Virtualización de las instituciones de educación superior: tendencias en la integración de tecnologías y desafíos en la formación docente Lea Sulmont Haak Jefe del área de tecnologías de la información y comunicación en la educación. Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC) Resumen El presente trabajo tiene como objeto brindar al lector un panorama general sobre el proceso de virtualización de la educación superior como punto de partida para analizar las transformaciones producidas con la introducción de tecnologías en la gestión de las actividades nucleares de la universidad. Bajo ese marco se analiza las interacciones de los usuarios en un entorno mediatizado, reconociendo las diferencias generacionales entre docentes “emigrantes digitales ” y alumnos “nativo digitales”; para finalmente plantear el desarrollo de un conjunto de competencias docente que interviene en este campo como líder de un proceso de cambio cultural en su organización. El texto plantea en un primer momento la emergencia de nuevos dispositivos de formación en un contexto globalizado. Seguidamente, introduce elementos para comprender la evolución de la educación virtual y el proceso actual de virtualización de las universidades en tres áreas asociada a la gestión académica-administrativa, la gestión del conocimiento y a la gestión del proceso de enseñanza –aprendizaje. Finalmente, plantea las competencias que debe desarrollar el docente dentro de un entorno de educación virtual. Palabras Clave: Universidad virtual, tecnologías de la información y de la comunicación, competencias docentes La educación superior en un contexto globalizado En la última década, la combinación de elementos tecnológicos en los contextos educativos globalizados ha acelerado la virtualización de las actividades de las instituciones, produciendo profundas transformaciones en la forma de organizar y trabajar la oferta educativa. Entre los cambios observados en el mundo de la formación, resaltamos los siguientes: La expansión de la oferta de formación reflejada en la multiplicación de instituciones y de estudios ofrecidos. La diversificación de la configuración de los dispositivos de formación: modalidades de estudio más flexibles, dispositivos modulares, titulaciones conjuntas, etc. El desarrollo de la formación continua en respuesta a ciclos de formación más largos y a la creciente demanda de actualización y reciclaje profesional. La fuerte iniciativa del sector privado en el ámbito de la formación. La incorporación masiva de las TICs en los procesos de formación, así como el aumento del acceso a la información a través de Internet. Por un lado, los cambios señalados resultan significativos con respecto a la reformulación de los problemas de la formación. Por otro lado, podrían ser también signos de una posible industrialización de esta actividad1. El primer caso nos incita a tomar en cuenta el desarrollo de nuevos dispositivos de formación asociados a un nuevo contexto socioeconómico y a la propia evolución de las formas de vida y las mentalidades2. Los ciclos de actualización profesional permanente exigen alternativas distintas para la formación continua; al mismo tiempo, la formación, tal como se ha venido diseñando, ya no responde a las características demográficas de una generación de “nativos digitales”. Por su parte, el segundo aspecto exige adoptar una postura crítica sobre las condiciones en que se desarrollan las formaciones dentro de un contexto globalizado. En efecto, la preocupación de las instituciones por mantenerse competitivas en el mercado mundial constituye, a la luz del enfoque del planteamiento de “industrias educativas”, una de las grandes razones para invertir en la diversificación de dispositivos de formación más flexibles. En esta dirección se han desarrollado por ejemplo, la educación mediada por tecnologías. En este contexto, mantenerse fiel a los objetivos de una organización educativa es un gran reto. Por un lado, no se pueden ignorar los cambios, tanto demográficos como en las expectativas de los clientes. Pero, al mismo tiempo, la competencia entre instituciones es cada vez más alta, por lo que las respuestas deben darse con celeridad, con lo cual muchas veces se descuidan aspectos pedagógicos del dispositivo de formación. Es virtud de ello, consideramos necesario que las instituciones de educación superior consideren, por un lado, la reformulación de los problemas de la formación a nivel de 1 2 Cfr. Moeglin 2000 Cfr. Jezégou 1998 la renovación de prácticas docentes, la incorporación de metodologías nuevas, etc. Y, por el lado de la industrialización de esta actividad, resulta también estratégico pensar en la formación del recurso humano que permite escalar a horizontes mayores propuestas de educación virtual con calidad. En ambos casos, consideramos que un punto crítico de este proceso de virtualización de la educación superior reside en la reformulación de roles y tareas de los docentes áreas de gestión educativa y en el desarrollo de competencias para enseñar y aprender en un entorno digital. Emergencia de la Universidad Virtual La universidad del siglo XXI debe asumir estrategias educativas distintas frente a los desafíos de la globalización, la introducción de las TICs, y las crecientes y diversas necesidades de formación. En efecto, ante este nuevo escenario, las iniciativas de educación superior vienen adoptando estrategias alternativas a las tradicionales. Las modalidades que