Módulo 3 Los HC en la obesidad obesidad, dislipemias

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BLOQUE 3: LOS HC EN LA OBESIDAD, DISLIPEMIAS, DIABETES Y
SÍNDROME METABÓLICO
•
HC y obesidad
Según la definición clásica, la obesidad es un aumento de peso o un exceso de
grasa corporal en relación con el peso estándar, que viene dado fundamentalmente
por la talla, el sexo y la edad. En realidad, la obesidad es un exceso de tejido graso
y no solamente de peso.
Para clasificar el estado ponderal de la persona, y conocer la desviación de peso
del obeso, se utiliza el índice de Quetelec o índice de masa corporal (IMC), basado
en la relación peso/talla, reconocido como la referencia internacional.
Indice de Quetelec o IMC = Peso (kg) / Talla (m)2
La SEEDO (Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad) en el consenso del
año 2000 propuso una clasificación:
Valores límites del IMC (kg/m2)
Peso insuficiente
<18.5
Normopeso
18.5 - 24.9
Sobrepeso grado I
25
- 26.9
Sobrepeso grado II (preobesidad)
27
- 29.9
Obesidad tipo I
30
- 34.9
Obesidad tipo II
35
- 39.9
Obesidad tipo III (mórbida)
40
- 49.9
Obesidad tipo IV (extrema)
> 50
Según
las
estadísticas
de
Stunkard
y
cols,
en
las
clases
socioeconómicamente más elevadas la obesidad no alcanza a más de un 5% de los
individuos,
mientras
que
en
los
estratos
más
bajos
Posteriormente, otros estudios han corroborado este hecho.
afecta
a
un
30%.
La edad y el sexo también influyen, siendo la obesidad, en general, más
frecuente en individuos de 50-55 años que en los de 30-34 años, y de
predominancia femenina.
Una característica en la manera de comer de la inmensa mayoría de los
países desarrollados es que el papel de las grasas y de las proteínas ha adquirido
un protagonismo excesivo y ha hecho retroceder el consumo de hidratos de
carbono hasta porcentajes muy inferiores a los niveles considerados como
adecuados. Y a pesar del ‘papel decisivo’ de los hidratos de carbono en la
actividad metabólica, una información poco rigurosa sobre el tema ha
determinado su mala imagen.
Pero, ¿son en realidad son los hidratos de carbono los responsables
de la obesidad?
No, ya que su consumo diario es imprescindible dentro de una dieta equilibrada. No
obstante, si se excede el consumo de alimentos ricos en hidratos de carbono
además de otros ricos en grasas pueden ser uno de los factores que predispongan
al sobrepeso u obesidad.
Pero, ¿cuál es la línea que separa ambos conceptos?. Para empezar, es necesario
afirmar
rotundamente
que
una
alimentación
equilibrada
requiere
que
aproximadamente el 55% de las calorías ingeridas sean aportadas por hidratos de
carbono. Incluso en personas con problemas de obesidad (sea el grado que sea),
conviene que la presencia de los hidratos no se encuentre por debajo del 50% del
valor calórico total.
También es importante recordar que el contenido energético de los hidratos
de carbono es de 4 kcal por gramo de alimento ingerido, muy lejos de las 9 kcal
que aporta cada gramo de cualquier tipo de grasa. Por tanto, si se considera el
aporte calórico como uno de los elementos que se relacionan con los problemas de
exceso de peso u obesidad, en las dietas se debería moderar muchísimo más
el contenido de lípidos o grasas que de HC.
La pasta es un claro ejemplo de las beneficios de los HC
La pasta es un producto que contiene un 75% de HC, además de ser un
ejemplo inmejorable de todo lo explicado hasta ahora. Se consideran pastas
alimenticias los productos obtenidos por desecación de una masa fermentada
elaborada a partir de harina de trigo duro.
Su contenido energético es bajo debido a la ausencia, casi total, de grasas en la
pasta, ya que su base nutritiva la forman los HC y las proteínas.
Por
ejemplo,
una
ración
de
pasta
(≈
70g
en
peso
seco)
contiene
aproximadamente 245 kcal.. Por este motivo, resulta un alimento muy
apropiado para equilibrar dietas hiper e hipocalóricas.
