Crecimiento estacional de forraje de pastura y pastizales

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Boletín Técnico Nº 152
ISSN 0522-0548
CRECIMIENTO ESTACIONAL DE FORRAJE DE PASTURAS Y
PASTIZALES NATURALES PARA EL SUDESTE BONAERENSE
Agnusdei, M.G., Colabelli, M. R. y Fernández Grecco, R. C.
Grupo Producción y Utilización de Pasturas
Unidad Integrada Balcarce, EEA Balcarce (INTA) –
Facultad de Ciencias Agrarias (UNMdP)
Este trabajo fue realizado con el apoyo de las siguientes instituciones:

INTA: Plan de trabajo No 077 de la EEA Balcarce y Proyecto estratégico de
investigación en Reservas forrajeras de alta calidad.


UNMdP: Proyectos 29/93 – AGR 29 y 15/A075 de la FCA de Balcarce.
AACREA: Regiones CREA Sudeste y Mar y Sierra de la Pcia. de Buenos Aires.
Correspondencia:
Estación Experimental Agropecuaria INTA Balcarce.
Área de Producción Animal.
CC No 276.
(7620) Balcarce, provincia de Buenos Aires (Argentina).
E-mail:
[email protected]
[email protected]
[email protected]
Secretaría de Agricultura, Pesca y Alimentación
Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria
Centro Regional Buenos Aires Sur
Estación Experimental Agropecuaria Balcarce
Balcarce, Buenos Aires, Argentina
Noviembre de 2001
1
PREFACIO
El presente trabajo se inició bajo la responsabilidad del Ing.Agr. Arturo Mazzanti quien
condujo las actividades del Grupo de Producción y Utilización de Pasturas de la Unidad
Integrada EEA INTA Balcarce y Facultad de Ciencias Agrarias (UNMdP) desde 1991 y hasta
su deceso en junio de 1997. Los integrantes del grupo de trabajo que continuamos esta tarea,
recopilamos y elaboramos los datos disponibles tomando, en algunos casos, informes de
trabajo o comentarios registrados por su responsable original como base para la discusión.
Deseamos destacar el aporte que implica la iniciativa y organización de este estudio. En
efecto, luego de los primeros trabajos realizados a fines de los '60 en el INTA Balcarce sobre
pasturas consociadas, y posteriormente a mediados de los ´80 sobreevaluación de especies y
cultivares forrajeros, no se dispone hasta la fecha de curvas estacionales de crecimiento para
los recursos forrajeros de la región. El presente trabajo aporta elementos para superar esta
carencia de información básica para la programación del uso de pasturas a nivel de
establecimiento, facilitando el desarrollo objetivo de balances forrajeros.
Esperamos con esta publicación impulsar el esfuerzo mancomunado de los sectores
dedicados a la investigación y a la aplicación de tecnología, para organizar el
seguimiento de pasturas a nivel de establecimiento y poder así generar una base de
datos que cubra varios años de producción y abarque una gama diversa de situaciones
de manejo.
INDICE GENERAL
I.- RESUMEN
II.- ABSTRACT
III.- INTRODUCCIÓN
IV.- MARCO DE APLICACIÓN
V.- METODOLOGÍA DE TRABAJO
VI.- CRECIMIENTO ESTACIONAL DE FORRAJE DE PASTURAS CONSOCIADAS DE GRAMÍNEAS Y
LEGUMINOSAS EN EL SUDESTE BONAERENSE CON DISTINTOS NIVELES DE FÓSFORO.
VI.1.- Niveles iniciales de fósforo disponible en los suelos en pasturas consociadas del sudeste
bonaerense.
VI.2 - Pasturas consociadas del área deprimida bonaerense.
VI.2.1.- Efecto de la fertilización fosfatada sobre la producción forraje.
VI.2.2.- Distribución estacional del crecimiento de forraje y composición botánica de las pasturas.
VI.3.- Pasturas consociadas en áreas agrícolas del sudeste bonaerense.
VI.3.1.- Efecto de la fertilización fosfatada sobre la producción forraje.
2
VI.3.2.- Distribución estacional del crecimiento de forraje y composición botánica de las pasturas.
VI.4.- Calidad del forraje en pasturas consociadas del área deprimida y de áreas agrícolas del
sudeste bonaerense.
VII.- CRECIMIENTO ESTACIONAL DE FORRAJE DE PASTIZALES, PASTURAS Y VERDEOS DE INVIERNO
EN EL SUDESTE BONAERENSE CON DIFERENTES NIVELES DE NITRÓGENO.
VII.1.- Pastizales naturales del área deprimida bonaerense.
VII.2.- Pasturas de agropiro alargado.
VII.3.- Verdeos de invierno en áreas agrícolas del sudeste bonaerense.
VII.3.1.- Efecto de la fertilización nitrogenada en invierno sobre el crecimiento de forraje de raigrás
anual.
VII.3.2.- Efecto de la fertilización nitrogenada en otoño sobre el crecimiento de forraje de raigrás
anual.
VII.3.3.- Efecto de la fertilización nitrogenada sobre el crecimiento estacional de avena.
VIII.- CONCLUSIONES
IX.- BIBLIOGRAFÍA
X. AGRADECIMIENTOS
INDICE DE FIGURAS
Figura 1: Régimen hídrico de sitios y años experimentales. a: Chascomús; b: Rauch; c: Ayacucho; d:
Madariaga; e: Tandil; f: Balcarce.
Figura 2: Crecimiento estacional de forraje (kg MS.ha-1.d-1) de pasturas consociadas para área
deprimida bonaerense fertilizadas con diferentes niveles de fósforo. 2a: Chascomús; 2b:
Rauch; 2c: Ayacucho; 2d: Madariaga
Figura 3: Crecimiento estacional de forraje (kg MS.ha-1.d-1) de los principales componentes
sembrados integrantes de pasturas consociadas del área deprimida bonaerense
fertilizadas con diferentes niveles de fósforo. 3a: Chascomús; 3b: Rauch; 3c: Ayacucho.
Figura 4: Crecimiento estacional de forraje (kg MS.ha-1.d-1) de pasturas consociadas del área
agrícola del sudeste bonaerense fertilizadas con diferentes niveles de fósforo. 4a: Tandil;
4b: Pieres
Figura 5: Crecimiento estacional de forraje (kg MS.ha-1.d-1) de los principales componentes
botánicos en una pastura consociada de la localidad de Tandil, fertilizada con diferentes
niveles de fósforo. a: trébol rojo; b: raigrás perenne; c: cebadilla criolla.
Figura 6: Componentes cualitativos de pasturas consociadas del área deprimida y del área
agrícola del sudeste bonaerense fertilizadas con diferentes niveles de fósforo para
Chascomús, Rauch, Ayacucho y Tandil. a: materia seca digestible (%); b) proteína y fibra
detergente neutro (%).
Figura 7: Crecimiento estacional de forraje (kg MS.ha-1.d-1) de una comunidad natural: fertilizada
con diferentes niveles de nitrógeno.
3
Figura 8: Crecimiento estacional de forraje (kg MS.ha-1.d-1) de una pastura de agropiro alargado
fertilizada con diferente dosis de nitrógeno.
Figura 9: Crecimiento estacional de forraje (kg MS.ha-1.d-1) de raigrás cv. Tama fertilizado a fines
de invierno con diferentes dosis de nitrógeno.
Figura 10a: Efecto de la fertilización nitrogenada en otoño sobre el crecimiento estacional de
forraje de raigrás anual durante el ciclo de crecimiento 1993/94.
Figura 10b: Efecto de diferentes combinaciones de fertilización nitrogenada en otoño e invierno
sobre el crecimiento estacional de forraje de raigrás anual durante el ciclo de crecimiento
1993/94.
Figura 11: Crecimiento estacional de forraje (kg MS.ha-1.d-1) de avena fertilizada con diferentes
dosis de nitrógeno a fines de invierno.
INDICE DE TABLAS
Tabla 1: Composición botánica de pasturas evaluadas en diferentes localidades del sudeste
bonaerense.
Tabla 2: Concentración de fósforo disponible (ppm) en el suelo en invierno para diferentes
localidades del sudeste bonaerense.
Tabla 3: Crecimiento anual de forraje de pasturas consociadas de gramíneas y leguminosas
fertilizadas con diferentes niveles de fósforo ubicadas en las localidades de Chascomús,
Rauch, Ayacucho y General Madariaga durante los períodos de crecimiento a) 1993/94 y
b) 1994/95.
Tabla 4: Digestibilidad in vitro de la MS (DIVMS, %) promedio anual y desvío estándar para
pasturas consociadas fertilizadas con diferentes niveles de fósforo en distintas localidades
y años experimentales.
4
CRECIMIENTO ESTACIONAL DE FORRAJE DE PASTURAS Y
PASTIZALES NATURALES PARA EL SUDESTE BONAERENSE
Seasonal distribution of pastures and natural grasslands production for
the south-east of the Buenos Aires province, Argentina
Palabras clave: crecimiento estacional, pasturas, pastizales, verdeos de invierno,
balance forrajero.
Key words: seasonal growth, pastures, grasslands, winter forage crop, forage balance.
I.- Resumen
La información disponible sobre patrones de crecimiento estacional de forraje para el sudeste
bonaerense es escasa, y en la mayoría de los casos se ha restringido a evaluaciones realizadas
sobre especies y cultivares de pasturas monofíticas. Por otra parte, esta información no puede
ser transferida en forma directa para representar la producción y el crecimiento estacional de
forraje de las pasturas consociadas entre gramíneas y leguminosas que mayoritariamente se
utilizan en la región. En este trabajo se describe la dinámica estacional del crecimiento de forraje
de pasturas, pastizales naturales y verdeos de invierno utilizados en la región para la producción
animal, y se cuantifican las modificaciones que sobre ellos introduce la nutrición mineral
(fosfatada y/o nitrogenada). Se presentan resultados de experimentos realizados en campos de
productores de las localidades de Tandil, Pieres, Chascomús, Rauch, Ayacucho, y Gral. Madariaga
y de experimentos detallados conducidos en la EEA Balcarce del INTA. Los resultados obtenidos
aportan elementos básicos para la presupuestación de la oferta de nutrientes para el ganado y
para el desarrollo de cadenas forrajeras estratégicas a través de la combinación de diferentes
recursos y alternativas de fertilización.
II.- Abstract
Available information on patterns of seasonal herbage growth for the forage resources used in
the south-east of the Buenos Aires Province of Argentina is scarce and mostly restricted to
evaluations on species and cultivars in monophitic pastures. This work describes the seasonal
growth dynamics of cultivated pastures, natural grasslands and winter forage crops commonly
used by farmers in the region under different levels of mineral nutrition. Fertilization with 0, 20
and 40 kg of P.ha-1 were applied in the case of grass-legume pastures and with 0, 50, 100, 150,
200 and 250 kg of N.ha-1 (unrestricted P) in the case of annual forage crops, grass pastures and
grasslands. Experiments were carried out in Tandil, Pieres, Chascomús, Rauch, Ayacucho and
Gral.Madariaga. Detailed experiments were also carried out in Balcarce at INTA Experimental
Station. The obtained information is basic for the elaboration of forage balances and strategic
forage chains through the combination of different pasture resources and fertilization
alternatives.
