111 El dictamen pericial

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CONGRESO DE
DERECHO MÉDICO
BOGOTÁ D.C. OCT. 31-NOV 1 /2002
Cuarta Parte
MEMORIAS
El dictamen pericial
Fernando José Mejía Lievano
Jefe Departamento Penal SCARE
en los procesos de
responsabilidad penal médica
Sin lugar a dudas, el tema relacionado con la figura procesal
del dictamen pericial resulta de vital importancia en la actividad
que como abogados ejercemos en defensa de los profesionales de
la salud, toda vez que en los procesos de naturaleza penal que
continuamente éstos tienen que afrontar, ante la oleada de denuncias que recibe nuestra Administración de Justicia por presuntos
hechos punibles de modalidad culposa1, sucedidos en el ejercicio
de la actividad médica, el peritazgo se erige como la prueba fundamental de responsabilidad en contra o a favor de los galenos,
dada la especialidad de la actividad investigada en los delitos a
ellos imputados; ilícitos que en su gran mayoría se circunscriben
a los hechos punibles de homicidio y de lesiones personales, como
se dijo anteriormente, en la modalidad consagrada típicamente en
nuestro Ordenamiento Penal como culposa.
Observamos de esta forma cómo el proceso penal en contra
de los profesionales de la salud, por la misma razón de no tratarse en su gran generalidad de la investigación de delitos dolosos, inicia con la premisa de la inexistencia de intención por
parte del galeno de cometer el ilícito investigado, característica
28 Octubre-Diciembre de 2003 - Médico-Legal
Abogado especializado en Derecho Penal y Ciencias
Criminológicas, Universidad Externado de Colombia.
fundamental de los delitos de modalidad imprudente o culposa.
Por lo mismo la defensa del médico, en lo que respecta a la
culpabilidad en la tridivisión del esquema del hecho punible,
debe buscar, a toda costa, el mérito probatorio suficiente para
demostrar que su prohijado, en la actividad médica investigada,
no encuadró su comportamiento en una o más formas generadoras de la culpa, cuales son, en resumidas cuentas, la imprudencia, la negligencia, la impericia o la inobservancia de las normas o reglamentos legales2.
1
Como se sabe, tres son las formas de culpabilidad en el derecho penal colombiano, el dolo, la culpa y la
preterintención, resaltando para los efectos que nos ocupan los hechos punibles culposos, o sea en los que
la forma de culpabilidad de la conducta investigada es la culpa, lo que significa, a diferencia de las conductas dolosas o mal intencionadas, que el hecho se comete sin la intención de lograr el resultado vulnerador
de los bienes jurídicamente tutelados, como por ejemplo la vida y la integridad personal, bien sea por
imprudencia, por impericia por negligencia o por la violación de normas y reglamentos sobre la materia, por
no cumplir el deber objetivo de cuidado que le correspondía en un momento dado, o por no prever lo que
resultaba previsible o habiéndose previsto y confiándose en poder evitarlo, no logrando la contención del
resultado dañino y por lo mismo posibilitando la consumación de estos hechos punibles culposos.
2
Solamente con el objeto recordar la posición doctrinaria sobre los comportamientos generadores de la culpa, respetuosamente me permito traer a colación las definiciones que sobre las
mismas enseñara el ilustre tratadista, doctor Alfonso Reyes Echandía; empezando previamente
por mencionar que la negligencia es el comportamiento que realiza una persona de manera
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Y precisamente, el dictamen pericial en la práctica judicial
Encontrándonos de esta forma ante la investigación y el juzgamiento de un hecho punible imprudente originado en el ejerci- puede ser considerado como la piedra angular en materia procio de la actividad médica profesional, debemos saber que la batoria en los procesos penales adelantados en contra de los
defensa de responsabilidad penal de los médicos dependerá del profesionales de la salud, teniendo dichos experticios la capamérito probatorio existente en el proceso sobre el encuadramien- cidad virtual de absolver o incriminar a un galeno; tanto es
to de su actividad en una de las mencionadas formas generado- así, que un dictamen pericial puede ser el sustento, si no el
ras de la culpa, y para ello la defensa deberá estar supremamen- único sí el principal, para que la autoridad judicial corresponte atenta a las resultas del dictamen pericial, pues el contenido y diente profiera una providencia definitiva a favor o en contra
las conclusiones que el perito le reporta al ente instructor o juz- del médico juzgado.
