56 CONOCER Zoom Excusas para no pensar los lectores preguntan a eduardo punset ¿Qué mandamientos rigen nuestro comportamiento? F ue leer el final de la novela de divulgación científica escrita por los catedráticos de Física Javier Tejada y Eugene Chudnovsky, titulada El viaje de Cloe, lo que me suscitó la idea imparable de pedir a mis lectores que me dijesen cuáles pensaban ellos que serían los diez mandamientos si hubiera que escribirlos de nuevo. La novela, editada por Destino, sugería –siguiendo la conclusión de la extraterrestre Cloe– que en el cerebro humano hay un predominio de las emociones sobre la razón, para acabar afirmando que el amor es el valor humano de mayor universalidad. Yo también, como Cloe, habría empezado con el amor. Hace más de tres mil millones de años fue, precisamente, el primer instinto verificable que impelía a los primeros organismos, como las bacterias, a fusionarse unas con otras para sobrevivir. «¿Hay alguien más?», susurraba en voz alta, atónita, desesperada por la soledad del vacío ardiente imperante en la primera atmósfera de la Tierra. Así que el amor vendría a ser el primer mandamiento si xlSemanal 23 de octubre de 2011 hubiera que reescribirlos hoy. Me caben pocas dudas de cuál sería el segundo. Los organismos unicelulares desistieron de su anarquía y soledad hace unos setecientos millones de años, conjuntando por primera vez lo que luego todos hemos tildado de organismos multicelulares. Más resilientes, más grandes, más poderosos, más cercanos a nosotros que somos una comunidad andante de células. Esas comunidades andantes de células se podían hablar unas a otras, intercambiar conocimientos, chismorreos y genes. El segundo mandamiento pronto fueron las redes sociales, sin las cuales no se podía vivir. El tercer mandamiento tiene que ver con la redistribución del trabajo en lugar de la redistribución de la riqueza, que el avance tecnológico ha hecho superflua. Ahora resulta que, por primera vez en la historia de la evolución, la esperanza de vida aumenta dos años y medio cada diez años, de manera que ya nadie puede discutir –ese es el tercer mandamiento– que hay vida antes de la muerte. Yo he constatado, examinando los fósiles, que los cuerpos de los jóvenes eran los más quebrados por las guerras interminables; marina cano marta garcía de e. correo electrónico "Las células chismorrean entre ellas desde siempre. Sin redes sociales no se puede vivir" todo hace pensar que la manada se tornaba hacia los más jóvenes en busca de liderazgo en tiempos de crisis. Se escuchaba a los mayores, pero los que se remangaban y cruzaban el río eran los jóvenes. En tiempos de crisis, el liderazgo era de los jóvenes. ¿Por qué se enamora Cloe de los humanos? ¿Qué es lo que más la impresiona? Cloe observa la complejidad del ser humano, la 'rareza del vivir' y la vulnerabilidad a cualquier daño porque todavía no hemos llegado a la sociedad totalmente tecnificada de la cual ella procede. Los demás mandamientos se los sugirió Cloe a los humanos porque estaba claro para ella lo que iba a ocurrir y no sabían todavía los humanos. Deberían apegarse a una concepción menos fugaz y más geológica del tiempo porque la instantaneidad en la que se movían los humanos les impedía aclararse. ¡Por Dios! –exclamaba ella una y mil veces–. ¿Cómo podían no haberse dado cuenta todavía de que sus sistemas educativos necesitaban el desaprendizaje –desaprender la cantidad de tonterías que les habían enseñado– y asumir de una vez por todas el aprendizaje emocional?; es decir, aprender a gestionar sus emociones básicas y universales como la ira, la rabia o el miedo. Por último, con Cloe o sin Cloe, será preciso que la gente acepte buenamente que la intuición es una fuente de conocimiento tan válida como la razón. Que la belleza es la ausencia de dolor y que –como les descubrió mi perra a mis mejores amigos neurólogos– la felicidad está en la sala de espera de la felicidad. n Si quiere participar en la sección, envíe sus preguntas a [email protected] o a XLSemanal. Excusas para no pensar. Calle Juan Ignacio Luca de Tena, 6. 28027 Madrid.