"Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos (...)". Art. 1 de la Declaración Universal de los DD HH "Tots els éssers humans naixen lliures i iguals en dignitat i drets (...)". Art. 1 de la Declaració Universal dels DD HH SÍNDIC DE GREUGES DE LA COMUNITAT VALENCIANA Ayuntamiento de Torrent Sra. Alcaldesa-Presidenta Ramón y Cajal, 7 TORRENT - 46900 (Valencia) ================ Ref. Queja nº 081370 ================ Asunto: Denegación de autorización para tala de árbol Señoría: Se recibió en esta Institución escrito firmado por Dña. (...), con domicilio en (...), que ha quedó registrado con el número arriba indicado. Sustancialmente manifestaba que en los últimos tiempos viene sufriendo molestias derivadas de un árbol (variedad de carrasca) que se encuentra dentro de su propiedad. Según relata la interesada, dicho árbol es de grandes dimensiones y le ocasiona molestias por la suciedad que genera, los bichos que anidan en el mismo, incluidas ratas, y el grave peligro que conlleva el que continuamente se estén cayendo hojas y frutos de tamaño considerable. Asimismo, la interesada manifiesta que, al encontrarse el árbol inclinado, tiene miedo que el mismo o alguna de sus ramas pueda caer sobre la casa, originándole desperfectos en la misma. Ante esta situación, la interesada señala que ha presentado diversos escritos ante el Ayuntamiento de Torrent y ha mantenido varias conversaciones telefónicas con el Técnico de Medio Ambiente, solicitándole a éste la tala del árbol; no obstante ello, hasta la fecha no ha obtenido una solución a su problema. La promotora del expediente de queja señala que desde el Ayuntamiento se le ha indicado que el árbol es un árbol monumental que se encuentra protegido; no obstante ello, cuando solicita que se le entregue información sobre el grado de protección de dicho árbol, no obtiene respuesta al respecto. Y Considerando que la queja reúne los requisitos establecidos en los artículos 12 y 17 de la Ley 11/1988, de 26 de diciembre, del Síndic de Greuges, fue admitida a trámite, dándose traslado de la misma al Ayuntamiento de Torrent, de conformidad con lo determinado en el artículo 18.1 de la citada Ley, a los efectos de que dicho Ayuntamiento emitiese informe al respecto. C/. Pascual Blasco, 1 03001 ALACANT. Tels. 900 21 09 70 / 965 93 75 00. Fax 965 93 75 54 www.sindicdegreuges.gva.es Recibido el informe del citado Ayuntamiento, le dimos traslado del mismo a la promotora de la queja al objeto de que, si lo consideraba oportuno, presentase escrito de alegaciones, como así hizo, ratificando íntegramente su escrito inicial. Llegados a este punto, y tras la detenida lectura del escrito inicial de queja, del informe remitido por la Administración y de las alegaciones presentadas por el ciudadano, procedemos a resolver la presente queja con los datos obrantes en el expediente. Y al respecto, debe señalarse, en primer lugar, que si bien la promotora de la queja no solicitó licencia para talar dicho árbol, como aduce el Ayuntamiento de Torrent en su informe, no es menos cierto, que de los informes que obran en el expediente, se desprende, que de la información facilitada por los técnicos municipales de forma reiterada, y atendiendo a los mismos, dicha información venía a obstar de forma implícita el resultado de petición de dicha licencia, por cuanto carece de sentido alguno solicitar una licencia municipal del tipo que sea, cuando la administración está informando, ya sea verbalmente ya sea por escrito, que no procede el otorgamiento de dicha licencia al recaer la misma sobre un elemento, como es el supuesto que nos ocupa, que está protegido. Por tanto, no se compadece el informe municipal remitido por el Ayuntamiento (03/07/2008), con los emitidos por los técnicos municipales (06/05/2008), en donde de forma expresa, y previamente a la incoación del expediente de declaración de protección cautelar de la meritada carrasca (11/06/2008), se le indicaba a la formulante de la queja que no era procedente la tala de la citada carrasca y que, en todo caso, el Plan General, sujetaba dicha actuación a licencia municipal, si bien al amparo de Ley 4/2006, de 19 de mayo, de la Generalitat, de Patrimonio Arbóreo Monumental de la Comunitat Valenciana, esta no podía otorgarse. En segundo lugar, pese a que se solicitó, por parte de la misma, que se le entregase información sobre el grado de protección de dicho árbol, no obtuvo respuesta al respecto. El presente expediente de queja plantea dos cuestiones que, aunque vinculadas entre sí, deben ser analizadas de manera independiente. Analizado desde la óptica que nos ofrece la segunda