Sentido actual de la filosofía. Contra la concepción

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Examen de filosofía (simulacro 2011)
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-Comenta este fragmento de La República de Platón:
Así es amigo mío, dice Platón: si has hallado para los que van a gobernar un modo de vida
mejor que el gobernar, podrás contar con un Estado bien gobernado; pues sólo en el gobiernan
los que son realmente ricos, no en oro, sino en la riqueza que hace la felicidad: una vida
virtuosa y sabia. No, en cambio, donde los pordioseros y necesitados de bienes privados
marchan sobre los asuntos públicos, convencidos de que allí han de apoderarse del bien; pues
cuando el gobierno se convierte en objeto de disputas, semejante guerra doméstica e intestina
acaba con ellos y con el resto del Estado
Para la elaboración del presente comentario es imprescindible conocer bien la filosofía de
Platón, sobre todo su filosofía política y manejar con soltura su contexto histórico-filosófico.
Elige para desarrollar uno de las dos siguientes temas:
-Sentido
actual de la filosofía. Contra la concepción
academicista de la misma:
(Respuesta)
¿Cuál es el papel de la filosofía en la actualidad?. Parte considerable de la vieja
concepción de la filosofía hoy es ya ciencia.
La antigua palabra filosófica ha desembocado en el experimento científico, y, hoy,
permanece recluida y silenciosa, o alejada de los foros donde efectivamente se
deciden los designios de la humanidad.
De todas formas, no podemos afirmar que esta nueva etapa científico-técnica
nos haya conducido al paraíso y solucionado los sempiternos problemas que angustian
al ser humano.
¿Qué cabe esperar?: el paraíso o la destrucción, la libertad o la esclavitud.
Cualquier respuesta requiere de pensamiento y de herramientas intelectuales. La
reflexión filosófica parece pertinente, pero se halla actualmente inmersa en un
proceso de desorientación, flotando sobre la realidad, especulante y carente de un
sentido.
La tarea a realizar es la de dotar del sentido perdido a la filosofía. Una mirada a la
memoria del pasado nos enseña que la filosofía ha sido siempre solidaria con su propio
tiempo, fuertemente comprometida y libre, infatigable en la búsqueda de la verdad,
planteándose soluciones para los problemas que brotaban de la realidad y de la vida
humana. La filosofía no ha sido nunca una actividad superflua, puro goce estético.
La filosofía entendida como contemplación estética no es suficiente, Su actividad se ha
alimentado siempre de la realidad, Ya Platón identificaba filosofar con aprender, con
vivir, con verdadera ciencia, creando un todo indisoluble.
La tarea de la filosofía debe ser la de pensar la época presente, analizando los
problemas filosóficos actuales, buscando soluciones plausibles, nunca definitivas.
Requiere un compromiso con nuestro tiempo.
Una reflexión comprometida con el presente no debe aceptar sin más la tesis de que
la cultura tecnológica es necesariamente deshumanizadora y alienante, y que nada
podemos hacer por aligerar la carga de nuestro destino. Más que un problema técnico,
es un problema de responsabilidad moral y política.
Un problema actual señalado por Marcuse es el masivo adoctrinamiento
ideológico de las sociedades modernas. He aquí otra tarea para la filosofía,
contrarrestar esta situación con la fuerza de su libre pensamiento.
La filosofía debe mostrar los problemas y tratar de encontrar las soluciones. Su
objetivo debe concretarse en poner fin a la barbarie de la razón científica y en alcanzar
la paz universal.
Uno de los males actuales de la filosofía es su academicismo, su
neorretoricismo, su esteticismo inútil.
Como Marcuse afirma, las sutilezas de la filosofía actual no sirven de nada ante lo real;
la reflexión acerca del bien y del mal es estéril cuando concurren circunstancias como
las guerras, las masacres; de qué sirve la reflexión ad nauseam si la tecnocracia
utilitarista e irracional va marcando la pauta.
La filosofía necesita hoy más que nunca vincularse a la realidad, y, de la misma manera
que luchó contra el fanatismo supersticioso, debe hoy enfrentarse a la no menos
peligrosa fascinación tecnológica.
Como Emilio Lledó afirma, la filosofía es de siglos, no de días. Un repaso a la historia de
la filosofía nos confirmará que las interrogantes que angustian al hombre tecnológico
son prácticamente las mismas que angustiaban al hombre mítico, religioso,
humanista... El estudio del pasado puede alumbrar y clarificar nuestro futuro.
Los problemas filosóficos actuales presentan, obviamente, matices antes
desconocidos: hablar de la naturaleza del pensamiento requiere una reflexión acerca
del fenómeno de las computadoras; el problema moral de la libertad no puede
sustraerse de las particulares características de las sociedades actuales, así como del
poderoso influjo de las tecnologías de la información.
Hay que recalcar, para acabar, que las respuestas filosóficas nunca serán en
ningún modo definitivas. Es, tal vez. La aceptación de esta humildad, la que garantiza
en mayor medida su valor y modernidad. Carácter abierto y diálogo frente a
dogmatización.
-Filosofía
y política
(respuesta)
Supone una ingenuidad pensar en la neutralidad del desarrollo tecnológico. La
tecnología exige y fortalece una serie de patrones culturales que condicionan las
posibilidades de construcción de nuestro futuro. Estos patrones nos llevan
actualmente a la deshumanización.
El hombre puede y debe, con su inteligencia, usar la tecnología adecuadamente y
controlar sus productos tecnológicos.
El desafío de la técnica requiere, en palabras de Habermas, un poder político que
relacione positivamente los productos tecnológicos con nuestro querer y saber
prácticos.
La tecnología es neutra, su uso no. La ciencia debe buscar mejores condiciones para el
ser humano. La política de administrar y distribuir las condiciones presentes.
La paz, la prosperidad, las nuevas tecnologías y sus diversas alternativas dependen, no
de la ciencia, sino de la voluntad moral y política.
He aquí otra tarea de la filosofía actual: la reflexión acerca de la actividad social. Los
proyectos utópicos del pasado son hoy tecnológicamente posibles. Es la falta de
voluntad política lo que impide su realización.
¿Tiene el filósofo que limitarse a una función de pensador político?, o ¿debe pasar a la
acción política?. Maquiavelo ya indicaba que la acción, si bien fundamental, debía ir
precedida por la sabiduría, por la reflexión.
Sea pensador o sea actor, la teoría y la praxis deben afrontar la realidad. Esta realidad
obliga a una reflexión sobre los medios y sobre los fines en política. Maquiavelo, como
vimos, fue quien planteó el problema: la política tiene sus reglas particulares que
obligan a una separación entre ética y política.
¿Cualquier objetivo puede justificar el uso de medios que podríamos considerar
amorales?. Evidentemente, lo ético no es eficaz. No parece defendible, sin embargo, la
justificación de una doble moral.
La violencia política se convierte en un problema tanto más grave cuanto los
instrumentos de destrucción resultan más eficaces. La condena de la violencia no es
suficiente. La filosofía debe trabajar en la búsqueda de alternativas para resolver los
conflictos sociales y políticos.
Debemos concienciarnos de la posibilidad real de exterminio, lo que Bobbio denomina
“formación de una conciencia atómica”.
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