales del caso se refiere, debe recordarse que el artículo 34.2 del TRLCSP dispone que será competente para declarar la nulidad el órgano de contratación, sin perjuicio de lo que, para el ámbito de las Comunidades Autónomas, establezcan sus normas respectivas, en lo términos previstos en dicho precepto. En orden al procedimiento instruido, ha de indicarse que la tramitación seguida por el Ayuntamiento consultante se ajusta a Derecho, y, en particular, a las prescripciones establecidas en el Título VI y en el artículo 102 de la Ley 30/1992, habiéndose conferido trámite de audiencia a la mercantil interesada e incorporado al expediente los documentos indispensables para la emisión del presente dictamen. III 1/6 Proyecto CSP www.contratosdelsectorpúblico.es Analizadas las cuestiones procedimentales anteriores, procede, a continuación, examinar los aspectos de fondo que argumenta la Administración consultante para instar la revisión de oficio del referido contrato administrativo. La Administración se refiere, en primer término, a la nulidad de pleno Derecho del acuerdo de adjudicación, adoptado el 8 de febrero de 2001, al considerar que se ha prescindido total y absolutamente del procedimiento legalmente establecido (art. 62.1.e de la Ley 30/1992). También, invocando dicho motivo de nulidad, se refiere a la nulidad del documento de formalización del contrato administrativo así como de otros acuerdos adoptados posteriormente por la Junta de Gobierno Local relativos a diversas modificaciones del contrato. Asimismo fundamenta la nulidad del acuerdo de adjudicación en las causas de nulidad de las letras a) (lesiona los derechos y libertades susceptibles de amparo constitucional) y b) (haber sido dictado por órgano manifiestamente incompetente) del artículo 62.1 de la Ley 30/1992. Como punto de partida ha de determinarse si el acuerdo de adjudicación del contrato es nulo o no, de manera que de llegarse a una conclusión afirmativa, dicha nulidad implicaría la de todos los actos administrativos posteriores, por lo que resultaría innecesario entrar pormenorizadamente a analizar los otros actos administrativos a los que se refiere la propuesta de resolución. La Administración consultante invoca los tres diferentes motivos de nulidad ofreciendo un argumento único, probablemente por la dificultad de encuadrar la cuestión en alguno de ellos. El Pliego de cláusulas administrativas particulares que rige la contratación, aprobado por el Pleno de la Corporación municipal el 5 de octubre de 2000, dispone en su cláusula cuarta que “la duración de la concesión de los servicios referidos, se establece por plazo de 20 años” y la posibilidad de prorrogarlo con el límite previsto para las concesiones administrativas. Sin embargo, el contrato se adjudica por la Junta de Gobierno Local el 8 de marzo de 2001 por un plazo de “ocho años, a contar desde el 12 de marzo de 2001 a 11 de marzo de 2009”. También hay que hacer constar que en el documento de formalización del contrato de 12 de marzo de 2001, en la cláusula segunda se dispone otro plazo de ejecución también diferente, pues se indica que la duración del contrato será hasta el 11 de marzo de 2011, es decir, duración de diez años, con opción a una prórroga de diez años más. Se razona en los diferentes informes emitidos durante la instrucción del procedimiento que el incumplimiento del contenido del Pliego implica que las partes contratantes actúan de forma conjunta prescindiendo total y absolutamente del procedimiento legalmente establecido, incumpliendo los principios de transparencia, igualdad y concurrencia, asimismo, se expone que la Junta de Gobierno Local es incompetente para modificar lo aprobado por el Pleno en el Pliego y, finalmente, se alude a que dicho incumplimiento supone igualmente la vulneración de derechos susceptibles de amparo constitucional. Debe recordarse con carácter previo que este Consejo Consultivo se ha pronunciado en repetidas ocasiones sobre el instituto de la revisión de oficio, tanto por lo que se refiere a su fundamento como en cuanto a