un reto de las sociedades modernas

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ECONOMÍA Y SALUD: UN RETO DE LAS SOCIEDADES
MODERNAS
Dra. Mireya Vilar Compte
Universidad Iberoamericana, Ciudad de México
La salud es una prioridad en las sociedades modernas ya que ello permite tener una
sociedad más sana y productiva. Ello se ve reflejado en la inversión en salud, por ejemplo,
en 2009, los países miembros de la OCDE gastaban en promedio 9.5% del producto
interno bruto (PIB) en salud. En México en ese mismo año se reportó un gasto total en
salud del 6.4% del PIB. La salud se concibe cada vez más como un derecho.
Retos a los sistemas de salud
Este deseo por proveer servicios de salud que permitan alcanzar mejores resultados en
salud y la transformación de la salud en un derecho no es algo que esté libre de
tensiones. Hay al menos tres factores que imponen retos a los sistemas de salud y su
encomienda por proveer servicios de salud: (1) los cambios en la estructura poblacional,
en donde hay cada vez más adultos mayores que requieren de mayores servicios de
salud, (2) la transición epidemiológica que aumenta la prevalencia de enfermedades
cónicas no transmisibles y (3) la disponibilidad de nuevas tecnologías médicas que abren
la posibilidad de mejores diagnósticos o de tratamientos con menores riesgos. Estos
elementos imponen retos a los sistemas de salud, los dos primeros implican un
incremento en el uso de los servicios y por ello de los costos, el tercero puede implicar
tecnologías que abaraten costos pero que expandan el número de procedimientos,
derivando ello en mayores costos.
Los problemas de inequidad
Además, los sistemas de salud – en especial en sociedades desiguales como la mexicana
– enfrentan la necesidad de confrontar los problemas de inequidad en el acceso a los
servicios de salud y la inequidad en la distribución de ciertos padecimientos. En el caso
de un sistema descentralizado y fragmentado como el mexicano, también se enfrentan
inequidades en la distribución de recursos entre estados y entre subsistemas de salud.
Economía y salud: un tema prioritario
Con estos antecedentes no sorprende que los sistemas de salud sean un tema prioritario
en las agendas públicas de los países miembros de la OCDE (entre ellos México). Los
tomadores de decisiones públicas se enfrentan a preguntas como las siguientes: (1) cómo
asignar el dinero que se tiene para atender “la salud” de tal modo que se obtengan los
mejores resultados posibles, (2) cómo asegurar el derecho a los servicios de salud para
todos aquellos que lo requieran y (3) cómo mejorar el acceso y la calidad de los servicios
de salud. Todos queremos una mejor salud y mejores sistemas de salud, pero el impacto
de ello en la economía debe considerarse. El enfoque económico (a través de la
economía de la salud) puede aportar elementos importantes a estos cuestionamientos.
La salud – medida a través de indicadores como la mortalidad, morbilidad, etc. – depende
de aspectos como los estándares de vida (por ejemplo, la educación, el nivel de ingreso,
la disponibilidad de agua potable, el uso de carreteras seguras, etc.), pero depende
también del acceso y la calidad de los servicios de salud. De esta conceptualización se
explican algunas interacciones básicas entre salud y economía como la relación entre
salud y pobreza, entre ingreso y acceso a los servicios de salud, entre salud y desarrollo.
Este es un reto en el que todos los profesionales de la salud (entre ellos los nutriólogos)
tienen algo que aportar.
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