5
III.- INTRODUCCIÓN
La mayor proporción de nutrientes sobre la que se sustenta la ganadería de Argentina proviene
de la cosecha directa del forraje producido por pastizales naturales y pasturas cultivadas. Por
consiguiente es imperativo conocer cuánto crecen dichos recursos, cuál es la distribución
estacional de su crecimiento y cuáles son los factores que afectan su producción de forraje.
Los aspectos señalados forman parte de la información básica requerida para la planificación de
los sistemas de producción animal. A partir de ella será posible progresar en la elaboración de
balances objetivos entre la demanda de alimento de los animales y la forma en que la misma
puede ser satisfecha en base a la oferta de los diferentes recursos forrajeros.
En la región pampeana los recursos forrajeros muestran una marcada estacionalidad en el
crecimiento de forraje, con contrastes que frecuentemente alcanzan relaciones de 10 a 1 entre
los períodos de mayor (primavera) y menor (invierno) crecimiento de forraje (Mazzanti et al.,
1992). Esto es consecuencia de las variaciones climáticas a lo largo del año y, a su vez, de la
respuesta diferencial de las especies que componen las pasturas a los factores ambientales que
controlan el crecimiento de las plantas (temperatura, radiación, disponibilidad de humedad y de
nutrientes).
La información sobre los patrones de crecimiento estacional de forraje para la región es escasa.
La misma se generó dentro del marco de programas de introducción de germoplasma y se
restringió a evaluaciones comparativas sobre adaptación de especies y cultivares forrajeros en el
sudeste bonaerense (Mazzanti y Arosteguy, 1985; Mazzanti et al., 1992). La información es válida
para pasturas monofíticas pero no se adecua para representar la producción y la dinámica
estacional del crecimiento de forraje de las pasturas consociadas entre gramíneas y leguminosas
que mayoritariamente se utilizan en la región.
Esta carencia de información básica determina que hoy en día la presupuestación forrajera
tenga un alcance bastante limitado. En contraposición, la presupuestación forrajera basada en
información sobre curvas estacionales de crecimiento constituye una modalidad de manejo de
pasturas largamente adoptada en otros países de tradición pastoril (Gray, Korte y Christieson,
1987). En Nueva Zelanda, por ejemplo, se dispone de largas series de años de información
sobre curvas de crecimiento registradas en establecimientos ganaderos. Además, los campos
experimentales evalúan rutinariamente la dinámica del crecimiento de pasturas de uso
corriente para asistir la demanda del sector productivo.
En este trabajo, se compiló información proveniente de una serie de experimentos conducidos
entre los años 1992 y 1995, en los cuales se cuantificó el crecimiento estacional de forraje de
pasturas, verdeos de invierno y de pastizales naturales difundidas en la región. Las experiencias
fueron conducidas en diferentes localidades de Tandil, Pieres, Chascomús, Rauch, Ayacucho,
Gral. Madariaga y en EEA INTA Balcarce.
Las determinaciones realizadas sobre consociaciones de gramíneas y leguminosas incluyeron la
cuantificación del efecto de la fertilización fosfatada sobre el crecimiento estacional de forraje. En
forma similar se analizó el efecto de la fertilización nitrogenada en pastizales naturales, pasturas
de agropiro alargado y verdeos anuales de invierno.
Los experimentos incluyeron tratamientos no fertilizados que permiten describir el
comportamiento de las pasturas y pastizales para el nivel tecnológico típico aplicado en la región.
6
Los tratamientos que fueron fertilizados con diferentes fuentes y dosis de nutrientes minerales,
aportan a productores y profesionales una gama de respuestas productivas que pueden servir de
base para implementar alternativas de intensificación de la producción para diferentes recursos
forrajeros en el sudeste bonaerense.
IV.- MARCO DE APLICACIÓN
La aplicación de la información que se provee en este trabajo requiere tener presente lo
siguiente: 1) dinámica de la producción de forraje, 2) tipo de información que aportan las curvas
estacionales de crecimiento y la forma de uso en la práctica. A continuación se hará un desarrollo
sintético de los puntos mencionados.
1) Dinámica de la producción de forraje
Los períodos de bajas temperaturas así como aquellos de baja disponibilidad de agua en el suelo
son críticos para el crecimiento de las especies forrajeras y son determinantes de las variaciones
estacionales en la oferta de forraje que caracteriza a las pasturas anuales y perennes en la región
(Orbea y Carrillo, 1969; Arosteguy y Mazzanti, 1985; Mazzanti et al., 1992).
Los trabajos locales citados muestran que las diferencias entre las tasas de crecimiento de forraje
del invierno y de la primavera son del orden de 1:5 y hasta 1:10. Cuando los sistemas de
producción animal son extensivos, la dotación anual de animales es altamente dependiente de la
capacidad de carga de las pasturas en las épocas en que las mismas son menos productivas. Esto
genera, necesariamente, bajas eficiencias de utilización del crecimiento de forraje en los períodos
climáticamente favorables y acumulaciones de material muerto que perjudican la calidad y la
persistencia productiva de las pasturas.
Los sistemas de producción ganaderos basados en el aprovechamiento eficiente del forraje deben
realizar, en contraposición, presupuestaciones forrajeras que permitan prever ajustes entre la
oferta y la demanda estacional de nutrientes para el ganado. En un enfoque productivo de este
tipo, la dinámica estacional del crecimiento de las pasturas constituye el proceso primario a partir
del cual es posible organizar las estrategias de pastoreo y la nutrición del ganado.
2) Tipo de información que proveen las curvas estacionales de crecimiento y forma de uso en
la práctica.
Las curvas estacionales de crecimiento de pasturas constituyen una herramienta básica para la
presupuestación forrajera. Las mismas caracterizan la dinámica de crecimiento de las pasturas
para las condiciones agronómicas y ecológicas en que fueron determinadas, tales como el nivel de
fertilización mineral y el tipo de suelo y clima. El régimen de cortes que se realiza para determinar
las tasas de crecimiento sigue un protocolo específico que minimiza las pérdidas de material por
senescencia y descomposición.
La articulación entre la oferta de forraje y las demandas del ganado requiere, necesariamente,
de la presupuestación de dicha oferta y de un proceso de monitoreo y ajuste a las situaciones
de cada año y de cada pastura. La frecuencia de decisiones puede variar desde semanas hasta
decisiones diarias, según se trate de períodos de lento o de rápido crecimiento de las pasturas.
El mejor uso práctico de las curvas implica dos etapas básicas. La primera es la presupuestación
de la oferta estacional de forraje en base a curvas disponibles. Si hubiera información sobre varios
años, es importante tener en cuenta la variabilidad productiva de las pasturas que ocasionan las
fluctuaciones climáticas interanuales. La segunda etapa corresponde al monitoreo de la evolución
7
del crecimiento de las pasturas en el establecimiento, a los efectos de chequear el aumento o
disminución con respecto a lo esperado. Para ello se pueden utilizar mediciones simples, como
por ejemplo cambios de altura de las pasturas, o estimaciones directas de la evolución de las
tasas de crecimiento.
V.- METODOLOGÍA DE TRABAJO
Se realizaron determinaciones de crecimiento a partir de cortes mecánicos desfasados en el
tiempo, utilizando la metodología desarrollada por Anslow y Green (1967), modificada por
Conrall y Fenlon (1972), probada y adaptada para el sudeste bonaerense por Orbea y Carrillo
(1967) y Mazzanti y Arosteguy (1985).
Entre 1992 y 1995 se seleccionaron pasturas sembradas y pastizales en establecimientos
agropecuarios de los partidos bonaerenses de Chascomús, Rauch, Ayacucho, Gral. Madariaga,
Tandil, Pieres y en la EEA Balcarce.
En la Tabla 1, se detallan las especies sembradas predominantes en cada una de las pasturas
seleccionadas para las diferentes localidades y años experimentales.
Localidad
Chascomús
Rauch
Ayacucho
Madariaga
Tandil
Tandil
Pieres
Balcarce
Balcarce
Ayacucho
Año
Especies
1993/94 y 1995
Pasto ovillo, cebadilla criolla, falaris bulbosa y trébol rojo.
1993/94
y Pasto ovillo, cebadilla criolla, raigrás perenne y Trébol rojo.
1994/95
1994/95
Raigrás perenne, trébol blanco, trébol rojo.
1994/95
Pasto ovillo, festuca alta y trébol rojo.
1992/93
y Raigrás perenne, trébol rojo, cebadilla criolla, trébol blanco,
1993/94
lotus corniculatus
1992/93
y Raigrás anual
1993/94
1993/94
Pasto ovillo, cebadilla criolla, y trébol rojo.
1995
Agropiro alargado
1994/95
Avena y raigrás anual
1994/95
Pastizal natural, comunidad de media loma (B) dominada por
Bromus sp., Stipa sp., Lolium multiflorum, Lotus tenuis,
Paspalum dilatatum, Cynodon dactylon, Leersia hexandra.
Tabla 1. Composición botánica de pasturas evaluadas en diferentes localidades del sudeste bonaerense
Para cada sitio seleccionado, se delimitó un área experimental que fue cercada y excluída al
pastoreo. Se utilizaron parcelas de 1,5 * 5 m y se delimitaron 6 bloques, divididos en tres series
de parcelas. Los tratamientos de fertilización fueron aplicados al azar.
Previo a la aplicación de los tratamientos de fertilización, se realizaron determinaciones de
fósforo disponible en la capa superficial del suelo (20 cm). Las pasturas consociadas de gramíneas
y leguminosas fueron fertilizadas a fines de invierno-principios de primavera con 0, 100 y 200
kg.ha-1 de superfosfato triple de calcio (SFT, 0-46-0). Los pastizales, el agropiro alargado y los
verdeos anuales (avena y raigrás) se fertilizaron a fines de invierno con nitrógeno (entre fines de
julio y mediados de agosto), y las dosis utilizadas fueron de 0, 50, 100, 150, 200 y 250 kgN.ha -1,
utilizando como fuente urea. También se evaluó el efecto de la época de fertilización (otoño y
8
fines de invierno) utilizando dosis de 0 y 100 kg N.ha-1 en raigrás anual. Para evitar déficits de P,
simultáneamente con la fertilización nitrogenada se agregaron 20 kg del nutriente bajo la forma
de SFT.
Figura 1. Régimen hídrico de sitios y años experimentales. a: Chascomús; b: Rauch; c: Ayacucho; d:
Madariaga; e: Tandil; f: Balcarce
Las parcelas fueron cosechadas por cortes secuenciales a intervalos variables: 30 a 40 días en
primavera y verano y 60 a 80 días en otoño e invierno. Los cortes fueron realizados sobre los 5 m 2
centrales de cada parcela a una altura del suelo de 2,5 cm. Se extrajeron 2 submuestras del
forraje para determinar: - contenido de materia seca del forraje verde y calidad, y - composición
botánica y calidad. Para más detalles sobre los métodos utilizados consultar Orbea y Carrillo
(1969) y Mazzanti y Arosteguy (1985).