Claro ejemplo de lo anterior lo encontragador se relacionan directamente con la vamos consagrado en el artículo 397 de nuesloración de la existencia o inexistencia de
tro Ordenamiento Procedimental Penal, donlas mencionadas formas generadoras de la
‘‘...la advertida desmede se establecen los requisitos sustanciales
culpa; por lo mismo deberá el abogado redida trascendencia
necesarios para proferir en contra del sindisaltar lo positivo y objetar, cuando a ello
que en la práctica judicado resolución de acusación, en nuestro
haya lugar, lo que en el dictamen pueda recial los funcionarios le
caso que el Fiscal Instructor, quien obra
sultar indicativo de responsabilidad en conimprimen a los dictácomo director del proceso en la etapa investra de los profesionales de la salud investimenes
periciales
puetigativa, al momento de calificar el mérito
gados penalmente.
de resultar aún más
del sumario, providencia ésta que pone fin
Así, de lograrse probatoriamente descarpeligrosa
de
lo
que
paa la instrucción, encuentre el suficiente métar la generación de la culpa y como conserece en contra de los
rito probatorio de responsabilidad penal en
cuencia de ello la exclusión de la culpabiliprofesionales de la sacontra del galeno para ordenar que a éste se
dad, al funcionario judicial encargado de adele adelante un juicio penal, radicándolo enlantar la investigación o el juzgamiento del
lud sindicados en protonces en la etapa de la cual los jueces p
hecho punible imprudente imputado en concesos penales derivaenales son los directores del proceso hasta
tra del profesional de la salud, no le quedados del ejercicio de la
el momento en que concluye el procedimiento
rá otro camino diferente, en terrenos de lo
actividad médica.’’
ordinario con la ejecutoria de la sentencia,
jurídico, que proferir a favor de éste, depeny en la que el Fiscal se convierte en el sujeto
diendo de la etapa procesal en la que nos
encontremos, la preclusión de la investigación o la cesación procesal encargado de sustentar en la audiencia pública la acudel procedimiento, toda vez que en el evento de faltar uno de sación.
De esta forma, al ser el dictamen pericial requisito suficienlos elementos de la tridivisión del hecho punible –tipicidad,
antijuricidad y culpabilidad-, para no caer en graves apologías te para proferir por ejemplo la mencionada providencia de rea la responsabilidad objetiva, es deber del funcionario judicial solución de acusación, decisión preclusiva ésta, con la trasinstructor o juzgador exonerar de responsabilidad penal al mé- cendental importancia de poner fin al estanco compartimental
del proceso penal denominado instrucción, ha sido erróneadico procesado.
realmente descuidada, omisiva, desatenta, innecesariamente lenta, con incuria, indolencia o
desidia, y según el doctrinante Reyes Echandía, “una actitud en la que está ausente la diligencia
que le era exigible desplegar al agente para garantizar que su comportamiento no genere consecuencias antijurídicas”.
Por su parte, la imprudencia, dice el mencionado jurista, “es una manera de actuar sin la cautela
que, según la experiencia corriente debemos emplear en todas aquellas actividades de las que
puede derivarse algún perjuicio; es un comportamiento inadecuado que lleva al sujeto a obrar
sin las precauciones debidas y que suele originarse en falta de discernimiento, en desatención y, en
general, en el predominio de las pulsiones instintivas sobre la ponderada reflexión”, definitivamente es no tener la prevención debida o exigida a una persona, la falta de cautela, la omisión de
la utilización de la razón en el actuar de una persona. Haciendo claridad el doctor Reyes Echandía
sobre la temeridad, ubicándola en un grado mayor que la imprudencia, definiendo la temeridad
como la actuación sin razón ni fundamento, sin examinar los riesgos ni consultar la capacidad
personal que le permitiría evitarlos, siendo obviamente también la temeridad generadora de
culpa, pero sin caer en error o contradicción la podemos ubicar en los terrenos de la imprudencia.
Siguiendo los lineamientos del mismo histórico doctrinante, observamos que la impericiacomo
comportamiento generador de culpa es la “insuficiente aptitud para el ejercicio de un determinado oficio, arte o profesión, o en la falta de aquella habilidad que ordinariamente se exige en el
desempeño de ciertas funciones”, estamos entonces en presencia del requerimiento de experiencia o especialización para la realización de determinada actividad, la falta del conocimiento medio
exigido para ello en un momento dado, siendo igualmente elementos de la impericia, además de la
ineptitud, la inhabilidad y la ignorancia.
