Noticias de Investigación Recientes investigaciones ofrecen una nueva explicación al fenómeno de la miopía nocturna Aunque la miopía nocturna ha sido estudiada desde hace mucho tiempo, recientes investigaciones han reabierto el debate. Durante el siglo pasado se elaboraron varias teorías que intentaban explicar su etiología. Un gran número de ellas se basa en la visión escotópica. Sin embargo, ninguna de esas teorías ha ofrecido una completa explicación del fenómeno, que también puede estar presente por la noche al observar objetos con una alta iluminación (visión fotópica). Una publicación realizada por un grupo interdisciplinar, liderado por Norberto López-Gil, ofrece una explicación a este fenómeno desde un enfoque diferente al que se ha adoptado hasta ahora. Se adjunta a continuación un resumen realizado por los doctores Norberto López-Gil y José Manuel González Méijome. n gran porcentaje de la población tiene ciertas dificultades para poder ver nítidamente durante la noche y realizar tareas como conducir y apreciar los faros de otros coches o letreros luminosos. Si bien esas personas tienen una buena visión durante el día (ya sea con corrección o si ella), por la noche se vuelven miopes y no son capaces de distinguir objetos alejados con nitidez. El valor de dicha miopía varía de un individuo a otro, y mientras que algunos no la tienen, en otros puede llegar a alcanzar de 2 a 3 D, siendo 1 D su valor medio según un trabajo de revisión reciente (Peixoto-de-Matos, 2011). Dicha miopía puede corregirse como cualquier otra miopía con lentes oftálmicas o de contacto. Este fenómeno ha sido estudiado por un gran número de científicos y ha provocado una gran controversia a lo largo de la historia. Incluso, en ocasiones, se han utilizado varios nombres para referirse al mismo fenómeno. El más conocido es el de miopía nocturna, pero también se han empleado las denominaciones “twilight myopia”, miopía instrumental, miopía de campo oscuro… U El primero en referir el fenómeno de la miopía nocturna y corregirlo con lentes fue un astrónomo, Nevil Maskeline, en 1789 (Levene, 1965). Casi un siglo más tarde, en 1883, otro conocido astrónomo, Lord Rayleigh (Rayleigh, 1883), también indicó que le hacía falta una leve corrección por la noche para poder observar nítidamente las estrellas con su telescopio. En los años cuarenta del siglo pasado, justo después de la Guerra Civil española, el Ejército español y, en especial, la Infantería de Marina estaban muy interesados en saber qué podrían hacer para que sus ›nº 473 marines pudiesen ver por la noche correctamente las diferentes luces distantes. Para ello acudieron al Instituto Daza de Valdés, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Allí, José María Otero y Armando Durán (Figura 1) desarrollaron inicialmente varios experimentos para determinar el origen óptico de la miopía nocturna (Otero, et al, 1949; Otero & Duran, 1943). Estos investigadores llegaron a la conclusión de que la miopía nocturna se producía porque en condiciones de baja iluminación el ojo acomoda de forma involuntaria, con lo que podría parecer que se vuelve más miope. (Curiosamente estos estudios abrieron una nueva línea de investigación en el CSIC sobre óptica ocular que, junto con la aparición de las escuelas y facultades de Óptica y Optometría, ha sido el germen de la enorme actividad investigadora en óptica fisiológica que existe en nuestro país y que en la actualidad es, sin duda, una de las más dinámicas del mundo.) El extraordinario y riguroso trabajo realizado por el español Dr. Otero y colaboradores es actualmente reconocido como uno de los estudios pioneros sobre la miopía nocturna. Este mismo año, otro trabajo realizado también por españoles (Artal, 2012) llega exactamente a la misma conclusión. Si bien la labor de todos estos investigadores da una explicación razonable de por qué el ojo parece volverse miope en la oscuridad, estos autores redujeron la luminosidad del estímulo hasta valores muy bajos. En esas