Peligro de guerra con Marruecos (1958)

Anuncio
Peligro de guerra con Marruecos (1958)
Es posible que ninguno de vosotros sepa a ciencia
cierta que España y Marruecos estuvieron a punto de
entrar en guerra oficial debido a los acontecimientos
de Ifni Sahara de 1957-58 y no por los motivos por
todos conocidos del ataque por las bandas del llamado
Ejército de Liberación Nacional controlado
perfectamente por Marruecos y por su Jefe de Estado
Mayor, el príncipe Muley Hassan, luego Hassan II, sino
por un suceso que tuvo lugar en la misma frontera
entre el Sahara Español y el reino de Marruecos
entrado ya el mes de abril de 1958. Protagonistas
directos, un teniente de la Legión española y el
celebérrimo comandante Ufkir, luego muerto en
extrañísimas circunstancias en el palacio real de Rabat
tras un intento de golpe de estado que tuvo lugar en
los años sesenta.
Sucedió que tras los acuerdos de Cintra, y en medio
de la terrible guerra de las bandas armadas contra el
honor y la integridad territorial de España, el pequeño
enclave de Cabo Juby, situado en la costa de
Marruecos y que pertenecía a la soberanía de España,
fue retrocedido a Marruecos y tenía que hacerse el
traspaso de poderes. Pero todo a su debido tiempo y
según mandaban los cánones de la justicia y la
cortesía internacional, que la España de Franco
cumplía a rajatabla entonces.
Aquí podéis ver la situación del enclave español tras la independencia en 1956 del reino de Marruecos.
Pág 1
Una columna de unos 1.500 soldados marroquíes
pertenecientes a las FAR (Reales Fuerzas Armadas)
estuvo casi a punto de entrar en combate contra la
Legión por una chulería de los moros y que solo se
resolvió por la diplomacia y la firmeza del Ejército
español, demostrando con ello la virilidad y firmeza
propias de aquellos tiempos.
Al grano, os cuento lo que sucedió.
El Gobernador Militar del Sahara y Jefe del Sector, el
general Héctor Vázquez estaba enterado de la
operación mora, los marroquíes iban a entrar en
territorio español en una columna de unos 100
camiones y unos 1.500 hombres del ejército regular,
perfectamente uniformados y armados con armamento
portátil para tomar posesión del Cabo Jujuy, Tarfalla
para ellos, y aquello no se les iba a permitir de ningún
modo. Un grupo de combate de caballería y la II
Bandera del Tercio iban a cogerles en una tenaza
mortal una vez hubieran penetrado unos 8 Kms en
territorio español.
El mando ordena que un grupo de combate integrado
por la 7ª Compañía de la II Bandera, una sección de
ametralladoras y otra de jeeps de la caballería lleguen
a la zona asignada en la línea fronteriza de Sequen
sobre la pista de Tan Tan, en el borde del Sahara
Español, todo ello al mando del capitán Carlos García
Escribano, con ordenes tajantes de situarse unos 8
Kms. al sur de la frontera y dejar pasar a los militares
marroquíes para detenerles en el punto y utilizar el
fuego con todos los medios disponibles a su alcance.
Para ello es destacado en un jeep de exploradores el
teniente de la Legión Álvaro Ballarin García con un
conductor, un operador de radio y un guía nativo
saharaui, un tal Alí, de los Grupos Nómadas de
Policía. Ballarín se situó a unos cuatro kilómetros al
norte del resto del grupo de combate en medio de la
pista y al más puro estilo de las películas de suspense
esperó la llegada de la columna “enemiga”.
Sobre las primeras horas de la tarde aparece la
vanguardia de la columna Ufkir. Varios jeeps al mando
de un teniente de las FAR rodean al vehículo español,
que marca el límite de la frontera. Tras dialogar ambos
oficiales, los moros se sitúan a unos 500 metros del
jeep español y esperan a que llegue el grueso de su
columna.
Al poco aparece el propio jefe, el comandante Ufkir
acompañado este por algunos miembros de su estado
mayor y por un capitán médico marroquí, que hablaba
español perfectamente y que hace de traductor.
-¿Qué hace aquí?- pregunta Ufkir al teniente legionario
- Sencillamente, señalar la frontera del territorio
español
Se entabla un diálogo entre ambos militares que
parece que no va a llevar ninguna parte. Ufkir le
explica que debe dirigirse a Cabo Juby donde al día
siguiente debe rendir honores al jefe del Estado Mayor
de las Fuerzas Armadas Reales Marroquíes, príncipe
Muley Hassan, y que precisa atravesar territorio
español. Ballarin le responde que no puede pasar y
que él solo cumple órdenes.
Ufkir:
-Si se opone a mi paso, suya será la responsabilidad,
ya que ambos gobiernos han llegado a un acuerdo
para utilizar esta parte de pista en territorio español.
Bailarín:
- Acepta la responsabilidad. Por aquí usted no pasa.
Ufkir abandona el lugar y vuelve al grueso de la
columna para volver al poco y comunicar a Ballarin
que no le importa que las tropas españolas escolten su
columna hasta Villa Bens, pero que él va a pasar por
allí.