La pasta también arrastra una leyenda negra: muchas personas evitan
consumirla porque consideran que ‘engorda’. En muchas ocasiones, combinamos la
pasta con alimentos muy grasos o con salsas muy calóricas. Son este tipo de platos
los responsables de que se ponga la etiqueta de que la pasta engorda.
Este falso mito provoca que muchísimas personas dejen de tomar pasta cuando
quieren mantener o reducir su peso.
La realidad es bien distinta; la pasta no engorda más que otros alimentos, ya que
en realidad, son los acompañamientos y las salsas que acompañan a esta pasta los
que hacen que el plato sea más o menos calórico.
Por tanto, será importante saber con qué alimentos combinar la pasta, cómo
cocinarlos de manera saludable y conocer aliños ligeros sin renunciar a platos de
pasta buenísimos y saludables. Tampoco debemos olvidar la importancia de las
cantidades. Evitar servir platos muy abundantes y no terminárselo si no se tiene
más apetito.
1) HC y dislipemias
Dislipemia es cualquier alteración en los niveles normales de lípidos
plasmáticos, principalmente colesterol y triglicéridos.
El aporte de excesivo de hidratos de carbono simples (azúcares),
al igual
que el consumo de alcohol, puede ser la causa de una elevación de triglicéridos en
sangre en personas predispuestas.
La conclusión práctica, en lo que al tratamiento dietético de las dislipemias
se refiere, es que si el consumo de hidratos de carbono se mantiene dentro de
límites adecuados (50-60 por 100 del aporte calórico diario) no se observan efectos
negativos sobre los lípidos del plasma. Conviene tener presente su aportación
energética para evitar que el incremento calórico de la dieta pueda causar obesidad
y dislipemias, especialmente hipertrigliceridemias.
Por otra parte, se debe asegurar el consumo adecuado de fibra con la
ingesta de verduras y hortalizas, frutas, frutos secos, legumbres y cereales
(especialmente integrales), dentro de una dieta equilibrada.
Además, un correcto aporte de fibra (25-30g/dia) disminuye la absorción de
las grasas de la dieta, entre ellas el colesterol. Igualmente incrementa la
eliminación
fecal
de
las
sales
biliares
por
formar
complejos
insolubles,
contribuyendo a la disminución del ‘pool’ de colesterol y a la disminución de su
reabsorción por el círculo entero-hepático. También se produce un ‘secuestro’ de
ácidos grasos de cadena larga que no pueden ser absorbidos.
2) HC y diabetes
Los HC en la diabetes deben representar el 50-60% de la ingesta calórica y
estar repartidos en varias tomas con unos porcentajes determinados para conseguir
un buen control de la glucemia.
1gr. de HC aporta 4 calorías.
Es preferible utilizar HC complejos o de absorción lenta, llamados así porque se
absorben más despacio en el intestino: (cereales, legumbres, verduras, hortalizas,
arroz, pastas y harinas) que HC simples o de absorción rápida: (frutas, azúcar,
miel, pasteles y helados), priorizando los de mayor contenido en fibra.
Deben estar distribuidos en 4-6 comidas al día, con el fin de evitar las
oscilaciones bruscas de la glucemia.
Recomendaciones específicas sobre el aporte de HC. ADA1. Clinical
Practice Recommendation 2007.
•
Existen pocos estudios que demuestren los efectos, a largo plazo, del
seguimiento de dietas con bajo contenido en HC.
•
No
se
recomiendan
dietas
bajas
en
HC
que
aporten
(30-35g
fibra/día)
<130g HC/día.
•
El 45-65 % de energía debe provenir de los HC.
•
Incluir
en
la
dieta
alimentos
ricos
en
fibra
y con IG bajo.
Sistema de raciones
El modelo de dieta por raciones se basa en el intercambio de alimentos
según los HC que contengan éstos, ya que los HC son los macronutrientes que más
directamente influyen sobre la glucemia. Por consiguiente, será una dieta en la que
se contabilizan principalmente los HC y se controla la ingesta de grasas y proteínas.
La unidad en que se mide la cantidad de carbohidratos de un alimento se
denomina RACIÓN. Una ración es la cantidad de alimento (en peso comestible) que
suministra 10 gramos de hidratos de carbono. Este contenido es siempre relativo y
la ración es una estimación de su contenido, teniendo en cuenta que el mismo
contenido produce distintas respuestas glucémicas. Por tanto, la ración es una
estimación del contenido en carbohidratos del alimento, pero no nos
informa de qué magnitud será la respuesta glucémica cuando se ingiera
dicho alimento.