9
En la Figura 1 se presenta el régimen hídrico de los sitios y años experimentales.
VI. -CRECIMIENTO ESTACIONAL DE FORRAJE EN PASTURAS CONSOCIADAS
DE GRAMÍNEAS Y LEGUMINOSAS DEL SUDESTE BONAERENSE CON
DISTINTOS NIVELES DE FÓSFORO.
VI.1. Niveles iniciales de fósforo disponible en los suelos en pasturas consociadas del
sudeste bonaerense.
En la Tabla 2 se puede observar la concentración de fósforo disponible en los suelos, determinada
al inicio de cada ciclo de crecimiento para cada localidad y año experimental.
Las concentraciones de P disponible, variaron entre 2,5 y 14 ppm de P2O5, las cuales resultan
similares a los observadas con anterioridad para la región por otros autores (Arosteguy y Darwich,
1980; Berardo y Darwich, 1974).
Los valores que se presentan en la Tabla 2, permite diferenciar dos grandes grupos de localidades
por el contenido de fósforo de los suelos, la primera comprende las localidades ubicadas en el
área deprimida bonaerense (Ayacucho, Gral. Madariaga, Rauch y Chascomús), en la cual la
concentración de P disponible no superó las 8 ppm, y osciló entre dicho valor y 2,5 ppm. En el
segundo grupo, el cual comprende a localidades del área mixta ganadera bonaerense (Pieres y
Tandil), las concentraciones de fósforo en los suelos variaron entre 13 y 14 ppm. La subdivisión
regional ensayada a partir de los valores presentados en la Tabla 2, concuerda con diagnósticos
previos (Berardo y Darwich, 1974).
Tabla 2. Concentración de fósforo disponible (ppm) en el suelo en invierno para diferentes
localidades del sudeste bonaerense.
Localidades
Ayacucho 1993/94
Fósforo disponible (ppm P2O5)
7.8
1994/95
5.8
Rauch 1993/94
3.6
Chascomús 1993/94
2.5
Gral. Madariaga 1993/94
5.7
Tandil 1992/93
13.1
1993/94
14.0
Pieres 1993/94
13.3
En función de la concentración de P en el suelo presentados en la Tabla 2 y a los efectos de
organizar la presentación y discusión de los resultados, los mismos se ordenaron en función de los
dos grandes grupos propuestos.
10
VI. 2 Pasturas consociadas del área deprimida bonaerense.
VI. 2. 1.- Efecto de la fertilización fosfatada sobre la producción de forraje.
En la Figura 2 a, b, c y d, se muestran las curvas de crecimiento estacional de forraje para el
período 1993/94 y 1994/1995 para cuatro pasturas consociadas ubicadas en los partidos de
Chascomús, Rauch, Ayacucho y General Madariaga.
Durante el ciclo 1993/1994 la fertilización fosfatada incrementó en todos los casos en forma
significativa la tasa de crecimiento primavero estival de forraje respecto de los tratamientos no
fertilizados, no observándose diferencias entre los tratamientos de 100 y 200 kg.ha-1 de SFT
(Figura 2).
Los tratamientos no fertilizados representan, en términos generales, el nivel tecnológico utilizado
corrientemente en la región. Para el período primavero-estival, la fertilización con 100 kg.ha-1 de
SFT logró aproximadamente duplicar la tasa de crecimiento de los tratamientos no fertilizados en
los partidos de Rauch y Chascomús (Figura 2 a y b). Esta respuesta coincide con las obtenidas por
Arosteguy y Darwich (1980) en diferentes localidades de la pampa deprimida bonaerense. En la
pastura de Ayacucho los tratamientos fertilizados superaron aproximadamente en un 50 % la tasa
de crecimiento de los no fertilizados en similar período que las anteriores localidades (Figura 2 c).
Para el ciclo de crecimiento 1994/95, a excepción de Gral.Madariaga, el resto de las localidades
del área ganadera bonaerense fueron afectadas por bajas precipitaciones durante la mayor parte
del año, con reducciones de hasta el 50 % respecto de las precipitaciones alcanzadas en el año
precedente (Figura 1). Dichas deficiencias se reflejaron en tasas de crecimiento sensiblemente
menores a las observadas en el ciclo de crecimiento anterior, siendo las tasas de crecimiento
inverno primaveral aproximadamente el 50 % de las observadas en el ciclo de crecimiento
1993/94 (Figura 2). Este efecto negativo de la sequía también se tradujo en una falta de respuesta
a la fertilización fosfatada en las localidades de Chascomús, Rauch y Ayacucho, resultado que fue
descripto anteriormente por otros autores para la región del sudeste bonaerense (Berardo y
Darwich, 1974 y Arosteguy y Darwich, 1980).
11
Figura 2. Crecimiento estacional de forraje (kgMS.ha-1.día-1) de pasturas consocidadas para el área deprimida bonaerense
fertilizadas con distintos niveles de fósforo. 2a: Chascomús; 2b: Rauch; 2c: Ayacucho; 2d: Gral Madariaga
12
En la pastura evaluada en Gral. Madariaga, el crecimiento de forraje mostró el mismo patrón
general de respuesta a la fertilización fosfatada observado en el ciclo 1993/1994 en el resto de las
localidades, hecho que reflejaría las mayores precipitaciones registradas durante primavera
verano en esta última localidad (Figura 1).
En la Tabla 3, se presenta la integración de las tasas de crecimiento presentadas en la Figura 2,
que permite estimar el crecimiento anual de forraje para cada tipo de pastura y nivel de
fertilización para las cuatro localidades consideradas. Los mayores rendimientos de forraje fueron
alcanzados por pasturas dominadas por pasto ovillo y trébol rojo, las cuales aproximadamente
duplicaron a las observadas en pasturas de raigrás y trébol blanco en el partido de Ayacucho.
Tabla 3. Crecimiento anual de forraje de pasturas consociadas de gramíneas y leguminosas fertilizadas
con diferentes niveles de fósforo ubicadas en las localidades de Chascomús, Rauch, Ayacucho y
General Madariaga durante los períodos de crecimiento a) 1993/94 y b) 1994/95.
Localidad
a) 1993/1994
Chascomús
Rauch
Ayacucho
b) 1994/1995
Chascomús
Rauch
Ayacucho
Gral.Madariaga
0 kg.P ha-1
20 kg.P ha-1
40 kg P.ha-1
9293
14102
13943
8496
12274
12616
3917
5226
5005
------
9951 (1)
------
------
8597 (1)
------
------
5897 (1)
-------
5940
8690
10375
(1) Promedio de 0, 20 y 40 kg P.ha
-1
Si bien las respuestas observadas a la fertilización fosfatada por Arosteguy y Darwich (1980),
cuando son comparadas en términos relativos, coinciden con las determinaciones realizadas en
este trabajo, los valores absolutos de la producción total anual de forraje acá presentados son
sensiblemente superiores a los obtenidos por los autores mencionados. Las causas de estas
diferencias son difícilmente explicables, sin embargo el manejo de la cosecha del forraje en
términos de frecuencia de corte podría explicar parte de las mismas.
VI.2.2.-Distribución estacional del crecimiento de forraje y composición botánica
Se constató la marcada estacionalidad de la producción de forraje de las consociaciones
integradas por trébol rojo, cebadilla y pasto ovillo, con máximas tasas de crecimiento durante la
primavera y el verano y tasas extremadamente bajas durante fines de otoño e invierno. Este
contraste estacional resultó más marcado durante el primer año evaluado, con relaciones
próximas de 4 a 1 para la pastura de Chascomús (Figura 2 a) y de 10 a 1 para en el caso de
Ayacucho y Rauch (Figura 2 b y c). Este patrón estacional se observó también durante 1994/1995
en la pastura de General Madariaga.
Los resultados presentados evidencian que los patrones de crecimiento estacional de forraje
fueron diferentes entre localidades y pasturas (Figura 2 a, b y c). Durante el ciclo 1994/1995 se
13
distingue la pastura de Chascomús, con una distribución primavero estival más amplia que las de
Rauch y Ayacucho, las cuales concentraron su producción de forraje en forma más neta durante
el verano en ambos años de evaluación. Además, las tasas de crecimiento de invierno de las
pasturas mencionadas en primer término fueron sensiblemente superiores a las observadas en la
pastura de raigrás perenne y trébol blanco.
Para interpretar esta variación es necesario considerar la contribución estacional de las diferentes
especies que componen la consociaciones estudiadas (Figura 3). En este sentido, pudo observarse
que no más de dos de las especies participantes en las mezclas aportaron entre el 80-90% de la
biomasa verde el aporte de las mismas al crecimiento total de las pasturas varió estacionalmente
como consecuencia del asincronismo en sus tasas individuales de crecimiento.
En los dos ciclos de crecimiento las especies dominantes en Chascomús y Rauch fueron trébol
rojo y pasto ovillo (Figura 3 a y b). Ambas pasturas contrastaron en la importancia relativa de
dichas especies, con un predominio de la leguminosa en el caso de Rauch y de la gramínea en
Chascomús. En las figuras puede verse en forma clara el asincronismo en la dinámica estacional
del crecimiento de las especies, a partir de cuya integración puede explicarse la diferente
dinámica estacional de crecimiento de cada una de las pasturas (Figura 2). Así, la mayor
abundancia de pasto ovillo que caracterizó a la pastura de Chascomús se reflejó en un adelanto
en el inicio del crecimiento primaveral respecto de la pastura de Rauch que, como se mencionó
previamente, presentó una producción de forraje más estacionalizada hacia el verano. Sin
embargo estas diferencias no determinaron ventajas de una u otra consociación en términos de la
producción anual de forraje.
La producción forrajera de las pasturas de Chascomús y Rauch (Figura 2 a y b) fue sensiblemente
mayor que la de Ayacucho (Figura 2 c). Esta última presentó un aporte casi nulo de trébol blanco
y contribuciones repartidas entre raigrás en la primavera (Figura 3 c) y especies no sembradas
(principalmente “gramilla”, Cynodon dactylon) durante el verano. Esto explica la baja producción
invernal de esta pastura en comparación con las de Chascomús y Rauch, como también el
desplazamiento de su oferta de forraje hacia el verano. El deterioro de esta pastura estaría
asociado, al menos en parte, a la baja adaptación de las especies que se sembraron a las
condiciones edafo climáticas de la región (Mazzanti et al., 1992). Las típicas sequías estivales que
ocurren en la región serían uno de los principales factores que limitarían la persistencia de las
mismas en las pasturas.
14
-1
-1
Figura 3: Crecimiento estacional de forraje (kgMS.ha .día ) de los principales componentes sembrados
integrantes de pasturas consociadas del área deprimida bonaerense fertilizados con diferentes niveles de
P. 3a: Chascomús; 3b: Rauch; 3c: Ayacucho. Ref.: PO: pasto ovillo; FA: falaris; TR: trébol rojo; TB: trébol
blanco; CB: cebadilla criolla; RG: raigrás perenne; OG: otras gramíneas.