Por último, tenemos el incumplimiento de las normas legales también como comportamiento generador
de culpa, observando que es la infracción, violación o desatención de las normas o reglamentos estipulados
para prevenir la vulneración o la puesta en peligro de bienes jurídicamente tutelados por la ley, establecidas
para el debido ejercicio de actividades que de una u otra manera generan un riesgo, con el fin precisamente
de evitarlo
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mente entendido por diversos funcionarios judiciales como la
posibilidad de fundamentar una resolución de acusación con
base única y exclusivamente en las resultas de un dictamen pericial, alejándose, de esta forma, de la necesidad de valorar las
pruebas en su conjunto y con base en las reglas de la sana crítica;
esto, hasta tal punto que el acervo probatorio se reduce en algunos casos de responsabilidad penal médica a la espera de la rendición de dichos experticios técnicos por parte de los peritos oficiales del Instituto Nacional de Medicina Legal. El expediente de la
instrucción permanece sin impulso oficioso alguno durante el transcurso de la investigación, contrario esto al deber legal y constitucional de los funcionarios judiciales en materia penal, quienes,
independientemente de la actividad probatoria aportada o solicitada por los demás sujetos procesales, oficiosamente deben investigar tanto lo favorable como lo desfavorable de la actuación del
sindicado.
Así, la advertida desmedida trascendencia que en la práctica
judicial los funcionarios le imprimen a los dictámenes periciales,
puede resultar aún más peligrosa de lo que parece en contra de
los profesionales de la salud sindicados en procesos penales derivados del ejercicio de la actividad médica, toda vez que, ante la
entendible y casi inevitable ignorancia que poseen sobre la ciencia médica los funcionarios
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judiciales, los experticios técnicos adquieren en las resultas del
proceso un exorbitante valor fundamentador en sus decisiones.
No se quiere con ello desconocer que los dictámenes periciales rendidos por el Instituto Nacional de Medicina Legal sean, en
muchos de los casos, un valioso aporte para las investigaciones
que realiza la Fiscalía General de la Nación y juzgamientos de
los ilícitos de los que se encargan nuestros jueces penales, los
que efectivamente en muchas oportunidades resultan determinantes para resolver las dudas sobre la comisión o no de un
determinado hecho punible; pero si bien el trabajo realizado por
los peritos en determinados eventos es una verdadera guía en la
búsqueda de la verdad procesal que adelanta la administración
de justicia, en otros casos, dichos peritazgos se convierten en
injustas sentencias lapidatorias en contra de los galenos procesados penalmente.
Es que resulta normal entender el hecho de que los peritos
puedan cometer errores, lo grave de este asunto es que el funcionario judicial, aun cuando su deber sería el corroborarlo por
medio de las pruebas que resultaren necesarias para ello, con la
fe ciega de quien desconoce un determinado tema, confía en que
la verdad sobre los hechos médicos materia del proceso penal es
la que el perito determinó en su dictamen, sin tener en cuenta
errores tan crasos comúnmente cometidos por éstos, tales como
el alejarse de la verdadera situación fáctica, omitiendo frecuentemente el perito tener en cuenta, o mejor situarse en las circunstancias de tiempo, modo y lugar en que realmente se
presentaron los hechos objeto de investigación o juzgamiento, y por lo mismo, sus conclusiones terminan sin
coherencia fáctica alguna, al no tener en cuenta, por
ejemplo, las reales condiciones en las que se encontraba el galeno en ese preciso momento, la urgencia
y la gravedad del paciente en los hechos objeto de
estudio.
Como de todos es sabido, de toda profesión liberal, nace de su ejercicio y de su práctica profesional una obligación de medios y no de
resultado, siendo el mejor ejemplo de
ello la medicina, en la que el
galeno no puede prometer
ni comprometerse con
resultados con-
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cretos, sino en poner en funcionamiento los medios necesarios materia penal, pues de proferir temerariamente dichos juicios
en la búsqueda de los mismos, ofreciendo para ello sus mejores de responsabilidad, el resultado directo de la prueba pericial
conocimientos y desplegando la actividad requerida para esto sería su nulidad y en casos radicales de encuadramiento de
en un momento dado, ayudado de los medios con los que cuenta responsabilidad penal del perito, en el delito de prevaricato
por acción, como sujeto activo que es el dictaminador oficial
para tal fin.
