IDEAS FUNDAMENTALES DEL MCC

Anuncio
ORGANISMO MUNDIAL
DE CURSILLOS DE CRISTIANDAD
IDEAS FUNDAMENTALES
DEL MCC
Segunda Redacción (1990)
3a Edición Venezolana de la Edición
Típica
EDICIONES TRÍPODE
Edf. Trípode, Calle Terepaima - Apartado 75.003
Teléfono: (0212) 238.6476 - FAX: (0212) 238.6168
CARACAS 1070-A, VENEZUELA
2001
A los cursillistas de todo el mundo.
De una manera especial, a los dirigentes de
Cursillos de
África, América, Asia, Europa y Oceanía,
Como punto de referencia para verificar su
identidad cursillista
Caracas, 5-12-90
EL OMCC
INDICE
PRESENTACIÓN DE LA PRIMERA
REDACCIÓN
PROLOGO A LA SEGUNDA REDACCIÓN
SIGLAS MÁS USADAS
1 LA MENTALIDAD DEL MCC [1 - 71]
1 Introducción [1-11]
1 Una clave explicativa [1-3]
2 La Mentalidad, principio de unidad e identidad.
[4-7]
3 Definición. [8-11]
2. Su Porque Histórico [12-34]
1. El punto de partida. [12-16]
2. Una realidad. [17-18]
3. Una nueva respuesta pastoral. [19-33]
El Método [22-31]
La estrategia [32-33]
4. Antecedentes ideológicos. [34]
3. Su Porque Actual [35-57]
1. El punto de partida. [35-38]
2. La realidad actual. [39-48]
3. Una respuesta pastoral. [49-57]
4. El Nervio Ideológico: un Concepto integral, Vivencial
y Comprometido de las realidades Fundamentales [5866]
5. Conclusión [67-71]
2. LA ESENCIA Y LA FINALIDAD DEL
MCC [72-153]
1. La Esencia. [72-104]
1. Conceptos preliminares. [72-76]
2. El MCC es un Movimiento. [77-85]
3. El MCC es un Movimiento de Iglesia [86-103]
4. Mediante un método propio. [104-105]
2. La Finalidad [106-150]
1. Dificultades para la vida cristiana. [106-113]
2. La vivencia y convivencia de lo Fundamental
cristiano. [114-127]
3. Ayudar a descubrir y realizar la vocación
personal, con respeto de la misma. [128 - 134]
4. Propiciar la creación de núcleos de cristianos.
[135-138]
5. Fermentar de Evangelio los ambientes. [139150]
3. Los Postulados Esenciales Que Derivan de la Esencia
y la Finalidad. [151 - 153]
1. En cuanto al Movimiento en general. [152]
2. En cuanto a los tres tiempos del Movimiento.
[153]
3. EL MÉTODO DEL MCC [154-174]
1.
2.
3.
4.
5.
Definición [154-156]
El Método y la Mentalidad [157-159]
La Importancia del Método [160-162]
Las Características del Método [163-170]
El Uso del Método [171-174]
4. LA ESTRATEGIA DEL MCC [175-199]
1.
2.
3.
4.
5.
Introducción. [175-178]
Los Elementos del Plan Pastoral del MCC. [179]
Las Líneas Básicas de la Estrategia [180-196]
Los Responsables de la Estrategia [197]
Conclusión. [198-199]
5. EL PRECURSILLO [200-238]
1. Definición [200]
2. Importancia del Precursillo [201-205]
1. En relación a los otros tiempos [201-203]
2. Con miras a la eficacia evangelizadora [204205]
3. La Estrategia del Precursillo [206-235]
1. Estudio y selección de los ambientes [206-217]
2. Búsqueda de candidatos [218-227]
3. Selección de candidatos [228-229]
4 Preparación de los candidatos [230-234]
5 Preparación del Cursillo [235]
4. Conclusión [236]
1 La gracia como principio y fundamento [237]
2 La Comunidad que respalda y vitaliza [238]
6 EL CURSILLO [239-442]
1. Introducción [239-242]
2. El Cursillo Dentro de la Pastoral Kerigmática [243251]
3. Condiciones y Conductas Exigibles a los Agentes de la
Proclamación [252-266]
4. El Equipo de Dirigentes [267-298]
1. El Coordinador del equipo [276-280]
2. E Director Espiritual [281-286]
3. Funciones de los demás dirigentes. [287-288]
4. Preparación del equipo [289-295]
5. El respeto a la libertad [296-298]
5. La Técnica Metodológica en el Cursillo [299-345]
1. Pedagogía y Cursillo [299-303]
2. La heterogeneidad [304-307]
3. El clima del Cursillo [308-312]
4. Contactos personales: convivencia y diálogo
[313-318]
5. Los Grupos en el Cursillo [319 - 322]
6. Duración del Cursillo, orden de los Rollos y
horarios [323-325]
7. La oración en el Cursillo [326-334).
8. La celebración del Sacramento de la Penitencia
[335-336]
9. Las celebraciones de la Eucaristía [337-338]
10. La devoción a la Madre [339-341]
11. La "Guía del Peregrino" [342]
12. La "Hoja de Compromiso" [343]
13. La Clausura del Cursillo [344-345]
6. La Proclamación del Mensaje: Nervio Teológico del
Cursillo [346-442]
1. Las características de la proclamación
kerygmática en el Cursillo [346 -354]
2. Las fases del Cursillo [355-368]
3. El "Retiro" o pasos de preparación [360-368]
4. Los pasos de la proclamación [369-382]
5. La fase de desarrollo de la vida cristiana [383410]
6. La fase de proyección hacia el hombre y hacia el
mundo [411-442]
7. EL POSCURSILLO [443-526]
1. Introducción [443-446]
2. Definición [447-451]
3. El Poscursillo, un Proceso Dinámico [452453]
4. La Finalidad del Poscursillo [454-462]
5. La Estrategia del Poscursillo [463]
6. La Estructura del Poscursillo [464-465]
7. La reunión de Grupo [466-472]
8. Los Elementos de la Reunión de Grupo [473475]
9. Como se Consigue el Objetivo [476-485]
10. Procedimiento [486 - 496]
11. Grupos Eclesiales [497]
12. La Ultreya [498-511]
13. Los Dirigentes en el Poscursillo [512-521]
14. Conclusión [522-526]
8. LAS ESTRUCTURAS OPERACIONALES
DEL MCC: LA ESCUELA Y LOS
SECRETARIADOS [527-620]
1. Introducción. [527-529]
2. La Escuela [530-533]
1. Escuela de Santidad ([534-539]
2. Escuela de Comunión [540-547]
3. Escuela de formación [548-556]
4. Organización de la Escuela [557-561]
5. La finalidad de la Escuela [562-563]
6. La Estrategia de la Escuela [564-565]
3.
4.
5.
6.
7.
8.
7. Criterios de integración [566-572]
8. Aptitudes y Actitudes de los Dirigentes
[573]
Los Secretariados [574-589]
Los Secretariados Diocesanos [590-593]
El Secretariado Nacional [594-597]
Los Grupos Internacionales [598-607]
El Organismo Mundial [608-615]
Los Encuentros Mundiales [616-620]
9. EL MCC EN LA VIDA Y ACCIÓN
PASTORAL DE LA IGLESIA [621-699]
1. Introducción [621]
1. El Misterio de la Iglesia [622-627]
2. La acción pastoral [628-630]
2. El MCC en la Vida de la Iglesia [631-647]
1. El MCC, patrimonio de la Iglesia [631632]
2. Los criterios de eclesialidad que deben
inspirar la vida y la acción del MCC en la
pastoral de la Iglesia [633-647]
3. La Función Propia del MCC en la Acción la
Pastoral de la Iglesia [648-666]
1. El Ministerio de la Iglesia [648-649]
2. La función específica del MCC [650653]
3. La evangelización de los ambientes,
opción fundamental del M.C.C [654-666]
4. Características de la Opción Fundamental del M.C.C
[667-690]
1. La opción por la persona humana [668-670]
2. La opción por la Pastoral Kerygmática [671686]
3. La opción por la Pastoral Comunitaria [687690]
5. El MCC y la Pastoral Orgánica o Pastoral de
Conjunto [691-696]
6. Conclusión [697-699]
GLOSARIO
www.cursilloscolombia.org/
-----------------------------------Subscríbete a nuestra página
PRESENTACIÓN DE LA PRIMERA
REDACCIÓN
Los Cursillos de Cristiandad comenzaron en
Mallorca (España), al finalizar la década del
cuarenta.
Se propagaron a otros países, a partir de 1953.
En 1966, Pablo VI afirmó de ellos, con motivo de
su 1 Ultreya Mundial, que, "acrisolados por la
experiencia y acreditados por sus frutos, recorrían
ya, con carta de ciudadanía, los caminos del
mundo".
En la actualidad se dan los Cursillos de Cristiandad
en más de 50 naciones de los cinco continentes.
Se calcula que los han practicado más de dos
millones de hombres y mujeres de diversas lenguas
y razas.
Se han organizado, como responsables de los
Cursillos, a escala diocesana, nacional y
continental, más de 600 secretariados diocesanos,
más de 30 secretariados nacionales y dos oficinas
continentales: la latinoamericana, para toda
América, y la europea, para toda Europa.
Con el fin de ir actualizándose conforme a los
signos de los tiempos, el Movimiento de Cursillos
de Cristiandad, hasta la fecha, ha organizado tres
encuentros mundiales; tres, latinoamericano; y
muchos, regionales, nacionales y diocesanos.
Y tiene ya una abundante literatura, tanto
metodológica como vivencial, en varios idiomas.
En noviembre de 1972, el Movimiento celebró su
III Encuentro Mundial en Mallorca (España).
Allí, por una parte, se pudo constatar la madurez de
los Cursillos a nivel mundial; pero, por otra, se
reconoció la necesidad de un libro que, a tiempo,
"reflejara lo principal, lo que identifica y
caracteriza al Movimiento en todo el mundo, lo que
todos los países y todos los dirigentes deben
sostener, si quieren conservar el Movimiento
idéntico a sí mismo".
Y se tomó como única conclusión la preparación de
un libro así.
Para que resultara obra de todos, el III Encuentro
Mundial:
Determinó que tuviera ocho capítulos concretos;
Escogió cuatro personas y cuatro secretariados
nacionales para que los redactaran;
Eligió siete países que le diesen la aprobación
definitiva; y Encargó a un Secretariado Nacional de
que coordinara todo el proceso.
En su iter se recorrieron los siguientes pasos:
"Anteproyecto" (las redacciones primeras de los
ocho capítulos en dos volúmenes con un total de
391 folios a máquina); "Juicios o Críticas al
Anteproyecto" (un volumen con 138 folios);
"Proyecto" (la segunda redacción de los ocho
capítulos, en un volumen de 156 folios); y "Juicios
y enmiendas al proyecto " (un volumen con 57
folios).
El 15 de abril de 1974, los siete países elegidos se
reunieron en Mallorca, hotel Ravenna II, para dar la
redacción final a los ocho trabajos.
El grupo lo compusieron catorce delegados y dos
coordinadores de Austria, Brasil, España, Estados
Unidos, México, Nicaragua y Venezuela; todos
veteranos en el Movimiento; y todos, con una
manifiesta buena voluntad de servicio a la Iglesia,
mediante el Movimiento de Cursillos de
Cristiandad.
Desde la noche del 15, los catorce delegados se
propusieron como meta reflejar en el libro lo que
identifica al Movimiento y lo que unifica y
caracteriza sus estructuras operacionales.
Para ello, por unanimidad, decidieron tener en
cuenta lo valido de los diferentes encuentros
nacionales, continentales y mundiales; y dialogar y
reflexionar hasta conseguir, en todo lo posible, la
unanimidad del grupo.
En ese clima y con esas intenciones trabajaron
intensamente durante seis días.
Lo primero estudiaron la conveniencia de dar al
conjunto una redacción única, y optaron por
conservar el carácter de mosaico de estilos de que
adolecía el proyecto, porque consideraron que ello
enriquecía el libro y, al mismo tiempo, garantizaba
que habían intervenido todos en su composición.
Después decidieron fundir en uno dos de los ocho
temas -"Esencia y Finalidad"-, por haber
descubierto que, además de afines, eran
interdependientes.
Luego retocaron y matizaron los demás temas,
eliminando de ellos algunas de las repeticiones y
ajustando, o uniformando, algunos de sus diferentes
enfoques.
Y aquí está, hecha realidad, la aspiración del III
Encuentro de Mallorca.
No es la obra perfecta- perfecto en este mundo no
hay nada". Pero es lo que el Movimiento cree que
puede ser en nuestros días y en nuestras
circunstancias socio-religioso-culturales.
No es la última palabra -la última palabra supondría
un punto final para los Cursillos. Pero es la
confesión humilde de que el Movimiento, como
cualquier otra obra de hombres reconoce que
necesita revisarse y actualizarse de vez en cuando.
No es un rechazo o un cerrar las puertas al Espíritu
Santo y a las iniciativas particulares -al contrario:
todos los temas respiran optimismo, superación,
apertura...-. Pero es un recordar que "lo mejor es
enemigo de lo bueno ", y un certificar de la bondad
de lo experimentado, de lo vivido, de lo "acreditado
por sus frutos".
Por eso, en plan de evitar las rigideces de lo
definitivo, el último día, los catorce del grupo
manifestaron públicamente que empezaba una era
nueva, no la última, para los Cursillos. Y pidieron a
los Secretariados Nacionales de lengua no
española, los únicos autorizados para hacer
traducciones de IDEAS FUNDAMENTALES DEL
MOVIMIENTO DE CURSILLOS DE
CRISTIANDAD, que no se conformaran con
traducir la letra de sus capítulos, sino que más bien
se esforzaran por reflejar el espíritu que presidió y
animó todo el proceso de su composición: espíritu
de puesta al día y de sintonización con la Iglesia y
con sus maestros, el Papa y los Obispos.
Mallorca, cuna del Movimiento de Cursillos, 21 de
abril de 1974.
EL SECRETARIADO NACIONAL DE
VENEZUELA
Coordinador
PROLOGO A LA SEGUNDA
REDACCIÓN
El MCC se renovó, a nivel mundial, por primera
vez, en abril de 1974. Se renovó a la luz del
Concilio, y de las Encíclicas Edesiam Suam y
Humánete Vitae, y de la II Conferencia General del
Episcopado Latinoamericano, y de los tres
primeros Sínodos de Obispos.
El libro guía para la renovación lo redactó un
equipo creado por el III Encuentro Mundial de
Dirigentes Nacionales, en 1972. El equipo, antes de
la redacción definitiva (1974), hizo dos consultar a
todos los Secretariados Nacionales. El libro tuvo
una gran acogida, y fue el punto de referencia, y el
foco iluminador, y el imán unificador de los
dirigentes, durante tres lustros, en todos los países.
Gracias a él, el MCC se conservó idéntico a sí
mismo, sin rezagarse ante el rápido
"aggiornamento" eclesial. Desde abril de 1974, se
celebraron el Año Santo 1975, el Año ' Santo de la
Redención (1983) y el Año Mariano (1988), que
aceleraron el ritmo del aggiornamento de la Iglesia
y enriquecieron a ésta en muchos aspectos.
Desde entonces, -vieron la luz pública
exhortaciones tan importantes como Evangelii
Nuntiandi, Cathechesi Tradendae, Familiaris
Consortio y Christifideles Laici, que atizaron el
fuego sagrado en los agentes de pastoral de la
Iglesia;
-el Papa publicó encíclicas como Redemptor
hominis, Laborem Exercens, Sollicitudo reí socialis
y otras, que actualizaron la doctrina social
pontificia;
-algunos teólogos se radicalizaron y la Santa Sede
los centró con los documentos Libertatis Nuntius y
Libertatis conscientia;
-en el post-concilio se produjo una crisis tan
profunda de identidad religiosa, que hizo estragos
en el clero y en las asociaciones y movimientos
tradicionales de laicos, y dio pie para una fuerte
desacralización, que cristalizó en una progresiva
descristianización, hermana gemela del
secularismo, del indiferentismo religioso y de la
increencia, nacidos y desarrollados en el mundo
civil...
Esos y otros acontecimientos religiosos, unidos al
vertiginoso progreso en el mundo de la tecnología y
de la ciencia, precipitaron la urgencia de
actualización a todos los niveles y desde todos los
ángulos. En ese clima
-el Papa Juan Pablo II convocó a una "Nueva
Evangelización". Y fue promoviéndola por todo el
mundo en sus viajes apostólicos;
-paralelamente, entre los laicos nacieron varios
movimientos de renovación.
El MCC no escapó a esa urgencia de renovación y
de actualización.
Los delegados participantes en el IV Encuentro
Mundial (1988) captaron y confesaron esa
urgencia. Y determinaron actualizar lo mismo el
MCC que el libro que lo identificó y lo unificó
durante 16 años. Para eso crearon una Comisión
que, haciendo las debidas consultas, reactivara el
Movimiento, poniendo al día su libro básico
IFMCC.
La Comisión cumplió. Se reunió (julio de 1988).
Decidió preparar un borrador de Anteproyecto con
todos los materiales a la vista. El País coordinador
envió a cada miembro un dossier con esos
materiales (las sugerencias de los Secretariados
Nacionales, las hechas por el IV Encuentro
Mundial y otras). Ante los diversos enfoques de
estos materiales, la Comisión creyó indispensable
otra reunión. La celebró (marzo de 1989). Elaboró
un Anteproyecto de actualización. El país
coordinador lo envió a todos los Secretariados
Nacionales, para que opinaran sobre él. Recibió y
procesó las enmiendas y sugerencias de 28
secretariados contestantes. Y, con ellas a la vista, la
Comisión redactó un Proyecto de Actualización. El
País coordinador lo envió a todos los Secretariados
Nacionales. Recibió juicios y propuestas de 32. Los
procesó por temas. Los entregó a cada redactor.
Convocó a la Reunión con los 6 delegados de los 6
países previamente designados por el IV Encuentro
Mundial. Los doce asistentes, el 27 y el 28-11-90,
leyeron y estudiaron los Juicios y propuestas. Y del
29-11 al 4-12 dieron los últimos retoques al
Proyecto.
Y aquí están las IDEAS FUNDAMENTALES DEL
MOVIMIENTO DE CURSILLOS DE
CRISTIANDAD actualizadas.
Son fruto de las oraciones y sacrificios -las
intendencias o palancas de miles y miles de
cursillistas de todo el mundo.
Son eco de los aportes y recomendaciones de casi
dos tercios de los Secretariados Nacionales.
Son, por tanto, la obra de todos.
La Comisión, al enviarlas a todos los países,
espera, no sólo que las acojan como obra de todos,
sino, y principalmente, que las estudien
rápidamente y que reflexionen sobre ellas y que
profundicen en su espíritu en todas las Escuelas y
Cursillos de Cursillos, con el fin de que el MCC,
renovado en su doctrina, en su espíritu y en su
método, sea hoy lo que Cristo y la Iglesia desean de
él.
Por la Comisión,
Secretariado Nacional de Venezuela,
Coordinador
Caracas, 4 de diciembre de 1990
SIGLAS MÁS USADAS
AA
AG
CCAAF
CCIRC
CCSNE
CCSCR
CN
CR
CPSNE
CT
= Apostolicam Actuositatem
= Ad Gentes
= C. Sánchez, F. Suárez. Los
Cursillos de Cristiandad abiertos al
futuro. Madrid, 1971.
= J. Hervás: Los Cursillos de
Cristiandad, instrumento de
renovación cristiana. Madrid,
1968.
= Cursillos de Cristiandad,
Boletín del Secretariado Nacional
de España.
= Cursillos de Cristiandad,
Boletín del Secretariado
Diocesano de Ciudad Real.
= Corrientes Nuevas en los
Cursillos de Cristiandad.
Ponencias y conclusiones del III
Encuentro Mundial de Mallorca.
Trípode, Caracas, 1972.
= Los Cursillos se renuevan.
Ponencias y conclusiones del III
Encuentro latinoamericano de
Itaicí-Brasil. Trípode, Caracas,
1972.
= E. Bonnin, M. Fernández: El
cómo y el porqué. Madrid, 1971.
= Cathechesi Tradendae
ChL
I Enc. Lat.Am
II Enc.
Lat.Am
III
Enc.Lat.Am
IV Enc.
Interam
V Enc.
Interam
VI Enc.
Interam
VII Enc.
Interam
I Enc.Mund
II Enc.Mund
III Enc.Mund
IV Enc.Mund
EN
ES
GS
HV
LG
LBMCC
= Christifideles Laici
= I Encuentro Latinoamericano Bogotá, 1968,
= II Encuentro Latinoamericano Tlaxcala, 1970.
= III Encuentro Latinoamericano
- Itaicí, 1972.
= IV Encuentro Interamericano Caracas, 1976.
= V Encuentro Interamericano Santo Domingo, 1980.
= VI Encuentro Interamericano Costa Rica, 1984.
= VII Encuentro Interamericano Caracas, 1988.
= I Encuentro Mundial - Roma,
1966.
= II Encuentro Mundial - Tlaxcala,
1970.
= III Encuentro Mundial Mallorca, 1972.
= IV Encuentro Mundial Caracas, 1988.
= Evangelii Nuntiandi
= Ecclesiam Suam
= Gaudium et Spes
= Humanae Vitae
= Lumen Gentium
= J. Capó, F. Suárez: Líneas
Básicas del MCC. Madrid, 1972.
LE
L'OsRom
LN
MD
Medellín
MFMC
¿NR?
OA
PP
Puebla
RH
RP
SC
SR
= Laborem Excercens
= L'Osservatore Romano, edición
semanal en español.
= Libertatis Nuntius
= J. Hervás: Manuel de Dirigentes,
Madrid,1968.
= Documentos de la II
Conferencia General del
Episcopado Latinoamericano,
Medellín - Colombia, 1968.
= Mentalidad y Finalidad del
MCC, México, 1972.
= ¿Nuevos Rumbos? Ponencias y
conclusiones del II Encuentro
Latinoamericano y del II
Encuentro Mundial de Tlaxcala México, España, 1971.
= Octogésima Adveniens
= Populorum Progressio
= Documento de la III Conferencia
General del Episcopado
Latinoamericano, Puebla de los
Angeles-México, 1979.
= Redemptor Hominis
= Reconciliatio et Paenitentia
= Sacrosanctum Concilium
= C. Gil: Siete Rollos para
Dirigentes de Cursillos de
Cristiandad. Sígueme, Salamanca,
1971.
SRS
Vertebración
= Sollicitudo Reí Socialis
= E. Bonnin, B. Vadell, F. Forteza:
Verte-bración de Ideas. México,
1962.
1. LA MENTALIDAD DEL M.C.C
[1 - 71]
1. INTRODUCCIÓN
1. Una clave explicativa
1 La Mentalidad es la clave explicativa del
Movimiento de Cursillos de Cristiandad (MCC).
Responde al por qué somos los que somos y al por
qué hacemos lo que hacemos y a cómo lo hacemos.
La Mentalidad es, pues, la causa de nuestros
orígenes.
2 Todo lo que es esencial en el MCC está invadido
por su Mentalidad. Es ella la que da la base parajuzgar la realidad, y la que determina la finalidad y
los cauces para conseguirla, que se hacen modos
concretos en el método y la estrategia.
3 Precisamente por esto, debemos estar
íntimamente unidos en la Mentalidad, ya que ella
constituye lo fundamental del MCC.
2. La Mentalidad, principio de unidad e
identidad
4 La Mentalidad es creativa y liberadora; y, por
eso, engendra criterios y no normas; porque el
criterio libera; mientras que la norma, si bien
encauza, puede a veces restringir o anquilosar, si
pierde la Mentalidad o se desvía de la finalidad.
5 Gracias a esa creatividad, la historia del porqué
del MCC no es una historia
hecha y terminada, sino una historia que se va
haciendo todos los días con la vida y que también
va teniendo su porqué.
6 No existe ninguna Mentalidad sin evolución, sin
vida y sin historia. Esta evolución es, a la vez,
consecuencia de la Mentalidad, que ya se posee; y,
causa y origen de la Mentalidad que deviene. Por
tanto, la Mentalidad comporta también un núcleo
irreductible, originario y originantes, que, en último
término, la identifica: es como el carisma inicial.
7 El método de Cursillos surgió de la aplicación
ordenada de una Mentalidad, como solución a una
problemática concreta, y con miras a la
consecución de un fin específico. La unidad de la
Mentalidad con la esencia, finalidad y método
constituye lo esencial del Movimiento; y es, por
eso, lo único que debe tenerse en cuenta cuando
haya que aplicar el MCC a las diversas
problemáticas pastorales, para que no pierda su
identidad.
3. Definición
8 Mentalidad es el conjunto de criterios,
convicciones, actitudes vitales y opciones
pastorales que, ante las circunstancias que
provocan unas necesidades históricas, impulsan el
nacimiento de una obra y configuran su identidad.
9 El MCC la Mentalidad puede describirse por los
siguientes elementos constitutivos:
-el conjunto de criterios,
-convicciones y actitudes vitales,
-y opciones pastorales,
-que inspiraron el nacimiento del MCC,
-acompañan su natural y permanente
crecimiento,
-y configuran su identidad.
10 Los criterios para la proclamación de la verdad
sobre Cristo, sobre la Iglesia, sobre el hombre y
sobre el mundo son, en la Mentalidad del MCC,
como el elemento intelectual; estos criterios,
asumidos vitalmente, se convierten en las
convicciones fundamentales del Movimiento. A su
vez, las convicciones se convierten en actitudes
vitales; y éstas se expresan por las opciones
pastorales que se asumen.
11 Estos criterios, convicciones, actitudes y
opciones concurrieron, en un determinado tiempo y
lugar, en un núcleo de personas; y dieron origen al
MCC; y acompañan, con su capacidad de identidad
a sí mismo y con su exigencia de madurez, el
crecimiento del mismo.
2. SU PORQUE HISTÓRICO
1. El punto de partida
12 Todo lo que es vida tiene historia; y toda
historia tiene su porqué. Tratemos de descubrir en
este apartado por qué ha sido el MCC lo que es, y
por qué pretende lo que pretende y no otra cosa. Es
decir, tratemos de conocer su porqué histórico, su
historia entendida como exposición de aquellos
criterios, convicciones, actitudes vitales y opciones
pastorales, que en su tiempo dieron origen al MCC.
13 Vamos a señalar el núcleo irreductible que ha
dado el MCC una fisonomía propia, teniendo en
cuenta que, en el MCC, primero se vive y luego se
teoriza sobre lo vivido. En el MCC, la teoría nace
de una realidad, es una formulación de vida. A esto
lo llamamos método inductivo.
14 La historia planteó unos problemas; y el intento
de solución de esos problemas, unas opciones. Un
núcleo de personas compartieron una misma
Mentalidad que, convertida en vida, originó un
movimiento, que, poco a poco, trató de
encaminarse (método), de orientarse (finalidad) y
de definirse (esencia), dando origen a una respuesta
propia y original, para la solución de esos
problemas.
15 Con otras palabras, así como el árbol está
contenido en cierto modo en la semilla, así también
los Cursillos estuvieron contenidos en su
Mentalidad. En ella estaban contenidas todas las
características genéticas que habrían de marcar el
fruto para distinguirlo de todos los demás; y de ella
brotó la raíz, que no sólo los originó, sino que los
sostiene y alimenta.
16 Es preciso, por tanto, conocer cuál fue aquella
realidad y cuáles fueron aquellos criterios,
convicciones, actitudes vitales y opciones
pastorales, que presidieron el período de gestación
del MCC, y que vinieron a ser como la clave y
explicación de todo lo hecho. El conocerlos nos
ayudará a comprender por qué el MCC es lo que es,
y a comprender todo lo que debe ser, y lo que no
puede llegar a ser, para no perder su identidad.
2. Una realidad
17 De hecho, nos atreveríamos a firmar que todo el
MCC tuvo su punto de partida en el conocimiento
profundo de la realidad. Y la realidad, tal cual los
iniciadores la vieron en aquel momento, era la
siguiente: un mundo de espaldas a Dios, a Cristo y
a su Iglesia... Tenían la persuasión íntima de que la
vida había dejado de ser Cristiana, porque la
influencia del cristianismo en la vida era
prácticamente nula, incluso en sectores llamados
Católicos.
18 En “EL cómo y el porqué" se afirma ya: "Toda
solución apostólica, para ser eficaz, deberá, por
tanto, dirigir su mirada hacia la vida humana, que
exige ser de nuevo bautizada... Se necesita, por lo
mismo, no una solución parcial e individualista,
sino una transformación ambiental que alcance a
todos y a todo. Es todo un mundo lo que hay que
rehacer desde sus cimientos, al que es preciso
transformar de selvático en humano y de humano
en divino". La finalidad era clara: transformar en
cristiano una sociedad, que había dejado de serlo.
3. Una nueva respuesta pastoral
19 Los iniciadores del Movimiento, ante ese mundo
descristianizado, pensaron que se imponían unas
líneas fundamentales de acción, que pueden
resumirse así:
a) Una pastoral de evangelización, en
contraposición a una pastoral
predominantemente de conservación.
b) Un despertar el hambre de Dios.
c) Una predicación de conversión y, en
consecuencia, un método Kerygmático, en
contraposición a un método meramente
apologético y catequético. Lo que, a su vez,
conllevaba la proclamación dinámica y
jubilosa de lo fundamental cristiano en forma
testimonial y vivencial.
d) Una visión de la Iglesia como sacramento
universal de salvación,' y no como institución
de privilegio para salvarse.
e) En consecuencia, una visión del cristiano
como apóstol: en la que el compromiso
apostólico no fuera una supererogación, sino
una exigencia y una consecuencia natural de
la vida cristiana.
f) Una visión del mundo no como enemigo
del alma, sino como conjunto de personas
que Dios quiere redimir.
20 Ante un cristianismo, que no influía ya en la
vida, pensaron que se imponía:
a) Un cristianismo concebido como vida; y
como clave que motiva y explica la vida, que
debe vivirse; no sólo verdad, que debe
conocerse o aceptarse.
b) La vivencia (no sólo conocimiento y
conciencia) de lo fundamental cristiano.
c) La influencia de esta vivencia de lo
fundamental cristiano en la sociedad. Es
decir, un esfuerzo por impregnar de espíritu y
criterios cristianos los ambientes y las
estructuras, lo que se llamó "vertebrar
cristiandad".
d) Una acción intramundana, y no una acción
puramente intraeclesial. Un cristianismo
vivido en el mundo donde Dios nos plantó, en
libre seguimiento de la propia vocación,
dentro de la vía de la normalidad.
e) No unos nuevos compromisos, sino una
nueva actitud cristiana en la realización de
nuestro propio compromiso temporal.
f) Si el hombre y el mundo habían dejado de
SER cristianos, a pesar de las
manifestaciones externas cristianas: -El MCC
no pretendería directamente un HACER
CRISTIANO. -sino que pondría todo el
énfasis en el SER CRISTIANO, porque
cuando se ES, se HACE mejor todo lo que se
puede hacer. Sólo vale la acción apostólica
que es consecuencia del SER cristiano. La
acción, que no es expresión del SER íntimo,
no tiene fuerza de eficacia; porque no lleva
sobre sí el sello inconfundible del
compromiso vital; a lo más sirve para
tranquilizar a los que creen que, con un
determinado cupo de actividades, han
cumplido con su obligación.
21 La esencia y la finalidad del MCC están
contenidas en estos presupuestos sobre el método y
sobre la estrategia.
El Método
22 Los iniciadores del MCC se hicieron una
pregunta: ¿Por qué había dejado el hombre de ser
cristiano? Y pensaron que, entre otras, éstas eran
las dos causas principales: Porque le pesaba la ley y
porque desconocía la doctrina auténtica. Y optaron
por buscar la recristianización del hombre, dando
una respuesta a la segunda causa.
23 En consecuencia, en contraposición con una
pastoral predominantemente de prácticas, el MCC
encontró una forma de presentación novedosa en la
proclamación kerygmática de lo fundamental
cristiano. La solución consistiría en dar una síntesis
del cristianismo auténtico; pero no se trataría de
enseñar más conceptos, sino de presentar las
mayores realidades de Dios, que colman las
mejores aspiraciones de los hombres.
24 El mensaje resultó novedoso y apasionante,
porque los hombres de entonces, sin que pudiese
afirmarse que falseara totalmente la verdad, habían
puesto tal énfasis en aspectos tan parciales del
cristianismo y tenían una visión tan desfigurada de
Dios, del hombre y del mundo, que habían logrado
desvirtuar la Buena Nueva.
25 Si los hombres se inventan un dios a su medida,
es porque no conocen o no aceptan la medida de
Dios. Hay quienes ponen tanto entusiasmo en lo
que los hombres han puesto en la religión, que se
olvidan de lo que ha puesto Dios en ella.
26 Por eso, a una visión de Dios minimizada por el
hombre, se contrapuso la visión de un Dios vivo y
personal, ilusionado por el mismo hombre desde
siempre, que lo ama personalmente y busca su bien.
Sólo este concepto de Dios, que es el auténtico,
puede colmar sus deseos.
27 Hoy todas las líneas de búsqueda convergen en
torno a la persona humana, centro de la creación y
de la historia. En aquel entonces, de ordinario,
dentro de la pastoral, se valoraba solamente el
alma.
28 Contra esta visión, el MCC afirmó que todo
hombre, -por el hecho de serlo- es persona, es
alguien, fuente individual y permanente de valores
vivos. Es alguien singular, único, irrepetible,
consciente, dinámico, concreto, abierto a su propio
valor y al de los demás, con percepción crítica para
darse cuenta de sus éxitos y de sus fracasos, así
como de sus valores. Alguien único, capaz de
posibilidades únicas, con una estructura y un
horizonte mental propios, con perspectivas y
posibilidades que sólo él puede realizar
plenamente, a medida que va realizando su
vocación humana en una vida libre y responsable,
con conciencia de sí mismo, de su responsabilidad,
de su misión, de su grandeza, de su fe.
29 La fe libera, porque supone una conversión
siempre progresiva, y es una invitación constante a
creer en la fuerza de lo verdadero. Por eso es la fe
la que crea el clima de confianza, que favorece la
realización de la persona humana; mientras la sola
religiosidad puede predisponer al hombre a cumplir
preceptos, sin pensar, sin reflexionar, sin optar,
dándole la falsa sensación de progresar como
cristiano, sin que en realidad progrese.
30 Sin duda, todavía bajo el influjo del "desprecio
del mundo", se veía y se consideraba al mundo y a
las realidades temporales demasiado
negativamente, y hasta como algo intrínsecamente
malo.
31 Era necesario convencer al cristiano de que se le
da el mundo como tarea, de que el hombre cristiano
ha de meterse con coraje en la vida; ha de
encarnarse, influir, conformar -dar forma- y
fermentar el mundo según el Evangelio.
La Estrategia
32 Supuesta la finalidad última del MCC:
transformar en cristiano una sociedad que había
dejado de serlo, los iniciadores se plantearon cuatro
opciones en cuanto a la ESTRATEGIA que seguir
para conseguirlo:
a) hacer más estructuras cristianas;
b) transformar directamente las estructuras
existentes;
c) transformar a los hombres
individualmente;
d) transformar en cristiano a aquellos
hombres, que hacen o manejan las estructuras
ya existentes; vertebrar cristianos capaces de
vertebrar en cristiano un mundo que ya está
estructurado.
33 El MCC optó por esta cuarta forma, con las
siguientes consecuencias:
a) Estudio de los ambientes, concebidos
como las personas y las circunstancias que
coinciden en un determinado tiempo y lugar.
b) Pastoral de ambientes, a través de las
personas de mayor influencia humana en
ellos (agentes de cambio)
c) Selección de candidatos
d) Conocimiento previo y profundo de las
personas: sólo partiendo del hombre como es,
puede llegarse a lo que Dios quiere que sea
4. Antecedentes ideológicos
34 Las líneas fundamentales del nervio ideológico
del MCC se formularon, entonces, así:
a) Un concepto triunfal del cristianismo, que
es el único exacto y verdadero, como
solución integral a todos los problemas
humanos, en contraposición con una
concepción aburguesada, estática,
conformista e inoperante, que de cristiana no
tiene sino el nombre que usurpa.
b) Una visión dinámica del catolicismo
militante, entendiendo el apostolado no como
una superabundancia, sino como una
exigencia de vida que, lejos de realizarse en
una organización burocrática, constituya la
vanguardia decidida del Reino de Dios, el
fermento vivo y operante de la Iglesia.
c) Un principio de insatisfacción sincero,
recto e ilusionado, único punto de partida
posible para toda acción eficaz, y fuente
inagotable de múltiples y siempre mejores
realizaciones.
d) Un conocimiento profundo y exacto de los
hombres de hoy, de sus problemas y de sus
angustias; pero un conocimiento
experimental, vivo, sacado no de fórmulas
estáticas o tomado de "manuales sencillos y
prácticos", sino aprendido en la misma vida,
nacido de la convivencia íntima con la masa,
que el fermento evangélico debe vivificar.
e) Un convencimiento profundo de la
ineficiencia o inadaptación de ciertos
métodos para conseguir el objetivo esencial
de toda acción apostólica, convencimiento
que, lejos de esterilizarse en lamentaciones o
resignarse a la fatalidad de los
acontecimientos, impulse con creciente
interés a la vitalización de todo lo
aprovechable y a la búsqueda de nuevos y
fecundos horizontes.
f) La firme convicción de que sería realmente
posible que cuantos vivían al margen de lo
religioso sintieran la fuerte sacudida de la
Gracia y que, por más alejados que estuvieran
de Cristo, eran capaces de entregarse
totalmente a Él, siempre que les presentaran
las cosas de Cristo y de su Iglesia tales como
son en sí. Prescindiendo, si era necesario, de
cualesquiera preferencias o criterios
personales, por más arraigados que estuvieran
y que, en último término, no eran sino
aspectos accidentales.
g) La firme esperanza de que al llevarse a
cabo esta experiencia sucedería lo mismo que
en tiempo de Cristo: samaritanas y los
zaqueos se convertirían en los más dinámicos
apóstoles del Señor.
h) Un esfuerzo tenso por encontrar una
técnica de realización concreta que, calcada
en los procedimientos apostólicos, tuviera en
cuenta los problemas personales y las
exigencias concretas de cada individuo para
solucionarlos de raíz, con una solución que
partiera de Cristo y de su Gracia, aceptados
como fuerza y peso, que influenciaran toda su
vida.
i) La convicción de que la solución era
simple, y, por ,simple, universal; por ello
debía vivirse en el Cursillo la Catolicidad
efectiva de la fe, al toparse en una misma
solución y en un mismo ambiente, aunque
lanzadas a distintos horizontes, las diferentes
clases y las diversas alturas"
3. SU PORQUE ACTUAL
1. El punto de partida
35 El por qué histórico no pretende ser una historia
sagrada para memorizar o repetir. Muy por el
contrario, esa historia es maestra de vida que nos
ayuda a comprender lo que hoy somos y el porqué
de nuestro aquí y ahora; nos ayuda a precisar
nuestra identidad colectiva y a eclesializar el MCC.
36 La historia inicial es también sólo un punto de
partida de realizaciones más plenas, escritas para
impulsar en nosotros un juicio crítico, y orientadas
hacia la posibilidad de construir lúcidamente el
MCC que queremos ser: un movimiento siempre
respuesta eficaz al momento que se viva.
37 Fiel al método inductivo, el MCC debe
reflexionar permanentemente sobre la realidad y,
con ello, enriquecer su Mentalidad, sin perder su
identidad. Para ello, la Mentalidad ofrece dos
servicios al MCC:
a) La Mentalidad es el principio de su
identidad, aquello que le permite hacer cosas
diferentes con idéntico porqué; y aquello que
advierte cuándo se hace lo mismo con
Mentalidad diferente. La Mentalidad es lo
que permite el trasvase del MCC, sin que éste
pierda su identidad.
b) La Mentalidad es, al mismo tiempo,
principio de su evolución.
38 Como consecuencia de ello:
-El porqué actual no significa una ruptura con
el pasado, sino su crecimiento y madurez.
-La actualización del MCC viene impuesta
por la propia riqueza de sus criterios
fundamentales, por las exigencias de los
tiempos nuevos y por los nuevos ámbitos
humanos, a los que va llegando.
-En el MCC, la unidad se constituye dentro
de la pluralidad, lo que quiere decir que en el
MCC se da más importancia a la Mentalidad
y a las personas, que al método; a los criterios
fundamentales, que a los modos concretos.
2. La realidad actual
39 -Fe y realidad social. La realidad religiosa de
cada hombre concreto está condicionada y/o
posibilitada por un marco socio-cultural, realidad
circundante, que influye y orienta a las personas en
su manera de pensar y de obrar. Esta realidad
influye también sobre la Iglesia misma, en sus
estructuras, en sus convicciones, en sus opciones
vitales y en sus acciones pastorales; y aun sobre el
mismo hecho religioso en su calidad de vivencia
personal y comunitaria de la fe. Por tanto, sin
conocer estas realidades, es difícil conocer al
hombre; y, sin asumirlas, es difícil iluminarlo con
la fe y acompañarlo en su camino hacia lo
trascendental.
40 Se trata, pues, de que el MCC lea, con mirada
evangélica, el "cada hoy" de la historia, realidad
que será siempre diferente, y de que recuerde que
Io que se busca es conocer y evangelizar al hombre
concreto de "cada hoy", no al hombre del pasado,
ni al hombre abstracto, que debiera ser cada
hombre.
41 -Lectura evangélica de la realidad actual.
Nuestro hoy está marcado por una característica
definitiva: un cambio general, acelerado y
profundo. En consecuencia, es tiempo
esencialmente transitorio y provisional. Por tanto,
su lectura no se puede convertir en punto de partida
definitivo, ni admite generalizaciones indebidas
(Cf. ChL, 3).
42 Está a punto de nacer un milenio; y, con él, un
hombre y una sociedad en transición. Una sociedad
tecnológica de amplio crecimiento demográfico y
de gran movilidad social y geográfica, que origina
una profunda transformación y crea una cultura
nueva, universal, interdependiente; cultura, que es
necesario evangelizar. Este hecho crea retos, es
decir, circunstancias ricas en desafíos y en
posibilidades nuevas.
43 Pasamos de una sociedad elitista a una sociedad
de masas y democrática; de una sociedad cerrada y
estática, a una sociedad dinámica y abierta; de una
realidad monolítica, a una realidad pluralista.
Estamos pasando de una concepción abstracta, a
una concepción concreta y existencial; desde lo
rígidamente institucional, a la libertad-comunión;
de la norma, al criterio; de la imposición, a la
opción; de la ideología, a los valores; de la
seguridad, a la búsqueda; de la observancia, a la
creatividad; de la sumisión, a la responsabilidad; de
la integración, al Inconformismo social...
44 Esta cultura universal está marcada por "la
poderosa: casi irresistible aspiración de los pueblos
a la liberación, fenómeno amplio, pero vivido bajo
formas y en grados diferentes, según los pueblos".
Junto con ello hay una "profunda aspiración de los
pueblos a la justicia “y una tendencia
humanizadora, llena de signos de esperanza.
45 La sociedad actual está enmarcada por una
ambivalencia dialéctica, donde coexisten el bien y
el mal; la opulencia y la miseria, la sociedad postindustrial, que avanza a grandes pasos, y pedazos
de humanidad en verdadero atraso tecnológico... La
persona es exaltada y humillada a la vez; la paz es
más anhelada que nunca; y el mundo está marcado
por el más alto grado de conflictividad.