sus principales rasgos, en particular, y en lo que aquí interesa, destacando el carácter tasado de la enumeración de las causas de nulidad de pleno derecho y su necesaria interpretación restrictiva. Es obvio que el sistema 2/6 Proyecto CSP www.contratosdelsectorpúblico.es ha cambiado desde la entrada en vigor de la Ley 4/1999, y que es la nulidad la base única de la potestad revisoria. Va de suyo que, distinguida tajantemente de toda anulabilidad, la actual referencia a la nulidad solo puede venir dedicada al tipo puro (estructural, insanable, oponible erga omnes, declarable de oficio, imprescriptible, en suma, sanctio et defensio pro ordine), de rigurosísima apreciación y observancia. Al ser ello así, es claro que se ha de considerar fundada la doctrina de este Consejo sobre la necesaria interpretación restrictiva de la nulidad, a pesar de que ello redunde en una limitación a su vez de la potestad revisora. De lo expuesto hasta ahora, en el caso que nos ocupa, parece evidente que no es posible apelar a ninguna de las causas invocadas para fundamentar la nulidad contractual pretendida. En primer lugar, no puede entenderse lesionado ninguno de los derechos o libertades susceptibles de amparo constitucional, solamente podría apelarse al artículo 14 de la Constitución, si bien parece forzado incluir en el derecho de igualdad el derecho a la libre concurrencia de los licitadores y, como se ha indicado, las causas de nulidad han de ser interpretadas en sentido restrictivo. En segundo lugar, tampoco se advierte la incompetencia del órgano contratante. En relación con esta causa de nulidad, el legislador parte de la consideración de que el vicio de incompetencia tiene una distinta importancia y significación según se trate de la incompetencia por razón de la materia, del territorio o de la incompetencia jerárquica. En los dos primeros casos, cuando se trate de una incompetencia manifiesta, el acto emanado será nulo de pleno derecho de conformidad con lo establecido en el artículo 62.1.b) de la Ley 30/1992; por el contrario, la incompetencia jerárquica o de grado sólo dará lugar a la anulabilidad (dictamen 575/2013 entre los más recientes), la cual, además, es susceptible de convalidación, según el artículo 67.3 de la Ley 30/1992. A este respecto, hay que tener en cuenta, tal y como ha venido señalando este Órgano consultivo (729/2011, 492/2012 y 575/2013, entre otros), que la jurisprudencia del Tribunal Supremo interpreta dicha causa de nulidad en el sentido de que la incompetencia manifiesta no ha de exigir un esfuerzo dialéctico para su comprobación (SSTS de 25 de enero y 15 de diciembre de 1980, 23 de marzo de 1984, 11 de marzo y 12 de junio de 1985, 24 de febrero de 1989, 27 de enero de 1993 y 17 de marzo de 2000). Lo que dicha jurisprudencia viene a destacar es que los términos de la norma son incompatibles con la exigencia de una compleja labor interpretativa en la detección de la incompetencia, como corresponde a la semántica del adverbio empleado “manifiestamente”. En efecto, como se advierte en el dictamen 729/2011, al interpretar la referida causa de nulidad, la jurisprudencia ha destacado que dicha incompetencia ha de ser clara, notoria, evidente, palmaria, ostensible, incontrovertida y grave. Se trataría, según las sentencias del mismo Tribunal de 23 de febrero de 1989 y 23 de enero de 1995 de una “incompetencia llamativa susceptible de ser percibida a primera vista”. 3/6 Proyecto CSP www.contratosdelsectorpúblico.es Ahora bien, como es lógico, la referida doctrina no equivale a rechazar que la calificación haya de estar precedida en estos supuestos de la apelación a la norma o normas delimitadoras de la esfera de atribuciones del órgano. La rotundidad o evidencia de la incompetencia están reñidas ciertamente con apreciaciones que requieran de gran esfuerzo dialéctico, pero no con las que partan de una mínima e imprescindible labor de subsunción y razonamiento jurídico (dictamen 380/2007 y 746/2012, entre otros). En el presente caso en momento alguno se dice que sea el Pleno el competente