Por lo mismo, totalmente irregular desde el punto de vista al ser servidor público, claro está en el caso que se le demuesjurídico es el que, quienes se encargan de elaborar tales dic- tre al perito el dolo de proferir concepto manifiestamente contrario a la Ley.
támenes periciales, los rindan realizando juiSobre esta prohibición que recae en el pecios de valor retrospectivos sobre los herito y que le impide realizar en sus dictámechos médicos materia de investigación, toda
‘‘...el perito no oficial,
nes juicios de responsabilidad, la que se envez que al ser la medicina una ciencia caractambién podría dictamicuentra consagrada en nuestro Ordenamiento
terizada por su inexactitud, cuando el valonar en los casos de resProcesal Penal en el último parágrafo de su
rador de la conducta médica se sitúa al final
ponsabilidad penal méartículo 251, puede afirmarse que impide que
de los hechos y con los resultados de los misdica, así algunos pueel dictaminador pueda decir en un experticio
mos en sus manos, siempre encontrará así el
dan pensar que precisade responsabilidad penal médica que el profecamino que ha debido seguir desde un princimente para ello están al
sional de la salud fue negligente o imprudente
pio el profesional de la salud, con lo que observicio
de
la
Adminiso imperito, o que incumplió las normas o reviamente no cuenta el médico en el momento
tración de Justicia difeglamentos sobre la materia, toda vez que al
de la ocurrencia de los hechos; por el contrarentes
peritos
médicos
dictaminar esto estaría, en los delitos culporio, con base en la información médica y clíen el Instituto Nacional
sos, no solo haciendo un juicio de responsabinica de la que dispone en ese preciso momende
Medicina
Legal’’
lidad sino imputándole culpabilidad directato él debe elegir el camino a seguir, claro está,
mente, al ser éstas, como se ha dicho, los comsiempre con la firme intención de salvaguarportamientos generadores de la culpa.
dar la vida y la integridad de su paciente.
Ahora bien, con el fin de conocer un poco más sobre el tema
Así las cosas, es preciso mencionar que los dictámenes periciales son simplemente una ayuda para la administración de del dictamen pericial en los juicios de responsabilidad penal
justicia y por lo mismo no resultan ni pueden ser vinculantes médica, resulta pertinente ubicarnos en los terrenos normativos
para el funcionario judicial instructor o juzgador, toda vez que de esta figura procesal probatoria, para lo cual podemos empede lo contrario quien terminaría administrando justicia sería el zar por mencionar que el peritazgo está consagrado como medio
perito, lo que sin lugar a dudas reñiría drásticamente con los de prueba en el Ordenamiento Procesal Penal en su artículo 233,
postulados de nuestra Carta Política y por lo mismo con los de la norma en la cual la prueba pericial, acompañada de la inspecLey Estatutaria de la Administración de Justicia, ante el princi- ción, de los documentos, de la confesión, del testimonio y de los
indicios, relucen ante los demás medios de prueba genéricos a
pio de independencia y autonomía de la misma.
Entonces, no siendo obligatorio para los funcionarios judi- los que se refiere nuestro Código Procesal Penal, pues aun cuanciales en sus providencias acogerse a lo determinado o conclui- do estos seis medios de prueba no son los únicos que se pueden
do por un perito en su experticio técnico, por ejemplo sobre la utilizar en un proceso penal, por no contener esta norma una
existencia o no de negligencia, impericia, imprudencia o incum- lista taxativa para ello, sí son los más utilizados y seguramente
plimiento de las normas legales en el ejercicio de la actividad los que ofrecen mayor confiabilidad para los funcionarios judimédica por parte del imputado, siendo un deber legal para los ciales en juicios de responsabilidad penal.
Así mismo, el artículo 249 de nuestro Código Procedimental
administradores de la justicia el valorar las pruebas en su conjunto, fácilmente un fiscal o un juez se pueden apartar de lo Penal, establece la procedencia del dictamen pericial, suscribiendo
dicho en un dictamen pericial obrante en el acervo probatorio del su viabilidad al evento de necesitarse en el proceso la práctica
proceso y acogerse a lo que le reporten las demás pruebas alle- de pruebas técnico-científicas o artísticas, caso en el cual ordena
al funcionario judicial a decretar la práctica de esta prueba, degadas legal y oportunamente al mismo.
