EJERCICIOS SOBRE DETERMINANTES Y PRONOMBRES Identifica los determinantes y pronombres que aparecen en estos tres textos, y señala en cada caso de qué tipo de determinante o pronombre se trata. TEXTO 1. Antesdeayer estuvo lloviendo durante toda la mañana, tan gris y fría como la tripa de un sapo. Cuando comenzaba a aclarar, mi amigo Alberto y yo decidimos ponernos a coger caracoles. Estuvimos andando por espacio de dos horas, y en ese tiempo no dejamos un sólo minuto de llenar bolsas con los repugnantes bichos cornudos. Luego, nos sentamos en un banco de piedra muy acogedor. "¿Qué te ha parecido la caza?", me preguntó Alberto. Yo no estaba muy seguro de lo que debía responder, y le contesté: "vete a capar monas alemanas peludas". Mi amigo, molesto y sumamente desconcertado, se levantó del banco, me miró con una cara más avinagrada que la de un tiburón sidoso y volvió la espalda. Oí que decía para sí: "A veces me gustaría que a este anormal soberbio le diera un síncope y palmara y lo enterraran en una pocilga apestosa". Yo me arrepentí enseguida de lo que había hecho, acaricié suavemente su pelo, rubio y rizado, y me puse a hacerle la pelota: "¿qué energía, qué carácter!; eso ha sido una broma afectuosa, Alber; nadie se mosquea por algo tan tonto, perdóname". Y como sabía su situación, le dije con un tono cariñoso: "se ve a cien kilómetros que estás más enamorado que los caracoles de las bolsas, pero tienes que tomarte las cosas con más calma. O te controlas, o te da un ataque". TEXTO 2. Al amanecer, Pepe y Alicia huyeron de sus casas. Dejaron detrás de sí pocas cosas, como quien espera comenzar todo de nuevo. No se arrepentían de su decisión, nadie podía detenerlos, eran libres. "Esto es vida", se decían, y en aquellos instantes de gozo hubieran afirmado sin la menor duda que un nuevo futuro iba a comenzar para ellos. Mientras caminaban ilusionados por los oscuros caminos del pueblo no dejaban de mirarse. Se bebían el mundo a través de sus ojos, y no cesaban de reír. Después de tres horas, empezaron a sentir cansancio y se pararon junto a una fuente. Pepe sacó su petaca, lió un cigarrillo y se lo ofreció a Alicia, al tiempo que preguntaba: "¿se está bien aquí, verdad?" Ella aceptó complacida y sacó de su mochila una manzana que entregó a su amigo. - Todavía nos falta mucho; guárdala-, respondió él. - ¿Qué temes, Pepe?; me parece que estás exagerando. Te inquietas por todo. Y, además, todavía quedan cuatro en la mochila. TEXTO 3. El profesor Álvarez nos trajo ayer dos ásperas rocas metamórficas que había recogido en el Arroyo del Jaramugo. Nuestro profesor tenía las manos manchadas de tierra, y en sus ropas desgastadas se veían las marcas dejadas por cavar durante largas horas. Algunos estudiantes, incrédulos ante la extraña pinta del profesor, señalaron que aquellas manos y sus diez dedos arañados eran la falsificación más burda del mundo. EJERCICIOS DE PERÍFRASIS VERBALES Identifica las perífrasis verbales que aparecen en estos tres textos y señala en cada caso de qué tipo de perífrasis (aspectual o modal) se trata, y cuál es su significado modal o aspectual. TEXTO 1. Antesdeayer estuvo lloviendo durante toda la mañana, tan gris y fría como la tripa de un sapo. Cuando comenzaba a aclarar, mi amigo Alberto y yo decidimos ponernos a coger caracoles. Estuvimos andando por espacio de dos horas, y en ese tiempo no dejamos un sólo minuto de llenar bolsas con los repugnantes parecido la caza?", me preguntó Alberto. Yo no estaba muy seguro de lo que debía responder, y le contesté: "vete a capar monas alemanas peludas". Mi amigo, molesto y sumamente desconcertado, se levantó del banco, me miró con una cara más avinagrada que la de un tiburón sidoso y volvió la espalda. Oí que decía para sí: "A veces me gustaría que a este anormal soberbio le diera un síncope y palmara y lo enterraran en una pocilga apestosa". Yo me arrepentí enseguida de lo que había hecho, acaricié suavemente su pelo, rubio y rizado, y me puse a hacerle la pelota: "¡qué energía, qué carácter!; eso ha sido una broma afectuosa, Alber; nadie se mosquea por algo tan tonto, perdóname". Y como sabía su situación, le dije con un tono cariñoso: "se ve a cien kilómetros que estás más enamorado que los caracoles de