La pobreza acumulada y la marginación y/o «exclusión social» Francisco Javier Alonso Torréns Sociólogo - EDIS INTRODUCCIÓN John Kennet GALBRAITH, uno de los más importantes pensadores de la cultura económica mundial ha dicho: «A medida que los países se desarrollan, y la mayor parte de la gente se siente cómoda y feliz, se tiene la tentación de olvidarse de aquéllos que están todavía fuera del confort.» A pesar de la recesión actual y de la crisis económica, a pesar del paro y de la precariedad en el empleo, a pesar de las convulsiones más o menos graves sociales y políticas con las que convivimos en la España actual, la inmensa mayoría de la población de este país (más o menos el 80 por ciento), y ésta es mi primera afirmación, no vive en la precariedad y la pobreza sino que disfruta de un nivel de vida y de confort, desigual según estratos, pero en todo caso regularmente aceptable. C o n la misma fuerza he de decir, hoy ya, por fin, con criterios universalmente compartidos por la mayoría de la comunidad científica — q u e se dedica a investigar estos temas— que alrededor de la quinta parte de la población de España «están todavía fuera del confort» utilizando la expresión del GALBRAITH, O viven en pobreza, empleando un término menos eufemístico. Saludo gustosamente la iniciativa de la Fundación Argentaría de organizar este seminario sobre «Pobreza en España», y agradezco la oportunidad que se me brinda de abordar un aspecto de gran importancia y calado en el análisis del fenómeno de la pobreza: La acumulación de males y carencias en las familias y personas de los pobres, la polipatía o polipatología de la pobreza, y las consecuencias que ello conlleva 160 de marginación y exclusión de estos sectores con relación a la marcha y la vida normalizada del conjunto de la sociedad. La precariedad económica, no siendo el único de los males, sí es de capital y radical importancia como indicador fundamental para centrar y objetivar el problema de la pobreza y posibilitar, de m o d o objetivo, concretar el fenómeno en un colectivo socio-humano (un grupo numeroso en todo caso de familias y de personas) a los que en castellano se les denomina «pobres». Conviene tener presente en todo m o m e n t o que el sistema socioeconómico en el que nos movemos y vivimos, el capitalismo, conlleva de manera consustancial y produce la desigualdad; el desigual disfrute de los bienes y servicios que se producen por parte de los diferentes estratos de la «escala social». El escalonamiento y la estratificación, pues, también son consustanciales al sistema. La igualdad es una utopía inalcanzable. La diversidad es necesaria y también la diferencia, pero la desigualdad excesiva es insoportable por provocadora e injusta. En la medida en que el sistema capitalista tienda hacia la acumulación del poder del capital en manos de unos pocos, y a desposeer a sectores importantes (a nivel mundial mayoritarios) de la población, en la medida en que los ricos sean cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres, el sistema será menos defendible. Pues bien, ¿qué duda cabe que estamos, nos movemos y somos parte integrante del sistema capitalista, que cada vez funciona con menos modificaciones y más en estado puro? El sistema que tiene como u n o de sus principales fundamentos el lucro, la plusvalía y la ley de la oferta y la demanda... El mercado del que se predican sus valores porque se dice que tiene unos innegables efectos redistributivos..., y que el crecimiento económico, talismán supremo, se acompaña de m o d o automático con una redistribución de la riqueza... Todo ello es o será, con matices, más o menos verdad. Pero también es verdad que el sistema tiene más bien su raíz en la competitividad, se basa en el premio a los ganadores y en el «castigo» de los perdedores..., se compite, en el mercado por supuesto, por tener más, por ser el más rico..., y esto sin límites en lo que se refiere a la posesión de los bienes materiales... 