de las cuestiones analizadas en el presente expediente, el mismo tendría por objeto, esencialmente, el análisis del posible incumplimiento de la obligación de resolver que, ex artículo 42 de la Ley 30/1992, de 26 de Noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común, corresponde a las Administraciones públicas en el ámbito de cualquier clase de procedimiento administrativo. En concreto, y del estudio de los documentos que obran en el expediente, se deduce que la controversia legal se centra en la determinación de sí, como consecuencia de las peticiones presentadas por el interesado ante el Ayuntamiento de Torrent, la Administración implicada se encontraba vinculada por el deber de resolver expresamente sobre lo peticionado o, si por el contrario ésta se hallaba liberada de esta obligación. El núcleo central del expediente que nos ocupa, se centra, en parte, en la no contestación a la petición realizada por el promotor de la queja. En relación con este punto, resulta pertinente traer a colación la diferenciación conceptual que tradicionalmente se ha venido realizando en sede doctrinal y legal entre las instancias o solicitudes realizados por la persona interesada y los meros actos graciables. En efecto, la antigua LRJAE, en su artículo 39, y la LPA, en su artículo 70, diferenciaban nítidamente entre ambos tipos de peticiones, asignándoles a cada una de ellas unos efectos diversos: mientras que las primeras generaban un deber de resolver expresamente sobre lo peticionado por parte de la Administración, las segundas sólo generaban el deber de acusar recibo, pero no (según una discutible línea jurisprudencial mayoritaria) el deber de resolver ni, con ello, el desencadenamiento del mecanismo del silencio administrativo en el caso de ausencia de cumplimiento de éste. La diferenciación entre ambos tipos de peticiones o solicitudes se situaba, como claramente pone de manifiesto la nomenclatura de cada uno de ellos, en que la solicitudes fundadas en Derecho eran formuladas por los interesados, esto es, por los titulares de derechos subjetivos o intereses legítimos; por el contrario, las peticiones de actos graciables se producían cuando no se ostentaba ningún interés legítimo o derecho. La aprobación de la LRJPAC, primero, y especialmente, la aprobación de la LO 4/2001, de 12 de Noviembre, reguladora del Derecho de petición (LORDP), ha salido al paso de esta criticable situación legal anterior. De esta forma, el artículo 43, en su párrafo 2º establece de manera expresa que la falta de resolución de las peticiones implica la desestimación de la misma en virtud del silencio administrativo. Por su parte, LORDP, indica que “una vez admitida a trámite una petición, la autoridad u órgano competente vendrán obligados a contestar y a notificar la contestación en el plazo máximo de tres meses desde la fecha de su presentación(..)”, añadiendo posteriormente que “ 3. La contestación recogerá, al menos, los términos en los que la petición ha sido tomada en consideración por parte de la autoridad u órgano competente e incorporará las razones y motivos por los que se acuerda acceder a la petición o no hacerlo”. Como consecuencia de todo ello, las Administraciones públicas se hallan sometidas en el ejercicio de sus funciones a la obligación de resolver de manera expresa a todas la solicitudes o peticiones que le formulen los administrados, sometido al régimen jurídico del Derecho de petición. En este sentido, resulta preciso recordar que la presentación de escritos por los ciudadanos deben, en todo caso, interpretarse como integrados en el ejercicio del Derecho de petición anteriormente analizado, generando en la Administración pública (de acuerdo con el artículo 11 de su normativa reguladora) la obligación de resolver de manera motivada la petición del ciudadano. Teniendo en cuenta cuanto antecede, conviene recordar a mayor abundamiento que el artículo 42 de la Ley 30/1992, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común, y su modificación posterior contenida en la Ley 4/1999 de 13 de enero, establece que: “el plazo máximo para resolver las solicitudes que se formulan por los interesados será el que resulte de la tramitación del procedimiento aplicable en cada caso. Cuando la norma de procedimiento no fije plazos, el plazo máximo de resolución será de 3 meses”. El derecho a obtener una resolución sobre lo peticionado a la Administración impone a ésta un plazo máximo para resolver, con el fin de evitar esperas interminables del ciudadano, so pena de aplicar reglas del silencio positivo o negativo. Claramente lo formula la exposición de