RESOLUCIÓN: 1.- Que la causal de sobreseimiento definitivo

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RESOLUCIÓN:
1.- Que la causal de sobreseimiento definitivo contemplada en el
letra c) del artículo 250 del Código Procesal Penal,
se sostiene en la
inimputabilidad contemplada en el artículo 10 N° 1 del Código Penal, que
debe presentarse al momento de cometer el delito, es decir, se trata de
padecimientos expresamente señalados en la ley que supongan un
compromiso profundo y grave de las facultades mentales presente al
cometer el delito, en términos que, en ese momento, el agente está
incapacitada
para
comprender
lo
antijurídico
de
su
actuar
y
autodeterminarse conforme a derecho. Lo que nos lleva a preguntarnos si
en esta etapa procesal y en especial de los antecedentes vertidos en esta
audiencia es posible arribar a una conclusión de que se pueda sobreseer
definitivamente.
Que, el espíritu de la legislación procesal penal vigente, otorga la
posibilidad de término anticipado de una investigación mediante la figura
del
sobreseimiento
definitivo
debiendo
analizarse
caso
a
caso,
cualesquiera sean las causales invocadas del artículo 250 del Código
Procesal Penal, atendida la intensidad resolutiva del sobreseimiento
definitivo. Dicho proceso debe estar sujeto a un estricto análisis por parte
del Tribunal, ya que, el juzgador debe tener plena convicción acerca de la
concurrencia de la causal que hace procedente el sobreseimiento, en
especial, si tenemos en consideración que un sobreseimiento definitivo,
que equivale a una sentencia absolutoria y produce los efectos de cosa
juzgada.
2.- Que, surge de la norma en cuestión que no sería suficiente la
sospecha de enfermedad mental en el sujeto para la declaración de
inimputabilidad, sino que debería probarse que la misma ha impedido la
captación del disvalor (valor jurídico) de una conducta concreta, de tal
forma que no existiera duda acerca de su existencia, excluyéndose
argumentos de autoridad moral o académica, a objeto que el sentenciador
pueda considerar personalmente los alcances de estos estados mentales.
3.-
Que,
los
distintos
informes
y
aclaraciones
solicitadas
precisamente por este juez – los que fueron leídos en audiencia y
analizados en profundidad por el suscrito con anterioridad a ésta - dan
cuenta de una historia particular, seleccionando trayectorias específicas
de vida, configurando una personalidad determinada, ofreciendo posibles
explicaciones sobre las motivaciones de las acciones cometidas por la
imputada, inclusive, proyectando posibles reacciones futuras y pasadas.
Es de destacar que los distintos informes dan cuenta de la existencia de
una patología mental y que podría ser potencialmente peligrosa para sí o
terceros, mientras que otros peritajes niegan la existencia de una
patología y que no sería peligrosa para sí o para terceros.
4.- Que, como premisa es dable sustentar que los informes deben
bastarse a sí mismos y ser suficientes para fundar una resolución de la
entidad de un sobreseimiento definitivo.
Que, en este punto es llamativa la estrategia de la defensa en orden
a sustentar su tesis criticando la opinión médica del señor OTTO DOOR,
tanto es así, que detalla cada una de las contradicciones que existe entre
el psiquiatra y los dos entes públicos que opinan en contrario. Es decir,
esta estrategia procesal, se aleja a la premisa antes planteada en términos
que los informes en esta etapa procesal deben bastarse a sí mismo, pues
más que conclusiones de los entes públicos propone concusiones
propias.
A su vez la fiscalía hace lo mismo al resaltar las contradicciones
entre los distintos informes.
Sin embargo, habiendo escuchado y analizado en detalle los
informes psiquiátricos y las precisiones solicitadas precisamente por este
juez a propósito de la situación del imputado el señor Undurraga y
además por la defensa de la imputada, aún subsisten opiniones
contradictorias acerca de la patología de la imputada en cuestión.
