Dentro del juicio ordinario No. 104-2008 GNC que por nulidad absoluta de contrato sigue SANTOS DAVID NIETO AVILA contra JORGE WALTER GARZON SANCHEZ Y OTRA, se ha dictado lo que sigue: Juicio No. 104 – 2008 (3) Juez Ponente: Dr. Eduardo Bermúdez Coronel CORTE NACIONAL DE JUSTICIA. SALA DE LO CIVIL Y MERCANTIL.Quito, 29 de junio de 2012, las 10h30.VISTOS: 1. COMPETENCIA: En virtud de que los Jueces Nacionales que suscribimos hemos sido debidamente designados por el Consejo de la Judicatura de Transición mediante Resolución No. 004-2012 de 25 de enero de 2012 y, el Pleno de la Corte Nacional de Justicia, mediante Resolución de 30 de enero de 2012, nos designó para integrar esta Sala Especializada, y conforme el acta de sorteo que obra del cuaderno de casación somos competentes y avocamos conocimiento de esta causa, conforme el Art. 184.1 de la Constitución de la República, Art. 190.1 del Código Orgánico de la Función Judicial y Art. 1 de la Ley de Casación. 2. ANTECEDENTES: En lo principal, sube el proceso a esta Sala en virtud del recurso de casación oportunamente interpuesto por Santos David Nieto Ávila, de la sentencia proferida por la Segunda Sala de lo Civil y Mercantil de la Corte Superior de Justicia de Cuenca, ahora Corte Provincial, misma que confirma el fallo de primera instancia dictado por la Jueza Tercera de lo Civil del Azuay, que desestimó la acción de nulidad de contrato de compraventa que se adujo ser simulada y existir error esencial del consentimiento, propuesta contra Jorge Walter Garzón Sánchez y Ana Fabiola Aguirre Vintimilla. 3. FUNDAMENTOS DEL RECURSO: El recurrente alega como infringidas en la sentencia impugnada las disposiciones de derecho contenidas en los Arts. 23 numerales 23 y 26 y Art. 24 numeral 13 de la Constitución Política de 1998; Arts. 9, 10, 698, 707, 1460, 1461, 1483, 1699, 1704, 2413 del Código Civil; Arts. 208, 209 y 435 de la Ley Orgánica de Régimen Municipal; Arts. 116, 117, 121, inciso primero, 130, 143, 165, 207, 208 del Código de Procedimiento Civil; Arts. 19 literal a), 20 numeral 4, 27 numerales 2 y 3 y 28 numerales 2 y 3 de la Ley Notarial; y Art. 11 numeral 4 de la Ley de Registro; Arts. 1754 y 1732 del Código Civil; 164 y 170 del Código de Procedimiento Civil. Fundamenta el recurso en las causales primera, tercera, cuarta y quinta del Art. 3 de la Ley de Casación. Concluido el trámite de sustanciación, para resolver, se puntualiza: 4. CONSIDERACIONES ACERCA DEL RECURSO DE CASACIÓN: La casación es un medio de impugnación extraordinario, público y de derecho estricto; es recurso limitado desde que la Ley lo contempla para impugnar, por su intermedio, sólo determinadas sentencias. La casación es “recurso formalista, es decir, impone al recurrente, al estructurar la demanda con la que lo sustenta, el inexorable deber de observar todas las exigencias que exige la técnica de casación, a tal punto que el olvido 9 o desprecio de ellas conduce a la frustración del recurso y aún al rechazo in limine del correspondiente libelo” (Humberto Murcia Ballén, Recurso de Casación Civil, Bogotá, 2005, p. 71). El objetivo fundamental de la casación es atacar la sentencia que se impugna para invalidarla o anularla por los vicios de fondo o forma de los que puede adolecer, hecho que se verifica a través del cotejamiento riguroso y técnico de la sentencia con el ordenamiento jurídico vigente, lo que permite encontrar la procedencia o no de las causales invocadas. Este control de legalidad está confiado al más alto Tribunal de Justicia Ordinaria, que en el ejercicio de ese control así como el de constitucionalidad, lo que busca es garantizar la defensa del derecho objetivo en procura de la seguridad jurídica, pilar fundamental en el que se sustenta el Estado constitucional de derechos y justicia, la igualdad de los ciudadanos ante la ley, así como la unificación de la jurisprudencia a través del desarrollo de precedentes jurisprudenciales fundamentados en fallos de triple reiteración. La casación es recurso riguroso, restrictivo y formalista por lo que su interposición debe sujetarse necesaria e invariablemente a los requisitos previstos en la ley.