Durante el año húmedo (1993/94) el trébol rojo representó alrededor del 30% y del 55% del
crecimiento total de las pasturas de Chascomús y Rauch, respectivamente, en todos los
15
tratamientos. Las curvas muestran que la fertilización fosfatada aproximadamente duplicó las
tasas de crecimiento de forraje de esta especie respecto de los testigos (Figura 3a y 3b)
Por su parte, el aporte promedio de pasto ovillo durante el ciclo mencionado representó
alrededor del 60 y del 30% del crecimiento total de forraje de una y otra pastura. A diferencia de
lo observado en trébol rojo en ambos casos, la fertilización fosfatada modificó la distribución
estacional del crecimiento de la gramínea en la pastura de Chascomús, produciendo un
adelantamiento de casi dos meses respecto de las máximas tasas obtenidas en el tratamiento
testigo. Este desfase en el crecimiento de pasto ovillo en respuesta a los tratamientos explica, de
hecho, el pico más temprano de producción de forraje registrado en las pasturas fertilizadas de
dicha localidad (Figura 2a). La respuesta positiva de la gramínea indicaría que la fertilización con
P favoreció la utilización de N edáfico proveniente, principalmente, de la mineralización de la
materia orgánica.
Contrariamente al comportamiento observado durante el ciclo húmedo, no se hallaron
diferencias en las tasas de crecimiento de forraje de trébol rojo por efecto de los diferentes
niveles de fertilización fosfatada durante 1994/95. En la pastura de Chascomús, las tasas de
crecimiento y el aporte de pasto ovillo al crecimiento global disminuyeron significativamente en
el ciclo seco. En el caso de trébol rojo, el rendimiento durante este ciclo fue similar al de pasto
ovillo , como así también, al registrado por esta leguminosa durante el año presedente (Figura 3a
y 3b).
En la localidad de Rauch, si bien las tasas de crecimiento de pasto ovillo no se diferenciaron entre
tratamientos, se evidenció una tendencia superior en los fertilizados respecto del testigo. Este
comportamiento puede asociarse a la capacidad para soportar sequías prolongadas que
caracteriza a las especies y variedades forrajeras originarias de ambientes mediterráneos
(Mazzanti et al., 1992).
Tanto en Chascomús como en Rauch las especies no sembradas (dicotiledóneas y gramíneas)
realizaron un bajo aporte al crecimiento de la pastura en todas las estaciones y en ambos años de
evaluación, variando entre aproximadamente un 5% para el año húmedo (1992/93) y 15 % para el
año seco (1994/95). La dinámica de este componente manifestó una tendencia marcada a crecer
más activamente en verano y en otoño. No obstante las tasas de crecimiento fueron de baja
significación en términos generales durante la totalidad de los ciclos de crecimiento evaluados.
Por otra parte, tampoco se observaron efectos importantes sobre la contribución de las especies
no sembradas en estas pasturas por efecto de la fertilización fosfatada, resultados que tampoco
fueron evidentes a nivel de tendencias.
A diferencia de lo ocurrido con trébol rojo y pasto ovillo, el aporte de falaris bulbosa al
crecimiento total de la pastura fue de baja significación (Figura 3a), ya que las tasas de
crecimiento fueron aproximadamente el 10 % de las observadas en las dos especies anteriores. Si
bien falaris bulbosa es una especie de alta capacidad de adaptación a diferentes ambientes del
sudeste bonaerense (Mazzanti et al., 1992), su inclusión en pasturas de trébol rojo y pasto ovillo
no aportaría en forma significativa al crecimiento estacional de forraje. Es probable que esto se
deba a densidades de siembra extremadamente bajas, al lento establecimiento de la especie y a
las elevadas exigencias edáficas.
Cabe considerar, finalmente, el aporte de material muerto a la biomasa total de las pasturas
evaluadas. La tasa de acumulación de este material tuvo niveles de baja significación a lo largo del
16
período evaluado Sin embargo las tasas fueron máximas a fines de primavera y principios de
verano, período en que normalmente se producen leves desajustes entre la frecuencia de
defoliación que requieren las especies individuales para evitar que el tejido verde pase a tejido
senescente. Por otro lado, y frente a la imposibilidad de discriminar el compartimiento muerto
por especies, debe considerarse que una proporción de dicho componente debe atribuirse a las
especies no sembradas. De todas maneras, este componente no superó el 12 % de las tasas de
crecimiento de forraje que se presentaron en la Figura 3a y 3b.
Considerando los resultados de crecimiento estacional de la pastura y las pérdidas originadas por
el pasaje de material vivo a material senescente, es posible estimar la eficiencia de cosecha
alcanzada con la secuencia de cortes utilizada en el presente experimento, la cual resultó de
aproximadamente el 90 % a lo largo del período evaluado.
VI.3. Pasturas consociadas en áreas agrícolas del sudeste bonaerense.
VI.3.1. Efecto de la fertilización fosfatada sobre el crecimiento estacional de forraje
En la Figura 4a se muestra el patrón de crecimiento estacional de forraje de una pastura evaluada
entre 1992 y 1994 en el partido de Tandil y en la Figura 4b se muestra la misma información para
el caso de una pastura de la localidad de Pieres durante el ciclo de crecimiento 1993/1994.
La respuesta a la fertilización fosfatada en estas pasturas no fue significativa a lo largo de todo el
ciclo de crecimiento. Sin embargo, en Pieres se observaron tasas de crecimiento levemente
mayores a comienzos de primavera.
La baja o nula respuesta del crecimiento de forraje a la fertilización fosfatada, debe ser analizada
en función de los niveles de fósforo disponible en los suelos con anterioridad a la aplicación de los
tratamientos (fines de invierno-principios de primavera). En ambas pasturas el nivel de fósforo
inicial fue marcadamente superior a los determinados en las pasturas evaluadas en la región
deprimida bonaerense (Tabla 2).
17
Figura 4: Crecimiento estacional de forraje (kg MS.ha -1.d-1) de pasturas consociadas del área agrícola
del sudeste bonaerense fertilizadas con diferentes niveles de P. a: Tandil; b: Pieres.
El rendimiento anual de forraje promedio de los tres tratamientos de fertilización fosfatada
calculado para Tandil y Pieres fue de 11200 y 9150 kgMS.ha-1 , respectivamente, encontrándose
18
estos valores dentro del rango de los rendimientos observados en las pasturas de Chascomús y
Rauch.
VI.3.2. Distribución estacional del crecimiento de forraje y composición botánica
En la Figura 4a y 4b, se muestra que la estacionalidad de la producción de las pasturas evaluadas
determina una elevada concentración del crecimiento total anual de forraje entre principios de
setiembre y fines de diciembre, donde se logra acumular aproximadamente el 80% de la
producción anual. Puede observarse que las máximas tasas de crecimiento de forraje fueron
próximas a los 90 kg MS.ha-1.día-1, ocurriendo las mismas a mediados de octubre y principios de
noviembre. Las menores tasas de crecimiento se observan a fines de otoño y durante los
meses de invierno, con valores que oscilan entre 5 y 10 kgMS.ha-1.día-1.
El trébol rojo muestra un aporte sustancial a las tasas de crecimiento de la pastura de Tandil,
siguiendo su ciclo primavero-estival, con valores promedio entre el 50 y el 65% para el primer y
segundo año (Figura 5).
El crecimiento primaveral de la pastura de Pieres, en contraste con la de Tandil, se basó en una
contribución más elevada (alrededor del 70%) de gramíneas de ciclo de crecimiento otoñoinverno-primaveral.
VI.4.- Calidad del forraje en pasturas consociadas del área ganadera y agrícola del
sudeste bonaerense.
La escasa variación registrada en los valores de digestibilidad in vitro de la MS (DIVMS) a lo largo
del ciclo de crecimiento para las diferentes localidades y años de evaluación (Tabla 4) determinó
que la distribución estacional en la producción de materia seca digestible (Figura 6) siguiera
claramente la dinámica de crecimiento de las pasturas (Figura 2). Se destaca, por otra parte, la
alta calidad que en general fue observada a través del año, con valores máximos y mínimos
promedio de 70,4 y 57,6%, respectivamente, para todas las localidades, tratamientos de
fertilización y años.
Este comportamiento de la DIVMS contrasta con el que podría observarse en condiciones
extensivas de manejo. Cabe señalar, que los intervalos entre cortes para una misma parcela se
ajustaron, aproximadamente, de modo de no extenderse más allá del período en que las
diferentes pasturas alcanzaban su máxima capacidad de acumulación de forraje, es decir, antes
del inicio de la senescencia foliar. Bajo este régimen de corte se limitó fuertemente el desarrollo
reproductivo de las gramíneas en la mayoría de las parcelas y, por ende, el deterioro de la calidad
global de las pasturas asociada al incremento en la proporción de tejidos poco digestibles (vainas
elongadas, tallos floríferos).
19
Figura 5: Crecimiento estacional de los distintos componentes botánicos en una pastura consociada de
la localidad de Tandil fertilizada con diferentes niveles de P. a: trébol rojo; b: raigrás perenne y
cebadilla criolla.
20
En este sentido, los contenidos de fibra (FDN) cuya evolución se presenta en la Figura 6,
promediaron 50% para todas las localidades, tratamientos de fertilización y años. Estos resultados
revelan el fuerte impacto que ejerce la frecuencia de defoliación sobre la calidad del forraje.
Los niveles de proteína observados (Figura 6) fueron consistentes con el tipo de estructura foliosa
que caracterizó a las pasturas evaluadas, registrando valores promedio de 16,5% para todas las
localidades y en ambos años experimentales.
La homogeneidad estacional en la calidad de la oferta forrajera también ha sido una característica
observada en pasturas de festuca alta (Mazzanti y Lemaire, 1994; Cordero et al., 1996) y en
pastizales naturales (Pueyo et al., 1996; Rodriguez Palma et al., 1999) en situaciones
experimentales en que se mantuvieron estructuras foliosas bajo pastoreo (Agnusdei et al., 1996;
Rodríguez Palma et al., 1999).
Localidad
Año
Chascomús
1992–93
DIVMS (%)
DE
P0
62.7
3.4
P1 – P2
62.5
3.3
61.0
1.9
P0
67.0
7.1
P1 – P2
65.3
8.2
64.0
3.8
60.5
6.5
61.5
5.7
60.6
4.7
1994–95
Rauch
1992–93
1994-95
Ayacucho
1992-93
1994-95
P0
P1 – P2
Tabla 4: Digestibilidad in vitro de la MS (DIVMS, %) promedio anual y desvío estándar (DE) para
pasturas fertilizadas con diferentes niveles de fósforo en distintas localidades y años experimentales.
VII.- crecimiento estacional de forraje de pastizales, pasturas y verdeos
de invierno para el sudeste bonaerense con diferentes niveles de
nitrógeno.