Ante este escenario y etapa procesal, la pregunta lógica que surge,
es si es posible sustentar con certeza la inimputabilidad del sujeto,
entendida como contraria a la mera posibilidad, o incluso a una alta
probabilidad de la existencia de una enfermedad mental a la época de los
hechos o bien aun a esta fecha.
5.- Que, a criterio de este sentenciador la respuesta es negativa,
pues pese a las aclaraciones solicitadas por este Juez, la certeza
mandatada por el legislador se desvanece ante las distintas opiniones de
los médicos y psicólogos que evacuaron los informes. Tanto es así, que
los informes y aclaraciones existentes a esta fecha plantean un escenario
en que unos médicos indican la existencia de una patología mental y que
no sería peligrosa para sí o para terceros, mientras que otros pregonan la
inexistencia de tal patología y mientras que otros siquiera se pronuncian
acerca de la peligrosidad para sí o para terceros como lo exige la norma.
Que, valga resaltar que los informes que emiten los médicos en
esta etapa procesal son solo apreciaciones primarias, pues la debida
profundidad de esas conclusiones se dará en el juicio oral, tema que
incluso es sustentado por la defensa en audiencia.
6.- Que, en esta etapa procesal ante tal diversidad de opiniones, un
juez puede optar por dos caminos, el primero de ellos elegir aquellos
informes que le parezcan más confiable o bien no adherir a ningunos de
ellos por estimar que no existe la certeza que propone el legislador.
7.- Que, por cierto y tal como lo sostuve a propósito de la
resolución de sobreseimiento del señor Undurraga, en que no accedí a la
solicitud de sobreseimiento, pues no es posible preferir unos informes
por sobre otros, con la sola lectura superficial o incluso en profundidad,
ya que, en esta instancia procesal no permite el proceso contradictorio
propio de un juicio oral, en que ante opiniones diversas los jueces, luego
de escuchar las pericias y los interrogatorios de los intervinientes,
pueden escoger cuál de los informes es más acorde a la situación
propuesta y de esa manera obtener una verdad procesal más cercana la
verdad histórica.
8.- Es así, en la medida en que existan desacuerdos dentro de la
comunidad científica, que puedan ser relevantes y producir efectos
dentro de un determinado procedimiento judicial, y en atención a que un
juez se encuentra probablemente ajeno a dichas disquisiciones, la
concepción de la pericia debe ser como un medio de prueba, y no como
una herramienta auxiliar para el juez.
El experto se encuentra obligado a cumplir su función de manera
fiel, pero su opción por una determinada teoría por sobre otra puede
beneficiar a una de las partes y perjudicar correlativamente a la parte
contraria. El informe pericial se encuentra destinado generalmente a
producir consecuencias favorables respecto a la parte que la presenta,
por lo que su adopción irreflexiva de parte del juez implicaría una
infracción al texto constitucional al delegarse jurisdicción en la persona
del experto, es decir, fundar dicha resolución en base a tal o cual opinión
de un perito, de manera que en definitiva quien el perito y no el juez.
Por tanto ante pericias contradictorias se debe elegir una que este
más acorde con la demás prueba rendida, pero además valiéndose de
pautas o parámetros que sirvan para elegir una por sobre la otra, sin que
se trasforme en un argumento de autoridad, es decir, que el juez llamado
a resolver escoja tal o cual informe sin haber escuchado los peritos o no
indicar porque escoge tal o cual informe por sobre otro.
Por tanto, solamente en el contexto de un juicio oral es posible
aplicar criterios que servirían para adherir o no a la opinión de un perito
por sobre la de otro.
Así tenemos que a juicio del suscrito los posibles criterios
orientadores pueden utilizarse, son los siguientes:
- la experiencia y calificación del experto.
- la imparcialidad, en términos que no exista una vinculación de tipo
laboral o de amistad que permita deducir o al menos sospechar que
exista un cierto grado de parcialidad respecto de quien emite el informe.