- 5. ANÁLISIS DEL CASO CONCRETO EN RELACIÓN A LAS IMPUGNACIONES PRESENTADAS: 5.1. PRIMER CARGO: Cuando se acusa violación de las disposiciones constitucionales, este cargo debe ser analizado en primer lugar por el principio de supremacía constitucional establecido en los Art. 424 y 425 de la Constitución de la República, que es norma suprema del Estado y fuente fundamental y fundamentadora del ordenamiento jurídico, a la cual ha de ajustarse todo el ordenamiento infraconstitucional y las actuaciones de jueces, autoridades públicas y ciudadanos. No basta con alegar que se ha violado, in genere, un derecho fundamental, sino que debe expresarse en forma concreta y precisa la manera cómo ha ocurrido. En la especie, el recurrente formula el cargo como fundamento de la causal quinta, por lo que se lo revisará en ese contexto. 5.2. SEGUNDO CARGO: El recurrente expresa respecto a la causal quinta “Es incuestionable que la sentencia pronunciada no contiene los requisitos exigidos en la ley, pues omite dicho Tribunal fundamentar apropiadamente la sentencia pese a que expresamente se solicitó se aclare y amplíe, violándose de este modo el mandato constitucional taxativo e imperativo constante del numeral trece del Art. 24 de la Carta Fundamental”. El Art. 3 de la Ley de Casación establece que el recurso de casación sólo podrá fundarse en las siguientes causales: “5ta. Cuando la sentencia o auto no contuvieren los requisitos exigidos por la Ley o en su parte dispositiva se adoptan decisiones contradictorias o incompatibles”. El precepto transcrito establece defectos en la estructura del fallo en cuanto no contiene los requisitos exigidos por la ley, y, la contradicción o incompatibilidad en su parte dispositiva. “Debe entenderse que estos vicios emanan del simple análisis del fallo cuestionado y no de la confrontación entre éste, la demanda y la contestación, ya que en esta última hipótesis estaríamos frente a los vicios contemplados en la causal cuarta”. (Dr. Santiago Andrade U. La Casación Civil En El Ecuador, Andrade & Asociados, Fondo Editorial, Quito, 2005, p. 135). 5.2.1. La sentencia que se impugna es incongruente cuando se contradice a 9 sí misma y será inconsistente cuando la conclusión del silogismo no se encuentra respaldado por sus premisas. Este tribunal de casación encuentra que la sentencia que se impugna está estructurada lógicamente en su parte expositiva, considerativa y resolutiva, dividida en diez considerandos y resolución, se enuncia las normas en que se sustenta y explica la pertinencia de su aplicación a los antecedentes de hecho, por lo que es un fallo motivado, pues cumple la previsión del Art. 24.13, de la Constitución Política de 1998. La ubicación de esta garantía dentro de la parte dogmática de la Constitución, integrada a las garantías procesales como derivación del principio de la inviolabilidad de la defensa en juicio, connota que protege un derecho fundamental de inexcusable observancia en toda resolución, administrativa o judicial, en que se decida derechos y obligaciones. Derecho de carácter público y naturaleza subjetiva desde que son titulares todos quienes acceden a los tribunales y órganos de la administración pública en procura de la tutela judicial efectiva de sus intereses, por ello que la motivación se concreta como criterio diferenciador entre racionalidad y arbitrariedad a través del proceso intelectual que lleva a resolver en determinado sentido. 