las bolsas, pero tienes que tomarte las cosas con más calma. O te controlas, o te da un ataque". TEXTO 2. Todo el día había estado lloviendo y ya debían de ser las cinco. Había quedado establecido que a las siete comenzarían a actuar. Sin embargo, Marcial seguía dándole vueltas al asunto y no estaba del todo decidido. Llegó a pensar que había que abandonar el proyecto, que todo era absurdo, pero de nuevo volvía a considerar que no se podía hacer otra cosa. "Hay que ser fuerte" -se decía a sí mismo"debo intentarlo". No obstante, quiso asegurarse y decidió llamar por teléfono a su compañero, que por entonces debía de estar preparándose para salir, pero cuando fue a descolgar el auricular, vio que había dejado de llover y una firme decisión volvió a apoderarse de su ánimo. TEXTO 3. -Debía de estar borracho cuando empezó a llover -señaló el inspector Gastaminza-. Como tantas otras veces, iba dando tumbos de bar en bar, sin dejar de beber ni un minuto; llegó a agarrarse tal trompa que se echó a dormir en el primer sitio que le vino bien. Es una desgracia que ese lugar tuviera que ser la vía del tren. -Yo creo que deberíamos hacerle la autopsia -precisó el médico. -¿Para qué? -repuso con sorna Gastaminza-, nadie va a preguntar por la muerte de un desgraciado como ése. En el fondo, su muerte puede que haya sido lo mejor para él. EJERCICIOS DE PROPOSICIONES SUBORDINADAS 1. PROPOSICIONES SUBORDINADAS SUSTANTIVAS. Señala las proposiciones que forman parte de cada una de las oraciones, identifica en cada caso la proposición subordinada sustantiva (o adjetiva sustantivada) y señala su función. Jorge siempre prescinde de lo que no le interesa. Felipe ignoraba que su padre había muerto en el frente ruso. Me divirtió mucho que te cayeras del árbol con tanto estrépito. La noticia la he dado a cuantos me han preguntado. Mi familia agradeció siempre lo que tus padres habían hecho por ella. Sólo iré a la excursión con los que lo hayan merecido. Tu truco, cortarte el pelo al cero, no te ha servido de nada. Esta tarde no tengo que hacer. Ese memo es el que se chivó el otro día. Comer sin ton ni son a cualquier hora es muy perjudicial para la salud. Te diré lo de siempre: vete a freír espárragos. El jurado otorgó la distinción a quien menos la había merecido. Los pecadores raras veces se arrepienten espontáneamente de haber pecado. La obsesión de Virginia es hacerse rica a cualquier precio. Antesdeayer, en la clase de Física, Primitivo se durmió sin darse cuenta. Elisa estaba muy avergonzada de lo que había hecho. La policía me preguntó si había visto a alguna persona sospechosa en la vecindad. La orden, que salieran todos, se cumplió inmediatamente Señor González, le exijo me responda a la pregunta. La que se casó con Esteban se ha divorciado por un asunto muy turbio. Toda la vida me he preguntado por qué eres tan irresponsable. El problema de esta excursión es dónde vamos a dormir. Mi abuela siempre me reñía con la misma cantinela: "te vas a echar a perder, hijo". Fidela está harta de que la piropeen por la calle. ¡Que no te vea yo subido otra vez en el columpio! Indíqueme, por favor, por dónde se va a la Facultad de Ciencias. El caso es que no se me ocurre la más mínima solución. Raúl se olvidó de que debía hacer un recado urgente. El presidente se muestra convencido de ganar las próximas elecciones. Alberto exhibe constantemente el desagradable propósito de imponer su criterio. Fagoaga, el que vivía al lado de González, murió ayer por la mañana. Ayer le pregunté a Julián: ¿dónde te has metido? 2. PROPOSICIONES SUBORDINADAS ADJETIVAS. Señala las proposiciones que forman parte de cada una de las oraciones, identifica en cada caso la proposición subordinada adjetiva (y los posibles casos de sustantivación), y señala de qué tipo de subordinada adjetiva se trata. El chico en quien más confiaba me defraudó. En la vida no son raros los ejemplos que tomar del prójimo. Mercedes se marchó de compras con María, con la cual no se lleva nada bien. Esa casa, en cuyo salón a veces se ven fantasmas, fue construida por mi padre. Aquellos infelices viven en un mundo propio donde nadie puede entrar. Estuve en la finca de la que te hablé en mi carta. Yo les quitaría de en medio, que es lo más seguro. Es