46 Hay un divorcio entre el Evangelio y la cultura
de hoy; un divorcio entre la fe y la historia. Ese es
el mayor drama de nuestro tiempo. Una expresión
de este divorcio ético-cultural son la pobreza e
injusticia de inmensos sectores de la humanidad,
generadas por la interdependencia universal", en la
que juega un papel definitivo la cultura dominante,
ya que el mal del mundo está menos en el
acaparamiento de los bienes "que en la falta de
fraternidad entre los hombres y los pueblos". Es
más: vivimos una cultura insolidaria, que, además,
es una cultura materialista, secularista, agnóstica,
economicista y consumista, la cultura del tener y
del poder. Es éste el subconsciente cultural de
pecado, que legítima y mantiene las estructuras y la
cultura de pecado.
47 -Situación pastoral. En una Iglesia en proceso de
renovación, más misionera y dinámica, donde los
laicos, hombres y mujeres, asumen sus propias
responsabilidades y derechos, y donde los obispos
viven la colegialidad y se experimenta a todos los
niveles la comunión y participación, se da, sin
embargo, el divorcio fe-vida, fe-Iglesia, fe
sacramentos, fe-compromiso liberador. Millones de
bautizados no son cristianos efectivos, no
"conocen" a Dios, como en el inicio del MCC.
48 Finalmente, se nota una insuficiencia de
estructuras pastorales y una inadecuación de formas
de evangelización para responder a la compleja
realidad religiosa de hoy
3. Una respuesta pastoral
49 Ante el reto de una realidad tan compleja y
dinámica se impone, como una exigencia
fundamental, la urgencia del discernimiento de los
signos de los tiempos, a la luz del Evangelio, para
descifrar en ellos las expresiones, teorías y
prácticas incluidas en esas aspiraciones de los
pueblos.
50 La lectura pastoral de la realidad debe apoyarse
en el análisis de la realidad, en el que ofrecen
importantes servicio a la fe las técnicas modernas.
Este discernimiento debe servir permanentemente
al MCC para detectar y asumir las "Semillas del
Verbo" encerradas en cada circunstancia histórica y
en cada grupo cultural; para madurar unas
convicciones fundamentales; y para producir una
adaptación pedagógica, a fin de que se mantenga
como una respuesta siempre actual, y pueda servir
eficazmente al hombre y a la sociedad concreta.
51 Ante un mundo descristianizado o por
cristianizar, ¡se hace urgente una opción por la
evangelización; por lo que se impone,
prioritariamente, una Pastoral Kerygmática vivencial- de conversión, que cambie la mente y
reforme la vida.
52 Ante una nueva realidad cultural se impone la
tarea de evangelizar la cultura y las culturas del
hombre, no a manera de barniz, sino en
profundidad, en los puntos focales donde se
encuentran el mundo y la fe, y donde se rompe o se
reconstruye su comunión. A esto lo llamamos
Pastoral Ambiental.
53 El agente evangelizador es siempre, en última
instancia, el hombre. Sin embargo, no todos los
hombres tienen igual capacidad de influir sobre la
naciente cultura. De ahí que, de cara a una mayor
eficacia, el agente evangelizador debe ser aquella
persona que, madurando en su propia vocación
personal, tenga mayor influencia en su propio
ambiente.
54 La complejidad de la tarea la hace imposible
para hombres aislados. De ahí que haya que
vivificarlos y vincularlos en "núcleos de cristianos
que vayan fermentando de Evangelio sus
ambientes".
55 Ante el reto de evangelizar la cultura y las
culturas del hombre, urge un esfuerzo por una
planificación pastoral, que optimice los recursos y
que sea la respuesta consciente y programada a la
multiplicidad de exigencias pastorales.
56 Con igual urgencia se impone una mayor
flexibilidad de formas y estructuras, con una gran
capacidad de encarnación y de adaptación a las
realidades cambiantes, en que se debe trabajar.
57 Surge así la convicción de que el MCC debe
mantenerse como una respuesta original, actual, en
el "cada hoy" de la historia, gracias a su fidelidad al
Señor, al conocimiento profundo del hombre y de
la sociedad a la que sirve, y a la inteligente
planificación y adaptación pastoral.
4. EL NERVIO IDEOLÓGICO: UN
CONCEPTO INTEGRAL,
VIVENCIAL Y COMPROMETIDO DE
LAS REALIDADES
FUNDAMENTALES
58 Un nervio ideológico. Las convicciones
fundamentales que constituyen el nervio ideológico
del MCC deben ser fieles a cuatro criterios.
-Dentro del Movimiento se posibilita la
vivencia y convivencia de lo fundamental
cristiano, que es lo permanente y lo
universalmente válido. Nuestra adhesión a lo
fundamental cristiano equivale a la adhesión
al Reino de Dios y su Justicia. Todo lo demás
son añadiduras. Esta actitud es la raíz de la
"catolicidad" del MCC, lo que lo hace capaz
de responder a todo hombre en cualquier
momento y en cualquier lugar.
-Es esencial a nuestra Mentalidad la
integridad de la fe, la adhesión fiel a la
totalidad de lo fundamental cristiano, que no
puede ser fraccionado ni mutilado; es decir:
al Reino de Dios, con toda su dimensión
salvífica, que abarca la transformación de
toda la vida y de toda la realidad humana, de
todo el hombre y de todos los hombres.
-Se trata de un concepto vivencial, y no
puramente teórico; de unas convicciones, y
no de unos conceptos. Sin dicotomías entre la
fe formulada y la vida. La meta es: formular
en verdades la VIDA, y hacer realidad en la
vida esas VERDADES.
-Eso exige un conocimiento comprometido y
comprometedor; es decir, una presencia, una
solidaridad y una participación liberadora en
esas realidades.
59 Un concepto integral del hombre. Se trata de la
persona humana en toda su dignidad; del hombre
en todas sus dimensiones, en sus carismas
personales, y en sus más profundas aspiraciones
actuales, que se resumen en un ansia de liberación
y en una sed profunda de participación, exprese su
dignidad, y en una íntima necesidad de comunión,
que supere la soledad de la masificación. Cristo
resucitado preside la imagen del hombre nuevo
reconstruir por la Gracia para su comunión y
participación en Dios, para su fraternidad y para su
señorío sobre las cosas, como herencia común y
destino solidario.
60 Un concepto integral del mundo. Al mundo hay
que "entenderlo como las personas y como la trama
histórica de las personas; como escenario del
crecimiento humano, impregnado del Reino de
Dios, sometido a la dialéctica del ya y del todavía
no; hay que salvarlo, salvando sus ambientes, sus
estructuras, sus culturas; salvando al hombre para
salvar al mundo; salvando al mundo para salvar al
hombre. El mundo está marcado por una profunda
exigencia de socialización (MM, 59).
61 Un concepto bíblico de Dios. Dios, Uno y Trino,
Amor y Familia, Señor y Salvador del Hombre.
Padre del hombre y de la historia, nos creó y nos
ama a todos, sin excepción, como personas
individuales, como familias, corno comunidades y
como pueblos.
62 Un concepto integral de la Iglesia. Queremos
construir una Iglesia servidora del Reino y del
hombre; una Iglesia misterio, comunión y misión;
una Iglesia, cuya más profunda identidad sea la
evangelización, el anuncio del Reino como lo único
absoluto; una Iglesia santa y penitente,
evangelizada y evangelizadora, libre y liberadora.
Queremos llegar a ser una Iglesia solidaria, que
colabore en la redención integral del hombre, "una
Iglesia auténticamente pobre, misionera y pascual,
desligada de todo poder temporal y audazmente
comprometida en la liberación de todo el hombre y
de todos los hombres".
63 Todo ello supone un concepto integral de la
evangelización, y de su proceso, contenido y
destinatarios; supone que se haga una
evangelización vivencial, comprometida y
comprometedora: una evangelización profética, que
anuncie lo fundamental y denuncie lo que se opone
al Reino de Dios; una evangelización con un
sentido integral de salvación, que anuncie "ese gran
don de Dios que es la liberación de todo lo que
oprime al hombre, pero sobre todo la liberación del
pecado y del maligno", para llegar a la libertad en
Dios; una evangelización con una teología de la
Gracia más bíblica y más existencial, más viva y
más encarnada; una evangelización con una
teología de la esperanza más clara y más concreta,
en la que la respuesta del hombre a Dios, en el
diálogo de la salvación, sea más viva y más
responsable.
64 Concepto integral del cristianismo. El MCC
debe presentar un cristianismo como vida cristiana
consciente, dinámica y comprometida; como
comunión con Dios, formación permanente y
compromiso apostólico, en y desde una comunidad
con clima natural de fe viva y comprometida con
un SER, antes que con un HACER. Un cristianismo
vivido con la conciencia de que ser cristiano es ser
discípulo y testigo, luz y sal, fermento de salvación;
de que salvar es salvarse; y de que "el camino hacia
Dios pasa por el hermano".
65 El cristianismo y la salvación son esencialmente
comunitarios. La comunión y participación se
hacen realidad en comunidades integrales, donde se
comparte la vida personal, familiar y social; donde
la fe se vive y se comparte íntegramente como
comunión, como formación, como celebración y
como compromiso.
66 La vida cristiana exige un cambio de
mentalidad, una conversión, que sea: radical e
integral, permanente y progresiva, de corazón y de
vida, individual y comunitaria, personal y social,
interior y operativa; conversión a la justicia y al
amor, a la pobreza y a la opción por los pobres, con
miras a su liberación integral
5. CONCLUSIÓN
67 Así comprendido, presentado y vivido lo
fundamental cristiano, tenemos la firme convicción
de que en el cristianismo, en el Padre y en Jesús, en
el Evangelio vivo y personal, el hombre moderno
encuentra una respuesta plena a sus interrogantes
vitales. Es decir: el cristianismo es solución
concreta y clave explicativa, capaz de dar sentido a
la vida del hombre.
68 El MCC, con esta Mentalidad, tiene vigencia
teológica y pastoral hoy, resulta un elemento eficaz
para la nueva evangelización de la cultura y un
instrumento de renovación Cristiana en el seno de
la Iglesia, y, en consecuencia, continúa siendo una
respuesta original.
69 Para que la Mentalidad se convierta
permanente-mente en vida y acción, y se asegure,
así, la permanencia del MCC, es necesario que
dicha Mentalidad sea asimilada enriquecida por las
Escuelas de Dirigentes, cuyos miembros deben
mantener una actitud pensante dentro del MCC'. La
verdad carece de sentido para ellos, si no se
encarna en lo real y si no produce un bien. Por
tanto, la búsqueda incesante de los cauces que
permitan una más plena conformación de las
personas al Evangelio debe constituir para ellos un
quehacer ineludible.
70 Discípulos de la verdad, a la que se llega
progresivamente, encontrarán en la oración, y en el
estudio, y en el diálogo, y en el contraste, y en la
experimentación de sus nuevas inquietudes, lo que
pueda darse como válido y digno de incorporar al
caudal común. Las convicciones colectivas
solamente maduran por el diálogo.
71 El MCC únicamente crecerá en su Mentalidad y
conservará dicha Mentalidad, si en el seno del
mismo actúa un grupo de dirigentes que la posean,
y la vivan, y la comuniquen por vía de un contacto
coherentemente explicitado. Personas que, además
de conocerla y explicitarla, la hayan incorporado
tan vitalmente, que la conviertan en elemento
fermentador.
2. LA ESENCIA Y LA
FINALIDAD DEL MCC
1. LA ESENCIA
1. Conceptos preliminares
72 Todos los seres vivos están sujetos a cambios,
conservando, sin embargo, la identidad de su
núcleo interno. Siendo siempre ellos mismos, se
muestran de un modo nuevo hacia afuera. Desde
este punto de vista, esencia es lo que pertenece al
ser y hace que el ser sea lo que es, y determina su
modo de ser, tanto estática como dinámicamente.
73 El MCC, algo vivo y dinámico, está sujeto a
cambios y perfeccionamientos. Pero el MCC, como
ser con vida propia, tiene un núcleo interno que
hace que sea lo que es y que se mantenga siendo lo
que es, a través de todos los cambios. Más aún: ese
núcleo interno de su ser es lo decisivo en su modo
de ser y de evolucionar bajo la acción de las mil
circunstancias que ocasionan sus cambios. El MCC
ha ido evolucionando a lo largo de su existencia,
adaptándose a las situaciones de la Iglesia y del
mundo. A pesar de eso, los buenos conocedores del
Movimiento lo reconocen como auténtico MCC.
74 Del MCC se han dado muchas descripciones.
Hoy se define así: "Los Cursillos de Cristiandad (el
MCC) son un Movimiento de Iglesia que, mediante
un método propio, posibilitan la vivencia y la
convivencia de lo ¡fundamental cristiano, ayudan a
descubrir y a realizar la vocación personal, y
propician la creación de núcleos de cristianos, que
vayan fermentando de Evangelio los ambientes".
75 La Esencia del MCC, por consiguiente, está en
que
1. es un movimiento;
2. es un movimiento de Iglesia;
3. tiene un método propio;
4. posibilita la vivencia y la convivencia de lo
fundamental cristiano;
5. ayuda a descubrir y a realizar la vocación
personal;
6. propicia la creación de núcleos de
cristianos;
7. que fermenten de Evangelio los ambientes.
76 En esta definición o descripción del MCC
quedan claramente señalados su
QUE (esencia), su PARA QUE (finalidad) y su
COMO (método), que explicamos a continuación.
2. El MCC es un Movimiento
77 Fue Juan Pablo II quien utilizó la palabra
movimiento para explicar el misterio de la Iglesia:
"Como bien sabéis, la Iglesia misma es un
movimiento. Y, sobre todo, es un misterio: el
misterio del eterno Amor del Padre, de su Corazón
paterno, en el que comienza la misión del Hijo y la
misión del Espíritu Santo. La Iglesia, que nace de
esta misión, se encuentra instatu missionis. Ella es
un movimiento que se inscribe en la historia del
hombre-persona y de las comunidades humanas".
78 "La proclamación dinámica del Evangelio
comenzó con la venida del Espíritu Santo en forma
de viento y fuego. El mensaje de la muerte y
resurrección de Cristo no es un acontecimiento
estático. Exige movimiento. Trata de alcanzar a
otros. Pide ser esparcido lejos y ampliamente"
79 Cuando este movimiento de Dios hacia los
hombres encuentra eco amoroso en ellos, nace la
respuesta de la fe en Dios: los hombres se mueven
hacia Dios. Este movimiento de los hombres hacia
Dios es fruto de la acción de Dios y de la decisión
del hombre. Dios puede actuar directamente o a
través de la acción de los evangelizadores, quienes
han conocido al Señor Jesús de un modo tan vivo,
tan cordial, tan experimental, que les ha llevado a
descubrir, comprender y realizar su propia vida a la
luz del encuentro con Jesús. Ellos se han dejado
penetrar por el Espíritu de Jesús (Cf. Flp 3,12) , y,
movidos e impulsados por El, van haciendo vida
propia la Palabra y la Vida de Jesús; y tratan de que
otros hombres y mujeres realicen el mismo
encuentro, sirviéndose de un método adecuado para
ello.
80 Cuando un grupo de personas se une para vivir
su vida cristiana en coherencia con este encuentro,
para profundizarlo en su existencia diaria y para
tratar que otras personas se unan a su experiencia,
es cuando surge un movimiento concreto que viene
a ser y a expresar un aspecto del múltiple
movimiento que es la Iglesia.
81 En el origen de los movimientos hay siempre
una Gracia especial, concedida por Dios a la Iglesia
de un modo directo o indirecto, sirviéndose Dios de
ciertas situaciones históricas de la Iglesia o de la
sociedad, o de ciertas necesidades de los hombres a
las que es urgente responder.
82. Nada más lógico, por tanto, que la presencia
simultánea de diversos movimientos en la Iglesia.
Aunque todos son para vivir el Evangelio, cada uno
pone de relieve uno de sus aspectos fundamentales.
Por eso los movimientos que surgen en la Iglesia
no son focos de división, sino manifestaciones
fecundas y fecundantes de la todavía más fecunda y
fecundante riqueza de la Iglesia y del evangelio.
83 Hay otro hecho: apoyándose en la gran libertad
de vida según el Espíritu, los laicos han descubierto
que el bautismo y la confirmación los capacitan y
comprometen para realizar, en la Iglesia y en el
mundo, la misión de todo el pueblo cristiano, en la
parte que a ellos corresponde (Cf. LG, 31). Y ellos
saben que pueden realizar acciones apostólicas a
nivel personal, familiar y organizado, por el solo
hecho de ser bautizados. Y saben también que, para
facilitar y potenciar su acción apostólica, se pueden
unir en agrupaciones, asociaciones o movimientos.
El nuevo Código de Derecho Canónico ha
reconocido la legitimidad de esta potestad de los
laicos, apoyándose en la doctrina conciliar
84 En 1987, en el discurso dirigido a los
participantes en el II Coloquio Internacional de
Movimientos Eclesiales, Juan Pablo II dijo: "En la
Iglesia, tanto el aspecto institucional, como el
carismático, tanto la jerarquía como las
asociaciones y movimientos de los fieles son
coesenciales y contribuyen a la vida, a la
renovación, a la santificación, aunque de modo
diverso"
85 Hoy asistimos a un fuerte florecimiento de
movimientos laicales dentro de la Iglesia. Son ellos
la prueba clara de la presencia activa del Espíritu
Santo -la huella de Dios-, que sigue enriqueciendo
a la Iglesia con sus dones. De ahí que la
eclesialidad sea una de sus características.
3. El MCC es un Movimiento de Iglesia
86 En la década de los 40 surgió un nuevo
movimiento de Iglesia; el MCC. Unos cristianos sacerdotes y laicos-en íntima comunión con su
obispo, llegaron a compartir una misma mentalidad
y a convivir una misma inquietud apostólica; y
empezaron a trabajar con una misma finalidad:
hacer un mundo más cristiano, haciendo más
cristianos a los hombres. Y, con un mínimo de
organización, comenzaron su trabajo, ensayando un
método para conseguir la finalidad intentada.
87 Aquel grupo inicial fue creciendo y hoy son ya
muchos los grupos o núcleos de cristianos, que,
mediante un método propio, encarnan en sus vidas
esos principios y llevan el Evangelio a sus
ambientes.
88 De aquí nace una consecuencia fundamental: el
MCC no es algo, sino alguien; no es una cosa, sino
una realidad organizada, viva y actuante; una
realidad humana constituida por el conjunto de
hombres y mujeres que, después de haber hecho el
Cursillo de tres días, han adoptado la mentalidad y
los principios fundamentales y, siguiendo un
método propio, se unen para ayudarse a vivir de un
modo más auténtico la vida cristiana, realizando de
un modo nuevo su relación con Dios, consigo
mismos, con los hombres y con el mundo, y para
esforzarse en impregnar de Evangelio sus
ambientes, con el fin de que otras personas también
respondan al llamado de Dios.
89 De otro modo: el MCC son los hombres y
mujeres que, después de haber vivido un Cursillo,
se unen para intensificar su respuesta a Dios en
estas cuatro direcciones: un acercamiento
(encuentro) a Dios, que vive y ama; una
profundización (encuentro) en la propia realidad
personal, que se conoce mejor; una nueva relación
(encuentro) con los hombres, a quienes descubren
como hermanos; y una nueva visión (encuentro) del
mundo, en el que viven y en el que trabajan.
90 La participación en el MCC es libre y abierta a
todas las personas que han hecho el Cursillo: lo
único que une a esas personas con el MCC es su
deseo personal de permanecer tomando parte activa
en él.
91 Fue Pablo VI quien definió la eclesialidad del
MCC cuando dijo: "Sabemos que en vuestra
palestra de espiritualidad y apostolado, en el
Movimiento de Cursillos, el 'sensus ecclesiae' es
norte que orienta, palanca que mueve, luz y
manantial que inspira y vitaliza. Llevaos de esta
visita a Roma, Iglesia reina que preside en la
caridad, un amor hacia la Iglesia mayor aún, si
pudiera ser, del que os devora, un propósito
decidido de hacer Iglesia.
92 Siguiendo la línea de la eclesiología de
comunión, el .Vaticano II había señalado cuatro
notas que, juntas, manifestaban el carácter de
eclesialidad de algunas formas .de acción
apostólica organizada, que tenían y tienen el fin
.apostólico de la Iglesia. A los veintitrés años de
aprobado; el Decreto Conciliar Apostolicam
Actuositatem (18-11-65), Juan Pablo II, siguiendo
la misma línea de la comunión eclesial, abrió
mayores horizontes y reformuló estas notas, fijando
los cinco criterios de eclesialidad.
Veamos, uno por uno, esos cinco criterios de la
eclesialidad señalados en ChL y su realización en el
MCC.
93 La primacía que se da a la vocación de cada
cristiano a la santidad. El MCC siempre ha tenido,
como una de sus metas fundamentales, el
proclamar y el cultivar la vocación de los laicos a la
santidad. Por eso ha fomentado la conversión
constante y progresiva estructurando un método
para que los cursillistas alcancen la santidad,
viviendo la gracia de un modo consciente, creciente
y compartido. Uno de los slogans que se ha venido
repitiendo desde el primer Cursillo hasta hoy dice:
"No queremos ser buenas personas, queremos ser
santos, y que por nuestra ilusión, por nuestra
entrega y por nuestro espíritu de caridad, lo sean
también los demás".
94 La responsabilidad de confesar la fe católica. El
MCC siempre ha tenido conciencia clara de que no
debe proclamar una verdad humana, sino la verdad
que viene de Dios y que ofrece al hombre la
auténtica libertad (Cf. Jn 8, 32). La razón es la
siguiente: Cristo Salvador instituye la Iglesia como
sacramento de salvación y la envía a; predicar a
todo el mundo el Evangelio. "El que creyere y fuere
bautizado se salvará" (Mc 16, 16). "No ruego sólo
por ellos, sino por cuantos crean en mí por su
palabra" (Jn 17, 20).
95 El MCC no sólo se ha preocupado por ajustarse
en; todo momento a proclamar el mensaje del
Evangelio en coherencia con el Magisterio de la
Iglesia, sino que también se ha esforzado por
educar a los cursillistas para que no se contenten
solamente con oírlo, sino que lo practiquen en la
normalidad de su vida.
96 El testimonio de una comunión firme y
convencida en filial relación con el Papa y con el
Obispo respectivo. Hoy la Iglesia se comprende
desde la comunión, es decir, desde esa realidad
orgánica que surge por la acción de Dios y por la
propia decisión de cada cristiano de unirse con
Dios y con los otros cristianos, con una unión
similar a la que se vive en el seno de la Trinidad
Santa (Cf. Jn 21,22).
97 Así quiso Cristo la Iglesia: quiso a todos sus
miembros unidos, no según la carne, sino según el
Espíritu, unidos en y con la misma vida de Dios,
aceptándose, amándose y entregándose, cada uno
con sus propios dones, a los demás miembros de la
Iglesia, hasta llegar a hacer de todos una sola alma
y un solo corazón (Cf. Hech 4, 32)) .
En esta comunión está comprometido todo el
Pueblo de Dios: Jerarquía y Laicado. Esta
comunión se anuda en la Iglesia, haciendo,
afectivamente, del Papa y de los Obispos lo que
ellos son efectivamente: principio, fundamento y
centro perpetuo y visible de unidad (Cf. LG, 22).
98 De esta realidad brotan dos consecuencias
lógicas para el MCC: Primera: la relación con la
Jerarquía, Papa y Obispos, debe ser una relación
filial, firme, convencida y testimoniada, fruto, no
de una circunstancia más o menos propicia, sino
expresión gozosa del propio ser movimiento
eclesial, que integra en su ser y en su actuar a
sacerdotes, religiosos y laicos. De ahí la apertura
permanente y normal para acoger, asimilar y
adherirse al Magisterio de la Iglesia y a sus
orientaciones pastorales. "Mientras los Cursillos de
Cristiandad se mantengan en línea con la Iglesia
viva, al compás de sus mejores inquietudes y a las
órdenes de quienes la rigen, nada tememos de ellos
y mucho esperamos de sus frutos".
99 La relación con otros movimientos y formas
asociadas de apostolado laical debe ser, también de
comunión y participación; por ser cada uno reflejo
de la espléndida; riqueza de la Iglesia y ser, entre
sí, complementarios. Por eso, la apertura servicial y
humilde a los otros movimientos; y la realización,
en comunión con ellos, de la misión de la Iglesia.
100 La conformidad y la participación en el fin
apostólico de la Iglesia. El Vaticano II definió el
apostolado corno el "propagar el Reino de Cristo en
toda la tierra, gloria de Dios Padre; y hacer, así a
todos los hombres partícipes de la redención
salvadora; y, por medio de ellos, ordenar realmente
todo el universo hacia Cristo". Desde el principio,
el MCC se ha esforzado en participar el fin
apostólico de la Iglesia en estos cuatro aspectos:
a) evangelizar o proclamar la Buena Nueva;
b) santificar los hombres;
c) formar cristianamente sus conciencias;
d) impregnar de espíritu evangélico las
diversas comunidades y los diversos
ambientes.
101 Porque esto ha sido así, y sigue siendo así, es
por lo que el espíritu misionero -de conquista se
dijo al principio- es una de las características del
MCC. Este se ha extendido, por la fuerza de
contagio de hombres y mujeres, que han querido, y
quieren, llevar el mensaje de salvación a todos los
hombres, empezando por razones de eficacia, por
los que más influyen en otras personas; por
hombres y mujeres, que han comprendido, y lo
quieren realizar, que es todo un mundo lo que hay
que rehacer desde sus cimientos.
102 El compromiso de una presencia en una
sociedad humana que se ponga al servicio de la
dignidad integral del hombre. Los laicos son
Iglesia. Y lo propio del laico es su carácter secular
(Cf. LG, 31); (Cf.ChL, 15) . Su vida está como
entretejida con el mundo, es decir, con "la entera
familia humana y con el conjunto universal de las
realidades en las que ésta vive". Dios los llama para
que allí, desempeñando su profesión y guiados por
el Evangelio, contribuyan desde dentro, a modo de
fermento, a la santificación del mundo.
103 En el MCC siempre se ha insistido en la
presencia cristiana del laico en su propio ambiente;
allí es donde debe dar fruto permanente, creciendo
él en Cristo y donde debe trabajar para que los
hombres sean más cristianos.A fin de realizar esta
presencia cristiana en el mundo, el MCC siempre
ha dado un trato preferencial a cada persona,
plasmando una técnica individual que aún tiene
valor hoy
4. Mediante un método propio.
104 Método es la disposición adecuada y el empleo
de ciertos medios, claramente conocidos, para
alcanzar una meta propuesta, con la mayor
probabilidad de éxito, con la mayor rapidez y con
la mayor perfección.
105 El método en el MCC no es otra cosa que la
aplicación práctica de su esencia; pero, no una
aplicación cualquiera, dejada a merced del gusto
personal y de la improvisación del momento, sino
una aplicación dirigida hacia la mayor eficacia y
que no sólo no desfigure o mutile su Esencia, sino
que le ofrezca un campo de acción adecuado, eficaz
y fecundo.
2. LA FINALIDAD
1. Dificultades para la vida cristiana.
106 Por ser movimiento de Iglesia, el MCC tiene el
fin apostólico de la Iglesia. Y la Iglesia, nos decía
Pablo VI, existe para evangelizar. Por tanto el
MCC existe para evangelizar.
107 Podemos decir que la Iglesia evangeliza
cuando lleva la Buena Nueva a los hombres y a los
ambientes de la humanidad... y trata de convertir al
mismo tiempo la conciencia personal y colectiva de
los hombres, la actividad en la que ellos están
comprometidos, su vida y ambiente concretos.
108 La finalidad inmediata de la evangelización es
el cambio interior de cada hombre y de todos los
hombres, la conversión. Por eso la Iglesia anuncia a
todos la posibilidad de reiniciar su vida humana de
un modo nuevo; poniendo a Cristo como piedra
angular, como molde definitivo, como norma de
vida; así el hombre queda capacitado para unirse a
Dios por Cristo, con El y en El.
109 Apoyándonos en imágenes bíblicas, podemos
decir que la conversión es la renovación de la
mente, y la búsqueda constante de Cristo, y la
entrega generosa y siempre despierta a Él, para
asimilar su vida de un modo progresivo, hasta
poder llegar a decir; vivo, pero no yo, es Cristo
quien vive en mí (Cf. Gal 2, 20).
110 El hombre contemporáneo encuentra
dificultades especiales para la aceptación del
Evangelio. Por ejemplo: el secularismo, el bienestar
económico y el consumismo, la mitificación de la
técnica y de la ciencia, la exaltación del hombre
hasta hacerlo dios de sí mismo y para sí mismo, el
indiferentismo religioso y la poca significancia
práctica de Dios para resolver los problemas de la
vida, las espantosas situaciones de pobreza y
miseria por las que pasa el mundo de hoy, el poder
avasallador de las ideologías, el auge de las sectas,
el descuido de los padres en la educación de sus
hijos, la exposición inadecuada o ideológica de la
fe cristiana, la manipulación política del mensaje
evangélico, los defectos de la vida religiosa, moral
y social de muchos cristianos... Todas estas razones
y muchas otras más justifican una evangelización
que sea nueva en su ardor, en sus métodos, en su
expresión.
111 En la definición del MCC queda formulada su
Finalidad con estas palabras: "Posibilitan la
vivencia y la convivencia de lo Fundamental
Cristiano, ayudan a descubrir y a realizar la
vocación personal y propician la creación de
núcleos de cristianos, que vayan fermentando de
Evangelio los ambientes".
112 Estas palabras nos describen cuatro aspectos o
vertientes de la Finalidad del MCC:
a) posibilitar la vivencia y la convivencia de
lo Fundamental Cristiano;
b) ayudar a descubrir y realizar la vocación
personal, con respeto de la
misma;
c) propiciar la creación de núcleos de
cristianos; y
d) Fermentar de Evangelio los ambientes.
113 Cada uno de estos cuatro aspectos implica a los
otros tres. Y cada uno complementa a los otros, de
tal modo, que sólo es posible su separación desde
un punto de vista teórico. Podríamos, incluso,
resumirlos con estas palabras de Pablo VI:
"Evangelizar significa para la Iglesia llevar la
Buena Nueva a todos los ambientes de la
humanidad y, con su influjo, transformar desde
dentro, renovar, a la misma humanidad: He aquí
que hago nuevas todas las cosas. Pero la verdad es
que no hay humanidad nueva, si no hay, en primer
lugar, hombres nuevos con la novedad del bautismo
(Cf. Rom 6, 4) y de la vida según el Evangelio (Cf.
Ef 4, 23-24); (Cf. Col 3, 9-10); (Cf. EN, 18) . Todo
ello supone y exige la conversión del corazón del
hombre -conciencia personal- y del corazón de los
hombres o cultura -conciencia colectiva-, es decir:
exige aceptar a Cristo con sus criterios de juicio,
sus valores determinantes, sus puntos de interés,
sus líneas de pensamiento y las fuentes inspiradoras
y modelos de vida que ofrece en el Evangelio.
Veamos cada una de estas cuatro vertientes o
aspectos de la finalidad del MCC.
2. La vivencia y convivencia de lo
Fundamental Cristiano.
114 Cuando el MCC proclama el mensaje de
salvación, no intenta ni hacer teología, ni formar
teólogos, ni establecer sistemas de moralidad, ni
disertar sobre apostolado. Intenta algo totalmente
distinto y, al mismo tiempo, algo tan sencillo y
complejo, como es la vivencia de lo Fundamental
Cristiano.
115 La vivencia religiosa. ¿Qué se entiende por
vivencia religiosa? La vivencia religiosa es el
proceso psíquico por el cual el hombre experimenta
a Dios humanamente de un modo personal tan
profundo, que incorpora esta experiencia a su
propia personalidad. Este proceso psíquico, en el
que intervienen casi simultáneamente la
inteligencia, el corazón y la sensibilidad, es lo que
hace que la vivencia sea inexplicable; y que, para
poder "comprenderla" haya que vivirla
personalmente.
116 Toda vivencia, también la religiosa, puede
considerarse de dos maneras:
a) como vivencia-acontecimiento: Un hecho
concreto que I influye de un modo especial
en la vida de una persona;
b) como experiencia religioso-cristiana en la
vida ordinaria del cristiano: La vivencia
cristiana no es en el fondo sino la existencia
cristiana. Por medio de la fe, de la esperanza
y de la caridad -como dones infusos del
Espíritu Santo- vive y experimenta el
cristiano a Dios, como Principio y Fin.
117 Toda vivencia cristiana es siempre de algún
modo convivencia. "Vivir cristianamente será
siempre convivir comunitariamente, asumiendo, en
común, dones, misión y responsabilidades de
acción; será expresarse comunitariamente por
formas que, solamente en esta expresión, tienen
sentido y eficacia". Si la vivencia de lo
Fundamental Cristiano es esencial al Cursillo, la
convivencia es esencial a la vivencia cristiana; y,
por eso, también a la vivencia del Cursillo.
118 Y, ¿qué es lo Fundamental Cristiano? Para
poder valorar la visión que de lo Fundamental
Cristiano se tuvo en el MCC, es necesario conocer
primero la intención que se tenía al hablar de ello.
Lo que se intentaba era buscar unas fórmulas aptas
(tanto en el contenido como en el modo) para
comunicar en tres días y enseñar a vivir aquello
que, sin ser quizás todo lo esencial del cristianismo,
lo contenía. Para ello se centraron voluntariamente
los iniciadores en la proclamación global y
testimonial de lo que es base, sustentación,
condición y distintivo de todo lo cristiano, y que
lleva a la conversión de los individuos y por la
conversión de ellos, a la transformación de los
ambientes y estructuras del mundo.
119 Esta búsqueda de fórmulas aptas llevó a
enfocar la visión de lo Fundamental Cristiano de
modos distintos.
120 Hoy se presenta lo Fundamental Cristiano
diciendo que es el Reino de Dios, con cuyo anuncio
comienza Cristo su ministerio apostólico (Cf. Mc 1,
5) : lo Fundamental Cristiano es Cristo, el Hijo de
Dios. El MCC busca la vivencia de este Reino
siguiendo el mandato de Cristo: "Buscad primero el
Reino de Dios y su justicia, y lo demás se os dará
por añadidura" (Cf. Mt 6, 33).
121 Y por eso el MCC pone el énfasis, sobre todo
en estas grandes verdades de lo Fundamental
Cristiano:
122 a) En Cristo. En Él se revela Dios,
Creador y Salvador. Y en El, el hombre tiene
su encuentro con Dios Padre. "El cristianismo
no es, en último término, ni una doctrina
sobre la verdad, ni una interpretación de la
vida. Es eso también, pero nada de ello
constituye su esencia nuclear. Su esencia está
constituida por Jesús de Nazaret, por su
existencia, su obra y su destino concretos; es
decir, por una personalidad histórica".
123 b) En la Gracia. "Aquí tocamos de hecho
el núcleo del cristianismo tal como él se
entiende a sí mismo en realidad" (K. Rahner).
En la Gracia se realiza toda conversión, todo
encuentro con Dios, toda comunidad
cristiana. Ella es el don del Padre que Cristo y la Iglesia como prolongación de Cristo en
la historia- ofrece a todos bs hombres.
124 c) En la fe. "Dios se ha revelado a los
hombres en Cristo hecho hombre" (Cf.Heb 1,
1);(Cf. Jn 1, 14-18); (Cf. Mt 11, 25-27). La
respuesta del hombre a Dios que se le revela
en
'Cristo es la fe; por eso la fe es sobrenatural
en la misma medida en que lo es la
revelación; y las dos, juntamente, instituyen
el misterio del encuentro de Dios con el
hombre en Cristo. La fe es, por tanto, el sí
pleno del hombre a Dios que se le revela
como su Redentor en Cristo. El MCC
pretende la realización de un encuentro
personal con Dios vivo y personal, en el que
la fe es respuesta del amor a un requerimiento
personal que compromete.
125 d) En la Iglesia, La Iglesia es el único
lugar en el que, según el plan de Cristo, se le
encuentra a Él; y en El, al Padre. "El único
Mediador y camino de salvación es Cristo,
quien se hace presente a todos nosotros en su
Cuerpo, que es la Iglesia. El mismo, al
inculcar con palabras explícitas la necesidad
de la fe y del bautismo (Cf. Mc 16, 16); (Cf.
Jn 3, 5), confirmó al mismo tiempo la
necesidad de la Iglesia, en la que los hombres
entran por el bautismo como por una puerta.
Por lo cual no podrían salvarse aquellos
hombres que, conociendo que la Iglesia
católica fue instituida por Dios a través de
Jesucristo como necesaria, sin embargo, se
negasen a entrar o a perseverar en ella" (Cf.
LG, 14).
126 e) En los Sacramentos. En los
Sacramentos Dios se encuentra con los
hombres. Y en ellos se concretiza la
sacramentalidad de la Iglesia. Cada
sacramento descubre al hombre la doble
dimensión constituyente de la existencia
humana. La vertical, o comunión con Dios:
Cristo quiere formar parte de la existencia del
hombre; y la horizontal, o comunión con los
hombres: el compromiso con Cristo conlleva
un compromiso con los hombres y con el
mundo.
127 Esta vivencia de lo Fundamental Cristiano, el
MCC la concreta en estos cuatro aspectos:
a) el encuentro con Dios (lo cual trae consigo
también la confrontación consigo mismo);
b) la amistad con Cristo;
c) la comunidad con los hermanos;
d) la responsabilidad apostólica.
3. Ayudar a descubrir y realizar la vocación
personal, con respeto de la misma.
128 En la Iglesia todos los fíeles están llamados a
la santidad (Cf. 1 Tes 4,3) ; (Cf. Ef,4); (Cf. LG,
39), o a la unión con Dios (Cf. GS, 19). "Al salir de
las aguas de la sagrada fuente, cada cristiano
vuelve a escuchar la voz, que un día fue oída a
orillas del río Jordán: Tú eres mi Hijo amado, en Ti
me complazco' (Cf. Lc 3, 22)" (Cf. ChL, 11).
129 Esta vocación a la santidad, común a todos los
cristianos, se realiza por distintos caminos (Cf. GS,
19), según los carismas o dones que cada uno
recibe del Espíritu, y según el ministerio que cada
uno debe desempeñar en !a Iglesia. "Hay diversidad
de carismas, pero el Espíritu es el mismo;
diversidad dé ministerios, pero el Señor es el
mismo; diversidad de operaciones, pero es el
mismo Dios que obra todo en todos. A cada cual se
le otorga la manifestación del Espíritu para
provecho común. Pero todas estas cosas las obra un
mismo y único Espíritu, distribuyéndolas a cada
uno en particular según su voluntad" (Cf. 1Cor 12,
4-14);
130 La llamada de Dios es una vocación a la
comunión, y participación en el ser y misión de la
Iglesia, como nos ha recordado Juan Pablo II en la
ChL, y tiene tres aspectos fundamentales que el
MCC trata, no sólo de respetar, sino de fomentar,
ayudando a descubrirlos y realizarlos:
a) la vocación humana: realizarse como
hombre, creciendo en el ser humano;
b) la vocación cristiana: vivir el bautismo
como comunión y como cooperación con
Dios y como comunión y como cooperación
vital con los otros bautizados;
c) la vocación cristiana específica: dar cada
uno el aporte específico a la construcción del
Reino, según la vocación concreta de Dios a
cada uno.
131 En la mayoría de los casos la persona que
participa, por primera vez, en un Cursillo, ya ha
descubierto su vocación personal e, incluso, la ha
ido realizando, con mayor o menor fortuna, en su
propio ambiente. El Cursillo ayudará a unos a
descubrirla, y a todos a fortalecerse en ella. Y los
impulsará a una mejor realización en lo que debe
ser, a partir de ahí, la normalidad cristianizada de
su vida.
132 La vivencia de lo Fundamental Cristiano centra
y unifica al hombre en el ejercicio de sus facultades
espirituales y sentidos, sitúa a la persona frente a
los valores espirituales y materiales y exige que
cada uno tome una decisión a favor de ellos.
133 La vivencia de lo Fundamental Cristiano, por
su apertura a Dios, por la respuesta a la llamada de
Dios, por el seguimiento de la vocación personal,
aunque se experimente ante algo que es común a
todos, tiene un sello personal insoslayable. A pesar
de que Dios se ofrece a todos y de que alguna vez
llama comunitariamente, no se ofrece ni llama al
hombre abstracto, sino al hombre concreto, a cada
hombre.
134 Cada hombre es único e irrepetible; y cada
llamada de Dios tiene un destino y un estilo
personal. "De ahí que todo proceso de desarrollo y
perfeccionamiento del hombre, dentro de la línea
cristiana, debe llevar impreso este signo personal y
personalizante. Es decir, debe seguir la línea de la
propia vocación, para ayudar al llamado a ser cada
vez más persona. Y toda moral que desvirtúe este
aspecto fundamental pasa por alto, al menos en
parte, el dogma cristiano y pone al hombre en una
perspectiva cosifícante y alienadora"
4. Propiciar la creación de núcleos de
cristianos
135 Cuando usamos esta expresión, queremos decir
que el MCC hace posible la existencia de núcleos o
pequeños grupos de cristianos, en los que no sólo
se respeten la persona, las leyes sociológicas de la
vida y el más elemental sentido común, sino que se
acrecienten la comprensión y aceptación mutua, la
comunión de vida y destino, la participación y
solidaridad entre todos, y se conviva e irradie, de
un modo espontáneo y sencillo la fe en Cristo.
136 Esta tarea de formar los grupos comprende un
triple paso:
-buscar y forjar las personas que se juzguen
más idóneas, es decir, "aquellas personas
cuyas actitudes conmueven; que quizás no
'mandan' porque hacen algo mucho más
trascendental: 'influyen'. Ellas mismas se
'agruparán, formarán núcleos'"
-ayudarles a descubrir y a ocupar, con
responsabilidad, su lugar en el mundo como
discípulos de Cristo y como miembros de la
Iglesia;
-y vincularlas orgánicamente entre sí,
mediante el cultivo de la amistad humana, la
vivencia de la fe cristiana y la acción
apostólica.
137 Estos núcleos o pequeños grupos son objetivos
del Movimiento, pues la cristiandad se define como
"el grupo de cristianos que viviendo la Gracia de un
modo consciente, creciente y compartido, hacen
fermentar el Evangelio en sus ambientes". Y el
MCC es un movimiento de cristiandad.
138 Este aspecto de la finalidad del MCC se
expresó con la frase "vertebrar cristiandad". Hoy,
más que esta expresión, se prefiere, para mayor
claridad de lenguaje y por un sentido más bíblico y
más conciliar y por una mayor profundidad de
contenido, la fórmula "propiciar la creación de
núcleos de cristianos que viven la Gracia, de un
modo consciente, creciente y compartido y que van
haciendo fermentar el Evangelio en sus ambientes".
5. Fermentar de Evangelio los ambientes.
139 Para aclarar la acción que debe realizar el
Evangelio en el mundo, es decir en la entera familia
humana, con el conjunto universal de las realidades
en las que ésta vive (Cf. GS, 2), el Concilio emplea
varias veces la imagen bíblica del fermento (Cf.
GS, 26 ), (Cf. GS, 40 ); (Cf. LG, 31); (Cf. AA, 2);
(Cf. AG, 8 ).
140 Hoy es una tesis admitida por todos que,
estando toda la Iglesia afectada por su presencia en
el mundo o secularidad, esta realidad afecta de un
modo especial a los laicos. "La condición eclesial
de los fíeles laicos se encuentra radicalmente
definida por su novedad cristiana y caracterizada
por su índole secular" (Cf, ChL, 15); (Cf. LG, 31,
36); (Cf.AA, 2).
141 Esta visión teológica de la secularidad hace
que el mundo sea el ámbito y el medio de la
vocación cristiana de los fíeles laicos (Cf. ChL,
15); pero, no el mundo en general, sino el medio
social concreto, o el ambiente en que cada uno
vive, o la cultura en la que cada uno se desarrolla.
