DOCUMENTO DE TRABAJO. (No citar) El REALISMO EN LOS ESTANDARES INTERNACIONALES DE CONTABILIDAD1 Introducción: Las actuales discusiones de las ciencias sociales, en especial giran en torno a la verdad de lo aceptable o no, en la relación ciencia-realidad. Estas discusiones emergen debido principalmente a las fracturas que se evidencian entre la teoría y sus aplicaciones, en una especie de reconocimiento social sobre la inoperancia de lo supuestamente científico que por condición debe servir para resolver los problemas de la realidad. En otras palabras, la ciencia, la tecnología y el conocimiento científico, avanzan demostrando su poderío, pero igual la pobreza y el subdesarrollo de los pueblos. En especie de galimatías las contradicciones son evidentes posibilitando la emergencia de preguntas sobre la realidad y el realismo de los asuntos. Desde luego las ciencias y disciplinas sociales se encuentran fuertemente implicadas en la búsqueda de respuestas. La contabilidad que se mueve entre el mundo de las mediciones, las valoraciones económico-sociales, las evaluaciones, las decisiones, el registro de los hechos, igual, se encuentra cuestionada pues demuestra falencias y fracturas que cuestionan su operar y manera de comprender y explicar la realidad. Desde este ángulo es pertinente preguntarse sobre el tipo(s) de realidades que observa y acota la contabilidad, las metodologías que emplea y en especial sobre su papel transformador, por supuesto aceptando que el camino de la indagación, la investigación y el conocimiento en su versión amplia de contenidos, posibilitan este proceso. Tal vez sin que se explicite exactamente, la contabilidad se mueve en dos vías que le resultan contradictorias. Por una parte, la necesidad de dotar a este cuerpo de conocimientos de requisitos de validación en el marco de lo conocido como mundo científico, que al parecer sigue lógicas en general incomprendidas como fenómeno también de la realidad. Por otra, la necesidad de 1 Documento de Trabajo preparado por Rubiela Jimenez Aguirre y Edgar Gracia López. operar frente a la concreción de prácticas sociales institucionales y no-institucionales, las que al parecer la determinan en cuanto a conocimientos más legitimados socialmente por el uso que por lo que la contabilidad represente en el marco de las debidas transformaciones sociales. En uno y otro caso de estas dos vías, lo aparentemente cierto es que la contabilidad se encuentra frente a la obligación de respuestas sobre lo que sucede en la realidad, asunto que le implica cuestionar-se, el método, la metodología(s) y las concepciones bajo las cuales se trabaja sobre la realidad, en el sentido de ¿qué tipo de realidad(es) observa la contabilidad?, o ¿Cuál(es) son las concepciones bajo las cuales la contabilidad explica la realidad? La indagación sobre el asunto de la realidad que observa la contabilidad y las concepciones que le acompañan es importante por varias razones: uno, por la posibilidad de su descentramiento respecto de versiones, conceptos y concepciones que la han cosificado reduciendo sus expresiones y argumentos en favor de planteamientos que intentan sólo mirar el fenómeno de los asuntos sin acudir a la esencia de los mismos. Dos, por la necesidad de incrustar los desarrollos y progresos de la contabilidad en las actuales emergencias contemporáneas de mundo, en las que se identifican la presencia de nuevos atributos en relación con las maneras de observar, analizar e integrar. Hoy en día—por ejemplo, lo intangible y la intangibilidad aparecen como necesidades valorativas sociales que toman valor independiente de las comprobaciones y verificaciones de corte cuantitativo. En los actuales escenarios del conocimiento lo intangible está resultando determinante, desplazando o complementando el examen de realidades basadas en la expresión de los hechos como cosas, insinuando la importancia de la consideración de las nuevas realidades emergentes como fundamentalmente relacionales y basadas en la incertidumbre y lo caótico. Tal vez no es inadecuado afirmar que en la actualidad todo lo sólido se desvanece en el aire—por supuesto obligando a la comprensión de las nuevas realidades cualitativas donde al parecer la representación, la cultura, el sentido, adquieren nuevos ángulos de observación. El tránsito de lo enteramente fundamentado y conocido a lo elaborado y construido--parece, se invierte en el sentido de lo desconocido e incierto a lo altamente probable. En términos de objetos del mundo, parece, se enarbolan nuevas interrelaciones e intersubjetividades donde no sólo el hombre/mujer habla de los objetos sino que los objetos igual emiten señales que condicionan las expresiones y actuaciones. Por supuesto—para el caso de la contabilidad, estos condicionantes de asimilación de la realidad social impactan su contenido, denotando la necesidad del descentramiento y presencias de nuevos constructos. Tres, por la potencialidad de re-construir y fortalecer el cuerpo explicativo y analítico de la contabilidad frente a la localización psíquica de los sujetos respecto de la realidad que se construye. En estos aspectos de comprensión ética-moral, la contabilidad tiene mucho por avanzar en relación con lo público, el argumento y el discurso. De hecho, parte del reconocimiento de la contabilidad en el marco de nacimiento de la modernidad, al parecer estuvo centrado en su papel organizador de las cosas y dinámicas de la riqueza en relación con la emergencia de tenencias y propiedades, asunto que implicó la representación como manera de posibilitar la construcción de acuerdos por la vía comunicativa, escenario que permitió –de alguna manera, limar parte de las violencias de mundo presentadas al momento de las reparticiones. Es un problema ético-moral de la contabilidad el hacer que las riquezas se repartan con equidad. A esta realidad ético-moral la contabilidad le debe respuestas. Como se comprende, la emergencia de nuevas realidades colocan en tensión las apreciaciones, los conceptos, teorías, resultados y eficacias sociales, tal vez, demarcando la necesidad de replantear lo concebido como ciencia contable, orientando el sentido hipotético de la contabilidad en términos de un conocimiento fuertemente afincado en la representación, la argumentación y el discurso, como vehículos para potenciar los acuerdos y limar las asperezas producidas por el sentido de explotación del mundo. En este sentido, el trabajo pretende explorar la hipótesis: la contabilidad es potencialmente constructos basados en representaciones signosemánticas, dispuestas para los acuerdos sociales en presencia de múltiples realidades económicosociales. Para el efecto, este trabajo examina algunas de las consideraciones enunciadas sobre el realismo. En la primera parte se examinan las consideraciones sobre el realismo y en una segunda se establecen relacionamientos sobre lo propuesto como estándares de contabilidad. En la última parte se examina lo considerado como esencia-forma, asunto de importancia para la comprensión de lo real. Aspectos de la crisis en la ciencia. Un asunto que actualmente se viene tratando con cierta regularidad tiene que ver con la crisis de pensamiento que acompaña a las ciencias, especialmente las connotadas como sociales. Esta crisis explicada desde diversos referentes se resume como la incoherencia manifiesta en la comprensión y explicación de las realidades. De una manera no bien precisa, se afirma que