cuentan con estructuras más flexibles y un fuerte componente tecnológico, han adquirido un mayor grado de demanda, especialmente de profesionales que requieren una actualización y una especialización de su formación. En el ámbito hispanoamericano, la educación a distancia (EaD)3 es el concepto tradicionalmente utilizado para describir las prácticas educativas que tienen, como característica fundamental, la distancia temporal y espacial. Sin embargo, el vocabulario empleado para nombrar la modalidad aún no se encuentra estabilizado, variando las expresiones según el origen, y utilizándose, en ocasiones, más como una etiqueta de moda que como un concepto. Por eso, no sorprende que, en los últimos diez años, numerosas instituciones hayan rebautizado el nombre de sus programas de estudios de EaD bajo títulos como formación a distancia, formación abierta y a distancia, e-learning, blended learning, e-formación, campus virtual, entre otros. La mayoría de estos títulos reclaman cierta novedad en la configuración de la oferta educativa y, si bien no se trata de modalidades plenamente recientes, en este nuevo escenario cobran un cariz diferente, al incorporar a la tecnología en los procesos de gestión de la enseñanza-aprendizaje. En efecto, la combinación de elementos tecnológicos al interior de un contexto educativo globalizado origina el desarrollo de una fuerte tendencia, la cual puede resumirse en el concepto de educación virtual. Este concepto supone la incorporación de tecnologías en los procesos formativos, con múltiples variantes en función a su forma de intervención en la propuesta educativa de cada institución. El término de “educación virtual”4, comienza a emplearse de manera cada vez más generalizada en la literatura especializada y, en particular, se aplica a en referencia a la Universidad que emplea medios digitales de información y comunicación en la educación, bien sea ésta presencial o a distancia. En ese sentido, la Universidad Virtual, que no es otra cosa que aquella universidad tradicional que incorpora en su estructura un entorno virtual como complemento a la enseñanza y aprendizaje tradicional. 3 En adelante emplearemos el acrónimo EaD para hacer referencia a la modalidad de educación a distancia. 4 Este término es aplicado en los estudios realizados sobre educación virtual por el IESALC/UNESCO. La forma más común de cómo la universidad viene “virtualizando” sus operaciones es convirtiéndose en una institución que ofrece servicios a los estudiantes de manera independiente al campus físico y llevando el conocimiento a los estudiantes a través de formas mediadas. De ahí que la educación a distancia y universidad virtual sean conceptos íntimamente relacionados, no pocas veces utilizados indistintamente. En realidad, son conceptos que confluyen ante la necesidad de poder brindar un esquema de comprensión de las alternativas de formación que aparecen en este nuevo escenario. La introducción de tecnologías en las instituciones educativas es un asunto que afecta a la informatización de la información y a los procesos institucionales. Sin embargo, dada la naturaleza educativa de dichas instituciones, la virtualización también enfatiza la importancia del desarrollo de nuevas pedagogías, así como de profundas transformaciones en la organización y trabajo de la oferta universitaria. Por ello, dicho proceso requiere acompañarse de una reflexión sobre las herramientas metodológicas que permiten gestionar la tecnología, los procesos de innovación y el cambio de la cultura organizacional5. Eludir esta reflexión, concentrando el proceso de virtualización en la incorporación de las TICs, nos acercando a la hipótesis de que los nuevos dispositivos de formación estarían caminando hacia una industrialización de la misma. El punto de equilibrio pasa por la reflexión y compromiso de las instituciones educativas que emprenden el desafío de crear nuevas alternativas de formación en el mundo actual. En esta reflexión insistimos en que uno de los factores críticos de este proceso es contar con profesionales capacitados para enseñar y aprender en el entorno digital, en especial de docentes que puedan liderar una renovación de las prácticas pedagógicas adaptadas a este entorno. Por ello, a continuación proponemos elementos para comprender el proceso actual de virtualización de las universidades, reconociendo diferentes niveles de desarrollo y revisando tres ámbitos estratégicos vinculados a la introducción de las TICs asociada a la gestión del conocimiento, a la gestión del proceso de enseñanza –aprendizaje y de los procesos académicos-administratvos. Es partir de esta revisión proponemos un grupo de competencias que deben de poseer los docentes como actores activos de este proceso. Características de la Universidad virtual Para Rama (2003), la nueva educación superior virtual rompe las estrechas fronteras nacionales y establece su nivel de cobertura a través de la red en la nueva y creciente sociedad de acceso, y asociado a eso promueve la creación de nuevos proveedores de educación virtual las llamadas “megauniversidades” globales. Por su parte, Facundo (2004) plantea que para poder hablar de verdadera educación virtual deben tenerse en cuenta dos exigencias: la infraestructura digital y la organización de la institución. En primer lugar, las universidades virtuales requieren contar con la infraestructura y redes suficientes para apoyar los procesos 5 Cfr. Sulmont 2004: 165 administrativos, las