142 El Concilio entiende por medio social "el
pensamiento y las costumbres, las leyes y las
estructuras de la comunidad en que uno vive" (AA,
13). Con la palabra cultura se indica el modo
particular como en un pueblo los hombres cultivan
su relación con la naturaleza, entre sí mismos y con
Dios, de modo que puedan llegar a un nivel
verdadero y plenamente humano. Es "el estilo de
vida en común" que caracteriza a los diversos
pueblos (Cf. Puebla, 386; (Cf. GS, 53); (Cf.EN,
19). Y el MCC entiende por ambiente el conjunto
de personas, ideas, valores y circunstancias que
concurren en un determinado lugar y tiempo, y que
influyen en el modo de ser, de pensar y de actuar de
todos.
143 Aunque estos conceptos de medio social,
cultura y ambiente no sean equivalentes en sentido
pleno, son de tal manera coincidentes que, dada la
mentalidad del MCC, no haría falta sino explicitar
su significación para decir que fermentar de
Evangelio los ambientes es lo mismo que llenar de
espíritu cristiano el medio social o evangelizar la
cultura
144 A la esencia del medio social, cultura o
ambiente, pertenecen también las estructuras e
instituciones, que son las que dan vigencia y
estabilidad a las ideas, valores y comportamientos
típicos de una sociedad. Por eso evangelizar los
ambientes incluye también la evangelización de las
estructuras e instituciones. Pero una cosa debe
quedar claramente establecida: el MCC, como la
Iglesia, sabe que el objeto primario de la
evangelización es el hombre; y el secundario, las
estructuras e instituciones, pues "las mejores
instituciones, los sistemas más idealizados se
convierten pronto en inhumanos, si las
inclinaciones inhumanas del hombre no son
saneadas, si no hay una conversión de corazón y de
mente por parte de quienes viven en esas
estructuras o las rigen" (CF. EN, 36).
145 A la hora de fermentar de Evangelio los
ambientes, esta tarea puede hacerse mediante la
acción personal de cada cristiano, trabajando de
persona a persona, o trabajando sobre las
estructuras en las que vive y actúa. Este apostolado
es capilar, constante e incisivo; es la forma
primordial y la condición de todo el apostolado de
los laicos, a veces el único apto y posible. El
Concilio, en AA, 3, señala los modos de realizarlo.
146 El segundo modo de fermentar de Evangelio
los ambientes, y éste es el modo peculiar del MCC,
es el que Se realiza mediante la acción de grupos o
núcleos, cuya existencia propicia el MCC.
147 Se fermenta de Evangelio, en primer lugar,
Ayudando a cada uno de los miembros de los
grupos o núcleos a vivir la Gracia de un modo
consciente, creciente y compartido. "La misma
santidad vivida, que deriva de la participación en la
vida de santidad de la Iglesia, presenta ya la
aportación primera y fundamental y una condición
insustituible para realizar la misión salvífica de la
Iglesia..." (ChL, 17). Para ello hay que "poner los
resortes de la vida humana al servicio de lo divino".
148 En segundo lugar, se hace fermentar de
Evangelio los ambientes, mediante la acción que
realizan esos grupos. En efecto: LOS EQUIPOS O
NÚCLEOS
-Viven y conviven lo Fundamental Cristiano
y su compromiso apostólico. Pero el
compromiso cada uno lo ejerce en su propio
ambiente, donde cada uno tiene posibilidad y
capacidad para transformarlo cristianamente.
-Viven y conviven lo Fundamental Cristiano
y su compromiso apostólico. Pero el
compromiso lo ejercen todos en el mismo
ambiente donde alimentan y vigorizan su "ser
cristiano", a la vez que proyectan la dinámica
de ese su "ser cristiano", aunque no tengan
misión apostólica procedente de un plan de
pastoral organizada.
-Viven y conviven lo Fundamental Cristiano
y su compromiso apostólico. Pero el
compromiso lo ejercen, cada uno por
separado, o en grupo, insertados en la
pastoral de la Iglesia, a nivel parroquial,
diocesano o nacional.
149 Las tres maneras de fermentar son legítimas y
alabadas por el Concilio en Apostolicam
Actuositatem. Pero el MCC adopta, como opción
preferente, el segundo modo de fermentar de
Evangelio los ambientes.
150 La fuerza fermentadora de estos grupos se
fundamenta en que esa acción es "un signo de la
comunión y de la unidad de la Iglesia en Cristo,
quien dijo: Donde dos o tres estén congregados en
mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos (Cf. Mt
18, 20)" (AA, 18). En estos grupos o núcleos, en
efecto, se a unan libertad y solidaridad; se ejerce la
autoridad con el espíritu del Buen Pastor o de
servicio; se vive ante la riqueza con una actitud
diferente a la de nuestra sociedad; hay formas
nuevas de organización y participación; se
manifiesta que, sin una radical comunión con Dios
en Jesucristo, toda otra forma de comunión
puramente humana resulta incapaz de sustentarse y
termina fatalmente volviéndose contra el mismo
hombre... Estos grupos saben muy bien que para
renovar la sociedad hay que salvar al hombre. Y
que para realizar esta labor deben actuar con "su
libre iniciativa y sin esperar pasivamente consignas
y directrices". Por eso, estos grupos abren caminos
hacia un nuevo tipo de sociedad y son un ejemplo
de convivencia para todos los hombres.
3. LOS POSTULADOS ESENCIALES QUE
DERIVAN DE LA ESENCIA Y LA
FINALIDAD
151 Vista la Esencia y la Finalidad del MCC, y
entendiendo por postulado esencial aquella verdad
que se admite sin pruebas y que afecta la naturaleza
de un ser de tal modo, que no puede cambiarse sin
correr el peligro de cambiar ese ser, se recogen aquí
los postulados esenciales del MCC en cuanto al
Movimiento en general y en cuanto a cada uno de
sus tres tiempos.
1. En cuanto al Movimiento en general:
152 a) que sea un movimiento de Iglesia;
b) que sea vivencial;
c) que lleve al cursillista a un encuentro con Dios
vivo y personal, consigo mismo, con los hermanos
y con el mundo;
d) que promueva la espiritualidad cristiana;
e) que sea agente con función específica en la
pastoral;
f) que fermente de Evangelio los ambientes;
g) que cree comunidad;
h) que se comprometa y comprometa.
2. En cuanto a los tres tiempos de!
Movimiento:
153 Precursillo:
a) que los candidatos para los Cursillos de
Cristiandad sean, al menos en potencia,
capaces de ser fermento de “evangelio en sus
ambientes;
b) que tengan madurez cristiana para captar
el mensaje‟ evangélico y comprometerse;
c) que tengan aptitud y actitud para vivir en y
para la Comunidad.
Cursillo:
a) que sea la proclamación kerygmática del
mensaje de Cristo, con miras a la vivencia del
Misterio Pascual;
b) que ayude a los asistentes a descubrir su
vocación personal, para realizarla en y para la
comunidad (humana y eclesial);
c) que los dirigentes, sacerdotes y seglares,
sean signos auténticos de la IglesiaComunidad.
Poscursillo:
a) que sea una ayuda para mantener vivo en
el cursillista el espíritu de conversión
progresiva;
b) que esté orientado a que los cursillistas
hagan de su vida una convivencia con los
hermanos en la comunidad eclesial propia y
en el mundo donde deben realizar su misión
específica como laicos;
c) que acreciente en los cursillistas la
conciencia de que deben ser fermento de
Evangelio en los ambientes;
d) que, aunque el MCC no es una asociación
sino un movimiento, necesita una
organización adecuada, que lo encauce y
sirva a los cursillistas para insertarse en la
comunidad eclesial y para realizar un
cristianismo vivo y operante.
3. EL MÉTODO DEL MCC [154174]
1. DEFINICIÓN.
154 Método es la disposición y el empleo adecuado
de ciertos medios, claramente conocidos, para
alcanzar, con la mayor probabilidad de éxito, con la
mayor rapidez y con la mayor perfección, una meta
propuesta.
155 El Método del MCC es la aplicación de su
mentalidad y de su esencia, para 'conseguir las
metas exigidas por esa esencia y esa mentalidad.
156 El Método del MCC se aplica en sus tres
tiempos, Precursillo, Cursillo y Poscursillo (de
ellos se habla con más detalles en los capítulos 5, 6
y 7).Por tanto, el Método del MCC comprende:
a) una manera organizada de seleccionar los
ambientes necesitados de evangelización
(Precursillo);
b) una manera efectiva de motivar personas,
para que se decidan a vivir lo fundamental
cristiano (Cursillo);
c) una manera natural de enfrentar
valientemente las realidades de la vida de hoy
y de fermentar de Evangelio los ambientes
(Poscursillo).
2. EL MÉTODO Y LA MENTALIDAD
157 Dentro del MCC, el Método no es otra cosa
que la mentalidad y la esencia hecha vida, hechas
realidad. No trata de una aplicación espontánea,
caprichosa y acrítica, dejada a merced del gusto
personal o de la improvisación del momento; se
trata de una aplicación pensada, planificada y
realizada con vistas a una mayor eficacia.
158 El Método encuentra su razón de ser en
procurar acrecentar la vida que engendra el
Movimiento. Está en función de vida. Está para que
no se desfigure la identidad del Movimiento y no se
desvíen o mutilen su esencia, su finalidad y su
mentalidad; está para ofrecer al Movimiento una
acción adecuada, fructífera y eficaz. No está el
Miramiento para el Método, sino éste para aquél.
159 Sólo la evolución de la mentalidad exigirá el
planteamiento de cambio en el Método, a fin de que
la mentalidad no pierda su identidad. Cuando la
aplicación de la mentalidad no resulta eficaz, habrá
que pensar en la necesidad de reajustar el Método
que la aplica. Algo falla en éste, cuando la
mentalidad se estanca. La mentalidad no es rígida,
sino que deja en libertad a las personas para hacer
cosas diferentes en los diversos espacios culturales,
siempre que las opciones que se tienen respeten lo
esencial del Movimiento.
3. LA IMPORTANCIA DEL MÉTODO
160 A pesar de la dependencia y subordinación del
Método a la mentalidad, a la esencia y a la
finalidad del Movimiento, es tanta la importancia
del Método que éste viene como a imprimirle
"carácter" al Movimiento. El Método del MCC
responde, de un modo concreto, a la necesidad de
buscar caminos que aseguren la autenticidad de
nuestro propio ser cristiano, que resalte en cada
persona la grandeza y dignidad de ese ser cristiano,
de forma que, por la acción de los que han
renovado su vida en un Cursillo, el Evangelio
irrumpa, impregne y configure todo el hacer del
hombre en las circunstancias concretas en que cada
uno se halla inserto.
161 Y como las circunstancias son tan distintas y
variantes, el Método, en lo que tiene de no
sustancial, deberá adaptarse a las contingencias de
lugar y tiempo, si no quiere esterilizar su función.
Esta necesaria adaptación -renovarse o morir- habrá
de hacerse en un clima de oración, de reflexión, de
respeto, de discreción, de diálogo abierto y
desapasionado; no sea que las ansias de
originalidad, a veces inconscientes, vengan a
desvirtuar el valor de aquello sobre cuya validez
existen experiencias múltiples, largas y fecundas.
162 Dentro de la acción pastoral, el MCC se ofrece
a la Iglesia, a través de su Método, como un
servicio, en esta hora trascendental de la "nueva
evangelización".
4. LAS CARACTERÍSTICAS DEL
MÉTODO.
163 El Método del MCC tiene estas características:
a) Es Kerygmático. Todo el Método debe ser
fiel a la opción escogida por el Movimiento
dentro del campo del kerygma. El Método
agrupa a personas que como testigos, y no
como maestros, proclaman a Cristo. "El
hombre contemporáneo escucha más
gustosamente a los testigos que a los
maestros; y, si escucha a los maestros, es
porque éstos son testigos" (EN, 41).
164 Lo Kerygmático es, con todas sus
consecuencias, clave esencial en el Método del
MCC. Bajo esa luz habremos de enfocar y enjuiciar
no sólo los tres días del Cursillo, sino también los
requisitos y condicionamientos del Precursillo y la
realización comunitaria y las estructuras del
Poscursillo. El Método del MCC no es, por lo
mismo, ni apologético ni catequético. Dentro del
campo del kerygma debemos discernir,
esquemáticamente tres notas que afectan a su
esencia:
-la proclamación jubilosa del mensaje;
-hecha por testigos; y
-con vistas a la conversión.
Si el Método del MCC no tuviera siempre presente
estas connotaciones del kerigma, se deformaría la
mentalidad y finalidad del Movimiento.
165 b) Es Cristocéntrico. Dado el frecuente
desconocimiento de Dios y de Aquél a quien
el Padre ha enviado ((Jn 1, 10), conviene
poner el énfasis sobre un cristocentrismo en
el que Cristo sea el núcleo de su mensaje,
proclamado por unos hombres que han vivido
el gozo de la experiencia de la fe. Si éstos han
hecho de Cristo el centro de sus vidas, son
capaces de anunciar la grandeza de la
realidad de un Dios que "tanto amó al mundo,
que le dio a su Unigénito Hijo, para que todo
el que crea en El, no perezca, sino que tenga
la vida eterna" ((Jn 3, 16). Nuestro mundo es
un mundo rescatado "no con plata y oro
corruptibles, sino con la sangre preciosa de
Cristo" ((1 Pe 1, 19).
166 c) Es testimonial. Como no son pocos los
bautizados que niegan, con sus
comportamientos diarios, la Gracia que un
día les hizo partícipes de la misma naturaleza
divina ((2 Pe 1, 4), el mensaje debe ser
proclamado por cristianos -por grupos de
cristianos- "que irradien de manera sencilla y
espontánea, su fe en los valores que van más
allá de los valores corrientes" (EN, 21), de
forma que su sola presencia testimonial sea
"un gesto inicial de evangelización" (EN, 21).
167 d) Es personal. El carácter Kerygmático
exige que se profundice en un conocimiento
más exacto del hombre de hoy, con su
problemática concreta, con la fuerza de las
presiones y las manipulaciones de las
ideologías circundantes, con sus angustias
vitales y sus miedos, con sus alegrías y sus
esperanzas. En la proclamación hecha a una
comunidad, cada uno percibe que el mensaje
se ha dirigido personalmente a él, pues lo
recibe mediante el trato personal y el
testimonio personal (EN, 45).
168 e) Es camino para la conversión. Cuando
el hombre se siente aceptado en su
circunstancia, es cuando el hombre se puede
abrir a Cristo que se proclama y es camino,
verdad y vida. En la Gracia se realiza toda
conversión, todo encuentro con Dios, toda
comunidad cristiana. En el Cursillo no se
proclama un sistema de vida o de valores,
sino que se señala el camino por el cual
Cristo puede llegar a ser centro, dueño y
salvador de todo hombre, que permita que
Dios tome posesión de él (Cf. (Ap 3, 20). El
Método del MCC, ayudando al hombre a
encontrarse con Cristo y consigo mismo, le
facilita el inicio y progreso de su conversión,
poniéndolo en contacto con Cristo y con los
hermanos.
169 f) Es comunitario. Es decir, es un
Método que no deja al hombre solo en la
búsqueda de la verdad. El hombre puede y
debe sentir a su lado, más aún, en su interior,
la presencia de Cristo, que llega a hacerse
comunión: "Donde dos o tres están reunidos
en mi nombre, allí estoy yo en medio de
ellos" ((AMt 18, 20), y la amistad con los
hermanos.
170 g) Es inductivo. El MCC nace y aprende
a caminar en la vida, sacando de la
experiencia de cada día, iluminada por el
Evangelio, los criterios y los medios para
orientar la vida cristianamente y construir la
comunión con Dios y con los hombres.
5. EL USO DEL METODO.
171 El Precursillo, el Cursillo y el Poscursillo
constituyen un todo indivisible. Para que exista el
Movimiento auténtico y para que pueda
conseguirse su finalidad, debe aplicarse la totalidad
del Método, en coherencia con la finalidad concreta
de cada uno de sus tiempos. Alguna o algunas
partes del Método no son el Método. Por eso, éste
172 a) en el Precursillo.
-selecciona y estudia los grupos humanos que
integran una comunidad o ambiente;
-selecciona las personas-clave de esos
ambientes;
-prepara a estas personas para que acepten -o
pidan-espontáneamente vivir la experiencia
de un Cursillo;
173 b) en el Cursillo.
-proclama kerygmáticamente lo fundamental
cristiano, mediante el testimonio y el anuncio
explícito del Señor Jesús;
-emplea los recursos humanos y técnicos,
poniéndolos al servicio de la Gracia, y
respetando la libertad y el ritmo de
crecimiento de cada destinatario del mensaje;
174 c) en el Poscursillo.
-apoya a quienes han vivido la gozosa
experiencia del Cursillo, en la realización de
su vocación dentro de sus ambientes;
-mediante la reunión de grupo y mediante la
Ultreya, promueve la amistad humana,
cristiana y apostólica que ayuda a cada
cursillista a crecer, a madurar y a dar siempre
más fruto (Cf. ChL, 57);
-impulsa a cada cursillista hacia la
fermentación cristiana de los ambientes
4. LA ESTRATEGIA DEL MCC
1. INTRODUCCIÓN
175 La acción humana, en general, para que sea
eficaz, debe ser previamente planificada. Por su
capital trascendencia, deberemos tomar más en
serio la planificación de la acción de Cristo en la
Iglesia, a través de cristianos comprometidos.
176 El MCC, agente de la pastoral de la Iglesia,
para garantizar la eficacia de su acción, y siempre
fiel a la mentalidad que le anima, busca el mejor
uso de su propio método mediante la valoración y
utilización de los elementos con que cuenta, con
vistas a la obtención de su propia finalidad. Esto
entendemos por ESTRATEGIA: La planificación
integral de la acción del MCC.
177 Según ya se ha dicho, la finalidad última del
MCC es la fermentación cristiana de los
ambientes,-llevada a cabo por personas que
influyen naturalmente en esos ambientes de manera
decisiva (hombres-ejes preferentemente en
grupos);-a quienes se les ha posibilitado (finalidad
próxima) la vivencia y convivencia de lo
fundamental cristiano (sincera conversión y
constante renovación de su vida cristiana, personal
y comunitaria);-mediante la presentación
kerygmática (palabra y testimonio) del anuncio de
la salvación en Cristo.
178 El hombre, por tanto, es el agente principal del
MCC para el logro de su finalidad propia. Pero no
nos referimos al hombre seleccionado individual o
aisladamente, sino al hombre seleccionado como
parte de un conjunto, concebido no como una
organización mecánica, sino como un organismo
vivo y operante: el hombre-clave de su ambiente.
Porque el campo concreto de fermentación, elegido
por el MCC es el ambiental; y la forma concreta,
elegida para lograr esta cristianización ambiental
con mayor rapidez y eficacia, es crear un clima de
conversión y de constante vivificación cristiana de
los hombres que tienen natural y decisiva
influencia en esos grupos humanos. El MCC
posibilita y acelera la fermentación de los
ambientes, pero quien la realiza es, en última
instancia, cada hombre concreto, renovado en el
espíritu.
2. LOS ELEMENTOS DEL PLAN
PASTORAL DEL MCC
179 Dentro de la pastoral de la diócesis o de la
nación, el MCC formula su propio plan
evangelizador, orientado hacia los ambientes, con
la cooperación de aquellas personas, que tienen
mayor influencia en ellos1. Los elementos de este
plan pastoral son:
a) el estudio y la selección de los ambientes y
la selección de candidatos dentro de ellos;
b) la elección del equipo de dirigentes, para
preparar y dirigir un Cursillos de tres días;
c) la creación de un clima adecuado en el
Cursillo, con la mirada puesta en el "cuarto
día";
d) la reinserción de las personas en sus
ambientes, acompañándolas en su conversión
progresiva a Cristo y entusiasmándolas y
preparándolas para las tareas de
evangelización; y
e) la vinculación de las personas en pequeños
grupos y de los pequeños grupos entre sí.
3. LAS LINEAS BÁSICAS DE LA
ESTRATEGIA.
180 a) El misterio de la intendencia.
Tratándose de una tarea de conversión y
promoción cristiana de hombres: y de
cristianización de grupos humanos, es
indispensable -como primero y principal
paso, sobre el que habrán de apoyarse todos
los demás esfuerzos humanos- el contar con
la ayuda de la Gracia de Dios, que se ha de
pedir con la fuerza omnipotente de la oración
confiada, constante y humilde. Hoy, quizás
más que nunca, urge recordar que sin El nada
somos, nada valemos, nada podemos,
reafirmando antes que nada dentro de la
Estrategia del MCC, la importancia que,
desde siempre, se ha venido dando, como
nota suya muy característica, a la
"intendencia espiritual" o "palanca" (oración,
sacrificios, obras de misericordia). La
intendencia ha de ser real, sincera y
permanente individual y comunitaria, que
asegure la eficacia de los demás pasos,
fundamentada en la promesa de Cristo:
"Pedíd y recibiréis, buscad y encontraréis,
llamad y se os abrirá" (Mt 7, 7.)
181 b) Selección de los ambientes. En este
punto la Estrategia del MCC se apoya en la
naturaleza social del hombre, que le conduce
necesariamente a agruparse. Por eso se
determinan y establecen prioridades entre los
ambientes que más urge evangelizar.
182 c) Penetración en los ambientes. Es
propio de la Estrategia del MCC que esos
ambientes sean penetrados preferentemente
por la acción de un grupo o comunidad
cristiana. Es fundamental, en la planificación
estratégica del MCC, esta actuación en grupo
para el estudio y penetración de los ambientes
seleccionados; las actividades personalistas e
individualistas normalmente dificultan el
logro de su propia finalidad. Estos equipos de
trabajo.
-serán fruto de estudios previos sobre cada
ambiente;
-se integrarán de acuerdo a las posibilidades
reales de contacto de sus integrantes con el
ambiente elegido;
-ofrecerán esperanza de lograr la necesaria
cohesión y unidad entre sus integrantes; y
-recibirán la preparación general y específica
para el mejor logro de la finalidad de su
trabajo.
183 d) Descubrimiento y selección de las
personas-clave. El segundo paso es detectar
las personas-clave que, por su natural y
positiva influencia en un ambiente, ofrecen
fundada esperanza de ser los elementos más
capaces de iniciar y madurar, con rapidez y
eficacia, la cristianización de ese grupo
humano. Habrán de ser
-personas auténticamente insatisfechas,
influyentes sobre los demás,
-en actitud sincera de servicio y compromiso,
y
-con capacidad de trabajar en colaboración
con otros hombres de buena voluntad.
184 e) Preparación de los candidatos. El
tercer paso es dar una preparación previa
adecuada (fomentar el deseo de encontrarse
consigo mismo, con Dios, con los hermanos,
y con el mundo, es decir, el deseo de
conversión) a aquellas personas-clave, que se
piensa que son los candidatos posibles para el
Cursillo. Y esa preparación, como una
preevangelización, será hecha a base de
testimonios de vida y de palabra, durante el
tiempo que sea necesario para despertar en
ellos una disposición de cambio. Con casi
total certeza, este proceso de tratamiento, que
debe incluir una mayor toma de conciencia de
la problemática comunitaria de su ambiente y
un sincero deseo de resolverla, desembocará
en una disposición de búsqueda adecuada
para la vivencia del Cursillo.
185 f) La experiencia del Cursillo. El cuarto
paso es invitar a los candidatos a vivir la
experiencia de un Cursillo, y acompañarlos
hasta el mismo momento de su entrada en él.
Supuestos los pasos anteriormente señalados,
los tres días del Cursillo tienen decisiva
importancia en la Estrategia del MCC. Si son
debidamente dirigidos y vividos, los
candidatos seleccionados son tocados tan
profundamente por la Gracia de Dios, que el
paso por el Cursillo normalmente deja huellas
profundas en toda su vida.
186 Siendo esto así, como constantemente lo
demuestra la experiencia, el gran amor y respeto
que deben merecernos los hombres, y el deber de
que el MCC logre su verdadera finalidad, obligan, a
los dirigentes, a esforzarse con toda su alma para
que cada Cursillo, en cada candidato, consiga sus
propios objetivos:
-una conversión integral (interna, externa,
individual y comunitaria), que oriente
integralmente su ser y su actuar cristiano;
-una opción totalizante, que exija que el
hombre se esfuerce constantemente por evitar
la dicotomía entre su vida normal y su fe;
-conseguir que el eje existencial de la persona
logre una motivación cristiana en toda su vida
profesional, familiar, social;
-orientarle a que se inserte en sus propios
ambientes con espíritu
evangelizador;
-despertar en él la necesidad de una
circunstancia comunitaria santificante (grupo
o comunidad).
187 Para obtener su propio objetivo, el Cursillo
cuenta fundamentalmente con dos medios:
-la proclamación kerygmática de la Palabra
de Dios; y
-el testimonio de quienes la proclaman.
Esos dos medios deberán ser objeto constante de
búsqueda, de estudio, de adaptación y de vivencia,
en quienes sean llamados y enviados por Dios y por
la Iglesia, para ser heraldos y signos ante los
hermanos que van a experimentar la aventura de un
Cursillo.
188 Además de estos dos medios fundamentales, el
método cuenta con una rica variedad de recursos
espirituales, psicológicos y pedagógicos que, con
igual profundidad, detalle y responsabilidad de
actualización y adaptación, han de ser objeto de
estudio dinamizador, por parte de los integrantes de
los equipos dirigentes del Cursillo.
189 g) Seguimiento después del Cursillo. El
quinto paso es acompañar después del
Cursillo, a los grupos de personas que hayan
pasado por la experiencia del mismo. Es de
vital importancia este paso, para que esos
hombres-clave perseveren y maduren en la
conversión iniciada o renovada en el Cursillo,
y logren integrarse como núcleo cristiano,
comprometido y perseverante en la solución
cristiana de los problemas de los ambientes,
para cuya fermentación evangélica fueron
seleccionados.
190 Este último paso de la Estrategia del MCC
dentro de la planificación integral de sus acciones,
intenta
-que el mensaje recibido en el Cursillo
arraigue cada día con más profundidad en el
alma de los cursillistas;
-que la conversión o renovación de vida
cristiana, iniciada en el Precursillo y
profundizada en el Cursillo, llegue a su
maduración integral;
-que se consolide la amistad humana,
cristiana y apostólica, descubierta en el trato
y convivencia con los hermanos;
-que la acción apostólica, personal y
comunitaria, sea impulsada y canalizada
hacia la fermentación cristiana de los
ambientes.
191 Para alcanzar estos objetivos del Poscursillo, y
supuesta la necesaria capacidad de absorción y
atención por parte de la comunidad, es sumamente
importante contar con la actuación del mismo
grupo de dirigentes que trabajó, desde el Precursillo
y durante el Cursillo, en el estudio y penetración de
cada ambiente. Ellos procurarán:
-apoyar a quienes salieron del Cursillo en el
desarrollo de las actividades apostólicas que
van a iniciar en sus ambientes;
-participar en la formación y maduración de
los grupos de amistad, en los que cada uno
encontrará la vivencia y convivencia de la
comunión cristiana;
-fomentar la comunicación entre los diversos
grupos que pertenecen a un mismo ambiente,
abriendo paso al florecimiento de verdaderas
comunidades, que sean ante la sociedad
testimonio auténtico de fe, de esperanza y de
amor.
192 En esta última etapa, el método del MCC
ofrece dos medios específicos que, a través de la
vivencia comunitaria de lo fundamental cristiano,
ayudan al individuo a ir alcanzando
progresivamente su promoción continua personal,
para que, a través del individuo, se perfeccione y
santifique la comunidad: la REUNIÓN DE
GRUPO y la ULTREYA.
193 En la REUNIÓN DE GRUPO, quienes lo
integran tratan de hacer permanente a sus
miembros la vivencia de lo fundamental cristiano,
compartiéndola comunitariamente para que, con su
testimonio, el grupo haga presente a la Iglesia en el
mundo de hoy y sea fermento de Evangelio en sus
ambientes. Este compartir en forma permanente la
vivencia de lo fundamental cristiano, hace que el
grupo madure en su fe, en su esperanza y en su
caridad, y se transforme en una verdadera
comunidad cristiana comprometida con sus
realidades espirituales y temporales.
194 En la ULTREYA se realiza el contacto
vivencial y el intercambio de experiencias
apostólicas de los grupos de amistad,
constituidos en reuniones de grupo.
195 En estrecha relación con la jerarquía. El
Obispo es el último responsable de toda la acción
pastoral que se desarrolla en su diócesis. Por eso, es
parte de la Estrategia del MCC una estrecha e
íntima relación de sus responsables con la
jerarquía,
-procurando su buena disposición hacia el
Movimiento, con una adecuada y completa
información de su esencia, finalidad y
método;
-consultando sus deseos pastorales, para que
el Movimiento, desde sus funciones propias,
contribuya a la cristianización de los
ambientes, que hayan sido considerados
como de prioridad pastoral por su influencia;
-poniendo de manifiesto, con el respeto y la
confianza que conviene a los hijos de Dios, lo
que se puede y se debe pedir al Movimiento;
-informando de los proyectos, logros y
dificultades que se vayan encontrando en el
caminar de cada día.
Todo ello habrá de intentarse en un clima de
sincero diálogo y con la mayor frecuencia
posible.
196 Aparte de ser una exigencia teológica de
nuestra realidad cristiana y eclesial tan
insistentemente deseada y exigida por Cristo en
todos sus seguidores -"Padre, ¡que todos sean una
sola cosa!" ((Jn 17, 11)-, la comunicación fraterna y
la integración con cuantos trabajan en la pastoral,
darán al MCC una mayor eficacia operacional en
una doble dimensión:
-ellos, al conocer nuestra propia esencia,
finalidad y método, aprovecharán mejor lo
que el Movimiento puede brindar con su
acción pastoral específica; y
-el Movimiento conocerá y aprovechará, con
mayor detalle y profundidad, las múltiples
realizaciones apostólicas que se estén
llevando a cabo en la diócesis, a la búsqueda
de objetivos comunes y asequibles.
4. LOS RESPONSABLES DE LA
ESTRATEGIA
197 Los miembros del Secretariado y de la Escuela
de Dirigentes son, en la diócesis, conjuntamente,
los responsables de la planificación y de la
animación de las actividades del Movimiento. Con
el objeto de coordinarlas es necesario que conozcan
los acontecimientos nacionales y mundiales, así
como también los planes pastorales de la diócesis y
los planes de otros movimientos de apostolado, que
trabajan en la misma área.
5. CONCLUSIÓN
198 El MCC está empeñado en encontrar y utilizar
todos los medios, para que los cristianos lleguen a
la raíz de la vida de hoy y la impregnen de las
enseñanzas de Jesús, el Señor. La Estrategia de esta
forma de apostolado ha prestado grandes servicios
a la Iglesia desde sus comienzos, colaborando en
discernir con ella los ambientes, en los que más se
necesita la presencia fermentadora del Evangelio y
facilitándole fermentadores para esos ambientes.
199 En definitiva, la Estrategia del MCC en sus tres
tiempos se centra en:
-la selección de ambientes y candidatos
(Precursillo),
-el fomento de una conversión auténtica y
progresiva de los cursillistas (Cursillo),
-la reinserción de los que vivieron el Cursillo,
en el lugar de donde salieron, su
acompañamiento en las tareas de fermentar y
su vinculación vital con los demás cristianos
comprometidos (Poscursillo).
5. EL PRECURSILLO
1. DEFINICIÓN.
200. El Precursillo es el primero de los tres tiempos
del MCC, en el que se inicia el proceso
evangelizador que el MCC pretende realizar, para
lograr su finalidad. El Precursillo comprende:
-el estudio y la selección de los ambientes por
evangelizar;
-la „búsqueda, selección y preparación de los
candidatos, con miras a una mayor eficacia
evangelizadora;
-la preparación de los elementos espirituales,
personales y materiales para el Cursillo;
-la planificación del acompañamiento de los
candidatos en el Poscursillo, para favorecer
su maduración en la fe, su compromiso
cristiano y su inserción apostólica en el
mundo.
2. LA IMPORTANCIA DEL
PRECURSILLO
1. En relación a los tres tiempos.
201. Los tres tiempos -Precursillo, Cursillo y
Poscursillo-, aunque perfectamente definidos y
delimitados, están de tal modo unidos, que forman
un todo orgánico. Por eso es vital que cada uno de
los tres tiempos cumpla sus objetivos específicos,
para que el MCC pueda lograr su finalidad. El
funcionamiento inadecuado de uno de los tres
tiempos tiene sus consecuencias directas en los
otros dos y, por ende, en el desarrollo de todo el
MCC.
202. Se requiere, por lo tanto, que los dirigentes
estén convencidos de que toda la estrategia del
Precursillo debe ser orientada para el Cursillo y
para el Poscursillo.
203. La necesidad de una gran unidad y
coordinación entre Pre y Poscursillo resulta clara
por la constatación de que, en la práctica, los dos se
realizan simultáneamente. De hecho, desde el
Poscursillo se hace el Precursillo. Y el Precursillo
se realiza, sobre todo, por el testimonio y por la
palabra de los que hicieron Cursillo y por los
planteamientos suscitados por esos testigos
encarnados en la realidad.
2. Con miras a la eficacia evangelizadora.
204. De hecho, entender la importancia del
Precursillo es fundamental, para que se opere en el
Poscursillo la cristianización de los ambientes. El
Precursillo debe, pues, desarrollarse en función de
la finalidad inmediata, mediata y última del MCC,
que es: posibilitar la vivencia y la convivencia de lo
fundamental cristiano; ayudar a descubrir y realizar
la vocación personal; crear núcleos de cristianos;
fermentar de Evangelio los ambientes.
205. El Precursillo, adecuadamente desarrollado,
revelará la dimensión misionera del MCC, en la
medida en que los que ya hicieron Cursillo, pasen
con naturalidad, de una pastoral de conservación, a
una pastoral de evangelización, o sea, de
transformación. Por el contrario, cuando falta el
estudio de las prioridades y urgencias de los
ambientes, hay fallos en la selección de los
candidatos y, consecuentemente, menoscabo de la
eficacia del MCC.
3. LA ESTRATEGIA DEL PRECURSILLO.
1. Estudio y selección de los ambientes.
206. La situación contemporánea y sus desafíos. El
primer paso, para un estudio serio y una selección
adecuada de los ambientes por evangelizar, es
mirar las realidades locales y los desafíos que ellas
presentan a la Iglesia y al MCC Los documentos de
los últimos papas nos enseñan claramente que la
situación del mundo actual produce una impresión
prevalentemente negativa, como consecuencia
-de las graves desigualdades sociales entre
los pueblos y las sociedades;
-de los síntomas específicos del
subdesarrollo;
-de la interdependencia entre los países
desarrollados y los menos desarrollados;
-del armamentismo, etc.;
-del secularismo, del ateísmo, del
indiferentismo religioso, etc.
207. La respuesta de la Iglesia. Preocupada no sólo
por alertar al hombre sobre la gravedad de la
situación en el mundo, sino también por apuntar
soluciones, la Iglesia nos dice que es preciso
"alcanzar y transformar con la fuerza del
Evangelio, los criterios de juicio, los valores
determinantes, los puntos de interés, las líneas de
pensamiento, las fuentes inspiradoras y los modelos
de vida de la humanidad, que están en contraste con
la Palabra de Dios y con el designio de salvación".
208. La conformación a los planes de pastoral. El
MCC está insertado en las Iglesias particulares. En
ellas y con ellas se desarrolla, para alcanzar
plenamente su finalidad.
209. De hecho, la introducción del MCC en una
diócesis deberá contar siempre con la aprobación
de la jerarquía, debiendo el clero local ser
informado de las finalidades del MCC, para que lo
acoja y apoye.
210. El diálogo y la comunión eclesial son el
camino para que el MCC se haga presente en la
vida y en la acción de la Iglesia; y allí actúa como
agente de la pastoral ambiental.
211. El primer paso, por lo tanto, en el estudio y la
selección de los ambientes por evangelizar es el
conocimiento de los Documentos Pontificios y de
los de las Conferencias Episcopales y el analizar las
prioridades apuntadas en los planes de pastoral de
la Iglesia nacional y particular. De cara a estas
prioridades, y teniendo en cuenta su carisma, el
MCC deberá elaborar su propio plan, qué fije metas
y prioridades en sus tres tiempos.
212. La inexistencia de un plan diocesano de
pastoral, por lo tanto, no dispensa al Secretariado y
a la Escuela de promover una adecuada selección y
un conveniente estudio de los ambientes, así como
la elección de los mejores caminos para hacer que
Cristo esté presente en ellos.
213. Las respuestas concretas a los desafíos. El
hombre es por naturaleza un ser social; por eso
siente la necesidad imperiosa de agruparse, para
poder realizarse, haciéndose sentir a través de la
participación en distintos grupos humanos.
214. Para llegar al hombre que pretende
cristianizar, el MCC debe determinar los grupos
humanos, que, por sus características especiales,
repercuten, con mayor influencia, en el
condicionamiento del comportamiento de los
integrantes de la comunidad, y jerarquizar dichos
grupos.
215. En la planificación de este trabajo, convendrá
formar equipos que puedan penetrar cada ambiente,
de acuerdo a sus reales posibilidades de contacto
con los integrantes de los ambientes.
216. Sólo desde un serio y profundo estudio de las
circunstancias ambientales de los candidatos, podrá
el MCC lograr la conversión integral de los
mismos, ya que el ser humano integral por
convertirse es el hombre o mujer insertos en su
realidad.
217. Interesarán sobre todo aquellas estructuras" o
ambientes que más directa y profundamente
repercuten en la sociedad, pues la fermentación
evangélica de los ambientes supone una
penetración en las estructuras y no puede reducirse
a una mera actividad intraeclesial.
2. Búsqueda de candidatos.
218. Después de la selección y del estudio de los
ambientes, urge ubicar en ellos los candidatos que
despertados en el Precursillo, concientizados en el
Cursillo e impulsados en el Poscursillo, actúen
como agentes de cambio. Porque el MCC busca al
individuo, para que, al transformarse en cristiano,
vaya a cristianizar la sociedad. La identificación de
los agentes de cambio debe tener en cuenta a
quienes desde su vida actúan positivamente,
muestran preocupación por el prójimo y sienten
ansia de servir a su comunidad, aun cuando no
estén comprometidos con la Iglesia.
219. ¿Quiénes pueden ir al Cursillo? La experiencia
ayuda a identificar las personas que pueden ir al
Cursillo, aquellas en cuya vida el Cursillo tendría
una repercusión más benéfica y, en consecuencia,
produciría más y mejores frutos de evangelización.
Es decir: las personas de cualquier clase social,
equilibradas, maduras, libres y responsables, que
puedan recibir los Sacramentos, que sean capaces
de captar el mensaje evangélico y comprometerse,
y de descubrir sus carismas y ponerlos al servicio
de la comunidad.
220. Al hablar de personas queremos decir que, en
el MCC, así como en la Iglesia, no hay lugar para
discriminaciones, pues entre los bautizados en
Cristo, "no hay judío o griego, no hay siervo o
libre, no hay varón o mujer, porque todos somos
uno en Cristo”
221. ¿Quiénes deben ir al Cursillo? La necesidad
de tener en cuenta la eficacia en la futura
fermentación evangélica de los ambientes
seleccionados indicará cuáles son los candidatos
ideales para el Cursillo:
222. -personas que tengan personalidad
profunda, capacidad de decisión, capacidad
de actuar con libertad, capacidad de amar;
223. -personas que sean realmente o
potencialmente líderes, de suerte que, en los
distintos estratos de la sociedad, impacten por
sus decisiones, muevan por sus opiniones y
empujen por sus acciones;
224. -personas auténticamente insatisfechas y
con inquietud social;
225. -personas que tengan aptitud para vivir
en y para la comunidad, capaces de actuar
como sal, luz y fermento, a través de la
creación de núcleos de cristianos que faciliten
la penetración del Evangelio en los
ambientes, ya que la transformación de la
sociedad se logra, no tanto con la labor de un
individuo, cuanto con la de un sujeto social;
226. -personas solidarias, generosas,
preocupadas por los demás y por el mundo.
227. ¿Quiénes no conviene que vayan al Cursillo?
La prudencia y la caridad piden que no se lleve al
Cursillo a aquellos a quienes el Cursillo no les
traería beneficios o soluciones. Son los que no
están en condiciones psicológicas normales y los
que viven en circunstancias irregulares de vida, que
no puedan solucionarse en el Cursillo.
3. Selección de candidatos.
228. Siempre que sea posible, serán seleccionados
varios candidatos del mismo ambiente, para
facilitar la formación de núcleos en el Poscursillo.
229. El Secretariado estará en condiciones de
programar la realización de los Cursillos, sólo
cuando tengan número suficientes de personas y
preferentemente grupos de personas que, por estar
encuadradas en las descripciones hechas arriba, den
fundadas esperanzas de que, trabajando con otros
hombres de buena voluntad, puedan lograr la
cristianización de los ambientes.
4. Preparación de los candidatos.
230. Es indispensable dar al candidato una
preparación adecuada, que le facilite el
aprovechamiento del Cursillo y la inserción o
reinserción en un grupo, núcleo o comunidad, en el
Poscursillo.
Objetivos de la preparación
231. a) Esclarecer que el Cursillo no es algo
teórico, sino vivencial, orientado para la Iglesia,
para la comunidad, para la vida concreta;
b) crear una disposición de escucha, propiciar
una actitud de conversión, contagiar el deseo
de Dios;
c) despertar el deseo de realizarse como
persona y como cristiano.
Modos de hacer la preparación.
232. a) Respetando la identidad y la libertad
de la persona, y promoviendo el diálogo
acerca de la necesidad de la edificación de
una nueva sociedad, más justa y fraterna,
fundada en la dignidad inviolable de la
persona humana;
b) presentando el cristianismo como
respuesta válida a los planteamientos
concretos que las nuevas circunstancias hacen
al hombre y a Cristo, como modelo de Gracia
y servicio, de liberación y de solidaridad;
c) a través de la palabra y del testimonio de
una vida centrada en Cristo y comprometida
con los hermanos;
d) con la humildad de aquél que ve al otro no
como objeto de apostolado, sino como sujeto
de su propia conversión;
e) sin precipitación (Cf. EN, 79) o coacción,
que generan actitudes defensivas; y, por el
tiempo que sea necesario, para que la pre-
evangelización favorezca más tarde la opción
totalizante;
f) con oraciones y sacrificios por el
candidato.
Agentes de la preparación
233 La preparación del candidato será hecha por su
presentante: preferentemente un grupo o
comunidad; cuando eso no sea posible, por un
individuo. El grupo o comunidad debe presentar y
apoyar al candidato, porque su carácter testimonial
dará más eficacia a la preparación. Lo ideal sería
que el candidato ya actuara vivamente en una
comunidad, lo que facilitaría su integración en el
Poscursillo.
234. Del presentante, -grupo, comunidad o
individuo que inscribe y prepara su candidato, se
espera:
a) que conozca la finalidad del MCC, los
ambientes seleccionados como prioritarios
para la evangelización y los criterios
fundamentales sobre los que pueden, los que
deben y los que no conviene que vayan al
Cursillo;
b) que conozca bien a su candidato, a través
de un estrecho contacto personal;
c) que, como "servidor de la verdad",
procure, con su testimonio de palabra, y de
vida, despertar en el candidato una
disposición hacia la búsqueda, hacia la
amistad y hacia el cambio;
d) que sea el mismo (en el caso de que el
presentante sea un individuo) elemento
actuante en un grupo o núcleo; y que, con su
ejemplo, ayude a su candidato a incorporarse
a un núcleo de cristianos, acompañándolo en
el Poscursillo, durante un tiempo prudencial.
5. Preparación del Cursillo.
235. Los organizadores del Cursillo se preocuparán
de:
-la preparación del equipo de dirigentes, y de
-la preparación de los aspectos materiales,
como se dirá en el Capítulo 6.