5.2.2 La articulación de un razonamiento justificativo en la sentencia representa el fundamento de la motivación, en cuanto explicación de lo hecho o resuelto con motivo o suficiente razón. En la especie, se ha examinado y concretado el hecho y el derecho aplicable al caso y explicado su conexión con el ordenamiento jurídico, por lo que se desestima el cargo. 5.3. TERCER CARGO: Consta del escrito de interposición del recurso: “Al aplicar el Tribunal ad quem en forma indebida la disposición del Art. 1754 del Código Civil, resuelve sobre algo que no fue materia del litigio”. La causal cuarta del Art. 3 de la Ley de Casación, recoge los vicios de ultra y extra petita, así como los de citra petita o mínima petita mismos que implican inconsonancia o incongruencia resultante del cotejo o confrontación de la parte resolutiva del fallo con las pretensiones de la demanda y las excepciones propuestas. 5.3.1. La ex Corte Suprema de Justicia al respecto se ha pronunciado: “ … es principio de derecho intangible que la justicia civil es rogada, de cuyo dogma es consecuencia el que los jueces y tribunales al resolver, deben atenerse a los puntos que se les ha sometido oportuna y debidamente a la decisión o sea en los términos en que quedó trabada la litis. Esto es, que sólo en la demanda y en la contestación a la demanda, se fijan definitivamente los términos del debate y el alcance de la sentencia. En materia civil, siempre que se trate de conocer si hay identidad entre una sentencia y una demanda, el factor determinante es la pretensión aducida en ésta y resuelta en aquélla, pues que en la demanda se encierra la pretensión del demandante. El principio de la congruencia resumido en los siguientes principios jurídicos: Sentencia debet esse conformis libelo ne eat judex, ultra extra o citra petita partium in taatum litigatum quantum judicatum, judex judicare debet secundum alligata et probata delimita el contenido de la sentencia en tanto cuanto esta debe proferirse de acuerdo con el sentido y alcance de las pretensiones o impugnaciones y excepciones o defensas oportunamente aducidas a fin de que exista la identidad jurídica entre lo pedido y lo resuelto” (G.J. Serie 9 XVI, No. 4, pp. 895 y 896). La incongruencia constituye error in procedendo que se manifiesta en estos eventos: 1. Cuando se otorga más de lo pedido (plus o ultra petita); 2. Cuando se otorga algo distinto a lo pedido (extra petita); y, 3. Cuando se deja de resolver sobre lo pedido (citra petita). Por tanto, el defecto procesal de incongruencia, debe resultar de la comparación entre la súplica de la demanda y la parte dispositiva de la sentencia. Como lógica consecuencia “Las causales de casación vienen a constituir el piso o la base sobre los cuales deben edificar los cargos y que el recurrente le formula a la sentencia impugnada”. (Humberto Murcia Ballén, Recurso de Casación Civil, Tercera Edición, Ediciones Jurídicas Gustavo Ibañez, Bogotá, 2005, p. 257). 5.3.2. La pretensión del recurrente, manifestada en el libelo de demanda, es que “Se declare nulo, de nulidad absoluta, el contrato contenido en las escrituras … por ser simuladas y existir error esencial del consentimiento, es decir, no ha habido concurso de voluntades por la simulación fraguada a sabiendas, premeditadamente, en forma dolosa y colusoria, con el afán de perjudicar a terceros”. El precepto legal del Art. 1754 del Código Civil, que dice el recurrente se ha vulnerado aplicándolo indebidamente, establece que la venta de cosa ajena vale, sin perjuicio de los derechos del dueño de la cosa vendida, mientras no se extingan por el transcurso del tiempo. Norma legal aplicable en este caso en su verdadero alcance y significación, pero lo que sostiene el recurrente es todo lo contrario al demandar la nulidad del contrato de compraventa y por los hechos que aduce. Siendo válida, por mandato expreso de la ley, la venta de cosa ajena, una demanda de nulidad fundamentada en este motivo es injurídica y se rechaza por sí misma, por improcedente se desestima la impugnación. 