Los problemas filosóficos ¿qué nos mueve a filosofar? La pregunta “¿Qué nos mueve a filosofar?” es también en sí misma una pregunta filosófica. En cuanto tal, no tiene una única respuesta. El filósofo alemán Karl Jaspers, en un pequeño libro titulado La Filosofía, trata de responder a esta cuestión y señala tres motivos por los cuales los seres humanos sienten la necesidad de filosofar. 1- El asombro: Nuestros ojos nos hacen ver el maravilloso espectáculo del universo del cual somos parte. Nuestra admiración por lo que nos rodea y por lo que nos resulta extraño nos lleva a querer conocer. En la admiración advertimos todo los que no sabemos. Descubrimos nuestra ignorancia: ¿Qué es todo esto que nos rodea? ¿De donde viene? Nos preguntamos por aquello que ocasiona nuestro asombro, nuestra sorpresa. 2- La duda: Tratamos de dar respuesta a las preguntas suscitadas por nuestro asombro. Pero ni bien creemos satisfacernos con estas respuestas, surge en nosotros la duda. Advertimos que todo conocimiento humano es falible y desconfiamos de nuestro imperfecto saber. La duda aparece, entonces, cuando tomamos conciencia de la inseguridad e incerteza del conocimiento humano. Por eso, ante cada aparente solución surge un nuevo problema y la posibilidad siempre latente del error. 3- Las situaciones límites. Siempre estamos inmersos en alguna situación: tenemos que estudiar par aun examen o estamos por salir con nuestros amigos o se nos presenta la oportunidad de realizar un viaje. La situaciones son cambiantes y nos exigen respuestas variadas. Pero hay situaciones permanentes, que no cambian. Son situaciones fundamentales, definitivas, que revelan nuestros límites: no podemos no morir, no podemos no sufrir, no podemos no sentir angustia. Por lo general, somos conscientes de estar en una situación límite cuando vivimos momentos difíciles: la muerte de un ser querido, la enfermedad de alguien cercano, el amor no correspondido, el fracaso de un proyecto. La conciencia de nuestros límites nos lleva a filosofar porque surge necesariamente en nosotros la pregunta por el sentido y el valor de la existencia humana. Sentidos de la palabra “filosofía” Veamos, en primer lugar, cuál es el sentido etimológico de la palabra “filosofía”. Es una palabra griega compuesta por: “filo” (philo) que significa “amor” o “deseo”, y “sofía” (sophía) que significa “sabiduría” o “saber”. “Filosofía” quiere decir, entonces, “amor a la sabiduría”. Por su parte, “filósofo” (philósophos) es el “amante del saber” y se opone a “sabio” (sophós) que sería aquél que “posee el conocimiento”. El filósofo, entonces, es quien desea saber porque es consciente de su ignorancia. El sabio, en cambio, no desea saber pues ya posee el saber. Pero, ¿existe alguien que sea sabio? Según lo que afirmamos más arriba, el conocimiento humano es falible, imperfecto. Si esto es cierto, no existe un ser humano que pueda ser considerado sabio. Los seres humanos podemos ser filósofos pero no sabios. Filosofar es desear conocer. Y se desea aquello que no se tiene, aquello que falta. Hay deseo porque hay carencia. Y si ya no hiciera falta filosofar, eso querría decir que la carencia que constituye el deseo se habría colmado. ¿Podemos librarnos del deseo? Es razonable pensar que no. Al ser imperfectos y limitados, lo más probable es que nunca dejemos de sentir el deseo de saber. Hay otra manera de entender el significado de la palabra “filosofía”. Según esta segunda interpretación, quiere decir “sabiduría que surge del amor”, “sabiduría a la que el amor nos conduce”. Porque amamos la vida, queremos comprenderla; porque amamos el mundo en el que vivimos, nos interesamos por él y buscamos un saber que sirva para mejorarlo. El filósofo es un amante. Y el amor supone compromiso, fidelidad, entrega, sacrificio y riesgo. Comienzo histórico de la filosofía en occidente Si la filosofía surge del asombro, la duda y las situaciones límite; si la filosofía es el deseo de saber y ese deseo no puede ser colmado; si todos filosofamos alguna vez en nuestras vidas, entonces la filosofía existe desde que existe el hombre y dejará de existir solo si se extingue la especie humana. Sin embargo, la filosofía entendida como un intento sistemática y racional de responder a las grandes preguntas formuladas por los humanos, tuvo sus comienzos hace unos 2500 años en Grecia. En efecto, en el siglo seis antes de Cristo, comenzó a desarrollarse en Gracia una nueva forma de