4. CONCLUSIÓN.
236. El MCC es obra de Dios; por eso la Gracia es
su principio y fundamento. Y es también obra del
hombre; por eso la comunidad lo respalda y
vitaliza.
1. La Gracia como principio y fundamento.
237. Teniendo en cuenta que la Gracia es
absolutamente necesaria en todo movimiento de
cristianización, no se celebrará ningún Cursillo sin
una adecuada intendencia espiritual. La comunión
profunda con Dios, lograda a través de la oración,
de los sacrificios, de los Sacramentos y de la
reflexión sobre la Palabra, marcará todos los
momentos del Precursillo:
-el del estudio y selección de los ambientes,
en los cuales el MCC pondrá énfasis especial;
-en la búsqueda, selección y preparación de
los líderes de aquellos ambientes:
-el de la preparación del equipo de dirigentes,
que, con humildad, testimoniará ante los
futuros evangelizadores su lucha constante
por la construcción del Reino de Dios en el
mundo.
Por eso en el Precursillo, como en los demás
tiempos del M.C.C. La última palabra es la de la fe
y de la esperanza en la presencia del Señor que está
con nosotros.
2. La comunidad que respalda y vitaliza.
238. El Precursillo será siempre la actividad de una
comunidad orante:
-una comunidad de donde procedan los
responsables con iniciativas, ideas y aliento
para llevar adelante la tarea del Poscursillo;
-una comunidad convencida de que
evangelizar no es para nadie un acto
individual y aislado, sino profundamente
eclesial;
-una comunidad que ore por el Precursillo,
convencida de que la oración ha sido siempre
la fuerza de toda actividad eclesial y
específicamente en el MCC;
-una comunidad que programe con
responsabilidad pastoral la acogida de los
candidatos en el Poscursillo y su inserción o
reinserción en los grupos o núcleos, a través
de los cuales el MCC cumple su misión
evangelizadora.
6 EL CURSILLO
1. INTRODUCCIÓN
239 Puesto que el MCC intenta la evangelización
de los ambientes a través de la conversión integral
y progresiva del hombre, los tres días del Cursillo
tienen mucha importancia; los que viven la
experiencia de un Cursillos sienten, en general, una
vivencia tan profunda, que el paso por un Cursillo
marca, sin duda, toda su vida.
240 El Cursillo de Cristiandad es un maravilloso
instrumento de evangelización, que toma a cada
individuo tal como es, y le sitúa de ordinario en
condiciones de colaborar con la acción de Dios, en
comunión con los hermanos, con vistas a su
constante promoción cristiana y evangelizadora.
241 Si un Cursillo influye tan profundamente sobre
los que lo viven, el amor y respeto a los hermanos
obliga a reflexionar constantemente sobre qué,
cuánto y cómo debe decirse; sobre qué, cuánto, por
qué y cómo debe hacerse, a fin de que el Cursillo
produzca sus frutos y marque de por vida a los que
pasan por él.
242 Esto se consigue, supuesta la Gracia de Dios y
la libre opción del hombre, a través de la
proclamación kerygmática del mensaje de la
Verdad que salva.
2. EL CURSILLO DENTRO DE LA
PASTORAL KERYGMÁTICA.
243 El Cursillo es una forma específica y concreta
de la pastoral profética, en la línea del kerygma. En
el MCC todo se desarrolla en clave kerygmática: el
anuncio, el método, el estilo, el testimonio, el
compromiso, todas y cada una de las fases del
Movimiento.
244 Esto fue lo más novedoso del MCC, al irrumpir
en la Pastoral de la Iglesia. Frente a un mundo
donde el ser cristiano se concebía, en términos
generales, como la simple aceptación intelectual de
unos determinados contenidos, la proclamación
kerygmática implicaba una respuesta libre,
existencial, al anuncio de un Dios personal,
encarnado, próximo, que mueve al cambio de la
mente y del corazón: es una proclamación que
compromete, que invita directamente a la
conversión.
245 De ahí que, al tener que enmarcar el Cursillo,
debamos hacerlo desde el
ángulo del kerygma.
Kerygma es una palabra griega que, trasvasada sin
modificaciones evolutivas a las lenguas modernas,
significa proclamación, declaración, bando, pregón.
Se encuentra repetida más de setenta veces en el
Nuevo Testamento, como proclamación jubilosa e
interpelativa del acontecimiento de salvación,
realizada por Jesús. En los orígenes del MCC no se
utilizaba la palabra, pero se cumplía su contenido.
En "El cómo y el porqué", de los tiempos primeros,
ya se dice que no entra, dentro de la metodología
del Cursillo, exponer sólo "una serie de lecciones
teológicas sobre las verdades de la fe, ni una
enseñanza moral, ni tampoco un programa de
conferencias sobre temas apostólicos... Se trata de
una predicación dinámica, en estado incandescente,
que tiene en cuenta que la doctrina no adquiere su
plena significación sino en función de vida. La
explosión del contenido vivo del cristianismo...
entraña, en sí misma, la invitación personal a
participar en esta vida".
246 Dentro del concepto de kerygma podemos
distinguir principalmente cuatro elementos:
a) El anuncio, la proclamación de un
mensaje, el nervio teológico del Cursillo, que
se centra en el misterio de Jesús, el Salvador,
e incluye el don del Espíritu, que nos
dispensa su vida divina en y por la Iglesia,
sacramento universal de salvación.
247 b) Una proclamación interpelativa, que
dice relación directa y constante a la
conversión. Todo anuncio Kerygmático
tiende, directa e inmediatamente a provocar
el deseo de un cambio, que impregne todo el
campo de los criterios, de los
comportamientos, de la vida. Si no palpitara
en la proclamación ese objetivo de
conversión, no se entraría en el terreno de lo
Kerygmático.
248 c) Un estilo jubiloso, es decir, una
manera de decir, con una convicción
profunda, sentida, vivida; la seguridad y el
gozo que da el sentirnos "como enviados de
Dios, como si Dios mismo exhortara por
medio nuestro" (2 Cor 5, 20). Ello conlleva:
1) una cierta solemnidad interior,
derivada de la trascendencia del
anuncio;
2) un tono sereno, comprometido,
ajustado a las más profundas
indigencias y aspiraciones de la persona
humana; y
3) un estilo esperanzado, que nace del
gozo del corazón -fruto del Espíritu
Santo-, ante la convicción de que Dios
nos ama.
249 d) Un anuncio que debe ser proclamado
por testigos: la convicción con que se hace la
proclamación debe transmitirse hecha vida.
La proclamación se realiza desde el
"testimonio de vida", que es "irradiación de la
fe, la esperanza y la caridad" (LG, 31); no es
sólo una afirmación ética, sino la exposición
del acontecimiento salvador, que va
transformando el corazón del creyente, con lo
cual el anuncio adquiere un sello de
autenticidad que ayuda a dar "clamor" de
interpelación al kerygma.
250 Desde estas afirmaciones adquiere profundidad
aquella definición tan reiterada: "Un Cursillo es la
comunicación jubilosa del ser cristiano "; la
proclamación del Mensaje de Salvación, hecha por
testigos, con tono interpelativo, en orden a la
conversión.
251 Y, desde esta perspectiva kerygmática, el
Cursillo tiende a llenar los siguientes objetivos:
-un inicio de conversión, derivada de la
presentación de un mensaje, que oriente y
promueva todo el vivir cristiano;
-una opción totalizante, que evite la
contradicción entre la vida ordinaria de la
persona y su vida de fe;
-un eje existencial, que irradie su influencia
sobre la vida ambiental - familiar,
profesional, social del cursillista, según éste
la ve plasmada en el testimonio de vida de los
responsables; y
-un deseo de hallar una circunstancia
comunitaria santificante que vaya
promoviendo la conversión, y de la que se ha
tenido un anticipo en la conjunción de todos
los miembros del equipo responsabilizado de
la realización del Cursillo.
3. CONDICIONES Y CONDUCTAS
EXIGIBLES A LOS AGENTES DE LA
PROCLAMACIÓN.
252 Al descubrir los requisitos y posturas propios
de los dirigentes del Cursillo, citaremos
principalmente EN y CPSNE. El dirigente del
Cursillo, instrumento en manos del Espíritu Santo,
es el agente principal de la evangelización... "No
habrá nunca evangelización posible sin la acción
del Espíritu Santo". La principal actitud del
evangelizador es caer interiormente de rodillas,
profundizar en un sentido de humildad y,
sabiéndose mero instrumento bajo la acción
discreta del Espíritu, "invocar constantemente, con
fe y fervor, al Espíritu Santo, y dejarse guiar
prudentemente por El, como inspirador decisivo de
sus programas, de sus iniciativas, de su actividad
evangelizadora".
253 Él es el alma de la Iglesia. Él es quien
a) "actúa en cada evangelizador que se deja
poseer y conducir por El";
b) "pone en sus labios las palabras que por sí
solo no podrá hallar";
c) "explica a los fieles el sentido profundo de
las enseñanzas de Jesús y su misterio"; y
d) "predispone el alma del que escucha, para
hacerla abierta y acogedora de la Buena
Nueva”. Los que de alguna manera actúan en
un Cursillo no pueden aspirar más que a ser
instrumentos dóciles en sus manos.
254 Los dirigentes del Cursillo, testigos con la
palabra y con la vida
a) Por voluntad de Dios, la proclamación del
mensaje ha quedado vinculada a la acción libre,
voluntaria, instrumental de los hombres. El
elemento humano, puesto al servicio de la Gracia,
es el camino ordinario para la comunicación del
mensaje cristiano; en el evangelizador debe vivir
Cristo y deben encarnarse los valores cristianos, de
forma que éstos no resulten ser sólo ideas bien
trabadas.
255 Testigos: ésta es la palabra. Testigos por la
palabra y por la vida. El Cursillo intenta iluminar
toda la vida a la luz de todo el Evangelio. Tienen
que ir en perfecta consonancia la palabra y la vida.
La palabra es la pauta sobre la que se vacía la vida;
la vida es la realización de la palabra, hecha
transparencia. Cristo es, en definitiva, la Palabra
Encarnada y Proclamada.
256 El carácter comprometido y comprometedor
del Cursillo, agente de evangelización en la línea
del kerygma, exige que la proclamación sea
testifical. El Evangelio, anunciado sólo
intelectualmente, de una manera académica, no
estaría en el campo del kerygma. Para proclamar
una fe viva, se necesita mucho más que ser
profesionales de una ciencia teológica. Esta tarea
debe ser encomendada a quienes sean "argumento
plástico de la doctrina que proclaman,
constructores eficaces de la verdad que salva,
testigos experimentales de la trascendencia, hecha
presencia y amistad y salvación".
257 b) Con respecto a la palabra del
evangelizador, no podemos menos de
recordar la forma de predicar del que fue
modelo de todo evangelizador. "Mi palabra y
predicación, decía san Pablo, no consistió en
persuasivos discursos de sabiduría humana,
sino en la manifestación del Espíritu y del
poder, para que vuestra fe no se apoye en la
sabiduría de los hombres, sino en el poder de
Dios"(1 Cor 2, 4 y 5).
258 Es la Iglesia quien "envía a los
evangelizadores. Ella pone en su boca la Palabra
que salva; les explica el mensaje del que Ella
misma es depositaría; les da el mandato que Ella
misma ha recibido, y les envía a predicar". Pero, "a
predicar no a sí mismos o sus ideas personales, sino
un Evangelio del que ni ellos son dueños y
propietarios absolutos para disponer de él a su
gusto, sino ministros para trasmitirlo con suma
fidelidad".
259 c) La palabra del testigo no es suya; será
bastante con que él sea trasmisor de la
palabra de quien le envió. El evangelizador
no es amo, sino servidor de la palabra que
hace libres. El predicador del Evangelio será
aquél, que, aun a costa de renuncias y
sacrificios, busca siempre la verdad que debe
transmitir a los demás. No vende ni disimula
jamás la verdad por el deseo de agradar a los
hombres, de causar asombro, ni por
originalidad o deseo de aparentar. No rechaza
nunca la verdad; no oscurece la verdad
revelada, por pereza de buscarla, por
comodidad, por miedo. No deja de estudiarla.
La sirve generosamente, sin avasallarla".
260 De todo ello deducimos la necesidad de una
constante formación en todos los dirigentes de un
Cursillo.
261 d) ¿Qué decir y cómo decirlo? Los
dirigentes del Cursillo habrán de adaptarse al
hombre histórico, real: la evangelización
pierde mucho de su fuerza y de su eficacia, si
no toma en consideración al hombre concreto
al que se dirige; si no utiliza su "lenguaje, sus
símbolos; si no responde a las cuestiones que
plantea; si no llega a la problemática
específica de su vida", que puede ser de
rechazo a la moral, de inconsciencia ante el
pecado social, de anticlericalismo por la
formación recibida.
262 La palabra del evangelizador, en un Cursillo,
debe estar hecha de vida, de sinceridad, de
seguridad, de valor, de audacia, de brillo, de júbilo.
263 Finalmente, creemos que su palabra debe ir
ungida de esperanza. Y volvemos a Pablo VI:
"Conservemos -dice- la dulce y confortable alegría
de evangelizar... Y ojalá que el mundo actual...
pueda así recibir la Buena Nueva, no a través de
evangelizador es tristes y desalentados, impacientes
o ansiosos, sino a través de ministros del
Evangelio, cuya vida irradia el fervor de quienes
han recibido, ante todo en sí mismos, la alegría de
Cristo".
264 e) Hasta aquí nos hemos referido, directa
o indirectamente, al testimonio de palabra.
¿Será éste suficiente? No. El testimonio de
palabra que no se apoya en un testimonio de
vida nutrida en la caridad -diría san Pablo- es
"como bronce que suena o címbalo que
retiñe" (1 Cor 13, 1).
265 Por eso los dirigentes conviene que consideren
como dirigidas a ellos aquellas palabras de Pablo
VI: "¿Creéis verdaderamente lo que anunciáis?
¿Vivís lo que creéis? ¿Predicáis verdaderamente lo
que vivís? Hoy más que nunca el testimonio de
vida se ha convertido en una condición esencial,
con vista a una eficacia real de la predicación".
Porque "el hombre contemporáneo escucha más a
gusto a los que dan testimonio que a los que
enseñan, o si escucha a los que enseñan, es porque
dan testimonio".
266 f) En la Exhortación sobre la vocación y
misión de los laicos en la Iglesia y en el
mundo, Juan Pablo II, dentro del capítulo
dedicado a "la dignidad de los fieles laicos en
la Iglesia-Misterio", destaca, con palabras
luminosas, la vocación universal a la
santidad, que no es llamada a unos
privilegiados, sino invitación a todo hombre
que llega a este mundo. Con este testimonio
de vida será fácil que el dirigente, abra a
Cristo las puertas del corazón del cursillista.
4. EL EQUIPO DE DIRIGENTES
267 Los dirigentes del Cursillo no son un conjunto
de individualidades; para que su testimonio sea
auténtico, deben tener sentido comunitario. Desde
antes del Cursillo, habrán de sentirse Iglesia,
edificar Iglesia, vivir la Iglesia en un testimonio
comunitario: deben formar un equipo. Todos son
uno: una pequeña comunidad, signo de fe, de
esperanza y de caridad. Dentro del Cursillo el
equipo es la Iglesia en tamaño visible, que va
realizando la misión de la Iglesia universal.
268 No es suficiente que cada uno de los miembros
del equipo dé buen ejemplo; es imprescindible que
den testimonio de ser comunidad, a fin de despertar
en los demás capacidad de asombro, cercanía de
Dios, ansias de sentido comunitario, de acuerdo
con la vocación personal de cada uno.
269 En el equipo de dirigentes se ensamblan laicos
y sacerdotes, en perfecta armonía y
complementariedad. El binomio sacerdocio-laicado
halla en el Cursillo su cordial conjunción: hay entre
ellos unidad de misión y diversidad de servicios. La
coordinación y recíproca colaboración debe ser
reflejo de la diferente función del sacerdote y del
laico en la única misión de la Iglesia. Todos sacerdotes y laicos- deben ser encarnación viva de
la doctrina; todos deben exponerla de forma que
penetre y enardezca las conciencias; todos deben
conocer los resortes y piezas del método; todos cada uno desde su ángulo- deben compartir
conjuntamente la responsabilidad de la buena
marcha del Cursillo.
270 Una unidad de criterios, de voluntades y de
corazones; una común visión de la panorámica total
del Cursillo, por el ensamblamiento de las visiones
parciales; una programación eficaz de los objetivos
concretos, compartida por todos; una
corresponsabilidad solidaria -afectiva y efectiva- en
la ejecución de los pasos del Cursillo, y una misma
visión sobrenatural del testimonio de vida y de
palabra, hacen que hombres y mujeres, sacerdotes y
laicos, del equipo, se ensamblen para constituir eso:
un equipo de dirigentes.
271 La unión hace la fuerza. "La fuerza de la
evangelización quedará muy debilitada si los que
anuncian el Evangelio están divididos entre sí... Si
el Evangelio que proclamamos aparece desgarrado
por querellas doctrinales, por polarizaciones
ideológicas o por condenas recíprocas entre
cristianos..., no se puede pretender que aquellos a
los que se dirige nuestra predicación, no se
muestren perturbados, desorientados, si no
escandalizados". "Que todos sean uno, decía Jesús,
para que el mundo crea" (Jn 17, 21).
272 No hay categorías, sino funciones distintas
dentro del equipo. Al hablar de él, nos referimos a
todos los que intervienen directamente en un
Cursillo: "rollistas", auxiliares, personas de
servicio, si las hay. Sobre todos recae la
responsabilidad de la eficacia del Cursillo, y todos
deben exigirse un testimonio de fe, de esperanza y
de caridad. Cada uno cumplirá el servicio que le
corresponda. El ser Coordinador no puede
constituir una meta para un dirigente, sino la carga
de una responsabilidad mayor. Algunos proclaman
el mensaje en sus Rollos; todos deben proclamarlo
con sus vidas.
273 Aunque no sea lo más importante del Cursillo,
los Rollos son el cauce normal de que se vale el
Espíritu, para trasmitir el mensaje y despertar el
ansia de la vivencia y la convivencia cristiana. Lo
esencial, para hacer una proclamación, es vivir y
asimilar su contenido, aunque no por ello pueda
nadie dispensarse del esfuerzo del estudio, y dejar a
la improvisación lo que exige un correcto y
detenido conocimiento: el mensaje merece ser
tratado con dignidad y precisión, para ser
proclamado con sinceridad, convicción y
naturalidad.
274 Aunque todo dirigente habrá de guardar, dentro
y fuera del Cursillo, la debida discreción sobre lo
que en él ocurra, no es conveniente fomentar el
"secretismo" ni la falta de naturalidad.
275 El sentido de responsabilidad obliga a que todo
dirigente -laico o sacerdote-, a no ser por motivo
grave, no llegue tarde al Cursillo, ni salga de él, ni
se dispense de participar en todos los actos.
1. El Coordinador del Equipo.
276 Incumbe al Coordinador o Rector del Cursillo
ser, juntamente con el Director Espiritual, el
principal responsable del equipo, sin que ello
suponga merma del sentido comunitario con los
demás miembros del mismo.
277 Entre sus funciones hay que destacar el cuidar
que el Cursillo se desarrolle en conformidad con las
normas generales y los objetivos concretos,
señalados en los esquemas de los Rollos,
previamente aprobados. No puede olvidarse que el
Coordinador viene a ser el eje de la estructura del
Cursillo: cuando se refiere a la técnica y a la
materialidad de su desarrollo, depende, en gran
parte, de las dotes de prudencia y del espíritu
sobrenatural del Coordinador.
278 Deberá evitar toda manipulación, todo afán de
mando y toda decisión impensada y arbitraria,
asumir la responsabilidad última en cada momento,
y distribuir los servicios que pueda delegar en
otros.
279 El Coordinador debe conocer toda la técnica
del Cursillo, el objetivo que se debe perseguir en
cada momento, los medios de que se dispone para
lograrlo, y la realidad peculiar o fisonomía propia
de aquel Cursillo concreto. Toda su labor podría
quedar condensada en aquella norma escueta que se
impuso san Pablo: "hacerse todo para todos, afín de
ganarlos a todos para Cristo" (1 Cor 9, 22).
280 En la elección del Coordinador no debe influir
ni su edad, ni su cultura, ni su facilidad de
expresión, ni la antigüedad dentro del Movimiento
(aunque todo ello debe tenerse en cuenta); sino su
personalidad, que no es fuerza de argumentación
dialéctica, sino disposición de comprender y
facultad de convencer, más que con razones, por
razón del modelo de vivirla y comunicarlas.
2. El Director Espiritual
281 Por el carácter con que fue ungido en su
ordenación, el sacerdote tiene en el Cursillo un
doble papel que realizar: una misión de magisterio,
y otra, de dispensación de la Gracia.
282 En su función magisterial, deberá velar por los
cimientos dogmáticos del mensaje que se proclama.
La proclamación del mensaje habrá de hacerse
teniendo presentes las notas derivadas de la línea
kerygmática en que se desenvuelve el Cursillo.
283 En su función privativamente ministerial ha de
ser instrumento para la dispensación de la Gracia a
las conciencias y para la apertura de las conciencias
a la Gracia.
284 En el Director Espiritual debe resplandecer el
equilibrio pastoral, la fe en su ministerio, el espíritu
de servicio permanente y el diálogo en la caridad,
el respeto a la libertad del otro, la fidelidad al
Magisterio, el testimonio de unidad con la
jerarquía, y la actitud de vivir en profundidad el
Cursillo, como ocasión del encuentro y amistad
progresiva con el Señor.
285 Lo que afecta a "lo técnico" del Cursillo, no es
incumbencia del Director Espiritual, sino del
Coordinador, aunque éste deberá procurar el
acoplamiento más perfecto y cordial con aquél.
286 Es lógico que, dentro y fuera del Cursillo, el
sacerdote venga a encarnar lo que, sobre él, se dice
en el Decreto sobre el Apostolado de los laicos:
-convicción jubilosa de que el derecho y el
deber de la evangelización es algo común a
todos los bautizados, sacerdotes y laicos, para
edificación de la Iglesia;
-especial atención y participación fraternal
con los seglares en los trabajos que se hacen
en la Iglesia y por la Iglesia;
-representación de la misión recibida de la
jerarquía en la acción pastoral;
-fomento de las relaciones de los seglares con
los Pastores;
-adhesión fiel al espíritu y a la doctrina de la
Iglesia;
-plena consagración a nutrir la vida espiritual
y el sentido apostólico de los laicos;
-diálogo continuado, para la búsqueda de
formas concretas, que puedan dar mayor
eficacia a sus empresas apostólicas, dentro de
la fidelidad a la finalidad y método del
Movimiento;
-promoción del espíritu de caridad entre los
miembros del Movimiento y en las relaciones
con los demás movimientos y asociaciones.
3. Funciones de los demás dirigentes.
287 Independientemente de los Rollos que den, la
función de todos los dirigentes del Cursillo es
hacerse amigos de los cursillistas para hacerlos
amigos de Cristo. Esta función se cumple
fundamentalmente a base de:
-estar constantemente a su servicio,
-interesarse discretamente por su
problemática,
-orientarlos en sus dudas o inquietudes,
-acompañarles en su caminar,
-ser testigos vivos de la presencia del Señor,
-hacerlos presentes ante el Señor en una
oración confiada.
288 Por eso,
-aceptan con sencillez la confianza que la
Iglesia ha depositado en ellos, y el
compromiso de ser signos transparentes de la
verdad que proclaman;
-saben que sobre ellos recae la búsqueda
afanosa y esforzada de los mejores caminos,
de la palabra más oportuna, de las raíces de
los problemas que puedan angustiar a cada
cursillista;
-tienen conciencia de haber sido elegidos
para ser agentes de cambio, a fin de procurar
adelantar la hora de Dios en cada uno, con el
oportuno respeto a su libertad;
-se empeñan en dejarse poseer y actuar por la
Palabra, que de alguna manera han de
proclamar;
-se confían en la fuerza de las visitas al
Sagrario, donde la oración se hace debilidad
de Dios;
-viven fiados en la asistencia del Espíritu; comprenden que todo su papel queda
reducido a una palabra: servicio.
4. Preparación del equipo.
289 Insistimos en que "es de particular importancia
la conciencia de que la labor formativa, al tiempo
que recurre inteligentemente a los medios y
métodos de las ciencias humanas, es tanto más
eficaz cuanto más se deja llevar por la acción de
Dios; sólo el sarmiento que no teme dejarse podar
por el Viñador, da más fruto para sí y para los
demás".
Pablo VI, dirigiéndose a los agentes de
evangelización, escribía que "se hace necesaria una
seria preparación., animados por la convicción,
cada vez mayor, de la grandeza y riqueza de la
Palabra de Dios. Quienes tienen la misión de
trasmitirla, deben prestar gran atención a la
dignidad, a la precisión y a la adaptación del
lenguaje... Esta preparación, llevada a cabo con
seriedad, aumentará en ellos la seguridad
indispensable y el entusiasmo, para anunciar hoy
día a Cristo".
290 Es necesaria una preparación próxima y una
preparación remota. La remota, no sólo para ir
conociendo y asimilando el contenido y los
objetivos de los Rollos, sino también para
incrementar la unión vital del evangelizador con
Cristo, y para profundizar la adecuación de su vida
a las exigencias de la Palabra. Sólo así, quienes
deben cargar con las distintas proclamaciones,
sabrán qué decir, cómo decirlo y con qué finalidad
decirlo.
Dentro de esta preparación hay que destacar las
reunionés de todo el equipo, las veces que se
estimen necesarias; hay que ir haciéndose
conjuntadamente a una técnica, a un clima, a un
espíritu, que deben vivirse comunitariamente, con
anticipación a la realización de la empresa común:
así se alimentará "la confianza de que el que
comenzó en vosotros la buena obra, la llevará a
cabo hasta el día de Cristo Jesús" (Flp 1, 6).
291 Estas reuniones previas conseguirán:
-profundizar en el compromiso de su
espiritualidad y testimonio de vida;
-planificar e incrementar la vida de oración y
de sacrificios de cada uno de los miembros
del equipo como tal;
-solicitar oraciones y sacrificios -las llamadas
"intendencias" o "palancas"-,de personas y
comunidades que respalden y obtengan de
Dios la eficacia del Cursillo;
-aunar criterios y voluntades;
-habituarse a los Rollos, por el sistema que se
estime más oportuno, y tener una visión
panorámica de todo el Cursillo, por la
concatenación y ensamblamiento de las
visiones parciales;
-distribuir, dentro de la corresponsabilidad en
la ejecución práctica de todo el plan
apostólico, los servicios que debe prestar
cada uno de los miembros del equipo; y,
mediante todo ello,
-crear un clima de auténtico equipo, con
estilo de Reunión de Grupo, que haga que los
cursillistas puedan repetir, como en la Iglesia
de los primeros tiempos: "¡Mirad cómo se
aman!".
292 La preparación próxima no debe cesar ni
dentro del mismo Cursillo, cuando el rollista, antes
de iniciar su exposición, se dirige al Sagrario, para
pedir al Señor palabras de eficacia, y ofrecerle los
desvelos de su esfuerzo: "Pedid y se os dará" (Mt 7,
7).
293 Dentro de esta preparación próxima, hay que
colocar las reuniones de equipo, por la noche, una
vez terminadas las tareas de cada uno de los días
del Cursillo, para
-detectar la actitud de los participantes;
-revisar la marcha del Cursillo, corrigiendo
posibles descuidos y desviaciones; y
-programar y responsabilizarse de los distintos
trabajos del día siguiente.
294 Hay que evitar que, en la reunión, pueda
desvelarse cualquier confidencia, recibida de la
sinceridad de un cursillista. Los dirigentes nunca
pueden convertirse en jueces o directores
cualificados de conciencia; son sólo instrumentos y
testigos de las maravillas que va obrando la fuerza
del Espíritu.
295 Todo dirigente, ya antes de ser designado
miembro de un equipo, debe procurarse una
adecuada, formación remota, a través de las
Escuelas de Dirigentes; en teoría, y admitidas las
excepciones ante casos razonables, sólo los
miembros de la Escuela debieran ser llamados a
participar en un Cursillo.
5. El respeto a la libertad.
296 El respeto a la libertad se entiende en la
dimensión en que Pablo VI escribe su Exhortación
sobre la evangelización del mundo contemporáneo:
"Se oye decir que imponer una verdad. No es sino
una violencia cometida contra la libertad religiosa.
Sería ciertamente un error imponer cualquier cosa a
la conciencia de nuestros hermanos. Pero proponer
a esa conciencia la verdad evangélica y la salvación
ofrecida por Jesucristo, con plena claridad y con
absoluto respeto hacia las opciones libres que luego
pueda haber -sin coacciones, solicitaciones menos
rectas o estímulos indebidos-, lejos de ser un
atentado contra la libertad religiosa, es un
homenaje a esta libertad, a la cual se ofrece la
elección de un camino que incluso los no creyentes
juzgan noble y exaltante".
297 "¿O puede ser un crimen contra la libertad
ajena proclamar con alegría la Buena Nueva,
conocida gracias a la misericordia del Señor? ¿O
por qué únicamente la mentira y el error, la
degradación y la pornografía han de tener derecho a
ser propuestas y, por desgracia, incluso impuestas
con frecuencia, por una propaganda destructiva,
difundida mediante los medios de comunicación
social, por la tolerancia legal, por el miedo de los
buenos y la audacia de los malos? Este modo
respetuoso de proponer la verdad de Cristo y de su
Reino, más que un derecho es un deber del
evangelizador. Y es, a la vez, un derecho de sus
hermanos recibir, a través de él, el anuncio de la
Buena Nueva de la salvación.".
298 Hay que respetar, sin reservas ni cortapisas, la
libertad del individuo; pero ello no llega a anular la
libertad del que participa como responsable en un
Cursillo. Nadie puede tomar como presión
psicológica o como recorte de libertad la
proclamación del mensaje, hecha con ardor y
entusiasmo por quien, afanándose en vivir
cotidiana y plenamente el Evangelio, se siente
instrumento en manos del Señor, para que los
demás lo conozcan, trasmitiéndoles así el júbilo
que ha dado sentido a toda su vida.
5. LA TÉCNICA METODOLÓGICA EN EL
CURSILLO
1. Pedagogía y Cursillo.
299 "Las técnicas de evangelización son buenas;
pero ni las más perfeccionadas podrían reemplazar
la acción discreta del Espíritu. La preparación más
refinada del evangelizador no consigue nada
absolutamente si El. Si El, los esquemas más
elaborados sobre bases sociológicas o psicológicas
se revelan pronto desprovistos de todo valor”. Pero
Él quiere utilizar las técnicas de los hombres en el
plan de la Redención universal, para hacer que los
hombres seamos corresponsables, a nuestra
medida, en los planes salvíficos de Dios.
300 "Un Cursillo se escribió ya en los primeros
tiempos no es una sugestión individual o colectiva,
efecto de toda una serie de reacciones o resortes
psicológicos. Ni es tampoco un sentimiento, una
emoción o un entusiasmo religioso, carente de base
doctrinal. Un Cursillo supone y exige, ante todo,
una perfecta estructuración doctrinal, una sólida
base dogmática, fundamento de toda convicción
íntima y profunda, de la que brotará luego un
criterio cristiano, empapado de verdades
teológicas".
301 Existen evidentemente en el Cursillo unas
técnicas metodológicas, que ayudan a crear un
clima que facilita el encuentro con el Señor,
orillando los escollos que pudieran impedir o
retardar la llegada y aceptación del mensaje.
302 El riesgo de la técnica está en su desorbitación,
en su inflación -el tecnicismo-; su valor estriba en
la subordinación de los recursos de la pedagogía a
la acción de la Gracia. La "técnica apostólica" sólo
merece tal nombre, cuando se ajusta a su papel de
instrumento de algo superior, sin lo cual nunca se
lograría el objetivo pretendido. No podemos
menospreciar o arrinconar los recursos de la
pedagogía, ni pretender acotar o dirigir los caminos
de la acción divina, ni caer en un activismo que
hiciera caso omiso de lo sobrenatural.
303 Los Cursillos de Cristiandad quedarían
desvirtuados si se prescindiera de su método
propio. Sin su estrategia específica un Cursillo
podría dar quizás resultados óptimos; pero no sería
un Cursillo de Cristiandad. Hay que conjugar el
valor instrumental de lo humano con el valor
causal, decisivo, de lo divino.
2. La heterogeneidad
304 El Cursillo procurará siempre la
heterogeneidad, tanto en el equipo de dirigentes
como en los asistentes al Cursillo. Esta
heterogeneidad es consecuencia lógica de la
finalidad próxima del Movimiento, que intenta la
vivencia de lo fundamental cristiano, común a
todos. Todos son llamados a incorporarse a la
comunidad de la única Iglesia.
305 La heterogeneidad es conjunción de la
diversidad con la pluriformidad, dentro de la
evangélica coincidencia de nuestro ser cristiano. Se
trata de que, al tiempo que se proclama la
solidaridad humana y la fraternidad cristiana, se
haga la experiencia entrañable de aquello que se
afirma.
306 "El Pueblo de Dios, por El elegido, es uno: un
Señor, una fe, un bautismo. Es común la dignidad
de los miembros, que deriva de su regeneración en
Cristo; común la gracia de la filiación; común la
llamada a la perfección; una sola salvación; única
la esperanza, e indivisa la caridad. No hay, de
consiguiente, en Cristo y en la Iglesia ninguna
desigualdad por razón de la raza o de la
nacionalidad, de la condición social o del sexo,
porque 'no hay judío ni griego; ni hay siervo o
libre; no hay varón ni mujer, porque todos vosotros
sois uno en Cristo Jesús'".
307 No debemos mantener Cursillos etiquetados:
para jóvenes o para adultos, para catedráticos, para
soldados o para obreros. La heterogeneidad del
Cursillo es evidente aplicación de la unidad en la
pluriformidad de la Iglesia.
3. El clima del Cursillo.
308 A la eficacia del Cursillo contribuye
extraordinariamente la creación de un ambiente y
un clima apropiados, cuya creación atañe ante todo
al equipo de responsables.
309 El clima, en principio, se nos presenta como
algo circunstancial y adjetivo. Es aquello que puede
hacer agradable o estridente, atractivo o hiriente el
hecho de participar en una reunión. En el caso del
Cursillo, se adivina, al hablar del clima, que
manejamos realidades que, aun siendo secundarias,
expresan el grado de interioridad de la
circunstancia, en quienes la viven.
310 No nos referimos al clima de oración o al clima
de reflexión, tan propios del Cursillo, sino al clima
de alegría y espontaneidad, que desemboca en la
apertura, en la naturalidad, en la sinceridad, en la
amistad.
311 En el Cursillo se gradúan los medios oportunos
para que aflore este clima, procurando que brote
espontáneamente, y se adapte a la fisonomía de
cada entorno. Es indudable la importancia del valor
de una distensión psicológica, que abra válvulas de
escape, dentro de la vía de la normalidad.
312 Sentirse amigos y estar alegres son buenos
aperitivos para la comprensión de la amistad con
Dios y de la Buena Nueva de la Gracia. Desde el
donaire al diálogo, desde el canto a la
corresponsabilidad, desde un ambiente de
sinceridad a una amistad comunitaria.
4. Contactos personales: convivencia y
diálogo.
313 Entre las principales funciones de cada uno de
los miembros del equipo de un Cursillo, está su
apertura a la convivencia y al diálogo con cada uno
de los cursillistas.
314 En el Cursillo se da una convivencia, en la que
el dirigente "se abre como amigo, sin querer
averiguar diplomáticamente, taimadamente, la
situación espiritual del cursillista. Sólo la vía la
amistad sincera ofrecerá válvulas para la apertura y
el diálogo eficaz. Aquí la técnica está hecha de
oportunidad, de delicadeza, de tacto, de sentido
apostólico".
315 En el diálogo personal no se intenta solucionar
los problemas en un terreno moralizante, sino
comunicar criterios eficaces y válidos, sobre la base
de la sinceridad humana y de la amistad cristiana,
para la estructuración de toda una vida -la de cada
uno-que ha de proyectarse para mucho más lejos
que la limitada duración de un Cursillo.
316 En el dialogo personal la "labor de pasillo"
tiene características peculiares en cada uno de los
tres días del Cursillo:
-en el primero, se intenta conocer mejor al
cursillista;
-en el segundo, desbloquearle de sus
prejuicios, adecuando a sus circunstancias
individuales la verdad proclamada;
-en el tercero, programar su inserción en los
ambientes propios.
317 Esta evangelización, de persona a persona
queda canonizada en la Evangelii Nuntiandi, sin
que ello merme validez e importancia a la
proclamación colectiva. "El Señor, dice Pablo VI,
la practicó frecuentemente, como lo prueban las
conversaciones con Nicodemo, Zaqueo, la
Samaritana, Simón el fariseo. ¿Hay otra forma de
comunicar el Evangelio, que no sea la de trasmitir a
otro la propia experiencia de fe? La urgencia de
comunicar la Buena Nueva a las masas de los
hombres no debería hacer olvidar esta forma de
anuncio, mediante la cual se llega a la conciencia
personal del hombre, y se deja en ella el influjo de
una palabra, verdaderamente extraordinaria, que
recibe de otro hombre".
318 Y no cabe que uno invoque, para evadirse de
esta tarea, su ineptitud, su inhabilidad, su
inutilidad. La Exhortación Christifideles Laici le
contestaría que "Dios llama a cada uno en Cristo
por su nombre, propio e inconfundible". A cada fiel
laico. “se le ha confiado una tarea original,
insustituible e indelegable". Se trata de "un
apostolado siempre y en todas partes provechoso,
y, en ciertas circunstancias, el único apto y
posible"; una forma de apostolado a través de la
cual "la irradiación del Evangelio puede hacerse
extremadamente capilar, constante, incisiva".
5. Los grupos en el Cursillo.
319 Para favorecer este espíritu de convivencia y
de diálogo, fundado en la amistad, los cursillistas
son distribuidos en pequeños grupos (o decurias);
en cada uno de ellos se inserta alguno de los
miembros del equipo.
320 Dichos grupos son a manera de pequeñas
comunidades. Entre sus finalidades podrían
destacarse el
-facilitar una convivencia más cordial y
afectiva;
-fijar la doctrina proclamada en cada Rollo;
-abrir ventanas a la apertura y a la amistad;
-iniciar la vivencia del espíritu comunitario.
El dirigente o los dirigentes son, en esos grupos, lo
que la levadura a la masa: toda ella puede quedar
transformada por sólo el contacto con el fermento.
321 Puede que los grupos, el primer día, sean sólo
elementales núcleos de trabajo; pero es probable
que, al finalizar el Cursillo, se hayan convertido en
células de otras tantas comunidades de fe y de
amor.
322 Al final de cada día, se tiene una reunión
conjunta de los distintos grupos. En ella,
-se exponen los resúmenes o comentarios
vivenciales sobre los Rollos del día;
-se convive la actitud con que cada grupo ha
vivido la jornada;
-se clarifican los puntos que, en cualquiera de
los Rollos del día, hayan podido quedar
incompletos o confusos;
-se facilita la apertura y la integración de los
grupos, lográndose que, en el último día reine
en el Cursillo un auténtico espíritu
comunitario.
No es momento para las discrepancias, sino
para la comunión.
6. Duración del Cursillo, orden de los Rollos
y horarios.
323 Se estableció, desde los orígenes, que el
Cursillo tenía la duración de una noche y tres días
completos. La experiencia de muchos años avala
que éste es el tiempo necesario y suficiente para
alcanzar los objetivos generales del Cursillo.
324 Los horarios tienen su importancia para el
recto desarrollo del Cursillo. Los hombres tenemos
nuestras limitaciones físicas, psíquicas y
emocionales. No se puede imponer una
uniformidad en los horarios, si bien, al
confeccionarlos, se habrá de dejar lugar para los
tiempos libres, los diálogos personales y las horas
necesarias para el descanso.
325 Ofrecemos el siguiente orden en las
Meditaciones,
Rollos y celebraciones: Primera noche:
-ROLLO PRELIMINAR
-RETIRO, que consta de
-Meditación: CONÓCETE A TI MISMO
Primer día: PROCLAMACIÓN
-Meditación: LAS TRES MIRADAS
-Rollo: IDEAL
-Rollo: GRACIA
-Rollo: LOS LAICOS EN LA IGLESIA
-Rollo: FE
-Rollo: PIEDAD
-Intervención del Coordinador, centrando el
día
-Celebración de la EUCARISTÍA
-Reunión conjunta de los grupos
-Oraciones de la noche.
Segundo día: DESARROLLO DE LA VIDA
CRISTIANA
-Meditación: LA FIGURA DE CRISTO
-Rollo: FORMACIÓN
-Rollo: SACRAMENTOS
-Rollo: ACCIÓN
-Rollo: OBSTÁCULOS A LA VIDA DE
GRACIA
-Rollo: DIRIGENTES
-Intervención del Coordinador, centrando el
día
-Celebración de la EUCARISTÍA
-Reunión conjunta de los grupos
-Oraciones de la noche,
Tercer día: PROYECCIÓN HACIA EL
HOMBRE Y EL MUNDO
-Meditación: EL MENSAJE DE CRISTO
-Rollo: ESTUDIO Y ANIMACIÓN
CRISTIANA DE LOS AMBIENTES
-Rollo: VIDA CRISTIANA
-Rollo: COMUNIDAD CRISTIANA
-Rollo: GRUPO Y ULTREYA
-Reuniones de Grupos
-Celebración de la EUCARISTÍA
-CLAUSURA
7. La oración en el Cursillo.
326 Al Cursillo podría aplicársele una frase de
Pablo VI: La Iglesia es una sociedad de oración. Le
es esencial a la Iglesia una actitud de oración.
¿Qué sería de la Iglesia sin ella?
En la órbita de Cursillos ha tenido fortuna aquella
frase: "Hablar a Dios de los hombres, antes de
hablar a éstos de Dios". La oración es el medio
principal, de orden sobrenatural, sobre el que
descansa el éxito del Cursillo. Ora intensamente la
comunidad cristiana o parte de ella, antes y durante
el Cursillo; oran, desde el momento de su
designación, los dirigentes del equipo, acudiendo
en todo momento a la oración, para resolver sobre
la marcha, los problemas y dificultades que vayan
surgiendo.
327 Frente a tendencias horizontalistas y
desacralizadoras, las gentes del Cursillo
-tienen -deben tener- fe en la oración;
-creen -deben creer- en el poder insustituible de la
oración;
-saben -deben saber- que de ella depende la eficacia
para la conversión, que Dios da a los que la piden.
El equipo de dirigentes enseña a rezar, rezando.
328 Y lo que es más importante, cada responsable y
todo el equipo oran porque sienten necesidad de la
oración antes, durante y después del Cursillo.
Desde antes del Cursillo, el equipo es una
comunidad de oración y, poco a poco y a medida
que se va desarrollando el Cursillo, también éste se
transforma en una comunidad de oración.
Normalmente, al comienzo, ese pequeño grupo de
oración está formado sólo por el equipo de
responsables; pero el testimonio del equipo y la
doctrina proclamada harán que aquella comunidad
crezca hasta integrar a todos los cursillistas.
329 A pesar de que la oración en común tiene la
eficacia especial prometida por Cristo, debe quedar
claro -ha dicho Pablo VI- que el sentimiento
religioso puede flaquear por falta de dos
características indispensables en la oración: la
interioridad y la individualidad. Hay que
intensificar la oración personal, interiorizada. La
oración individual evitará la práctica puramente
formal y el posible ritualismo exterior de la oración
colectiva. "Cuando tú vayas a rezar, entra en tu
cuarto, cierra la puerta, y reza a tu Padre, que está
en lo escondido, y tu Padre que ve en lo escondido,
te lo pagará" (Mt 6, 6).
