TEMA 7. LA CULTURA ISLÁMICA. NACIMIENTO DEL ISLAM. CONQUISTA Y EXPANSIÓN. EVOLUCIÓN POLÍTICA. ADMINISTRACIÓN Y CREENCIAS. EL DESARROLLO ECONÓMICO, SOCIAL Y CULTURAL. Hace más de diez siglos el Islam alumbraba la sociedad y la cultura del Viejo Mundo: Asia, África e incluso Europa. Mientras las llamadas segundas invasiones azotaban el continente europeo, los musulmanes mantenían un alto grado de civilización. Así, el filósofo Avicena vivió antes que santo Tomás de Aquino; las grandes mezquitas se edificaron con anterioridad a las catedrales góticas, y Damasco y Bagdad aventajaban en esplendor a las ciudades europeas. NACIMIENTO DEL ISLAM. CONQUISTA Y EXPANSIÓN EL NACIMIENTO DEL ISLAM: Hacia el año 613, Mahoma inició la peregrinación de una nueva religión, el isla, entre sus allegados de la Meca. En 622, y para escapar a la persecución de que era objeto, Mahoma hubo de emigrar a la cercana Yatrib (Medina). Esta emigración se conoce como la Hégira, y es el punto de partida del calendario musulmán. Desde aquel año se inició la expansión de una nueva religión monoteísta, cuyo credo se resume en la fórmula “no hay más dios que Alá y Mahoma es su profeta”. Los principales preceptos de la fe están contenidos en el libro sagrado, el Corán. Los creyentes, los musulmanes, adoptan una forma de vida resumida en 5 obligaciones o pilares de la fe (creencia en un solo Dios, oración, ayuno, limosna y peregrinación a La Meca al menos una vez en la vida). Medinat Al Nabí, ciudad del profeta, fue residencia de la primera comunidad de fieles islámicos. Allí estableció Mahoma los puntos esenciales de la teocracia musulmana de la que él, como máximo profeta de Alá, era la suprema autoridad. Incluso en esta comunidad, inicialmente, Mahoma aceptó a paganos y judíos, impulsado por motivos políticos. El prestigio de Mahoma creció y sus seguidores aumentaron no solo en Yatrib, sino también en La Meca. El 11 de Enero del año 630, un nutrido ejército conquistó la ciudad santa. Posteriormente, y hasta su muerte en el 632, los musulmanes dominaron la mayor parte de la península de Arabia. LAS CONQUISTAS: EXPANSIÓN MUSULMANA FUERA DE ARABIA: A la muerte de Mahoma, los musulmanes adoptaron un nuevo guía de los creyentes (los califas) escogidos entre los parientes de Mahoma. Los cuatro primeros (Abu Bark, Omar, Otmán y Alí) se preocuparon por consolidar el nuevo estado y extenderlo más allá de la península Arábiga. En lucha contra los imperios Bizantino y persa, los musulmanes conquistaron todo el próximo Oriente (Damasco, Jerusalén y Alejandría). Esta labor conquistadora fue completada por los omeyas, dinastía que inició su trayectoria en el poder a partir del 661. Varios fueron los motivos que propiciaron la gran expansión islámica: Factores religioso-económicos: los dos primeros califas fueron capaces de superar las divisiones tribales existentes y conseguir la unión de todos los musulmanes. Los segundos impulsaron la expansión en busca de nuevas tierras que permitiesen la subsistencia y la superación de las insuficiencias y la pobreza acumulada en el solar arábigo. La existencia de grandes jefes militares capaces de imponer su autoridad sobre los musulmanes y desarrollar las conquistas. La ocasión también fue propicia ya que en el momento de la consolidación y expansión del estado Islámico, tanto bizantinos como persas pasaban por dificultades políticas y sus fronteras estaban desguarnecidas. Tampoco apreciaron la fuerza del naciente islamismo. Cuando fueron conscientes ya no pudieron contener la fuerza expansiva del Islam. En general, los musulmanes respetaban a las poblaciones que dominaban. La adhesión de éstas se realizaba en calidad de protegidas y debían pagar un impuesto personal llamado yizya. A cambio de la conservación de sus propiedades, satisfacían otro impuesto, el jarach. EVOLUCIÓN POLÍTICA DEL ISLAM Muawiya, en el año 661, inauguró el califato omeya con capitalidad en la ciudad de Damasco. LOS OMEYAS: Era una de las familias de