Los resultados de los experimentos que a continuación se presentan, se basan en pasturas bajo
condiciones de precipitaciones normales para la región.
VII.1. Pastizales naturales del área deprimida bonaerense.
En la Figura 7 se muestra el efecto de la fertilización nitrogenada sobre el crecimiento estacional
de forraje de un pastizal natural del área deprimida bonaerense (Fernández Grecco et al., 1995).
El sitio sobre la cual se estableció el experimento, fue definido como una comunidad de tipo B
(León, 1975) cuya composición botánica se presentó en la Tabla 1.
21
Figura 6: Componentes cualitativos de pasturas consociadas del área deprimida y del área agrícola del sudeste bonaerense fertilizadas con
diferentes niveles de fósforo para Chascomús, Rauch, Ayacucho y Tandil. a: materia seca digestible (%); b: proteína y fibra detergente neutro
(%).
22
Figura 6: Componentes cualitativos de pasturas consociadas del área deprimida y del área agrícola del sudeste bonaerense fertilizadas con
diferentes niveles de fósforo para Chascomús, Rauch, Ayacucho y Tandil. a: materia seca digestible (%); b: proteína y fibra detergente neutro
(%).
23
Figura 7: Crecimiento estacional de forraje (kgMS.ha-1.día-1) de una comunidad natural fertilizada con
diferentes niveles de nitrógeno.
El efecto de la fertilización con nitrógeno, en ausencia de otras carencias nutricionales y de
disponibilidad de humedad en el suelo, determinó incrementos significativos en las tasas de
crecimiento primaveral de forraje de la comunidad considerada hasta las dosis máximas. Sin
embargo, con dosis de 150 kg N.ha-1 las tasas de crecimiento no fueron diferentes a las logradas
con 200 y 250 kg N.ha-1, resultando casi ocho veces mayores que las del testigo.
Es importante considerar que la fertilización con nitrógeno modificó la tendencia general del
crecimiento de forraje, con un adelantamiento del rebrote primaveral de casi 30 días.
La baja disponibilidad de formas asimilables de nitrógeno en los suelos a fines de invierno y
principios de primavera (Vásquez y Barberis, 1982; Echeverría y Bergonzi, 1995) sumados al alto
potencial de crecimiento que manifiestan ciertas especies nativas y naturalizadas con las
temperaturas que ocurren en los meses señalados en la región (Agnusdei et al, 1996), constituyen
los ejes principales para explicar las diferencias que se observan en crecimiento estacional de
forraje en la Figura 7.
Raigrás anual fue la especie que contribuyó mayoritariamente a la producción total de forraje del
pastizal, con aportes de alrededor de 60 y de 70% para los tratamientos testigo y fertilizado con
150 kg de N.ha-1, respectivamente. Otras especies anuales, como Bromus mollis, realizaron aportes
próximos al 20%, mientras la contribución de las especies perennes al crecimiento invernoprimaveral fue minoritario, del orden del 5% en el testigo y del 10% en los tratamientos
fertilizados.
VII.2. Pasturas de agropiro alargado en suelos alcalinos del área deprimida
bonaerense.
En la Figura 8 se muestran los patrones de crecimiento estacional de forraje de una pastura de
agropiro alargado que fue fertilizada a principios de primavera con diferentes niveles de nitrógeno
(Fernández Grecco et al., 1996).
Los tratamientos fertilizados con las mayores dosis de nitrógeno, más que duplicaron las tasas de
crecimiento del tratamiento no fertilizado. Sin embargo dicha tendencia solamente se evidenció
durante los meses de primavera y principios de verano. Posteriormente, las tasas de crecimiento
de los tratamientos fertilizados y testigo no difirieron.
24
Figura 8: Crecimiento estacional de forraje (kg MS.ha -1.d-1) de una pastura de agropiro alargado
fertilizada con diferente dosis de nitrógeno.
Al igual que las respuestas observadas con la fertilización nitrogenada sobre el pastizal natural, las
máximas tasas logradas en el tratamiento no fertilizado fueron alcanzadas por los tratamientos
fertilizados con una anticipación no menor a 30 días.
La respuesta del crecimiento inverno primaveral de forraje a la fertilización nitrogenada de
pasturas de agropiro alargado ha sido específicamente descripta por Fernández Grecco et al.
(1995) considerando únicamente la acumulación de forraje a principios de primavera. Dicho
trabajo muestra, que para un período de acumulación de forraje de aproximadamente 100 días a
partir de principios de setiembre, con dosis de 150 kgN.ha-1 es posible sostener tasas de
crecimiento de aproximadamente 100 kgMS.ha-1.día-1.
VII.3. Verdeos anuales de invierno en áreas agrícolas del sudeste bonaerense.
VII.3.1. Efecto de la fertilización nitrogenada en invierno sobre el crecimiento de raigrás
anual.
Para las condiciones ambientales del sudeste bonaerense, la fertilización nitrogenada en invierno
incrementó sistemáticamente el crecimiento y la acumulación de forraje de cultivos anuales
(avena y raigrás anual) a fines de invierno y principios de primavera (Marino et al., 1995; Marino et
al., 1996; Mazzanti et al., 1997). Las tasas de acumulación de forraje de los tratamientos no
fertilizados, fueron aproximadamente triplicadas con dosis de 100 a 150 kgN.ha-1 en aplicaciones
invernales (fines de julio-principios de agosto), y permitieron anticipar la máxima acumulación de
forraje de los verdeos entre 20 y 30 días (Mazzanti et al., 1997).
En la Figura 9 se muestran los patrones de crecimiento de forraje de raigrás anual cv. Grasslands
Tama obtenido en Balcarce, fertilizado con diferentes niveles de nitrógeno en invierno (Marino,
1996). La tasa de crecimiento diaria de los cultivos fertilizados con 100 kgN.ha-1 más que duplicó a
la correspondiente al tratamiento testigo entre fines de setiembre y principios de diciembre.
Posteriormente todos los tratamientos crecieron a tasa similar.
25
Figura 9: Crecimiento estacional de forraje (kg MS.ha-1.d-1) de raigrás anual cv. Tama fertilizado a
fines de invierno con diferentes dosis de nitrógeno.
VII.3.2 Efecto de la fertilización nitrogenada en otoño sobre el crecimiento estacional de
forraje de raigrás anual.
La siembra de cultivos anuales de invierno para el sudeste bonaerense, se realiza a partir del mes
de febrero y se prolonga hasta fines de marzo, período en que el laboreo y las condiciones de
temperatura y humedad de los suelos son favorables para los procesos de mineralización de la
materia orgánica. Esto asegura una relativamente alta disponibilidad de formas asimilables de
nitrógeno para el crecimiento en dicho período (Vásquez y Barberis, 1982; Echeverría y Bergonzi,
1995). Por consiguiente, es esperable que la fertilización nitrogenada otoñal incremente el
crecimiento de forraje en menor proporción que una dosis similar aplicada a fines de invierno,
período en el cual la disponibilidad de formas asimilables de nitrógeno es extremadamente baja
(Vásquez y Barberis, 1982; Echeverría y Bergonzi, 1995).
En la Figura 10a se muestran las tasas estacionales de crecimiento de forraje para raigrás anual
fertilizado con diferentes dosis de nitrógeno en otoño (0 y 100 kgN.ha-1).
26
Figura 10a: Efecto de la fertilización nitrogenada en otoño sobre el crecimiento estacional de forraje
anual durante el ciclo de crecimiento 1993/94.
Los efectos del agregado de fertilizantes nitrogenados en otoño determinaron incrementos
significativos de las tasas de crecimiento del cultivo fertilizado respecto del testigo, y la respuesta
aparente a la fertilización nitrogenada fue de aproximadamente 6 kg MS por kg de nitrógeno
aplicado como fertilizante.
En la misma Figura, se muestra además que luego de transcurridos los meses de otoño e invierno,
los tratamientos fertilizados y no fertilizados exhibieron similar tasa de crecimiento en primavera
mostrando la ausencia de efectos residuales del nitrógeno sobre el crecimiento de forraje.
En la Figura 10b se muestra el efecto de diferentes combinaciones de fertilización con nitrógeno
en otoño e invierno sobre el crecimiento estacional de forraje de raigrás anual para el ciclo de
crecimiento 1993/94 en el partido de Tandil.
27
Figura 10 b: Efecto de diferentes combinaciones de fertilización nitrogenada en otoño (O) e invierno
(I) sobre el crecimiento estacional de forraje de raigrás anual durante el ciclo de crecimiento 1993/94.
En la Figura 10b se muestra el incremento y la anticipación en el crecimiento de forraje en el
período inverno primaveral que se logra con el tratamiento de fertilización en otoño e invierno en
comparación con los tratamientos que recibieron una fertilización invernal, o que no fueron
fertilizados en ambas estaciones. Surge con claridad, que el mayor impacto de la fertilización sobre
la producción global de forraje de verdeos anuales de invierno se logra con fertilizaciones de fines
de invierno, siendo similares a las observadas para la combinación de fertilizaciones de otoño e
invierno.
No obstante, con fertilizaciones de otoño se logran corregir deficiencias de nitrógeno que impiden
la expresión del crecimiento potencial de los cultivos en dicho período. Si bien los incrementos en
la producción de forraje que se logran son inferiores a los alcanzados con fertilizaciones de
invierno, no deben ser descartados para usos estratégicos del forraje.
VII.3.3. Efecto de la fertilización nitrogenada sobre el crecimiento estacional de
forraje de avena.
En la Figura 11 se muestra el crecimiento estacional de forraje de avena cv. Bonaerense Payé
fertilizada con diferentes niveles de nitrógeno en el partido de Balcarce para el período fines de
invierno y primavera (Marino, 1996).
28
Figura 11: Crecimiento estacional de forraje (kg MS.ha-1.d-1) de avena fertilizada con diferentes dosis
de nitrógeno a fines de invierno.
En forma similar a lo observado para raigrás anual, la fertilización con nitrógeno en cultivos de
avena a fines de invierno permitió aproximadamente triplicar las tasas máximas de crecimiento
primaveral de esta especie, y se vio reflejada además en una anticipación temporal en alcanzar las
máximas tasas de crecimiento del tratamiento no fertilizado (Marino, 1996).
VIII.- CONCLUSIONES






Las tasas de crecimiento de forraje de los recursos forrajeros comunmente usados en el
sudeste bonaerense resultaron significativamente incrementadas a través de la corrección
de deficiencias de fósforo y de nitrógeno en el suelo, alcanzando niveles de productividad
equivalentes a las que se obtienen en otras regiones templadas del mundo.
Mientras con la fertilización fosfatada se mantuvo la dinámica primavero estival de
producción de las pasturas consociadas evaluadas, la fertilización nitrogenada en verdeos
de invierno, agropiro alargado y pastizales produjo un adelantamiento hacia fines de
invierno y principios de primavera.
La corrección de la deficiencia de nitrógeno permitió la expresión de niveles de
crecimiento próximos al potencial de las especies evaluadas, no conocidos hasta el
presente para la región.