330 Cada día del Cursillo se inicia con las
oraciones comunitarias de la mañana, ofreciendo al
Señor el día que se estrena.
331 A partir del Rollo de Sacramentos, el centro
del Cursillo se traslada al Sagrario. Se procurará
que se hagan frecuentes Visitas al Señor,
espontáneas y vivenciales, individualmente y por
grupos. Se intentará, sin ningún género de
coacciones, que los cursillistas, siguiendo el
ejemplo de los dirigentes, "se atrevan" a hablar
confidencialmente con Cristo. En torno al Sagrario,
el Cursillo llega a adquirir su dimensión específica.
Desde allí el cursillista se sentirá impulsado a
hacer, particular y colectivamente, "otro tanto",
dialogando y confiando sus cosas al Señor. Y, poco
a poco, el Cursillo se irá transformando en
auténtica comunidad de oración. Estas visitas
-ayudan a la integración de unos con otros;
-unen los corazones en un mismo afán;
-fomentan la verdadera amistad cristiana;
-fraguan comunidad al hacer propio el
problema del hermano;
-hacen tomar conciencia de nuestra cercanía a
Cristo, y del espíritu que va aflorando a la
superficie del Cursillo.
332 Las oraciones de la noche, a los pies del Señor,
pondrán fin a cada jornada. En ellas conviene
insertar un breve examen de conciencia, que puede
versar, por vía de ejemplo, sobre las actitudes de
los participantes en el Cursillo ante la exposición
de la Meditación y de los distintos Rollos del día.
333 Además, el Cursillo se apuntala sobre una
comunidad o unas comunidades orantes que, fuera
del Cursillo y a distancia, sienten la responsabilidad
de las palabras de Pío XII en la Encíclica sobre el
Cuerpo Místico: "Misterio verdaderamente
tremendo y que jamás se meditará bastante: que la
salvación de muchos depende de las oraciones y
voluntarias mortificaciones de los miembros del
Cuerpo Místico de Jesucristo”. Las oraciones y
sacrificios a favor del Cursillo que, en el estilo
cursillista, se conocen con la denominación gráfica
de "intendencias" (o "palancas"), son decisivas para
su éxito espiritual.
334 Es positivo que se comunique a los cursillistas
la presencia espiritual de estas comunidades
orantes, dando como normal que los hermanos oren
y se sacrifiquen por los hermanos, aunque no los
¿conozcan, al saber, por experiencia propia, la
trascendencia de esta actitud en orden a la
conversión. Tales comunidades, dentro del misterio
de la Comunión de los Santos, vienen a ser un
testimonio de la posibilidad y de la trascendencia
de nuestro cristianismo en cualquier rincón de la
tierra y de que Dios sigue haciéndose presente en la
historia a través de núcleos de personas que viven
el Evangelio y se desviven por un mundo mejor.
8. La celebración del Sacramento de la
Penitencia.
335 Es natural que, principalmente después del
Rollo de "Sacramentos", se prevean tiempos para la
reflexión, a fin de que los cursillistas que lo deseen
puedan acercarse responsable-mente al Sacramento
de la Penitencia. "Sería insensato, además de
presuntuoso, querer prescindir arbitrariamente de
los instrumentos de Gracia y de salvación que el
Señor ha dispuesto, y, en su caso específico,
pretender recibir el perdón prescindiendo del
sacramento instituido por Cristo, precisamente para
el perdón".
336 Nosotros podemos y debemos planificar la
proclamación del mensaje, sin excluir de él el
Sacramento de la alegría y la alianza; pero la hora
de la conversión viene señalada por la Gracia de
Dios y la libre voluntad del hombre, que habremos
de respetar cuidadosamente. Es este respeto a la
libertad del otro, rectamente entendida, lo que nos
mueve a reconocer que cada cursillista ha de
acercarse al Sacramento de la Penitencia cuando así
lo desee. A nosotros incumbirá rezar con fe, esperar
con confianza y alentar con discreción, invitando,
animando, presentando la propia experiencia...
9. Las celebraciones de la Eucaristía.
337 La Eucaristía es "Sacramento de piedad, signo
de unidad, vínculo de caridad, banquete pascual",
"fuente de vida de la Iglesia, a la cual hace vivir y
crecer", "fuente y cima de toda la vida cristiana".
338 La Eucaristía es el centro de la vida durante los
tres días del Cursillo; todo en él tiende a crear en
los cursillistas conciencia de que luego, en el
"cuarto día", la Eucaristía deberá seguir siendo el
centro de su vida, su encuentro con el Señor, el
encuentro en la comunidad de los hermanos. Las
celebraciones eucarísticas deben ser diaria y
diligentemente preparadas, a fin de que sean
intensamente vividas
10. La devoción a la Madre.
339 La Virgen fue quien apuntaló, desde sus
mismos orígenes, el MCC. No es extraño que
sintamos por Ella -Madre del Redentor, Madre de
la Iglesia, "signo de esperanza cierta y de consuelo
para el peregrinante Pueblo de Dios"- singularísima
devoción.
340 Es verdad que en el Cursillo no se le dedica
ningún Rollo; pero también es cierto que durante
todo el Cursillo ella va emergiendo en no pocos de
los Rollos, en muchos actos de oración -entre ellos
el Rosario- y en todos los momentos decisivos del
Cursillo.
341 Siguiendo la exhortación del Vaticano II, el
Cursillo se abstiene "tanto de toda falsa
exageración cuanto de una excesiva mezquindad de
alma al tratar de la singular dignidad de la Madre
de Dios". Sabe que "los oficios y los privilegios de
la Santísima Virgen siempre tienen por fin a Cristo,
origen de toda verdad, santidad y piedad". Y
recuerda "que la verdadera devoción no consiste ni
en un sentimentalismo estéril y transitorio ni en una
vana credulidad, sino que procede de la fe
auténtica, que nos induce a reconocer la excelencia
de la Madre de Dios, y nos impulsa a un amor filial
hacia nuestra Madre.
11. "La Guía del Peregrino"
342 En un ambiente de oración, no sólo individual
sino también comunitaria, no sería pedagógico
vernos privados de una publicación que contenga
algunas fórmulas de plegarias, que puedan ser
recitadas conjuntamente en el Cursillo, y para que,
después del Cursillo, tanto para la oración
particular como para los actos colectivos, puedan
encauzar momentos de oración.
12. La "Hoja de Compromiso"
343 Nuestra actitud ante el Señor en el constante
encuentro con los hermanos, se concreta en un
compromiso de honor con El, según las
posibilidades, la vocación y los carismas de cada
uno, a base de utilizar los medios concretos para
hacer realidad, día tras día, el ideal jubiloso de
nuestro hacer cristiano. Dentro de esta finalidad se
inserta la "Hoja de compromiso".
13. La Clausura del Cursillo.
344 La Clausura es un acto de gozo íntimo y de
servicio a la Iglesia, en la que la comunidad orante
del Cursillo se reúne con los nuevos hermanos,
para compartir una experiencia común -el misterio
de comunión en Cristo-y el particular compromiso
ante el mundo. Los "nuevos" detectan los pasos del
caminar de quienes apuntalaron su "aventura"; los
veteranos se asombran otra vez al ver "las cosas
mayores" que ha ido obrando el Señor.
345 Son cometidos propios de la Clausura:
-ofrecer a los nuevos cursillistas la
oportunidad de dar su primer testimonio de
disposición al cambio;
-presentarles el testimonio vivo y
esperanzado de una comunidad cristiana;
-facilitar el primer contacto con el mañana,
aumentando la ilusión, la entrega, el amor,
ante el futuro que se abre en sus vidas;
-servir de estímulo renovador para todos los
participantes;
-dar un sentido eclesial a todo el Cursillo, en
el encuentro jubiloso con los hermanos.
6. LA PROCLAMACIÓN DEL MENSAJE:
NERVIO TEOLÓGICO DEL CURSILLO
1. Las características de la proclamación
kerygmática en el Cursillo.
346 Un Cursillo es, principalmente, la
proclamación de una doctrina. Supone y exige, por
tanto, una estructuración, una sólida base
dogmática, de la que luego brotarán criterios que
descenderán a la realidad de la vida.
347 Las distintas proclamaciones que se hacen en
el Cursillo, ha recibido, desde los comienzos del
Movimiento, el nombre popular y coloquial de
"Rollos", palabra intencionadamente escogida para
evitar el regusto académico de una conferencia o de
una lección. Aunque los Rollos no lo son todo en el
Cursillo, constituyen una de sus piezas esenciales:
en ellos está contenido el cuerpo doctrinal del
Cursillo, que fundamenta el fondo y el estilo de
nuestra espiritualidad cristiana, son el cauce para el
logro recto, consciente y convencido de lo esencial:
la vivencia.
348 Las varias proclamaciones del Cursillo deben
reunir determinadas connotaciones, que pueden
hallarse desparramadas en el capítulo, y que
resumimos conjuntamente aquí:
-Los Rollos deben ser la proclamación no de
una verdad académica y especulativa, sino de
una verdad operante, dinámica, que se vive o
se intenta vivir esforzadamente. Es el
llamamiento a "un nuevo sistema de vida ";
349 -los Rollos deberán presentar la verdad
de forma encarnada en las personas y
circunstancias concretas en que se realiza el
Cursillo, a fin de facilitar una respuesta de
cambio; de ahí que toda proclamación deba
hacerse no por "profesionales ", sino por
aquellos que, de una u otra forma, han
respondido a la llamada del Señor Jesús;
350 -la proclamación del mensaje debe
hacerse en tono jubiloso, impregnado de fe
viva, de optimismo, de esperanza, como
corresponde a quienes sienten la presencia
interpelativa del señorío de Jesús;
351 -habrá de despertar una opción
totalizante: el espíritu del Evangelio debe
impregnar todas las dimensiones de la vida;
sin embargo, no se trata de vaciar en cada
Rollo toda la doctrina cristiana, sino de
exponer lo esencial para provocar el
encuentro personal con Cristo;
352 -desdicen de cuanto llevamos afirmado,
tanto las falsas humildades como las
petulancias que desvían la intencionalidad del
Cursillo; en todo Rollo habrá dé resplandecer
la sencillez, la naturalidad, la autenticidad de
una vida que, teniendo la audacia de ser
vivida siente el santo rubor de ser expuesta
ante los demás;
353 -al exponer el testimonio de las
vivencias, se tendrá en cuenta que se incluyan
preferentemente las comunitarias, eligiendo
entre éstas las marcadamente temporales, que
se dan en la vida ordinaria de un laico
comprometido;
354 -los Rollos pueden y deben mantenerse
en una postura vigilante de revisión, aunque
respetando cuidadosa-mente la fidelidad al
carisma fundacional y al cuerpo de doctrina
que en cada momento se revela. Esta posible
revisión no debe efectuarse arbitraria e
independientemente, sino de forma reflexiva,
responsable y coordinada, "con temor y
temblor" (1 Cor 2, 3).
2. Las fases del Cursillo
355 El proceso metodológico del Cursillo supone
unas fases concretas, que se habrán de mantener, a
fin de conformar nuestros esfuerzos a los
postulados que una larga experiencia estima
recomendables, derivados de la teología, de la
psicología y de la pedagogía.
356 Cada uno de los Rollos y momentos del
Cursillo tiene su objetivo específico, cuya
trascendencia no se notará hasta que, concluido el
Cursillo, se alcance la finalidad propia del mismo.
357 Los diferentes temas que se exponen en el
Cursillo están engarzados dentro de unas fases
prácticas, de forma que el Cursillo constituye una
verdadera creación pedagógica, una obra de arte,
como una pieza musical que, con una armonía de
fondo, va sorprendiendo y desarrollando la canción
que da al hombre el sentido y la alegría de Jesús.
Por eso, interesa conocer la concatenación, las
fases del Cursillo.
358 A pesar de ello, en el Cursillo no se dan esas
fases de forma inalterable y rígida. Entre otras
razones, porque no se pueden señalar horas a la
Gracia de Dios y a las libres opciones de los
hombres.
359 Con esta salvedad, podemos distinguir, en el
Cursillo, cuatro pasos distintos; en cada uno de
ellos se puede adivinar aquel objetivo último, con
que Jesús inicia la predicación de su mensaje:
"Convertíos y creed en el Evangelio" (Mc 1, 15):
a) el "Retiro" introductorio, en la primera
noche y principio del primer día;
b) la proclamación básica de la fe cristiana,
que se ofrece a lo largo del primer día;
c) el desarrollo de la vida cristiana, objetivo
del segundo día; y
d) la proyección de esta vivencia cristiana
hacia el hombre y el mundo, en torno al cual
se centra el tercer día.
La conversión es el objetivo de todos y cada uno de
los momentos y fases del Cursillo; la conversión no
puede ser programada, pues es Gracia y libertad
entrelazadas: no podemos fijar tiempos a la acción
de Dios, si bien repetimos que todo el Cursillo -no
sólo alguna de sus fases- se ordena a la conversión.
3. El "Retiro" o pasos de preparación
360 Antes de hablar del "Retiro", debemos hacer
referencia al ROLLO INICIAL, que, es una charla
de recibimiento cordial y sincero a los cursillistas; a
un tiempo es el saludo de bienvenida del
Coordinador y la apertura del Cursillo,
especificando qué es, para qué es, para quiénes es,
y cómo se dará el Cursillo. Los objetivos del Rollo
son:
1) despertar el interés por el Cursillo;
2) aminorar, en cuanto se pueda, las tensiones
psicológicas propias de aquellos momentos;
3) colmar la curiosidad ante lo desconocido
que se va a vivir; y
4) procurar una colaboración amigable a algo
que puede ser definitivo en las vidas de los
participantes.
361 EL RETIRO, que se debe desarrollar dentro
de un clima de silencio, que ayude a una
concentración interior, está compuesto
esencialmente por tres elementos, en forma de
Meditaciones. Las dos primeras se exponen en la
primera noche del Cursillo; la tercera, en la mañana
siguiente.
362 CONÓCETE A TI MISMO. Con la primera
Meditación se inicia el itinerario pedagógico del
Cursillo. Su objetivo es despertar la conciencia del
cursillista, a base de una parada, en la que pueda
analizar su ayer. Es una llamada a la autenticidad
reflexiva y sincera. Tiene que evitar un sentido
moralizante. Se trata de que el cursillista se
enfrente a su propia realidad, tan distinta y distante
de lo que pretende aparentar ante los demás, para
iniciar una apertura hacia una posibilidad de
cambio. Habrán de evitarse los tonos dramáticos
que quemarían etapas, al pretender lograr más de lo
que, en aquellos instantes, es lógico esperar.
363 EL PADRE MISERICORDIOSO. La
segunda Meditación quiere iluminar de esperanza
las inquietudes que haya podido suscitar la
Meditación anterior. Después de la presentación
cruda de uno mismo, es interesante hacer la
presentación de Dios
364 Se habrán de desmontar las posibles falsas
imágenes, que cada uno se haya formado de un
Dios a su manera, para mostrarle, a base de la
parábola evangélica, como Padre ansioso que está a
la espera de introducirnos en su casa, de hacer
fiesta por nuestro retorno; olvidándose de todo, nos
trata como a hijos. Es el retrato del corazón de
Dios, "rico en misericordia".
365 Se habrán de evitar desenfoques, ante las
posibles disgresiones sobre la vida irregular del
hijo pródigo o las mezquindades del hijo mayor;
estas disgresiones en sí interesantes- podrían
distraer, en aquel momento, de la concentración
sobre el objetivo principal de la Meditación: Dios
es Padre que ama, que espera, que acoge., que
festeja la llegada del hijo que vuelve.
366 LAS TRES MIRADAS. La mañana del
primer día del Cursillo se abre con la tercera
Meditación: LAS TRES MIRADAS. Dios Padre se
ha acercado a nosotros; este encuentro deberá
transparentarse en todas las proclamaciones de este
día: "Quien me ve a Mí, dice Jesús, ve al Padre".
De esta afirmación cabe deducir que, como mira
Jesús, mira el Padre. Mirar es fijar deliberadamente
la vista. En el mirar hay una intención que, en el
caso de la mirada de Jesús, es un designio de amor.
367 "Las tres miradas" añaden a la proclamación
del amor de Dios la constatación de que el hombre
puede libremente rechazarlo: es el riesgo que
dimana del misterio de la Gracia y la libertad. Por
eso se descubren tres distintas posturas, adoptadas
en otras tantas escenas evangélicas, a través de tres
distintas miradas de Jesús: al joven rico,
encadenado a sus conveniencias; a Judas, víctima
de sus ideologías; a Pedro, confiado en sus
suficiencias. El cursillista se ve invitado a definir
su actitud ante el Cristo que le mira, al tener que
preguntarse cómo le ve ahora.
368 Es una meditación que completa las dos
anteriores, y enfoca la respuesta a las
proclamaciones que se harán a lo largo de la
jornada. Su objetivo es iluminar todo el día con la
persona de Jesús, que está mirando, desde tres
posibles vertientes, según la disponibilidad respecto
a Él: su mirada responde a la de cada uno. Lo
importante es destacar las infinitas distancias de
cada uno entre la actitud de Cristo y la de
cualquiera de los hombres, incluso la de los
cualificados como "buenos", aquí representados por
el hijo mayor.
4. Los pasos de la proclamación.
369 IDEAL. El primer Rollo, sobre el IDEAL,
contiene la proclamación de la grandeza del
hombre. Su objetivo es concienciar al cursillista
sobre su realidad de persona humana, y
despertar el deseo de un ideal "de altura", con el
que dará sentido digno a su vida. Un ideal de altura
centra, libera, realiza, dignifica, ilumina, alienta al
hombre. Sin un ideal el hombre se siente
insatisfecho, frustrado, vacío, todo a su alrededor
cruje y se tambalea". El hombre busca su felicidad
en falsos valores que, lejos de saciar sus ansias,
abren en él nuevos deseos insaciables, que le
provocan un sentido de frustración y una realidad
de esclavitud. Necesita un ideal que le realice en
plenitud.
370 El Rollo no ofrece una estricta antropología
cristiana; trata sólo del hombre en su condición
natural, aunque abierto a lo trascendente. Sin
embargo, la experiencia constata que no sólo se
abre camino a la proclamación de la Gracia, sino
que, además, se evita una desnaturalización de la
persona humana. El Rollo es una llamada a ser
hombre, modo supremo de nuestro encuentro con
El.
371 LA GRACIA. La siguiente proclamación se
centra en la dignidad del hombre cristiano. En el
Rollo sobre LA GRACIA, que caracteriza todo el
cursillo, se subraya la autodonación de Dios al
hombre, medio supremo de nuestro encuentro con
El. Es la proclamación del amor de Dios y su deseo
de comunicarse al hombre.
372 Son objetivos del Rollo sentar los cimientos de
la vivencia de lo fundamental cristiano; señalar que
la Gracia nos abre al encuentro con Dios y los
hermanos, en un mundo nuevo, de realidades
insospechadas, en el que sólo Dios puede llenar el
vacío del alma. Dios es Alguien cercano, que
irrumpe en la vida del hombre, hecho hijo del
Padre, hermano de Jesucristo, templo del Espíritu
Santo, en vida comunitaria con todos los hombres
hermanos. Sólo Dios puede llenar el vacío del alma
del hombre. Podemos caminar orgullosos,
confiados, porque Dios -su Gracia- vive en
nosotros, dinamizándolo todo.
373 La imagen del agua -bíblica cien por cienayuda a explicar analógicamente muchos aspectos
de esta "invasión" de Dios en nosotros. La imagen como toda imagen-tiene el riesgo de entender la
Gracia como "una cosa", que se da y se quita; pero
el riesgo se evita insistiendo en que, siendo una
realidad espiritual, la Gracia es encuentro vital con
Dios, es presencia de Dios, que colma nuestros más
profundos anhelos de superación. El Rollo es una
llamada a ser hombre cristiano.
374 LOS LAICOS EN LA IGLESIA. La tercera
proclamación se hace en el Rollo de LOS LAICOS
EN LA IGLESIA. En él se confirma la llamada a
ser hombre cristiano, ahora dentro de esta
comunidad, que es la iglesia.
375 Los objetivos que se intentan son:
1) Acercarnos al "misterio de la Iglesia" para
tomar conciencia, amorosa y comprometida,
de ser Iglesia, miembros vivos y operantes de
la misma; ello conlleva un sentido de
corresponsabilidad comunitaria;
2) mostrar nuevamente el amor de Dios, al no
dejarnos aislados y solitarios, sino integrados
en la; asamblea de sus hijos;
3) anticipar los fundamentos teológicos de la
función del laico dentro de la misión de la
Iglesia.
376 El campo propio de laico, colocado en el
corazón del mundo y a la guía de las tareas
temporales, es el mundo vasto y complejo de la
familia, del trabajo, del sufrimiento, de la política,
de lo social, de la economía, de cultura en general
(Cf. EN, 70).
377 La doctrina del Concilio recoge diversas
imágenes de la Iglesia; entre ellas se desarrollan
dos:
1) la de 'Pueblo de Dios, al que Dios convoca,
asiste y marca un destino: una imagen que
ayuda principalmente a comprender el
sentido peregrinante de la vida cristiana y el
dinamismo de la Iglesia en la historia;
2) la de Cuerpo Místico de Cristo, que
expresa la participación del cristiano en la
vida del "Cristo total", y la solidaridad en la
fraternidad de todos los miembros,
vitalizados por Cristo, Cabeza de este
Cuerpo. Esta imagen del Cuerpo Místico ha
sido fundamental en el origen e historia de
Cursillos, y no ha perdido su fuerza de
revelación.
378 Se trata de un aspecto de la "radical novedad
cristiana", de que habla Juan Pablo II en su
Exhortación sobre el laicado: "En virtud de la
Gracia, los cristianos viven la Comunión de los
Santos: son sarmientos radicados en Cristo, la
verdadera vid, convertidos por El en una realidad
viva y vivificante" que los transforma, por la
Gracia del Espíritu, en "hombres nuevos". La
imagen de la vid y los sarmientos "da luz no sólo
para comprender la profunda intimidad de los
discípulos con Jesús, sino también la comunión
vital de los discípulos entre sí: todos son sarmientos
de la única VID".
379 FE. ¿Qué le exige al cursillista esta maravilla
del Plan de Dios, expuesto en las tres
proclamaciones del día? La respuesta se da en un
monosílabo: FE: la aceptación del plan de Dios. Al
Dios que ofrece su autodonación al hombre en
virtud de la Gracia, merecida por Jesucristo, en el
seno de la Iglesia, el hombre responde como una
aceptación total, confiada, gozosa, en la que no
sólo se incluye el asentimiento de la inteligencia a
la revelación de Dios, sino también la adhesión
vital, el seguimiento de Cristo, el compartir su
causa y su suerte.
380 Hay que sintonizar la Gracia de Dios con la
libertad del hombre. Aunque Dios sale al encuentro
del hombre, no se llega al abrazo, si el hombre no
sale al encuentro de Dios. Se hace precisa la
humildad. Se hace precisa la oración,
fundamentada en el encuentro y trato y amistad con
Dios, con el Cristo amigo. En virtud de la
Comunión de los Santos, la oración de los
hermanos -lo que coloquialmente llamamos
"intendencia" o "palanca” puede despertar y avivar
nuestra vida de fe. La aventura cristiana es lo más
fascinante que se puede vivir: todos con todos;
todos para todos.
381 Objetivo de este Rollo es la convicción
jubilosa de la posibilidad dé la vida de Gracia, que
impregna toda la vida del creyente. "Ya comáis, ya
bebáis, o hagáis cualquier cosa, hacedlo todo para
gloria de Dios" (1 Cor 10,31).
382 Con este Rollo se concluyen las tres grandes
proclamaciones del día: la llamada a ser hombre
("Ideal"), la llamada a ser hombre cristiano
("Gracia"), y la llamada a ser hombre cristiano en
una comunidad ("Iglesia").
5. La fase de desarrollo de la vida cristiana.
383 PIEDAD. El mensaje del primer día del
Cursillo se concluye con el Rollo de PIEDAD. Con
él se pueden desvanecer posibles bloqueos y abrir
caminos, que sólo serán nuevos porque se verán
como posibles.
384 Objetivos propios de este Rollo son:
1) Deshacer erróneas concepciones sobre la
vida cristiana;
2) proclamar que la Gracia debe vivirse de un
modo consciente, creciente y compartido,
dentro de la vía de la normalidad;
3) fundamentar el "nuevo" sistema de vida,
sobre el mandamiento del amor;
4) procurar que el cursillista perciba que la
santidad es asequible a todos.
385 El cursillista se ve en el trance de ir tomando
una opción, y seguramente no llega a adivinar la
forma de lograr el cambio que debe operarse en su
vida: la descripción de las falsas posturas de la
piedad ayudará a clarificar ideas y a apuntalar
posturas. La piedad no puede ser
-ni un individualismo egoísta, para "salvarse
de algo";
-ni un formulismo rutinario para cubrir las
apariencias de una vida interior que no existe;
-ni un fariseísmo hipócrita de quien se sirve
de la religión para fines bastardos.
386 La auténtica vida de Piedad es la fe llevada
coherentemente a sus últimas consecuencias,
impulsada por el Amor que Jesús proclamó en su
mandamiento nuevo. "La fe sin obras es de suyo
muerta" (Sant 2, 17).
El asentimiento de la mente que acepta a Dios,
debe desparramarse sobre todos los
comportamientos del creyente: "Todo cuanto
hagáis, de palabra o de obra,
hacedlo en el nombre de Jesús" (Col 3, 17).
387 "Ante la mirada iluminada por la fe, dice Juan
Pablo II, se descubre un grandioso panorama:
hombres y mujeres que, precisamente en la vida y
actividades de cada jornada, son los obreros
incansables que trabajan en la Viña del Señor; son
los humildes y grandes artífices... del crecimiento
del Reino de Dios en la Historia^.
388 Este Rollo supone, de forma especial, el
testimonio personal de quien puede mostrar, con su
vida, que la proclamación que se ha hecho a lo
largo del día no es pura fantasía, sino algo
asequible a todos: "todo lo puedo en Aquél que me
conforta" (Flp 4, 13).
389 LA FIGURA DE CRISTO. La Meditación de
la mañana del segundo día nos presenta LA
FIGURA DE CRISTO. A estas alturas, el
cursillista está vislumbrando que aquel "ideal de
altura", de que se le habló en el primer Rollo, habrá
de centrarlo en el Dios que nos salva por Jesucristo,
aquél que vino a darnos la Vida en abundancia (Jn
10, 10), el Agua que sacia nuestra sed hasta la Vida
eterna (Jn 4, 13-14).
390 Es lógico que dejemos que se nos pregunte:
¿Quién dicen los hombres que soy Yo? ¿Quién
dices que es El para ti? Cristo es
-perfecto hombre, con todas las propiedades y
limitaciones de un hombre, menos en el
pecado;
-perfecto Dios, con todos los atributos y
prerrogativas de un Dios que se coloca al
servicio del hombre;
-el gran liberador, pues ha venido a
comprometerse con cada uno de nosotros. Por
ser hombre, sabe comprenderme; por ser
Dios, tiene poder para remediar mis males;
por ser liberador, El acompaña todos mis
pasos.
391 "El misterio del hombre sólo se esclarece en el
misterio del Verbo Encarnado". La única
orientación del espíritu, la única dirección del
entendimiento, de la voluntad, del corazón es para
nosotros ésta: Hacia Cristo, Redentor del hombre;
hacia Cristo, Redentor del mundo. Hacia El
queremos mirar nosotros, porque sólo en El, Hijo
de Dios, hay salvación, renovando la afirmación de
Pedro: -"Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras
de vida eterna (Jn 6, 68)
392 Objetivos de esta Meditación son:
1) que el cursillista perciba que Jesús es el
Dios a nuestro alcance de hombres;
2) que se despierte en él -o se profundice- el
deseo de conocer a Cristo y su mensaje;
3) que valore lo que nos ha aportado Cristo
con su vida, su muerte y su resurrección;
4) que quiera seguirlo como Maestro, como
Amigo: El sigue presente dinámicamente
entre nosotros.
393 FORMACIÓN. Es un Rollo que intenta
impulsar al cursillista a conocerse más
ampliamente, a conocer a Dios y al mundo
cambiante en que se mueve, pero no con un mero
conocimiento cerebral, sino con un conocimiento
dinámico, que abarque toda su vida: es un Rollo
que se encamina a la conversión.
394 Para esos logros, se utiliza una frase feliz de
Pablo VI en la I Ultreya Mundial en Roma: al
formarse, el cristiano reforma los criterios que
sustente, conforma su vida según el modelo de
Cristo, y transforma, actuando con plena
responsabilidad, las estructuras temporales en que
está inmerso.
395 Es todo el hombre el que debe formarse: "hasta
que Cristo se forme en él" (Gal 4,19). Por la
formación se logra el cambio -la conversión- de
todo el hombre.
El Rollo expone las distintas fuentes de formación,
desde la contemplación de la naturaleza a la
escucha de la Palabra de Dios, interpretada por el
Magisterio de la Iglesia. La formación nos hará
"firmes en lo esencial y humildemente felices en la
fe".
396 SACRAMENTOS. Sigue luego el Rollo de
Sacramentos. Sus objetivos son:
1) despertar al cursillista a la riqueza de la
vida sacramental;
2) descubrir los sacramentos como signos del
amor de Dios, como encuentros personales
con Cristo;
3) apreciar el valor específico de cada
Sacramento;
4) disponer al cristiano para una vivencia
completa de fe, hacia Dios y hacia los
hombres, que subyace en cada Sacramento
397 El Rollo describe los Sacramentos como signos
eficaces, que Jesús brinda a su Iglesia, y como
nutrición de la fe y de la vida, de forma que la
persona que recibe el Sacramento se vaya
transformando en sacramento, es decir, en signo e
instrumento de Dios para la edificación de la
Iglesia, el gran Sacramento de salvación. Así se
evita que el tema derive hacia un posible
aislamiento pietista, o caiga en el peligro de la
cosificación y del ritualismo.
398 El Rollo perdería gran parte de su eficacia, si
no se ofreciera una descripción de cada uno de los
Sacramentos. Por eso el Rollo no puede ser breve;
sin embargo, hay que prever la tentación de
detenernos en una catequesis más o menos dilatada,
en la que se diluya su carácter vivencial. Para
atender a esta necesidad catequética, el cursillista
contará durante el Cursillo con los contactos
personales con los dirigentes del mismo y, después
de él, con los distintos medios de formación, de que
se habrá hablado en el Rollo correspondiente.
399 ACCIÓN. El Rollo de ACCIÓN completa el
esquema básico del desarrollo de la fe. Un
desarrollo que se hiciera en círculo cerrado sería un
cierto género de egoísmo, arropado bajo la pantalla
de piedad. Si la acción es connatural al hombre, la
acción cristiana debe ser connatural al hombre
cristiano: es cuestión, por tanto, de ser o no ser; de
ser o no ser cristiano. Se quiere que éste no se
conforme con "hacer de cristiano", sino que su ser
cristiano lleve necesariamente a un "hacer
cristiano".
400 El objetivo de este Rollo es evitar que el
cursillista viva pasivamente su vida de fe; la fe le
cierra a todo pasivismo; es preciso que se abra a los
hombres, para hablarles, con el testimonio de la
palabra y el testimonio de toda su vida, de su
experiencia de Dios. Todo en él debe ser, en
cualquier momento y situación, transparencia de
Cristo. Todo su ser y su obrar tiene influencias
sobre su entorno.
401 El actuar cristiano es una dimensión
constitutiva del creyente, realizada en clave de
amor, dentro de las estructuras en que Dios lo ha
colocado: con sensatez, con audacia y con
esperanza; con valor, con tenacidad, con espíritu de
sacrificio. La acción cristiana derivada de la misma
naturaleza del ser cristiano; es la realización de las
exigencias del bautismo y de la confirmación. Sin
nuestra acción apostólica, en los designios de Dios,
Cristo no sería solución para el hombre; Él ha
querido contar con nosotros. De nosotros,
conjuntados a Cristo, puede depender la salvación
de muchos.
402 EL PECADO, OBSTÁCULO A LA VIDA
DE GRACIA. Contrastando con los tres primeros
Rollos del día, llega el de EL PECADO,
OBSTÁCULO A LA VIDA DE GRACIA: el
hombre puede bloquear los designios de Dios. Dios
le ha hecho libre, y el hombre puede estropear todo
su plan...
403 Se intenta -éstos son los objetivos del Rollo-:
1) concienciar al cursillista sobre la
existencia y trascendencia del pecado;
2) abrirle el alma a la luz del perdón;
3) profundizar en él la actitud necesaria para
una auténtica reconciliación, expresión de su
voluntad de conversión.
Estamos asistiendo a la pérdida del sentido de
pecado, provocada por la pérdida de los valores
religiosos y éticos; sin embargo, el pecado
-trunca el equilibrio interior del hombre;
-es actitud de oposición al Reino que Cristo
ha venido a implantar para la felicidad del
hombre;
-es frustración de la voluntad de un Dios que
quiere que todos los hombres se salven;
-es una herida producida en el Cuerpo
Místico de Cristo, predestinado a la santidad;
-es la destrucción de la fraternidad de los
hombres, que está en el mismo núcleo del
plan de Dios;
-por él "vivimos en un mundo roto, en
pedazos";
-por él se llega a crear una mentalidad, que
cristaliza en estructuras que se vuelven
opresoras, y se convierte en instrumentos de
nuevas desviaciones, gravemente lesivas para
muchos. En este sentido se puede hablar de
pecado social y pecado estructural.
404 Pero Dios es providente y previsor. Frente a
esta situación, El despierta en el hombre un
"inconfundible deseo" de "recomponer las
fracturas, de cicatrizar las
heridas"; el hombre siente "verdadera nostalgia de
reconciliación" que, si para unos es pura "utopía",
para otros es "objeto de una conquista". El hombre,
aun sin saberlo, tiende al retorno a un Dios que, "de
tal manera ha amado al mundo, que le dio a su
Hijo, para que todo el que crea en El no perezca,
sino que tenga la vida eterna" (Jn 3, 16).
405 Para superar los obstáculos a la vida de Gracia,
una sana ascética cristiana propone, entre otros
medios, la oración, la abnegación, la dirección
espiritual, el amor a la cruz...
406 DIRIGENTES. Es el último Rollo del
segundo día del Cursillo. Viene a ser un puente que
se tiende entre el Rollo de "Acción" y el de
"Animación cristiana de los ambientes". Se titula
DIRIGENTES, entendiendo por dirigentes no el
directivo que está en la cúpula del saber o del
poder, sino todo cristiano capaz de ejercer su
"acción cristiana", fermentando evangélicamente
los ambientes en que se mueve. Con ello queda
desvirtuada la objeción, natural en muchos
cursillistas, de que ellos no han nacido para
dirigentes.
407 Dirigente es todo cristiano que,
responsabilizado de los compromisos de su
bautismo, por sentirse incorporado a la Iglesia, se
corresponsabiliza de la misión de la misma, dentro
de su carácter secular. "En razón de la común
dignidad bautismal, el fiel laico es corresponsable...
de la misión de la Iglesia... La participación de los
fíeles tiene una modalidad propia de actuación y de
función que, según el Concilio, es propia y peculiar
de ellos. Tal modalidad se designa con la expresión
'índole secular... Los fieles laicos viven implicados
en todas y cada una de las ocupaciones y trabajos
del mundo y en las condiciones ordinarias de la
vida familiar y social, de la que su existencia se
encuentra como entretejida... El mundo se
convierte en el ámbito y el medio de la vocación
cristiana de los fieles laicos".
408 El dirigente es, por tanto, todo creyente que
intenta una coherencia entre su fe y su vida,
poniendo a contribución sus talentos, sus carismas
y sus circunstancias. Todo cursillista es un
dirigente en potencia, un cristiano responsable,
consecuente, comprometido.
409 Serán objetivos del Rollo:
1) Destacar que cada uno, haciendo uso de
sus cualidades, tiene un papel en el mundo;
2) proclamar que todos somos piezas
comprometidas en la progresiva
transformación de nuestro mundo;
3) exponer que, para esa tarea, se habrá de
cultivar una serie de valores naturales y
sobrenaturales, puestos a disposición de la
difusión del Reino.
410 Entre estos valores o virtudes, se procurará
desarrollar: el espíritu de iniciativa, la capacidad de
riesgo, la simpatía, la fidelidad a las exigencias del
ideal, la confianza en el hombre... Pablo VI, al
hablar del espíritu de la evangelización, enumera,
como valores propios del evangelizador, el sentirse
humildemente bajo el aliento del Espíritu, el ser
testigos auténticos, el ir a la búsqueda de la verdad
y la unidad, y el caminar animados por el amor, con
el fervor de los santos.
6. La fase de proyección hacia el hombre y
hacia el mundo
411 El último día del Cursillo está íntegramente
dedicado a proyectar al cursillista hacia su mañana.
La vivencia de lo fundamental cristiano, en el
contacto personal con el Señor y la amistad con los
hermanos, debe desbordarse sobre el mundo,
campo específico del laico, el hombre del siglo.
Desde la Meditación de la mañana hasta el último
momento de la Clausura, todo tiende a impulsar al
cursillista hacia lo que, después de los tres días del
Cursillo, va a ser llamado "cuarto día", su tarea
cotidiana, permanente: la inserción del cristianismo
en la vida. Todo el tercer día del Cursillo se ordena
a la realización de la finalidad última del
Movimiento: la evangélica fermentación de las
estructuras en las que cada uno se halla inserto.
412 La complejidad de la vida moderna plantea al
cristiano problemas, muchas veces arduos y
conflictivos, si quiere vivir en el mundo como
persona de fe. En un solo día, no se pueden hacer
desfilar todas las posibles panorámicas que se van
abriendo a cualquiera en lo concreto de cada día, ni
se puede presentar un elenco de fórmulas mágicas,
que siempre resultarían vagas y abstractas, y que el
cursillista irá hallando en su caminar, apuntalado
por una comunidad viva. Pero es posible orientarle,
para que viva su cristianismo ofreciéndole
motivaciones, descubriéndole horizontes,
potenciando su debilidad y abriéndole a la grandeza
de una vida apostólica.
413 MENSAJE DE CRISTO AL
CURSILLISTA. La Meditación con que se inicia
el día, apunta a iluminar y vincular los distintos
Rollos de la jornada. Se basa en algunos versículos
del Sermón de Jesús en la Cena pascual, tomados
del Evangelio de san Juan: "No me habéis elegido
vosotros a Mí, sino que Yo os elegí a vosotros, y os
he destinado a que vayáis, y deis fruto, y vuestro
fruto permanezca" (Jn 15, 16). "Yo soy la vid;
vosotros los sarmientos. El que permanece en Mí y
Yo en él, ése da mucho fruto, porque sin Mí, nada
podéis hacer" (Jn 15,5).
414 La Meditación se enfoca aparentemente sobre
el aspecto espiritual de quien va a lanzarse a la gran
aventura; pero en realidad, no sólo intenta dar al
cursillista el clima y la clave en que deben
desenvolverse, sino que, además, le impulsa a
lanzarse al mundo de las realidades que configuran
su vida, para fortalecer -y fructificar-donde el
Señor, según el viejo adagio del MCC, ha
"plantado a cada uno". Todos los Rollos del día son
consecuencia de esta Meditación: en el mundo es la
tarea del cursillista. Y es con Cristo con quien se
dedicará a las realidades temporales
("Fermentación cristiana de los ambientes"); con
los medios que le propone una sana ascética ("Vida
Cristiana"); en el seno de una comunidad que lo
vitaliza, lo impulsa y lo acompaña ("Comunidad
cristiana" y "Grupo y Ultreya").
415 Objetivos de esta Meditación son:
1) concienciar al cursillista sobre la necesidad
de ir al mundo para dar fruto;
2) urgirle a que se pregunte dónde y cómo
tiene que darlo;
3) proporcionarle los medios para una vida
cristiana y evangelizadora; y
4) animarle a que se deje apuntalar y
acompañar por una comunidad eclesial viva.
416 ESTUDIO Y ANIMACIÓN CRISTIANA
DE LOS AMBIENTES. Hay que concretar el
dónde y el cómo de la presencia del cristiano en el
mundo. A ello tiende el primer Rollo de este día:
FERMENTACIÓN CRISTIANA DE LOS
AMBIENTES. Es el desarrollo práctico,
concretizado, del Rollo de Dirigentes, ¿Cuáles van
a ser los campos de la actuación cristiana del
cursillista en el mundo? ¿De qué formas va a
valerse para un proyecto de mañana? No se
pretende ofrecer un manual de acción cristiana ni
abrir el abanico de múltiples posibles metodologías
o recetas. La proyección sobre el mundo será
siempre labor de artesanía, que exigirá creatividad,
iniciativa personal, imaginación. Hay que ayudar al
cursillista para que encuentre caminos y se esfuerce
por fermentar, una vez convertido, como en la
parábola evangélica (Cf. Mt 13, 33).
417 Dijo el Concilio: "Los fíeles laicos son
llamados por Dios para contribuir desde dentro a
modo de fermento a la santificación del mundo,
mediante el ejercicio de sus propias tareas, guiados
por el espíritu evangélico: "Dios les manifiesta su
designio en su situación intramundana, y les
comunica la particular vocación de buscar el Reino
de Dios, tratando las realidades temporales y
ordenándolas según Dios".
418 La presencia del cristiano se concretará en sus
propios ambientes, entendiendo por tales el
conjunto de personas, ideas, valores y
circunstancias que concurren en un determinado
lugar y tiempo, y que influyen en el modo de ser,
de pensar y de actuar de todos. Todo ambiente
influye en los comportamientos de uno, y cada uno
puede influir sobre el de los demás. De ahí la
necesidad de discernir los ambientes en que
estamos insertos, a sabiendas de que sólo se influye
sobre ellos a través de cada persona incrustada en
ellos. El Rollo habrá de descender a los ambientes
concretos de la familia, del trabajo y de la amistad;
habrá de contemplar los problemas concretos de la
droga, el alcoholismo, la marginación o el
desempleo; habrá de hacer referencia al menos a
los fenómenos sociológicos que nos circundan:
procesos económico-sociales, corrientes
ideológicas, programas políticos, sociedad de
consumo, secularismo, pluralismo a todos los
niveles, erotismo, divorcios, intolerables
desigualdades sociales y económicas, el dilatado
cerco del hambre y la miseria...
419 Entre los logros que persigue, la Exhortación
sobre los fieles laicos consagra largos epígrafes a
-vivir el Evangelio sirviendo a la persona y a
la sociedad;
-promover la dignidad de la persona;
-venerar el inviolable derecho a la vida;
-sentirnos libres para invocar el nombre del
Señor;
-hacer que la caridad sea alma y apoyo de la
solidaridad;
-sabernos agentes en el centro de la vida
económico-social y política;
-evangelizar la cultura y las culturas del
hombre.
420 Pero no podemos perder altura, limitándonos a
descripciones sociológicas; hay que seguir
manteniendo un estilo interpelativo,
comprometedor, Kerygmático, valiéndonos de la
parábola evangélica del "fermento" (Mt 13,33),
que, aun siendo pequeño -y porque es pequeño-, se
hace poderoso por la virtud de Jesús, siempre que
se haga presente en la masa, para fermentarlo
todo...
421 Objetivos de este Rollo, que es trascendental
en la finalidad del Movimiento, son:
1) orientar al cursillista a definir sus
ambientes -la familia, el trabajo, las
amistades, el ocio-, distinguiendo sus
diversos rasgos e interrelaciones;
2) ayudarle a estar encarnado en cada uno de
ellos; y
3) impulsarle a actuar directamente,
entusiásticamente sobre las personas, para la
cristiana transformación de los ambientes de
cada uno, siguiendo esta táctica: conquistar el
corazón, luego la inteligencia y, después la
voluntad. Y todo ello acompañado de su
oración y sacrificio, infundiendo confianza en
que todo lo podemos en Aquél que nos
conforta (Cf. Flp 4, 13).
