Convivencia Cámara y Sociedad Japonesa 2015

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Convivencia Cámara y Sociedad Japonesa 2015
Comité de Relaciones Públicas
NYK Sudamerica (Chile) Ltda.
Koji Saito
El día viernes 26 de junio, mes de inicio de las heladas y la nostalgia por la comida
japonesa de invierno, se llevó a cabo nuestra tradicional convivencia anual entre la
Cámara Chileno Japonesa de Comercio y la Sociedad Japonesa de Beneficencia.
En esta convivencia, que busca suplir las pocas instancias que dichas instituciones tienen
para compartir, los miembros participantes disfrutaron a sus anchas de un banquete de
sukiyaki, además de participar en juegos que animaron la velada.
Este año, los juegos elegidos para esta convivencia fueron un campeonato de cachipún,
competencia de aviones de papel y una rifa. Estos juegos se realizaron tras los saludos
entregados por ambas partes.
Este año, un total de 139 participantes llegaron animados al hall del Centro Cultural
Chileno-Japonés, preparado con quince mesas a lo largo de éste para recibirlos. El
reencuentro después de largo tiempo alegró a los asistentes y con ello el ambiente previo a
la convivencia, que comenzaba a las 19:30 horas.
Finalmente, y continuando con la tradición del año pasado, los animadores Erika Hayashi
(japonés) y Gonzalo Matsumoto (español) dieron inicio a la apertura de la convivencia.
En primer lugar, el presidente de la Sociedad Japonesa sr. Pablo Sakamoto entregó unas
palabras para los asistentes. Posteriormente, se realizó el brindis de apertura, a cargo del
embajador Naoto Nikai. Con ello, se dio paso al sukiyaki.
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No pasó mucho tiempo para que de cada mesa, con invitados mezclados entre la Cámara y
la Sociedad, comenzase a liberarse el sonido chirriante y el vapor de la carne frita. Los
comensales disfrutaron en conjunto del sukiyaki, rodeados de un delicioso aroma que
cruzaba de lado a lado.
Luego de un pequeño reposo, la pareja de animadores
Erika y Gonzalo dieron inicio a los juegos.
Ambos animadores invitaron a los comensales a
participar del primer juego de la noche: el cachipún 100
pesos.
Las reglas son sencillas: cada participante tiene una
moneda de 100 pesos en su mano, y debe competir al
cachipún con otros participantes para ganar sus
monedas; el número de participantes se va reduciendo
a medida que se ganan monedas de otros. Finalmente,
los ganadores se reúnen en el medio del hall y
comienza la fase final. Este año, muchos finalistas
fueron niños con mucha suerte. Al verlos sosteniendo
con gran fuerza sus bolsas llenas de dinero, me hicieron pensar en su futuro y su
convicción y compromiso frente a este.
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El siguiente juego fue la competencia de aviones de papel; para este juego, se dividió al
grupo completo en tres equipos: azul, rojo y amarillo. Cada miembro debía armar su propio
avión de papel y lanzarlo dentro de la caja de su color correspondiente; el equipo cuya caja
tuviese más aviones de papel, era el ganador. En este juego no sólo es importante la
calidad del avión, sino también la habilidad al lanzarlo, pues debido a la disposición de las
cajas es posible que el avión caiga en una caja diferente a la propia; en ese caso, es punto
para el otro equipo.
Todos los equipos lanzaron en orden sus aviones; las expresiones de los participantes
rondaban entre la alegría al ver volar sus aviones sin problemas, a la desesperación
cuando no resultaba como lo habían planeado. Lentamente, los participantes se
concentraron y se volcaron más hacia el juego.
Finalmente, todos contamos la cantidad de aviones en cada caja de color. Este año, el
premio se lo llevó el equipo rojo.
El último evento de la noche fue la rifa de premios: para ello, se utilizó un número que
cada asistente recibió al momento de entrar al hall. Los animadores rifaron un centenar de
espectaculares premios de los más diversos tipos. Su fuerza y astucia al llamar
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repentinamente los números llenaba de emoción el ambiente; el micrófono parecía
reventar en cualquier minuto. Los ganadores recibían sus premios con una enorme sonrisa,
muy contentos con su suerte.
La energía en el lugar continuaba, cuando noté que ya eran más de las diez de la noche.
A modo de cierre, el Presidente de la Cámara Chileno Japonesa de Comercio, señor
Fukuhara, entregó unas palabras de despedida, para luego entonar entre todos los
miembros la ya tradicional canción “Ue wo muite arukou”. Aprovechando el ambiente
cálido y armonioso, se dio por finalizada la convivencia de este año.
Como esta era mi primera vez, no sabía cómo resultaría este evento. Sin embargo, la
comida estuvo deliciosa, y los juegos ayudaron a motivar sobrepasando con creces la
barrera del lenguaje; mi estómago y mi alma quedaron muy satisfechos.
*Ésta es la traducción del original en japonés.
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