actividades de aprendizaje, el acceso a información etc. Es decir se requiere de la existencia de una red ofrezca a los docentes recursos eficaces en línea para enseñar, investigar y relacionarse con su entorno social. Por otro lado, se requiere realizar una re-ingeniería institucional, desarrollar y emplear propuestas pedagógicas más acordes con las características y posibilidades que ofrecen las tecnologías digitales actuales. Estas exigencias configuran un modelo de Universidad Virtual ideal, si embargo, en la práctica se observa que el proceso de virtualización no es homogéneo. Atendiendo a la evolución de estas exigencias, se pueden observar cuatro niveles básicos que responden al estado de integración de las TICs en las instituciones de educación superior. Cuadro 1: Niveles de integración de las TICs en la Universidad Virtual Nivel Características I Se emplean TICs como apoyo a la docencia, pero sin cambios estructurales ni pedagógicos. El currículo es lineal, siguiendo modelos de autoaprendizaje, ya sea con estudiantes “presenciales” o remotos. Si bien se usan medios digitales, los procesos educativos no difieren, en su conjunto, de los de la educación “presencial” y a distancia tradicional. II: III Nivel IV Se emplean TICs como apoyo a la docencia y a la virtualización de funciones académico-administrativas (inscripción en línea, etc.). Todavía no se producen cambios pedagógicos importantes. Se emplean plataformas virtuales para digitalizar e integrar las diversas funciones, pero aún dentro de modelos pedagógicos e institucionales convencionales. Las TICs apoyan las actividades de docencia, de administración y de extensión. Igualmente, se dispone de su uso en redes de investigación. Si bien la currícula sigue siendo lineal, hay mayor flexibilidad y opciones de búsqueda de información y establecimiento de redes. De acuerdo a los criterios establecidos, este es ya, en sentido estricto, un nivel de educación virtual: la virtualidad abarca la totalidad de las funciones, aunque la actividad académica permanezca anclada a la docencia convencional. Tecnológicamente, se diferencia del nivel anterior por la introducción de nuevas herramientas para facilitar el aprendizaje, como las plataformas de “curricula multiruta”, los objetos y recursos educativos modulares, y la adecuación a las necesidades específicas de cada estudiante. Deben diferenciarse los modelos curriculares de autoaprendizaje (típicos de las primeras etapas de la educación a distancia) de los modelos autodirigidos y distribuidos, en los cuales el estudiante, gracias a las posibilidades que ofrece la tecnología digital, puede seguir su propia ruta de indagación y conocimiento de acuerdo con sus propios intereses. Elaboración de la autora a partir de Facundo (2004)6 6 Para conocer el desarrollo de la propuesta completa, le sugerimos revisar el siguiente vínculo: (http://www.iesalc.unesco.org.ve/estudios/regionales_lat/Informe-UV-Comparativo%20AL%20-%20Facundo.pdf) En los dos primeros niveles, puede apreciarse la introducción y uso gradual de más TICs. Lo novedoso es la inclusión de elementos digitales como forma de “modernizar” o “informatizar” los procesos académico-administrativos. Los niveles I y II no corresponden aún a una etapa de virtualización de la educación; este término debe reservarse para las etapas III y IV, cuando ya se observa una educación virtual neta, ya que todas las funciones se han digitalizado, adecuando las estructuras y modelos pedagógicos. La progresión de una etapa a otra es gradual y pocas veces uniforme, configurando diversos modelos de instituciones virtuales. Modelos de Universidad Virtual En este punto, nos parece interesante resaltar el estudio exploratorio impulsado por Susan D’Antoni7, que propone cuatro modelos institucionales emergentes en la configuración de la Universidad Virtual. Esta categorización, presentada en el siguiente gráfico, constituye un buen resumen del panorama actual: Gráfico 1: modelos de Universidad Virtual Fuente : http://www.unesco.org/iiep/virtualuniversity/region.php 7 Nuevas universidades: Son instituciones nacidas como organizaciones virtuales bajo la iniciativa de fondos públicos, privados o mixtos. A nivel iberoamericano, el caso más representativo es el de la Universidad Oberta de Cataluña (OUC), en España, que fue creada hace más de una década como una institución que ofrece formación no presencial, mediatizada por el uso de tecnologías. Evolución de universidades existentes: Es, posiblemente, el caso más frecuente, estando relacionado con la fase IV del modelo de Facundo. La progresiva incorporación de TICs en las actividades institucionales y pedagógicas evoluciona hacia otros dispositivos que, generalmente, funcionan bajo un esquema bi-modal. Consorcios: Se basan en el establecimiento de redes inter-universitarias. Entre los aspectos favorables de esta modalidad, se encuentran: a) la ventaja de compartir A través de la UNESCO. recursos; b) el costo de infraestructura, suscripciones y otros recursos de apoyo por parte de proveedores internacionales; y c) la reducción de esfuerzos en el diseño de formaciones. Comercial: La mayoría de ejemplos de este tipo de evolución se encuentran en el dominio de los institutos de formación. Sin embargo, existen cada vez más empresas que invierten en el dominio de la formación, creando sus propias universidades. La universidad corporativa es concebida como un negocio, en el cual las empresas pueden