422 VIDA CRISTIANA. Sin ella queda invalidada
la evangélica fermentación de los ambientes. No
hay evangelización si los evangelizadores no han
sido previamente evangelizados. Cristo es la
verdadera vid, que comunica vida y fecundidad a
los sarmientos. "Los santos y las santas han sido
siempre fuente y origen de renovación en las
circunstancias más difíciles de toda la historia de la
Iglesia. Hoy tenemos una gran necesidad de santos,
que hemos de implorar asiduamente a Dios‟.
423 Objetivos de este Rollo son:
1) incidir en la necesidad de una conversión
consciente, creciente y compartida, enfocada
hacia la animación cristiana de los ambientes;
2) presentar algunos medios que apuntalen lo
que, de otra forma, pudiera ser una aventura
efímera: la Eucaristía será el viático del
cursillista.
3) proclamar la grandeza y la fecundidad de
una vida vivida para la construcción de la
"civilización del amor".
424 La vida cristiana "suscita y exige”.
-el seguimiento y la imitación de Jesucristo,
-la recepción de sus Bienaventuranzas,
-la escucha de la Palabra de Dios,
-la participación en la vida litúrgica y
sacramental de la Iglesia,
-la oración individual, familiar y comunitaria,
-el hambre y sed de justicia,
-el llevar a la práctica el Mandamiento del
amor, en todas las circunstancias de la vida y
al servicio de los hermanos, especialmente de
los más pequeños, de los pobres y de los que
sufren".
425 Este es, en definitiva, "el nuevo sistema de
vida" del que frecuentemente habla Juan Pablo II:
la civilización de "los hombres nuevos". El Rollo
puede concluir con una vibrante reflexión sobre las
Bienaventuranzas, en las que se sintetiza toda vida
cristiana.
426 COMUNIDAD CRISTIANA. Con este Rollo
se intenta que el Cursillista tome conciencia de:
1) que la fe y la vida cristiana son realidades
que se celebran, se profundizan y se
testimonian en una comunidad;
2) que es necesario incorporarse a una
comunidad, con lo que ésta le ofrece y lo que
él debe aportar a ella;
3) que en la comunidad hallará el campo
propicio para promocionar su vida cristiana y
proyectarse para ser fermento evangélico en
el mundo;
4) que la parroquia es como la "fuente de la
aldea" propia de cada uno, la Iglesia que
"vive entre las casas de sus hijos y de sus
hijas", llamadas a educar... en la recepción de
la Palabra, en el diálogo personal con Dios,
en la vida de caridad fraterna, haciendo
palpar, de modo más directo y concreto, el
sentido de la comunión eclesial y de la
responsabilidad misionera.
427 En la reunión del CELAM en Medellín
(Colombia) se definió la Comunidad como un
"núcleo de personas comprometidas y reunidas en
Cristo, que actúan, como fermento, en la masa del
mundo con el cual se está en contacto. Para
fermentar evangélicamente los ambientes,
necesitamos un núcleo de personas que, viviendo
una vida cristiana, estén comprometidas y
conjuntadas.
428 Somos comunidad por el hecho de ser
cristianos, de ser Iglesia. En su vida interna, la
comunidad eclesial se caracteriza por la realización
de aquellas cuatro "perseverancias" de la primitiva
Iglesia, descritas en los "Hechos de los Apóstoles"
(2, 44-47); en su vida externa, se distingue por su
doble compromiso: de evangelización intraeclesial,
y de fermentación cristiana del mundo. Son
precisos pequeños núcleos de comunicación, de
impulso, de potenciación, de acompañamiento -es
decir, la comunidad-, si no queremos desfallecer en
el camino. La comunidad viene a ser el punto de
enlace entre los tres días del Cursillo y el "cuarto
día" del Poscursillo, para abrirnos a una gozosa y
progresiva conversión. Existe un riesgo: sentirse
solo. Y un seguro: huir de la soledad, para
incorporarnos a una comunidad, donde todos nos
conocemos, nos queremos y nos apuntalamos.
Todo se puede esperar de quien viva y construya el
sentido de comunidad. Allí
-se comparte la vida de piedad y el amor
fraterno; -se va creciendo y madurando en la
fe, la esperanza y el'' amor;
-se vive con mayor ilusión y alegría nuestra
vida cristiana;
-se superan las dificultades en nuestra acción
fermentadora, al detectar que los otros
también las saltan y nos apuntalan.
429 La Iglesia, ha escrito Juan Pablo II, tiene que
dar hoy un gran paso adelante en su
evangelización: debe entrar en una nueva etapa
histórica de su dinamismo misionero. En un mundo
que, con la desaparición de las distancias, se hace
cada vez más pequeño, las comunidades eclesiales
deben relacionarse entre sí, intercambiarse energías
y medios, comprometerse a una en la única y
común misión de anunciar y vivir el Evangelio".
430 GRUPO Y ULTREYA. El Movimiento de
Cursillos ofrece dos medios para vivir y acrecentar
el sentido comunitario del cursillista: EL GRUPO
Y LA ULTREYA. Este es el título del último rollo
del Cursillo. Entre otras posibles comunidades, el
Grupo y la Ultreya tienen la virtud de proseguir la
transmisión del mensaje dentro de un mismo estilo
y hasta con las mismas expresiones que vivió el
cursillista en el momento de su encuentro con el
Señor.
431 El objetivo del Rollo es dar a conocer estas dos
fórmulas comunitarias, de modo que, aquellos que
no dispongan, al terminar él Cursillo, de otra
comunidad que les comprometa cristianamente,
sepan que Cursillos no les deja solos; al contrario,
les abre de par en par el espacio de sus Grupos y de
sus Ultreyas.
432 EL GRUPO se funda sobre la fuerza
asociativa de la amistad. Y la amistad, dijo Pablo
VI cuando dio a nuestros Grupos "carta de
ciudadanía", se funda en afinidades espirituales que
-proporcionan gusto y fervor,
-excitan la imaginación, y
-facilitan los esfuerzos del apostolado que, tal
vez por sí mismo, ninguno se atrevería a
realizar.
433 El Concilio ya había afirmado que los laicos,
"ayudándose unos a otros espiritualmente por la
amistad y la comunicación de experiencias, se
preparan para superar los inconvenientes de una
vida y un trabajo demasiado aislados, y para
producir frutos mayores en el apostolado".
434 El Grupo exige la reunión de núcleos
reducidos, voluntarios, periódicos y estables.
435 Estas reuniones deben hacerse.
-con regularidad semanal, pues la amistad
que no se cultiva, se evapora;
-con sigilo, pues la intimidad de la amistad
exige discreción;
-con seriedad, ya que en el grupo se comparte
vida y proyectos de vida;
-con sinceridad, sin la cual no se concibe la
amistad.
436 No hay fórmulas rígidas para el desarrollo de
las reuniones de Grupo, siempre que en ellas se
comparta
-la unión vital de sus miembros con Cristo,
-el propósito de una progresiva formación, y el compromiso concreto de ir impregnando
de Evangelio los ambientes concretos de cada
uno de los integrantes del Grupo.
437 Dado el reducido número de sus miembros,
exigido por la amistad, no puede afirmarse que el
Grupo constituya una comunidad eclesial en el más
estricto sentido de la palabra; pero puede y debe ser
semilla y fermento de comunidad.
438 LA ULTREYA es una comunidad eclesial,
que se reúne para compartir la vivencia y la
convivencia de lo fundamental cristiano, y
potenciar el compromiso de ir fermentando
cristianamente los ambientes.
439 Cuando se deja de intentar cualquiera de estas
dos finalidades, o se pretenden otras distintas, lo
natural es que la Ultreya desfallezca, por vaciarse
de contenido.
440 La Ultreya es el medio de universalizar la
visión de los Grupos, abriéndose a los afanes de la
Iglesia.
441 No hay ningún método esencial a la Ultreya,
aunque ésta siempre ha de tener carácter formativo
y vivencial a la vez. Conviene que sea semanal.
442 La eficacia de la Ultreya se logra plenamente
cuando, cumpliendo los requisitos de toda
comunidad eclesial,
-ofrece pistas de lanzamiento para que, a la
vista de otras experiencias vitales, nunca se
estanque la propia vida cristiana, e
-impelidos todos por las inquietudes
evangelizadoras de los demás, se sientan
comprometidos a dar un paso adelante en la
animación cristiana de los ambientes en que
cada uno se mueve.
7. EL POSCURSILLO [443-526]
1. INTRODUCCIÓN
443. Todos en la Iglesia, por ser sus miembros,
reciben y comparten la vocación común a la
santidad. La dignidad en cuanto cristianos, fuente
de igualdad para todos los miembros de la Iglesia,
garantiza y promueve el espíritu de comunión y
fraternidad y, al mismo tiempo, se convierte en la
fuerza dinámica escondida en la misión de los
fieles laicos.
444. "La comunión y la misión están
profundamente unidas entre sí, se compenetran y se
implican mutuamente, hasta tal punto que la
comunión representa a la vez la fuente y el fruto de
la misión: la comunión es misionera y la misión es
para la comunión". De ahí que la misión de la
Iglesia se concrete y se manifieste en la
evangelización.
445. El MCC ofrece a los laicos, a través de las
formas y el proceso dinámico del Poscursillo, los
medios para que cumplan lo que se les exige como
miembros de la Iglesia:
La vocación a la santidad,
La participación en comunidad,
La evangelización.
446. El método del MCC para el Poscursillo está
destinado a ayudar a los laicos a cumplir esas
exigencias, en la medida en que ellos se esfuercen
en alcanzar la finalidad última del Movimiento:
"crear núcleos de cristianos que vayan fermentando
de Evangelio los ambientes".
2. DEFINICIÓN
447. El Poscursillo es el medio comunitario
destinado a incrementar e impulsar la conversión y
vivencia cristiana iniciada en el Cursillo, para hacer
que las inquietudes individuales y de los grupos
que de él se originan, lleguen a fermentar de
Evangelio la comunidad eclesial y humana, y las
estructuras temporales. Lo que se espera del
Poscursillo es lo que se espera de cualquier laico en
la Iglesia: que construya la Iglesia en el mundo.
448. Después del Cursillo es importante que el
cursillista se incorpore a una comunidad eclesial
donde se desarrolle como fermento. Puesto que
esas comunidades no pueden estar limitadas a las
del Movimiento, ya que el Poscursillo es para la
Iglesia, es de esperar que el Poscursillo ofrezca al
cursillista los mejores medios para tal desarrollo. El
fruto de tal incorporación está en conseguir un laico
cristiano, que, a la vez, sea miembro vivo dentro de
la Iglesia y dentro del mundo.
449 El hecho de que en el desarrollo del MCC, los
elementos que hoy conocemos como Poscursillo
fueron anteriores al Precursillo y al Cursillo, nos da
la razón para fijarnos en la experiencia de los
iniciadores, en este punto. Su experiencia, y la de
aquellos que han ensayado el método, ha
demostrado que, cuando los tres tiempos trabajan
unidos, son efectivos y válidos para alcanzar la
finalidad del Movimiento.
450. Los elementos del Poscursillo tienen dos
aspectos: el individual y el comunitario. En el caso
del individuo, la meta básica no es sólo tratar de
saber más o hacer más, sino de ser más, de manera
que toda la persona sea renovada interior y
progresivamente cada día en la línea de sus propios
carismas y de las oportunidades apostólicas que la
rodean diariamente.
451. Los medios comunitarios del Poscursillo
garantizan que nadie viva o crezca aisladamente,
sino en un clima de amistad. La comunidad
cristiana se realiza a través de compromisos
concretos hechos y de amor generosamente
compartido entre todos y con el mundo.
3. EL POSCURSILLO, UN PROCESO
DINÁMICO
452. Todo lo que se hace en función de la finalidad
del MCC, dentro de su método, tiene como objetivo
final el Poscursillo. La finalidad del Cursillo es
llevar a las personas del Precursillo al Poscursillo.
Como muchas otras cosas en la vida, esto involucra
un proceso. Al tratar de esta fase, procuraremos
descubrir el espíritu, lo que se pretende, sin querer
presentar panaceas, porque el Espíritu sopla donde
quiere (Jn 3, 8) y no podemos esclavizarlo a unas
fórmulas concretas. Siendo el Poscursillo, por su
naturaleza y necesariamente, un proceso, debe estar
lleno de dinamismo y fluidez. El Poscursillo está
destinado a continuar la conversión y la vivencia de
lo fundamental cristiano, cuyo proceso se inició en
el Cursillo. Dentro de las estructuras del
Poscursillo, la inquietud de los individuos y de los
grupos, iniciada en el Cursillo, es constantemente
estimulada, a fin de que, tanto la Iglesia como la
comunidad en la que los individuos y sus grupos
están inmersos, sean continuamente fermentadas
con el espíritu evangélico.
453. Si la finalidad del MCC es: buscar
evangelizadores potenciales, en los tres aspectos de
la finalidad, conducirlos a la conversión y
animarlos en su tarea de evangelizar el mundo, la
tarea más difícil será siempre esta última. El MCC,
desde sus inicios, ha asumido la responsabilidad de
proveer a los que hacen un Cursillo, de una
comunidad, en la cual sean comprendidos,
ayudados y estimulados a crecer y compartir juntos
su vida cristiana. Los medios que el MCC ofrece, la
Reunión de Grupo y la Ultreya, no son fines en sí
mismos, sino un servicio a los individuos y a los
grupos para ayudarles a perseverar en sus esfuerzos
y en sus actitudes apostólicas. Estas estructuras no
fueron creadas para reemplazar estructuras
eclesiales, ni tampoco pretenden agotar los medios
de perseverancia comunitaria. Más bien deben
verse como supletorias y complementarias de la
comunidad eclesial.
4. LA FINALIDAD DEL POSCURSILLO.
454. La misión de la Iglesia incumbe a todos los
que formamos la Iglesia, "La vocación de los fíeles
laicos a la santidad implica que la vida según el
Espíritu se exprese particularmente en su inserción
en las realidades temporales y en su participación
en las actividades terrenas... La santidad es un
presupuesto fundamental y una condición
insustituible para realizar la misión salvífica de la
Iglesia, la santidad de la Iglesia es el secreto
manantial y la medida infalible de su laboriosidad
apostólica y de su ímpetu misionero".
455. Por necesidad, el Poscursillo no debe
representar algo extra para los cursillistas, que les
imponga algo más de lo que la Iglesia pide. Más
bien es una herramienta o un medio eficaz para que
cada uno realice lo que le exige su condición de
bautizado y de miembro de la Iglesia, un medio
para conseguir lo que se espera de él.
456. El Poscursillo ofrece a cada uno la
oportunidad de profundizar en las relaciones
descubiertas, iniciadas o profundizadas en el
Cursillo, que se conocen como "los cuatro
encuentros": consigo mismo, con Dios, con los
hermanos y con el mundo.
Los compromisos que cada uno hace en el MCC
tienden a intensificar los cuatro encuentros. La
Iglesia llama en nombre del Señor a cada uno de
sus miembros a la santidad y a su misión de
evangelizar el mundo. "Todos los fieles, de
cualquier estado o condición, están llamados a la
plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la
caridad".
457. En el momento en que todos vivan como uno,
todos compartirán la misión común de la Iglesia.
Aun cuando hay muchas y variadas formas de
trabajos apostólicos y diferentes aspectos de la
misión hacia adentro y hacia afuera, la tarea
fundamental de esa misión es la evangelización. Es
necesario que nuestro celo evangelizador brote de
una verdadera santidad de vida.
458. Estar en actitud de conversión constante, vivir
en comunidad, evangelizar, cambiar nuestra
manera de ser para mejorar, son compromisos
exigidos por el bautismo. Si estos compromisos son
vividos gozosamente por toda la Iglesia, nos
conducirán a esa nueva evangelización que la
Iglesia está pidiendo: combatir en los individuos la
indiferencia hacia Dios, la separación entre religión
y vida, y la falta de participación de muchos en la
vida vitalizadora de la Iglesia; y evangelizar a todos
los pueblos, en cuyas culturas hacen falta
comunidades eclesiales,
459. El MCC ofrece en el Poscursillo los medios
más apropiados para cumplir esta finalidad. La
meta del Movimiento es evangelizar, impregnando
los ambientes con el Evangelio.
460. Esta comprensión de la naturaleza ambiental
del Poscursillo se basa en el hecho de que la
conversión es un proceso progresivo que no
termina, y que la transformación de ambientes se
consigue sólo en el mismo grado en que se
transforman los hombres que los forman. Un buen
programa de Poscursillo ayuda a todos a descubrir,
a aceptar y a ocupar responsablemente su puesto en
la Iglesia (la comunidad eclesial) y en el mundo
(sus ambientes).
461. La finalidad básica del Poscursillo es renovar,
acelerar y perfeccionar la conversión de cada
individuo que ha vivido la experiencia de un
Cursillo. Esto se intenta a través de un proceso
continuo y progresivo. Su finalidad es la progresiva
transformación de los ambientes de los cuales estas
personas son responsables, especialmente sus
familias, vecinos, lugares de trabajo, asociaciones y
otras situaciones seculares. Como quiera que éstas
se transforman desde dentro, no se trata de buscar
nuevos ambientes o apostolados a las personas que
salen del Cursillo, sino de orientarlas hacia una
actitud y una mentalidad apostólicas,
proporcionándoles los medios para evangelizar el
lugar donde viven la mayor parte de sus vidas -sus
propios ambientes-, a través de grupos ambientales.
462. La finalidad del Poscursillo no es convertir el
MCC en una asociación de los que han vivido un
Cursillo. Tampoco es su función la de proveer
trabajadores para toda clase de proyectos eclesiales
humanos, independientemente de lo buenos que
sean esos proyectos. El objetivo es que cada
persona encuentre su propio y único puesto en la
Iglesia y en el mundo, y que el Poscursillo le
proporcione los medios para vivir allí su vida
cristiana.
5. LA ESTRATEGIA DEL POSCURSILLO.
463. "El compartir lo fundamental cristiano y la
vida en comunidad no convierten al MCC en una
asociación. El cristiano comprometido no necesita
ataduras legales para cumplir su vocación a la
santidad, para compartir en amistad cristiana y para
evangelizar en el Poscursillo. Lo importante del
Poscursillo es facilitar un clima y una forma, de
manera que cada uno pueda llenar su capacidad de
ser santo y apóstol, de acuerdo con sus propios
carismas. Por esta razón debe dedicarse a llevar a
cabo sus propios compromisos temporales, como
una respuesta a estar donde Dios quiere que esté".
6. LA ESTRUCTURA DEL POSCURSILLO.
464 Los medios o la estructura del Poscursillo están
pensados para lograr la finalidad expresada arriba.
Esto está de acuerdo con la definición dada
previamente sobre la finalidad del Poscursillo. Así
como existe la necesidad de conocer el porqué del
Poscursillo, existe también la necesidad
correspondiente de estudiar el cómo conseguirlo, a
través de sus estructuras.
465. Hay dos medios básicos para crecer y
perseverar en la vida cristiana dentro del
Poscursillo: la Reunión de grupo para los
individuos, y la Ultreya para la comunidad. Aunque
ambas son estructuras comunitarias, una se
encamina principalmente al bien del individuo, y la
otra, al bien de la comunidad. Ambas son básicas
en términos del método. Ambas son importantes
para la realización del enfoque de toda nuestra vida
a la luz del Evangelio y para la oportunidad de
compartir esa vida con otros apóstoles. Un cristiano
aislado es un cristiano paralizado. Así bien lo será
un Grupo, si no está unido a otros grupos.
7. LA REUNIÓN DE GRUPO
Definición:
466. De cara a los dos elementos que constituyen la
realidad total de una Reunión de Grupo, la
definimos como: Un grupo de personas que son
amigas y son cristianas, o quieren serlo, y se reúnen
(reunión) para ser más amigas y más cristianas.
De cara a la finalidad del Movimiento, la Reunión
de Grupo es la amistad llevada al terreno de lo
sobrenatural y convertida en ocasión y canal
permanente de gracias : actuales, que crea una
circunstancia (santificante) que va posibilitando la
vivencia auténtica, continua y progresiva de lo
fundamental cristiano, lo cual tiene como
consecuencia la fermentación dinámica y creciente
de los ambientes.
Esencia y Finalidad
467. Los grupos son una necesidad humana. Las
personas, como entes sociales, han formado
siempre grupos para lograr su perfección mutua:
familia, sociedades, etc. Los grupos son también
una necesidad cristiana. La Iglesia es comunitaria
en su esencia y en ella nadie puede vivir
desvinculado de los demás. Su origen no está en
una obra humana, sino en la misma concepción
cristiana de Dios como Trinidad y de la Comunión
de los Santos.
468 El Grupo de cristiandad quiere ser un reflejo de
la Iglesia (sacramento, signo e instrumento de
Cristo), realizándose en una escala visible y
audible. En el fondo no es más que un
procedimiento práctico para unirnos (no sólo
reunimos) con los hermanos en la caridad de
Cristo, aprovechando la circunstancia de una
amistad humana, para que la caridad universal se
convierta en visible, palpable y dinámica. Es el
modo de ser de la Iglesia; no es más que la esencia
del cristianismo, realizándose a la escala de
nuestras posibilidades.
469. En el Cursillo descubrimos que es posible
vivir cristianamente en el mundo hasta el más alto
grado, por medio de los pequeños grupos de
amigos con quienes podemos compartir la vida que
individualmente vivimos como cristianos. El deber
básico, después del Cursillo, debe ser el de
encontrar ese grupo de amigos. Por supuesto
podemos definir lo que queremos decir con el
término Reunión de Grupo.
470. Es posible que la reunión cree la amistad.
Indudablemente, el proceso de la reunión en el
Poscursillo es el factor a través del cual la amistad
se descubre, se alcanza, se realiza, se profundiza y
se sostiene en el Grupo. Como lo apunta
"Vertebración de Ideas", toda la vida es un vivir
juntos, y, si no se vive juntos, no es. Vida. La
forma más profunda de vivir juntos es la amistad;
cuando esa amistad se eleva a un plano santificador
por medio de la Gracia, tenemos el mejor camino
posible para lograr la comunidad cristiana.
471. Todo el que vive el Cursillo, normalmente
experimenta una conversión dentro de la
comunidad de fe que es un Cursillo. Esta
experiencia comunitaria de la fe es o debería ser un
modelo para realizar en el Poscursillo, tanto
individual como comunitariamente. El MCC debe
promover sus medios propios como los adecuados
para los cursillistas.
472. "La Reunión de Grupo promueve la vivencia
ck-la vida cristiana en amistad con los demás. Esto
supone la planificación y la realización de los
compromisos apostólicos”. Esto incluye los planes
para la realización de sus obligaciones apostólicas.
La Reunión de Grupo es vital'" para este proceso de
crecimiento. Es un grupo de personas
comprometidas unas con otras para su
transformación en Cristo. La reunión en sí es algo
que pasa, es un suceso temporal. El MCC está
interesado en crear o formar grupos de amistad a
través del proceso de la reunión, a fin de perpetuar
(hacer perenne) el Cursillo, esto es, la vivencia y
convivencia de lo fundamental cristiano.
8. LOS ELEMENTOS DE LA REUNIÓN DE
GRUPO.
473. Hay dos elementos distintos en la llamada
Reunión de Grupo: por una parte, el Grupo, que es
la comunidad de personas que lo constituyen por
mutuo acuerdo; es algo concreto, que trasciende el
acto formal de reunirse. Por otra parte,
474. La reunión, que es el momento o acto por
medio cual el Grupo se reúne, para profundizar su
amistad; es un acto transitorio, temporal. estos
elementos están entrelazados, ya que uno no puede
existir sin el otro. No se puede formar y mantener
un grupo, a menos que se reúna periódicamente; y
no puede haber reunión, a menos que se realice por
un Grupo con propósito de alcanzar la finalidad
dada en la definición Poscursillo.
475. La reunión es lo que hace posible que el
Grupo:
1) se forme como Grupo;
2) continúe siendo Grupo;
3) se forme y persevere como germen o
semilla de comunidades cristianas, llenas de
celo apostólico.
La combinación de los dos elementos en la realidad
de la Reunión de Grupo, hace que, cuando se vive,
el grupo se convierta en germen o semilla de una
comunidad cristiana
9 COMO SE CONSIGUE EL OBJETIVO
476. La reunión hace posible la vivencia auténtica,
continúa y progresiva de lo fundamental cristiano
en los miembros del Grupo:
-Compartiendo;
-revisando;
-fomentando la vivencia de lo fundamental
cristiano en sus vidas;
-con la ayuda mutua para vivirlo.
477. La Reunión de Grupo ayuda a que la vivencia
de lo fundamental cristiano sea:
1) AUTENTICA: el amor y la ayuda mutua
hacen nuestro cristianismo más auténtico:
"Ayudaos mutuamente a llevar vuestras
cargas, y así daréis pleno cumplimiento a la
ley de Dios"(Gal 6, 2), nos dice san Pablo.
"En la Reunión de Grupo debe encontrar el
cursillista la vivencia de lo fundamental
cristiano, a la que ha sido llamado".
478. 2) CONTINUA: la ayuda mutua y la
revisión de vida de cara a lo fundamental
cristiano la hacen CONTINUA. La revisión
de vida, no como una técnica que lleva ese
nombre, sino como un descubrir y compartir
actitudes, más que hechos, procurándonos
altos en el camino para su reorientación, la
ayuda mutua, alentándonos y tendiéndonos la
mano mutuamente. "¡Ay de aquél que, si cae,
no tiene quien lo levante!" (Ecl 4, 10). Pero
"un amigo ayudado por otro amigo es
invencible, como ciudad amurallada" (Prov
18, 19).
479. 3) PROGRESIVA: la planificación de
la vida y el enriquecimiento que da el
compartir la hacen PROGRESIVA. Esto es
válido en todos los aspectos de la vida; y en
la vida cristiana no es excepción. La revisión,
la planificación y el compartir nos hacen
mejores hombres, mejores comerciantes,
mejores operarios, mejores industriales, y
mejores cristianos. Mejores en todo.
480. 4) COMPARTIDA: compartir no
significa simplemente contarse las cosas.
Compartir es participar, tomar parte con,
hacer partícipe de, departir y hasta repartir.
Compartir lo que se es, lo que se hace y lo
que se hará; y podemos agregar "lo que se
tiene", porque, donde se da una auténtica
comunidad humana y cristiana, suele darse
también una progresiva comunión y
participación en lo espiritual y en lo material.
Notas características de la Reunión de Grupo:
481. 1) SERIEDAD. La seriedad no significa
severidad ni rigidez. Significa sencillamente
que asumimos una actitud seria hacia el valor
y la utilidad de lo que se realiza en la
Reunión de Grupo, con el gozo espontáneo
que debe caracterizar siempre nuestra
personalidad cristiana.
482. 2) SINCERIDAD. Sin sinceridad no
hay confianza. Su defecto impide la
cordialidad y el desarrollo de la amistad. Esto
conduce a la artificialidad y a la hipocresía y,
eventualmente, a la disolución del Grupo.
Los frutos de la sinceridad que deben
prevalecer son: la confianza, la honestidad y
el respeto mutuo.
483. 3) DISCRECIÓN. El clima de la
Reunión de Grupo debe ser siempre un clima
de intimidad y confianza y, por tanto, de
reserva. La reunión debe realizarse en las
circunstancias propias de la cordialidad, del
espíritu de caridad y del entusiasmo
apostólico.
484. 4) REGULARIDAD. La constancia y la
perseverancia en la asistencia a la reunión
periódica -normalmente semanal- siempre
han demostrado que son un factor de
permanencia; la regularidad es una condición
irreemplazable para mantener el Grupo y su
ambiente de amistad y de espiritualidad.
485. La Reunión de Grupo no es una acto más, sino
una forma de vida; no es otra obligación que se
asume, sino una ayuda para la perseverancia; no es
simplemente un método, sino una realización
tangible del dogma de la Comunión de los Santos.
Sería muy difícil encontrar razones que justificasen
su omisión, sobre todo, cuando se entiende que la
función más importante de la Reunión de Grupo es
dar forma espiritual a todo en la vida; y que, por
tanto, deberá ser la mayor ocupación y gozo.
10. PROCEDIMIENTO.
486. Podemos afirmar, pues, que la Reunión de
Grupo es el instrumento que el MCC ofrece para
iniciar y reafirmar la vida comunitaria cristiana, y,
así, asegurar la Conversión progresiva y la
fermentación evangélica de los ambientes.
El procedimiento para lograrlo es:
-por la reunión, al trato;
-por el grato, a la amistad;
-por la amistad, al Grupo;
-por la santidad del Grupo y de cada uno de
sus miembros, a la fermentación cristiana de
los ambientes.
487 En el Grupo de cristiandad las relaciones son
de persona a persona como tales, en razón de sí
mismas, no en razón de una función que
desempeñen. El Grupo comparte unos valores, y
los comparte de idéntica manera desde la
perspectiva de una conversión. Estos valores hacen
que los miembros del Grupo se sientan
identificados y unidos por la fe, formando un todo;
eso sí: respetuosos y conscientes de la
individualidad de cada uno.
488 Si la amistad nos une a unos pocos, los valores
cristianos nos abren a todos los demás. El Grupo es
así íntimo y abierto, personal y eclesial, receptor y
trasmisor de vida cristiana. Solamente en el
compartir por la vía de la amistad se da plenamente
la relación interpersonal primaria, en razón de las
personas como tales. Por la vía de la amistad se
puede compartir todo: lo que se es, lo que se hace y
lo que se tiene.
499 En este compartir no somos subordinados ni
compañeros, sino protagonistas todos en la misma
aventura de vivir lo fundamental cristiano. Sólo en
el compartir por la amistad se logra un compartir:
libre, porque yo lo deseo, no se me impone;
profundo, porque no se queda en lo superfluo, sino
que va a lo fundamental, dinámico, vital, estable,
frecuente y duradero; por eso es que el compartir
entre amigos la vida cristiana es, a la vez, cauce,
estímulo y garantía para vivirla.
Al estudiar la amistad como fundamento del Grupo,
tampoco se puede dogmatizar sobre el número o
naturaleza de sus componentes. Nadie tiene
derecho a escogernos nuestros amigos ni a
prohibirnos o imponernos una amistad. El Grupo de
cristiandad será siempre con quien uno quiera y
nunca será con quien no se quiera.
Esto abre a la posibilidad de Grupos mixtos
(hombres y mujeres) o de matrimonios, y a la
incorporación de personas que no han hecho el
Cursillo, y a Grupos geográficos, ambientales o
gremiales: innumerables posibilidades
condicionadas únicamente por la capacidad de
amistad y convivencia cristiana entre sus
miembros.
490. El uso indiscriminado del término Reunión de
Grupo puede crear confusiones y malentendidos.
Lo Importante no es tener reuniones, sino que haya
un grupo cristiano basado en la amistad. La reunión
es sólo el medio para conseguirlo. La Reunión de
Grupo tendrá un montaje. Vacio, si en ella no hay
búsqueda y espíritu de exigencia cristiana y
mentalidad comunitaria o conciencia de la
necesidad existencial de convivencia. Lo eficaz no
es la reunión, sino el Grupo, las ansias de llevar el
bautismo hasta las últimas consecuencias, el afán
de superación, la necesidad de compartir, la
relación interpersonal, que lleva a reunirse con
espíritu comunitario, para alcanzar a toda la
persona en toda su dimensión humana y cristiana,
consiguiendo que el Grupo sea un signo de piedad,
de caridad de unidad.
491. Algunos han descubierto que, siendo el
Cursillo lugar mejor para forjar amistad, la
formación de los Grupos debería comenzar allí
mismo. Las Reuniones de Grupo deben comenzarse
lo antes posible, después del Cursillo. Al principio,
se debe poner el énfasis en hacer reunión con
diferentes personas en la Ultreya, con la finalidad
básica de descubrir amigos. Como quiera que no ha
descubierto una varita mágica para crear amistad
entre las personas, debemos crear las circunstancias
y situaciones en las cuales pueda entablarse la
amistad. Por tanto, debemos reconocer que la
amistad puede descubrirse y nacer en el Precursillo,
durante los tres días del Cursillo o en el Poscursillo.
Lo ideal sería que, una persona que haya sido
apadrinada por un Grupo, tenga ese Grupo de
amistad, esperándola cuando salga del Cursillo. En
cualquier caso, si no existe previamente un grupo
de amigos, deben fomentarse y crearse las
circunstancias para que pueda realizarse el Grupo.
Por lo tanto, los cursillistas nuevos que no tienen
un Grupo al que regresar, deben ser canalizados
hacia las reuniones a través de la Ultreya. .
492. En la reunión debe haber un crecimiento,
como lo hay en los diversos aspectos de la vida.
Este crecimiento viene de la Gracia y de la
revisión, de la planificación y del compartir los
compromisos. El proceso de la reunión ayuda a
todos a ser mejores amigos, mejores cristianos,
mejores padres, esposos, trabajadores y ciudadanos.
Aunque el MCC ofrezca una manera concreta de
Reunión de Grupo, lo hace no para vivir al estilo
cursillista, sino como uno de los instrumentos de
perseverancia en el ser cristiano y como un medio
eficaz para iniciar y proyectar la vida comunitaria
de la Iglesia. Esta manera concreta de realizar una
Reunión de Grupo se puede hacer por medio de la
"Hoja de Compromiso" y el "Orden de la
Reunión"; pero ese modo no se ofrece para que los
cursillistas puedan vivir está determinada expresión
de vida cristiana, sino más bien como germen de
comunidad y como un instrumento de
perseverancia. Los Grupos son una expresión
válida de comunidad cristiana, en la medida en que
son complementarios de la comunidad eucarística u
otras comunidades establecidas en la Iglesia.
493. La meta del MCC se alcanzará como
consecuencia de la vida de las personas que forman
el Grupo, compartiendo por la vía de la amistad.
Sólo en esta forma de compartir, cada uno puede
tener la libertad de ser lo que desea ser. Ese
compartir de una manera íntima debe ser frecuente,
dinámico, vital, estable, duradero. A cada uno le
proporcionan los demás una guía y una motivación
para su vida cristiana. Y la participación de cada
uno en la comunidad cristiana ofrece a los demás la
certeza de que ellos pueden vivir en Cristo.
494 Los Grupos deben ser pequeños, para poder
estar fundamentados en la amistad que tiende a la
intimidad. A través del desarrollo de la reunión,
esta intimidad irá progresando si todos se
enriquecen mutuamente,
495. Muchos fallos de la Reunión de Grupo se
deben a que se da más importancia a la mecánica
de la reunión que a la exposición del compromiso
entre unos y otros, y con los ambientes. Por eso,
desde el principio, el Grupo debe tender a centrarse
en lo esencial, compartiendo las líneas generales de
la piedad, el estudio y la acción entre los miembros
del Grupo y entre los del ambiente en que vive o
trabaja cada uno.
496. En la reunión, más que una búsqueda de
nuevas formas, debe interesarnos una comprensión
e interpretación más clara de su espíritu y de su
intención. "Se consideran válidas como Reuniones
de Grupo aquellas que contengan los tres pasos
fundamentales del compartir la vida de piedad, un
progresivo conocimiento de Cristo y una inserción
del cristianismo en las estructuras" (I Enc. lat.
Am.).
11. GRUPOS ECLESIALES.
497. Dentro del espíritu del MCC las Reuniones de
Grupo serán válidas en tanto en cuanto construyan
Iglesia concreticen en una comunidad cristiana. Los
Grupos un ser algo eclesial, signos visibles de la
Iglesia por la unión con los pastores, por la Palabra,
por la Eucaristía cada Cursillo logra que varios
Grupos sean semillas de comunidades cristianas, el
Movimiento cumplirá su finalidad: hacer Iglesia.
Los grupos de cristiandad, pues, deben ser, no sólo
un núcleo de comunidad, sino una verdadera
comunidad cristiana.
12. LA ULTREYA
Definición:
498. La Ultreya es una comunidad que se hace
visible una reunión. Es la comunidad de quienes, en
actitud de conversión progresiva, se sienten unidos
en una sola fe, un solo Señor y un solo bautismo; y,
por esto, sienten la necesidad de reunirse para
compartir y potenciar mutuamente en sus vidas la
vivencia de lo fundamental cristiano el compromiso
consciente de descubrir y concretar el lugar y el
modo de vivirlo, según su vocación personal.
499 La Ultreya será comunidad en la medida en
que los grupos estables de amistad formen
comunidad, y quieran y sean capaces de acaer
nuevos miembros a esa comunidad viva. Es una
Reunión de los Grupos.
500. La Ultreya impulsa a los Grupos hacia los
ambientes; los Grupos impulsan a los individuos;
ambos impulsan sus tareas de evangelización en el
mundo. El Grupo satisface las necesidades básicas
del individuo en un sentido de crecimiento y
comunidad; y la Ultreya satisfacer la necesidad de
crecimiento comunitario, siendo Iglesia en el
mundo. Así, para el individuo, la Reunión de
Grupo es el aspecto más importante del método,
pero para la comunidad lo es la Ultreya. Ambos son
necesarios para lograr progresivamente la
evangelización de los ambientes en el mundo.
501 La Ultreya actúa como estructura de ayuda a
los cristianos en su perseverancia y promoción
cristiana. Ella crea conciencia de Iglesia en los
Grupos, ensanchando la visión de las necesidades
del apostolado ambiental y de los medios para
cambiar los ambientes. Ella ayuda a la formación
continua de los cristianos. Sin embargo, es
necesario que fomente un impulso fundamental
hacia la Iglesia y hacia el mundo más que hacia el
propio MCC.
Finalidad
502. La finalidad de la Ultreya se entiende a partir
de la finalidad del MCC, y está en crear grupos
evangelizadores con personas que sean capaces de
vivir lo fundamental cristiano con los demás.
503. Teniendo esto presente, la Ultreya
a) facilita la vivencia y convivencia de lo
fundamental cristiano, al proporcionar una
situación de intercambio (compartir); para los
individuos, a través de las reuniones; y, para
la comunidad, por el testimonio dado por los
que intervienen;
b) Crea un clima de entusiasmo, al
testimoniar todos la experiencia vivida del
amor a Dios, del amor al prójimo y del amor
al mundo;
c) fomenta la conversión progresiva de los
participantes, brindándoles la oportunidad de
la dirección espiritual, la ayuda personal de
los dirigentes, el reto de iniciar en su propia
vida lo que ha sido testimoniado por otros y
el discernimiento de la propia vocación;
d) hace posible la fermentación evangélica de
los ambientes,
-por el hecho de ser una comunidad
testimonial;
-formando y promoviendo Grupos que
facilitan la amistad, el contacto
personal y que animan a evangelizar en
forma general y comunitaria;
-centrando en la santidad, en la
"metanoia", en la reconciliación, en la
comunidad cristiana y en la misión.
Misión
504. La Ultreya es a la fermentación de los
ambientes lo que el corazón es al organismo, al que
vivifica concentrando, purificando y oxigenando la
sangre: mas no para guardarla, sino para lanzarla
inmediatamente a todos los ámbitos del cuerpo.
La misión verdadera de la Ultreya no se agota,
pues, en el acto mismo de la Ultreya, sino en el ir
logrando hacer de cada familia, de cada ambiente,
de cada estructura, una pequeña Ultreya: una
comunidad de fe, de esperanza y de amor.
505. Vale la pena recordar que lo único que
consigue alimentar la vitalidad tanto de los Grupos
como de las Ultreyas es su real inserción en un
clima apostólico, en un clima de Iglesia. Cuando
esto no se logra, siempre se corre el riesgo de que
los Grupos y las Ultreyas se conviertan en ghettos y
comunidades centradas en sí misma, sin fines
apostólicos.
Ultreya y Eucaristía
506. Consecuentes con la afirmación de que la
Eucaristía es la fuente y la cima de toda
evangelización y de toda comunidad, igual que en
el Cursillo, es de la esencia de la Ultreya impulsar
al cristiano a una participación cada vez más plena
en el misterio eucarístico. Esto no significa que la
Eucaristía deba celebrarse como parte integral de la
Ultreya.
Ultreya y Palabra de Dios
507. Puesto que el Señor ha querido manifestarse a
través de las Escrituras, la Ultreya tiene que dar a
los cristianos el gusto y la ocasión de profundizar
en la Palabra de Dios, confrontándola con su propia
vida.
Método
508 No hay ningún método concreto que sea
esencial en la Ultreya. El mejor método será aquél
que permita vivir, compartir y aumentar el espíritu
despertado en el Cursillo.
509. Aun cuando no existe una fórmula universal
para las Ultreyas, en algunos sitios ha sido
provechoso llevar el siguiente esquema:
-reunión,
-testimonios,
-comentarios sobre los testimonios,
-aclarar y centrar el contenido espiritual de
los mismos,
-oración.
510. Aunque el ideal sería que las Ultreyas se
celebrasen semanalmente, los Secretariados
señalarán la periodicidad, según las circunstancias
de cada lugar.
511 Los que intervienen en las Ultreyas dan
testimonio del crecimiento de su vida de unión con
Cristo y con los hermanos, a fin de que los demás
se animen. Presentan a los cursillistas una gran
variedad de testimonios, para que en ellos puedan
encontrar un amplio abanico de posibilidades de
crecimiento cristiano y de acción. El que da su
testimonio ofrece ejemplos concretos de cómo vivir
lo fundamental cristiano en la familia, en el
vecindario, en el lugar de trabajo y con los amigos.
13. LOS DIRIGENTES EN EL POSCURSILLO
512. Si la animación de los evangelizadores es la
tarea del MCC, es lógico que los dirigentes del
mismo realicen en el Poscursillo un mayor esfuerzo
que en cualquiera de sus otros tiempos.
513 Así como el equipo posibilita el desarrollo del
Cursillo, también el Poscursillo se hace posible por
un equipo. El objetivo inmediato de los dirigentes
en el Poscursillo es motivar y ayudar a los
cursillistas nuevos a encontrar un grupo de amigos
con que puedan comprometerse para formar parte
de una comunidad cristiana. A través de esta
comunidad se capacitarán para asumir su
compromiso apostólico en el sitio donde viven.
514 El papel del dirigente en el Poscursillo se
realiza en dos direcciones:
a) individualmente, a través del contacto
personal con cada cursillista; y
b) como miembro de un equipo, en la Escuela
y en la Ultreya.
515. Animado por la inquietud del Evangelio,
urgido por el amor de Cristo, y abierto al Espíritu,
el dirigente está profundamente sintonizado con la
misión de la Iglesia; se esfuerza para reconocer y
responder a las posibilidades evangélicas en las
situaciones de vida en las que está inmerso, y
trabaja por irse formando en Cristo para que Cristo
también se forme en los demás. Vivir el Poscursillo
consiste en vivir una vida de amistad con Dios y
con nuestros hermanos y hermanas. No se busca la
experiencia vital del Cursillo como un fin en sí
mismo; pero alcanzarla es un modo de expresar
cómo ser Iglesia, cómo ser una comunidad
espiritual personalizada. La Iglesia en el MCC es
presentada como una realidad siempre nueva y
dinámica.
516. Puesto que la experiencia religiosa es un
acontecimiento personal, todos necesitamos ayuda
individual. Por eso, una de las principales
funciones, común a los dirigentes, es su apertura al
diálogo personal y al compartir con los cursillistas,
para que todos puedan actuar como fermento
renovador.
517. Este diálogo personal y este compartir del
dirigente con los cursillistas, debe hacerse a través
de un contacto personal, sobre la base de la amistad
y de la sinceridad. El dirigente se abre como amigo,
sin tratar taimada y diplomáticamente de poner a
prueba la condición espiritual del cursillista. Sólo
una sincera amistad ofrecerá cauces al diálogo y la
efectiva apertura. La técnica está hecha de
oportunidad, gentileza y tacto y se lleva a cabo con
espíritu apostólico. El dirigente se hace amigo de
todos, de manera que cada uno se haga amigo de
los demás y todos se hagan amigos del Señor. Es
un hecho que quien dice algo y cómo lo dice, es
más importante para la persona que lo que se dice.