5.4. CUARTO CARGO: Dice el recurrente “En la sentencia que estoy impugnando se deja de aplicar lo dispuesto en los Arts. 116, 117, 121 inciso primero, 130, 143, 165, 207, 208, y 248 del Código de Procedimiento Civil, lo cual determina a su vez, la falta de aplicación de las normas sustantivas y constitucionales antes citadas, así como la indebida aplicación de la disposición de los Arts. 1754 y 1732 del Código Civil, de los Arts. 164 y 170 del Código de Procedimiento Civil y de los Arts. 29 y 44 de la Ley Notarial; y, conlleva además a la interpretación errónea de las disposiciones de los Arts. 1478, 1482, 1697, 1698, 1717 y 1740 del Código Civil”. 5.4.1. La causal invocada, para su procedencia, que en doctrina se la conoce como de violación indirecta de la norma, es necesario que se encuentren reunidos los siguientes presupuestos básicos: a) la indicación de la norma o normas de la valoración de la prueba que a criterio del recurrente ha sido violentada; b) la forma en que se ha incurrido en la infracción, si por aplicación indebida, falta de aplicación o errónea interpretación; c) la determinación del medio de prueba en que se produjo la infracción; d) la infracción de norma o normas de derecho sustancial por equivocada aplicación o por no aplicación; y, e) la explicación lógica y jurídica del nexo causal entre la primera infracción de norma de valoración de la prueba y la segunda infracción de norma sustantiva o material. Quien recurre, al invocar esta causal, debe justificar la existencia de dos infracciones, la primera de una norma de valoración de la prueba, y, la segunda, la violación de una disposición sustantiva o material que ha sido afectada como consecuencia de la primera infracción, por lo 9 que es necesario se demuestre la existencia del nexo de causalidad entre una y otra; dice el casacionista “ … el Tribunal ad quem debía realizar análisis prolijo de todo el material probatorio aportado única y exclusivamente por el exponente y no limitarse a calificar como prueba válida solamente el contenido de las escrituras públicas impugnadas” Por el principio de la contradicción de la prueba, la parte contra quien se opone una prueba debe gozar de oportunidad procesal para conocerla y discutirla, incluyendo en esto el derecho de contraprobar; es decir, que debe incorporarse al proceso con conocimiento y audiencia de todas las partes. “Su vinculación con los principios de la unidad y la comunidad de la prueba radica en que si las partes pueden hacer uso en su beneficio de los medios aportados, por el contrario, es obvio que también deben estar autorizadas para intervenir en su práctica. Se relaciona, asimismo, con el de lealtad de la prueba, pues esta no puede existir sin la oportunidad de contradecirla. Viola este principio la prueba practicada con desconocimiento de los litigantes …”. Universidad, Buenos Aires, 1992, p. 16).- 5.4.2. (Víctor De Santo, La Prueba Judicial, Ed. El recurrente no cumple con la carga de demostrar la existencia del nexo de causalidad entre las normas procesales vulneradas y los preceptos legales de derecho sustancial que se arguye han sido aplicadas o indebidamente aplicadas. Se puntualiza que no se puede interpretar erróneamente preceptos que no se han aplicado en la sentencia impugnada, ni se puede alegar falta de aplicación de preceptos que han sido precisamente invocados en aquélla. Por lo que se rechaza el cargo.