Ante la falta de datos precisos el Tribunal tiene que hacer conjeturas sobre la duración de cada una de las penas impuestas que suman 4 años y 1 mes de prisión. En esa conjetura piensa que probablemente la condena sea aproximadamente 13 años y 6 meses de prisión por delito contra la salud pública y 7 meses de prisión por delito de contrabando. Ello tiene su importancia pues lo justo seria que ésta última pena desapareciera por indulto o por revisión de sentencia. Y lo cierto es que el condenado no observa mala conducta, ha cumplido ya dos tercios de la condena, incluso tres cuartas partes de la misma si se suprimiera la pena por delito de contrabando y está clasificado en segundo grado de tratamiento. Por tanto la norma debe ser la concesión de permiso y su denegación la excepción que puede tener sentido y fundamento por ejemplo ante el riesgo serio de mal uso del permiso o quebrantamiento de la condena. Este último puede parecer el más serio si es cierto la falta de arraigo social del penado pero éste ha alegado que en España vive una hija suya, su novia y los padres de esta de los que ha dado nombre y dirección (folio 7). Esa alegación no se ha comprobado pero parece absurdo facilitar un dato falso y comprobable a la administración. Por tanto lo que procede es lo contrario esto es conceder el permiso pero condicionándolo de suerte que el riesgo de quebrantamiento sea aceptablemente bajo, para lo que se limitara en el tiempo -tres días- y se exigirá que sea el preso recogido a la salida de prisión por alguna de las personas que menciona en su solicitud de permiso. De otra parte el condenado ha cumplido buena parte de su condena y puede ser expulsado en cualquier momento por lo que no es probable que intente huir y las posibilidades de ocultarse exitosamente son muy escasas y el lo sabe o debe saberlo. AUTO 674/99, 19.5.99, EXP 72/98