un enigma irresoluble el modo como llevó a cabo su crimen. Mi primo Agustín, el que se fue a América, está de visita en casa. Alfredito es un patán insoportable que ha salido a la tonta de su madre. Ahí hay unas cien serpientes, entre las cuales más de ochenta son venenosas. No puedo acordarme del juez por cuya intercesión te libraste de la cárcel. Eso que dices es falso, lo cual me confirma en la debilidad de tus argumentos. Mande quien mande, yo haré lo que me dé la gana. Recuerdo aquellos tiempos pasados, cuando éramos tan felices. Jorge es uno de esos hombres a los cuales se puede hacer daño impunemente. El hombre a quien acabas de saludar es un conocido gángster. No vi ninguna cara conocida, por lo que me marché inmediatamente. El terrorista, acosado por la policía, acabó pegándose un tiro. El terrorista, viendo que la policía iba a detenerlo, acabó pegándose un tiro. 3. PROPOSICIONES SUBORDINADAS ADVERBIALES. Señala las proposiciones que forman parte de cada una de las oraciones, identifica en cada caso la proposición subordinada adverbia, y señala de qué tipo de subordinada adverbial se trata. Jaime ha pasado el examen como ha podido. La perdiz hacía como que no podía volar. Te veré donde solíamos quedar. Llegaré a la reunión no bien me lo permitan mis obligaciones. El secuestro ocurrió hace ya treinta días. Estaba como si le hubieran clavado banderillas negras. No lo hemos visto por donde suele hacer su paseo diario. Se quedó callado, como para concentrarse mejor. Caminaba alegre por la calle, sonriendo con una expresión feliz. Todavía hay disturbios por ahí, así que sé prudente. Era tal su mal genio que todos sus amigos acabaron por apartarse de él. Su casa es tal como yo me la había imaginado. En el examen de conducir Etelvina se portó mucho mejor de lo que tú creías. Tiene tanto cuanto quiere. Esther come que da gozo verla. Felicia come menos que un pajarito. Lo escrito, escrito está; así pues, obedece. Remigio sabe más que Einstein La comunidad de propietarios rechazó mi propuesta y por consiguiente me marcho. Eres más tonto que el que asó la manteca. Eres tan tonto que serías capaz de asar la manteca. Tú lo quisiste así, carga ahora con las consecuencias. Estudia y el día de mañana llegarás a ser algo en la vida. Aun habiendo tanta gente por la calle, el asesino consiguió escapar. Te escucharé siempre que no tardes mucho. Vete a tu casa, mamón, a que te frían un huevo, o voy a partirte la cara. Como nadie me vio, pude colarme en la sala. Con ser Estefanía tan remilgada, a los chicos les gusta. Lo metieron en la cárcel por robar un saco de harina. Una vez decidida la acción, no puedes rajarte. No dije nada a la policía, con objeto de proteger a Julián. Como me toque la lotería, dejo este cochino curro inmediatamente. Como quiera que se había hecho tarde, decidieron pasar la noche en la cueva. Cuando Marta lo asegura tan convencida, poderosas razones tendrá. Habiendo estudiado a fondo el tema, no tengo miedo en presentar mi informe. Me escucharás hasta el final, mal que te pese. Los chicos bailaban para divertirse. Siendo así las cosas, no tendremos ningún problema. De haberme enterado de esta noticia, te la hubiera contado antes. De tanto hablar se le quebró la voz. No me haré miembro de ese partido así me aspen. Os repetiré la definición por si no la habéis entendido. Espérame, cariño, que ya voy. Me enviaron a Tours, en Francia, a estudiar el proceso de embotado de la fresa. TEXTOS SOBRE TIEMPOS VERBALES Identifica el valor temporal y aspectual que en cada caso tienen las formas verbales subrayadas en los siguientes textos. TEXTO 1. -¿Qué haces, Fidela? -Hola, Eduvigis, estoy acabando de repasar los tiempos verbales para el examen de Lengua. ¿Qué me cuentas? -Bah, no mucho, Ulpiano me invitó ayer al cine. -Que no, me dio corte; además, ya había quedado con mis primas para salir. -Será porque no te fías de él. -A lo mejor, no estoy segura. En estas cosas no se puede decir "dos y dos son cuatro", la verdad es que Ulpiano me desconcierta un poco. Esta mañana mismo, cuando salía de clase, me ha tirado un beso delante de todo el mundo. -Jo, Edu, hay que ver qué rollos mentales tan raros te montas siempre. Yo no creo que sea mala persona; además, si