las teorías, categorías y cuerpos conceptuales, no están sirviendo como mediaciones especiales para resolver los problemas que se manifiestan en la realidad. Esta situación—por supuesto, está generando preguntas sustanciales de distinto orden y alcance, entre otras como las siguientes: ¿es real la realidad?, ¿de qué realidad se está hablando?, ¿la realidad es externa al sujeto o construida o inducida por este?, realmente se tienen teorías y si se tienen cuales son concretas? Desde luego las preguntas sobre el carácter político que manifiestan los esquemas y enfoques teóricos también se hacen presentes, ¿Cuáles son y de qué tipo, los intereses encerrados en las formas de representación asumidas por las teorías? Es innegable que en la sociedad contemporánea se identifican la emergencia de nuevas problemáticas de entorno, frente a las cuales no se tienen respuestas para su tratamiento y resolución. Basta con mencionar—por ejemplo la crisis ambiental del orbe, los problemas de seguridad alimentaria que amenazan con destruir las aparentes armonías como se administran los recursos, el problema de subjetividad y ética en el marco de los problemas contemporáneos que tiende desde la conciencia a naturalizar los fenómenos de la corrupción. En estos aspectos---por supuesto, emerge con fuerza la pregunta sobre el sentido de la modernidad y más que ello, la pregunta(s) sobre las fracturas que se presentaron en el tránsito de la tradición a la supuesta modernidad. En las fracturas del tránsito de la tradición a la modernidad, es posible identificar al menos varios asuntos: uno, el quiebre espacio-temporal que se manifiesto en la manera como los sujetos apropiaban la realidad. Todo parece indicar que en el marco de la tradición, la condición de tiempo connota para los sujetos la presencia de una realidad universal determinante para el significado del pasado y el futuro. En la tradición—de una manera no bien comprendida por los modernos, el futuro resulta apropiado como ya vivido. Para la tradición el futuro siempre está a la espalda del hombre y no como en la modernidad, al frente del mismo, tanto así, que en el plano de tradición las realidades resultan completamente dadas o establecidas. En la Modernidad—parece, el tiempo resulta escindido constituyendo una realidad como fragmentada y esencialmente recibida. De facto, el tránsito de lo dado a lo recibido, condicionó la manera de operar en el mundo a partir de considerar la necesidad de dominio y control de las cosas. Desde este plano podría asegurarse, emerge el problema cultural de la objetividad como realidad. En este quiebre espacio-temporal se definen muchas de las situaciones—al menos las que inauguran el realismo como problemática especial de la filosofía. El denominado realismo trascendental—por ejemplo, considera el espacio-tiempo independiente de la sensibilidad (ABBAGNANO: 2007: 894), asunto que resulta complementado por Kant en el sentido que admite la realidad externa de las cosas (realismo empírico), indicando con ello la existencia de las cosas independiente del acto de conocer. En relación con ello emerge la conocida tesis del realismo ingenuo en el sentido de defender la independencia entre el objeto conocido y el acto psíquico por el cual se conoce tal objeto (ABBAGNANO: 2007: 894)). Por supuesto para las culturas del tiempo de la tradición, el objeto y el ser encarnan una única y determinante relación con el universo, es decir objeto y hombre(s) integrados ante la presencia de lo cosmogónico. En la modernidad la fragmentación quedó fraguada inaugurándose la fractura definitiva. Por supuesto con la modernidad emerge en definitiva el problema del realismo, dimensión otorgada por los denominados nominalistas en aparente superación de la escolástica. Desde luego varias son las clasificaciones asumidas como corrientes en el denominado realismo. En términos generales se conocen dos: aquel realismo que se apoya en la definición ontológica (conforme al objeto) y otro soportado en la definición semántica. Desde el punto de vista ontológico se reconocen dos vertientes: [a] el descriptivismo y [b] el objetivismo. En el descriptivismo [a] el discurso inmediato acerca de la realidad supone a las entidades2 que describe exactamente como son sin necesidad de traducir nuestro discurso por medio de otros lenguajes (ABBAGNANO: 2007: 895), lo que da a entender que la interpretación resulta aparentemente neutralizada por el sujeto. En el caso del objetivismo [b] los objetos son considerados existentes y poseen determinadas características del todo independientes de las condiciones epistémicas del sujeto que conoce (ABBAGNANO: 2007: 895). En este caso, los realistas se clasifican según adopten un punto de vista epistémico o no epistémico sobre la verdad. El realismo epistémico afirma que debe ser posible conocer las entidades admitidas, mientras el realismo no epistémico es según el cual tales entidades se admiten independientemente de nuestra posibilidad de conocerlas (895). 22 La lógica contemporánea adopta el término entidad para indicar todo sujeto del cual se pueda definir el status existencial; o como también se dice, todo objeto respecto al cual el uso lingüístico implique un “compromiso ontológico”. Carnap ha defendido el uso del término, insistiendo al mismo tiempo en el hecho de que las entidades de que se habla en lógica no son reducibles a datos sensibles y, por lo tanto, no son entidades reales (ABBAGNANO: 2007: 377) Un punto interesante del realismo tiene que ver con el denominado objeto-centrismo según el cual el protagonista del proceso cognoscitivo es el objeto, al que el sujeto que conoce debe adecuarse. Desde este sentido el sujeto es prisionero de la realidad de los objetos sin más perspectiva que la aceptación de los fenómenos tal cual estos se presentan. En este plano se aceptan las cosas a través de una especie de fisicalismo donde el mundo de lo real resulta reducido a la dimensión de la extensión y de las relaciones cuantitativas. Desde luego este tipo de realismo adquiere su sentido dependiendo del tipo de objetos a los que se aplica. El realismo ingenuo o de sentido común—por ejemplo, cree en la existencia indubitable de los objetos de la experiencia inmediata (el mundo externo) pudiendo desembocar en un realismo empírico. Según HESSEN en este tipo de realismo las cosas son como se observan (1980: 40-41). Cercano a este tipo de realismo ingenuo se encuentra el denominado realismo natural donde los objetos responden exactamente a los contenidos de la percepción (1980: 40). El realismo científico que admite la existencia de entidades no observables, como por ejemplo: los electrones, los campos de fuerza. El realismo matemático o lógico que admite la existencia de objetos abstractos como los números y los conjuntos. El realismo ético que acepta la realidad objetiva de los valores y derechos (ABBAGNANO: 2007: 895). En estos dos tipos de realismo (científico y lógico) la episteme se hace presente (realismo epistémico) considerando de entrada posiciones respecto a la verdad de las entidades tratadas. Un punto importante en la aclaratoria de lo significado como realismo, se refiere a la aceptación de que este corresponde a una cosmovisión y no a una teoría3. Lo interesante de esta posición es el sentido previo de la cosmovisión. No hay teoría sin cosmovisión previa y la teoría es cierta, partiendo de la cosmovisión desde la que se plantea. En este sentido