161 La pobreza así es consecuencia de la desigualdad propiciada por el sistema, y siendo siempre un concepto relativo, encuadrado en un contexto social, económico y cultural concreto, allí donde hay pobres, los hay porque hay ricos. N o se puede pensar en la desaparición de los pobres, sin paralela y simultáneamente pensar en la desaparición de los ricos. Sólo se estará en el buen camino en términos de lucha contra la pobreza cuando se camine por la vía de la desaparición de las desigualdades, y sobre todo de las desigualdades más escandalosas e injustas. En eso consistiría la verdadera democracia socioeconómica a nivel del Estado y también, en nuestro caso, de la Unión Europea, y no sólo en la supuesta igualdad de sufragio y en la, también supuesta, igualdad de derechos. LOS ELEMENTOS CONSTITUTIVOS DEL BIENESTAR PERSONAL Y FAMILIAR Los analistas (sociólogos y economistas sobre todo) que intentan analizar las sociedades prósperas occidentales en estos años nos han acostumbrado a hablar de una sociedad dual, o en casos, de la sociedad de los tres tercios. Según esta teoría el proceso de polarización y dualización en las sociedades desarrolladas, refuerza la consolidación de un modelo de sociedad en el que un colectivo permanece fuera de los márgenes («marginado») de una vida digna, o en el peor de los casos y para un sector más minoritario en un sistema de subsistencia vital no sólo marginado, sino más bien «excluido» de la posibilidad de vivir dignamente. Los especialistas coinciden en que la pobreza económica no se presenta nunca como única causa de desigualdad, aunque la insuficiencia de rentas sea la parte más importante del problema. Estará, pues, acompañada de otros factores que pueden incidir de forma acumulativa y reforzándose entre sí. La pobreza no sólo tiene varias dimensiones, sino que a ellas se suman diversas carencias que se acumulan, lo cual hace más complejas las vías de solución del problema. Según se expresa claramente el Comité Económico y Social de la CEE, la pobreza incluye «a los hombres, mujeres y niños que debie- 162 ran ser como los demás pero no lo son; no comen cuando tienen hambre, tienen un alojamiento deficiente o no lo tienen en absoluto, no se visten adecuadamente y no pueden desarrollarse socialmente por falta de relaciones familiares y de amigos, no tienen derecho a la expresión, ni posibilidades de comunicar... Las personas tan gravemente afectadas están marginadas, cuando no excluidas, de la sociedad» (1). Estas situaciones de pobreza en las cuales las personas viven al margen de la sociedad, o están apartadas completamente de las normas sociales convencionales, tienen unos indicadores fundamentales, de los cuales el trabajo sería el principal, por ser la fuente básica de ingresos, por lo que el desempleo, el trabajo en precario y el subempleo están con frecuencia presentes en las situaciones de necesidad. O t r o de los aspectos esenciales sería la educación. La existencia de barreras culturales a las que se enfrenta este colectivo incide de forma discriminatoria en el m u n d o laboral. La salud es otra importante dimensión de la pobreza. El difícil acceso a los servicios sanitarios, la utilización incorrecta de los mismos, así como el desconocimiento de la medicina preventiva agrava la situación carencial de este grupo. Respecto a la vivienda, el alojamiento en situaciones precarias, el hacinamiento y la ubicación en zonas deshumanizadas, caracterizan a este colectivo. Estas situaciones se acumulan frecuentemente sobre los grupos y personas de mayor riesgo, dando origen a situaciones de auténtica polipatología social. Dicho de m o d o más sistemático, los elementos esenciales que conforman y configuran el Bienestar personal, familiar y social serían éstos: a) U n nivel económico suficiente para satisfacer las necesidades personales, familiares y sociales medias que están vigentes en una sociedad, o situación social global determinada. (1) «Dictamen sobre Pobreza del Comité Económico y Social de la CEE», adoptado en su 268 sesión plenaria de 12 de julio de 1980 y publicado en el Diario Oficial de las Comunidades Europeas el 28 de agosto del mismo año. 163 b) U n nivel educacional y