La calidad del forraje (DIVMS, FDN y % proteína) estimada en las pasturas consociadas
presentó variaciones poco marcadas a lo largo del ciclo de crecimiento en todas las
localidades y años de evaluación.
Dicha estabilidad refleja las bondades de un régimen de defoliación que se ajusta a la
dinámica de crecimiento de las pasturas, limitando la acumulación de material muerto y
promoviendo cubiertas predominantemente vegetativas y foliosas. Esto demuestra que la
calidad del forraje ofrecido es altamente controlable mediante el régimen de defoliación
de las pasturas.
Los resutados obtenidos aportan elementos básicos para la presupuestación de la oferta
de nutrientes para el ganado y para el desarrollo de cadenas forrajeras estratégicas a
través de la combinación de diferentes recursos y alternativas de fertilización.
29
IX.- BIBLIOGRAFÍA
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Woledge, J. y Leafe, E.L. 1976. Single leaf and canopy photosyntesis in a ryegrass swards. Annals of
Botany 33: 897-913.
XI.- AGRADECIMIENTOS
A los señores Oscar Erquiaga, José Baquero, José Méndez, Carlos Magazú† y Domingo D’Elía,
auxiliares de la EEA Balcarce del INTA, por su invalorable asistencia técnica.
A las señoras Andrea Pereira y Silvia Cífala por la composición, armado y diagramación de la
publicación.
32
Factores claves para interpretar y manejar las variaciones en la
calidad nutritiva del forraje para el ganado.
Agnusdei M. G.
Grupo Producción y Utilización de Pasturas, EEA Balcarce-Instituto Nacional de Tecnología
Agropecuaria. Ruta 226 km 73,5. CC 276, 7620 Balcarce, Argentina.
E-mail: [email protected]
Introducción
Cada vez es más necesario contar con información sobre producción y calidad nutritiva del forraje
debido a que la presión de la agricultura obliga a desarrollar una ganadería que, para poder
coexistir, debe ser más tecnificada, eficiente y competitiva. Dentro de este escenario productivo
inédito en la Argentina, es perentorio conocer con qué “margen biológico” las pasturas permiten
lograr los objetivos planteados, evitando las ineficiencias vinculadas al mal manejo y al deterioro
de los recursos forrajeros.
Este trabajo tiene como objetivo aportar información y criterios para comprender los principales
factores que determinan la calidad o valor nutritivo de las pasturas. Con variados ejemplos se
tratará de focalizar la atención sobre la naturaleza dinámica de los parámetros o características
tratadas. En algunos casos se presentarán relaciones entre variables de estructura y calidad que
pueden ayudar a la toma de decisiones de manejo, como también al cumplimiento de objetivos
nutricionales o productivos específicos.
Conceptos de interés:
¿Cómo se define “calidad del forraje”?
Si bien el concepto tiene distintas connotaciones y no existe una única definición, puede aceptarse
que “calidad del forraje” es sinónimo de la digestibilidad, que a su vez depende de la proporción
del material ingerido que es degradada en el rumen. Los términos calidad, valor nutritivo o
calidad nutritiva, se usan indistintamente como sinónimos debido a que así se emplea en la
bibliografía científica.
También hay quienes consideran la calidad en función del nivel en que la pastura cubre los
requerimientos de los animales para expresar su capacidad productiva. Al respecto hay
menciones en la bibliografía de considerar que las pasturas se deberían comparar con las dietas
TMR, sin embargo ello plantea una gran complejidad al momento de definir los parámetros para
realizar tal comparación.
En esta ponencia la calidad, o sus sinónimos, se definirá en términos de digestibilidad in vitro,
degradabilidad ruminal, o de otros parámetros de la pastura que están asociados a la
digestibilidad.
¿Cuáles son los compuestos del forraje que se degradan rápida y completamente durante la
digestión de los rumiantes?
33
Los azúcares solubles, las proteínas y los ácidos orgánicos, que conforman el “contenido celular”
de todos los tejidos.
¿Cuáles son los compuestos del forraje de degradación más compleja?
Se denominan “hidratos de carbono estructurales”. Los mismos conforman la pared de las células
vegetales y su degradabilidad es variable dependiendo si se encuentran en tallos, vainas u hojas y,
a su vez, de la edad de estas fracciones. En los análisis de corrientes de calidad de forraje estos
compuestos reciben el nombre de Fibra Detergente Neutro (FDN) debido al método de laboratorio
empleado para su cuantificación.
¿Cuáles son las fracciones más degradables en gramíneas y en leguminosas?
En las primeras, las hojas jóvenes. En las segundas, los folíolos. Ambas fracciones están
conformadas por una elevada proporción de un tejido denominado “mesófilo” el cual se
caracteriza por tener paredes celulares delgadas, de alta degradabilidad y un contenido celular
relativamente alto en comparación con las hojas viejas o con los órganos de sostén (vainas y tallos
verdaderos en gramíneas; tallos en leguminosas).
Factores que determinan la calidad del forraje:
1. Envejecimiento de los tejidos
La caída de la calidad del forraje que ocurre durante el envejecimiento de las hojas es un
fenómeno común a todas las gramíneas forrajeras. El mismo es consecuencia, en mayor o menor
grado, de dos procesos principales. Uno es la caída de la degradabilidad de la pared celular, la cual
no está determinada por la cantidad de lignina per se sino por el aumento de ciertos compuestos
fenólicos, precursores de la lignina (acidos p-cumárico y ferúlico), que se unen a la pared celular.
El otro es la exportación de compuestos solubles desde las hojas senescentes hacia aquellas en
proceso de expansión. La caída en calidad del forraje con el envejecimiento tisular es mínima en
las láminas de leguminosas templadas, significativa en las láminas de gramíneas y máxima en los
tallos (Buxton y Mertens, 1995).
. La Figura 1 muestra el patrón de incremento de la indigestibilidad de la pared celular en
hojas de raigrás perenne durante el periodo transcurrido entre la aparición y la finalización de la
expansión de la 4ª a la 8ª hoja en plantas aisladas y de la 4ª a la 6ª hoja en plantas de una pastura.
Puede observarse que, particularmente en este último caso, dicho patrón es muy similar entre las
diferentes categorías de edad foliar, hecho que denota que la vejez foliar es un rector principal en
la dinámica del proceso al que nos estamos refiriendo.
34
300
Plantas aisladas
Pastura
200
Categoría de edad
foliar
% PCI
(g/kg)
100
0
0
10 20
30 40
50 60
0
Días desde emergencia
10 20
30 40
50 60
Días desde emergencia
Figura 1. Evolución del % de pared celular indigestible (PCI) para hojas de Lolium perenne de
diferente edad. La intercepción de las curvas en el eje denominado “Días desde emergencia” indica el
momento de aparición de las hojas sucesivas 4ª a 8ª (plantas aisladas) y 4ª a 6ª (pastura). Groot (1999).
La Tabla 1 muestra resultados sobre digestibilidad in vitro de pasturas de agropiro alargado y de
festuca alta bajo pastoreo. Las biomasas de forraje que caracterizaron a los diferentes manejos
(denominados Alta y Baja biomasa) corresponden a valores relativamente estables logrados bajo
pastoreo continuo controlado mediante carga variable de vacunos1. Puede observarse que la caída
en la digestibilidad de las hojas asociada al aumento en la edad de las hojas fue muy consistente e
independiente de la especie y del manejo aplicado. Es destacable la magnitud de dicha caída, con
una pérdida promedio de al menos 20 puntos de digestibilidad al pasar del estado de “hoja joven”,
o recientemente aparecida, al estado de “hoja senescente”, o en vías de finalizar su ciclo de vida.
Digestibilidad in vitro de la MS
(%)
Agropiro
Edad
del forraje
Hoja joven
Hoja adulta
Hoja senescente
Mat. Muerto
Otoño
Festuca
Primavera
B
1290
A
1982
B
922
A
1824
73
69
56
48
76
73
55
42
80
75
47
32
81
77
45
28
Primavera
B
1200
71
64
58
n.d .
Ilustración 1 Tabla 1: Efecto de la edad del forraje sobre la digestibilidad in vitro de la MS en pasturas
de agropiro alargado (Pascuet, 2001) y de festuca alta (Cordero, 1996) bajo pastoreo de vacunos y
ovinos.
n.d. indica datos no disponibles
Las letras B y A indican baja y alta biomasa de forraje. Los números debajo de estas letras indican la biomasa de forraje (kg MS
ha-1) mantenidos durante la evaluación.
La Figura 2 muestra el efecto de la intensidad de pastoreo sobre la contribución de las diferentes
fracciones del forraje ofrecido, vale decir, de las diferentes categorías de edad de hojas y vainas
(fracciones forrajeras), correspondientes a los experimentos de agropiro alargado y festuca alta
1
Para equiparar de manera simplificada estos niveles de biomasa en un esquema rotacional, el promedio entre la biomasa remanente de
salida y la biomasa acumulada hasta el siguiente pastoreo debería ser similar a los valores mantenidos en el esquema continuo (v.g.
biomasas de 1000 y 2500 kgMS.ha-1 de salida y entrada serían aproximadamente equiparables a una biomasa de forraje estabilizada
alrededor de los 1750 kgMS.ha-1).
35
referidos previamente. Los resultados indican que el principal efecto del manejo fue modificar la
contribución dichas fracciones, con un aporte significativamente mayor de aquellas de más
digestibilidad en el denominado pastoreo “severo”.
Desde un punto de vista de manejo, hay que considerar que el proceso de envejecimiento de las
hojas es progresivamente más corto en la medida en que las temperaturas aumentan. Ello es
debido a que la temperatura es el principal factor ambiental que regula el ritmo de desarrollo de
los órganos de las plantas, o sea, el lapso entre la aparición y la muerte de los mismos. Para dar
una idea de la duración de este período decisivo para controlar la evolución de la calidad de los
forrajes, puede considerarse que en la mayoría de las gramíneas templadas típicamente usadas en
el país el mismo oscila entre 60-70 días durante el invierno y 25-40 días al inicio de la primavera
(Agnusdei y col., 1998).
Figura 2. Contribución promedio de las diferentes fracciones del forraje en pasturas de agropiro
alargado, festuca alta y pastizal natural. Pastoreo “severo” y “laxo” indican pasturas que presentaron
biomasas promedio de forraje del orden de 1000-1500 y 1800-2500 kg de MS.ha-1 bajo pastoreo de
ovinos o de vacunos. Adaptado de Mazzanti y Lemaire (1994), Agnusdei y Assuero (2004) Pueyo 1996,
Rodríguez Palma (1998).