asegurar la formación continua de sus empleados. Los ejemplos más saltantes son la Universidad de Disney World, la Universidad Mac Donalds y la Universidad Motorola. En este tipo de universidades, el objeto de transformación es el empleado o el profesional, en estrecha vinculación con los objetivos estratégicos de la empresa. En líneas generales, las universidades virtuales constituyen un modelo emergente, de diferente complejidad en función de la configuración de las variables: tipo de oferta, origen y proveedor, observables en el cuadro siguiente: Cuadro 2: Tipos de Universidad Virtual Oferta Unimodal (a distancia o presencial). Bimodal (multimodal / blended). Origen Proveedor Nuevas universidades. Pública. Evolución de universidades Comercial / Privada. existentes. Consorcios. Corporaciones. Fuente: Elaboración de la autora. Es importante es insistir en que, aunque la tecnología es clave en la tendencia de virtualización universitaria, no es la pieza central. El proceso no se limita a la inserción de las TICs, sino que compromete la modificación sustancial de las estructuras educativas de las instituciones que ofrecen formación profesional. Bajo esa perspectiva, los principios fundamentales que sostienen un proceso de virtualización de la universidad son los siguientes: Flexibilidad para responder a la evolución demográfica de los usuarios y a las necesidades de formación continua, para adaptarse a los espacios, tiempos y ritmos de aprendizaje (educación a distancia, alternancia, etc.), y, para generar conocimiento potenciado por las nuevas tecnológicas . Integración de los recursos tecnológicos para apoyar eficiente y efectivamente a los procesos académico-administrativos, así como a las gestiones del conocimiento y del proceso de enseñanza- aprendizaje. Identidad para potenciar la esencia de la institución. Por ello, no existe un único modelo o patrón de Universidad Virtual. Más bien, se construyen en el tiempo propuestas híbridas, desarrolladas a través de las dinámicas propias de los seres que conforman una comunidad particular. La flexibilidad, integración e identidad son rasgos que se construyen en la medida que exista un compromiso de actores que lideren el cambio, por ello insistimos en la reformulación de las competencias docentes. Considerar esta formación es un eje estratégico para el desarrollo de la universidad del siglo XXI como institución “en transición” y “a tiempo” de dirigirse hacia un modelo más flexible, que le permita adaptar y extender su misión -formación y generación de conocimiento- a las necesidades de este mundo cambiante. Áreas estrategias de integración de Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TICs) en la Universidad Virtual Como vimos en el punto anterior, la introducción de TICs en los dispositivos de formación es una variable crucial para el surgimiento de nuevas modalidades formativas, como la educación virtual. Desde una perspectiva sistémica, la integración de tecnologías en la educación compromete al conjunto de estructuras institucionales que deben enfrentar esta evolución de manera flexible. Estas deben integrar los recursos tecnológicos para el apoyo eficiente y efectivo a las gestiones académico-administrativas, a las gestiones del conocimiento, y al proceso de enseñanza-aprendizaje. A continuación, revisaremos los procesos que suponen la integración de TICs en la gestión de las actividades nucleares de una institución educativa. TICs y gestión académico-administrativa El campo de la gestión académico-administrativa es pionero en la incorporación de TICs de forma amplia e intensiva. Con la introducción de tecnologías, los procesos administrativos tradicionales de las instituciones educativas (horarios, matrículas, calificaciones, etc.) han experimentado una progresiva informatización. Con ello, se han podido racionalizar recursos, lo que ha posibilitado una incursión más efectiva en las nuevas modalidades educativas. La mayoría de instituciones cuentan con un portal Web y una “Intranet”, que, además de ofrecer información a sus usuarios, brinda servicios de carácter transaccional. Estos sistemas son fundamentales para apoyar la gestión del proceso académicoadministrativo, cuyas tareas se relacionan con: La elaboración de la malla curricular. La definición de cursos, docentes, carga horaria, etc. La programación de la oferta de programas, cursos, etc. El proceso de admisión: selección, clasificación, admisión. Los procesos de pago. El proceso de matricula. El registro de usuarios: asignación de permisos, creación de grupos, etc. Los procesos administrativos: retiros, convalidaciones, constancias, etc. El registro de notas. Las acreditaciones, titulaciones, etc. Los usuarios acceden a la universidad virtual a través del portal Web y aprenden rápidamente a buscar información y realizar trámites a través de esta plataforma. De acuerdo a los niveles de integración de TICs (Facundo, 2004), la presencia de un sistema informático que articule la gestión académico-administrativa en la universidad se observa tempranamente (nivel II) lo cual es significativo, por que resuelve aspectos transaccionales (operaciones de inscripciones, matrículas, horarios, etc.) que permiten a la institución no solamente agilizar sus operaciones internas, sino que es esencial para extender sus operaciones dentro de un contexto globalizado. TICs y gestión del conocimiento En los últimos años, las tecnologías y, sobre todo, la presencia de Internet