pensar. Algunos pensadores intentaron, en esa época y en ese lugar, comprender el mundo que los rodeaba sin recurrir a las tradiciones que todo lo explicaban por la acción de los dioses. Estos hombres usaron su razón para hallar argumentos que hicieran compresibles el universo y la conducta humana. Así, por ejemplo el filósofo Anaxágoras afirmó que el sol y los cometas eran piedras incandescentes, que la luna era una piedra fría, que el trueno era el resultado de una colisión entre nubes. Otro filósofo, Jenofanes, criticó el hecho de que los hombres consideraran que los dioses tenían forma humana: “Si los bueyes, los leones y los caballos tuvieran manos y con ellas pudieran pintar o hacer figuras como los hombres, entonces los caballos dibujarían imágenes de los dioses semejantes a caballos, y los bueyes a las de los bueyes...” Otro filósofo, Protágoras, consideró que había que investigar la naturaleza sin tomar en cuenta la cuestión de si los dioses existían o no. Demócrito, por su parte aseguró que todo lo existente estaba compuesto de partes indivisibles llamadas “Átomos”. Este tipo de explicación se distingue de la explicación propia de esas épocas: la explicación mítica. Los mitos son narraciones con las que se pretende explicar el origen de mundo o de cualquier otro aspecto de la cultura de un pueblo. En los mitos se personifican y divinizan fenómenos naturales. Por ejemplo, ante una peste que enferma a la población, la explicación mítica dice: “La enfermedad fue enviada por Zeus como castigo por nuestros malos actos. Además en la explicación mítica se entiende que lo que sucede en la naturaleza depende de la voluntad de los dioses. Desde esta perspectiva, no se advierte la regularidad de los fenómenos naturales. La explicación racional, en cambio, no recurre a las divinidades para interpretar las fuerzas y los fenómenos naturales. Surgen las ideas de “necesidad” y de “ley”. Lo que sucede en la naturaleza puede ser comprendido por nuestra razón pues no es el producto del enojo o el capricho de un dios. En resumen, la filosofía entendida como el ansia de saber y la necesidad de responder a las preguntas fundamentales de nuestra existencia no tiene un comienzo histórico y es propia de todas las culturas. Pero la filosofía entendida como el ejercicio del pensamiento racional para intentar responder a esas cuestiones es un logro propio de las cultura occidental y tiene su comienzo histórico en el siglo VI antes de Cristo. Filosofía y ciencia El comienzo de la explicación racional, el cambio de actitud para mirar los hechos que nos rodean y para mirarnos a nosotros mismos, indica el comienzo tanto de la filosofía como de la ciencia. En sus inicios, ciencia y filosofía no se hallaban separadas como lo están en nuestros tiempos. Los primeros filósofos se ocuparon de todos los temas del conocimiento. Encontramos a filósofos como Aristóteles, que escribían sobre cuestiones relativas a la biología, la física, la astronomía, la filosofía. Es que en esas épocas el saber estaba unificado y no existían las diferentes disciplinas científicas y, menos aún las especialidades. El conocimiento disponible era muy limitado y podía ser abarcado por una misma persona. A partir de los tiempos modernos se da un progresivo proceso de separación entre ciencia y filosofía. El aumento del conocimiento sobre el universo hizo necesario este divorcio. Para poder profundizar el saber había que restringirlo, había que recortar un sector de la realidad para poder estudiarlo con la mayor profundidad y precisión posibles. En el siglo diecisiete, con los estudios de Galileo, la física se separa de la filosofía. En el siglo dieciocho, los trabajos de Lavosier permiten la constitución de la química como ciencia autónoma. Luego se independizará la biología y, tiempo después, las llamadas ciencias sociales. En la actualidad asistimos a un crecimiento del conocimiento científico que no tiene precedentes. Esto ha dado lugar al nacimiento de nuevas ciencias y de numerosas especialidades. Se admite la necesidad de dividir el trabajo científico para lograr avanzar en el conocimiento de la realidad. Cada ciencia investiga un aspecto de la realidad, define una perspectiva desde la cual encarar sus investigaciones, formula teorías que intentas explicar el comportamiento de los fenómenos que investiga y pone a prueba esas teorías a través de la observación o la experimentación. Ahora que la ciencia y la filosofía se han