ECONOMÍA & INTERNACIONAL EL COMERCIO / DOMINGO 6 de abril del 2014 /13 / PORTAFOLIO Para gobernar mejor debemos ser capaces de mirar las tendencias del futuro y traerlas al presente. No es posible definir una política pública sin tener un entendimiento de qué tendencias se están desplegando” - SERGIO BITAR NANCY CHAPPELL ¿Cómo manejar las brechas entre la demanda del mercado que describe y los sistemas educativos precarios de muchos países de la región? En Chile, a medida que cumplimos la etapa de cobertura que no está terminada, que era poner a los niños que estaban en la calle dentro del sistema escolar, la prioridad era abrir más colegios, contratar más profesores, tener más libros, computadoras para los niños, darles alimentación. Cuando tú tienes cobertura bastante alta, esa fase da paso rápidamente a qué estás enseñando. En el último estudio PISA, de los 70 países estudiados, en los 15 primeros lugares hay siete países asiáticos y en los 15 últimos ocho latinoamericanos. Cuando analizas las tendencias mundiales, los asiáticos están incrementando los diferenciales de productividad con nosotros, entre otras cosas, porque en ciencia y tecnología invierten mucho más. La pregunta es si estamos haciendo bien, y al ritmo que corresponde, los cambios en materia de formación técnica y preescolar para que la escuela no reproduzca la desigualdad de la sociedad. ¿Cómo quebramos aquello? ¿Cuál debe ser el rol del Estado para generar ese cambio? Sistema educativo. Político chileno señala que la formación de profesores es clave. Nos hemos atrasado mucho en el debate sobre si hay bases científicas para sostener que hay un cambio climático, y creo que la evidencia es más que suficiente. Cepal ha hecho estudios recientes que incluyen a varios países de América Latina, con escenarios bajo distintas hipótesis, y se muestra disminución de lluvias en una zona, aumento de lluvias en otras, sin contar con los desastres naturales que afectan a poblaciones en áreas muy vulnerables. Frente a ello corresponde claramente una tarea de Estado. En el caso del agua, por ejemplo, ver qué normas nuevas debo fijar para anticiparme a 10 años: cómo voy a manejar una cierta cuenca, cómo ahorro agua, cuánta agua estoy perdiendo en los canales, qué pasará con los glaciares. Esa discusión es muy menor y tiene una importancia capital. Hay que traer el largo plazo al presente, con escenarios que sean un poco alarmantes porque Según Bitar, el Perú y Chile deben apostar por un desarrollo basado en recursos naturales pero con más tecnología y valor agregado. lo son, pero para no caer en aquello y cambiar de rumbo a tiempo. En el alcance de esos objetivos, la discusión sobre el rol de la educación cobra mayor vigencia... Está comprobado que el avance tecnológico genera más desigualdad. Los países que no se anticipan con sistemas de educación destinados a los sectores que van quedando desplazados, para reconvertirlos y darles capacitación, corren el riesgo de enfrentarse a una creciente desigualdad. ¿Estamos anticipando esos hechos y traduciéndolos en formación técnica? ¿Formación en idiomas? ¿O estamos solo preocupados por la cobertura media o superior sin niveles de calidad? Usted ha sido ministro de Educación de Chile y ha vivido el contexto de las protestas estudiantiles de cerca. En América Latina tenemos y vamos a tener una educación mixta, con proveedores privados y públicos. El punto principal es el rol de lo público, su dimensión y su cualidad. En ese sentido, mirando al futuro, no puedes dejar que solo el mercado instale escuelas para resolver los problemas de corto plazo. Tú puedes decir, quiero incrementar aceleradamente –como hicieron los coreanos para sostener su desarrollo industrial pues no tienen recursos naturales–, todo lo que es formación técnica. Nosotros no lo estamos haciendo. ¿Quién puede hacerlo? ¿El mercado lo va a hacer? No. El Estado debe dar una señal. Poner los recursos, hacer esfuerzos por formar mejores profesores técnicos, fortalecer la formación en matemáticas y ciencia. ¿Incrementar la inversión en educación pública? No basta con plata. El punto principal es que debes concentrarte en formación de profesores. Ahí está el quid del asunto. Si tus profesores no tienen la calidad que se necesita y no los formas bien, el impacto se verá en 20 o 30 años. Entonces tienes que hacer reciclaje de profesores en servicio y mejorar a fondo la formación en las escuelas de pedagogía, que normalmente no son buenas, pues enseñan pocas disciplinas. Enseñan más pedagogía que disciplinas y el déficit que tenemos en matemáticas y en física todos nosotros, no se condice con el desarrollo de una sociedad del conocimiento. Si bien no todo es inversión, ¿cuál debe ser el estándar mínimo de inversión en educación con respecto al PBI? Normalmente los países más desarrollados están en el orden de 6% a 7 %, pero su producto es tres veces per cápita el nuestro, entonces también tienes que ver cuánto es en términos absolutos. En Chile, con el aporte privado, debemos estar en el orden del 6% a 7%, pero el aporte privado es muy alto. La expansión acelerada de la matrícula universitaria a partir del 2000 se hizo en alta proporción con financiamiento de las familias. Muchas de ellas hacían un gran esfuerzo o simplemente no podían solventarlo. El Estado amplió créditos y becas, pero aún es insuficiente. En el futuro, el Estado deberá destinar muchos más recursos en educación superior y técnica. En países de la región con fórmulas mixtas, el Estado no ha cumplido su rol de asegurar el derecho a la educación. En Chile, la presidenta Bachelet ha señalado que se pondrá fin al lucro. ¿En este contexto, cómo visualiza un modelo educativo ideal, con participación mixta? El mundo se mueve aceleradamente a favor de los países que poseen más capital humano preparado. La innovación, la productividad, la reducción de la desigualdad exigen el mejoramiento de la calidad. Nuestra educación será mixta, pero al Estado le cabe una responsabilidad que no puede asumir ni delegarse al sector privado: reducir la desigualdad de aprendizajes, disminuir la segmentación social, expandir la cobertura preescolar, formar profesores, establecer estándares de calidad, su evaluación y acreditación, financiar la creciente demanda de educación superior, y por cierto, de investigación en ciencia y tecnología que aún permanece bajo el 1% del PBI. La formación técnica requiere un rol activo de las empresas, pero en la fase inicial el Estado debe ser el impulsor.