cuando se quiere construir teoría o evaluar una teoría se parte no de una doctrina sino de una cosmovisión desde la cual es posible la explicación sobre las características y el funcionamiento de la realidad. De tal manera, una teoría es realista porque se crea en función de parámetros establecidos por la cosmovisión realista, no porque habla sobre la realidad. (DALLANEGRA: 2009). Desde este planteamiento y en términos de realismo la pregunta central se refiere a las maneras de concebir de 3 Es habitual confundir teorías realistas con realismo. Es común hablar del “realismo” como una teoría perimida que ya ha sido superada por otras corrientes, particularmente la sistémica, cuando en realidad, se trató de una cosmovisión no de una teoría. Puede haber corrientes sistémicas o no, lo cierto es que cuando se habla de realismo, no está hablando de una teoría, sino de una cosmovisión desde la que uno se ubica para desarrollar teorías que denomina “realistas” sean estas sistemáticas o no (DALLANAGRA: 2009) la realidad y más allá a las concepciones y cosmovisiones de mundo, que se hacen presentes, ¿desde cual concepción de mundo se examina y valora la realidad de los objetos y fenómenos?. Referido desde las concepciones que se asumen para explicar la realidad, se abren dos vertientes, una en cuanto a la realidad encerrada en el mundo de las teorías y otra en relación con la observación directa de los fenómenos que se perciben en la realidad y que la conciencia asimila. En el primer de los casos, el cuestionamiento a la ciencia y sus alcances, mientras en el segundo aquello que se relaciona especialmente con la praxis cognitiva que el hombre/mujer desarrolla para dominar los objetos del mundo en el marco de su praxis productiva y política y que se relaciona íntimamente con la historia, la cultura, la diversidad. Por supuesto en cuanto a la realidad encerrada en el mundo de lo científico, éste involucra principalmente a los hacedores de ciencia. En esta realidad, los sujetos prefijan condicionantes que se adhieren al reconocimiento de comunidades científicas, donde especialmente se reconoce a la investigación científica y sus metodologías como fundamentales para la obtención de los resultados. En este orden de realidad, se aceptan las demostraciones y los resultados siempre y cuando estén mediados por investigaciones científicas exitosas. En estos casos el conocimiento se hace posible aún en aquellos casos en que el fenómeno relevante no se pueda observar directamente4 (VARGAS: 2008: 12). El realismo científico se define así, en tanto se justifican los hallazgos como valiosos a pesar de reconocer que los métodos científicos son falibles. Es pertinente considerar que frente al tipo de realismo científico, este se torna útil en tanto intenta superar miradas igualmente defendidas por otras corrientes, como por ejemplo la propuesta por el realismo empirista que otorga preferencia a los datos observables sobre la teoría. Aunque el empirismo en el sentido de que la experiencia es la fuente de todas nuestras ideas, ha caído en desuso, de alguna manera se sigue aceptando ampliamente que la experiencia es la única base que tenemos para justificar nuestras creencias respecto a las cosas de hecho. En este aspecto el realismo científico asegura que no puede haber evidencia que racionalmente distinga entre dos ciencias totales empíricamente equivalentes5. Desde luego el realismo científico también intenta superar otras miradas como por ejemplo de quienes argumentan que la teoría depende de los 4 Es típico del realismo científico especificar profusamente los fundamentos y metodologías de construcción con el ánimo de demostrar fielmente el soporte de los hallazgos, los cuales pueden llegar a ser producidos por vías diferentes a las postuladas. El científico puede resultar defendiendo más la metodología de construcción que la presencia misma de los resultados. En este plano, el resultado es bueno, si la metodología es previamente exitosa, de lo contrario simplemente merece el rechazo. 5 A esta postulación se le denomina “tesis de la evidencia indistinguible. métodos (especialmente de la observación). En este aspecto, se concluye que es insostenible la concepción realista del crecimiento del conocimiento, debido a la incomensurabilidad semántica y metodológica producto de los cambios revolucionarios de la ciencia (VARGAS: 2008: 15). Por supuesto las criticas a la ciencia desde el pos-modernismo, es que esta simplemente es un constructo social donde la verdad, la evidencia, el conocimiento que la soporta, es sólo constructos que toman valor dependiendo de las condiciones de época que se vivan. En un pasado, se creía exactamente que la tierra era el centro del universo y a partir de esta concepción se elaboraban las respuestas y explicaciones sobre la realidad física. En este pasado, la verdad devenía de una especial fuente divina que la otorgaba el hecho de sostener el mundo desde las versiones geocéntricas. Hoy en día la ciencia trabaja un concepto de verdad como probabilidad que en nada se asemeja al asumido por la ciencia del siglo XVlll planteado como certeza. En el sentido de defender lo que se considera ciencia o no, se debaten las corrientes filosóficas que aspiran a entregar las respuestas totalizantes6 sobre estos asuntos. Precisamente el empirismo lógico—en parte ha fracasado por pretender demarcar exactamente lo que es ciencia, tratando de establecer distinciones entre la ciencia buena y la mala (metafísica). Para los empiristas lógicos todo lo que sea inobservable cae dentro del campo de la metafísica dudándose así de su significado y contenido. Los estándares internacionales de contabilidad. Varias son las consideraciones de la realidad que envuelven a la contabilidad, como aquella que observa la realidad desde el descriptivismo de cosas como sucede en las prácticas contables orientadas al simple ordenamiento (de inventarios, por ejemplo) hasta el realismo objetivista que implica posturas epistémicas, como por ejemplo, en la relación forma- esencia, imagen fiel, transparencia, la revelación de información, el control. Podría argumentarse que en las posturas epistémicas objetivistas, el sujeto(s) termina incidiendo fuertemente en la manera como se observa la realidad. En últimas el sujeto interviene observando lo que su racionalidad, conciencia y conocimiento, le permite observar. 