COMENTARIO DE TEXTO DEL POEMA DE PARMÉNIDES Parménides nació en Elea en la segunda mitad del siglo VI A.C., iniciado en la filosofía por Aminia, con el tiempo llegó a fundar una escuela filosófica de gran fama (Eleática). Su única obra lleva por título “Sobre la naturaleza”, de la que comentaremos su Poema. La primera parte del texto es una introducción de carácter legendario donde Parménides narra como es conducido en un carro tirado por veloces yeguas y en compañía de unas doncellas (las hijas del sol) en presencia de la diosa (la verdad), para ello ha de atravesar las puertas de la noche y del día que custodia la Justicia, las doncellas interceden por él y llega ante la diosa que cogiendo su mano benévolamente le dirige unas palabras donde le muestra tres caminos. De esta primera parte habría que destacar, además de la belleza literaria de la composición, que Parménides es conducido, no es pues su filosofía una lucha ascética en el cerco de la verdad sino que esta se le aparece –en concreto, es elegido y conducido hacia ella venciendo los obstáculos de la severa justicia-. De todas formas ese camino a la verdad se produce porque el filósofo se ha puesto en una situación de, es decir, sólo el hombre iniciado en el saber puede recorrer la senda. Por otra parte, la verdad se da también como una aletheia, una puerta que se abre. Esta primera parte termina con el discurso de la diosa, que en primer lugar, lo acoge y le toma la mano. Le explica que este camino que ha elegido no es un camino común en los hombres, es decir, hay una elección, una vocación al camino de la ley y la verdad, una verdad que como no puede ser de otra manera, es redonda. La segunda parte comienza con la muestra por parte de la diosa de los tres caminos: .- El de la verdad, “el ser existe y es imposible que no exista” .- El del error, “el ser no existe y es imposible que exista” .- El de la opinión, “el ser existe y no existe a la vez. Esta leyenda va a introducir su cosmología innovadora: La teoría del ser, el camino de la verdad es el ser. Parménides afirma que todo lo que uno piensa es, y el no ser, no es porque no puede ser pensado. Es decir, en la gnoseología prima más el pensar que el ser; esta racionalidad encaja perfectamente con el argumento ontológico de San Anselmo “Dios es aquel ser mayor del cual nada puede ser pensado” y el mero hecho de poder pensarlo incluye su existencia, o con la afirmación fichteana –si no recuerdo mal- de “un más allá del pensamiento es impensable”. Introduce además, el principio de no contradicción “no se puede ser y no ser a la vez”, el no-ser no existe y el principio de identidad “lo que es es” y no puede no ser; aplica este principio desde tres puntos de vista: el abstracionista, pues sólo se fija en los seres como ser, prescinde de los sentidos, el idealista, sólo existe aquello de lo que se tiene idea, y por último el subjetivista, sólo el sujeto puede tener esas ideas. El ser es único, todo lo demás es apariencia y convención día y noche son una misma cosa porque no se puede definir el día como la no-ser-noche porque esto sería citar el no-ser que no es y por tanto caer en el tercer camino, el de la opinión o doxa plausible. Además, el ser es eterno porque si no hubiese sido carecería de sentido, y eso sería caer en el camino del error o la doxa falaz. Es inengendrado, no puede proceder de un no-ser que no existe ni de un ser pues ya existiría. Es imperecedero, no puede dejar de ser. Es continuo e indivisible, un ser sin vacío. Es inmovible e inmutable, está inmovilizado por las cadenas de la necesidad de la diosa Dike porque es la realidad. Es ilimitado, porque ya está completo, si se le pudiera añadir algo ya no sería el ser, pero es una limitación en la forma no en el tiempo. En resumen, para Parménides todo pensamiento tiene y ha de tener un objeto real. El ser puede ser pensado pero no equivale a una idea sino es un ser (material). El ser se describe como una esfera, no tiene principio ni fin, está completo por todas partes; más allá de él no hay nada. En el terreno gnoseológico describe dos conocimientos, uno cierto y uno falso, el primero es el sendero del día (la razón) y el segundo el de la noche (los sentidos). Parménides desecha el conocimiento sensible, todo es inmóvil y el devenir de las cosas es pura ilusión. Parménides, confunde el ser ontológico (el que tengo en mi mente) con el ser lógico (material). Su ser es un ser material pero al que se llega por la abstracción. Además esa identificación de pensar=ser, necesita de un sujeto y Parménides no dice de cuál se trata porque ha de haber una res cogitans que sólo puede ser él mismo o una personificación de ese ser abstracto que con su pensamiento fabrique existentes reales y permita la objetividad de sus afirmaciones. La filosofía parmenidiana da lugar a un monismo –reducción de todo a la unidad que tendrá una influencia en las teorías de Platón y en la filosofía contemporánea (idealismo y marxismo). En el idealismo ser como abstracción y en el marxismo ser como algo material. No deja de ser loable, por otra parte, la búsqueda de la verdad y la explicación de las cosas –al igual que Heráclito- basada en un principio, una verdad que garantice la veracidad de nuestros pensamientos y que nos lleve al éxito frente a la filosofía griega posterior en la época de la “Ilustración griega” donde los sofistas representados por Gorgias negarán esa verdad del ser. El mismo Gorgias dice que hay que escoger entre el ser y los sentidos y que puestos a elegir, el negará siempre el primero pues no puede existir y aunque existiese no podría ser cognoscible y aunque lo fuese no podría ser explicable ni entendible.