para la adjudicación del contrato, como por otro lado no podría ser habida cuenta de la cuantía del mismo, simplemente se refiere al hecho de que la Junta de Gobierno Local no es competente para modificar el contenido del Pliego aprobado por el Pleno, en los términos indicados anteriormente, no puede adjudicar un contrato por duración diferente a la explicitada en el Pliego de Cláusulas Administrativas aprobado por el Pleno. De este modo, y de acuerdo con la jurisprudencia y doctrina invocada, basta para afirmar que no concurre la causa de nulidad invocada. Finalmente, tampoco puede tener acogida la causa consistente en la omisión total y absoluta del procedimiento. Como este Consejo ha declarado, la evolución jurisprudencial ha permitido que pese al rigor de la expresión adverbial “total y absolutamente” empleada por el artículo 62.1.e) de la Ley 30/1992, también se consideren nulos aquellos actos dictados con la omisión de trámites esenciales, que por su trascendencia desfiguran el procedimiento o dañan sustancialmente las garantías que a los interesados otorga el legislador (pueden verse las Sentencias del Tribunal Supremo de 10 de mayo de 1969, 30 de septiembre de 1970, 13 de marzo de 1971, 8 de marzo de 1982, 15 de octubre de 1991 y 15 de junio de 1994); supuestos que demandan la misma solución que aquellos otros en los que se prescinde globalmente del procedimiento o se sigue uno distinto al específicamente previsto (dictamen 632/2012, entre otros). En el supuesto examinado, el procedimiento de adjudicación se ha realizado, si bien la adjudicación se ha efectuado contraviniendo el contenido del Pliego de cláusulas administrativas particulares que es ley para las partes contratantes y ha de regir necesariamente la contratación. Los eventuales incumplimientos a los que se alude como la falta de publicación en el BOP, la inexistencia de constitución formal de la mesa de contratación o tramitación de urgencia de la aprobación de la adjudicación por la Junta de Gobierno Local, en modo alguno son incumplimientos importantes y trascendentes que puedan conducir a estimar la nulidad radical del acuerdo, tal y como exige la norma. No obstante, al margen de todo lo razonado anteriormente, sí que parece lógico que la adjudicación efectuada por plazo inferior al expresamente previsto en el Pliego, en la práctica, se traduce en una vulneración del principio de libre concurrencia en la contratación administrativa ya que se han alterado las reglas de esta contratación de una manera ilícita, pues de haber conocido esta menor duración del contrato puede que otros licitadores hubieran realizado una oferta diferente ya que su planificación económica era atendiendo al contenido del Pliego. En ese sentido, el contrato adjudicado no puede calificarse como nulo pero sí resultaría anulable en la medida en que se está contraviniendo el Pliego que incluye los pactos y condiciones definidoras de los derechos y de las obligaciones que asumen las partes en el contrato, 4/6 Proyecto CSP www.contratosdelsectorpúblico.es constituyendo por ello la ley del mismo y vinculando por igual a la Administración y al contratista, en cuanto no se opongan a lo dispuesto en la normativa mencionada. Así pues, la Administración podría haber declarado lesivo el acto en los términos y plazos establecidos en el artículo 103 de la Ley 30/1992. Esta posibilidad, no obstante, en el supuesto examinado, no puede ejecutarse en la medida en que han transcurrido más de cuatro años desde que se adjudicó el contrato en cuestión. Sin embargo, la imposibilidad de acudir a la anulación del acto por esta vía no permite alcanzar un parecer diferente respecto a la posible revisión de oficio instada por los motivos expuestos anteriormente. En último termino, debe este Consejo Consultivo abordar el tema de la eventual nulidad de las diferentes modificaciones del contrato a las que también se hace mención en la propuesta de resolución. En relación con este aspecto, debe ponerse de manifiesto la imposibilidad de emitir este Consejo Consultivo un pronunciamiento