la Meca con mayor poder político y económico durante el califato de Alí. La acción de este califa contribuyo a su encumbramiento al cederles en calidad de arrendamiento grandes extensiones de tierra en Siria, Egipto, Irak… De esta forma estaba asegurada la autoridad en distintas partes del Imperio con el apoyo de terratenientes omeyas, repartidos en sus distintas demarcaciones. Los omeyas fueron los grandes conquistadores y forjadores del imperio islámico. Reafirmaron la autoridad califal a través de la creación de una sura o especie de consejo, establecieron la sucesión hereditaria y organizaron el estado. Los califas omeyas reemprendieron las conquistas. En el dilatado imperio musulmán aparecen nuevas fuerzas económicas y sociales que acabaron resquebrajando el poder omeya, basado en la aristocracia de propietarios latifundistas. Con la batalla de Gran Zab en el año 750 finaliza la trayectoria omeya en el poder. LOS ABBASÍES: Abu-al-Abbas, primer califa abbasí y sus partidarios exterminaron a los miembros de la familia omeya. Con el advenimiento de la nueva dinastía tiene lugar el establecimiento de la capitalidad en Bagdad. El imperio se hizo más cosmopolita. La corte de los primeros califas abbasíes en Bagdad registró un gran esplendor. Hasta mediados del s. IX, los califas asumieron perfectamente su doble papel de imán, guía religioso y de caudillo militar. Paralizadas las grandes conquistas, se extendieron los conflictos internos. Desde la segunda mitad del s. IX, el imperio inició una larga decadencia. La separación de diversos territorios significó la pérdida de la unidad del Islam, y el califato abbasí resultó desintegrado: primero aparecieron los emiratos independientes (Egipto, Córdoba, Irán…), más tarde califatos (Córdoba, Siria…). ADMISNITRACIÓN Y CREENCIAS ISLÁMICAS LA ADMINISTRACIÓN: El califa era la autoridad suprema del mundo islámico. De él emanaban las leyes, controlaba el ejército y los cargos de la administración y era el juez supremo además del Imán (jefe religioso). Las conquistas producidas por los cuatro primeros califas y los omeyas hicieron necesario el surgimiento de un sistema administrativo. Lo imitaron del bizantino y otros pueblos a los que dominaron. Durante los omeyas el imperio se dividió en nueve provincias, agrupadas en cinco gobiernos dirigidos cada uno de ellos por un walí o emir que poseía facultades políticas, militares y financieras. Los cadíes, jueces, aplicaban la justicia según la ley Coránica. Realizaban matrimonios, aplicaban testamentos e incluso ejercían una función didáctica y pedagógica a través de las lecturas y escrituras del Corán. El diwan fue el núcleo de la administración financiera, vital para la gestión de las nuevas tierras asimiladas al imperio islámico, sostenido por el ejército y el reparto del botín de las conquistas. Todos los musulmanes pagaban el diezmo en relación a sus propiedades agrarias. Los no convertidos pagaban un impuesto personal (yizya) y otro territorial (jarach), a cambio conservaban sus antiguas propiedades. Si se convertían al Islam dejaban de pagar esos impuestos; esto aceleró las conversiones. Los califas omeyas fueron básicamente jefes militares. Durante los abbasíes la figura del califa se divinizó, transformándose en imanes, guías religiosos. Las funciones temporales se delegaron en el visir, cargo que llegó a hacerse hereditario. LA RELIGIÓN ISLÁMICA: El islamismo creó en todo el ámbito mediterráneo una unidad cultural superadora de etnias, costumbres y creencias diversas. En sus inicios, las conquistas musulmanas perseguían la sumisión al poder político de todos los territorios y habitantes, pero no la conversión a la religión islámica. Los musulmanes respetaron las creencias de las poblaciones autóctonas. Fueron estas mismas poblaciones las que desearon entrar en esa comunidad que para ellas, en aquellos momentos, detentaba la supremacía. A partir de los abbasíes puede hablarse de una verdadera expansión religiosa. El Islam