Revista Iberoamericana, Vol. LXXI, Núm. 213, Octubre-Diciembre 2005, 1239-1256 RALPH BAUER. The Cultural Geography of Colonial American Literatures, Empire, Travel, Modernity. Cambridge: Cambridge University Press, 2003. The Cultural Geography of Colonial American Literatures es un estudio de carácter fundamentalmente histórico-literario que indaga en la producción textual en el contexto del colonialismo europeo en las Américas desde el siglo XV hasta el siglo XVIII. En su consideración del impacto de la evolución de la prosa colonial en la epistemología de modernidad temprana en Europa, Bauer parte de la perspectiva de lo transatlántico. Por este motivo, su análisis cuenta con un eje fuertemente comparatista que le permite identificar trayectorias textuales que suelen quedar en los márgenes de estudios más tradicionales que operan dentro de las fronteras de lo nacional. La Nueva España, Virginia, Chile, Nueva Inglaterra, Perú y Nueva York forman parte de la geografía cultural que propone Bauer que, en definitiva, logra reestablecer una serie de rutas textuales transatlánticas a partir de un análisis histórico y literario riguroso de los materiales en cuestión. En tándem con la implementación de una perspectiva transatlántica, hay una consigna explícita de abordar los desafíos que la textualidad colonial representa para las categorías de análisis literario tradicionales. Al ver la textualidad transatlántica de la modernidad temprana como un fenómeno hemisférico, las categorías histórico-literarias decimonónicas, construidas a partir del modelo de lo nacional, tienden a borrar el tipo de conexiones que le interesan a Bauer. Por lo tanto este libro propone analizar la producción textual entre los siglos XV y XVIII en un contexto transatlántico, transnacional y hemisférico. A la vez, y siguiendo las ideas de Fredric Jameson, Bauer analiza cómo la literatura funciona y se organiza como modo de producción de conocimiento en un momento de “mercantilismo epistémico”. Es a partir de la idea del mercantilismo epistémico de la modernidad temprana que Bauer aborda las dimensiones geopolíticas del desarrollo de la prosa desde el punto de vista de la América colonial en español y en inglés. Se pregunta, por ejemplo, por qué la novela es un género que no se desarrolla en la textualidad colonial americana en el siglo XVII, mientras que en Europa encontramos obras como la Utopia de More, o Don Quijote de Cervantes. Para Bauer, la respuesta tendrá que ver fundamentalmente con una división 1240 RESEÑAS del trabajo intelectual en la producción del conocimiento, división basada en un modelo hegemónico de metrópolis-periferia. No sorprende entonces que Bauer adopte el modelo que Ángel Rama expusiera en La ciudad letrada y lo utilice para articular un modelo hegemónico más amplio (texto que le sirve también como eje para comparar la organización administrativa de las colonias de España vis á vis las de Inglaterra). El primer capítulo es el que establece la perspectiva transatlántica-hemisférica y por ende comparatista del estudio, ponderando los desafíos que representa el análisis históricoliterario de la textualidad colonial americana, y la idea de que la producción textual de la modernidad temprana está caracterizada por la división hegemónica del trabajo intelectual. Estos puntos se exponen más detalladamente y en contexto en los capítulos subsiguientes. En el segundo capítulo, se trazan los cambios en el discurso imperialista español (de la conquista a la pacificación) por medio del análisis retórico de los Naufragios y Comentarios de Alvar Núñez Cabeza de Vaca en el contexto histórico de sus dos primeras ediciones. Esta consideración histórica tiene en cuenta aspectos fundamentales de la monarquía católica española en el siglo XVI. Siguiendo principalmente los estudios ya más que clásicos de José Antonio Maravall y Marcel Bataillon, Bauer resalta detalladamente la institucionalización de la doctrina contrarreformista y el impacto de las instituciones religiosas en la conquista. En este contexto, Bauer identifica un conflicto en el proyecto imperialista español, que por un lado busca la centralización y por otro la expansión. Sostiene que las dos ediciones de los Naufragios de Alvar Núñez manifiestan ideas cambiantes y conflictivas del imperio, y que su narrativa acerca del Nuevo Mundo marca el comienzo de un periodo de “mercantilismo epistémico” en que se redefine la división del trabajo intelectual. Es en el tercer