Ballarín:
- Eso es una violación de la frontera. Por aquí no pasa.
Ufkir:
- Bien, esperamos a que caiga la noche y atravieso por
la pista para así no ver el dispositivo redefensa
español.
Ballarin:
- No. Esas no son mis órdenes. Por aquí no pasa ni de
día ni de noche.
Ufkir:
-Esta bien, Hable usted por radio con su Alteza
personalmente.
Ballarín:
- No tengo órdenes para hacer eso. Ni hablo ni pasa
usted.
La tensión está subiendo de tono y Ufkir se retira para
hablar personalmente con Hassan, que ya estaba en
Agadir esperando se le comunicara la entrada en
Tarfalla para hacerla él con toda pompa y solemnidad.
Nueva conversación en el lugar donde, imperturbable,
el teniente Ballarín y su comando aguardan
pacientemente ya bajo el frío de la noche del desierto.
Ufkir:
- Mire, teniente, según mis cálculos esto no es el
paralelo 27º 40’, lugar de la frontera española, así que
no está usted en el lugar adecuado.
Ballarín ante la vista de unos dibujos a mano alzada se
niega a aceptara aquello.
La conversación va cambiando, ante la partida de
frontón, a otros derroteros y el comandante moro
acaba por invitar a cenar al teniente legionario, que
acepta cortésmente para ganar tiempo.
Pág 2
Pero de repente aparece un jeep marroquí con cuatro
militares a bordo a toda velocidad y con los faros
encendidos se lanza por la pista rebasando al vehículo
español. Ballarin se pone a increpar a Ufkir y le
conmina a que detenga el jeep u ordenará abrir fuego
a la fuerza que tiene apostada unos metros más atrás.
Ufkir da una orden y varios soldados marroquíes
hacen sonar sus silbatos a todo meter. El jeep intruso
da la vuelta y un sargento detiene el vehículo ante
ellos diciendo que iba a repostar al camión cisterna y
que en la oscuridad de la noche ha equivocado la
dirección. Ha sido un farol de Ufkir para averiguar las
verdaderas intenciones y la firmeza de la Legión
española. Pero ha estado a punto de provocar una
refriega con muertos entre dos ejércitos de dos
naciones soberanas.
Está amaneciendo y a la posición del teniente Ballarín
llega otra vez el comandante Ufkir que le dice:
- Lo he pensado bien y he decidido pasar. O por las
buenas o por las malas pasaré con mi columna.
Ballarín saca la cartografía militar española y le
muestra al comandante moro la situación en la que se
encuentran. Paralelo 27º 40’. Se cuadra ante Ufkir y le
dice:
- Mi comandante, espero que no quede duda alguna
del punto donde nos encontramos, ni ignorancia que
pretextar en el caso de continuar el avance de la
columna. Y vista su actitud me retiro sobre mis
fuerzas. Toda la responsabilidad recaerá sobre usted
porque pararemos su avance con nuestros carros de
combate. Eso sí, en territorio español.
Ballarín establece comunicación por radio desde el
jeep con el jefe del grupo de combate, capitán García
Escribano, que está a unos 90 Kms. de allí en Sequen.
El grupo del capitán Escribano inicia la marcha hacia
la columna mora con la intención de abrir fuego con
toda su potencia.
Ballarín:
- De lo que ocurra, y ocurrirá, la responsabilidad será
suya y solo suya.
Como última salida, un avión español T-6 arroja sobre
la posición del teniente Ballarín una cápsula con un
mensaje para entregársela al comandante de la
columna enemiga:
“Si avanzáis al sur del paralelo 27º 40’ os destrozamos
con la aviación" Así de clarito y tajante.
Ufkir:
- Si hay muertos, se quedarán aquí. El que estén
dentro de territorio español es algo que no me importa.
Y se fue dando la media vuelta.
Al atardecer de ese día, 11 de abril de 1958, la
columna marroquí se retiró hacia Tan Tan
abandonando material logístico sobre la arena del
desierto español.
Se está mascando la tragedia. Al cabo de media hora
y ya amaneciendo varios camiones salen de la
columna marroquí y se detienen ante el jeep de
Ballarin. Van llenos de civiles saharauis vestidos con
ropas de civil y le comunican que la columna militar va
a pasar con ellos delante. Llega otra vez Ufkir. Aquello
es el cuento de nunca acabar.
El grupo de combate español se componía de nueve
escuadras de fusiles ametralladores, una sección de
ametralladoras ligeras y el resto, legionarios armados
con fusiles. Unos 100 hombres. La columna marroquí
eran unos 1.500 hombres, incluso con varias piezas de
artillería. Pero no contaban con la decisión del Ejército
español, mandado en aquellos parajes por el general
Héctor Vázquez.
Ballarin:
- No me parece ni correcto ni militar que un ejército
regular, para cumplir su misión, ponga como carnada
en vanguardia a un grupo de paisanos. Yademás, ya
me tiene usted harto.
Cabo Juby en 1957.
El siguiente domingo, 20 de abril de 1958, la noticia
era transmitida a los españoles por la cadena de
Prensa del Movimiento.
Cabo Juby, Tarfalla hoy, ya marroquí.
Pág 3
Descargar