6 J. Habermas, observa las limitaciones en que cayó la filosofía al pretender abarcar con su criterio de totalidad todos los asuntos del mundo de la vida. Por supuesto la consideración de realidad postulada desde el denominado constructivismo social resulta especialmente diferente al descriptivismo y objetivismo. Según el constructivismo social se le asignan funciones sociales especiales a los objetos. En este sentido—por ejemplo, los informes contables son constructos determinados en su naturaleza y contenido por los atributos que se le otorgan socialmente y al parecer no porque en últimas se refieran a hechos. Desde luego este constructivismo social tiene varias versiones: a) el derivado de la condición que socialmente impone un paradigma exitoso, b) como un proceso social sometido a influencias económicas, políticas y sociológicas, c) el determinado por relaciones de poder social. Si se examinan los estándares de contabilidad a la luz de estas tres versiones de construcción social, se puede identificar que como tales son el resultado más de la presencia de relaciones de poder social y ello en razón a que en la práctica no es posible identificar paradigmas exitosos en la contabilidad, que por su capacidad impongan y determinen en forma precisa los ejemplares generales a utilizar. Si bien los estándares de contabilidad se mueven sometidos a la presión de influencias políticas y sociales, estos son más el resultado de los procesos de normalización postulados por agencias de poder. Al respecto no se debe olvidar que han sido más las necesidades de las empresas multinacionales, las que han propugnado por la emergencia de la normalización contable internacional apalancados en organismos de gran poder como ONU, BM, BIB, SEC, IFAF, que las propias como criterio de desarrollo del conocimiento contable. El tema de la contabilidad internacional ha estado orientado por la necesidad de: 1) el análisis comparativo internacional, 2) los temas de medida e información contable relativos exclusivamente a las transacciones de empresas multinacionales y la forma de los negocios de dichas empresas, 3) a las necesidades contables de los mercados financieros internacionales, 4) a la armonización mundial de la diversidad en cuanto a contabilidad e información financiera, a conseguir mediante acciones políticas, organizativas, profesionales y de fijación de normas (GONZALO Y PEREDA: 1988: 29). Los órganos internacionales públicos y privados—respecto de la dinámica contable, es evidente se han constituido en fuente de parámetros y criterios sobre lo que significa él debe ser de la contabilidad, propugnando por la presencia de constructos de realidad que poco o nada tienen que ver con la verdadera esencia de los hechos de las transacciones que se presentan en contextos determinados. En la práctica la explicación de realidad se soporta más en la racionalidad interesada y estratégica de acciones teleológicamente orientadas por objetos contables, que en la demarcación concreta de los hechos con referencia a la realidad objetiva. Estas acciones soportadas en el poder de los organismos de naturaleza generalmente supranacional, construyen realismos apoyados en una especie de subjetivismo lógico que otorga validez a los asuntos dependiendo de las condiciones. En el fondo, la problemática de los estándares de contabilidad se inserta en las tendencias generales armonizadoras sobre todo tipo de comportamientos, empresariales, sociales y económicos, donde sin que exactamente se identifique, se piensa y se actúa en el marco de una geopolítica de poder-saber pre-definida y normalizada en su arquitectura, apoyada en los saberes instrumentalizados, cultivados desde la razón misma, presente ahora—en la modernidad, bajo la forma racional (GRACIA: 2012: 17). En estas tendencias globalizadoras y armonizadoras fácilmente se descubre la propensión a la generación de nuevas realidades de la economía (realismo económico) apoyadas en nuevas definiciones jurídicas, como lo afirma Negri, los procesos de globalización ya no son un hecho sino también una fuente de definiciones jurídicas que tienden a proyectar una figura supranacional única de poder político (HARD y NEGRI: 2000). En estos asuntos, parece que se abren camino lógicas referidas a la producción de discursos jurídicos en las que priman formas jurídicas proclives a la presencia de tendencias reguladoras internacionales (Programa de Investigación UM: 2012). En este marco de referencias—es posible, los estándares de contabilidad se convierten en simples piezas jurídicas de un nuevo orden internacional que se está abriendo camino. En los estándares internacionales de contabilidad, un sutil movimiento que es menester profundizar tiene que ver con la representación. Desde la posición de los pretéritos principios de contabilidad aceptados, la realidad de la aceptación general se derivaba de la descripción de las prácticas contables asumidas en los negocios. En un sentido positivo se afirmaba que las reglas contables tenían correspondencia7 exacta con la realidad (realismo por correspondencia). Ahora— parece los asuntos tienen que ver con la coherencia, en tanto la representación está orientada por objetivos (realismo coherentista). En este sentido, la perspectiva del modelo de las normas internacionales, su intencionalidad, no es la construcción de un cuerpo teórico de la contabilidad que permita conocer, interpretar y representar las diversas estructuras reales y de transacciones que se dan en la organización social productiva (social, económica, ambiental, ética, de responsabilidad 7 Desde el concepto de correspondencia se entiende que un “enunciado” es verdadero si corresponde con hechos de la realidad, Rorty citado por Carrizo rechaza la representación y la consideración de la verdad como correspondencia. No es posible determinar si ciertas entidades contables existen a partir de la aparición de la palabra que las nombra, o si la palabra es posterior a la existencia de la cosa, puesto que es el lenguaje quien nos da a conocer la cosa (Carrizosa: 2007: 24); desde este constructo estaríamos ante una verdad relativa. social, etc) sino más bien con el cumplimiento de objetivos predefinidos acotados que tienen en esencia que ver con el imperio propuesto por la arquitectura financiera internacional. Tal vez, el salto de los denominados estándares de contabilidad, esté dado por la prefijación de una concepción de realidad diferente a la pasada. En el pasado la teoría contable se apropiaba de los estudios en términos del desentrañamiento de la naturaleza del objeto(s) material(es), asegurándose que los datos del modelo reflejaran consistentemente estas dinámicas objetuales. En la configuración de nueva realidad, el aspecto sustancial parece centrarse en la información y la representación. De tal manera, los estándares de contabilidad realmente irrumpen al escenario como poderosos artefactos lingüísticos que deben cumplir la función de empoderar una nueva comprensión del mundo económico y social. En esta configuración, la duda emergente se relaciona con el sentido de contabilidad proyectado. En este salto manifiesto por los estándares de contabilidad, parece ya no imperará el desentrañamiento de los objetos sino la intima relación con los reguladores y las instituciones. En este plano los objetos económicos simplemente serán aceptados como tales. En otros términos, el mercado como institución—por ejemplo, hablará y determinará la contabilidad y no ésta lo que debe ser. En esta vía de análisis, la realidad de la contabilidad estaría en las representaciones que de ella hacen los sujetos cognoscentes. Al aprehender la contabilidad de los estándares, ésta de alguna manera estará en los sujetos, por supuesto no estará ni física ni metafísicamente, estará sólo representativamente. Desde este ángulo, las representaciones contables son formas semióticas de acercarse al mundo y relacionarse con este; de tal manera que una cuenta, un informe, una cifra, un modelo, construye y visibiliza información (aunque igual la puede ocultar) creando realidades (que pueden ser falsas) que tienen un impacto decisivo tanto en las formas como se estructuran las relaciones organizacionales como también en los esquemas mentales de los contables. Así, la información generada por el sistema contable no sólo describe tres aspectos de la realidad de un ente (realidad patrimonial, económica y financiera) sino que generará decisiones que podrían modificar la realidad empresarial y la de