De igual forma, no debe dejar de decirse enfáticamente, que signando para ello a peritos oficiales; sin embargo, debe decirse
los peritos no pueden emitir juicios de responsabilidad en los sobre el particular que la facultad de rendir dictámenes peridictámenes que rinden ante la administración de justicia en ciales en materia penal no es exclusiva de los peritos oficiaOctubre-Diciembre de 2003 - Médico-Legal
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les, quienes tienen la cualificación de ser servidores públicos estén tratando asuntos relacionados con medicina legal y cienauxiliares de la administración de justicia, ya que nuestra legis- cias forenses, para la posesión de peritos no oficiales debe tenerlación procedimiental penal permite, tanto en instrucción como se en cuenta que el perito, además de prestar juramento, debe en
en juzgamiento, la posesión especial de peritos no oficiales; de este caso especialmente demostrar su idoneidad acreditando el
acuerdo con los derroteros establecidos en el artículo 250 ibí- conocimiento específico en la materia y su entrenamiento certifidem, ellos toman posesión del cargo prestando juramento, de- cado en la práctica pericial.
Entonces seguramente se presentará el interrogante referente
mostrando su idoneidad y explicando la experiencia que tienen
a los procesos de responsabilidad penal médica que necesariapara rendir el respectivo dictamen.
Lo que debe resaltarse sobre este tópico en particular, es que mente requieren del concepto técnico científico rendido por un
el perito no oficial, o si lo queremos llamar particular, también determinado especialista que no tiene, por ejemplo, entrenamiento
podría dictaminar en los casos de responsabilidad penal médi- certificado en la práctica pericial; a esto se puede responder que
existen alternativas procesales tales como proca, aunque algunos puedan pensar que prevocar un concepto escrito de dicho médico escisamente para ello están al servicio de la
pecialista, para lo que resultaría pertinente
Administración de Justicia diferentes peritos
desarrollar un cuestionario y luego de rendimédicos en el Instituto Nacional de Medicina
‘‘...Una vez rendido el
do dicho concepto escrito anexarlo al expeLegal por ejemplo. Ante esto se debe decir
dictamen por parte del
diente para que obre como plena prueba en el
que en no pocos casos los peritos oficiales
perito las partes promismo, en este caso documental, concerniendesignados para ello no resultan idóneos para
cesales, de considete a un concepto técnico científico rendido por
dictaminar conceptos técnico científicos, derarlo contrario a la verun experto en la materia no posesionado como
bido a la necesaria especialidad que como
dad de los hechos méperito en el proceso.
galenos deberían tener para rendir el expertidicos
investigados
y
Otra alternativa ante la imposibilidad de
cio. Además, en un proceso de responsabiliademás contrario a sus
posesionar como perito a un particular exdad penal lo mínimo que puede exigir un prointereses procesales,
perto o especializado en determinada materia
fesional de la salud investigado es que quien
tienen la oportunidad
médica, es llamarlo como testigo técnico bajo
dictamine sobre su proceder en el ejercicio
de
ejercer
formalmenla gravedad del juramento al proceso, figura
de la medicina sea un par suyo.
te la contradicción del
procesal probatoria ésta, permitida por nuesLamentablemente en la práctica judicial
tro Ordenamiento Procesal Penal en su artícuencontramos a peritos oficiales que como
mismo’
lo 276, que se refiere a la práctica del interromédicos generales, forenses o patólogos esgatorio del testigo, en uno de cuyas apartes
tán diariamente dictaminando en procesos
establece la permisión de provocar conceptos
donde la actividad médica investigada la realizan cirujanos, gineco-obstetras, anestesiólogos, radiólogos, del declarante cuando éste sea una persona especialmente califiortopedistas, pediatras o médicos con cualquier otra especiali- cada por sus conocimientos técnicos, científicos o artísticos sodad en esta ciencia. Entonces, no solamente debido a la falencia bre la materia objeto del proceso.