capítulo que Bauer continúa con una elaboración interesantísima sobre la división del trabajo intelectual y las rutas textuales del siglo XVI, al llevar nuestra atención a la incidencia de los textos de Alvar Núñez en otro lugar de la geografía cultural de la época: el escritorio del inglés Samuel Purchas, quien los editó y tradujo al inglés. En el capítulo se contextualiza la organización del conocimiento según Purchas en el desarrollo del discurso imperial de la Inglaterra del comienzo del XVII, organización basada en la idea de la división del trabajo intelectual. Se termina comparando el proyecto historiográfico de Purchas con el de John Smith. El proyecto de Smith marcaría una serie de divergencias con el modelo hegemónico de Purchas, o sea, el de la historiografía metropolitana que se servía de la acumulación de documentos y observaciones de carácter empírico (y que según Bauer obedece a los principios científicos de Francis Bacon). Bauer resalta que el modelo retórico de Smith forma parte de una tradición en que el historiador debía ser tanto testigo como actor de la historia, modelo que ayudaría a consolidar la emergencia de la narrativa y la historiografía colonial criollas. Estas cuestionarían la división del trabajo intelectual que se manifiesta en la producción de obras como la de Purchas: los exploradores/observadores/testigos en la periferia geográfica del imperio reúnen el material “crudo” que solamente el editor/traductor/historiador en la metrópolis imperial tendrá la autoridad de reorganizar retóricamente y transformar en Historia. El cuarto capítulo desarrolla el modelo historiográfico criollo divergente, por medio de la comparación de dos relatos de cautiverio del siglo XVII (Francisco Núñez de Piñeda, Chile, y Mary White Rowlandson, Nueva Inglaterra). El capítulo explora la pregunta, ¿de RESEÑAS 1241 qué modo se ve afectada la forma del texto por la localización (periférica) de su autor? Esta vez, Bauer sostendrá que, al ser ciudadanos excluidos del imperio, los criollos en general se apropiaron de los modelos narrativos europeos, transculturándolos y creando una plataforma de resistencia geopolítica. Según el autor, estos modelos narrativos transculturados podían subvertir la ideología imperial de un modo similar a como el contrabando intervino en la manufactura colonial y la piratería en el orden económico del imperio. También examina el impacto de la presencia de escritores criollos en el discurso de las ciencias naturales en el siglo XVII, enfocándose específicamente en la relación entre la figura del criollo y el teorema básico de las ciencias naturales de los siglos XVII y XVIII –que postula que la localización geográfica determina las facultades del ser humano– y cómo esta idea otorgó una razón “científica” a la división del trabajo intelectual y al poder administrativo y político dentro de la geografía imperial. Según Bauer, no solo fueron los criollos “mano de obra”, sino que en el siglo XVII se constituyeron más como objetos de estudio que como sujetos científicos. Esta cuestión se continúa en el capítulo cinco, que nos lleva a la ciudad de México, y a Los infortunios que Alonso Ramírez natural de la Ciudad de S. Juan de Puerto Rico padeció en poder de Ingleses Piratas, de Carlos de Sigüenza y Góngora. Bauer se pregunta por qué el astrónomo mexicano transcribió la historia de Alonso Ramírez, sosteniendo que su interés radicaría en que la narrativa del criollo cautivo y empobrecido manifiesta una crítica de la política económica mercantilista de España en el Nuevo Mundo. Según Bauer, esta visión crítica produce una homología entre la piratería inglesa protestante y la administración española católica, que a su vez desestabiliza las oposiciones ideológicas latentes en las representaciones imperiales del pirata protestante (inglés/español, hereje/católico), exponiendo el mercantilismo (epistémico) de España como una forma de piratería y al criollo como cautivo del imperio. Los últimos dos capítulos del libro analizan las implicaciones del cambio de paradigma científico del siglo XVIII, en que el debate sobre la influencia del medioambiente en las facultades intelectuales del ser humano, sostiene Bauer, genera una subdisciplina que llama “la historia natural de la autoría científica”, que se dedica principalmente a criticar y censurar el testimonio empírico. Bauer enfoca su análisis en la evolución de la prosa colonial del siglo XVIII, abordando tres textos (Creolean humours