su contexto (CARRIZO: 2007: 20). Un aspecto que igual se debe precisar en el caso de los estándares internacionales de contabilidad, tiene que ver con la consideración de flexibilidad y ello por dos razones: una, por la dinámica de los negocios y empresas que deben remozar permanentemente su contenido a fin de garantizar las máximas utilidades. Dos, por el criterio profesional. En este caso, desde la creación de las comisiones impulsoras de los estándares las cosas han venido variando en especial en las última tres décadas. En el pasado, dependiendo de lo intenso de las regulaciones (dadas por la amplitud de las legislaciones, en el caso latino, o por los organismos profesionales, en el caso anglosajón) se disponía de los expertos que—en cada única situación determinaban el curso apropiado de las acciones. Ahora, mediante la presencia de las comisiones de estándares, se propugna porque el curso de las acciones sea demarcado precisamente por el estándar y no por el sujeto(s). En esta nueva dinámica, la flexibilidad es prácticamente controlada por el realismo que generan y determinan los órganos reguladores de estándares de contabilidad. El trabajo contable por medio de estándares, por supuesto se une a la dinámica de los negocios y empresas que constantemente remozan sus contenidos respecto de la organización de la propiedad. En el marco de los desarrollos y ajustes económicos, se reconoce explícitamente la permanente modificación de la forma-empresa (fusiones, alianzas, escisiones, asociaciones, conglomerados) desde el punto de vista jurídico y en relación con las dinámicas de los mercados, la rentabilidad, la estructura financiera de créditos y las modificaciones de la moneda. De facto, la contabilidad de los estándares se mueve por la vertiente institucional posibilitando con su que-hacer alrededor de la eficacia, el cómo de las formas de organización para la producción (eficiencias). En la práctica, existirán tantos estándares como regulaciones especiales requieran las estructuras financieras. El estándar tiene la ventaja de prefijar el objetivo, los atributos de conocimiento y las acciones teleológicas correspondientes, de allí que los estándares de contabilidad tengan correspondencia—con estándares de calidad de la organización empresarial. Podría afirmarse la metáfora de a cada cual para cada quien, cada estándar para cada forma-empresa. Es importante señalar que la forma-empresa se relaciona estrechamente con el control y la realización del valor económico. De allí que la definición de activo se explicite fundamentalmente como un recurso controlado por la entidad como resultado de sucesos pasados, del que la entidad espera obtener en el futuro beneficios económicos. En este sentido, el valor tomado como justo, es aquel valor de futuro que para su cumplimiento requiere de estructuras de control en relación con la forma-empresa que adopten las entidades. Este valor justo tiene que ver con simetrías de información para cumplir con el objetivo de que los estándares de contabilidad realmente---a través del control a la organización, logren hacer cumplir los contratos. De esta manera, la contabilidad es una de las distintas partes necesarias del mecanismo para hacer cumplir los contratos de una empresa (SUNDER: 2005: 47). Desde el anterior sentido y en el caso de los estándares de contabilidad, resulta cuestionable la pretendida concepción hipotética de la “empresa en marcha”. Desde la construcción social que se efectúa, aparece lo financiero y sus correspondientes mediciones como proclives al funcionamiento de la empresa, en el tiempo, cuando en verdad esta consideración depende más de factores asociados a la acumulación real, la productividad y la rentabilidad que a sentidos asociados con las circulaciones eminentemente financieras. El estándar de contabilidad, lo es más en función de la obtención del lucro derivado por el comportamiento del mercado y la información, que de los valores reales obtenidos por la organización. Siguiendo la línea del realismo y parafraseando a Carrizo y León (2007), manifiestan que en la línea corriente realista el mundo contable es real y objetivo y que puede ser descrito y corroborado empíricamente, forma manifiesta de verdad y realidad en las normas internacionales, pero también hay otras realidades que se construyen a partir de la mediación del lenguaje y la interpretación (corriente interpretativa inglesa) es decir, que dependiendo de las políticas contables y de los objetivos de la organización se podrá construir la realidad del ente económico. En este sin número de realidades, Mattessich propone un modelo de representación orientado al objetivo y sugiere que la realidad está constituida por diferentes niveles o capas conocido por los investigadores contables como modelo de la realidad en capas de cebolla. Frente a la realidad que construyen los estándares, es importante precisar que no puede haber ninguna regla científica que determine el papel y concepto de la contabilidad allí encerrado. Se trata de una realidad empotrada en la representación, con connotaciones respecto de la eficiencia y la eficacia difícilmente comprobables por vía de la contrastación empírica. En este asunto, las principales referencias indican la presencia de un entorno que condiciona las características que asumen los estándares de contabilidad. Es indicativo de los tiempos recientes que las estructuras financieras y de propiedad del capital financiero, estén desplazando las referencias del capital operativo y real. Por esta vía el constructo de realidad social se apoya en órganos reguladores que disponen de los criterios de acuerdo con el poder que tengan. Todo parece indicar que desde el campo de la representación se abren sentidos de realidad sígnico- semánticas, asociadas fundamentalmente a la triada: semiótica, capital y conocimiento. De esta manera, los informes financieros representan los fenómenos en palabras y números, que toman sentido más en el marco de los fenómenos considerados como financieros y no tanto del total de los hechos que los atraviesan. En este sentido, los estándares de la contabilidad se interesan básicamente por los fenómenos financieros y no por la esencia del conjunto de hechos concurrentes e interrelacionados que se presentan. En lo práctico de las operaciones y transacciones, los hechos económicos resultan en correspondencia concomitante con los sociales y jurídicos, incluso con hechos humanos que en general derivan del impacto ocasionado por la ejecutoria de las transacciones, asuntos que no forman parte de la observación de la contabilidad, ahora en este desarrollo del capital, convertida exclusivamente en financiera. En la nueva dinámica adoptada por la contabilidad que deviene impulsada por la presencia de un mundo potencialmente financiarizado, la representación fiel resulta en términos de la representación de los fenómenos y no en relación con la realidad concreta de los mismos. De esta manera, la contabilidad adopta en la representación una nueva forma que reemplaza la naturaleza ontológica de los objetos. Por esta vía, en el marco de una especie de realismo social se prefija un interés centrado especialmente en construcciones sociales orientadas por esquemas que determinan maneras generales y particulares de observar la realidad, en general apoyadas por una especial forma de regulación prescrita desde los cánones del derecho. Un asunto relevante en la discusión