Por su parte, el mencionado artículo 251 de nuestra Legislade la especialidad médica y por lo mismo a la falta de idoneidad
por parte de los peritos oficiales, sino por los conocimientos ción Procesal Penal trae los requisitos que debe cumplir el perito
específicos o avanzados sobre la materia médica o experiencia en el desempeño de sus funciones; como se advirtió en párrafos
cualificada sobre la misma que pueden tener algunos médicos anteriores, esto no siempre se cumple en la actividad desplegaparticulares, lo correcto es nombrar peritos no oficiales que sí da por el perito oficial, ya que para la elaboración del dictamen,
resulten idóneos para dictaminar, con base en su especialidad, la norma es clara en ordenarle al perito que examine los elemenen un determinado caso de responsabilidad médica; lo pertinen- tos materia de prueba, que se sitúe en el contexto de cada caso
te en estos casos es solicitar igualmente a las sociedades médico en particular, apoyándose para ello en la información necesaria
científicas que se nombre para ello uno de los profesionales de y oportuna que le debe suministrar el funcionario judicial, para
el adecuado desempeño de su encargo.
la salud dentro de la especialidad que agrupan.
Así mismo, encontramos dentro de los requisitos estableciSobre el particular, se hace necesario de la misma forma
mencionar que en los casos de responsabilidad penal en que se dos para la elaboración del dictamen pericial en la norma proce-
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sal en comento, la exigencia que se le impone al perito al momento de rendir su experticio, consistente en la obligatoria claridad y precisión que debe reportar el dictamen pericial, en el que
necesariamente se debe explicar cada uno de los exámenes, experimentos e investigaciones efectuadas por parte del experto
dictaminador, lo mismo que los fundamentos técnicos, científicos o artísticos que fueron la base o el fundamento de sus conclusiones.
Una vez rendido el dictamen del perito, las partes procesales,
de considerarlo contrario a la verdad de los hechos médicos investigados y además contrario a sus intereses procesales, tienen
la oportunidad de ejercer formalmente la contradicción del mismo, tal como lo establece el artículo 254 de nuestro Ordenamiento Procedimental Penal; de esta forma, encontramos que el
procedimiento a seguir es el siguiente: una vez el funcionario
judicial recibe el experticio deberá en primer lugar verificar si
cumple con los requisitos antes señalados, pues en caso contrario tendrá la obligación de ordenar al perito que lo subsane y por
lo mismo que lo elabore ahora sí con el cumplimiento de tales
requisitos procesales.
Así, luego de verificar su congruencia con los requisitos
legales propios del dictamen pericial, el funcionario judicial
debe correr traslado por el término de tres días a los sujetos
procesales, para que éstos, de considerarlo necesario, soliciten su aclaración, ampliación o adición. Esta forma de contradicción solo se puede ejercer en el término de traslado común a las partes, por lo que la defensa debe estar atenta al
estudio integral del experticio desde su llegada al expediente
para contradecirlo, si es necesario, con la ayuda médica científica que posibilite identificar las falencias e irregularidades del
dictamen, con base en las cuales se ejercerá la contradicción
formal del mismo, solicitando al perito su aclaración, ampliación o adición.
Es preciso mencionar igualmente, que si el fiscal en la instrucción no corre traslado del dictamen pericial a los sujetos
procesales, esto no es motivo de nulidad, toda vez que en el
juicio lo podrá hacer el juez. Lo indicado sería que tan pronto se
rinda el dictamen formalmente y se allegue al expediente, el funcionario judicial corra traslado del mismo o que los sujetos procesales les soliciten correr dicho traslado.
Como se dijo, la aclaración, ampliación o adición del dictamen pericial solo se puede solicitar en el término del traslado del
mismo, pero existe otra forma de contradicción del experticio
que no tiene esta limitante, ya que los sujetos procesales igualmente están en la posibilidad, hasta antes de finalizar la audiencia pública de juzgamiento, de objetar el dictamen pericial, sin
que para ello afecte el hecho de que ya se hubiere solicitado la
ampliación, aclaración o adición del mismo, aun cuando éstas
no hayan tenido resultados favorables para el contradictor del
experticio.
Así, la objeción del dictamen pericial es la actuación procesal que a la luz del artículo 255 del Código Procesal Penal, establece para su viabilidad el deber de precisar el error en el respectivo escrito de objeción del peritazgo, e igualmente, si a ello hay
lugar, solicitar la práctica de las pruebas necesarias para demostrar dicho error.