Debe recordarse que si el período entre aprovechamientos excede unos dos tercios de ese tiempo,
una proporción aproximadamente equivalente del forraje acumulado hasta ese momento pasará a
la fracción de forraje considerado corrientemente como “de baja digestibilidad”. Este fenómeno
se ve agravado en las pasturas que crecen en condiciones limitantes para el crecimiento (v.g. baja
disponibilidad de nutrientes en el suelo, sequía) debido a que el tiempo que se requiere para
acumular una determinada cantidad de forraje es necesariamente mayor en comparación con
situaciones que favorecen el crecimiento activo de las plantas. La Figura 3 ilustra este aspecto con
datos obtenidos en un ensayo de fertilización fosfo-nitrogenada en raigrás anual. Se muestra que
el tratamiento con un
suministro de 100 kg de N/ha (N100) fue más precoz en acumular una
cantidad dada de forraje respecto de los tratamientos N50 y N0. A modo de ejemplo, la flechas
rojas enteras y las cortadas indican que el nivel de biomasa acumulada de 2500 kg de MS.ha -1 fue
alcanzado unos 15 días antes en el tratamiento N100 respecto del N50, respectivamente. De
manera interesante, dicho retraso se asoció con una caída de alrededor de 10 puntos en el %
DIVMS, hecho que concuerda con la aparición de aproximadamente un 30% de hojas senescentes
en la biomasa de forraje del tratamiento con menor suministro de N.
36
Figura 2. Efecto del suministro de nitrógeno en verdeos de raigas anual sobre la dinámica de
acumulación de forraje y su asociación con el “envejecimiento” y la digestibilidad in vitro del forraje
producido (Agnusdei y Marino, datos inéditos).
2. Aumento en la cantidad de forraje acumulado
2.1. Efecto sobre la estructura de la pastura
En la medida en que una pastura crece van ocurriendo cambios en su estructura, tales como
disminución de la proporción de hojas (foliosidad) y caída en la densidad de individuos (macollos
en gramíneas y ejes o plantas de leguminosas).
La pérdida de foliosidad per se es una modificación de la estructura de las pasturas que puede
afectar significativamente la calidad nutritiva del forraje ofrecido dado que las láminas de las hojas
constituyen la fracción con mayor proporción de tejido altamente degradable (mesófilo).
La caída de la densidad de individuos, dentro de determinado rango, puede no determinar
cambios sustanciales en la productividad. Esto es debido a que ciertas pasturas “compensan” con
pocos individuos grandes la producción de muchos individuos de menor tamaño. Este aumento de
tamaño generalmente ocurre a costa de una mayor “inversión” en órganos y tejidos de sostén y,
por ende, en mayor proporción de hidratos de carbono estructurales de baja degradabilidad. De
manera similar, la caída en la densidad de leguminosas puede implicar en el caso de las pasturas
consociadas con gramíneas disminuciones significativas en la calidad nutritiva de la oferta global
de forraje.
Finalmente, la pérdida de foliosidad y la caída en la densidad de individuos en conjunto pueden
afectar negativamente el consumo animal.
2.1.1. Foliosidad
La foliosidad se asocia comúnmente con la calidad del forraje debido a que usualmente existe una
correlación positiva entre el porcentaje de láminas foliares y la digestibilidad de la materia seca.
La proporción de láminas foliares tiende a disminuir en el transcurso de un período de
acumulación de forraje (Figura 4). Ello ha sido usualmente interpretado como resultado del
37
envejecimiento de las plantas y vinculado al paso de tiempo. Sin embargo, en estudios
comparativos entre plantas aisladas y pasturas densas de igual tiempo de rebrote se observó que,
una vez que el follaje “se cierra” en estas últimas (o sea la cantidad de luz que llega a los estratos
inferiores de la pastura es escasa), la proporción de hojas disminuye dramáticamente respecto de
lo que ocurre en las plantas libres de competencia (Lemaire y Gastal, 1997). Esto indica que el
tiempo no es la variable principal que explica la caída observada en la proporción de láminas de las
pasturas y que la misma es, en alto grado, consecuencia de modificaciones en la morfología de las
plantas frente al aumento en la acumulación de biomasa.
1
Avena - N0
Avena - N250
Relación lámina/vaina
0,9
0,8
0,7
0,6
0,5
0,4
0,3
0,2
0,1
0
29-Ago
8-Sep
18-Sep
28-Sep
8-Oct
18-Oct
28-Oct
Figura 3. Evolución de la proporción de hojas en Avena sativa a diferentes niveles de fertilización
nitrogeneda (NO y N250= 0 y 250 kg de N/ha). Adaptado de Marino et al. (1996).
Para ilustrar esto, la Figura 5 muestra que si la proporción de láminas presentada en la Figura 4 se
relaciona con la cantidad de biomasa acumulada por la pastura en lugar de con el transcurso del
tiempo, los puntos caen en forma bastante ajustada sobre una misma línea de tendencia. Esto
indica que la diferencia observada en la proporción de láminas foliares fue consecuencia de que el
tratamiento con mayor abastecimiento de nitrógeno creció más rápidamente y, por ende, tuvo
más MS acumulada que el testigo a lo largo de todo el período de crecimiento.
1
N0
N250
Relación lámina/vaina
0,9
0,8
0,7
0,6
0,5
0,4
0,3
0,2
0,1
0
1000
2000
3000
4000
5000
6000
Biomasa de forraje (kg MS.ha-1)
Figura 4. Relación entre biomasa de forraje y proporción de hojas en Avena sativa bajo diferentes
niveles de fertilización nitrogeneda (NO y N250= 0 y 250 kg de N/ha). (Adaptado de Marino et al.,
1996). La flecha indica un rango de 60-50% en la proporción de hojas para biomasas acumuladas de
alrededor de 1500-2250 kg MS ha-1.
38
2. 1. 2. Densidad de individuos
La acumulación de biomasa en ambientes templado-húmedos generalmente se asocia a n una
caída significativa en la densidad de macollos de las gramíneas (Tabla 2). En las pasturas que
crecen en condiciones adecuadas (fertilidad, clima) y que alcanzan alta cobertura foliar (índices de
área foliar mayores a 3), dicho fenómeno se atribuye principalmente a la disminución en la
producción de macollos como consecuencia de la escasez de luz de calidad apropiada en el interior
de la pastura y, a su vez, por la muerte de macollos.
La Figura 6 muestra resultados de la evolución en la densidad de macollos de dos pasturas de
festuca alta con adecuado suministro de N y P (100 y 20 kg.ha-1.año-1 de cada nutriente)
manejados con diferentes sistemas de utilización del forraje producido: pastoreo continuo, con
una cobertura foliar que genera un “sombreo” promedio del orden del 50-60%, y pastoreo
rotativo, en el que se alcanza y luego se mantiene un “sombreo” casi total. Vale aclarar que la
superioridad y estabilidad en la densidad promedio de macollos de la pastura bajo pastoreo
continuo no solo es atribuible al menor “sombreo”, sino también a la prevención del desarrollo
reproductivo y, con ello, de los efectos deletéreos del mismo sobre el desarrollo y supervivencia
de macollos.
Tabla 1. Densidad de macollos en pasturas de diferentes especies forrajeras manejadas en un
rango de estados definidos en términos de altura superficial, biomasa de forraje e índice de área
foliar.
Pasturas
Altura
(cm)
Biomasa Indice Densidad de
de forraje de área macollos
foliar
(nro.m-2)
(kg.MS/ha)
Raigrás perenne-TB 3,5
*(1) 6,5
9
1000
1700
2000
2-3
4
5
45000
25000
15000
Festuca alta (2)
3,4
6,5
19,1
720
1226
1997
1,5
1,6
2,5
3400
3800
2700
Festuca alta* (3)
8-9
1192
1,2
4067
Agropiro alargado
* (4)
10
15
1116
1702
-
2295
1465
Pastizal natural (5)
5,6
9,5
12,3
893
1128
1302
1,1
1,3
1,5
7229
5007
4168
Pastizal natural *(6)
5
1200
1,1
5269
(1) Bircham and Hodgson, 1983
(2) Cordero, 1996
(3) Assuero, 1998
(4) Dufard, inédito
(5) Pueyo (1996); Agnusdei y Mazzanti (2001)
(6) Rodríguez Palma et al., (1999)
39
Densidad de macollos
(número.m-2)
7000
6000
5000
Pastoreo continuo
50-60% de “sombreo”
4000
3000
2000
Pastoreo rotativo
“Sombreo” mayor al 90% a partir de la flecha
1000
0
7Jul
27Jul
16Ago
5Sep
25Sep
15Oct
04Nov
Figura 5. Evolución de la densidad de macollos en pasturas de festuca alta manejadas con diferentes
sistemas de utilización. Adaptado de Lattanzi (1998) y Assuero (1998).
Las variaciones en la contribución de leguminosas están asociadas a las modificaciones que
adquiere la forma de las plantas frente variaciones en el sombreo de la pastura. Trébol blanco, por
ejemplo, es una especie que presenta una gran sensibilidad morfológica frente a este tipo de
cambios. Al igual que lo que sucede en las gramíneas, en la medida que el follaje se hace más
cerrado las plantas de trébol tienden a acomodar las hojas en los estratos superiores de la pastura
alargando los pecíolos (Robin et al, 1991). La forma adquirida expone a las plantas a una remoción
muy severa respecto de lo que ocurre en pasturas bajas o abiertas donde una alta proporción de
hojas escapa al pastoreo (Schwining y Parsons, 1999). Esto, sumado al efecto perjudicial del
sombreo sobre la producción de nuevos ejes (Robin et al, 1991) explicaría, en gran medida, la baja
abundancia de esta especie en pasturas consociadas manejadas con regímenes que permiten en
forma recurrente acumulaciones relativamente altas de biomasa de forraje. La alfalfa también se
caracteriza por presentar importantes modificaciones morfológicas frente a cambios en las
condiciones de sombreo de la pastura. Se han registrado, por ejemplo, variaciones de alrededor de
500 a 1300 ejes.m-2 para el rango de biomasas entre 5000 y 12000 kg MS.ha-1 (Lemaire et al,
1992).
2.2. Efecto sobre la composición química
2.2.1. Contenido de proteína bruta
Al igual que la proporción de láminas, la concentración proteica de los tejidos vegetales también
decrece en la medida que aumenta la cantidad de biomasa de forraje acumulada en una pastura
(Figura 6). Puede verse que si bien ello ocurre tanto en pasturas sin nitrógeno agregado como en
aquellas con altos niveles de suministro del mineral, en la medida en que el abastecimiento de N
aumenta, también aumenta la cantidad de biomasa que es factible acumular para que el forraje
tenga un % dado de PB. Por ejemplo, la figura muestra que la biomasa acumulada para alcanzar un
nivel de alrededor de 20 % de PB fue de 1000 MS ha-1 cuando se fertilizó con 50 kg de N ha-1,
incrementándose a cerca de 1800 kg para 100 kg de fertilizante nitrogenado.
La tendencia decreciente mencionada obedece a que la mayor parte de la proteína vegetal se
encuentra en las láminas de las hojas mejor iluminadas de la pastura formando parte de la enzima
fotosintética. Cuando una pastura acumula biomasa por encima de determinado nivel, las láminas
ubicadas en los estratos inferiores sombreados tienden a “desarmar” el aparato fotosintético y a
redistribuir el nitrógeno que conforma las proteínas desde las hojas sombreadas hacia las que
ocupan los estratos superiores
40
6
35
N0
5
30
N50
N100
N
(%)
PB(%)
4
25
N150
20
3
N200
N250
10
2
1
5
0
0
2000
4000
6000
Figura 6. Relación entre el contenido de nitrógeno y la biomasa acumulada de forraje en avena bajo
diferentes niveles de abastecimiento de nitrógeno y suficiente abastecimiento de fósforo durante
primavera. (Adaptado de Marino et al., 2004).