cultural que permita al individuo defenderse, vivir y desenvolverse con soltura en una sociedad tan compleja como lo es la actual sociedad española. c) U n a situación laboral y ocupacional, adecuada a las capacidades de la persona, que posibilite su realización personal, la autoestima necesaria como sujeto social útil, y las posibilidades de obtener los recursos económicos necesarios para el mantenimiento de su persona y de las que están a su cargo, dentro del nivel medio de la sociedad en la que viven. d) U n alojamiento (vivienda y equipamiento) un ser h u m a n o y a una familia. digno de acoger a e) Un estado de salud fisiológico y psíquico, del propio sujeto y de las personas que con él conviven en su familia, lo suficientemente sano y saludable que le permita vivir y desarrollar una vida normalizada de m o d o satisfactorio, y en el caso de que la salud falle, disponer para él y para los suyos de unos servicios sanitarios capaces de prevenir, paliar o remediar sus enfermedades. f) U n aceptable nivel de integración personal, familiar y social en el grupo primario fundamental (la familia), en otros grupos y en la sociedad global, en otras palabras, una aceptable situación de convivencia, a la que se oponen las situaciones de soledad no querida o deseada, los malos tratos, los malos modos, la inseguridad, la insatisfacción con el medio (barrio o pueblo) en el que se vive, la mala valoración de los convecinos, etc. Las carencias de cada uno de estos elementos, o la acumulación de carencias en las familias y las personas, configuran las situaciones de malestar social. Recogiendo una vez más las palabras del informe sobre la pobreza del Comité Económico y Social de la C E E «...la solución a la gran pobreza se hallará fundamentalmente, mediante disposiciones políticas m u y firmes y ampliamente consensuadas. Están en juego orientaciones fundamentales, opciones de sociedad, modos de vida y de consumo y, sobre todo, la capacidad de traducir en hechos el discurso sobre la solidaridad y la justicia» (2). (2) Dictamen..., 28-VII-89. 164 Mi personal interpretación de la teoría de la sociedad dual pasa por creer más bien, avalada por múltiples investigaciones en las que he participado a lo largo de muchos años, en la existencia de un «continuo» cuyos polos extremos son el Supremo bienestar <=> Supremo malestar que corre paralelo a la línea de Suprema posesión O Suprema carencia de bienes y servicios de todo tipo, de m u y amplia gama y de diversos matices, referido a los elementos que conforman el Bienestar: dinero, cultura, ocupación, vivienda, oportunidades, etc., y hasta ideas. La línea del continuo m u y bien puede seguir representándose a la manera clásica de escala, escalera, estratos o capas con el número de tramos que cada investigador por ejemplo quiera utilizar, porque en todo caso, los indicadores de posesión o carencia o están ya baremados o pueden baremarse. LA A C U M U L A C I Ó N D E B I E N E S Y D E MALES H o y se vuelve a recordar con insistencia el famoso y evangélico «efecto Mateo» por el que algunos economistas y otros analistas sociales hacen suyo y aceptan el aserto del Evangelio de San Mateo que dice: «Al que tiene se le dará y, al que no tiene, aun lo poco que tiene se le quitará.» Sea aserto o premonición de Cristo —probablemente recogida de la sabiduría popular de su t i e m p o — el dicho tiene casi exacto cumplimiento en todos los niveles y facetas de la vida y de la actividad socioeconómica, al menos en el sistema capitalista en el que nos movemos, tanto «para los que tienen» como «para los que carecen» de bienes, tanto más donde más desigualdad existe. ¿Hasta dónde es esto aplicable a la situación de los pobres de la España de hoy? ¿Cómo influye en ello la mayor desigualdad social existente? Intentamos comprobar la veracidad del dicho popular que dice que «males llaman a males», y dejar claro el hecho de que la estratificación social se produce incluso entre los pobres, ya que hasta entre ellos hay categorías y que por supuesto, los «más pobres», el «lumpen» de los pobres, se encuentra en una situación muchas veces desesperada, por los muchos problemas que les aquejan. 