De esta forma, encontramos que la objeción del peritazgo es
una figura procesal más radical, en la cual debe demostrarse
que efectivamente existió un error por parte del perito en su
dictamen; igualmente, encontramos como característica de esta
forma de contradicción, a diferencia de la aclaración, adición o
ampliación del peritazgo, que a la objeción no le da respuesta
el mismo perito que rindió el dictamen objetado, sino un segundo perito. Existen dos posibles resultados ante esta última
forma de contradicción, la primera de ellas que prospere la objeción, ante lo cual el funcionario judicial podrá acoger el dictamen que se rindió como prueba de la objeción o decretar de
oficio uno nuevo y esperar las resultas de este tercer dictamen
para saber cuál de los dos primeros debe acoger; la segunda
posibilidad es que la objeción no prospere, o sea que el segundo
dictamen confirme lo dicho por el objetado, y en este caso al
funcionario judicial seguramente le quedarán pocas dudas sobre la conducencia del experticio objetado; entonces, de no prosperar la objeción, el funcionario judicial deberá apreciar conjuntamente los dictámenes practicados.
Sin embargo, necesario es tener en cuenta que el dictamen
rendido con ocasión o como prueba de las objeciones solicitadas
en el escrito contradictorio de objeción del dictamen, no es a su
vez objetable; pero en todo caso las partes cuentan con la posibilidad de solicitar, dentro del término del traslado de ese segundo
dictamen, igualmente su aclaración, adición o ampliación.
Visto entonces lo necesario que es para la defensa de los
profesionales de la salud estar permanentemente alertas a las
resultas de los dictámenes periciales, para poder ejercer, en caso
de ser pertinente la contradicción fáctica y jurídica de los mismos, veamos por otro lado los criterios que el funcionario judicial debe tener en cuenta necesariamente para la adecuada valoración del dictamen; encontramos en el artículo 257 del Ordenamiento Procesal Penal el deber que se le impone a los funcionarios de apreciar el dictamen teniendo en cuenta la idoneidad del
perito, la fundamentación técnico-científica con base en la cual
sustenta el dictamen, el aseguramiento de calidad aplicado, el
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sistema de cadena de custodia registrado y la apreciación en
conjunto de los demás elementos probatorios que obren en el
proceso; esto último, como se advirtió en párrafos anteriores,
característica omisiva en la práctica de nuestra Administración
de Justicia.
Por último, sin pretender agotar con esto la totalidad del
tema bajo estudio, es preciso mencionar que procesalmente
en la etapa de juicio se cuenta igualmente con la posibilidad
de solicitar al Juez que se ordene la comparecencia del perito
a la audiencia pública de juzgamiento, lo que de la misma
forma puede solicitar el Juez como prueba oficiosa, en uno y
otro caso, bien sea por solicitud de los sujetos procesales o en
forma oficiosa. Se debe presentar al perito previo a su comparecencia a la audiencia pública un cuestionario contentivo de
los interrogantes que en principio debe absolver sobre su experticio en presencia de los sujetos procesales, quienes luego
de que el perito responda cada una de las preguntas que se le
formularon, tienen la posibilidad, sin limitación diferente a la
procedencia de los interrogantes, de formular en el desarrollo de la presencia del perito en la audiencia
todas las preguntas que consideren necesarias para
aclarar las manifestaciones y conclusiones objeto del dictamen pericial.
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Esta figura procesal probatoria de la comparecencia del perito en la audiencia pública, la que sin lugar a dudas en muchos
de los casos resulta de vital importancia para los intereses de la
defensa de los profesionales de la salud, deberá solicitarse, por
ser el momento pertinente para ello en el proceso penal, en el
término de traslado común establecido para solicitar pruebas
previo a la audiencia preparatoria, toda vez que éste es precisamente el instante procesal del juicio donde el juez decreta las
pruebas de oficio que considere necesarias y las solicitadas por
los sujetos procesales para ser practicadas en audiencia pública; sin embargo, de no haberse solicitado en la audiencia preparatoria dicha comparecencia del perito a la audiencia pública de
juzgamiento, el sujeto procesal podrá sugerir luego al Juez que
decrete esta prueba de oficio, y el juez si lo considera necesario
podrá ordenarla, y de esta forma, la defensa del profesional de la
salud podrá ejercer todas y cada una de las modalidades de contradicción del dictamen pericial en el proceso penal.
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