han contribuido a la proliferación de contenidos y a la diversificación de fuentes de información, lo que ha convertido al acceso a los contenidos educativos en un factor crítico de la gestión del conocimiento, así como del propio proceso de enseñanzaaprendizaje. Actualmente, la tecnología permite manipular, comprimir, transferir y reutilizar contenidos. Por ello, las posibilidades de construir recursos educativos son cualitativamente distintas a la época de la imprenta y de los medios audiovisuales. No sorprende, por lo tanto, que la gestión de contenidos electrónicos sea uno de los campos más productivos de las ciencias de la educación, concentrando la atención de un amplio espectro de especialistas en informática, diseño, comunicación, pedagogía, bibliotecología, etc. El creciente interés en el apoyo a la gestión del conocimiento con tecnologías, se relaciona estrechamente al contexto de la sociedad de la información8. En esta línea, las instituciones reconocen que el acceso y el uso de los contenidos son recursos estratégicos para aumentar la competitividad, la eficacia y la eficiencia en la calidad educativa. Para Sanpedro9, la distribución virtual de contenidos educativos, que se populariza a principios de los años 90’, sufre un giro importante con la introducción del término “objeto de aprendizaje” (learning object), desarrollado por Wayne Hodgins en 1994. Este concepto ha suscitado muchas expectativas, y no pocas controversias, respecto a las potencialidades educativas y a su definición. En la bibliografía especializada, encontramos dos definiciones comúnmente referidas. Por un lado, la IEEE (Institute of Electrical and Electronics Engineers) define a los objetos de aprendizaje como cualquier entidad (digital o no digital) que pueda ser utilizada, reutilizada o referenciada para el aprendizaje mediado por la tecnología. Por otro lado, autores como Wiley10 proponen una definición más restrictiva, en tanto un objeto de aprendizaje puede referirse a “cualquier unidad digital”. De otro lado, la gestión de contenidos en los procesos formativos mediados por tecnología, ha encontrado un gran impulso a partir del empleo de repositorios, 8 Así como a la intención de crear una sociedad del conocimiento. Cfr. Sanpedro, 2005. 10 Cfr. Wiley, 2003 9 acervos o gestores de contenidos (CMS11). El desarrollo de los repositorios surge como una estrategia que permite que las instituciones apliquen esfuerzos significativos para la aceleración de la transición de las formas de presentación, publicación y acceso de contenidos. Detrás de esta idea, también se encuentra la preservación digital y el evitar la fuga del conocimiento. Sin embargo, es importante precisar que gestionar el conocimiento en una organización no es una tarea fácil. Implica la confluencia de recursos humanos, materiales, físicos y virtuales, así como la existencia de procesos normalizados que garanticen el registro y la gestión de dichos recursos. A nivel de los usuarios, las posibilidades que ofrece el acceso a contenidos digitales mediante las tecnologías de la información y de la comunicación es radicalmente distintas a las que proporcionaban los clásicos medios de distribución de contenidos, como son los libros impresos. Estas posibilidades refuerzan la noción de comunicación mediatizada (Peraya, 2000) en el sentido que estos recursos digitales amplían las interacciones, pero sobre todo, es un punto de partida para precisar la evolución de las prácticas de docentes y estudiantes con el uso de recursos educativos digitales. TICs y gestión del proceso de enseñanza-aprendizaje Como hemos visto, las TICs han ido insertándose tempranamente como herramientas de apoyo para la actividad de enseñanza-aprendizaje. En un principio la integración se produce a nivel concreto de una clase o de una materia, para ir extendiéndose a programas, brindando potencialidades para flexibilizar el diseño de los dispositivos de formación con s forma de distribución. Los entornos virtuales de aprendizaje (LMS)12 se ha generalizado, dejando de ser una exclusividad de las universidades abiertas y a distancia, convirtiéndose en una herramienta que las instituciones integran como parte de la virtualización de sus actividades13. Técnicamente, un LMS es un sistema de software de gestión del aprendizaje, el cual sintetiza la funcionalidad de la comunicación mediada por computadora (correo electrónico, tablones de anuncios, foros, chat), así como métodos virtuales de envío de materiales de aprendizaje. En la práctica, el uso de esta herramienta en un curso posibilita la gestión de actividades académicas en comunidades virtuales cerradas, siendo posible, a través de ellas, dictar una clase, trabajar un foro, intercambiar archivos, y comunicarse de manera sincrónica y asíncrona. Las corrientes pedagógicas actuales sustentan el uso de un entorno virtual de aprendizaje en una visión socio contructivista, que pone énfasis en la actividad del sujeto que aprende, así como la interacción entre alumnos y docentes en un espacio contextualizado. 11 Content Management Systems. Leaning Management Systems. 13 Thot, Nouvelles de la formatioon â distance (http://thot.cursus.edu/) tiene un repertorio de más de 163 herramientas empleadas como entornos virtuales de aprendizaje. 