(Charles-Edwards et al, 1987). Esta redistribución interna del nitrógeno ha sido interpretada como
una adaptación de las plantas que integran una pastura para eficientizar la función fotosíntética
del nitrógeno (Lemaire y Gastal, 1997).
En un estudio detallado sobre la variación del contenido proteico, de MS y de carbohidratos no
estructurales (Cecconi, 2006) se caracterizó la evolución los mencionados parámetros durante el
ciclo inicial de crecimiento otoñal y los dos rebrotes subsiguientes en un verdeo de raygrás anual
tetraploide fertilizado con suficiente nitrógeno y fósforo y solo con fósforo (120 y 0 kg de N.ha-1,
30 kg de P.ha-1 ambos aplicados a inicios de otoño). La Figura 8 muestra la variación estacional
observada en los resultados. Los niveles más altos de contenido proteico se registraron
obviamente en el crecimiento inicial, con valores promedio del orden del 18% en 0N y 26% en
120N, decreciendo paulatinamente en los rebrotes sucesivos. Esta caída es atribuible a la
progresiva disminución de la disponibilidad del mineral en el suelo debido a la extracción realizada
por la pastura. Es importante señalar que el tratamiento sin suministro de N tuvo un alto aporte
edáfico del mineral (80 kg.ha-1) debido a que el ensayo se realizó en un suelo de alta fertilidad. Por
tal razón los contenidos proteicos fueron comparativamente elevados a los normalmente
obtenidos en ensayos realizados en suelos más pobres.
Si se comparan las tendencias en contenido proteico y en contenido de MS (Figura 9), se observa
que ambas tienden a complementarse (van en sentido contrario). El hecho de que un alto
contenido proteico se asocie con un alto contenido de humedad en el forraje es debido a que las
moléculas de proteína son ricas en agua. Dicho de otra forma, un forraje de alto contenido
proteico necesariamente presentará alto contenido de agua intracelular y, por ende, bajo
contenido de MS.
41
30
25
20
%PB
0N
15
120N
10
Crecimiento inicial
5
,0
29/04/03
19/05/03
08/06/03
Primer
rebrote
28/06/03
18/07/03
Segundo
rebrote
07/08/03
27/08/03
16/09/03
06/10/03
Figura 7. Evolución del contenido de proteína bruta (%PB) en verdeos de raigrás anual con diferentes
niveles de suministro de nitrógeno (0 y 120 kg.ha-1 agregados al inicio del otoño + 20 kg de P.ha-1 en
ambos tratamientos) durante el crecimiento inicial de otoño y los dos rebortes subsiguientes de
invierno y primavera temprana. Cecconi (2006).
30
25
%MS
20
0N
15
120N
10
Crecimiento inicial
Primer
rebrote
Segundo rebrote
5
,0
29/04/03
19/05/03
08/06/03
28/06/03
18/07/03 07/08/03
27/08/03 16/09/03
06/10/03
Figura 8. Evolución del contenido de materia seca (% MS) en verdeos de raigrás anual con diferentes
niveles de suministro de nitrógeno (0 y 120 kg.ha-1 agregados al inicio del otoño + 20 kg de P.ha-1 en
ambos tratamientos) durante el crecimiento iniciadle otoño y los dos rebortes subsiguientes de invierno
y primavera temprana. Cecconi (2006).
2.2.2. Carbohidratos no estructurales
Se acepta que el bajo contenido de carbohidratos no estructurales (o solubles) limita el suministro
de energía requerida por los microbios del rumen para transformar el amonio en proteína
microbiana. También la literatura menciona que altos niveles proteicos y bajos niveles en el
contenido de carbohidratos pueden en teoría limitar la producción animal (Beever et al., 1978;
Elizalde y Santini, 1992).
Este parámetro, al igual que el contenido proteico, presenta marcadas variaciones temporales. Los
carbohidratos solubles son un producto de la actividad fotosintética que las plantas utilizan como
esqueletos carbonados para construir sus tejidos, o sea, para crecer, para producir MS. Cuando las
condiciones para ello son favorables, por ejemplo cuando las pasturas no sufren limitaciones
climáticas o de disponibilidad de nutrientes, el contenido de carbohidratos tiende a bajar para
asistir la demanda de los meristemas de crecimiento. Lo inverso ocurre frente a condiciones
restrictivas: por ejemplo, ante una sequía el contenido de carbohidratos solubles aumenta.
Igualmente, si se compara una pastura fertilizada y otra carenciada en nutrientes edáficos, la
última crecerá poco y, por ende, tendrá un nivel de carbohidratos comparativamente superior a la
42
primera. Lo mismo ocurre con un material forrajero más precoz que otro: mientras inicialmente el
primero tendrá niveles bajos de carbohidratos, el segundo manifestará similar patrón y similares
niveles pero sólo que más tardíamente. La variación a lo largo del día puede también presentar
fluctuaciones de importancia. El patrón general muestra valores mínimos por la mañana y
máximos que se alcanzan por la tarde. Esta fluctuación se debe al cese de la fotosíntesis con la
reducción lumínica vespertina y, paralelamente, al consecuente “consumo” de una parte de los
carbohidratos disponibles para mantener las actividades vitales de las plantas durante la noche.
Resultados del trabajo de Ceconi (2006), mencionado previamente, ilustran sobre el tipo de
variaciones estacionales (Figura 10), a lo largo del día (Figura 11), entre niveles de fertilización
nitrogenada y secuencia de días nublados y soleados posteriores (Figura 12). Vale mencionar que
los valores mínimos estacionales y diarios fueron siempre superiores a 14% en el tratamiento
120N y a 20% en el testigo. En días nublados con alta fertilización los valores llegaron a un valor
mínimo promedio diario del orden del 10%. De manera interesante, esta tendencia resultó
rápidamente revertida desde el primer día soleado posterior. Los valores obtenidos en el ensayo
son consistentes con los encontrados generalmente en la literatura en pasturas en activo
crecimiento, pudiendo ser menores por muy corto plazo, como por ejemplo en las primeras horas
del día o en rebrotes muy rápidos durante inicios de primavera.
35
30
%CNES
25
20
0N
15
10
120N
Crecimiento inicial
Segundo
rebrote
Primer
rebrote
5
,0
29/04/03
19/05/03
08/06/03
28/06/03
18/07/03
07/08/03
27/08/03
16/09/03
06/10/03
Figura 9. Evolución del contenido de carbohidratos no estructurales (% CNES) en verdeos de raigrás
anual con diferentes niveles de suministro de nitrógeno (0 y 120 kg.ha-1 agregados al inicio del otoño +
20 kg de P.ha-1 en ambos tratamientos) durante el crecimiento inicial de otoño y los dos rebortes
subsiguientes de invierno y primavera temprana. Ceconi (2006).
43
40
35
0N
120N
26/5/03
30/5/03
17/6/03
8 10 12 14 16 18
8 10 12 14 16 18
8 10 12 14 16 18
19/5/03
24/6/03
%CNES
30
25
20
15
10
8 10 12 14 16 18
8 10 12 14 16 18
Figura 10. Evolución del diurna del contenido de carbohidratos no estructurales (% CNES) en verdeos
de raigrás anual con diferentes niveles de suministro de nitrógeno (0 y 120 kg.ha-1 agregados al inicio
del otoño + 20 kg de P.ha-1 en ambos tratamientos) durante el crecimiento otoñal. Cecconi (2006).
30
NUBLADOS
SOLEADOS
25
%CNES
20
15
10
0N
5
120N
0
1
2
3
cantidad de días
1
2
3
Figura 11. Evolución del contenido de carbohidratos no estructurales (% CNES) a lo largo de una
secuencia de 3 días nublados y de 3 días soleados en en verdeos de raigrás anual con diferentes niveles
de suministro de nitrógeno (0 y 120 kg.ha-1 agregados al inicio del otoño + 20 kg de P.ha-1 en ambos
tratamientos) durante el crecimiento inicial de otoño. Cecconi (2006).
Consideraciones finales
En el planteo general realizado subyace una concepción de manejo de pasturas orientada a
“construir” pasturas con estructuras que faciliten el pastoreo y que mantengan alto valor nutritivo
para el ganado.
El envejecimiento del forraje ha sido planteado como un proceso clave en la definición de la
calidad nutritiva de las pasturas que abre una perspectiva interesante para interpretar resultados
de productividad animal y para el diseño de estrategias especializadas para el manejo de pasturas.
Los fenómenos de caída de la proporción de hojas y del contenido proteico del forraje indican que
toda acumulación excesiva de biomasa acarreará inexorablemente un deterioro de la calidad de
una proporción considerable del forraje total de la pastura. Si bien variaciones de este tipo
ocurren también como consecuencia de cambios fenológicos, tales como pasaje al estado
44
reproductivo (los mismos no fueron tratados en este artículo por existir abundante literatura al
respecto), los resultados presentados en este artículo revelan que las pasturas vegetativas están
igualmente sujetas a marcadas variaciones en la calidad del forraje, si no son oportuna y
adecuadamente pastoreadas.
Tales variaciones son altamente controlables mediante indicadores simples de estado de las
pasturas, como la biomasa acumulada de forraje. Si bien por razones de síntesis no se presentaron
datos para otras especies, existe abundante información que muestra que forrajeras tan
diferentes como alfalfa (Lemaire y col., 1991) o raigrás anual presentan el mismo tipo de respuesta
que la descripta en los ejemplos utilizados en este artículo.
El contenido de carbohidratos no estructurales mostró amplias variaciones a lo largo del ciclo de
crecimiento y a lo largo del día. Los niveles mínimos fueron de 14% en la pastura fertilizada con
120 kg de N.ha-1 y 20% en el tratamiento testigo. Si bien la recurrencia de días nublados redujo
estos valores a niveles diarios del orden del 10%, la tendencia se revirtió rápidamente al primer día
soleado posterior. La implicancia en producción animal de las variaciones en carbohidratos no
estructurales en las pasturas es aun tema de amplio debate y de intensa investigación, que todavía
no ha permitido a arribar a conclusiones definitivas.
Finalmente, cabe recordar que hasta el presente no se dispone de una definición de calidad, o de
sus sinónimos, y que existen dificultades para cuantificarla debido las restricciones que imponen
las metodologías disponibles. Más allá de ello, una condición esencial para favorecer el
aprovechamiento eficiente de la calidad nutritiva inherente al forraje, entre otras, es que las
pasturas sean foliosas, densas y con alta contribución de tejidos no envejecidos. Queda aún por
establecer el potencial de las pasturas para satisfacer los requerimientos de las distintas
producciones y de ciertos productos diferenciados.
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