Para diseñar una dieta por raciones es necesario conocer la cantidad de HC
contenidos en un alimento y buscar su equivalencia con cualquier otro alimento que
igualmente los contenga. Ejemplo: 20 gr. de pan ofrecen la misma cantidad de HC
que 100 grs. de naranja, por lo que se pueden intercambiar. Además, es necesario
1
ADA: American Diabetes Association
establecer una cantidad fija de HC, que suele ser del orden del 55 – 60 % de las
calorías totales diarias. Estas calorías se dividen entre cuatro para obtener los grs.
de HC correspondientes y el resultado se divide por 10 grs. para obtener el número
de equivalentes o raciones de HC de un día; Ejemplo: dieta de 2000 calorías le
corresponden 1200 calorías en HC, lo que supone su 60%, por una sencilla regla de
tres, si 4 calorías corresponden a 1gr. de HC a 1200 calorías le corresponderán x, o
sea 1000 entre 4 = 300 grs. de HC.
Como cada ración es igual a 10 grs. de HC, por otra sencilla regla de tres, habrá
que tomar 30 raciones.
Las raciones correspondientes a cada individuo se reparten en 4 ,5 o 6 ingestas
atendiendo a los otros parámetros del tratamiento de la diabetes.
Durante el primer periodo se recomienda pesar los alimentos que aportan HC para
familiarizarse con las medidas de los alimentos y sus equivalencias. Con el tiempo,
se adquiere una cierta práctica y muchos de ellos no es necesario pesarlos.
Para intercambiar los alimentos es necesario conocer las medidas de referencia
y los alimentos a los que se les aplica, así como las raciones a las que corresponden
dichas medidas.
El vaso medidor de alimentos cocidos (adaptado a 2 raciones) es de gran
utilidad para intercambiar los alimentos del grupo de los farináceos (patata, pasta,
legumbres, arroz,…)
El aprendizaje general de equivalencias, debe complementarse con el
conocimiento de la cantidad en grs. de alimento que se transforman en una ración,
y a modo de ejemplo general:
1) 1 ración de cereales y derivados se conseguiría con:
— 40 grs. de pasta cocida, arroz cocido
— 50 grs. de legumbres cocidas
— 50 grs. de patata (crudas, hervidas, horno).
— 50 grs. de alubias
. 100 grs de guisantes cocidos
. 40 grs. de pan o
. 15 grs. cereales de desayuno
2) 1 ración de fruta se conseguiría con:
—200g fresas, melón, sandía, pomelo
.150 grs. de albaricoque
.100 grs. de cereza, ciruelas, frambuesas, granada, higos frescos, kiwi,
mandarina, mango, manzana, melocotón, moras, naranja, nectarina,
nísperos, pera, piña
. 50 grs. chirimoya, plátano, uva blanca y uva negra
3) En el caso de las verduras la mayor parte de ellas son de consumo libre
(raciones de 300g o más). No obstante, se debe tener en cuenta que
algunas verduras tienen un mayor contenido en HC, y la cantidad
equivalente a una ración será menor.
4) En general, las verduras cocinadas al vapor o a la plancha contienen tan
pocos gramos de carbohidratos que no llega a una ración. Lo mismo pasa
con
las
ensaladas
de
lechuga,
tomate,
pepino,
espárragos,
etc.
En general, todo lo que sea verde y se consuma crudo, se puede considerar
libre en relación a su contenido en hidratos de carbono.
En las principales comidas habitualmente el alimento rico en hidratos de
carbono constituye el primer plato. Fundamentalmente las legumbres (lentejas,
garbanzos, judías) y los cereales (arroz o pastas) son los constituyentes básicos de
la comida, mientras que la verdura con fécula (patata) lo es en la cena. También
puede ocurrir, que el primer plato no contenga casi carbohidratos (raciones,
entrantes) y haya que utilizar los hidratos que se suministran en la guarnición de
carnes o pescados (patatas, arroz, guisantes, zanahorias), a los que se les sumará
el pan, la fruta o un postre especial.
Ejemplo de distribución de los alimentos para una dieta de 2000kcal:
Calorías ingeridas en forma de hidratos de carbono: 50% de 2000 = 1000 cal. de
hidratos de carbono/día.