desde entonces no fue patrimonio solo de la etnia árabe. Todo el mosaico racial patrimonializó una cultura con los elementos económicos, sociales, culturales y artísticos comunes y que perduró. Los musulmanes creen en la resurrección, el juicio final, los ángeles e incluso en los textos sagrados anteriores al Corán, como son la Biblia cristiana y la Torá judaica, sin embargo consideran al Corán como el último y definitivo de los libros revelados por Dios. EL DESARROLLO ECONÓMICO, SOCIAL Y CULTURAL DEL ISLAM LA SOCIEDAD: La sociedad musulmana presentó una gran complejidad derivada de las diferencias lógicas existentes entre unas y otras partes del Imperio, así como los condicionamiento étnicos y religiosos. Antes de la época abbasí estos últimos condicionamientos fueron determinantes. Después, las conversiones masivas al Islam promovieron una sociedad más igualitaria. Árabes y otras etnias formaron la comunidad musulmana, en teoría igualitaria pero en la que subsistió una especie de nobleza ligada a la etnia árabe y dentro de ella a las familias de la tribu qurays (a la que pertenecían los omeyas). Los mawali fueron los conversos al Islam de procedencia judía o cristiana. Las conversiones se aceleraron con los omeyas por varias razones. Los conversos obtenían un mejor trato fiscal al dejar de pagar algunos impuestos. Por otro lado, al estar en minoría en las nuevas tierras dominadas, los conquistadores aseguraban su autoridad atrayéndose a las poblaciones autóctonas convirtiéndolas al Islam. Aunque el Corán formula que ningún hombre puede ser esclavo de otro hombre, la esclavitud subsistió. A partir de los abbasíes la sociedad se estructuró siguiendo unas pautas socio-económicas aunque no desaparecieron del todo las diferencias étnico-religiosas. Tanto en la ciudad como en el campo existieron desequilibrios y desigualdades. EL DESARROLLO ECONÓMICO Y CULTURAL: De las descripciones de geógrafos del tiempo, conocemos la existencia de superficies arboladas de olivos frutales y vides que se desparramaban por extensas áreas junto a la costa africana. Es conocida, asimismo, la existencia de extensas zonas agrícolas en Al-Andalus, al que describen como un país de cultivos irrigados y de árboles frutales. Hacia el s. X llegaron a Al-Andalus cultivos subtropicales de oriente (caña de azúcar, morera, azafrán…) En Egipto existía una importante producción de trigo, algodón, caña de azúcar y lino. Aunque existieron pequeños propietarios, la propiedad tendió a concentrarse. Desde el principio de las conquistas aparecieron grandes propiedades derivadas de las concesiones de arrendamiento que los califas omeyas daban a sus familiares y a los que demostraban una mayor fidelidad. La ciudad islámica fue a la vez lugar de actividades mercantiles y artesanales, núcleo religioso y centro cultural y científico. Sin ellas no se hubiese producido todo el desarrollo cultural del Islam. Bagdad, Córdoba, Toledo y otras ciudades fueron eminentes núcleos culturales. En Bagdad existió una escuela de traductores que tradujo al árabe obras clásicas griegas. A través de las escuelas de traductores de Toledo o de Ripoll, se difundió en Europa (en latín) gran parte de pensamiento y cultura islámica. Del mundo árabe irradió un gran acerbo cultural. Las obras de grandes filósofos (Averroes, Avicena), astrónomos y matemáticos o médicos. EL ARTE ISLÁMICO Aunque tomó elementos de culturas distintas esparcidas en una extensa área geográfica, el arte musulmán fue capaz de hacer una reelaboración originalísima y conseguir un estilo de características bastante comunes basado fundamentalmente en la arquitectura, la ornamentación y la carencia de representaciones iconográficas. La ciudad islámica, concebida como un conjunto defensivo amurallado, generalmente de trazado espontáneo e irregular, albergaba las principales construcciones arquitectónicas (mezquitas, palacios, baños…). Es por tanto el arte islámico una realización ligada al propio desarrollo urbano.