165 G R A D O S Y NIVELES D E POLIPATIA SOCIAL Usurpando la terminología sanitaria de enfermedad o patología, y aplicándosela a las carencias o problemas de elementos básicos del Bienestar, cuyas situaciones m u y bien pueden llamarse enfermedades, o incluso plagas o epidemias sociales, he realizado, en diversas ocasio­ nes, y en investigaciones empíricas diferentes, algunas de ellas publi­ cadas, un análisis pormenorizado de este fenómeno de la acumula­ ción de los males o de las carencias en las mismas personas que pade­ cen la precariedad económica y son pobres. La prueba del nueve consistiría en aplicar la misma metodología a los estratos económicamente más poderosos. N o lo he podido hacer aún en profundidad por falta de medios y de tiempo, aunque algún dato presentaré en esta exposición. Una primera observación a tener en cuenta es que el fenómeno de la acumulación de carencias o males, la polipatía de la pobreza no es de la misma intensidad cuantitativa y cualitativa, como vengo apun­ tando entre los que podríamos llamar «pobres relativos o moderados» (los que están más cerca del llamado «umbral de la pobreza»), que la que se da entre los «pobres severos» (por debajo de la cuarta parte de la renta media), o la que se da entre los «transeúntes, los sin techo o los pobres de pedir». Esta polipatía o polipatología encadenadora y asfixiante a las situaciones de marginación y/o exclusión social es más profunda y más grave cuanto más bajo se está en la escala de la precariedad eco­ nómica. Los pobres tienen poco de todo, su «renta real» es exigua y corta y la desigualdad social se hace más patente por la menor accesibilidad a las oportunidades de trabajo, vivienda digna, sanidad apta, cultura válida, etc., para poder salir de sus situaciones. Frente a la «utopía» (meta probablemente inalcanzable) del Esta­ do de «Bienestar social», que viene a ser algo así como conseguir «es­ tar bien» en todos los sentidos, este m u n d o de los pobres se nos re­ presenta a partir de los datos como estado del «malestar familiar y personal». Es el contrapunto, la contraimagen, la situación más grave a superar. 166 Son, sin duda, los pobres, quienes están hoy en las «antípodas» del proyecto de «bienestar social» para todos. En sucesivas investigaciones de ámbito regional — M a d r i d , Asturias, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Canarias y Andalucía— EDIS viene persiguiendo la idea, e intentando plasmarla con datos de sus propias investigaciones, de que en los colectivos pobres se acumulan problemas vitales de todo tipo y de que su múltiple patología social es más grave en las escalas más bajas de la pobreza (miseria, pobreza severa) (3). En todas y en cada una de las áreas básicas del bienestar (lo económico, lo cultural, lo ocupacional, la vivienda, la salud, etc.) aparecen los pobres en situación de clara y desigual desventaja, como no podía ser de otra manera. El sentido y la intención de esta parte de la ponencia es demostrar con datos empíricos, que entre los pobres no sólo hay carencias económicas — q u e no se es pobre sólo por falta de dinero— sino que hay entre ellos (en las mismas familias, en la misma persona) pluricarencias y múltiples males. N o hay un solo mal, hay muchos males juntos. N o sólo hay una cierta patología social, sino «polipatologías» sociales. LOS DATOS DE UNA INVESTIGACIÓN CONCRETA Todo el cúmulo de reflexiones y afirmaciones que anteceden podrían pertenecer al género del ensayo sociopolítico, o al de un mero artículo de opinión si no se acompañan con datos de alguna investigación concreta. Aunque, como ya he dicho, el experimento metodológico lo he llevado a cabo en varias investigaciones promovidas a instancias de (3) Ver Pobreza y Desigualdad en la Comunidad Autónoma de Madrid, EDIS, 1988 y 1989, Caritas Madrid, Editorial Popular y CAM, cuatro volúmenes no editados. EDIS: Necesidades Sociales en Castilla-La Mancha, 1985. EDIS: Necesidades en Vallado lid y su provincia, 1980. EDIS: Programa de lucha contra la pobreza en Canarias, 1992. EDIS: Estructura social y pobreza en Asturias, Editorial Popular, 1991. EDIS: Estratificación social y pobreza en Andalucía, 1990. EDIS: Condiciones de vida y estados de necesidad en Jaén, 1991. 