¿Cuántos gramos de hidratos son?: Si 1 gr. = 4 calorías, entonces serán 250gr. de
hidratos al día lo que debamos tomar.
250 g de hidratos = 25 raciones al día (porque cada ración son 10g de HC)
•
Desayuno: 20% del total = 50g de HC = 5 raciones
1 vaso de leche (200 cc) = 1 ración
1 Naranja (≈ 200g) = 2 raciones
Cereales de desayuno (30g copos de trigo y maíz) = 2 raciones
•
Media mañana: 10% = 30g de HC = 3 raciones
Bocadillo de mediano de pavo, jamón o queso freso = 3 Raciones
•
-
Pan 60g = 3 raciones
-
Queso fresco, pavo, jamón = 0 raciones
Comida: 30% total = 75g de HC = 7,5 raciones
Judías pintas con arroz y perdiz = 3,5 raciones
150 g de judías cocidas = 2,5 raciones
-
40 g de arroz cocido = 1 ración
-
Pan 40 g = 2 raciones
1 manzana (≈ 200g) = 2 raciones
•
Merienda: 10% = 30g de HC = 3 raciones
Bocadillo de mediano de pavo, jamón o queso freso = 3 Raciones
-
•
Pan 60 g=3 raciones
Queso fresco, pavo, jamón = 0 raciones
Cena: 25% = 62,5g HC ≈ 6 raciones
Judías verdes y patatas cocidas con aceite y vinagre = 2,5 raciones
100 g judías = 1/2 ración
100 g de patata = 2 raciones
1 huevo duro = 0 raciones
1 tomate mediano (≈150g) = ½ ración
Pan 40 g = 2 raciones
1 kiwi = 1 ración
•
Antes de acostarse: 5% = 12,5 g HC = 1-1,5 raciones
1 vaso de leche (200cc) =1 ración
+ 1 galleta tipo maría = ½ ración
Cálculo de raciones de HC en productos comerciales
Para averiguar qué cantidad de producto equivale a 1 ración de HC, cuando
esta viene expresada en grs. de HC por 100 grs. de producto, basta dividir 1000
por la cantidad de HC que nos indica la etiqueta lo que nos dará la cantidad de
producto que equivale a 1 ración.
Ejemplo:
En un producto cuya información nutricional indique: “valor medio por 100 grs. a
HC 5 grs.” significa que de cada 100grs. de dicho producto 5 corresponden a HC,
por lo que aplicando la formula anteriormente explicada 1000 dividido entre 5 igual
a 200, es decir 200grs. de producto equivalen a 1 ración.
1 ración = 10g HC
100g de producto
10g HC x ---------------------------- = 200g de producto
5 g HC
Recetas de cocina
¿Cómo
se
puede
calcular
la
cantidad
de
hidratos
de carbono de una
receta de cocina?
Imaginemos que queremos preparar un tortilla de patatas para cenar, para toda la
familia. ¿Cómo se puede saber la cantidad de hidratos de carbono que tendrá una
porción para la persona con diabetes?
Ejemplo práctico:
Ingredientes para 6 personas
•
6 huevos ------------------------------------- 0 raciones de HC
•
1 Kg de patatas ---------------------------- 20 raciones de HC
•
Aceite ----------------------------------------- 0 raciones de HC
•
Sal --------------------------------------------- 0 raciones de HC
TOTAL :
20 raciones de HC
Si esta preparación se divide para 6 personas, significa que cada porción tendrá,
aproximadamente, 3 raciones.
Si la cantidad de raciones a consumir tiene que ser menor, se puede dividir en 8
porciones (2,5 raciones), o en 10 porciones (2 raciones).
Importancia de la fibra dietética
El papel de la fibra y su efecto beneficioso para la diabetes ya fue propuesto
hace 30 años por Trowell. Durante la década de los 70 y principios de los 80
diversos grupos estudiaron la relación de la fibra contenida en alimentos y su
relación con la mejoría en el control glucémico y lipídico, tanto en diabetes tipo 1,
como en diabetes tipo 2.
La Asociación Americana de Diabetes recomienda un consumo de fibra entre
20-35 g/día, tanto de tipo soluble como insoluble, en la misma cuantía que la
recomendada para la población en general.
Los mecanismos de acción por el que la fibra parece mejorar el control
glucémico e insulinémico son:
•
La fibra soluble enlentece el vaciado gástrico, consiguiendo así un
retraso en la acción de las amilasas pancreáticas, y con ello, una absorción
de carbohidratos más lenta. Este efecto depende del grado de viscosidad de
la fibra, de manera que las más viscosas son las más efectivas.