- 5.5 QUINTO CARGO: 5.5.1. Expresa el recurrente que en la sentencia que impugna, existe “Falta de aplicación de las normas de derecho constantes en los Arts. 9, 10, 698, 708, 1460, 1461, 1483, 1699, 1704, 2413 del Código Civil, de los Arts. 208, 29 y 435 de la Ley Orgánica de Régimen Municipal, lo que lleva a la aplicación indebida del Art. 1754 del mismo Código Civil, pues el Tribunal ad quem, con análisis muy subjetivo, dice textualmente en la parte final del considerando Sexto de la sentencia: “Ana Fabiola Aguirre Vintimilla es dueña del terreno ubicado en el Barrio Quinta Chica, ya que ha adquirido por compra efectuada a Walter Garzón Sánchez, cuyas escrituras han sido presentadas con la demanda, por manera que todo cuanto se ha dicho en la demanda, con relación a los derechos que le asisten al actor, se ha fundamentado en esta prueba, que a no dudarlo es prueba ineficiente para el actor y eficiente para los demandados, porque constan en los respectivos títulos escriturarios, que son lícitos; hay en el presente caso, resultado de una venta de cosa ajena que es válida de acuerdo con la ley, confiriendo derechos a la compradora”. Continúa el recurrente, “este análisis es tan subjetivo, pues no se aplica el mandato constitucional del numeral 13 del Art. 24 de la Constitución Política del Estado, para fundamentarlo en derecho”. 5.5.2. El casacionista alega falta de fundamentación de la sentencia que impugna, hecho que se encasilla en la causal quinta del Art. 3 de la Ley de Casación y que ya fue objeto de su análisis. El casacionista reclama la falta de aplicación de la sentencia proferida por la Primera Sala de lo Civil y Mercantil de la ex Corte Suprema de Justicia, publicada en el R. O. No. 399 de 17 de noviembre de 2006, resolución que se refiere a la venta de cosa ajena, a su validez, excepto en el evento de faltarle al comprador 9 la buena fe y por lo que habría objeto ilícito o causa ilícita, según la tesis doctrinaria que se escoja. El Art. 19 de la Ley de Casación es el presupuesto de la causal primera, en cuanto dota de valor normativo a los fallos de casación al disponer que constituyan precedentes para la aplicación de la ley y en caso de triple reiteración, de precedente obligatorio y vinculante, lo que se traduce en fuerza obligatoria para la interpretación y aplicación de la leyes respecto de todos los jueces, excepto para la Corte Nacional de Justicia, con el fin de evitar la “cristalización de la jurisprudencia”. Mientras no exista la triple reiteración, la existencia de precedente jurisprudencial, que es lo que acontece en la especie, el precepto del Art. 19 antes citado no impide a los jueces de instancia el apartarse de ellos, lo que no acontece en la especie, pues que el recurrente sustentó la causa petendi, nulidad de contrato por ser simulada la escritura pública y error esencial del consentimiento. 5.5.3. Este Tribunal puntualiza que el Código Civil del Ecuador, que siguió el modelo del de Chile, prevé que la venta de cosa ajena es válida; en efecto, el Art. 1354 establece: “Venta de Cosa Ajena. La venta de cosa ajena vale, sin perjuicio de los derechos del dueño de la cosa vendida, mientras no se extinga por el transcurso del tiempo”. Su consecuencia: Los efectos que la compraventa de cosa ajena da lugar son que, siendo válido el contrato obliga al vendedor la entrega de la cosa y al comprador el pago del precio; respecto de la situación del dueño de la cosa, “La razón natural nos está diciendo que el contrato no puede afectarle, porque no ha sido parte en el contrato; y el Art. 1818 (1758 en el Código del Ecuador) lo reconoce expresamente así, porque dice que la venta de cosa ajena, ratificada después por el dueño, confiere al comprador los derechos de tal, desde la fecha de la venta” (Arturo Alessandri R. , Derecho Civil. De Los Contratos, Ed. Zamorano y Caperan, Santiago, 1976, p. 100). En cuanto a los efectos de la venta de cosa ajena, el Código de lo Civil del Ecuador, de Chile y de aquellos que fueron redactados con