167 Consejerías de Bienestar Social de Comunidades Autónomas (Madrid, Canarias, Andalucía) o de la Organización Humanitaria-Confesional de Caritas (Jaén, Madrid, Asturias), he de confesar que aún no he tenido la oportunidad de experimentarlo en una investigación de ámbito nacional. Necesariamente, pues, he de ceñirme a una investigación de ámbito geográfico limitado, y me ha parecido la más apropiada la realizada en la provincia de Jaén en 1991, a instancias de su Caritas Diocesana, y publicada por la Editorial Popular de Madrid, bajo el título de «Condiciones de vida y estados de necesidad en la provincia de Jaén». La traigo a colación como ejercicio práctico y demostración empírica, en sus dimensiones y medidas, de las afirmaciones vertidas en la primera parte de la ponencia. Las hipótesis de trabajo se cumplen aquí en similar medida a como pueden verificarse en el resto de las investigaciones citadas. La metodología empleada requiere un esfuerzo analítico multivariable que enriquece el método puramente cuantitativo e introduce elementos nuevos que posibilitan la descripción más detallada y en profundidad del fenómeno de la pobreza y «cualificar» más al colectivo estudiado. La muestra de la investigación de Jaén es de 2.054 encuestas aplicadas a familias distribuidas proporcionalmente en las áreas y comarcas de la provincia, según el peso demográfico en el conjunto provincial. Esta muestra permitió establecer y seleccionar para su análisis multivariable a las familias según su nivel económico. • Pobres severos: 170 encuestas familiares. • Pobres moderados: 531 encuestas. • Total familias pobres: 701 encuestas. • N o pobres: 1.353 encuestas. • Total familias: 2.054 encuestas. Son grupos de familias, y de personas que las componen, que pueden ser analizadas por separado. 168 El contenido del cuestionario aplicado, previamente depurado de inconsistencias, y en muchos casos, por ocultación de realidades «vergonzosas» (alcoholismo, toxicomanías, etc.) proporcionando una visión de la realidad menos grave que la que viven estas familias — y que nos parece bien definida si la calificamos como «malestar mínimo» o «malestar a la baja», para no exagerar los problemas— contiene muchos indicadores de «malestar o carencia», unos que afectan sólo (?) al cabeza de familia, aunque indirecta o más directamente este «mal» afecte a todos los miembros de la familia, y otros que afectan a todos, como son la falta de dinero, la falta de luz y agua en la vivienda, el pasar hambre, etc. H a y que hacer hincapié en da situación de los pobres y aún más en la de los más pobres, pero por comparar de algún m o d o se estudian todos los grupos. En el caso de los pobres a los otros males se añade su situación de precariedad económica. Teniendo en cuenta en cada caso su situación económica (punto de partida) queremos saber además cómo, en qué situaciones de «malestar» se encuentra cada colectivo en los siguientes aspectos: 1.° Analfabetismo absoluto o funcional del cabeza de familia, o de alguno de los miembros de la misma. 2.° Paro absoluto, subempleo o economía sumergida del cabeza de familia, o de alguna de las personas que la componen. 3.° Enfermedad crónica o carencia de cobertura sanitaria del cabeza de familia, o de algunos o todos los miembros. 4.° Emigración «temporera» del cabeza de familia en el último año, por necesidad económica, venta ambulante, etc., solo o acompañado por toda o parte de la familia. 5.° Malas condiciones de vivienda o carencia de equipamiento básico de la misma. • Vivienda realquilada, asaltada (okupas). • Hacinamiento (menos de diez metros cuadrados por persona). • Carencia de agua, agua caliente, W C , luz eléctrica, calefacción (no lumbre baja o brasero). 169 • Promiscuidad (menos de un dormitorio por cada dos personas). 6.