Poder Judicial de la Nación Año del Bicentenario * USO DE DOCUMENTO PÚBLICO FALSO (ART. 296 EN FUNCIÓN DEL ART. 292 2do. Párr. CP) * INSERTAR EN INSTRUMENTO PÚBLICO DECLARACIONES FALSAS CONCERNIENTES A UN HECHO QUE EL DOCUMENTO DEBE PROBAR DE MODO QUE PUEDA RESULTAR PERJUICIO (ART. 293 C.P.).PROCESAMIENTOS. SOBRESEIMIENTO. INF ART. 293 C.P. CONFIGURACIÓN DEL TIPO. PROCESAMIENTO. .Para que se configure el tipo penal previsto por el art. 293 del C.P. no se requiere el efectivo perjuicio, sino la aptitud del comportamiento acriminado para crearlo, o sea un peligro potencial, que en el caso se da acabadamente, ya que se trata de la “inserción en instrumento público de declaraciones falsas, concernientes a hechos que los documentos deben probar”.El dolo del imputado no es menester que abarque el perjuicio que pudiera sufrir eventualmente la persona particularmente damnificada; basta el conocimiento y la voluntad de instrumentar una falsedad idónea para perjudicar a un tercero. Sostener lo contrario importaría exigir una finalidad más allá del dolo simple, sólo compatible con el dolo específico y directo y no con el eventual, que es suficiente para la comisión del delito previsto en el art. 293 del C.P.. o sea, basta que se prevea como probable la posibilidad de un perjuicio y que ello le resulte indiferente, ejecutando la falsedad (CNCrim. y Correc., “B., A.A.”, 21.12.1982, LL 1984-A,47). SOBRESEIMIENTO. si bien del examen de la documentación secuestrada surge que actuó como testigo, suscribiendo la declaración jurada que contenía datos inexactos, no se vislumbra en su accionar el dolo típico de la figura en examen, cual es el conocimiento cierto de la falsedad de la documentación que se exhibe.El dolo típico requiere el conocimiento cierto de la falsedad del documento o certificado y la voluntad de utilizarlo como tal según su finalidad probatoria (Conf. Carlos Creus, Derecho Penal, Parte Especial, T. II, Ed. ASTREA, 1996.pág. 475 y ssgts.). Según sus propios dichos, el mismo accedió a intervenir como testigo en el trámite referido en virtud del requerimiento efectuado .Afirmó que actuó de buena fe pues conocía a quien lo requirió, sabía qe la moto le pertenecía y que había contratado un gestor para la transferencia, todo lo cual no lo hizo sospechar que se hubieran cometido irregularidades en la misma.. INF. ART. 296 C.P. PROCESAMIENTO. El imputado no sólo presentó una declaración jurada que contenía datos inexactos, sino también el formulario 05, el cual fue completado y firmado de su puño y letra, donde constan las mismas declaraciones falsas. Sostiene Creus que la conducta tipificada en el art. 296 del C.P. es la de hacer uso, es decir, utilizar el documento o certificado falso en cualquier acto de acuerdo con su destino probatorio; requiere una actividad que puede revertir sobre derechos de un tercero -no la constituye la mera tenencia del documento o certificado- empleándolo con propiedad, es decir, de acuerdo con la finalidad del documento o certificado. De este modo, es dable observar que el uso reclama el empleo del documento según su destino específico, lo cual importa hacerlo valer invocando su eficacia jurídica. (Conf. Carlos Creus, Falsificación de documentos en general, Ed. ASTREA, 1986, pág. 193 y ssgts.). PODER JUDICIAL DE LA NACIÓN La Plata, 8 de Abril de 2010. R.S. 2 T.104 f* 119/125 VISTA: Esta causa, registrada bajo el N° 4178, caratulada “M, S F; A, D D; L, N S/ INF. ART. 296 EN FUNCIÓN DEL ARTÍCULO 292 AMBOS DEL C.P.", procedente del Juzgado Federal de Primera Instancia N° 3 de esta ciudad. Y CONSIDERANDO: EL JUEZ FLEICHER DIJO: I. Las presentes actuaciones llegan a conocimiento de esta Alzada, en virtud de los recursos de apelación interpuestos por el Sr. Fiscal Federal yl Dr. en nombre de S M, D A y N L, contra la resolución , que en su punto I decretó el procesamiento de los nombrados por encontrar su conducta prima facie incursa en el delito de uso de documento público falso, previsto y reprimido por el art. 296 en función del art. 292, segundo párrafo del C.P y, en el punto II, dictó el sobreseimiento de M L B en orden al delito mencionado por el cual fuera indagado (art. 336 inc. 4° del C.P.P.N.). Los recursos son concedidos a fs. 137 y 178 y mantenidos a fs. 202 y 200, respectivamente. Poder Judicial de la Nación Año del Bicentenario II. a) El titular de la vindicta pública se agravia de la decisión adoptada por el a quo en cuanto dispuso sobreseer a M L B por considerar que resulta prematura y contradice la versión dada por los encartados en la oportunidad de prestar declaración indagatoria. Asimismo, el Sr. Fiscal de Cámara, al presentar el informe previsto por el art. 454 del C.P.P.N. agregó que aún no se ha producido plana de escritura del nombrado a fin de establecer si existe comunidad caligráfica entre sus escrituras y las insertas en el formulario en cuestión, lo cual permitiría demostrar su desconocimiento de la procedencia espuria de la documentación mencionada. En tal