claro al respecto en la medida en que en el expediente examinado no constan todos esos actos perfectamente documentados, ni se han emitido los informes pertinentes respecto de cada uno de ellos en los que se detalle con claridad el objeto de la modificación y alcance de la misma. Sí consta en el expediente que hay una primera modificación del contrato, realizada mediante acuerdo de 30 de diciembre de 2004, en la que se altera el precio en 290.000 euros/año, se dice que esta primera modificación no supera el límite del 20% establecido para que sea competente este Consejo Consultivo para emitir dictamen. Sin embargo, consta igualmente, que se han producido posteriores modificaciones, las cuales, al ser la modificación acumulada superior al 20% del precio de adjudicación del contrato, sí harían imprescindible el dictamen de este Órgano. Tal y como se indicara en los dictámenes 651 y 652/2011 (entre otros muchos), “es reiterada la jurisprudencia que considera que la omisión del dictamen preceptivo constituye un supuesto de nulidad radical, no susceptible de convalidación ni subsanable mediante la solicitud y emisión tardía de dictamen. En efecto, como expone la STC 204/1992, de 26 de noviembre (FJ IV), la intervención preceptiva de un órgano consultivo de las características del Consejo de Estado, sea o no vinculante, supone en determinados casos una importantísima garantía del interés general y de la legalidad objetiva y, a consecuencia de ello, de los derechos y legítimos intereses de quienes son parte de un determinado procedimiento administrativo. En razón de los asuntos sobre los que recae y de la naturaleza del propio órgano, se trata de una función muy cualificada que permite al legislador elevar su intervención preceptiva, en determinados procedimientos sean de la competencia estatal o de la autonómica, a la categoría de norma básica del régimen jurídico de las Administraciones públicas o parte del procedimiento administrativo común (art. 149.1.18.ª CE)”. Esos dictámenes añadían que “por eso la jurisprudencia considera que la omisión del dictamen supone un vicio de nulidad, por la “omisión total y absoluta del procedimiento” [art. 62.1.f) de la Ley 30/1992], causa de nulidad en la que tiene cabida la omisión de trámites esenciales (SSTS de 2 de enero y 8 de marzo de 1982 y 11 de marzo de 1991, entre otras), como el del dictamen preceptivo en este tipo de procedimientos, independientemente de que no tenga carácter vinculante, pues tal grado de invalidez se explica en función de las garantías cubiertas por el dictamen y la posición que ocupan los órganos consultivos en la respectiva 5/6 Proyecto CSP www.contratosdelsectorpúblico.es arquitectura institucional, estatal o autonómica. Ni el acuerdo entre las partes contratantes, ni la celeridad y eficacia que puedan perseguirse en un determinado procedimiento justifican la omisión del dictamen (en parecido sentido puede verse el dictamen del Consejo de Estado de 11 de diciembre de 1980; expte. núm. 42.764), como tampoco lo justifica el mayor o menor apremio en el dictado de los actos administrativos; circunstancias que ya han sido objeto de valoración por el legislador al fijar los supuestos en que el dictamen resulta preceptivo y arbitrar plazos y procedimientos para que el interés público quede salvaguardado”. En definitiva, las modificaciones contractuales aprobadas sin haber sido emitido dictamen del Consejo Consultivo cuando era preceptiva su intervención, al superar la modificación aislada o conjuntamente el 20% del precio de adjudicación del contrato, sí resultarían nulas por aplicación del artículo 62.1.e) de la Ley 30/1992. CONCLUSIÓN Se dictamina desfavorablemente la propuesta de resolución de declaración de nulidad del contrato de limpieza y servicio de recogida neumática RSU, suscrito con la empresa U., S.A., sin perjuicio de lo señalado en la parte final del Fundamento Jurídico III de este dictamen en relación con las diversas modificaciones del contrato que se han realizado. 6/6 Proyecto CSP www.contratosdelsectorpúblico.es