° Existencia confesada de alcohólicos, toxicómanos, minusválidos, enfermos crónicos, ancianos en necesidad y enfermedad, niños sin escolarizar, etc., en el seno de la propia familia. Estas son las situaciones contempladas en análisis. Por cualquiera (sean una o sean varias) de estas situaciones, toda la familia sufre un serio problema junto a la situación económica de que goce o padezca. Son éstas las seis situaciones que se contemplan como multivariables, en nuestro caso, ya que son ésas fundamentalmente las variables cuya información es común. El programa informático especial que venimos aplicando a diversas investigaciones similares pretende: a) Establecer las tasas (en tantos por ciento) de «malestar» o «carencia» por cada una de ellas, y por elevación estimar el número de familias afectadas por esta situación. Si se unen en la misma familia varios problemas, estamos hablando de sectores afectados por la «polipatología social». b) Realizar la estimación de familias y personas afectadas en los niveles económicos estudiados, tanto en lo que se refiere a las familias como en lo que atañe a las personas que componen esas familias. c) Establecer índices medios de «malestar-bienestar» para cada subcolectivo, donde cero sea «bienestar» y cien «supremo malestar». En los casos en que se supere el índice 60, entendemos que la situación de ese colectivo es ya crítica o grave. d) Establecer las posibles combinaciones entre los grupos de problemas para observar la correlación e incidencia existentes entre unos y otros. e) Conocer, por fin, el número medio de problemas (teniendo en cuenta sólo los problemas estudiados) en el seno de la familia tipo del colectivo de que se trate. Pues bien, desde estos presupuestos de trabajo de investigación, los porcentajes de familias afectadas —según niveles de rentas—, por los problemas estudiados son los siguientes: 170 TABLA 1. P O R C E N T A J E D E F A M I L I A S D E L A P R O V I N C I A D E JAÉN Q U E E N 1990 ESTABAN AFECTADOS P O R C A D A G R U P O D E PROBLEMAS S E G Ú N NIVELES D E RENTA PROBLEMAS DE Vivienda Analfabetismo Paro Enfermedad Droga, alcoholismo, marginaciones Emigración temporal índice medio ( 0 - 1 0 0 ) malestar/ bienestar Núm. medio problemas Familias pobreza severa F. pobres (incluye p. severa) Familias no pobres Diferencia p. severos no pobres 90,9 67,7 64,8 28,6 91,1 63,1 40,9 29,3 79,0 31,8 17,7 18,9 11,9 35,9 47,1 9,7 30,3 10,7 23,8 6,9 13,7 2,2 16,6 8,5 48,8 2,9 42,5 2,6 27,2 1,6 21,6 1,3 Nota: El alto porcentaje de familias que en todos los niveles tie­ nen problemas de vivienda se debe a que se ha incluido entre los in­ dicadores la carencia de calefacción en los hogares en una zona geo­ gráfica en que este equipamiento puede ser un indicador de confort relativamente alto. Llaman la atención las diferencias de porcentajes de familias afec­ tadas por los problemas de paro y analfabetismo sobre todo, entre los pobres severos y los «no pobres» (+47,1 y +35,9), lo que puede signi­ ficar una pista válida sobre las causas radicales de pobreza. Los índices de malestar (0 a 100) y los números medios de pro­ blemas que afectan a cada segmento de población son también elo­ cuentes. Por otro lado la contemplación de la intensidad de los problemas (número medio de problemas asociados a la pobreza) es aún más sig­ nificativo de los diferentes grados de gravedad que cada núcleo de problemas tiene. La intensidad o gravedad con los pobres está m u y bien reflejado tabla 2. Tienen cuatro problemas mas, e índice de malestar, más de la que los problemas se dan entre en las tres últimas columnas de la o más; número medio de proble­ dos tercios de las familias pobres 171 TABLA 2. FAMILIAS P O B R E S D E J A É N E I N T E N S I D A D D E PROBLEMAS A S O C I A D O S D E S D E LA Ó P T I C A DE CADA PROBLEMA FAMILIAS AFECTADAS POR PROBLEMAS DE: Sólo ese problema además pobreza Droga, alcohol, delincuen­ cia 0,40 Emigración temporal .... — Enfermedad 1,53 Paro 1,94 Analfabetismo 0,70 Vivienda 13,04 2-3 más 32,24 43,20 40,20 62,01 64,10 62,37 Núm. medio de índice de 4 o más problemas malestar 67,36 56,70 58,27 36,05 35,20 