•
La producción de ácidos grasos de cadena corta (AGCC), en especial
de propionato, disminuye la producción hepática de glucosa, influyendo en
la
regularización
de
la
gluconeogénesis,
rebajando
por
necesidades de insulina.
•
Disminución de la resistencia periférica de la insulina.
tanto,
las
3) HC y Síndrome metabólico
Desde que un grupo de trabajo de la OMS redactara la primera definición
oficial del síndrome en 1998 se han propuesto varias definiciones alternativas. La
más ampliamente aceptada de ellas la redactó el Grupo Europeo para el Estudio de
la Resistencia a la Insulina (EGIR, en sus siglas inglesas), y el Programa Nacional
para la Educación sobre el Colesterol de los EEUU (NCEP). Sin embargo tenía
limitaciones para su aplicación clínica y su aceptación.
La NCEP introdujo la definición del ATP III, que ha sido muy popular debido
a su sencillez. Sus componentes se miden de manera fácil y rutinaria en la mayoría
de los entornos clínicos y de investigación. Se han sugerido otras definiciones del
síndrome metabólico que han complicado la posibilidad de encontrar una definición
de la afección con la que se esté de acuerdo con carácter internacional.
Las distintas definiciones no sólo diferían en los componentes propuestos,
sino también en los valores umbral que se utilizaban para cada uno de ellos. Esto
ha generado una enorme confusión. Surgió un panorama de algún modo caótico en
torno al síndrome metabólico, no sólo respecto a la definición y los valores umbral,
sino también en torno a sus causas.
La confusión se hizo obvia al intentar comparar la carga del síndrome
metabólico en distintas poblaciones; las comparaciones de los índices publicados
para poblaciones distintas han resultado difíciles (ver artículo de Mohan y Deepa en
este mismo número). La aplicación de distintos criterios ha dado lugar a una
proliferación de datos ampliamente variables. Esto subraya la necesidad de una
definición estandarizada para todo el mundo.
La FID toma la iniciativa
La Federación Internacional de Diabetes (FID) reconoció la urgente necesidad de
racionalizar el conjunto de definiciones que se habían desarrollado del síndrome
metabólico. Esta necesidad iba desde la práctica clínica hasta la investigación. En
concreto, se acumulaban pruebas de que existían diferencias étnicas en el nivel de
riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 y enfermedad cardiovascular por obesidad.
Por lo tanto, la FID pidió a su Grupo de Trabajo sobre Epidemiología que reuniese a
expertos de todas las Regiones de la FID para que formulasen una nueva definición
de ámbito mundial. Se formó un grupo de consenso que incluía a representantes de
otras organizaciones, que habían contribuido a redactar las definiciones anteriores.
Sus objetivos eran:
-
Redactar un nuevo conjunto de criterios que se pudiesen utilizar tanto con
carácter epidemiológico como de práctica clínica en todo el mundo a fin de
identificar eficazmente a las personas con síndrome metabólico
-
definir mejor la naturaleza del síndrome
-
centrarse en las estrategias de estilo de vida y terapéuticas
-
contribuir a reducir el riesgo a largo plazo tanto de las enfermedades
cardiovasculares como de diabetes tipo 2.
Un componente principal de esta iniciativa era ofrecer orientación sobre los modos
de compensar las diferencias entre poblaciones, en especial las asiáticas, en
perímetro de cintura y distribución del tejido adiposo.
Con fines de investigación, el grupo de consenso redactó recomendaciones para
criterios adicionales que se pudiesen incluir al estudiar el síndrome. Además, la FID
identificó áreas donde es necesario que se realicen más estudios, especialmente
sobre el origen y desarrollo del síndrome.
La nueva definición
Teniendo en cuenta la urgente necesidad de una herramienta de diagnóstico única
y universalmente aceptada que fuese sencilla de utilizar en la práctica clínica, la FID
propuso una nueva definición que convierte la obesidad central en un requisito
necesario (Tabla 1) y, por primera vez, ofrece distintos valores umbral de obesidad
según grupos étnicos.
La definición de la FID tiene en cuenta la acumulación de pruebas de que la
adiposidad central es común a todos los componentes del síndrome metabólico.