- la justificación técnica de las opiniones emitidas y la relación
lógica entre la observación, el razonamiento seguido y las conclusiones
obtenidas, donde lo relevante será que el perito justifique suficientemente
sus conclusiones de acuerdo a las circunstancias del caso y su
especialidad, lo que claramente no puede obtenerse en esta etapa
procesal, pues en esta sede e instancia procesal, la única posibilidad de
ponderar los informes contradictorios, es mediante la lectura, privándose
entonces de la posibilidad de escuchar los interrogatorios.
Lo anterior hace surgir interrogantes que no se pueden responder
en esta etapa procesal, ya que, no es posible escuchar a los peritos que
den razón de sus dichos y de cierta forma den respuesta a esas
interrogantes, ya que, de lo contrario sería privilegiar un informe sobre
otro sin contar con el conocimiento científico adecuado, pues no habría
posibilidad de responder las legítimas dudas que concurren en el caso, lo
que se lograría solo mediante el contradictorio, pues siempre ha sucedido
que los jueces han utilizado nociones científicas para establecer o
interpretar circunstancias de hecho para las que parecían inadecuadas
las nociones de la experiencia o del sentido común.
Resolver, entonces, con la sola lectura de los informes, significaría
que la resolución carecería de sustento científico y transformaría en un
argumento de autoridad en favor de un perito por sobre otro, sin siquiera
escucharlos, es decir, privilegiar una teoría del caso por sobre otra, como
el solo argumento que fue dictado por un juez, quien prefirió un informe
por sobre otro, sin hacerse cargo de las opiniones contrarias de los
demás peritos y de la demás prueba.
El juez debe evitar el uso incorrecto e impropio, y científicamente
incontrolado, de métodos científicos, que no aporten seguridad, en la
determinación de los hechos. Por tanto el problema se refiere a la
necesidad de que las nociones y métodos científicos se usen de un modo
correcto para la determinación de los hechos en juicio y en especial para
un equivalente jurisdiccional, lo que no es posible determinar en esta
instancia, atendido las contradicciones propuestas en los informes.
9.- Que, la posibilidad de resolver un sobreseimiento definitivo por
imputabilidad puede y debe ser dictado por un juez de Garantía,
solamente cuando concurra la certeza mandatada por el legislador, es
decir, sin sombras de dudas todos los medios de prueba dan cuenta que
estamos frente a una persona que no está en condiciones de ser juzgada
y precisamente por tal motivo deben aplicarse la norma del artículo 460
del CPP.
10.- A criterio de este sentenciador, lo que en este caso existe es
solo una probabilidad de que la imputada adolezca de una patología
mental, pero tal probabilidad es solo indiciaria de que estamos en aquella
situación que describe el artículo 458 del CPP, esto es, antecedentes que
permiten presumir la inimputabilidad por enajenación mental del
imputado, pero que solo habilitan para solicitar la realización de los
exámenes pertinentes.
Sin embargo, realizados los exámenes pertinentes, la única
conclusión que es posible sustentar, a criterio del suscrito, es que no es
posible hablar de certeza acerca de la existencia de una patología mental
exigida por el legislador.
Por tanto, se rechaza el sobreseimiento definitivo en los términos y
en la instancia propuesta.
Dése copia del acta a Fiscalía, Querellante y Defensoría.
Dirigió la audiencia y resolvió don MILENKO GRBIC MIRANDA, Juez
Titular del Juzgado de Garantía de Quilpué.
Certifico que el acta que precede es registro fiel de la audiencia del día
de hoy, 08 de abril de 2016.
ESTADO DIARIO:
En Quilpué, a ocho de abril de dos mil dieciséis, notifiqué por el estado
diario la resolución precedente.
Juzgado de Garantía de Quilpué.
Covadonga 910, Quilpué.
Fono-Fax 2918010.
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