12 Si bien no existe una única clasificación de los tipos de ayudas para la educación formal (Badía 2006) brindadas por las tecnologías, sin embargo, coincidimos en proponer algunas ayudas que ofrecen las herramientas disponibles en los ambientes virtuales de aprendizaje: Planificación y organización del aprendizaje: Permite que el estudiante distribuya sus recursos y su tiempo en función de sus actividades. (Herramientas: calendarios, agendas electrónicas, tablones de anuncios, etc.). Distribución de contenidos: Proporciona acceso a los materiales del curso de manera organizada, facilitando que el alumno pueda disponer de ellos en cualquier momento y desde cualquier lugar. (Herramientas: enlaces de recursos, carpetas, glosarios, etc.). Apoyo a la construcción de conocimiento: Permite, a través del diseño de actividades, seleccionar y generar información, tener espacios de reflexión, elaborar trabajos individuales y cooperativo, etc. (Herramientas: foros, tareas, evaluaciones, wikis, espacios de trabajo colaborativo, etc.). Comunicación: Facilita la interacción entre alumnos y docentes. (Herramientas: mensajería, foros, chat, etc.). Evaluación y seguimiento del proceso de aprendizaje: Permite que los estudiantes obtengan retroalimentación respecto a sus avances y que identifiquen su progreso de forma periódica. (Herramientas: evaluaciones en línea, informes personalizados, calificaciones, etc.). Para los docentes, estos entornos mediatizados constituyen elementos reorganizadores de la comunicación pedagógica y de las decisiones didácticas. Las ayudas que ofrecen son facilitadoras del proceso de enseñanza-aprendizaje, pero también tienen implicancias sobre el rol del docente en la comunicación pedagógica. Alava (2000) destaca que, muchas veces, el profesor, apoderado de un miedo hacia las tecnologías, abandona su rol en la transposición didáctica y deposita su confianza en el técnico o administrador de estos entornos. Por ello, es importante encontrar un equilibrio entre una lógica técnica y una lógica pedagógica en el diseño de las actividades para entornos virtuales de aprendizaje, teniendo en cuenta que estas decisiones repercuten en la construcción y en la socialización del conocimiento. Integración de TICs en la educación Los ámbitos de gestión, aquí descritos, han experimentado en los últimos años una verdadera revolución con la integración de tecnologías. Se han desarrollado soluciones informáticas dedicadas a la gestión con una tendencia a la interoperabilidad de plataformas en tanto cada vez más los sistemas requieren compartir información. Por ello requieren estar basados en el uso de estándares, ser soluciones robustas que garanticen una operación continua y además ser amigables. Gráfico 2: Integración de sistemas Entre las soluciones tecnológicas adoptadas por las instituciones, podemos encontrar diferentes productos: Productos comerciales (de pago). Productos desarrollados a medida (in house). Productos no propietarios, desarrollados bajo Software Libre. Dada la complejidad de cada institución educativa, muchas universidades han adoptado soluciones propias, realizadas a medida de la institución. Sin embargo, en los últimos años, especialmente en la educación superior, se han consolidado soluciones comerciales que articulan todas las áreas de gestión. Otro ámbito de desarrollo muy prometedor es el del Software Libre, el cual es muy ventajoso, dados, los costos inexistentes a nivel de licencias, la creación de comunidades de usuarios y el compromiso por el mejoramiento de las versiones de sus productos. Por otra parte e importante analizar que el marco funcional de integración de estos sistemas se relaciona directamente con el proceso que siguen los usuarios en un ciclo académico. En el siguiente gráfico se presenta un ejemplo más detallado en el que se muestra las transacciones que un docente realiza con las plataformas tecnológicas, por un lado se encuentran las actividades académicas apoyadas con sistemas de tipo LMS y CMS y, por otro lado, las actividades administrativas apoyadas por una plataforma de gestión (Intranet) Gráfico 3: Sistemas y usuarios En la parte central se ha colocado el LMS (denominado Aula Virtual) en tanto es el escenario en el cual se desarrolla la relación pedagógica. Este entorno se enlaza con un CMS (denominado en el ejemplo el Centro de Información), para canalizar el uso de recursos educativos digitales (objetos de aprendizaje). El enlace de estas dos plataformas está orientado a la creación de una cultura digital que promueve el intercambio de información como insumo para la construcción del conocimiento. A su vez, estas plataformas se integran con la Intranet académica. El flujo que sigue el usuario de esas plataformas es variable, sin embargo a modo de ejemplo, tomaremos el caso del docente que produce sus contenidos digitales con herramientas de autoría (procesadores de texto, programas multimedia, etc.), luego los publica en “espacios de trabajo”. Por otro lado, puede reutilizar contenidos ya existentes repositorios digitales como insumo para crear nuevos contenidos educativos. El consumo de estos recursos por parte de los alumnos se realiza a través de enlaces en LMS que vinculan directamente a los materiales alojados un CMS o en otras bases de datos o bibliotecas virtuales. El factor crítico para alcanzar niveles más avanzados de integración de tecnología en una universidad virtual, no se encuentra necesariamente en por el lado tecnológico sino más bien en el metodológico, en tanto posibilite diseñar experiencias significativas de aprendizaje aprovechando estos entornos y la gran variedad de recursos virtuales