518 Cuando el método del Poscursillo se entiende y
se Utiliza adecuadamente por dirigentes que se han
comprometido mutuamente en una misión cristiana
común, con espíritu de servicio, el Movimiento se
convierte en un poderoso instrumento de
evangelizarían. La comprensión del MCC hace
nacer en las personas un espíritu de dedicación y
determinación de hacer del Señor el centro de sus
vidas, lo mismo que las vidas de aquellos con
quienes viven y trabajan. Las estructuras y las
formas por sí mismas son algo muerto. El papel del
dirigente del MCC en el programa del Poscursillo
es hacer vivas las Reuniones de Grupo y las
Ultreyas y promover la amistad que las posibilita.
519. El éxito de la Ultreya dependerá no sólo del
compartir y del testimonio de los que participan en
ella, sino también de los dirigentes que facilitan su
desarrollo. Los dirigentes en una Ultreya servirán a
los demás de una manera sencilla y humilde, como
en el Cursillo, mediante la atención personal y el
esfuerzo concertado para crear y sostener una
comunidad evangelizadora de amor.
520. El papel de los dirigentes es muy importante
en la Ultreya; ellos, promoviendo la solidaridad y
el dinamismo apostólico,
-promueven el espíritu y el clima del
compartir, haciendo que todos compartan con
todos;
-establecen contactos personales entre
aquellos que han hecho un mismo Cursillo;
procuran la acogida cordial de los recién
llegados, para que ninguno se sienta extraño;
-estimulan a quienes aun no tienen un Grupo
permanente, de manera que, sin presiones,
acepten las posibilidades que se les ofrecen
de encontrarlo;
-animan a aquellos que ya han iniciado un
Grupo, a perseverar en la amistad;
-se comprometen a continuar sus contactos
personales fuera de la Ultreya, especialmente
con aquellos que se sienten desanimados,
aislados, inestables o insatisfechos;
-aceptan la responsabilidad de tomar la
iniciativa que ofrece la Gracia en cada
situación;
-son los comunicadores gozosos de la Gracia
de Dios, al actuar como servidores de todos.
521. Los dirigentes deben emplear sus talentos para
mantener al más alto nivel el espíritu y el clima de
cada Ultreya. Su papel es el de ser fermentos de la
masa. Cada reunión debe beneficiarse del interés de
los dirigentes. Cada participante debe sentir el
beneficio del contacto personal con los dirigentes.
El equipo dirigente, continuando el trabajo del
Cursillo, debe actuar conjuntado para ayudar a cada
participante y, a través de él, a su ambiente y a su
Reunión de Grupo.
14. CONCLUSIÓN
522. No se olvide que lo importante no es
perseverar en el MCC, sino en la vivencia de una
auténtica vida cristiana, para la edificación de la
Iglesia y para la construcción de un mundo mejor.
Muchos que un día hicieron un Cursillo de
Cristiandad, aunque hoy no utilicen los medios
específicos del Poscursillo, llevan una vida
auténticamente cristiana. Sin embargo, puesto que
el propósito del Poscursillo es la transformación del
mundo por medio de quienes viven lo fundamental
cristiano de un modo progresivo, el MCC
promueve el método específico de perseverancia y
maduración en la fe que llama Poscursillo, como un
medio excelente y oportuno de conseguir lo que
intenta.
523 La definición, que presenta al MCC como la
vivencia y la convivencia de lo fundamental
cristiano, no se aplica sólo a los tres días del
Cursillo, sino también, y sobre todo, al Poscursillo;
y, así, la vida, después del Cursillo, consistirá en
vivir lo fundamental cristiano; y la estructura del
Poscursillo lo hace posible.
524. No se busca esa vivencia y esa convivencia
cristiana como una finalidad cerrada en sí misma,
que se agota en la santidad personal, sino con miras
a una dinámica y creciente fermentación evangélica
de la sociedad. El Poscursillo, por tanto, será
también la vivencia y la convivencia de lo
fundamental cristiano, en orden a impregnar de
Evangelio los ambientes.
525. El Poscursillo llena las esperanzas de la
Iglesia en los líeles laicos. Al descubrir y realizar
su propia vocación y misión, el fiel laico debe
formarse de acuerdo con la sintonía que debe
existir entre ser miembro de la Iglesia y ser
ciudadano del mundo.
526. En la existencia del cristiano no puede haber
dos vidas paralelas: por una parte, la denominada
"vida espiritual", con sus valores y exigencias; y
por otra, la denominada "vida secular", es decir, la
vida de familia, del trabajo, de las relaciones
sociales, del compromiso político y cultural.
Ambas deben unirse, como la fe en la vida y la vida
de fe.
8. LAS ESTRUCTURAS
OPERACIONALES DEL MCC:
LA ESCUELA Y LOS
SECRETARIADOS
1. INTRODUCCIÓN
527 El MCC tiene una estrategia propia que le
posibilita la eficacia de su acción por el recto uso
de su método y por la valoración, adaptación,
ordenación y aprovechamiento de los medios,
recursos y elementos con que cuenta para alcanzar
la finalidad que le es propia.
528. Tanto la aplicación del método, como el
desarrollo de la estrategia, supone unos objetivos; y
el logro de estos engendra una responsabilidad.
Esta, por su parte, exige autoridad suficiente y una
organización adecuada para la ordenación de esos
medios, recursos y elementos.
529 Para atender a ello, en cada realidad diocesana,
el MCC cuenta con dos estructuras operacionales:
la Escuela el Secretariado, instrumentos de su
organización, mediante los cuales se da la
distribución de funciones y, paralelamente, la
delegación de autoridad para "conservar método,
garantizar su recto empleo y nutrir y perfeccionan-
un modo de pensar, un modo de obrar y un modo
de vivir, que constituyen la esencia de este
Movimiento renovador".
2. LA ESCUELA
530. El MCC nació en el seno de una Escuela; y del
fuerzo continuado y coordinado de sus dirigentes,
recibió forma y el impulso para su crecimiento y
perfeccionamiento.
531. La Escuela es, pues, anterior a los Cursillos,
que en sus entrañas se gestaron, en ella se nutrieron
y desde ella perseveran y se difunden como
movimiento de la iglesia; Y, en todo tiempo, la
Escuela ha resultado -y sigue resultando hoy-pieza
esencial para la continuidad y el desarrollo de la
Obra.
532. La Escuela es el instrumento de promoción
apostólica que ayuda a descubrir, encauzar y
promover la locación de las personas que, habiendo
experimentado la "vivencia de un Cursillo, se
integran a ella para asumir la responsabilidad de ser
dirigentes en la iglesia, en el Movimiento y en sus
respectivos ambientes temporales.
533. En la naturaleza de la Escuela convergen tres
vertientes:
-escuela de santidad,
-escuela de comunión del Movimiento, y
-escuela de formación.
1. La Escuela, escuela de santidad
534 En el MCC la Escuela es entendida, en primer
lugar, en su acepción evangélica: el conjunto de
cristianos que buscan caminos de santidad en el
seguimiento y la imitación de un solo Maestro:
Cristo.
535. En ella, hombres y mujeres a quienes une la
común experiencia de un Cursillo, encuentran las
raíces y las exigencias de su apostolado -en y desde
el Movimiento-y ponen en ejercicio "la primera y
fundamental vocación", como llama Juan Pablo II a
la vocación a la santidad, convirtiéndose en
testimonios vivos de la dignidad conferida por
Cristo.
536. El MCC, instrumento de renovación
evangélica de la vida, hace de su Escuela una
escuela formadora de cristianos en camino de
santificación, de cara a una realidad permanente:
"Los santos y las santas han sido siempre fuente y
origen de renovación en las circunstancias más
difíciles en toda la historia de la Iglesia".
537 La vida según el Espíritu -que es el modelo de
vida que la Escuela propone y cuyo fruto es la
santificación-, suscita y exige de quienes forman
parte de ella, en su condición de bautizados, el
seguimiento y la imitación de Cristo en:
-la recepción de las Bienaventuranzas;
-el escuchar y meditar la Palabra de Dios;
-la participación consciente y activa en la
vida litúrgica y sacramental de la Iglesia;
-la oración individual y comunitaria;
-el hambre y la sed de justicia;
-llevar a la práctica el mandamiento del amor,
en todas circunstancias de la vida; y
-el servicio a los hermanos, especialmente si
se trata de los más pequeños, de los pobres y
de los que sufren.
538. Al ayudar a descubrir y realizar la vocación
personal a la santidad -a la que todos los bautizados
están llamados- y que es el presupuesto
fundamental y la condición insustituible para
realizar la misión salvífica de Ia Iglesia, la Escuela
capacita a quienes forman parte de ella para vivir
"su inserción en las realidades temporales y su
participación en las actividades terrenas", desde lo
específico del método, la estrategia y la finalidad
del MCC.
539. El MCC, caracterizado por un método
inductivo esencialmente vivencial, busca que, entre
los miembros de su escuela, se reconozca como
dirigentes a aquellos que ofrecen, en las
condiciones normales y ordinarias de la vida en el
mundo, el testimonio de una vida santa que siendo,
ejemplo para los demás, los mueva a la conversión.
2 La Escuela, escuela de comunión.
540. La Escuela, como estructura operacional del
Movimiento es la comunidad de cristianos que,
unidos por clima de Reunión de Grupo, buscan
estar, cada día, más centrados, más comprometidos
y más integrados, para acelerar la vivencia de lo
fundamental cristiano en sí mismos en el
Movimiento y en los ambientes en donde se
mueven. Vamos a desarrollar el contenido de esta
definición:
541. Como comunidad cristiana en acción, la
Escuela; es algo que es y que existe antes, durante
y después de las reuniones. Algo que actúa dentro y
fuera de las mismas, que persisten siempre, como
realidad actuante y eficaz, independientemente de
las actividades que tenga o programe.
542 En ella, la comunicación y comunión de
personas, criterios, objetivos y esfuerzos,
constituyen la norma primera de vida.
543. La Escuela sitúa a sus integrantes en la vida de
comunión eclesial, para que sean signo para el
mundo y fuerza atractiva, que conduce a creer en
Cristo, haciendo que la comunión se abra a la
misión.
544. Por vivir unidos en y por un clima de Reunión
de Grupo, los integrantes de la Escuela encuentran
en tal unidad y en tal comunión, un ámbito de
diálogo, donde todos pueden y tienen algo que
enseñar y que aprender, que preguntar y que opinar.
Un clima, por otra parte, de sinceridad y confianza,
de autenticidad y libertad, de igualdad (de derechos
y deberes) de pluriformidad (de vocaciones y
actitudes), de unidad en la diversidad y de
humildad, tanto personal como comunitaria.
545. Estar centrados exige algo más que estar
informados. Por ello, la Escuela busca que sus
integrantes tomen como centro o eje de todo el ser
cristiano y de todo el quehacer apostólico, lo que se
ha descubierto como esencial: en nuestro caso,
hacer de Cristo el centro de toda la vida personal; y
de la mentalidad del MCC, el eje de la actuación
como dirigentes del mismo.
546. En la Escuela se busca un mayor compromiso
del Movimiento, con el fin supremo de la Iglesia: el
Reino de Dios, del que ella "constituye en la tierra
el germen e inicio" y "es fuente de plena liberación
y salvación total para los hombres", con los que la
Iglesia "camina y vive, realmente y enteramente
solidaria con su historia". Comprometidos con
Cristo y con el mensaje evangélico, los integrantes
de la Escuela se comprometen con el hombre,
"primer camino que debe seguir la Iglesia en el
cumplimiento de su misión", vía trazada por el
mismo Cristo, la que inalterablemente pasa por la
Encarnación y la Redención.
547. La Escuela, además, propone a quienes
forman parte de ella, que cada día estén más
integrados, a partir del conocerse, del
compenetrarse y del coordinarse, de modo que,
como comunidad vital, no resulta la yuxtaposición
de las individualidades de sus integrantes, sino la
unidad de todos en un mismo Maestro y Señor, en
una misma mentalidad y en una misma finalidad.
3. La Escuela, escuela de formación.
548 Los integrantes de la Escuela necesitan, para
realizar la propia vocación y misión de fieles
laicos, el ser formados "para vivir aquella unidad,
con la que está marcado su mismo ser de miembros
de la Iglesia y de ciudadanos de la sociedad
humana. La formación se constituye así en
respuesta a la "llamada a crecer, a madurar
continuamente, a dar siempre más fruto" (ChL, 57)
549 Esta tarea de formación que asume la Escuela
es exigencia fundamental para el progreso
espiritual, en cuanto dirigente en la Iglesia y en el
Movimiento, como también exigencia de las varias
circunstancias de cosas, personas y deberes a que
tiene que acomodar su actividad.
550. En el Decreto sobre el Apostolado de los
laicos, deI Concilio Vaticano II, y en la
Exhortación Christifideles Laici, de Juan Pablo II,
la Escuela encuentra señalados los aspectos
principales de la formación múltiple y completa
que tiene que procurar para los dirigentes del
Movimiento. La escuela, sin alterar el carácter
Kerygmático del método, podrá asumir la
formación catequética de sus dirigentes.
551. 1.La formación espiritual, llamada a crecer en
la intimidad con Jesús, en la conformidad con la
voluntad del padre y en la entrega a los hermanos
por la caridad y por la justicia.
552 2.la formación doctrinal, revelada como
urgente necesidad, no sólo por el natural
dinamismo de profundización de su fe, sino
también por la exigencia de "dar razón de la
esperanza"
553 3.La formación humana, por la significación
que para la acción misionera tiene el crecimiento de
los valores humanos y porque el dirigente requiere
estar adaptado a la propia sociedad y a la cultura de
ésta;
554. 4. La formación social, que lleva aparejada,
por una parte, una tarea de mentalización sobre la
imprescindible promoción del hombre, sobre su
compromiso político y social; y por otra, una más
decidida evangelización de la cultura, como
respuesta a los eternos interrogantes que agitan al
hombre y a la sociedad de hoy. Por tanto el estudio
de la Doctrina Social es imprescindible para la
formación de los cursillistas del MCC;
555. 5. La formación para el apostolado. El
Concilio Vaticano II exhorta a los movimientos y
asociaciones de laicos a fomentarla cuidadosa y
asiduamente. Por eso, según su propia finalidad, la
técnica propia del MCC pondrá especial énfasis en
ello, para que cada integrante de la Escuela logre
un profundo conocimiento de lo que caracteriza al
MCC.
556 La Escuela, para que los dirigentes hagan
apostolado según sus propios métodos, como
recomienda ChL, 62, los formará en su temática, en
su método, en su estrategia y en sus estructuras
operacionales.
4. Organización de la Escuela.
557. La Escuela, siendo pieza esencial del MCC,
no tiene formas concretas para su organización y
funcionamiento, ni esquema para el desarrollo de
sus sesiones, ni para su temario.
558. El que se afirme su carácter de pieza esencial
del MCC, sin especificar formas de organización de
la misma, responde al carácter inductivo del
método.
559 La estructura de la Escuela (la forma en que
está constituida) y su desarrollo (la forma en que se
desenvuelven sus actividades), están determinados
por las necesidades, posibilidades y el nivel
alcanzado por el Movimiento en cada lugar.
560 No pueden las Escuelas, por tanto, ser iguales
en todas partes, ni seguir siendo iguales todo el
tiempo. En cada caso, y en cada momento, la
atención de las necesidades y la solución de los
problemas estará determinada por las posibilidades
del Movimiento; es decir, por el número, capacidad
y entrega del elemento humano comprometido con
los objetivos que se quieren alcanzar, en cada
tiempo en cada realidad pastoral.
561. En la Escuela no caben los transplantes de
otras escuelas y de otros movimientos, ni el
estancamiento. Lo que es necesario y posible aquí,
puede ser necesario pero posible allá; y lo necesario
y posible hoy, puede no ser suficiente mañana. Por
lo que se impone la evolución y el desarrollo.
5. La finalidad de la Escuela.
562. La Escuela no puede pretender algo distinto de
lo que pretende el Movimiento. Podrá pretender
más y ampliara, con ello, el campo de sus
funciones y posibilidades pero no podrá parcializar
o recortar la finalidad del MCC: la fermentación
evangélica de los ambientes, llevada por medio de
grupos o núcleos de cristianos que vivan y
convivan lo fundamental cristiano, a partir de un
proceso de conversión integral y progresiva,
iniciado, renovado y/o revitalizado, a partir de un
Cursillo de Cristiandad.
563. Por ello, la Escuela asume como finalidad
propia la de intensificar la vivencia de lo
fundamental cristiano en cada uno de sus
miembros, en el Movimiento y en los ambientes
donde se mueven y son protagonistas. La Escuela
alcanza su finalidad, cuando:
1. a cada uno de sus miembros le da:
-criterios, llenándoles la cabeza de
ideas;
-y espíritu (fuego en el corazón) para
realizarlas;
2. en el Movimiento consigue:
-sondear inquietudes, convirtiéndose en
cauce de ellas;
-impulsar y vitalizar los grupos, núcleos
o comunidades que generan los
Cursillos;
-profundizar la conversión de quienes
la integran; y
-promover a los futuros dirigentes del
Movimiento, formándolos en santidad,
doctrina, técnica y espíritu de de
servicio.
3. en los ambientes consigue, por medio de la
evangelización de las personas-vértebras y de
su mentalización, que se conviertan en
promotoras y animadoras de
-grupos o núcleos de fermentación
ambiental;
-comunidades eclesiales;
-comunidades civiles.
6. La estrategia de la Escuela.
564. El punto de partida de la estrategia de la
Escuela es el conformar una comunidad en la que
todos sus integrantes se comprometan a ser
inspiradores de grupos, núcleos o comunidades
fermentadoras de Evangelio en los ambientes
temporales.
565 El ser y el quehacer comunitario, el compartir
las experiencias de vida generadas en la tarea de
vertebrar el Movimiento, la planificación y
organización de las actividades y la evaluación
crítica y profunda del actuar de la Escuela,
completan los perfiles de una estrategia en la que el
compartir y el convivir alcanzan la fuerza de un
testimonio que hace posible -en la Ultreya y en los
ambientes- el convertir, por la conversión de las
vértebras.
7. Criterios de integración.
566. Son integrantes de la Escuela los hombres y
mujeres que, habiendo vivido la experiencia de un
Cursillo de Cristiandad, aceptan libremente -y
como vocación específica- asumir la misión
evangelizadora de la Iglesia, desde lo específico de
la identidad del MCC.
567. El MCC necesita formar dirigentes que sepan,
quieran y puedan animarlo, impulsarlo y vivificarlo
en sus tres tiempos: Precursillo, Cursillo y
Poscursillo. Para esta tarea llama a quienes ya son
dirigentes en las circunstancias ordinarias de sus
existencias, para que también lo sean en sus
estructuras operacionales (la Escuela y el mismo
Secretariado).
568 La búsqueda de quienes se integrarán a la
Escuela deberá tender a descubrir en ellos estos
perfiles:
1. cualidades humanas: todo miembro de la
Escuela habrá de estimar y cultivar aquellas
aptitudes humanas, sin las cuales "no puede
haber una verdadera vida cristiana", como la
pericia profesional, el sentimiento familiar y
cívico, las virtudes que pertenecen a las
costumbres .sociales, como la honradez, el
espíritu de justicia, la delicadeza, la fortaleza
del alma.
569 2. Virtudes sobrenaturales: porque la
fecundidad del apostolado depende de la
unión vital con Cristo, es preciso que los
dirigentes avancen en la santidad decididos
alegres, mediante el ejercicio continuo de la
fe, de la esperanza y de la caridad.
570 3. Estilo propio del MCC: si quienes
están insertos en un movimiento o asociación
han de esforzarse en asimilar fielmente la
característica peculiar- de la vida espiritual
que le es propia, en el caso del MCC el
integrarse a la Escuela supone ilusión,
entrega y espíritu comunitario, para que, con
ellos y desde ellos, puedan ir desarrollando la
propia personalidad, humana y cristiana,
utilizando fielmente el método y la estrategia
del Movimiento;
571. 4.Vocación específica: no todos los que
vivieron la experiencia de un Cursillo están
llamados a ser dirigente del MCC.
Hay muchos caminos para llegar a Dios, en el
servicio a la Iglesia y a los hombres, nuestros
hermanos. Ser dirigente de Cursillos es una
vocación concreta y específica como puede
serlo el constituirse en dirigente de un
determinado ambiente o empresa humana. De
lo que ningún cristiano puede eximirse es de
ser dirigente cristiano en la vida y en los
ambientes en los que la Providencia lo
coloque.
572. La Ultreya y las Reuniones de Grupo son los
ámbitos adecuados para descubrir a los futuros
integrantes de la Escuela. Por su madurez, por la
integridad de sus vidas, por su capacidad de
apertura y de diálogo, por su humildad, por su
espíritu comunitario y su posibilidad de dedicación,
se va perfilando en algunos la imagen del dirigente.
Ellos son, en definitiva, los hombres y mujeres que
debieran integrar una Escuela del MCC.
8. Aptitudes y actitudes de los dirigentes.
573 Puesto que la Escuela es una estructura de
servicio, es natural que quienes sean llamados se
comprometan no sólo a asistir a sus reuniones, ya
que son mucho más altas las exigencias de la
Escuela para con sus miembros. A ellos se les pide:
-la ilusión de ser fermento cristiano en una
Iglesia y en un mundo en cambio;
-una progresiva entrega para llevar la Buena
Nueva del Evangelio a los hombres de buena
voluntad;
-una disposición dinámica para la animación
cristiana del orden‟ temporal, en una línea de
creciente compromiso con las realidades
históricas a las que hay que impregnar de
criterios evangélicos;
-una sensibilidad despierta y equilibrada y
una capacidad de asombro permanentemente
renovada, para interpretar los signos de los
tiempos;
-un "santo real miedo" ante las maravillas de
la Gracia, esforzándose por superar todo
posible "profesionalismo", al margen de la
normalidad de la vida cristiana;
-la posibilidad de vibrar al compás de un
mismo criterio y de un mismo espíritu, para
que lo apostólico resulte espontáneo y toda
verdad sea oportuna, porque todos en la
Escuela la deseen, la vivan o la quieran vivir;
-que estén insertos en un Grupo,
comprometido y basado en la amistad, en
cuanto constituye la pieza básica del
Poscursillo y ofrece garantías de una entrega
continuada y progresiva;
-que participen con una total disponibilidad
en las diferentes áreas del MCC, en particular
en la Ultreya, ya que -de lo contrario- les
sería muy difícil el impulsarlo. De ello
depende, también que en la Escuela haya
simples "expertos" en recitar rollos o
verdaderos ejes de MCC, que no limitan su
acción al Cursillo (tres días), sino que se
comprometen con el MCC en sus tres
tiempos;
-que tengan la "santa audacia", si son
requeridos por ello, a participar como
dirigentes de un Cursillo y la humildad
necesaria, para no resentirse, si no reciben tal
invitación. El ser dirigente de un Cursillo es
algo ocasional; lo permanente es ser cristiano
auténtico. Para ello se exige esto; para esto no
se exige aquello.
3. LOS SECRETARIADOS
574. El MCC nació en el seno de la Iglesia; y fue
aprobado, y bendecido, y reconocido por ella
misma como Instrumento válido para participar en
la misión de implantar el Reino de Dios en el
mundo.
575. A los Secretariados, por su parte, les compete
ser custodios de la identidad del MCC y atender a
la promoción, desarrollo y orientación del MCC, en
las realidades diocesanas o nacionales. Y en sus
respectivos niveles -de diócesis o de país- poseen la
autoridad y la responsabilidad delegadas por la
jerarquía, para cumplir sus misiones específicas y
prestar al Movimiento los servicios que les son
propios.
576. Los Secretariados son los organismos
específicos, cuyos integrantes -sacerdotes y laicospresentados por la comunidad cursillista, son
encogidos por la jerarquía para orientar, coordinar,
impulsar y servir al Movimiento, en una diócesis o
país -según sean diocesanos o nacionales-procurar
una eficaz inserción en la vida y en la acción
pastoral de la Iglesia, desde lo específico de la
identidad del Movimiento.
577. En la naturaleza de los Secretariados están
contenidos dos aspectos que hacen su identidad:
-el de la autoridad delegada por la jerarquía
para cumplir con la responsabilidad
encomendada, y
-el de la estructura de servicio.
578 La existencia y funcionamiento de los
Secretariados responden a las exigencias de:
1. guardar la unidad dentro del método
determinado, que contiene las normas, los
criterios, los objetivos y las actividades, que
lo definen y caracterizan;
2. conservar la unidad dinámica del MCC
que, como elementó e instrumento de la
Pastoral, tiene que ser encauzado e
impulsado;
3. salvaguardar su contenido doctrinal, y
4. mantener una organización adecuada que,
junto con la distribución de funciones y
tareas, le permita la ordenación y
coordinación de los recursos humanos con los
que cuenta, para que el crecimiento del
Movimiento sea un crecimiento orgánico.
579. El servicio del MCC a la Iglesia, mediante una
real inserción en la Pastoral, tiene que estar
potenciado por:
1. un profundo sentido de Iglesia,
caracterizado por:
-la conciencia de que el MCC no puede ser
considerado ni entendido como un fin en sí
mismo, ni funcionar -bajo ninguna
circunstancia- como obra aislada de la
Pastoral Orgánica (o de Conjunto);
-una obligada, filial y constante relación con
la jerarquía, responsable última de todos los
movimientos;
-una permanente relación con los
responsables de la planificación pastoral;
-un contacto fraternal y generoso con los
demás movimientos, asociaciones, grupos y
organizaciones de la Iglesia para atender a "la
obligación de favorecer y alimentar
continuamente vínculos y relaciones fraternas
de estima, cordialidad y colaboración entre
las diversas formas asociativas de los laicos"
y contribuir, así, "fecunda y armoniosamente
a la edificación de la casa común";
580 2. La renovada vivencia del espíritu
comunitario, en cuanto que:
-si "el cristianismo no puede ser vivido, si no
es conviviéndolo", difícilmente, más aún,
"prácticamente, será imposible que los
Secretariados se conviertan en una realidad
dinámica dentro de la gran comunidad, de no
existir en ellos verdadero espíritu
comunitario";
-si a todas las estructuras del MCC debe
exigírseles ser "testimonios vivos de espíritu
comunitario", resulta obvio que la exigencia
mayor es para quienes, estando a la cabeza
del mismo, se convierten en testigos primeros
de este espíritu y vida de "comunidad de fe,
de esperanza y de caridad, a través del cual,
como un todo visible, llega la Verdad y la
Gracia a todos los hombres";
581 3. Una constante acción de equipo,
-que permita que decir la verdad con caridad
y expresar libremente las opiniones no sólo
sea posible, sino imprescindible, a la vez que
agradecido;
-que, logre que, al detectarse divergencias, no
sufra la amistad, ni la disposición de llegar a
un acuerdo;
-que, exija que lo decidido por el conjunto
cuente con el leal compromiso de todos de
cumplir lo conjuntamente decidido;
-que, haga que, al surgir cualquier tensión, el
arreglo no venga por vía de anulación de uno
de los polos del disenso, sino por obra del
diálogo animador y fraterno, sentido
evangélico.
582. Los Secretariados tienen como objetivo
primero e ineludible el conservar, desarrollar,
actualizar y vigorizar la mentalidad, finalidad y
núcleo básico metodológico, que definen y
caracterizan al MCC como un movimiento eclesial.
583 El dar prioridad al logro de estos objetivos
llevará los miembros del Secretariado a:
1. Promover la presencia y posibilitar la
acción de 'fermentos de reflexión; personas o
grupos de personas que, más de haber
encarnado en ellas la mentalidad del MCC,
mantengan una actitud pensante dentro del
mismo MCC y que sientan la verdad con sus
interrogantes continuos;
584 2.No pretender hacerlo ellos todo. Lo
eficaz es que se aplique el principio de la
subsidiaridad es decir que lo que pueda hacer
la escuela no lo haga el secretariado
diocesano y lo que pueda hacer este, no lo
haga el Secretariado Nacional;
585. 3 realizar un permanente estudio de la
realidad para verificar si el estilo, la temática
y el funcionamiento del MCC están de
acuerdo con las actitudes fundamentales de la
iglesia y constituyen respuestas adecuadas al
mundo ,en sus realidades concretas de lugar y
tiempo.
Integración y estructura
586. Si los Secretariados -tanto los diocesanos
como el nacional han sido definidos como una
Reunión de Grupo -de sacerdotes y laicos- a la que
la jerarquía encomienda como plan apostólico el
servicio, la orientación y el desarrollo del MCC (en
la diócesis o en el país), este grupo debe estar
integrado por aquellos dirigentes que:
1. tengan un suficiente conocimiento,
entrañable estima y prudencial experiencia en
el MCC; y
2. claro conocimiento y fidelidad a la
mentalidad que originó el MCC, a la
finalidad que pretende el MCC y al método
que propicia el logro de sus objetivos
específicos.
587. Las necesidades, posibilidades y
circunstancias concretas de tiempo y lugar son las
que condicionan la organización o estructura de los
Secretariados, por lo que el número de sus
componentes estará determinado por las funciones
que el cumplimiento de su misión le exija.
588. Los Secretariados están integrados por
sacerdotes y laicos. Corresponde a los sacerdotes la
dirección y asesoramiento espiritual, la orientación
en punto a doctrina y a problemas de conciencia; la
competencia de los laicos abarca las cuestiones de
organización y método y la dirección ejecutiva.
589. La renovación parcial y periódica de los
miembros de los Secretariados, además de la
revitalización que por sí misma implica, permite
seguir contando en el seno de ellos, con el aporte
de dirigentes ya experimentados.
4. LOS SECRETARIADOS DIOCESANOS.
590. Desde siempre el Secretariado Diocesano ha
sido considerado pieza esencial del MCC. Está
constituido por un grupo de sacerdotes y laicos a
quienes el obispo confía la responsabilidad de la
promoción, el desarrollo y la adecuada dirección
del MCC en la diócesis.
591. No hay una estructura común para todos los
Secretariados Diocesanos, ya que la constitución y
organización de éstos debe responder a la eficacia
de la misión, que se quiere realizar; al grado de
desarrollo alcanzado por el MCC en la diócesis y a
las posibilidades y recursos humanos con lo que
cuenta.
592. El Secretariado Diocesano tiene autoridad delegada por el obispo- sobre el MCC, pero no
sobre los cursillistas, para quienes se constituye en
instrumento de servicio y orientación.
Funciones y servicios
593. Las siguientes son algunas de las funciones
que corresponden al Secretariado Diocesano, para
promover y servir al Movimiento, a fin de que éste
cumpla con su finalidad:
1. ser custodio de la identidad del MCC,
recibiendo, por vinculación con el
Secretariado Nacional, garantía de su
orientación se conforma a la autenticidad de
su mentalidad, finalidad y método;
2. velar por el recto funcionamiento de la
Escuela, en diversas vertientes, procurando y
posibilitando los medíos necesarios para que
ésta cumpla con su cometido;
3. delegar en ella (la Escuela) un máximo de
tareas, de cara una adecuada y completa
utilización de los medios y recursos, pero, a
la vez, como camino para la capacitación
promoción y formación de dirigentes;
4. realizar un permanente y adecuado estudio
de los ambientes de la diócesis, los criterios y
juicios que en ellos prevalecen y los
hombres-vértebras de los mismos, para que el
Precursillo responda a las necesidades
pastorales;
5. programar y realizar, solamente, aquellos
Cursillos participantes puedan ser atendidos
en el Poscursillo;
6.seleccionar como candidatos para participar
en los Cursillos a los que poseen condiciones
(aptitudes y actitudes) que caracterizan a los
agentes de cambio en los ambientes y
estructuras y son -o pueden ser- protagonistas
en la promoción y desarrollo de la persona
humana;
7. designar el equipo dirigente de cada
Cursillo, seleccionando a aquellos que se
encuentren preparados espiritual, técnica y
metodológicamente y estén activos en la
escuela y en la Ultreya;
8. velar para que los integrantes de los
equipos de Cursillos sean testimonios vivos
de que su proceso de conversión, su inserción
en la Pastoral de la Iglesia y su compromiso
apostólico en el mundo, viene posibilitado
por su vivencia comunitaria en un grupo o
núcleo cristiano;
9. procurar que el equipo de dirigentes de
cada Cursillo asuma la responsabilidad de
continuar en contacto con los participantes
del mismo, promoviendo en ellos la ilusión
por la Ultreya y por la integración en un
grupo, núcleo o comunidad eclesial;
10. mantener contacto permanente con el
Secretariado Nacional, contribuyendo a la
unidad del MCC en el país, aceptando las
orientaciones que el mismo MCC imparta,
utilizando sus servicios y ayudando, en la
medida de sus posibilidades, a su
sostenimiento material;
11. hacer realidad el espíritu de comunión y
participación, con una presencia activa, en los
encuentros, asambleas, convivencias y otras
reuniones que organice y promueva el
Secretariado Nacional, aportando en ellos las
experiencias de vida de sus estructuras
operacionales y los criterios de sus dirigentes
más experimentados; y
12. colaborar -en el marco de la Pastoral de
Conjunto-con los demás movimientos y
asociaciones de la Iglesia, haciendo que ellos
conozcan la finalidad y la estrategia del MCC
y lo que éste puede aportar para el
enriquecimiento de la acción eclesial
diocesana y para que, a la vez, la Escuela y la
Ultreya conozcan los múltiples campos de
posibles realizaciones apostólicas que pueden
presentar a quienes vivan la experiencia de un
Cursillo, de cara a ayudar a descubrir y
realizar sus vocaciones personales..
5. EL SECRETARIADO NACIONAL.
594. El Secretariado Nacional es la estructura de
servicio que, en cada país, nombra o reconoce la
Conferencia Episcopal, para que sea vía de
comunión, de participación y de orientación de los
Secretariados Diocesanos, a la vez que instrumento
de relación del MCC con la jerarquía y de
comunicación de las normas, criterios y
orientaciones de la misma jerarquía a los Cursillos
de cristiandad.
595. Como tal, es también el organismo
permanente para la promoción, coordinación y
servicio del MCC y para su representación en las
relaciones nacionales e Internacionales.
596. La organización y estructura del Secretariado
Nacional está determinada por el grado de
desarrollo que el Movimiento ha alcanzado en cada
país, así como por sus necesidades, posibilidades y
realidades humanas, geográficas y pastorales.
597. Son funciones del Secretariado Nacional, para
alcanzar el cumplimiento de la misión y servicios
que le son propios, entre otras:
1. iluminar, coordinar, relacionar y darle
unidad, siempre en línea de servicio, al que
hacer del Movimiento en el país;
2. ayudar -con carácter subsidiario y
complementario a los Secretariados
Diocesanos, en todo aquello que ellos
mismos no pueden realizar por sí solos, o en
las actividades para que fuera solicitada su
colaboración;
3. promover la iniciación, la reactivación y/o
el desarrollo del Movimiento en el país,
procurando que se mantenga criterios de
eficacia y fidelidad a lo que es esencial a su
mentalidad y finalidad y a su necesaria
inserción en la Pastoral de Conjunto;
4. programar, organizar y realizar Cursillos
de Cursillos o de Dirigentes, encuentros o
jornadas, convivencias interdiocesanas y
nacionales que sirvan a la formación y
actualización de los cuadros dirigentes del
país, teniendo propósito último la unidad en
la mentalidad, la finalidad y el método, frente
a las nuevas circunstancias que es van
generando en la Iglesia, en el mundo y en el
mismo Movimiento;
5. suscitar una constante y progresiva
renovación de los contenidos de los esquemas
de los Rollos, a la luz del magisterio de la
Iglesia y del proceso de actualización que eI
MCC promueve a nivel de grupos
internacionales o en ámbito del OMCC;
6. impulsar entre los Secretariados
Diocesanos el conocimiento y permanente
aplicación de estas IFMCC; y
7. mantener una activa y constante
comunicación con los demás Secretariados
Nacionales, de manera especial en los
ámbitos de comunión y participación que
crean los grupos internacionales y el OMCC,
haciéndose protagonista en la tarea de
compartir experiencias de vida y líneas de
pensamiento expuestas en los encuentros que
celebren esos niveles.
6. LOS GRUPOS INTERNACIONALES
598. El MCC -como la Iglesia- se fue haciendo
piramidal: nació en el seno de una asociación, se
extendió a una diócesis, se propagó a un país, para
luego alcanzar todas las latitudes y todas las
longitudes, "recorriendo con carta de ciudadanía"
los caminos del mundo, al decir de Pablo VI, en la
Ultreya Mundial de Roma.
599. Ante esa expansión, fruto de su vida interna, el
MCC, por conveniencia operacional, creó
Secretariados Diocesanos y Secretariados
Nacionales, que, a su vez, encontraron caminos de
comunión y comunicación, de coordinación y de
servicio, en los Grupos Internacionales, y más
recientemente, en el Organismo Mundial de
Cursillos de Cristiandad.
600. Los Grupos Internacionales, en sus respectivos
ámbitos, son organismos de servicio y coordinación
de los Secretariados miembros, por lo que carecen
de autoridad alguna sobre los Secretariados
Nacionales o Diocesanos.
601. Dichos Grupos ejercen la representación de
los Secretariados Nacionales que los conforman,
ante el OMCC y antes las demás estructuras
eclesiales.
602. Los Grupos Internacionales tienen como
objetivo promover y mantener la unidad de los
Secretariados Nacionales de los países que
componen cada Grupo, así como impulsar la
reflexión permanente y dinámica sobre la identidad
del MCC y los esfuerzos y caminos que debe
recorrer para lograr que, fiel a su esencia, logre ser
respuesta pastoral a los interrogantes del mundo de
hoy.
603. También es objetivo de los Grupos
Internacionales
-con carácter subsidiario y complementario- ayudar
a la promoción del MCC en los países donde no
está constituido o tienen dificultades para su
desarrollo, con el previo consentimiento de la
jerarquía local.
604. Como responsables de los objetivos y
orientaciones de sus respectivos encuentros
internacionales, los Grupos se constituyen en el
instrumento con que cuenta el MCC -a ese nivelpara ordenar y coordinar los recursos, elementos y
esfuerzos que le permitan alcanzar tales objetivos.
Los Encuentros Internacionales
605. Los Grupos Internacionales orientan a los
Secretariados Nacionales miembros, mediante
reuniones periódicas, en las que revisan su
identidad y la renuevan o reajustan, a la luz del
Magisterio de la Iglesia, de los libros de los
iniciadores, de las conclusiones o resoluciones de
los otros encuentros y de estas IDEAS
FUNDAMENTALES.
606 Los Encuentros, de ese modo, se constituyen
en una autorizada referencia doctrinal y
metodológica y, a la vez, en una adecuada
estructura operacional de servicio de los
respectivos Grupos Internacionales.
607. Además de fijar los lineamientos básicos del
MCC para los países miembros, adecuando su
quehacer a las realidades históricas, a los Grupos
Internacionales les corresponde, también, elegir en
sus Escuelas las sedes de los respectivos Grupos
y/o de sus dirigentes, así como propiciar que los
Secretariados Nacionales, que los componen,
compartan experiencias apostólicas entre sí.
7. EL ORGANISMO MUNDIAL
608. El Organismo Mundial de Cursillos de
Cristiandad es ámbito de comunión y participación
de los Grupos Internacionales que lo integran e
instrumento para servir a la coordinación, la
intercomunicación y el impulso a la reflexión
permanente, con miras a mantener y desarrollar la
unidad del Movimiento a escala universal.
609. Como estructura operacional de servicio no
tiene autoridad sobre los Secretariados Diocesanos
o Nacionales, ni sobre los Grupos Internacionales.
Pero como responsable de los objetivos que le fijan
los encuentros mundiales, constituye la
organización con la que el Movimiento cuenta -a
ese nivel- para ordenar y coordinar los elementos y
esfuerzos que le posibiliten el cumplimiento de su
responsabilidad, de modo preferencial en todo lo
que se refiera a:
610. 1. La fidelidad del Movimiento a la
Iglesia Universal y a su Magisterio, como
testimonio permanente y renovado de "una
comunión firme y convencida de filial
relación con el Papa, centro perpetuo y
visible de unidad", en el marco de las notas
fijadas por el Concilio Vaticano II y los
criterios de eclesialidad señalados por Juan
Pablo II, para las asociaciones laicales;
611. 2. el cuidado de la identidad del MCC, a
la luz de los libros de sus iniciadores y en la
dinámica de las experiencias vitales,
realizadas en la Iglesia y en el mundo y
expresadas en las conclusiones, acuerdos o
resoluciones de los Encuentros
Internacionales y Mundiales y en estas
IDEAS FUNDAMENTALES.
612. El OMCC está constituido por los Grupos
Internacionales debidamente reconocidos.
613. El OMCC estima conveniente la rotación de
su sede entre los distintos Grupos que lo
conforman. Por eso designa periódicamente el
Grupo, y éste el país, donde estará la sede por el
siguiente período y cuyo Secretariado Nacional se
responsabilizará de sus objetivos y de sus servicios.
614. El OMCC consigue sus objetivos y presta sus
servicios por medio de un Comité Ejecutivo,
designado por el Secretariado Nacional del país
elegido como sede.
615 Los servicios que debe prestar el OMCC
mediante su Comité Ejecutivo son, entre otros:
1. la representación del Movimiento ante la
Santa Sede;
2. la comunicación y coordinación, en el
marco de la acción pastoral universal de la
Iglesia, con otros movimientos, asociaciones
o grupos eclesiales;
3. la comunicación y coordinación de los
Grupos internacionales y de los Secretariados
Nacionales;
4. la publicación de los libros, revistas y
boletines que constituyan en cauce de diálogo
intraeclesial y con las realidades temporales,
y sean medios de información y formación de
sus dirigentes, a la vez que fuente de
información y de intercambio de experiencias
de los Grupos Internacionales y Secretariados
que los integran;
5. la organización periódica de Encuentros
Mundiales en los que se abran caminos a la
unidad, cada vez más creciente, en lo
fundamental y a la actualización y
revitalización del MCC en el marco de una
reflexión seria y profunda que, partiendo de
los Secretariados Diocesanos y sus Escuelas,
pase por los Secretariados Nacionales y por
los Grupos Internacionales, para expresarse
en los encuentros Mundiales.
8. LOS ENCUENTROS MUNDIALES.
616. Los Encuentros Mundiales son convocados
periódicamente, cuando los Secretariados
Nacionales consideren que las circunstancias
históricas reclaman una reflexión mundial.
617. Estos Encuentros constituyen el lugar para la
reflexión sobre la unidad teológica del MCC a
escala universal y son, a la vez, oportunidad para la
lectura comunitaria de los signos de los tiempos.
618 Los Encuentros Mundiales son la máxima
estructura -y la más apropiada- que tiene el
Movimiento para el descernimiento colegiado de
esos signos, como presencia activa del Señor en la
historia y como realidad que sustenta proceso de
actualización de la mentalidad de Cursillos,
colocándola en la dinámica de la vida de la Iglesia,
del mundo y del propio MCC.
619 Los objetivos generales de los Encuentros
Mundiales son:
1. propiciar una reflexión que ayude a la
unidad en lo fundamental y a la actualización
y revitalización del cimiento; y
2. compartir experiencias vitales del
Movimiento.
620 Participan de los Encuentros mundiales todos
los que tienen Secretariados Nacionales y los que,
sin tenerlos aun, acreditados ante el Organismo
Mundial, cuentan con el aval de su respectiva
Conferencia Episcopal.
