220-77934 Asunto: Disolución y Liquidación de una sociedad Me

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220-77934
Asunto: Disolución y Liquidación de una sociedad
Me refiero a su comunicación radicada en esta entidad con el número 378375, por medio de la cual formula los
siguientes interrogantes:
"1. ¿Cuál es la situación jurídica de una sociedad que habiendo sido liquidada mediante escritura publica, que
posteriormente fue registrada en la Cámara de Comercio, por un error involuntario, ha seguido desarrollando el
que era su objeto social por mas de seis meses?"
"2. Que consecuencias puede acarrear el haber continuado con la actividad social?"
"3. En cabeza de quien quedan radicados los actos que se han realizado por estas personas a partir de la
liquidación, cuando creían que actuaban en nombre de la sociedad?"
"4. ¿Cuál es el procedimiento a seguir si los socios al darse cuenta de la situación anormal en la que se encuentran
han decidido terminar definitivamente con las actividades de la sociedad y desean proceder a liquidar las deudas y
acreencias sociales?"
Sobre el particular, me permito manifestarle, que por cuanto las anotadas inquietudes, tienen una relación directa,
por razones prácticas se involucran en la misma respuesta, para lo cual se parte de la base de que la hipotética
sociedad, si bien es cierto se encuentra disuelta, no ha dado inicio al proceso liquidatorio.
Sobre la disolución de una sociedad, el profesor José Ignacio Narvaez afirma que "la disolución implica un
cercenamiento de su capacidad jurídica porque cesa la vida activa y se inicia una fase en donde la finalidad
primordial es pagar el pasivo externo para luego distribuir el acervo neto; y a lo largo de esa fase la sociedad
"conservará su capacidad únicamente para los actos necesarios a la inmediata liquidación", lo cual no significa que
no se puedan terminar las operaciones que se encontraban pendientes al momento de presentarse el estado de
liquidación, como imperativamente manda el artículo 222 del Código. Pero la sociedad disuelta no pierde su
personalidad jurídica, la cual subsiste durante todo el período de liquidación del patrimonio social" (Teoría General
de las Sociedades- Séptima Edición 1996, página 336).
Tenemos entonces que una vez disuelta una sociedad, independientemente de la causal que dio origen a ello, ésta
subsiste pero únicamente conserva capacidad para los fines de su liquidación, luego inmediatamente deja de
realizar aquellas actividades propias de su objeto social y debe ocuparse de la realización total del activo, con el fin
de pagar el pasivo tanto externo como interno.
En el evento de continuar desarrollando en esas circunstancias el objeto social, dando inicio a nuevas operaciones,
salvo los casos expresamente autorizados por la ley, es claro que el liquidador responderá de manera solidaria e
ilimitada frente a la sociedad, a los asociados y a terceros, (artículo 22 y 24 de la Ley 222 de 1995) sin perjuicio
de la responsabilidad que le quepa al revisor fiscal, si lo hubiere.
Importa reiterar que si bien una vez disuelta la sociedad, la persona jurídica como tal continua existiendo y los
asociados conservan todos sus derechos, el querer del legislador es que se inicie de manera inmediata la
liquidación del patrimonio societario, lo cual implica necesariamente la elaboración del inventario, el cual debe
incluir, además de la relación en forma pormenorizada de los diversos activos sociales, la de todas las obligaciones
de la compañía, con especificación de la prelación u orden legal de su pago, incluso de aquellas que puedan llegar
a afectar eventualmente su patrimonio, como las condicionales, las litigiosas, las fianzas, los avales, etc (artículo
234 ibídem).
Los bienes inventariados, obviamente, constituyen el elemento material básico para la liquidación tanto del activo
como del pasivo que conforman el patrimonio social y determinan indiscutiblemente los limites de la
responsabilidad de los liquidadores, sin perjuicio de lo previsto en el artículo 243 de la Legislación mercantil.
En términos generales, debe tenerse en cuenta que la liquidación del patrimonio social, se lleva a cabo con estricta
sujeción a las disposiciones legales sobre prelación de créditos, consagrada de manera nítida en los artículos 2488
a 2511 del Código Civil. Es de anotar que dentro de nuestra legislación, no existe norma alguna que establezca
término para el pago del pasivo externo ni para llevar a cabo el trámite liquidatorio, y por lo tanto, ello depende de
la celeridad con que se cumplan las formalidades pertinentes
La cancelación del pasivo externo, "implica que el liquidador efectúe una serie de operaciones encaminadas a
liberar a la sociedad de las obligaciones que sobre ella pesan por este concepto, aún cuando ello no siempre se
logre por insuficiencia de activos, ante lo cual la ley regula el aspecto, según sea el tipo de compañía cuyo
patrimonio se liquida" (Doctrinas y Conceptos Jurídicos- 1995- Superintendencia de Sociedades, pagina 234).
Con respecto al liquidador, esta entidad ha expresado que "es un administrador especial, con funciones más
limitadas en su comprensión que la del representante legal o administrador general de una sociedad en
funcionamiento, pero más importante en su ejercicio y en sus efectos. Es así como ese administrador en desarrollo
o ejercicio de las funciones indicadas en el artículo 238 del Código Mercantil, entra a concluir los negocios
pendientes al tiempo de la disolución, a pedir cuentas a los administradores anteriores, a realizar los activos
sociales, a pagar a los terceros y a distribuir entre los socios el remanente de los activos, como todas las
operaciones preparatorias, complementarias o conexas indicadas en las distintas disposiciones de la obra mercantil
que regulan el proceso de la liquidación".(Obra citada, pagina 229).
En este orden de ideas y siendo consecuentes con lo expuesto, tenemos entonces que frente a la hipótesis descrita
la sociedad disuelta se encuentra en una situación jurídica irregular, toda vez que al continuar adelantando nuevas
operaciones en desarrollo de su objeto social, desconoció abiertamente lo consagrado en el artículo 222 de la
legislación mercantil, en cuyo caso se reitera, el liquidador y el revisor fiscal, si lo hubiere, responden por los actos
llevados a cabo frente a la sociedad, los asociados y terceros por los perjuicios que se causen.
Ante una situación consumada, lo procedente es iniciar de manera inmediata el proceso liquidatorio, ajustado en
un todo a lo que sobre el particular consagran los artículos 222 a 259 del Código de Comercio.
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