el modelo de Andrés Bello, se apartan del sistema del Código Francés, en el que el contrato como tal es modo de adquirir del dominio (sin que se requiera de la tradición como el caso de Ecuador en el que, la compraventa de inmueble es título traslativo de dominio y la tradición es modo de adquirirlo) por lo que no puede ser válida la venta de cosa ajena. “La venta de cosa ajena vale, porque el contrato de compraventa impone simplemente al vendedor la obligación de entregar la cosa, y porque habiendo una cosa sobre la que recaiga el consentimiento de las partes, que sea determinada, lícita y existente, el contrato puede formarse válidamente; la obligación del vendedor no es hacer dueño de la cosa al comprador, sino darle la posesión pacífica de la cosa”. (Arturo Alessandri R., op. cit. p. 100).- 5.5.4. La nulidad absoluta del contrato que se reclama es porque “el contrato fue simulado y existe error esencial del consentimiento”. Se puntualiza que la nulidad y la rescisión están concebidas “como una pena de orden civil establecida para los casos de infracción de las disposiciones que señalan los requisitos que deben llenar los actos jurídicos y que consiste en negar a los mismos de todo efecto civil” (Arturo Alessandri R., ídem p. 71). Es ésta la razón por la que la nulidad es excepción al derecho común en cuanto presume la validez de los actos jurídicos y que sólo puede existir –la nulidad- en virtud de un texto expreso de la ley, que así lo 9 establezca. Como se dijo, el recurrente demandó la nulidad absoluta de contrato por los hechos antes expuestos. En principio, lo simulado es lo opuesto a lo verdadero y real. “Hay simulación cuando se celebra una convención aparente, cuyos efectos son modificados o suprimidos por otra contemporánea de la primera, y destinada a permanecer en secreto” (Marcel Planiol y Georges Ripert, Derecho Civil, Primera Serie, Volumen 8, Oxford University Press, México, Litográfica Ingramex, S. A., 2001, p. 871). Un acto jurídico simulado, “es el que tiene apariencia contraria a la realidad, o porque no existe en lo absoluto, o porque es distinto de como aparece. Está destinado a producir una ilusión en el público, o porque induce a creer en su existencia, cuando en verdad no se realizó o porque produce una imagen distinta de su verdadera naturaleza”. (César Coronel Jones, La Simulación de los Actos Jurídicos, Editorial Nomos Ltda., Bogotá, 1989, p. 22). La estructura que explica la naturaleza jurídica del acto simulado, en la forma que detalla el autor antes citado: “ … dos contratantes, para sus particulares fines se proponen engañar a terceros, al efecto declaran querer un acto o contrato determinado cuando en realidad no lo quieren llevar a cabo. Exteriormente celebran el acto cuando en la realidad no lo desean, nada hacen. Esta declaración falsa de su querer, va encaminada a engendrar en los terceros una ilusión, una falsa imagen de la realidad para que estos procedan como si se hubiere celebrado el acto, cuando en realidad nada ha pasado. Si lo que se fingió fue una enajenación o una obligación, han hecho creer al público o en una transferencia que no existe (porque el bien continúa en el patrimonio del supuesto enajenante) o en la constitución de una deuda puramente imaginaria (porque el deudor aparente no queda obligado). Igual cosa sucede cuando se disimula un negocio bajo la apariencia de otro. Los contratantes han declarado vender, cuando en realidad quisieron donar. Los terceros se engañan creyendo que es venta. En la simulación, entonces, los contratantes están de acuerdo sobre la apariencia del acto, que no llevan a cabo realmente, o al menos no en la forma visible de que se sirven y ésto, como un instrumento para engañar a terceros”. (César Coronel Jones, op. cit., pp. 22 y 23). 