9. EL MCC EN LA VIDA Y
ACCIÓN PASTORAL DE LA
IGLESIA
1. INTRODUCCIÓN
621. Para comprender al MCC en la vida y acción
pastoral de la Iglesia, es necesario recordar dos
realidades fundamentales e íntimamente unidas
entre sí: Iglesia y pastoral. Y ello, por la
fundamental razón de que el MCC es un
movimiento de Iglesia; y, como tal, tiene una clara;
función dentro de su acción pastoral.
1. Misterio de la Iglesia
622. La Iglesia es un misterio grande, que no puede
ser abarcado en definiciones excluyentes. La
realidad de su convocación, comunión y misión
sólo pueden tratarse desde una eclesiología
comparada. Ninguna imagen de la iglesia es
exhaustiva; pero todas contienen parte de verdad.
623. La Iglesia es en Cristo como un sacramento, o
sea signo e instrumento eficaz de la unión íntima
con Dios, y la unión íntima con todo el género
humano. Por eso
decirnos que la Iglesia es un misterio y un
sacramento de Comunión.
624. La Iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo,
cuya cabeza es Cristo mismo, y cuyo cuerpo,
vivificado por el Espíritu Santo, lo formamos todos
los fieles, en íntima unidad de fe y esperanza, en
íntima corresponsabilidad en el amor y en íntima
vida de familia en la que los miembros más
pequeños son objeto de particular predilección.
625. La Iglesia es Pueblo de Dios, pueblo
sacerdotal, profético y real, nación santa, pueblo
histórico que libera, congrega y lleva al Padre a
todos los hombres en su realidad concreta de
tiempo y lugar, repitiendo en cierto modo la
Encarnación, Pasión, Muerte y Resurrección de
Jesús. Es pueblo construido en la unidad de la
diversidad y en la igualdad de la dignidad, del
origen y destino de todos los hombres.
626. La Iglesia es Sacramento universal de
salvación. Jesús, autor de la salvación, constituyó la
Iglesia a fin de que fuera para todos y cada uno, el
sacramento visible de la unidad salutífera. Ella es
servidora universal de la vida divina en todos los
hombres, a la manera de su "Maestro y Señor"; y,
en consecuencia, nada de lo que es auténticamente
humano le es extraño, pues ella debe impregnar de
la vida de Dios a todo el hombre y a todos los
hombres.
627. Dios puso en marcha la Iglesia para edificar el
Reino, del cual ella es al mismo tiempo parte e
instrumento, germen y principio. Por ello, la Iglesia
se comprende desde su misión. Ella, enviada como
el Hijo y por el Hijo, está constituida por la
comunidad de los que creen en Jesús y tienen como
misión propia continuar la tarea misma del Señor:
anunciar e instaurar el Reino de Dios, Reino de
Justicia, de amor y de paz.
2. La acción pastoral
628. Es la acción total, global, de la Iglesia Pueblo
de Dios y sacramento universal de salvación,
mediante la cual, en cumplimiento de su misión,
bajo la guía de sus Pastores, y en unión de todos los
hombres de buena voluntad, se esfuerza por
construir entre los hombres el Reino del Padre.
629. Esta acción total de la Iglesia se realiza
fundamentalmente:
-en la edificación de la Iglesia misma, de su
propio ser, como lugar privilegiado de
redención y liberación; como anticipo y
germen del Reino, como comunidad en
proceso de salvación: hija y madre, discípula
y maestra de verdad, penitente y
reconciliadora, se rehace continuamente en
humildad por la fuerza del Espíritu;
-en su presencia dinámica en el mundo, al
cual fue enviada por su Fundador y Cabeza
como sal, fermento y luz, para que, así, fuese
agente de salvación en la trama misma de
toda la historia humana; historia de salvación.
630. Ante la actual situación de los hombres
en el mundo, la acción de la Iglesia, en
respuesta a la Palabra de Dios, se orienta hoy
con especial énfasis en estas grandes líneas:
-un mayor compromiso con Cristo y con el
mundo que tiene que salvar;
-un concepto más integral y más comunitario
del Plan salvífico de Dios;
-un respeto mayor a los individuos, como
consecuencia de un mayor reconocimiento de
la dignidad de la persona humana;
-una constante atención a los signos de los
tiempos;
-una mayor toma de conciencia de la
necesaria presencia en el mundo, como
fermento (encarnación) y corno respuesta
(servicio);
-una renovada flexibilidad de forma y de
estructuras.
2. EL MCC EN LA VIDA DE LA IGLESIA
1 EL MCC, patrimonio de la Iglesia
631. El MCC es un movimiento de Iglesia. Nació
de un plan pastoral, al calor de una comunidad
cristiana presidida por el obispo; en ella sus
dirigentes y sus estructuras convocan y ayudan a la
conversión; en ella despiertan el hambre de Dios y
enseñan a vivir de su savia; desde ella y en su
nombre fermentan los ambientes y abren espacio al
Reino de Dios.
632. EL MCC, fiel a su mentalidad, finalidad y
lodo, es un instrumento de renovación cristiana
dentro la Iglesia. En ella ha creado multitud de
núcleos de fieles que viven y conviven lo
fundamental cristiano y se esfuerzan, así, por
fermentar de Evangelio los ambientes. Miles de
cristianos renovados en un Cursillo de Cristiandad
han revitalizado instituciones y movimientos, han
dado origen a nuevos movimientos, ocupan puestos
de responsabilidad en la acción pastoral de la
Iglesia. El MCC aporta a la Iglesia un método
apostólico, acrisolado en la experiencia en el
campo de la evangelización. Trabaja y vive en
equipos eclesiales en íntima comunión con el
obispo. Es por ello, una parte de la vida y acción
pastoral de la Iglesia; es, ya, un patrimonio de la
Iglesia universal.
2. Los criterios de eclesialidad que deben
inspirar la vida y acción del MCC en la pastoral
de la Iglesia.
633. El MCC, como parte de la Iglesia, tiene en ella
una función específica, acorde con su esencia,
finalidad y método propio. Esa presencia y acción
del MCC en la Iglesia se vive dentro del marco de
unos criterios eclesiológicos pastorales, válidos
para cualquier acción pastoral, que se derivan del
ser mismo de la Iglesia, y del Movimiento, como
agente de pastoral.
Sentido de Iglesia
634. Saberse y sentirse Iglesia, servir a la Iglesia,
hacer Iglesia, aparte de ser los mejores títulos que
deben ostentar quienes trabajan en la Iglesia para
implantar el Reino de Dios en el mundo, son la
única razón profunda y válida que puede justificar
la existencia misma y la permanencia en ella de
todos sus movimientos y organizaciones
apostólicas.
635. Precisamente por eso el MCC, para que la
Iglesia se realice en el mundo como Cristo lo quiso,
debe interesarse en su pastoral, trabajar en ella con
ahínco, hasta lograr que la historia y los hombres
todos se integren al Plan salvífico de Dios. Todo
otro horizonte es reducido. Eso supone que, por
sobre todo, el MCC se sienta hijo de la Iglesia. Así
se lo pide el Papa: "Junto con vuestros Pastores
estudiad los caminos aptos para la difusión del
Evangelio. Pero, sobre todo, sed hijos fieles de la
Iglesia.
Sentido comunitario y corresponsabilidad
636. Dios es solo, pero no solitario. Es la más
perfecta comunidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Lo esencial en la comunidad de Dios es la
pluralidad de personas en la unidad de la esencia.
Tres personas distintas un solo Dios verdadero;
Cristo, Dios y Hombre, es el gran revelador de
Dios-Amor y de cómo Dios es amor: en
comunidad, en unidad.
637. Creado a imagen y semejanza de Dios, el
nombre se hace semejante a Dios por el amor,
cuando se relaciona sinceramente con sus
semejantes, en un intercambio de verdad y de vida.
Desde el misterio de la iglesia, es cristiano quien,
injertado en Cristo por medio del bautismo, ame,
conviva y comparta con los hermanos. Ser cristiano
será siempre hacer comunidad de fe, de esperanza y
de amor.
638. El MCC es un agente en la construcción de la
iglesia como sacramento de comunión y
participación; en consecuencia, pone al servicio de
la Iglesia todos sus recursos para colaborar con ella
en su acción pastoral y en la creación y promoción
de comunidades cristianas, en plena
corresponsabilidad con la misma Iglesia.
Revisión y renovación
639. Hablando de la Iglesia en general, Pablo VI no
tuvo inconveniente en afirmar que la palabra
"aggiornamento" habrá de estar siempre presente
en ella como meta programática, como un estímulo
a su siempre renaciente vitalidad, a su siempre
vigilante capacidad de estudiar los signos de los
tiempos, es decir, a su siempre joven agilidad para
probar todo y quedarse con lo que es bueno,
siempre y en todas partes.
640. El MCC siente con la Iglesia la necesidad de
revisarse y renovarse cada día y casi cada
momento. Este renovarse constantemente supone
estar atento a la vida de los hombres y al
dinamismo de su historia personal y colectiva,
tratando de descubrir a la luz de la palabra, a través
de los signos de los tiempos, la forma con que aquí
y ahora puede servir a la Iglesia y al mundo.
641. El MCC nació experimentando el doloroso
problema de buscar caminos nuevos, que
aseguraran la autenticidad cristiana del ser y la
eficacia del estar y del actuar en el mundo de todos
los bautizados. Este generoso anhelo motivó su
nuevo estilo, su temática y su metodología propios.
La renovación es esencial a su origen y a su
desarrollo.
642. Pablo VI, muchos años después, nos anima a
seguir en ese clima constante de revisión y
renovación: "Perseverad en el empeño de acomodar
vuestro mensaje a las realidades consoladoras que
se nos anuncian, conciliando la actividad y
apostolado con una nueva situación que exige
soluciones precisas y justas, verdaderas y cabales.
Junto con vuestros Pastores, estudiad los caminos
aptos para la difusión del Evangelio".
Encarnación
643. Para que la Iglesia pueda ofrecer a todos el
misterio de salvación y la vida traída por Dios,
debe insertarse en los diferentes grupos humanos,
con el mismo afecto con que Cristo se unió por su
encarnación, a ciertas condiciones sociales y
culturales de los hombres con quienes convivió.
Esta renovada encarnación exige asumir la realidad
humana y adaptarse cada día.
644. Igualmente, para que el MCC cumpla su
objetivo, debe tener una permanente y necesaria
encarnación de su mentalidad y de su método a las
condiciones sociales y culturales de cada lugar y
tiempo. Este esfuerzo de inculturación supone y
exige a todos los responsables del Movimiento
constante reflexión, análisis sereno y profundo de
la realidad siempre cambiante, permanente actitud
de búsqueda y frecuente evaluación de fracasos y
logros obtenidos.
645. El MCC asumió las 5 notas de eclesialidad
formuladas por Juan Pablo II en su Christifideles
Laici (N0 30), y recogidas y comentadas en el Cap.
2, Esencia; Finalidad (N0. 93 a 103) y que son:
-la primacía que se da a la vocación a la
santidad;
-la responsabilidad de confesar la fe católica;
-el testimonio de una comunión firme y
convencida de filial relación con el Papa y el
Obispo respectivo;
-la conformidad y la participación en el fin
apostólico de la Iglesia; y
-el servicio de la dignidad del hombre.
646 Ser y actuar como Iglesia exige, pues, al MCC,
una comunión orgánica con la jerarquía, expresada
en obediencia, diálogo, iniciativa y
corresponsabilidad a la recíproca colaboración.
647. Los iniciadores del MCC tuvieron conciencia
clara de esta verdad y de sus exigencias: "Mientras
los Cursillos de Cristiandad se mantengan en línea
con la Iglesia viva, al compás de sus mejores
inquietudes y a las órdenes de quienes la rigen,
nada tememos de ellos, mucho esperamos de sus
frutos. Por eso pudo exclamar el Papa: "Cursillistas
de Cristiandad, Cristo, la Iglesia, el Papa, cuentan
con vosotros.
3. LA FUNCIÓN PROPIA DEL MCC EN LA
ACCIÓN PASTORAL DE LA IGLESIA
1. El Ministerio de la Iglesia
648. La Iglesia, depositaría de una única misión, la
misma de su Señor, la cumple con una acción
variadísima y multiforme, como variadas y
multiformes son las realidades de los hombres, que
exigen respuestas dinámicas siempre nuevas a la
luz de la perenne Palabra de Dios.
649. Para llevar a cabo su única y específica misión
de evangelización, el Señor la dota de variedad de
carismas al servicio de la construcción del Pueblo
de Dios y tensión del Reino. Partícipe de la misión
total de Jesucristo, la Iglesia cumple variedad de
servicios o ministerios que los pastoralistas suelen
agrupar en categorías: El Ministerio Profetice o
servicio de la Palabra; el Ministerio Litúrgico o
servicio cultual; el Ministerio Hodegético o
conducción de la comunidad cristiana, que incluye
el servicio de la caridad y la justicia. Todo ello son
formulaciones sólo aproximadas del infinito
Ministerio salvífico de Jesús, perpetuado en la
Iglesia.
2. La función específica del MCC
650 El MCC se identifica dentro de la acción de la
Iglesia por sus opciones pastorales, opciones que ha
ido madurando a través de su experiencia pastoral y
que ha formulado en los diversos Encuentros
Internacionales.
651. Como agente de pastoral, el MCC tiene una
función específica que, en la realización de la unica
misión de la Iglesia, está determinada por su propia
mentalidad y método y expresada por su finalidad.
652. En consecuencia, el MCC se sitúa en la
pastoral de la Iglesia:
-como un elemento y un instrumento de la
Pastoral Profética,
-con función propia en la fermentación
evangélica de los ambientes
-y con una forma específica determinada por
su mentalidad y método.
653. El MCC se ha comprometido a colaborar con
la Iglesia total en la tarea de fermentar de
Evangelio los ambientes, mediante la sincera
conversión o renovación cristiana de los hombres
que tienen mayor influencia natural en ellos. Y para
que su colaboración sea eficaz, pone al servicio de
la Iglesia su propio método.
3. La evangelización de los ambientes, opción
fundamental del MCC
El MCC, agente de evangelización
654 "Es en la evangelización donde se concreta y
se despliega la entera misión de la Iglesia... Por la
evangelización, la Iglesia es construida y plasmada
como comunidad de fe; más precisamente, como
comunidad de una fe confesada en la adhesión a la
Palabra de Dios, celebrada en los sacramentos,
vivida en la caridad como alma de la existencia
moral cristiana... Cada discípulo es llamado en
primera persona; ningún discípulo puede
escamotear su propia respuesta; '¡Ay de mí si no
predicara el Evangelio!' (1 Cor 9, 16)" Por la
misma razón, una característica fundamental de la
eclesialidad de cualquier movimiento, consiste en
"la conformidad y la participación en el fin
apostólico de la Iglesia, en su misión.
655 El MCC es plenamente consciente de la
importancia y trascendencia del Ministerio
Profetice o evangelización, primera realidad de la
economía de la salvación y principio de toda la
vida para la Iglesia, y se hace no sólo solidario con
todos los otros agentes de la pastoral Profética, sino
también ejecutor, con función propia, según su
esencia, finalidad y método, de este ministerio
eclesial. El MCC vive, pues, en comunión
misionera con la Iglesia, porque entiende que "dar
fruto es una exigencia esencial de la vida cristiana
y eclesial. El que no da fruto no permanece en la
comunión: Todo sarmiento que en mí no dé fruto,
mi padre lo corta. El MCC optó por ser agente de
evangelización como un elemento y un instrumento
de la Pastoral Profética.
656. Esa tarea evangelizadora la asume el MCC
sobre las huellas de la Iglesia, como un ministerio
liberador de todo el hombre y de todos los
hombres, como una tarea histórica, porque ha
llegado la hora de la liberación: el Reino de Dios
está cerca. El MCC es consciente de que la
liberación integral es parte integrante de la
evangelización y que ésta se expresa en la vivencia
del Evangelio corno servicio a la persona (en la
promoción de su dignidad y en la defensa del
inviolable derecho a la vida) y a la sociedad. El
MCC sabe que la evangelización hace del
evangelizador y del evangelizado, destinatario y
protagonista de la vida familiar, política y
económico-social, en Ia perspectiva del Reino. En
este sentido, la evangelización es el mejor servicio
que se puede prestar al hombre.
657. La evangelización que asume el MCC, como
parte de la Iglesia, tiene como finalidad evangelizar
la cultura y las culturas del hombre. La cultura es la
matriz, consciente o sub-consciente cultural que
legítima los sistemas políticos, sociales y
económicos y las estructuras de injusticia. Por ello,
sólo en la inculturación del Evangelio "desde
dentro y a través de la cultura, la fe cristiana llega a
hacerse histórica y creadora de historia",
renovadora de sistemas y estructuras. De ahí "la
urgencia pastoral de reservar a la cultura una
especialísima atención" y el llamamiento a "los
fieles laicos para que estén presente, con la insignia
de la valentía y la creatividad intelectual, en los
puestos privilegiados de la cultura.
658. El MCC comprende y acepta que la nueva
evangelización propuesta por el Papa como tarea a
la Iglesia Universal, debe evangelizar el actual
proceso de unificación cultural plantetaría, teniendo
en cuenta la diversidad de características,
situaciones y problemas, con una acción plural,
diversificada e inculturada; y al mismo tiempo con
una acción integrante y complementaria en la
unidad de la Iglesia salvíficamente universal. Ello
impone el diálogo entre todas las Iglesias, el
reconocimiento de los valores y desvalores
regionales y la promoción de la corresponsabilidad
eclesial.
659. En un mundo donde las dos terceras partes de
los hombres son pobres, éstos han irrumpido en la
historia como un colectivo cultural e histórico,
"víctima de una historia de injusticia y protagonista
de otra historia de salvación". Para ello, en el
corazón de la nueva evangelización está la opción
preferencial y solidaria por los pobres. Ellos hacen
a la Iglesia un profundo llamamiento: la Iglesia, en
virtud de su compromiso evangélico, debe
considerarlos tarea prioritaria.
660. Estas convicciones fundamentales sobre la
evangelización constituyen criterio fundamental y
prioridad en el MCC y hacen de la tarea
evangelizadora la matriz de la actividad e identidad
pastoral del Movimiento.
El MCC, agente de la Pastoral Ambiental
661. Desde sus inicios, el MCC comprendió que
era necesario cambiar radicalmente el mundo y
optó por hacerlo a través de lo que su finalidad
define a veces como
Vertebración de Cristiandad, a veces como
Fermentación de los Ambientes. El MCC optó por
una Pastoral Ambiental.
662. Esta opción pastoral incluye dos exigencias
esenciales:
-Encarnarse en las culturas, y
-Asumir la dimensión misionera de la Iglesia
misma.
La evangelización es un servicio no primariamente
al interior de la Iglesia, sino un servicio de la
Iglesia y, como Iglesia, al mundo.
663 El MCC, para cumplir su misión
evangelizadora, optó por evangelizar los ambientes
decisivos, porque es en ellos donde
preferentemente se crea, se transmite y se
transforma la cultura. Pero además, es allí donde se
produce la ruptura entre el Evangelio y la cultura,
entre la cultura y los valores, y allí también donde
se recrea esa comunión. En ello coincide con la
pastoral actual que contempla, como una prioridad,
la creación de equipos apostólicos o movimientos
de laicos en los ambientes o estructuras
funcionales, donde se elabora y decide en gran
parte el proceso de liberación y humanización de la
sociedad.
664. El MCC realiza esta Pastoral Ambiental a
través de las personas de mayor influencia natural
en los ambientes, de los mejores agentes de
cambio, organizados y conjuntados en núcleos de
cristianos.
665. La Pastoral Ambiental constituye la opción
específica del MCC, concreta su mentalidad,
persigue su finalidad, identifica al MCC como
agente de pastoral en la Iglesia. La estrategia y
método, en sus tres tiempos, facilitan dicha opción.
Más concretamente, el MCC se compromete a:
-planificar su acción pastoral en función de su
finalidad última y, en esta perspectiva,
preparar y realizar siempre los Cursillos en
función directa de la transformación de los
ambientes;
-estudiar, descubrir y jerarquizar los
ambientes y en ellos localizar a los hombreseje u hombres-vértebra;
-posibilitarles la vivencia de lo fundamental
cristiano, ayudándoles a descubrir y a realizar
su vocación personal, con respeto de la
misma;
-promover su conversión constante y
progresiva, integrándolos en núcleos de
cristianos para que, desde esa comunidad,
con el ejercicio de su natural influencia,
contribuya cada uno a impregnar de
Evangelio sus propios ambientes, dentro de la
vía de la normalidad.
666. He ahí el compromiso específico del
Movimiento. El que se debe pedir. Del que no se
debe separar.
4. CARACTERÍSTICAS DE LA OPCIÓN
FUNDAMENTAL DEL MCC
667. La evangelización o fermentación de los
ambientes, la Pastoral Ambiental, viene precisada y
completada por tres características fundamentales u
opciones pastorales integrantes.
1. La opción por la persona humana
668 El hombre, el antropocentrismo, constituyen un
valor fundamental en el MCC. Es finalidad
intermedia ayudar a descubrir y realizar la vocación
personal con respeto de la misma. Esa es la opción
radical por el hombre, ya que "toda vida humana es
una vocación. La plena realización humana es parte
esencial del servicio a la persona y a la sociedad.
Eso es colocar al hombre, a la persona humana, en
el centro de la cultura, de la sociedad y de la
historia, del Reino de Dios como tarea.
669. La plena realización humana es, igualmente,
parte esencial de la vocación a la santidad personal
y a su misión, vocación que el hombre debe
descubrir y vivir. El MCC está comprometido en la
creación del hombre nuevo, según Dios, en justicia
y santidad.
670. La opción del MCC por el hombre expresa su
fe en que el hombre es el constructor de la sociedad
y el núcleo fundamental de su cambio. El hombre
nuevo es el agente renovador de los ambientes y
culturas, y, mediante ello, el agente de cambio de
las estructuras. No habrá nuevas y renovadas
estructuras si no hay hombres nuevos. De ahí que el
secreto está en el hombre y no en los métodos. De
ahí que el MCC coloca lo fundamental en el SER,
no en el HACER, en el hombre-cristiano y no en
las "obras cristianas", en la realización
interdependiente personas-comunidad.
2. La opción por la Pastoral Kerygmática
671. El MCC se definió como un agente con
función específica dentro de la Pastoral Profética y
dentro de ésta, en la Pastoral Kerygmática. Es
preciso comprender cabalmente el alcance de esta
afirmación.
672. La dimensión Kerygmática constituye como el
carácter definitorio del estilo evangelizador del
MCC en os ambientes prioritarios. Más que de
kerygma, hablamos
de una Pastoral Kerygmática que siempre hemos
comprendido de esta manera:
673. Es una pastoral de renovación en
contraposición a una pastoral de conservación: se
centra en la evangelización y no en la catequesis ni
en la apologética, en el renovar el ser-cristiano, en
despertar el hambre de Dios, en buscar la
experiencia de Dios, que lleva a la conversión
integral, progresiva y operante.
674. Es una pastoral predominantemente de
anuncio, pero no de cualquier anuncio, sino del
primero, del anuncio de la Buena Nueva, de lo
fundamental cristiano a quienes no lo conocen, o
conociéndolo no lo viven. Es una pastoral
esencialmente misionera, va en busca de la oveja
perdida.
675. Es un anuncio-denuncia-llamamiento "con una
palabra que convierte y salva, que se convierte en
acontecimiento, que abre espacio a Dios, porque
crea hambre de Dios, por una palabra destinada a la
conversión"; palabra que denuncia y anuncia,
palabra encarnada que hace presente y
experimentable aquello mismo que proclama,
palabra cargada de esperanza.
676 El mensaje lo constituye el anuncio de lo
fundamental, Jesucristo, su vida y su doctrina,
siempre base nuclear del mensaje perpetuo a través
de la historia, en su prolongación viva que es la
Iglesia. Siendo la Palabra de Dios radicalmente
distinta de las palabras humanas, "aunque sean
éstas, palabras que discurren sobre cosas de Dios",
el MCC está atento a todos los caminos por donde
nos llegan las voces de Dios: la creación, la
historia, los profetas, los signos de los tiempos, los
acontecimientos históricos...
677 Es, finalmente, un método Kerygmático. Lo
que conlleva, como signo, la palabra y el
testimonio. La palabra debe ser una proclamación
dinámica, que engendra crecimiento y plenitud por
los frutos; una proclamación jubilosa, que asume el
dolor humano para transformarlo en vida, porque
arranca de y lleva a un concepto pascual del
hombre y de la historia. Ese anuncio pretende no la
información sino la vivencia y convivencia en
quien lo recibe. Debe convertirse en
acontecimiento cumbre para quienes lo escuchan.
678. Este anuncio sólo puede ser hecho por testigos
acreditados por Dios: anuncio testimonial,
transparencia de Dios en la vida de hombres que se
han encontrado con el Señor y se esfuerzan por ser
oyentes fieles, conocedores entusiastas y
profundos, personas poseídas por la Palabra que
han de proclamar. Además, el anuncio debe ir
acompañado por signos inteligibles al hombre de
cada época: el compromiso por la justicia, la paz, la
inserción apostólica en las realidades temporales, la
vivencia comunitaria de la fe... El anuncio lleva,
pues, inseparable, el testimonio de una vida integral
y el testimonio de un compromiso con el Señor y
con los hermanos.
679. Esto es lo que con mayor o menor precisión
hemos entendido y pretendido en el MCC, cuando
hablamos de Pastoral Kerygmática.
680. El carácter Kerygmático, sin ser excluyente,
invade la estrategia y el método del MCC en sus
tres tiempos, aunque con acentos diferentes.
681. En el Precursillo, porque para ser respuesta, el
MCC debe conocer la realidad; y en ella descubrir
lo que se opone al Reino, lo mismo que descubrir
en la entraña de las culturas "las semillas del
Verbo": cuáles son las aspiraciones humanas, los
valores culturales coincidentes germinalmente con
el Reino de Dios... Precursillo Kerygmático es abrir
a los hombres a la transcendencia, despertar en
ellos su capacidad de Dios. Es abrir el Movimiento
a la presencia de Dios en las diferentes culturas.
682 En el Precursillo, la dimensión Kerygmática
tiene su acento prioritario en el testimonio de una
vida centrada en Cristo y comprometida con los
hermanos. Es un pre-anuncio, anuncio existencial.
Se trata del lenguaje y de la revelación del amor: en
eso conocerán que somos discípulos del Señor.
683. Es en el Cursillo donde la Pastoral
Kerygmática adquiere su máxima expresión dentro
del Movimiento. Desde el punto de vista del
"contenido" Kerygmático, en el MCC se hizo
opción por presentar lo fundamental desde el
kerygma de la Gracia, que resulta así, un kerygma
vivencial y germinal. La gracia se hace kerygma
trinitario: comunión y participación de la vida de
Dios trino; kerygma eclesiológico-sacramental. El
acento prioritario está en el anuncio-denunciallamada, avalado por el testimonio integral del
equipo dirigente.
684. El método, la vivencia jubilosa, la conversión,
la experiencia comunitaria de Dios, todo es
prioritariamente Kerygmático en el segundo tiempo
del MCC.
685. También el Poscursillo, que busca la
conversión progresiva y permanente, la comunión y
la participación, la misión y la corresponsabilidad,
exige el talante Kerygmático-vivencial-testimonial.
El acento varía en dos etapas:
a) los recién salidos de Cursillo requieren un
catecumenado Kerygmático para afianzar la
conversión apenas: iniciada;
b) luego es necesaria una profunda catequesis
que explicite y complemente el anuncio
fundamental; catequesis que, sin embargo, no
debe olvidar la
dimensión vivencialtestimonial indispensable para una
conversión Integral, progresiva y operante.
686 En la comprensión y vivencia del misterio de
Jesús, los fieles cristianos deben ahondar incluso en
el conocimiento teológico, saber no privativo de
selectos. Es más: mediante la permanente reflexión
palabra-vida, sus comunidades se constituyen en
auténticos lugares de elaboración teológica.
3. La opción por la Pastoral Comunitaria
687. Desde sus inicios, el MCC optó por la
vivencia comunitaria de la fe y así lo acuñó en su
definición. Decidió que el Precursillo fuera una
acción preferentemente comunitaria en sus agentes
y destinatarios; comprendió que el Cursillo es una
acción de la Iglesia y como Iglesia, vivida en la
comunión del equipo. En el Poscursillo los núcleos
cristianos son clima de vivencia de lo fundamental
cristiano y plataforma de lanzamiento apostólico.
688 En el Poscursillo, el MCC, como agente de la
Pastoral Ambiental, aporta a la Iglesia núcleos o
pequeños grupos -fermento de comunidad eclesialque, en íntima amistad conviven su cristianismo,
crecen cada día más en la fe e irradian a Cristo en
sus ambientes.
689. Esta aportación está en la esencia misma de la
Iglesia y responde a una exigencia constante de su
acción salvífica, que se hace signo comprensible en
la pequeña comunidad, la relación vivida en
comunión concreta es, además, una profunda
exigencia antropológica. El hombre, en efecto, es
esencialmente trascendente, es comunión, es
donación mutua. La comunidad es, también, una
respuesta a las grandes carencias del hombre de
hoy, que vive en un mundo que le ha llevado al
anonimato, la deshumanización y el aislamiento
espiritual, no sólo en las grandes ciudades, sino en
todos los sitios en que, en alguna forma, sufren las
consecuencias de la tecnificación, la urbanización y
la masificación.
690. El MCC tiene la llave de su eficacia
precisamente en la promoción de la siempre
renovadora conversión de cristianos que, por su
influencia natural en los ambientes, en núcleos de
comunidades, en íntima unión con Cristo y con los
hermanos, viven el misterio de la Iglesia en
comunión con el Padre, y, movidos por el Espíritu,
hacen Iglesia y realizan la misión de Cristo en su
servicio al mundo, plenamente comprometidos en
su acción liberadora.
5. EL MCC Y LA PASTORAL ORGÁNICA O
PASTORAL DE CONJUNTO
691. Siendo la Iglesia una comunidad, no cabe en
ella ni el aislamiento ni los individualismos; siendo
un cuerpo orgánico no cabe en ella la separación
sino la integración. Por eso, atenta siempre a los
signos de los tiempos, y consciente de que en los
actuales momentos el hombre siente la necesidad,
cada vez más imperiosa, de agrupar y conjugar
esfuerzos en todas las dimensiones de su vivir y
actuar, la Iglesia insiste en la urgencia de lograr la
llamada Pastoral Orgánica o Pastoral de Conjunto,
es decir, la ;coordinación e íntima conexión de
todas las obras de apostolado, en torno a criterios
compartidos y objetivos :comunes, bajo la
dirección de los obispos, de suerte que todas las
empresas o instituciones apostólicas consigan la
mayor eficacia, construyan y resplandezca al
mismo tiempo la unidad.
692. El MCC nació en un plan pastoral, al calor de
una comunidad cristiana, bajo la guía de un Obispo
diocesano. Por eso jamás olvida que su misión no
puede ser Improvisada ni dispersa. Para conseguir
la mayor eficacia, supuesta la Gracia del Señor, el
MCC hace, en cada Secretariado su propio plan
pastoral a la luz de las necesidades ambientales y
de la pastoral de la Iglesia diocesana.
693. El MCC es un movimiento esencialmente
diocesano. Por eso ha renovado en todos sus
Encuentros conciencia de que no puede ser
considerado como un agente aparte, disperso, de la
comunidad eclesial. El MCC es un elemento y un
instrumento de esa pastoral.
694 En consecuencia, el MCC fiel a su opción
fundamental por la Pastoral Ambiental, y dentro de
su mentalidad, finalidad y método, debe estar al
servicio de Pastoral Orgánica de la diócesis y, en
consecuencia, debe colaborar en la planificación y
ejecución de sus planes pastorales.
695. El MCC por ser un movimiento ambiental,
impulsará a quienes hacen Cursillo a vivir su
compromiso fundamental en sus ambientes; y a
buscar con libertad su comunidad definitiva. Sin
embargo, motivará también a los cursillistas a que
colaboren con la parroquia, "comunión de
comunidades", y sean en ellas instrumento de
renovación cristiana, en plena comunión con sus
párrocos.
696. Siempre dentro de su opción fundamental, su
mentalidad, finalidad y método propios, estará en
comunión dinámica y real con la Iglesia nacional y
universal, a través de sus Secretariados Nacionales
y Grupos Internacionales y a través del OMCC,
instrumento de comunión e información mundial.
6. CONCLUSIÓN
697. Es claro que el MCC es, dentro de la Iglesia,
un agente de pastoral específica y, en consecuencia,
no es agente de toda la pastoral de la Iglesia, ni
tampoco agente de cualquier pastoral dentro de
ella.
698. El MCC está comprometido a colaborar en la
tarea evangelizadora de la Iglesia (Pastoral
Profética), dentro del campo específico de la
fermentación de los ambientes (Pastoral
Ambiental).
699. Para lograrlo, pone al servicio de la Iglesia su
método, mentalidad y finalidad: posibilita la
vivencia de lo fundamental cristiano (Pastoral
Kerygmática) a aquellos hombres que tienen mayor
influencia natural en sus ambientes, con respeto y
promoción de la vocación personal (opción por la
persona humana), para que, conjuntadas en núcleos
de cristianos (Pastoral Comunitaria), fermenten de
Evangelio sus propios ambientes y, mediante ello,
renueven la cultura y las estructuras para
aproximarlas al diseño del Reino de Dios.
GLOSARIO
Ambiente: Conjunto de personas, ideas, valores y
circunstancias que concurren en un determinado
lugar y tiempo, y que influyen en el modo de ser,
de pensar y de actuar de todos (Cf. N° 418)
Apologética: Parte de la teología que tiene como
finalidad la búsqueda de las razones para creer y la
defensa de la religión; y más específicamente, del
cristianismo y su doctrina (Cf. N° 19).
Carisma: Es una gracia especial, dada por Dios,
que capacita y motiva a los fíeles que la reciben,
para los servicios útiles en la renovación y la mayor
edificación de la Iglesia. Puede ser extraordinario y
ordinario. El juicio sobre su autenticidad y ejercicio
razonable pertenece a quienes tienen la autoridad
en la Iglesia (Cf. LG, 12) (Cf. N° 129).
Coordinador: (Ver Rector).
Cristiandad: Es el grupo de cristianos que,
viviendo la Gracia de un modo consciente,
creciente y compartido, hace fermentar el
Evangelio en sus ambientes (N° 137).
Cuarto día: Es el espacio en el que se desarrolla la
vida -nueva del cristiano después de los tres días
del cursillo (Cf. N° 411).
Cultura: Es el modo particular con que, en un
pueblo, los hombres cultivan su relación con la
naturaleza, entre sí mismos y con Dios, de modo
que puedan llegar a un nivel verdadera y
plenamente humano. Es el estilo de vida común
que caracteriza a los diversos pueblos; por ello se
habla de pluralidad de culturas (Cf. GS, 53). Lo
esencial de la cultura está constituido por la actitud
con que un pueblo afirma o niega su vinculación
con Dios (Cf. Puebla, 386, 389) (N° 142).
Cursillismo: Es la visión distorsionada del MCC.
Entre otras, la del que pone el acento más en la
técnica que en el espíritu; la del que valora más el
estilo que el contenido; la del que cree ser el único
destinatario o el único agente de evangelización; la
del que cree que el MCC es obra exclusivamente de
seglares o sólo de sacerdotes (Cf. Nos. 302, 269,
576).
Cursillista: La persona que ha vivido la
experiencia de un Cursillo de Cristiandad (Cf. Nos.
185-188, 239).
Decuria: Palabra con la que, en algunos lugares, se
designa a los pequeños grupos que se forman los
tres días del Cursillo (Cf. N° 359).
Dirigente del MCC: Es toda persona que,
sintiéndose llamada, centra su vida en lo esencial
del cristianismo y del MCC, se compromete en
favor de las cosas del Reino y busca conjuntarse
con otros para profundizar la vivencia de lo
fundamental cristiano en sí mismo, en el MCC y en
los ambientes en que se mueve. Hay sitios en que,
en lugar de la palabra dirigente, se utiliza la de
responsable, militante, vértebra, líder, servidor,
testigo, colaborador, cristiano comprometido, etc.
(Cf. N° 539).
Escuela de Dirigentes: Es la comunidad de
cristianos que, unidos por un clima de Reunión de
Grupo, buscan estar cada día más centrados, más
comprometidos y más integrados, para acelerar la
vivencia de lo fundamental cristiano en sí mismos,
en el MCC y en los ambientes en que se mueven
(N° 540).
Estrategia: Es la planificación integral de la acción
del MCC (N° 176).
Estructuras: Es el conjunto de instituciones y de
realizaciones prácticas que orientan u organizan la
vida económica, social, política, cultural y religiosa
(Cf. LC, 74) (Cf. N° 144).
Evangelización: Es la acción de llevar la Buena
Nueva, con el testimonio de vida y de palabra, a
todos los ambientes de la humanidad, y, con su
influjo, transformar desde dentro la conciencia
personal y colectiva de los hombres (Cf. EN, 18,
21, 22) (Cf. Nos. 107-108).
Fase: Cada uno de los pasos que se dan en el
Cursillo de tres días (Cf. Nos. 355-359).
Fermentación evangélica de los ambientes: Es la
acción que realiza el cristiano que ha tomado
conciencia de su bautismo y lo vive en la
normalidad de su vida. Es la finalidad última del
MCC. Se puede realizar individual o
comunitariamente. El modo específico de realizarla
el MCC es mediante la acción de grupos o núcleos,
en los que sus miembros conviven lo fundamental
cristiano y proyectan la dinámica de su ser cristiano
hacia su ambiente (Cf. N° 145).
Grupo: Conjunto de cristianos que se vinculan
entre sí por la amistad para crecer, madurar y dar
fruto apostólico (Cf. ChL, 57) (Cf. Nos. 467-473,
487),
Inculturación: Es la íntima transformación de los
auténticos valores culturales, mediante su
integración en el cristianismo y la radicación del
cristianismo en las diversas culturas humanas (Cf.
Sínodo de los Obispos, 1985, Documento Final, II,
D, 4).
Inductivo (Método): En el MCC entendemos por
método inductivo el modo de establecer los
principios de acción: en primer lugar se vive y se
actúa cristianamente; y, después, a la luz de la
experiencia y del Evangelio, se formulan los
principios teóricos del método y de la estrategia del
MCC (Cf. Nos. 13, 170).
Intendencia: Las oraciones y sacrificios
voluntarios de unos cristianos, realizados individual
o comunitariamente, con la finalidad de ayudar a la
conversión de los hombres (N* 180).
Líder: (Ver Vértebra).
Mentalidad: Es el conjunto de criterios,
convicciones, actitudes vitales y opciones
pastorales que, ante circunstancias que provocan
unas necesidades históricas, impulsan el nacimiento
de una obra y configuran su identidad (N° 8).
Método: Es la disposición y el empleo adecuados
de ciertos medios, claramente conocidos, para
alcanzar, con la mayor probabilidad de éxito, con la
mayor rapidez y con la mayor perfección, una meta
propuesta (N° 154).
Militante: Es el hombre o mujer que vive su
compromiso bautismal al servicio de la Iglesia y de
sus hermanos (Cf. Nos. 406-410).
Opción por los pobres: Es una actitud dinámica de
conversión que tiene como objeto primario el
sentirse pobre, situarse junto al pobre y, desde él,
analizar el hecho, las estructuras y sistemas que lo
origina. Se trata de asumir la causa de los pobres
(Cf. N° 659).
Padrino: (Ver Presentante).
Palanca: (Ver Intendencia).
Pastoral: Es la acción total, global, de la Iglesia
Pueblo de Dios y Sacramento universal de
salvación, mediante la cual, en cumplimiento de su
misión, bajo la guía de sus Pastores, y en unión de
todos los hombres de buena voluntad, se esfuerza
por construir entre los hombres el Reino del Padre
(N° 628). Engloba tres ministerios: el profético,
que se realiza en el anuncio de la Buena Nueva
(kerygma, catequesis, homilía); el litúrgico, que es
la celebración del culto de la nueva alianza y de la
alabanza divina; el hodegético o servicio de la
caridad, que es la acción que se realiza para
promover la unidad, armonía y dinamismo del
pueblo de Dios.
Poscursillo: Es el medio comunitario destinado a
incrementar e impulsar la conversión y vivencia
cristiana iniciada en el Cursillo, para hacer que las
inquietudes individuales y de los grupos, que de él
se originan, lleguen a fermentar de Evangelio la
comunidad eclesial y humana y las estructuras
temporales (N° 435).
Precursillo: Es el medio comunitario de selección
de ambientes y de búsqueda, selección tratamiento
y preparación de los candidatos a realizar la
experiencia de un Cursillo (Cf. CR, 32; N° 200).
Presentante: Es la persona o grupo que busca,
selecciona, prepara e inscribe al candidato para un
Cursillo. Su misión se prolonga hasta que el
cursillista se integre en una comunidad cristiana
(Cf. N° 234).
Rector: Es el principal responsable laico para que
el Cursillo se desarrolle perfectamente (Cf. Nos.
276-280).
Responsable: (Ver Dirigente).
Reunión de Grupo: Es el medio del que se vale el
Poscursillo para hacer posible, en un clima de
amistad y gracia compartida, la vivencia auténtica,
continua y progresiva de lo fundamental cristiano
en los miembros del grupo (Cf. Nos. 466-496).
Rollista: Término familiar que designa a los
dirigentes que proclaman el mensaje en el Cursillo
(Cf. Nos. 252-267).
Rollo: Nombre con que se designa las
proclamaciones que se hacen en el Cursillo. Son el
cauce normal de que se vale el Espíritu, para
transmitir el mensaje y despertar el ansia de la
vivencia y la convivencia cristiana (N° 273).
Secretariado: Grupo de sacerdotes y laicos a
quienes la jerarquía encomienda como plan
apostólico el servicio, la orientación y el desarrollo
del MCC en la diócesis o país (N°. 586; Cf. N°
576).
Testigo: El que proclama con su vida y con su
palabra la experiencia personal de la salvación
operada en él por Cristo (Cf. Nos. 163, 164, 254266).
Testimonio: Es la testificación de la realidad de un
hecho, dándole a la afirmación toda la fuerza y
seguridad de quien ha vivido el hecho.
Tiempos: Cada una de las tres partes del método
del MCC: Precursillo, Cursillo y Poscursillo (Cf. n°
156).
Ultreya: Es la reunión de reuniones de grupo que,
en actitud de conversión progresiva, lleva a los
integrantes a compartir la vivencia de lo
fundamental cristiano y la fermentación evangélica
de los ambientes (Cf. Nos. 486-499).
Vértebra: En el MCC entendemos por vértebra la
persona cuyas decisiones influyen, cuyas opiniones
mueven y cuyas actitudes conmueven.
También llamamos vértebra a aquellas personas
que, por sus características, en los diversos
documentos de los encuentros internacionales, así
como en los de la Iglesia, fueron llamados personas
influyentes, vértebras, agentes de cambio social,
elementos clave, locomotoras, agentes de
concientización, constructores de la sociedad
pluralista, élites y agentes de cambio, hombresclave.
Vertebrar cristiandad: Es crear grupos de
cristianos que viven la Gracia de un modo
consciente, creciente y compartido y que van
haciendo fermentar el Evangelio en sus ambientes
(N° 138).
Vivencia: Es el proceso psíquico por el cual el
hombre penetra en el interior de una realidad, de tal
modo que llega a poseerla de una manera tan
inmediata que puede decir que esa realidad y él son
la misma cosa.
Vivencia religiosa: Es el proceso psíquico por el
cual el hombre experimenta a Dios humanamente
de un modo personal tan profundo, que incorpora
esta experiencia a su propia personalidad.
www.cursilloscolom
bia.org/
----------------------------------Subscríbete a nuestra
página
Descargar