sobre el realismo (como cosmovisión ante el mundo) en relación con las normas internacionales de contabilidad--parece, se teje respecto de la diferenciación entre lo connotado como “hecho(s)” y lo concretado como “objetos”. En la práctica de las normas, los hechos—así lo indican las evidencias, están pasando a un segundo plano, otorgándose primacía a los objetos, en especial los inmateriales. De alguna manera los objetos, ahora transformados y caracterizados como inmateriales resultan menos discutibles que aquellos de los connotados como reales asociados a hechos o eventos. Por este camino se prefigura la presencia de un realismo que resulta independiente de los actos mismos del conocer. A partir de la anulación y pasividad del “sujeto”, el objeto asume relevancia a través de una naturaleza que resulta incuestionada por el sistema, el que se auto-referencia como financiero. En este sentido la validez de los asuntos resulta dada por la forma y no por la esencia, donde a los objetos se les ha predeterminado sus funciones. Por esta vía de consideración sobre el realismo, no es extraño que se acepte la reproductividad del objeto y sus condiciones, independiente de cualquier obrar o consideración de los sujetos. Desde esta óptica, la aceptación general de las normas institucionales resulta más derivada de las prerrogativas de los operadores del sistema que de la presencia activa de los sujetos. En la práctica el sujeto es remplazado por un abstracto que puede denominarse institucional. En este sentido, las normas internacionales de contabilidad tendrían que ver menos con el conocimiento y los factores contextuales y más con el imperio general de reglas y normas apalancadas en la presencia de órganos de decisión, que validan las prácticas contables independiente del significado y alcance de su naturaleza. Desde esta posición de realismo se podrían reconocer tres elementos que lo caracterizan como ingenuo: a) desde los sujetos, quienes resultan ajenos a cualquier tipo de intervención. En este aspecto, los sujetos se convierten metafóricamente en los observadores del sistema sin ningún tipo de injerencia en el mismo. En este caso, idealmente se parte del supuesto sobre la “constancia del mundo”, el cuál simplemente “es como es”; las normas internacionales de contabilidad son como son. b) Desde el objeto, en el sentido de connotarle una reproductividad autónoma e independiente a manera de respuesta física. Desde esta postura de realidad, los objetos se desarrollan en especie de comportamiento centrado en “si mismo”, los cuales asumen la validez en el sentido de la coherencia respecto del dominio de realidad al cual se adscriben o pertenecen (objeto-centrismo). En el caso de las normas internacionales de contabilidad, éstas sustentadas y soportadas en el “lenguaje”, el cual siempre hace posible la coherencia. La validez así, es y será siempre validez de coherencias. c) desde el sistema, en el sentido de pretender generalidades de la norma a nivel de respuesta y aceptación global. En este aspecto, en el sentido de una realidad determinante, única y universal. Desde esta óptica, los criterios empleados para la interpretación, desdoblamiento y aplicación de las normativas contables, intentan su(s) reconocimiento(s) a partir de la consideración de leyes y regulaciones generales. Este especial realismo general se convierte en ingenuo al desconocer las particularidades contextuales de las prácticas contables. Por supuesto el realismo ingenuo manifiesto en las normas internacionales de contabilidad, se identifica principalmente por la presencia de dos asunciones: a) Las normas son independientes de los sujetos y que como tales evidentemente resulten excluidos de toda posición o criterio. b) El sentido de las normas de contabilidad al pretender que además de independientes, están explicadas en el marco de una rigurosidad sistémica deductiva y que como tales pueden incluso asimilarse como científicas. En tanto se pueden identificar (en las normas internacionales de contabilidad) posturas que en algún sentido pueden ser señaladas como de realismo ingenuo, en el fondo también se identifican especiales constructos o centros de argumentación que demarcan una versión enfocada en el sentido del constructivismo social. Por ejemplo, el hecho de adscribir las versiones al sentido exclusivo de información financiera reduciendo el campo y espectro de estudio de la contabilidad. Esta apreciación se deduce si se considera lo planteado como flujos financieros de información que se muestran independientes de los flujos de información reales y sociales. Por supuesto en la filosofía de los estándares se descubre la pretensión de construir versiones de realidad para lo que supone debe ser la contabilidad. Desde el uso exclusivo de la información financiera sin el correlato sistémico, integral y concomitante con la información social y económica, se rompe precisamente con la postulación de la una de las características de la representación fiel perfecta: la característica de completa: Respecto de la representación fiel vs estados financieros: “para ser representación fiel perfecta, una descripción tendría tres características: completa, neutral y libre de error (IASB: 2010) Por supuesto igual se rompe con otra de las características de la representación fiel, pues en la práctica una determinación exclusivamente financiera que no considere lo real, jamás podrá defenderse o postularse como neutral. De hecho los flujos financieros (circulación económica financiera) toman sentido integral en relación con los flujos reales (circulación económica real) y sociales (flujos sociales) connotando representaciones de una realidad que se comporta en forma integral y estructurada. En el ideario constructivista de las normas internacionales de contabilidad se propugna por una construcción de realidad exclusivamente financiera. Un elemento a considerar dentro de las lógicas que proponen los desarrollos de la contabilidad internacional, se soporta en la especial racionalidad que proyecta el sistema económico-social. Sobre este particular las explicaciones devienen de tres apreciaciones: una, en el centro del programa económico-social, se postulan básicamente los objetos económicos (bienes y servicios). Dos, en relación con lo anterior, interesan fundamentalmente las miradas financieras. En este sentido los objetos económicos cumplen el papel de impulsores de las actividades principalmente financieras. Tres, el carácter de objeto bajo el cual se comporta el mensaje. En este sentido el mensaje contable cumple el propósito de apoyo a la construcción de realidad. En estos términos, se reconoce una especial inversión determinante del objeto sobre el sujeto, pues en últimas este (el objeto) termina decidiendo sobre las situaciones. En la práctica el objeto emite señales que condicionan la naturaleza de los hechos. De aquí se deriva la importancia de considerar la producción de normativas y regulaciones contables como un asunto que encuadra con las caracterizaciones de la sociedad emergente centrada en el consumo, el marketing, los servicios, las producciones contables (industria contable), el lenguaje y los símbolos. Es posible que la denominada contabilidad internacional, esté transitando caminos menos con referencia a los cánones de requisitos para el cálculo de la utilidad y sus correspondientes controles, y más en el sentido de apalancar la construcción de