disponibles. Dicho de otro modo, integrar tecnologías en la educación no consiste en contar con potentes espacios virtuales para almacenar de contenidos sin estructura y sin objetivos pedagógicos definidos. En ese sentido, la disponibilidad de recursos en estas plataformas de interés para los usuarios está directamente relacionada con el desarrollo de una cultura digital en la universidad y el desarrollo de competencias de docentes para la gestión del proceso de enseñanza – aprendizaje utilizando la tecnología digital. Competencias docentes para la integración de TICS Siguiendo la tesis de Prensky14, las generaciones nacidas en las dos últimas décadas han crecido rodeadas de las tecnologías, Internet y artefactos digitales (CD, el vídeo, el teléfono móvil, los videojuegos, etc.). Estas tecnologías ya estaban ahí cuando ellos nacieron y las incorporaron con total naturalidad a su entorno, de la misma forma que las generaciones anteriores lo hicimos con el automóvil y la televisión. La nueva generación se caracteriza por tener una total familiaridad con las tecnologías digitales — por ello son llamados nativos digitales — pero, además, se sabe a partir de estudios en neurociencias, que su forma de pensar y la estructura física de su cerebro, es distinta a la de los inmigrantes digitales, que aprendieron y se formaron en un mundo analógico. Esto sugiere un cambio radical en la forma de comprender e interactuar con el mundo y representa un problema real cuando las dos generaciones comparten un mismo espacio, sea físico o virtual. Como señala Gruffat (2005), si bien la transmisión de conocimiento entre generaciones siempre ha sido una relación compleja, cuando la fractura intergeneracional es tan radical, el proceso se complica más todavía. Los profesores inmigrantes digitales asumen que los principiantes son iguales que lo han sido siempre, y que los mismos métodos con que trabajaron los profesores cuando eran estudiantes ahora sirven para sus estudiantes. Pero esa idea ya tiene fecha de caducidad, especialmente en dispositivos de formación virtual, en donde se reconoce la necesidad de contar con pedagogías adaptadas a estos contextos. En ese sentido, es conveniente acelerar la “nacionalización” (Pisictelli 2006) de los docentes en el mundo digital, desengañándose de que los nativos digitales aprenderán una lengua muerta, la de una generación anterior. Como hemos visto anteriormente, la evolución de la universidad virtual hacia niveles que aprovechen de manera creativa y eficaz la tecnología para desarrollar, por ejemplo, modelos curriculares de autoaprendizaje, requiere de docentes que puedan entender el mismo lenguaje que sus estudiantes, pues es únicamente hablando el mismo idioma que el entendimiento será posible. Reconsideraciones para la docencia Uno de los puntos que resaltamos es que alrededor de esta discusión entre nativos e inmigrantes digitales existe la oportunidad de renovar la propuesta pedagógica y valorar el rol del docente como facilitador y, el del alumno como sujeto activo de su aprendizaje. Para ello, necesitamos reconsiderar cómo manejar las herramientas del mundo digital en el proceso de enseñanza aprendizaje en el contexto de la universidad virtual. Ello pasa por reconsiderar la metodología, el contenido y ejercitarse en el desarrollo de competencias específicas para el entorno digital. 14 En los años 1994-96 Mark Prensky plantea la existen dos generaciones en función de su relación con la tecnología. En los últimos tiempos, han sido desarrollados en profundidad, reflejando con acierto hacia dónde están evolucionando las tecnologías en la información y la comunicación, y esbozando los rasgos de los usuarios en un contexto digital. Incorporar las herramientas tecnológicas en el proceso de enseñanzaaprendizaje Prensky (2004) propone que los procesos de incorporación de tecnología en cualquier ámbito pasan generalmente por cuatro fases: 1. 2. 3. 4. Jugar con la idea Hacer lo viejo a la manera vieja Hacer lo viejo a la manera nueva Hacer cosas nuevas de modos nuevos. Para él, el problema que comparten varias experiencias fallidas de integración de dichas herramientas reside en el hecho de que pocas veces se ha sobrepasado la fase de "jugar con la idea". Los infinitos programas que en el último cuarto de siglo han sugerido, como destaca Piscitelli, (2006), que es hora de tomarse en serio a las tecnologías tanto en entornos físicos como virtuales, muchos intentos sucumbieron siempre a la falta de escala, por limitaciones del software, y la incapacidad de los docentes no formados en estas tecnologías para utilizarlas. Es importante la exploración de las tecnologías para apropiarse de ellas, en ese sentido Marguilis (2007) nos recuerda que el aspecto lúdico del aprendizaje encuentra en las TICs un aliado poderoso, sin duda, esta es un camino a tomar si es que queremos evitar hacer más de lo mismo con aparatos nuevos. Dicho de otro modo, si queremos evitar introducir artefactos y reproducir métodos inapropiados de enseñanza-aprendizaje, debemos recrear la metodología buscando hacer cosas nuevas. Para Alava (2000) la tecnología interviene en la variación del contexto educativo y es una fuente de modificación de las practicas educativas del profesor y lo lleva a asumir roles diversos en la relación pedagógica (tutor, facilitador, mediador, etc. Por ello, los profesores de hoy tienen que aprender a comunicarse en la lengua y el estilo de sus estudiantes. Para Piscitelli (2006) significa ir más rápido no paso a paso, profundizar más pero en paralelo, acceder bajo el azar, entre otras acciones. Competencias docentes para el entorno digital y el desarrollo de la universidad virtual Para trabajar en el acercamiento y entendimiento entre generaciones de nativos e inmigrantes, distinguimos que el docente debe trabajar cinco grandes competencias vinculadas con el uso de las tecnologías de la información y de la comunicación en la universidad virtual: 1. Gestión de la información Utiliza eficazmente las tecnologías de la información y de la comunicación para gestionar la información. Determina el alcance de la información requerida Accede a la información con eficacia y eficiencia Evalúa de forma crítica la información y sus fuentes Incorpora la información seleccionada a su propia base de conocimientos Reconoce la problemática económica, legal y social que rodea al uso de la información, accede a ella y la utiliza de forma ética y legal. 2. Integración de tecnologías en el diseño pedagógico Apoya el proceso de enseñanza-aprendizaje haciendo uso creativo, crítico y reflexivo de las tecnologías de la información. Analiza las características de las TICs y sus aplicaciones en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Diseña actividades haciendo un uso óptimo del las herramientas a disposición. Emplea entornos virtuales de aprendizaje de manera creativa, crítica y reflexiva como herramienta de apoyo al proceso de enseñanza aprendizaje. 3. Comunicación pedagógica en medios digitales: Se comunica de manera efectiva utilizando recursos y medios digitales en su actividad docente. Emplea diversos medios de comunicación digital para facilitar el proceso de enseñanza-aprendizaje Maneja los procesos de comunicación pedagógica en entornos digitales. Aplica los recursos del lenguaje multimedia en la comunicación pedagógica Asume roles diversos en una situación pedagógica (tutor, facilitador, experto, etc.) y emplea estrategias y herramientas apropiadas para su función. Se relaciona con fluidez y empatía con dispositivos móviles de comunicación. 4. Producción de materiales educativos digitales Desarrolla materiales educativos digitales para apoyar el proceso de enseñanza-aprendizaje Domina programas dispositivos e informáticos básicos para obtener, diseñar y desarrollar contenidos digitales. Domina programas informáticos específicos de las materias que imparte Desarrolla materiales educativos digitales creativos y adaptados a las necesidades de aprendizaje de los alumnos. 5. Gestión académica administrativa con el uso de TICs Maneja con efectividad los aplicativos informáticos institucionales para la gestión de la información académica y administrativa relacionada con la actividad docente. Procesa las calificaciones y tareas de seguimiento académico haciendo uso de programas informáticos. El proceso de desarrollo de una competencia, entendidas como un núcleo de conceptos, habilidades y actitudes, es un proceso progresivo, iterativo y que requiere ser puesto en prioridad en la agenda pendiente: la formación continua del docente. Integración de las TICs: una renovación en la organización en la pedagogía El empleo de las tecnologías en la educación muchas veces está asociado a iniciativas de pioneros que incorporan el uso de TICs en sus cursos. Pero, para que el impacto de estas iniciativas goce de un contexto que promueva la continuidad, se requiere de un apoyo institucional que las acoja y articule, desde una visión compartida de la finalidad del uso de las TICs dentro de la universidad. La apuesta institucional es el punto de quiebre necesario para la continuidad de estas iniciativas, pues la sola introducción de tecnologías no representa en si un cambio en los procesos educativos, para ello es importante construir un proyecto intencional y planificado de cambio. Comentarios finales El entorno actual no sólo exige la utilización de plataformas y herramientas tecnológicas; sobre todo, se requiere de un modelo pedagógico que valore la gestión del conocimiento y del aprendizaje, así como una cultura que fomente la autonomía del alumno y la formación de comunidades de aprendizaje. Para los docentes, los entornos mediatizados constituyen elementos reorganizadores de la comunicación pedagógica y de las decisiones didácticas. Las implicancias de las elecciones sobre los medios y recursos tecnológicos son decisivas sobre el rol del docente en la comunicación pedagógica. Alava (2000) destaca que muchas veces, el profesor, apoderado de un miedo hacia las tecnologías, abandona su rol en la transposición didáctica y deposita su confianza en el técnico o realizador del recurso de aprendizaje. Por ello es importante encontrar un equilibrio entre una lógica técnica y una lógica pedagógica en la concepción de recursos educativos digitales y, de manera global, en la concepción del uso de estos recursos en un entorno de formación donde las exigencias se sitúan en la construcción y en la socialización del conocimiento. Finalmente, es la sinergia entre recursos humanos y recursos materiales, la que permite estructurar los recursos educativos alrededor de dos funciones complementarias: acceso a las actividades de aprendizaje y acceso a recursos que favorecen la comunicación y la socialización. Bibliografía ALAVA, Séraphin. 2000 Cyberespace et pratiques de formation : des mirages aux usages des enseignants. P. 45-63. 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