Un gran perímetro de cintura, medida aceptada como variable sustitutiva de la
adiposidad abdominal, es hoy un requisito necesario para diagnosticar el síndrome.
Por lo tanto, la primera prueba de rastreo para el síndrome metabólico, la simple
medición de la cintura mediante una cinta métrica, se puede realizar de manera
sencilla y económica en cualquier parte del mundo.
Las investigaciones han demostrado que, entre grupos de población, el nivel de
obesidad central a partir del cual aumenta el riesgo de desarrollar otras
enfermedades es diferente. Por lo tanto, se han incorporado valores umbral de
perímetro de cintura según etnia en la definición mundial de la FID (Tabla 2). Por
ejemplo, para las personas de origen sudasiático o del sudeste de Asia, los valores
umbral son 90 cm y 80 cm para varones y mujeres, respectivamente.
Definición de síndrome metabólico de la FID
Se denomina síndrome metabólico cuando existe obesidad de distribución
central, y se dan dos o más de las siguientes situaciones: disminución de
las concentraciones del colesterol unido a las lipoproteínas de alta
densidad (cHDL), la elevación de las concentraciones de triglicéridos, el
aumento de la presión arterial (PA) y la hiperglucémia. El síndrome
metabólico se está convirtiendo en uno de los principales problemas de salud
pública del siglo XXI. Asociado a un incremento de 5 veces en la prevalencia de
diabetes tipo 2 y de 2-3 veces en la de enfermedad cardiovascular (ECV), se
considera que el síndrome metabólico es un elemento importante en la epidemia
actual de diabetes y de ECV, de manera que se ha convertido en un problema de
salud pública importante en todo el mundo. La morbilidad y la mortalidad
prematuras debidas a la ECV y la diabetes podrían desequilibrar completamente los
presupuestos sanitarios de muchos países desarrollados o en vías de desarrollo.
El reconocimiento de estas características del síndrome metabólico en las personas
con alteración del metabolismo de la glucosa y diabetes tipo 2 tiene una
importancia especial debido a que indica la necesidad de aplicar medidas activas
para reducir el riesgo cardiovascular. Afortunadamente, hay regímenes terapéuticos
que pueden modificar todos estos factores de riesgo. El aspecto más importante es
que la reducción del peso corporal y el aumento de la actividad física
disminuyen la resistencia frente a la insulina, mejoran la tolerancia frente
a la glucosa y otros factores de riesgo para ECV, como el incremento de los
triglicéridos y la PA. En los pacientes en que no se obtienen buenos resultados
con estas medidas se pueden utilizar diversos tratamientos farmacológicos para
abordar de manera específica cada una de las alteraciones del síndrome
metabólico, es decir, la elevación de la PA, el incremento de los triglicéridos, la
disminución de las concentraciones de cHDL y el aumento de la glucemia. También
se han introducido nuevos fármacos que pueden abordar dos o más de las
alteraciones citadas, o bien que pueden facilitar la disminución del peso corporal.
Además, es necesaria la interrupción del consumo de cigarrillos y la moderación en
el consumo de alcohol.
Desde que la IDF propuso su nueva definición han tenido lugar algunos
acontecimientos muy interesantes y también, ciertamente, muy controvertidos. La
American Diabetes Association (ADA) y la European Association for the Study of
Diabetes (EASD) han publicado un informe conjunto sin precedentes relativo al
síndrome
metabólico.
Basado
en
una
revisión
de
los
criterios
utilizados
originalmente por la OMS y por el ATP-III, en este informe conjunto se plantean
varias preguntas:
¿Es realmente un síndrome?, sobre todo teniendo en cuenta que su causa precisa
es desconocida; ¿su definición tiene un objetivo útil?, y ¿no es una forma de
etiquetar a las personas (y también de medicalizarlas) de manera innecesaria?
La creciente epidemia de diabetes tipo 2 y ECV en todo el mundo
(especialmente en los países desarrollados) parece una razón suficiente para
identificar y tratar a las personas que presentan el síndrome metabólico. Los
autores de este artículo consideran que los nuevos criterios de la IDF, que
recientemente han sido publicados en The Lancet, no constituyen la última palabra.
Esperamos que sean útiles para identificar a las personas que muestran un riesgo
aumentado y también que los estudios de investigación que se realicen en función
de dichos criterios permitan la definición de índices predictivos con mejor capacidad
diagnóstica.
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