realidades, que posiblemente ubiquen este campo de conocimiento en el sentido de representaciones sígnico-significativas dispuestas potencialmente para apoyar los acuerdos sobre las distribuciones de la riqueza. El asunto de la Esencia—Forma en la contabilidad. En el contexto de discusión sobre el sentido y alcance de las normas de contabilidad internacional, es de vital importancia el esclarecimiento sobre lo significado y entendido como forma y esencia. De hecho, el concepto de imagen fiel (true and fair view, TFV) forma parte de las controversias presentes en la denominada tendencia armonizadora de la contabilidad. La TFV se ha convertido en el principal elemento discordante en especial de la gran Bretaña al defender su preeminencia sobre el resto de las normas y principios […]. La contradicción se presenta entre quienes conciben la TFV como principio básico de normalización y quienes ven en ella un mero reflejo de la práctica existente (GONZALES: 1995: 24). Precisamente TUA reconoce que en la normalización contable europea concurren dos concepciones diferentes […..] la regulación Británica que exige la presentación de los estados financieros de acuerdo con el principio de imagen fiel, filosofía y objetivos que prevalece sobre la norma; por el contrario, la regulación continental tiende a presumir la suficiencia de la norma y de la ordenación legal (1983: 1059). El asunto es vital si se considera que precisamente se trata de la manera como se observa y se da respuesta a la realidad encerrada en las transacciones. Desde una de las perspectivas de respuesta, se entiende el fenómeno y la esencia como similares. Es común en el idealismo, tomar como verdad lo que se manifiesta en lo aparente de la representación sin indagar a mayor profundidad sobre las reales causas y caracterizaciones que se encuentran encerradas en los fenómenos. Al describir los hechos económicos—por ejemplo, estos son como se presentan. En estos aspectos, buena parte de los desarrollos iniciales de la teoría contable se adscribieron a una versión positivista de observación de las prácticas contables frente a las cuales se decía, “así como se dan en el mundo de los negocios así es la realidad”. De tal manera, se reconoció para el caso de la preparación y presentación de los estados financieros, que uno de los factores importantes en la elección y aplicación de los métodos contables apropiados, lo era la preeminencia de la realidad sobre la apariencia, afirmándose que las transacciones y los demás acontecimientos de la vida de la empresa deben de registrarse y presentarse conforme a su naturaleza y a la realidad financiera, sin atenerse únicamente a su representación jurídica (TUA: 1983: 525). Por esta vía se soporta lo conocido como principios de contabilidad generalmente aceptados. Desde un ángulo distinto al anterior, el fenómeno es diferente a la esencia. En esta posición, el fenómeno en sus expresiones y manifestaciones expresa los contenidos de la esencia aunque igualmente los oculta. En esta manera metódica, la esencia del fenómeno resulta diferente a como este se manifiesta. De allí la necesidad de la investigación como paso primordial para descubrir y tratar la esencia de las cosas. En el mundo de la realidad económica- social y captado por las disciplinas (contabilidad, economía, por ejemplo) se presentan multiplicidad de eventos y hechos, los cuales son observados desde criterios de validez. Para una de las posiciones, la verdad de los hechos está depositada en su descripción. En esta postura es suficiente con abundar en la descripción del fenómeno para entenderlo sin necesidad de auscultar la concomitancia de las múltiples relaciones esenciales en términos de las causalidades generativas que se presentan. En esta posición, la formalidad es sustancial y se expresa principalmente a partir del uso y resultado otorgado principalmente por la lógica. En la otra de las posturas, el asunto es diferente pues se parte de considerar que la esencia es histórica y dialéctica. Como se afirma, para el descubrimiento de la esencia de los fenómenos es indispensable la vía de la investigación. Podría afirmarse que sin investigación y contrastación es imposible descubrir la esencia de los fenómenos. Esta esencia no es sólo formal, sino también histórica y sistémica. En este sentido, la esencia es diferente a la forma. Es pertinente advertir que el plano de caracterizaciones entre fenómeno y esencia, se establece una íntima relación dialéctica. En el caso de la contabilidad, la dialéctica considerada entre el es de la realidad (positivo) y el debe ser de la misma (normativo). Desde luego este ideario dialéctico de la contabilidad nunca se cumple, generándose una polémica que parece subsistirá a lo largo del presente siglo. El sentido de un realismo ingenuo, como tal se hace presente, precisamente al pretenderse en las normas internacionales de la contabilidad, el imperio de una concepción exclusivamente positiva, donde la forma y la esencia—en últimas, termina siendo lo mismo, y donde lo establecido nada que ver con la realidad. El siguiente párrafo da una idea de lo anteriormente enunciado: “la esencia sobre la forma no se considera un componente separado de la representación fiel porque sería redundante. La representación fiel significa que la información financiera representa la esencia de un fenómeno económico en lugar de meramente representar su forma legal, La representación de una forma legal que difiere de la esencia económica que subyace en el fenómeno económico no da lugar a una representación fiel (IASB: 2010) Es evidente que en las normas internacionales de contabilidad subsiste una clara posición económica (realidad positiva) que en la representación desplaza aquellas formas que no tengan correspondencia con esta. Por ejemplo, desplazando de su contenido de imagen fiel, aquellas formas legales que como marcos institucionales conlleven un sentido contrario a la representación e interpretación económica otorgada. En este marco de referencia la naturaleza de los fenómenos es esencialmente económica, anulando de facto las interpretaciones contrarias manifiestas en términos jurídicos y/o sociales. Precisamente desde esta consideración se justifica la pretendida armonización contable que requiere de espacios institucionales normalizados globales, para su actuación. La contabilidad-- que tradicionalmente ha centrado sus discusiones teóricas en el sentido de la demarcación de su naturaleza-- se observa impelida a la aceptación de su contenido en términos de la naturaleza esencialmente económica. Para este efecto se ha requerido la presencia de tres requisitos: a) limitar o reducir la intervención de los sujetos b) declarar el imperio de objetos económicos en anulación de hechos y c) homogenizar los marcos institucionales en los ámbitos de los Estados a partir de la presencia y actuación de operadores legitimados por el sistema. Un requisito más tiene que ver con centrar el desarrollo del programa alrededor de lo significado como información, del cual se trabaja el conjunto de taxonomías para operar en términos de los contenidos incluyentes o excluyentes. En otras palabras la información asociada a lo que se supone como datos significativos. Frente a la problemática generada por la discusión esencia-forma, ésta relación resulta íntimamente asociada a las especificaciones y comprensiones de la información. Es estos aspectos se empodera la versión de