motivos de la citada Ley “el silencio administrativo, positivo o negativo, no debe ser instituido jurídico normal, sino la garantía que impida que los derechos de los particulares se vacíen de contenido cuando su Administración no atienda eficazmente y con celeridad debida las funciones para las que se ha organizado”. La Administración está obligada a responder al ciudadano que acude a ella, no dando más de lo que puede y debe hacer, pero tampoco menos de los que razonablemente puede esperarse, y lo mínimo que ha de ofrecer al ciudadano es una respuesta directa, rápida, exacta y legal. Estamos, pues, ante una de las manifestaciones legislativas del derecho a obtener una resolución expresa dentro de plazo. La obligación administrativa de cumplir escrupulosamente con las normas que rigen los procedimientos, cuidando al máximo de todos los trámites que constituyen el expediente, dimana directamente del mandato constitucional del artículo 103 de una Administración eficaz que sirve con objetividad a los intereses generales y que actúa con sometimiento pleno a la Ley y al Derecho, sometimiento que se articula mediante la sujeción de la actuación pública al procedimiento administrativo establecido por la Ley y según los principios garantizados por la Constitución española en su artículo 9.3. Por otro lado, la declaración de la protección cautelar de la carrasca al amparo de Ley 4/2006, de 19 de mayo, de la Generalitat, de Patrimonio Arbóreo Monumental de la Comunitat Valenciana, en la medida en que tal protección conlleva la exigencia de que el propietario tenga que asumir deberes superiores a los que legalmente está obligado a soportar, esa administración municipal deberá concretizar cual es el cuadro de derechos y deberes que conllevan tal declaración y, en su consecuencia, cuales recaen sobre la propiedad y cuales sobre la administración municipal; y, si bien, por ministerio de la ley “queda prohibido con carácter general dañar, mutilar, deteriorar, arrancar o dar muerte de los árboles protegidos, así como modificar física o químicamente el entorno de modo que se produzcan daños a los ejemplares e igualmente, queda prohibida la recolección masiva de sus ramas, hojas, frutos o semillas, y la instalación de plataformas, objetos o carteles que puedan dañar significativamente su tronco, ramaje o raíces; y también queda prohibida la instalación, en el mismo árbol o en su entorno de protección, de cualquier objeto, estructura o construcción que pueda dificultar o impedir la visión del ejemplar o conjunto protegido sin motivo estrictamente justificado, así como el arranque, transplante y la tenencia de ejemplares arrancados, el comercio y todo tipo de transacción con ellos”; el informe técnico municipal, que debe preceder toda declaración, al igual que debe pronunciarse sobre los valores de los árboles a proteger, fruto de los cuales opera o debe operar la misma, igualmente debe atender al estado de conservación del árbol monumental objeto de protección, adoptando las medidas que resulten pertinentes para evitar daños a la salud o seguridad de las personas; y en cuanto a las labores de mantenimiento y conservación, al recaer el mismo sobre propiedad privada, e implicar dichas actuaciones un limitación sobre la misma, habrá de estarse a los principios de proporcionalidad y menor onerosidad. Por cuanto antecede y de conformidad con lo previsto en el artículo 29 de la Ley de la Generalitat Valenciana 11/1988, de 26 de diciembre, reguladora de esta Institución, sugerimos al Ayuntamiento de Torrent que, en situaciones como la analizada, extreme al máximo los deberes legales que se derivan de la Ley Orgánica 4/2001, de 12 de noviembre, reguladora del Derecho de petición, de los artículos 42 y siguientes de Ley 30/1992, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común, así como de las actuaciones y limitaciones que se derivan de dicha declaración de protección cautelar de la carrasca, al amparo de al amparo de Ley 4/2006, de 19 de mayo, de la Generalitat, de Patrimonio Arbóreo Monumental de la Comunitat Valenciana. Asimismo, de acuerdo con la normativa citada, le agradecemos nos remita en el plazo de un mes, el preceptivo informe en el que nos manifieste la aceptación de la Sugerencia que se realiza, o en su caso, las razones que estime para no aceptarla. Transcurrido el plazo de un mes, al que se hace referencia en el párrafo anterior, la presente resolución será incluida en la página Web de la Institución. Agradeciendo por anticipado la remisión de lo interesado, le saluda atentamente, José Cholbi Diego Síndic de Greuges de la Comunitat Valenciana