de Willian Byrd, Letters from an American Farmer de Hector St. John de Crèvecoeur, El lazarillo de ciegos caminantes de Alonso Carrió de la Vandera). Concluye que la respuesta criolla al cambio de paradigma científico se manifiesta en la producción de formas transculturadas, que funcionan como sátiras metahistóricas de la producción de conocimiento imperial, desestabilizando los principios de la filosofía de Bacon y más adelante la de Newton, y parodiando a la vez la idea de la inferioridad intelectual del sujeto de la periferia geográfica colonial. The Cultural Geography of Colonial American Literatures es un libro apto para quienes aprecien una serie de lecturas atinadas y rigurosas. Los especialistas del campo notarán que el interés de Bauer en la evolución de la prosa en el contexto de la geografía cultural imperialista de España e Inglaterra parte de un interés teórico de recalcar y precisar los ejes norte-sur, este-oeste en el debate y la propuesta de los estudios coloniales americanos. No presenta una bibliografía despampanante, sino que hace hincapié en textos clásicos de alto calibre que son claves y reconocidos en sus respectivos campos. En 1242 RESEÑAS este sentido, es claro que Bauer tiene en mente convocar a lectores de campos hasta ahora distantes. Lo innovador y arrojado de The Cultural Geography of Colonial American Literatures es el abordaje comparatista que propone, trabajo necesario y difícil que supone tener un manejo apropiado de lo que normalmente se consideran tradiciones separadas, aspecto en el cual Bauer demuestra cierto virtuosismo y un justísimo equilibrio. Sin embargo, la dificultad de este tipo de abordaje se manifiesta en este estudio también (y Bauer lo reconoce), ya que aunque se proponga una visión transatlántica-hemisférica de la textualidad colonial americana, Portugal, el Brasil, Francia y Holanda brillan por su ausencia tanto en el contexto histórico como en la geografía cultural representados. Sin embargo, a pesar de estas omisiones, la propuesta más contundente del libro está muy bien lograda, ya que presenta un modelo de análisis que, en definitiva, puede ser utilizado en estudios coloniales para continuar expandiendo la propuesta comparatista y para fomentar el diálogo entre diferentes campos. University of Pennsylvania LAURA CATELLI GONZALO AGUILAR. Poesía concreta brasileña: las vanguardias en la encrucijada modernista. Rosario: Beatriz Viterbo, 2003. Puede resultar obvio, pero en este caso es fundamental decirlo: el libro de Gonzalo Aguilar es el producto de una seria, detallada y lúcida investigación sobre el movimiento de poesía concreta que irrumpió en la escena cultural brasileña a mediados de los años cincuenta y se proyectó, con significativa relevancia, en la década posterior. La lectura de este título no deja dudas acerca de la excelencia de un estudio cuyo mayor valor reside en haber constituido su objeto a partir de líneas de análisis originales que buscan cuestionar la doxa en la que la crítica literaria suele quedar congelada. En efecto, atravesando con pericia las fronteras lingüísticas, Aguilar aborda uno de los movimientos literarios que más debates ha suscitado en el ámbito cultural brasileño y que, con una persistente y llamativa vigencia, continúa generando posiciones extremas de adhesión o rechazo. Tal vez su condición extranjera y, sin duda, una pertinente perspectiva teórica, le permitieron al autor adoptar una posición de equilibrio que, sin enmascarar la pasión que movilizó el estudio, evita tanto la obstinación de la condena como la comodidad de la apología. En otras palabras, Aguilar consigue realizar su propósito de producir “un discurso crítico que se guíe por sus propias opciones conceptuales y no por esquemas heredados” (14) y, para lograrlo se detiene, por un lado, en el análisis de la particularidad expresiva de la poética concreta, reconociendo la peculiaridad de sus procedimientos y de las categorías que ella misma produce y, por otro, en el gesto de intervención cultural que el movimiento concreto adoptó en tanto práctica de vanguardia que buscaba destituir las lógicas habituales de producción, circulación, legitimación y recepción de la obra de arte. Es decir, para el autor se trata no solo de reconocer el gesto de ruptura de la poética concreta en términos textuales, sino también de abrir la singularidad de este objeto a otros procesos culturales con los cuales estaba en diálogo. Una revisión crítica de la teoría de la