vas con él puedes comprobar de verdad cómo se porta. Si él me invitara yo aceptaba sin pensármelo dos veces. -Mira, Fidela, tengo mis dudas. Mi hermano me contó algo muy raro que hizo el año pasado. -Pues que el tío sale del instituto, y en mitad de la calle se planta y sin venir a cuento le hace un corte de mangas a uno que venía por la carretera. aceptarías un consejo, Edu? -Ya sabes que sí. -Pues lánzate a la aventura y disfruta, que el Ulpi está bien bueno. (texto inventado para la ocasión) TEXTO 2. Los términos de la herencia exigían a su hermano que demostrara que había estado usted dos veces en el mismo lugar a la misma hora, pero no que detallara cuál era exactamente ese lugar. Usted invirtió ayer cinco horas en subir al hotel, y ha bajado en menos de veinte minutos. Pero los veinte minutos están contenidos en el espacio de tiempo que abarcan las cinco horas. Gracias a esto sabemos que usted se ha cruzado consigo mismo, aunque no podemos precisar dónde lo ha hecho... Imagine que un automóvil hubiera recorrido ayer el mismo camino que ha hecho usted hoy en el suyo, y en el mismo período de tiempo. Resulta evidente que, en algún lugar, usted se habría tenido que apartar para dejarle paso, pues el automóvil hubiera salido del hotel cuando usted ya caminaba hacia allí, y hubiera alcanzado esta plaza antes de que usted llegara al hotel. Pedro Zarraluki, Páginas inglesas. TEXTO 3. Dijo el mayordomo: -No sé si todas las mujeres son iguales en España, pero la muestra con la que me ha tocado coincidir en la vida es horrible. Vanidosa, inteligente, malcriada, cruel, y usted me perdonará que hable así de una mujer de su tierra. -Adelante, no se preocupe por eso, diga lo que quiera- respondí yo generosamente, sin prestar aún demasiada atención. Dijo el mayordomo: -Comprendo que lo que yo diga aquí no tiene mucha autoridad ni mucho valor, y puede entenderse como un desahogo. Me gustaría que el mundo fuera de tal manera que no resultara imposible una confrontación directa entre ella y yo, entre mis acusaciones y las suyas, o entre mis acusaciones y su defensa, sin que ello tuviera consecuencias graves para mí, me refiero a un despido. No crea que en la actualidad hay tantas familias que puedan dar empleo a un mayordomo, ni siquiera en la ciudad de Nueva York, no nos sobra el trabajo, poca gente puede permitirse tener uno, no digamos cuatro, como tienen ellos. Todo era bastante perfecto hasta que ella llegó, el señor es muy agradable y casi nunca está en casa, había sido soltero desde que yo entré a su servicio, hace cinco años. Bueno, se había divorciado, y ésa es la mayor esperanza, que acabe divorciándose también de ella, antes o después. Pero puede ser después, y hay que estar prevenido. Ahora ya he completado mis cursos de magia negra, primero por correo, luego algunas lecciones prácticas, tengo el título. Todavía no he hecho gran cosa, esa es la verdad. Nos reunimos a veces a matar alguna gallina, ya sabe usted, es muy desagradable, nos llenamos de plumas, el animal pelea lo suyo, pero hay que hacerlo de vez en cuando, si no nuestra organización carecería de todo prestigio. Javier Marías, Lo que dijo el mayordomo. TEXTO 4. Visi tiene una intuición profunda para el amor. El primer día permitió que su nuevo acompañante le estrechase la mano, con cierta calma, ya durante la despedida, a la puerta de su casa; habían estado merendando té con pastas en Garibay. El segundo, se dejó coger del brazo para cruzar las calles; estuvieron bailando y tomándose una media combinación en Casablanca. El tercero, abandonó la mano, que él llevó cogida toda la tarde; fueron a oír música y a mirarse, silenciosos, al café María Cristina. -Lo clásico, cuando un hombre y una mujer empiezan a amarse -se atrevió a decir él, después de mucho pensarlo. El cuarto, la chica no opuso resistencia a dejarse coger del brazo, hacía como que no se daba cuenta. -No, al cine no. Mañana. El quinto, en el cine, él la besó furtivamente, en una mano. El sexto, en el Retiro, con un frío espantoso, ella dio la disculpa que no lo es, la disculpa de la mujer que tiende su puente levadizo. -No, no, por favor, déjame, te lo suplico, no he traído la barra de los labios, nos pueden ver... Camilo José Cela, La colmena.