24,59 3,73 3,70 3,60 3,20 3,10 2,70 54,65 53,83 52,08 43,75 42,02 33,82 con problemas de droga, alcoholismo, minusvalías, etc. Tienen cua­ tro o más problemas asociados; más de la mitad de las familias que necesitan emigrar temporalmente. Los que tienen problemas de en­ fermedad están en la misma situación. El estudio de las familias que están bajo el umbral de la pobreza severa (-25 por ciento de la renta media), no hace sino confirmar que a más pobreza mayor acumulación de males. Los índices de malestar y el número medio de problemas asocia­ dos a cada situación es ésta: TABLA 3. INTENSIDAD D E LOS PROBLEMAS Y GRADOS D E M A L E S T A R (0-100) E N T R E L A S F A M I L I A S E N P O B R E Z A SEVERA E N LA P R O V I N C I A D E JAÉN, C O N T E M P L A D O S D E S D E LA Ó P T I C A D E C A D A G R U P O D E PROBLEMAS FAMILIAS AFECTADAS POR: Núm. medio de problemas Emigración temporal Droga, alcoholismo Enfermedad Analfabetismo Paro Vivienda 4,15 4,03 3,95 3,44 3,42 3,09 índice de malestar 63,08 60,58 58,98 48,82 48,39 41,87 172 EL DESIGUAL REPARTO DE LOS PADECIMIENTOS Por cuanto llevo dicho, no puede afirmarse con rigor — c o m o no podía ser de otra m a n e r a — que los males contemplados aquí sean p a t r i m o n i o «exclusivo de los pobres», ni aun de los más p o ­ bres, pero sí puede decirse que hay u n a estrecha correlación positi­ va entre pobres y problemas, y a más pobres más problemas y vice­ versa. El porcentaje de familias afectadas por cada problema siempre es mayor en el colectivo de pobres severos que en cualquiera de los res­ tantes (pobres moderados, no pobres). Analfabetismo, paro, marginación (drogas, alcohol, etc.) y emigración marcan de m o d o m u y deter­ minante el colectivo de los pobres severos. La desigualdad social así, no es sólo desigual posesión de bienes, sino que también es desigual padecimiento de males. En la investigación que vengo citando, los más ricos también tie­ nen problemas. N o se libran por ejemplo de la enfermedad, pero, sólo aporto este dato: Entre las familias con alto nivel profesional, alto nivel de renta, y alto o medio nivel de estudios la media de problemas aparecidos por fa­ milia, entre los estudiados n o llega a 1; es de 0,88. Sobre el desigual reparto de los problemas y padecimientos una penúltima reflexión a partir de los datos es ésta: En la provincia de Jaén, se da esta situación: • Un 13,6 por ciento de su población vive en pobreza severa. • U n 28,38 por ciento vive en pobreza relativa. • U n 59,26 por ciento no es pobre desde el p u n t o de vista eco­ nómico. A cada uno de estos grupos les corresponde un porcentaje de la renta disponible total y un porcentaje del total de los problemas exis­ tentes: una parte del pastel, y una parte diferente de la carga amarga de los problemas. La siguiente tabla resume la situación. 173 TABLA 4 . QUE POBLACIONES, RENTAS Y PROBLEMAS, A CADA SECTOR LE C O R R E S P O N D E E N EL REPARTO ACTUAL D E BIENES Y PROBLEMAS E N JAÉN A % Población Pobres severos Pobres relativos No pobres Totales 13,36 28,38 58,26 100,00 B C % Renta 3,20 15,08 78,72 100,00 % Problemas 20,2 34,5 45,3 100,0 COEFICIENTES b/a c/b Pobres severos Pobres relativos 0,239 0,531 6,312 2,287 No pobres 1,351 0,575 c/a 1,511 1,215 0,777 El p u n t o de equidistribución (ver coeficientes) igualitario sería uno. • La relación entre porcentaje de población y porcentaje de ren­ ta (b/a) ya ha sido estudiada. Es m u y desventajosa para los pobres. • La relación entre porcentaje de problemas y porcentaje de ren­ ta (c/b) indica que los más pobres tienen seis veces más problemas que dinero, y hace ricos a los pobres en problemas, y la relación entre porcentaje de problemas y porcentaje de población, demuestra el des­ equilibrio de las cargas problemáticas en perjuicio de las familias más pobres. Llegados a este punto, bueno será recordar y reivindicar la impor­ tancia del aspecto económico como p u n t o de partida en el estudio y clarificación del fenómeno de la pobreza, admitiendo n o obstante las matizaciones que introduce el análisis multivariable.