separado, surgen numerosas preguntas: ¿Cuáles son las similitudes entre ciencia y filosofía? ¿Hay un ámbito específico para la filosofía? ¿Qué puede decir un filósofo acerca del universo que no pueda ser dicho con más precisión por un físico? ¿Qué puede enseñarnos un filósofo acerca de la vida que no pueda ser enseñando mejor por un biólogo? ¿Tiene la filosofía alguna función que cumplir en la actualidad? Similitudes y diferencias entre filosofía y ciencia La similitud fundamental entre filosofía y ciencia ya ha sido señalada: ambas pretenden dar explicaciones racionales. Se oponen, por lo tanto, a las explicaciones míticas y a las opiniones infundadas. Tanto la filosofía como la ciencia exigen justificar lo opinado. Se oponen también a los dogmas, los prejuicios y las supersticiones. No tienen miedo a lo desconocido. Por eso, buscan conocer en lugar de cubrir la propia ignorancia con falsas creencias. A pesar de esta importante similitud, filosofía y ciencia difieren en varios aspectos. A continuación, enumeramos algunos de ellos: La filosofía carece de resultados universalmente válidos. Es una actividad racional pero subjetiva. Es por eso que cada filósofo elabora su filosofía. Y las respuestas que dan los filósofos a las mismas preguntas pueden ser contradictorias entre sí. Por ejemplo, en relación con la pregunta: “¿Qué podemos conocer?” han surgido distintas respuestas. Para algunos filósofos, la capacidad de la razón humana no tiene límites: a través de ella podemos conocer tanto el funcionamiento del universo como la necesidad de la existencia de Dios. Para otros filósofos, sólo podemos conocer lo que se nos muestra en la experiencia: podemos conocer los fenómenos naturales pero no podemos saber nada acerca de la existencia o la inexistencia de Dios. La ciencia, en cambio, logra dar respuestas que pueden ser corroboradas y aceptadas por todos los científicos. La teoría de la evolución de las especies, por ejemplo, es aceptada por todos los científicos, aun cuando puedan existir algunos desacuerdos sobre cómo ha sido esa evolución. La filosofía no progresa. Como las respuestas dadas por los filósofos nunca son definitivas, no puede afirmarse que un filósofo actual esté más cerca de la verdad que un filósofo actual esté más cerca de la verdad que un filósofo de otras épocas. Por eso, estudiar filosofía implica estudiar a los grandes pensadores de la historia. Si la filosofía progresara, lo dicho por los filósofos de siglos anteriores no tendría vigencia en la actualidad. La historia de la ciencia es progresiva. Los científicos antiguos han sido superados. Por eso, un científico actual sabe mucho más acerca de la realidad que un científico de otras épocas. Ningún médico estudia a Hipócrates (médico griego que vivió entre los años 460 y 377 antes de Cristo, considerado el padre de la medicina) para extraer de ese estudio un saber que le permita curar a sus pacientes. La filosofía busca un saber universal. La filosofía no tiene deseos particulares. No desea conocer un ámbito específico de la realidad ni se caracteriza por ocuparse de un tema determinado. Se interesa por todo, se aplica a todos los ámbitos de la experiencia humana. Por eso, sus preguntas tienen carácter general. Las distintas ciencias, como ya vimos, fragmentan la realidad para conocerla. Sus preguntas son acotadas, se limitan a ese sector que se quiere investigar. Función actual de la filosofía La filosofía no logra respuestas definitivas ni universalmente válidas. La filosofía no progresa. La ciencia logra conocimientos universalmente válidos y su progreso es cada vez más acelerado. En este contexto, ¿qué función puede cumplir la filosofía? ¿Cuál puede ser su utilidad? Por un lado, la filosofía ocupa el lugar que la ciencia ha dejado vacante. La ciencia puede decirnos cómo se comportan los seres vivos pero no puede decirnos cuál es el sentido de la vida. La ciencia nos muestra que es posible comprender el universo pero no puede decirnos por qué el universo es comprensible. Y si bien las respuestas filosóficas nunca son definitivas, esto no significa que sean rechazables o inútiles. Las respuestas ofrecidas por los filósofos nos abren a nuevas posibilidades, nos invitan a pensar y a liberarnos de nuestras creencias infundadas. Por otro lado, hemos afirmado que la filosofía es un saber que surge del amor: amor a la vida y amor a los seres humanos. Desde esta perspectiva, la filosofía intenta que sus