utilidad de los sistemas de información en función de las mejores alternativas de medición y valoración. De tal manera—es evidente que la economía de la información entra a decidir muchas de las situaciones de especificidad de los modelos determinantes. Desde este punto de vista, el fenómeno de la realidad de las transacciones (forma) estaría dado por la información mientras la indagación sobre la esencia se tendría que buscarse en los sustratos del dato significativo y la medición. Alrededor de lo connotado como información se tejen los nuevos atributos que se supone deben ser asumidos por la contabilidad. La contabilidad es información de objetos económicos y no tanto de hechos, los cuales resultan complejos y de difícil tratamiento. Desde este ángulo, la realidad será formal (apoyada en el leguaje matemático) y más cerca de los considerado como desarrollos de positivismo lógico afincados en el lenguaje. La información que se apoya en el dato significado, segmenta lo considerado como obligatorio y voluntario. La información voluntaria es empleada para describir la información de revelación de cualquier dato que la empresa no esté obligada a emitir por la normativa o regulación contable (GARCIA: 2006: 761). Por supuesto la información obligada por la reglamentación y regulación, tendrá que ver con criterios de política económica enmarcada y propulsada por los centros reguladores de la contabilidad, los cuales combinan eficientemente los factores de producción teórica y de legitimación. Un aspecto de importancia en el tratamiento de la relación esencia-forma, se manifiesta especialmente en el caso de los intangibles, que en esencia se relacionan estrechamente con la creación de valor de la empresa. Según el profesor Cañibano, esta circunstancia apoya la tesis de que dichos gastos deben ser reconocidos como activos, dada su relación con beneficios futuros, a veces con importantes sumas de beneficios futuros (tribuna de opinión. El IASC abre una puerta al reconocimiento de los intangibles). Este valor—por supuesto se manifiesta en término de relaciones subjetivas que obedecen a criterios de mercado. En detrimento de los valores objetivos, los ahora valores se expresan a través de objetos que se reconocen menos por su presencia material y más por su agregación en el marco de condiciones relacionales y de posicionamiento de futuro. La investigación y desarrollo, las marcas, patentes, licencias, clientes, franquicias, capacidad de actuación y formación de personal, entre otros, representan asuntos que impactan las eficiencias y eficacias de las organizaciones en el marco de la competitividad. En las nuevas versiones de la economía, interesa más la aplicación de conocimientos a la producción de valores materiales que incluso lo que estos representen, pues se parte del supuesto del valor del conocimiento como determinante de las actuaciones. En estos aspectos relacionados con los intangibles, el reconocimiento de los mismos como componentes especiales en los Activos de una empresa, puede estar significando la entrada de la contabilidad a un mundo de lo blando y flexible, que se reconoce como resultado de las variaciones en la postulación de las cadenas de valor, las cuales se comprenden insertas en redes de relaciones complejas, dinámicas e interdependientes. La polémica sobre el reconocimiento de los intangibles, por supuesto se inserta en las discusiones de la economía objetiva y subjetiva. Desde lo subjetivo—en los últimos tiempos, se ha abierto la compuerta para considerar productivos a toda clase de factores que sirvan para potenciar el valor de una actividad empresarial, asunto que ha impactado a la contabilidad. El IASC, precisamente desde el año 2000, trabaja con la posibilidad de reconocimiento de los activos intangibles en los estados financieros. En este nuevo orden, se ha abierto camino, el sentido de primacía de la forma sobre la esencia, en tanto esta se une expresamente a los comportamientos futuros. La esencia de los activos intangibles—parece, tienen que ver especialmente con la posibilidad de generar rendimientos financieros futuros. En el IAS 38 se tipifica el realismo ingenuo en la medida que sólo a través de las convecciones monetarias se reconoce el activo intangible. Al tenerse en cuenta la esencia del activo se podría identificar asociado al mismo las valoraciones no monetarias. No se reconocen intangibles que de todas maneras han significado el sacrificio de recursos , tal es el caso de la capacitación y formación de los empleados, de los cuales se esperan beneficios futuros pero que a la letra de la norma no se pueden reconocer como activos, pero sobre los cuales si ha habido desembolsos significativos para mantener una línea de producto o para aquellos recursos utilizados en la investigación para la innovación que terminan involucrados en el nuevo producto o servicio. Es decir que a la hora de valorar priman los activos que son propiedad de la empresa. Conclusiones: a) Dadas las actuales condiciones, la contabilidad expresada a través de estándares—parece, tiene como especial función, la posibilidad del control de los recursos a través de construir nuevas formas de representación, donde interesa principalmente la realización de valores en el futuro de la entidad económica. b) la contabilidad conjuga diversas perspectivas de observancia y tratamiento de los fenómenos que se presentan en la realidad. En este proceso de captación de lo que se presenta, la contabilidad asume consideraciones especiales de significación del dato que luego representa e interpreta de acuerdo a marcos referenciales predeterminados generalmente por convenciones sociales, que les otorga validez y legitimidad. Desde esta posición, el realismo de la contabilidad se corresponde con una especie de constructo social que condiciona la manera de observar y analizar la realidad. c) De las diferentes formas de observar el realismo, la explicación de los estándares de contabilidad se acerca más a una especie de realismo ingenuo donde los sujetos aceptan las cosas tal cual son en la realidad de las representaciones contables sin cuestionarlas o preguntarse sobre la esencia de los fenómenos. d) Definitivamente los estándares obedecen más a lógicas que intentan enarbolar la uniformidad y normalización general de los eventos y situaciones de la realidad económicafinanciera, que a lógicas derivadas de lo científico. En este plano, los estándares de contabilidad para nada tienen que ver con el realismo científico y sí con el realismo proyectado por los organismos reguladores tanto públicos como privados. e) Los estándares de contabilidad se plantean en el marco de las inconstantes formas de empresa que se modifican permanentemente para conservar las tasas de ganancia y utilidad. En este sentido, se ligan con una particular óptica de control que vigila la reproducción de las condiciones en el sentido de la eficiencia y la eficacia. f) En la filosofía de la propuesta de estándares de contabilidad, se observa un especial movimiento de referencia desde los hechos a los objetos. En general se descubre que los hechos son desplazados por la complejidad que encierran. En preferencia el sistema da valor a los objetos económicos como los medios para apalancar el cumplimiento de realizaciones futuras. BIBLIOGRAFIA. VARGAS M, J. E (2008). Realismo Científico: lecturas para un Seminario. México. 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