5.5.5. La simulación es un acto jurídico en cuanto manifestación de voluntad que se hace con la intención de crear, modificar o extinguir un derecho, tiene el carácter de contrato en relación con las partes, en tanto que frente a terceros, si es ilícita, es un hecho ilícito, un delito civil; por ello que, cuando la simulación envuelve fraude, es éste el que invalida el acto, no el hecho de la simulación en sí, sino la mala fe, el fraude. El Art. 1724 del Código Civil reconoce valor contractual respecto de las partes a los contratos simulados, en cuanto establece que las escrituras privadas (contraescrituras) hechas por los contratantes, para alterar lo pactado en escritura pública, no surtirán efecto contra terceros. La simulación se diferencia del dolo en cuanto éste, el dolo, solamente se dirige contra una de las partes, sea por la otra o, por un tercero, la simulación es un entendimiento entre las partes contra terceros; el dolo procura obtener el consentimiento de una de las partes, engañándola, en tanto que en la simulación las partes dan su consentimiento, ninguna de ellas es engañada. En consecuencia, la simulación no es vicio del consentimiento. Si es manera de manifestarlo, mal puede ser un vicio de éste. El Art. 1467 del Código 9 Civil, establece que los vicios del consentimiento son error, fuerza y dolo, sin que se incluya a la simulación. Respecto a los efectos de la simulación, ella no es causa de nulidad, “ … aunque la simulación sea fraudulenta, no es ella la causa de la nulidad. Si el acto resulta nulo, no se debe a que sea simulado, sino a que existe una razón particular para anularlo”. (Planiol y Ripert, op. cit., p. 872). 5.5.6. El casacionista encuentra que la simulación que afirma existir en el contrato de compraventa conlleva “error esencial del consentimiento” y a través de esta afirmación construye la argumentación para sustentar el recurso en la causal primera del Art. 3 de la Ley de Casación, misma que contradice a lo que se deja expresado. Por la causal primera del Art. 3 de la Ley de Casación, se imputa vicios in iudicando por aplicación indebida, falta de aplicación o errónea interpretación de normas de derecho, incluyendo los precedentes jurisprudenciales en la sentencia o auto, que hayan sido determinantes de su parte dispositiva. Este vicio de juzgamiento, violación directa de la ley, concurre cuando: 1.- El juzgador deja de aplicar la norma sustantiva al caso controvertido, por lo que, de haberlo hecho, habría determinado que lo resuelto en la sentencia sea distinto. 2.- Cuando el juzgador entiende rectamente la norma, pero la aplica a un supuesto fáctico diferente del hipotético previsto en ella, por lo que se incurre así en error en la equivocada relación del precepto con el caso controvertido; y, 3.- El juzgador incurre en yerro de hermenéutica, de interpretación jurídica, al interpretar la norma atribuyéndole un sentido y alcance que en realidad no los tiene. Ninguno de estos eventos concurre en la sentencia impugnada. 6. DECISIÓN EN SENTENCIA: Por la motivación que antecede, este Tribunal de la Sala de lo Civil y Mercantil, ADMINISTRANDO JUSTICIA, EN NOMBRE DEL PUEBLO SOBERANO DEL ECUADOR, Y POR AUTORIDAD DE LA CONSTITUCIÓN Y LAS LEYES DE LA REPÚBLICA, no casa la sentencia proferida por la Segunda Sala de lo Civil y Mercantil de la Corte Superior de Justicia de Cuenca, hoy Corte Provincial. Sin costas ni multas. Entréguese el monto de la caución a la parte perjudicada por la demora. Notifíquese y devuélvase.ff) Dr. Eduardo Bermúdez Coronel, Dr. Álvaro Ojeda Hidalgo; y, Dra. Paulina Aguirre Suárez, JUECES NACIONALES.- Certifico. ff) Dra. Lucía Toledo Puebla.-SECRETARIA RELATORA.RAZON:- Siento por tal que la copia que antecede es igual a su original. Certifico. Quito, a 29 de junio de 2012. Dra. Lucía Toledo Puebla SECRETARIA RELATORA 9