condiciones (visión escotópica), la visión resulta esencialmente diferente a las condiciones diurnas (visión fotópica), ya que usamos los bastones en lugar de los conos para ver, lo que nos permite apreciar luces mucho más tenues. Pero, a cambio, no apreciamos los colores y perdemos una gran parte de los Sección coordinada por César Villa Collar ÓPTICA OFTÁLMICA Figura 1. Izquierda: José María Otero de Navascués. Derecha: Armando Durán y su familia en 1945 (foto cedida amablemente por su hijo Ignacio Durán). detalles de los objetos. Desde hace tiempo es bien sabido que el ojo en estas condiciones de luminosidad tan baja suele tender a un estado de reposo acomodativo o acomodación tónica (en inglés conocido como dark focus), en el que queda ligeramente acomodado entre una o dos dioptrías (Borish, 1970). Esto es debido a que, aunque al acomodar el ojo forme imágenes desenfocadas en la retina de objetos alejados, el sistema visual no es capaz de apreciarlo al no poder apreciar sus detalles. El lector con cierta miopía (hasta unas 3 D) puede comprobar por sí mismo este hecho al darse cuenta de que su visión es exactamente la misma con corrección o sin ella cuando permanece un cierto tiempo en una habitación bastante oscura. Sin embargo, la miopía nocturna también aparece en visión fotópica, en la que se aprecian los colores de los objetos. Por ejemplo, resulta claro que, cuando miramos por un telescopio por la noche (como ocurría a Maskeline o a Rayleigh), podemos apreciar el color de las estrellas o los planetas y sus detalles (por ejemplo, podemos distinguir estrellas dobles), lo que nos indica que nuestro sistema visual está trabajando en condiciones fotópicas y la visión es foveal. Lo mismo ocurre cuando conducimos por la noche y apreciamos perfectamente el color de las farolas o los faros de los demás coches. Sin embargo, muchas personas, como antaño ocurrió a Maskeline o Rayleight, mejoran su visión al colocarse unas gafas con una cierta potencia negativa. En condiciones fotópicas, la explicación clásica de la miopía nocturna se basa en el hecho de que, durante el día, algunos ojos pueden tener una miopía no corregida que no es apreciada por el paciente al tener una pupila pequeña y un valor relativamente grande de profundidad de foco (Borish, 1970). En cambio, por la noche, cuando la pupila aumenta, la profundidad de foco disminuye y esa miopía se hace evidente para el paciente. Sin embargo, muchas de las personas correctamente refraccionadas en el gabinete (visión fotópica) con una pupila grande (por ejemplo, usando cicloplégico) también presentan miopía nocturna, con lo que esta explicación no resulta tampoco completamente satisfactoria. A lo largo de los últimos 50 años, ha habido otros estudios que han intentado dar una explicación definitiva de este fenómeno en base a la aberración esférica del ojo (diferencia de la potencia ocular para rayos que pasan a diferente distancia del centro de la pupila). Sin embargo, los estudios realizados hasta la fecha no han encontrado una clara relación entre dicha aberración y la miopía (Otero, 1948). El fenómeno de la miopía nocturna siempre ha llamado la atención del Dr. Norberto López-Gil, de la Universidad de Murcia, que, junto con otros tres científicos, S. Peixoto-de-Matos y J. M. GonzálezMéijome, de la Universidad do Minho en Portugal, y L. Thibos, de la Universidad de Indiana, EE.UU., llevaban trabajando desde hace más de 4 años en este tema. Los experimentos realizados han sido publicados recientemente en la revista Journal of Vision (López-Gil, 2012) y parecen arrojar definitivamente luz sobre este antiguo enigma. Estos científicos han podido comprobar que la corrección necesaria para visualizar objetos que vemos durante la noche es diferente (más miópica) que la necesaSeptiembre 2012 › Noticias de Investigación Frecuencia (nº de ojos) Recientes investigaciones ofrecen una nueva explicación al fenómeno de la miopía nocturna 10 8 6 4 2 0 -3.00 -2.00 -1.00 0.00 1.00 2.00 Refracción subjetiva (D) Figura 2. En el eje horizontal se presenta la diferencia entre la refracción obtenida usando un objeto blanco luminoso alejado (LED) sobre un fondo oscuro y la requerida por un optotipo (refracción estándar realizada en el gabinete). El eje vertical representa el número de pacientes que presentaban dicha diferencia. Como se aprecia, prácticamente todos los pacientes salvo uno requerían lentes más negativas para apreciar el objeto puntual. El valor medio del valor requerido fue de 0.9 D. ria para visualizar objetos durante el día, no solo porque las características de la óptica ocular puedan cambiar (como es el caso del tamaño pupilar, que es más grande por la noche), sino porque las características luminosas de los objetos que se aprecian por la noche es también diferente a la de los objetos vistos durante el día. Por el día, los objetos que apreciamos no suelen emitir luz propia sino que simplemente reflejan la recibida de objetos que la emiten por sí mismos o que, a su vez, también difunden luz. Un ejemplo simple lo tenemos cuando leemos este artículo. La luz de sol o las luces encendidas iluminan directa o indirectamente el papel que, a su vez, difunde la luz del texto hacia los ojos del lector. Por la noche, en cambio, podemos encontrarnos con una situación diferente, en la que observamos estrellas, carteles luminosos o faros de coches sobre un fondo mucho más oscuro. En ese caso, los objetos observados pueden presentar un contraste mucho mayor que el contraste observado durante el día. Esta situación, junto con el hecho de que la pupila es mayor y aumenta la aberración esférica, hace que la mayor parte de los ojos necesiten una corrección más negativa para apreciar más nítidamente los objetos luminosos (como puede ser un LED alejado) que la que necesitan por el día para ver los objetos menos contrastados (como el de un optotipo del gabinete). La Figura 2 muestra los resultados de la comprobación experimental de este hecho (López-Gil, 2012). El estudio publicado por estos autores ofrece una explicación novedosa que parece desvelar, por fin, la solución a este conocido fenómeno, que no solo se origina en condiciones de muy baja luminosidad, y cuya explicación ha permanecido, por tanto, oculta durante más de dos siglos. El trabajo ha sido cofi›nº 473 - nanciado por un proyecto de investigación concedido por la Fundación Séneca de la Región de Murcia y otro del Estado portugués, y han sido solicitadas dos patentes de sistemas ópticos capaces de medir la cantidad de miopía nocturna de los pacientes para que pueda ser corregida posteriormente mediante gafas o lentes de contacto convencionales. Bibliografía Artal P, Schwarz C, Cánovas C, Mira-Agudelo A (2012) Night Myopia Studied with an Adaptive Optics Visual Analyzer. PLoS ONE 7(7). Borish I. M. (1970). Clinical refraction (Vol. 1). Chicago: The Professional Press, Inc. Levene, J. R. (1965). Nevil Maskelyne, F.R.S., and the discovery of night myopia. Notes and Records of the Royal Society of London, 20:100–108. López-Gil, N., Peixoto-de-Matos, S. C., Thibos, L. N., & González-Méijome, J. M. (2012). Shedding light on night myopia. Journal of Vision, 12(5):4, 1–9, http://www.journalofvision.org/content/12/5/4, doi:10.1167/12.5.4 Otero, J. M., & Duran, A. (1943). Influencia del efecto de Purkinje combinado con la aberración cromática del ojo en la miopía nocturna. Anales de Física y Química, 39:567–578. Otero, J.M., Plaza, L., & Rios, M. (1948), Influencia de la aberración monocromática de apertura en la miopía nocturna, Anales de Física y Química, 44, 293-304. Otero, J. M., Plaza, L., & Salaverri, F. (1949). Absolute thresholds and night myopia. Journal of the optical Society of America, 39:167–172. Peixoto-de-Matos, SC. (2011). Prevalência e Grau de Miopia Noturna em Jovens Adultos Condutores de Automóveis. Tesis de Master. Universidade do Minho. Braga. Rayleigh, L. (1883). On the invisibility of small objects in a bad light. Proceedings of the Cambridge Philosophical Society, 4:324.