respuestas, aunque nunca definitivas puedan servir, puedan orientar la conducta de los hombres. Por ejemplo, la ciencia nos aporta muchos saberes y pone en nuestras manos diversas técnicas. Pero ¿Para qué nos sirve ese saber y cómo debemos emplear esas técnicas? ¿Cómo poner la ciencia al servicio de la humanidad? En este caso, es la filosofía, aunque no solo la filosofía, la encargada de intentar una respuesta. El progreso científico ha generado y seguirá generando innumerables polémicas. Por ejemplo la nuevas técnicas de reproducción humana nos lleva a preguntarnos: ¿Es lícito tener un hijo a cualquier precio, a través de cualquier método?. Muchas de las preguntas suscitadas por el avance científico son preguntas filosóficas: ¿En qué sentido podemos hablar de progreso de la humanidad? ¿Todo progreso científico es sinónimo de progreso humano. ¿Se puede controlar el progresos científico? ¿Se debe controlar la investigación científica? ¿Cuál es el sentido del avance científico y tecnológico? Problemas de la filosofía Si se revisa la historia de la filosofía, puede advertirse que las respuestas son muy variadas pero que las preguntas son, más o menos, las mismas. Los filósofos se distinguen por sus respuestas pero se identifican por su deseo de saber. Las distintas preguntas que se formulan los filósofos han dado lugar a la constitución de distintas ramas de la filosofía. Mencionaremos algunas de ellas y señalaremos algunas de sus preguntas. Metafísica. ¿Qué es la realidad? ¿Existe una realidad aparente y otra real? ¿Qué es lo aparente? ¿Qué es lo real? ¿Existe Dios? ¿Qué entendemos por Dios? ¿Cuáles son sus propiedades? Teoría del conocimiento. ¿Qué es el conocimiento? ¿Es posible conocer? Si es posible, ¿cuál es el alcance del conocimiento humano? ¿Qué es la verdad? ¿Cómo podemos saber cuándo estamos en presencia de una verdad? Antropología filosófica. ¿Qué es el hombre? ¿Es algo más que un animal consciente? ¿Posee alma? ¿Qué es lo que diferencia al hombre de los demás animales? Ética. ¿Qué es el bien? ¿Qué es el mal? ¿Cómo debemos actuar? ¿Existen criterios objetivos para distinguir entre el bien y el mal? ¿Existe algún fin al que tienda la vida humana? Estética. ¿Qué es lo bello? ¿Qué es lo feo? ¿Algo es bello porque nos agrada o nos agrada porque es bello? Los valores estéticos, ¿son objetivos o subjetivos? Filosofía de la ciencia. ¿Cuáles son las características principales del conocimiento científico? ¿La ciencia es la única forma de acceder a la verdad? ¿En qué consiste la objetividad científica? ¿Qué condiciones debe cumplir una teoría para ser considerada científica? Filosofía política. ¿Qué es la política? ¿Qué relación existe entre ética y política? ¿En qué consisten las relaciones de poder entre los seres humanos? ¿Qué es lo que da legitimidad a un gobierno? Filosofía de la historia. ¿Qué diferencia existe entre el acontecer histórico y el acontecer natural? ¿Existen leyes de la historia? Si existen ¿en qué diferencian de las leyes de la naturaleza? ¿Se puede afirmar que existe progreso en la historia de la humanidad? ¿Se pueden predecir los hechos históricos? Esta división de la filosofía en ramas es una forma de organizar por temas los problemas que los filósofos se planean, pero la filosofía es una y todos sus problemas se entrecruzan. Interés actual por la filosofía Día a día nos enteramos de los nuevos progresos científicos: nuevas formas de curar viejas enfermedades, nuevas formas de curar viejas enfermedades, nuevas formas de lograr la reproducción de animales y de humanos, nuevos descubrimientos sobre nuestros genes, nuevas teorías sobre el origen del universo. Día a día crecen nuestras posibilidades tecnológicas. Lo que ayer parecía imposible, hoy ya está al alcance de nuestras manos. Vivimos inmersos en un mundo científico – tecnológico. Pero también vivimos preocupados por un sinnúmero de problemas que nos afectan directa o indirectamente: pobreza, desempleo, inseguridad, violencia. A pesar de todo esto o, tal vez, a causa de todo esto, el interés por la filosofía no solo no ha decrecido sino que muestra signos de gran vitalidad. Y ese interés no es solo propio de los adultos. Según datos aportados por la Facultad de Filosofía de Buenos Aires, se registra un incremento permanente en el número de alumnos que ingresan a dicha carrera. Fuente: Schujman, G.; Herszkowich, E. y Finocchio, S. Filosofía y Formación Ética y Ciudadana I, Aique, Buenos Aires, 2001.