sentido, entiende que aún no se ha reunido el caudal de prueba suficiente como para alcanzar el estado de certeza que exige el sobreseimiento. Por ello, solicita se revoque el auto en crisis por prematuro y se disponga al juez de grado que complete la investigación, ordenando la diligencia propuesta y todas aquellas que considere oportunas y conducentes a efectos de despejar las dudas que subsisten hasta el momento en estos actuados. II. b) Por su parte, el , letrado defensor de M, A y L, centra sus agravios en la circunstancia de que el formulario cuestionado fue solicitado por el gestor B, y que un empleado suyo lo completó a fin de solicitar la inscripción del vehículo. Sostiene que sus defendidos firmaron el mentado documento sin leerlo, basados en la confianza depositada en B y en virtud del pago efectuado con anterioridad. En otro orden de ideas, afirma que el objetivo de la inscripción era regularizar la situación del rodado para su posterior venta, motivo por el cual carecerían de interés los encartados en consentir su inscripción con un número de modelo diez años menor, lo cual va en desmedro de su valor pecuniario. Agrega que el cambio de domicilio efectuado en el DNI a nombre de M refleja la mala fe con que actuó B pues no había motivo alguno que justificara dicha diligencia. III. Cabe señalar, que esta causa se inició el día 9 de abril de 2003 a raíz de la denuncia efectuada po Encargado titular del Registro de la Propiedad del Automotor , en virtud de la presentación de una solicitud de inscripción de un motovehículo Honda 650, en los términos previstos por el Digesto de Nomas Técnico- Registrales del Registro Nacional de la Propiedad del Automotor, en su Título III, Capítulo I, Artículo 1°. Dicho trámite fue realizado por S F M, quien presentó, entre otras cosas, una declaración jurada suscripta por la misma y dos testigos, D A y N L, donde se consignó que el rodado en cuestión era modelo 1985. Posteriormente, mediante consulta efectuada al Departamento Control de Inscripciones se pudo establecer que el año de fabricación del motovehículo era 1993, por lo que no encuadraba dentro de las previsiones que regulan la inscripción de motovehículos usados no registrados. En consecuencia, se determinó que en la documentación presentada para la inscripción del motovehículo se habían falseado los datos de la fecha de fabricación o importación de la unidad, a fin de acceder a los beneficios de la inscripción registral del bien bajo el amparo de lo dispuesto por el Título III, Capítulo I, artículo 1° del Digesto de Normas Técnico- Registrales, evitando así tener que realizar el procedimiento de inscripción inicial correspondiente al modelo de la unidad, que requiere necesariamente acreditar el origen de la unidad mediante el certificado de fabricación o nacionalización y cadena regular de trasmisiones de dominio . Cabe destacar que, obra glosada la declaración testimonial del Subteniente de Policía quien realizó oportunamente la verificación del formulario 12 secuestrado en autos. En dicha oportunidad, ratificó su firma y agregó que en el año en que se efectuó dicha verificación solamente se cotejaban los números de chasis y motor impuestos en el formulario con los del motovehículo; que en algunos casos, tenían una chapa patente identificatoria de aluminio que especificaba el año de fabricación, aclarando que ese no fue el caso del rodado involucrado en autos. Por último, depuso que los datos son completados por el interesado o por el Registro extrayéndolos de la declaración jurada. IV. Ahora bien, examinadas las constancias que conforman este legajo, adelanto que deberá confirmarse la resolución apelada en punto al procesamiento dictado contra S M. Ello así pues, considero que los elementos reunidos en autos autorizan a inferir en principio - y con el grado de certeza que la etapa procesal exige- que la imputada tiene responsabilidad en los hechos investigados. En efecto, entiendo que se encuentra acreditado prima facie la conducta de la encartada M, como constitutiva del delito de uso de documento público falso, ello en virtud de la presentación de la declaración jurada y el formulario 05 ante el Registro de Propiedad Automotor a efectos de inscribir un motovehículo marca Honda 650, que contenían datos falsos. Lo expuesto se encuentra corroborado con la denuncia efectuada por el Encargado Titular del Registro de la Propiedad , las declaraciones indagatorias prestadas por los coimputados A y L , y la documentación reservada en autos. Asimismo, advierto que, de la lectura de las piezas obrantes en autos, surgen circunstancias antecedentes a la comisión del delito investigado que constituyen indicios Poder Judicial de la Nación Año del Bicentenario vehementes para achacar prima facie a la encausada responsabilidad en el mismo. En primer lugar, la nombrada M al prestar declaración indagatoria manifestó que había comprado la motocicleta en el año 1993, sin especificar el lugar y la persona a quien la adquirió. A su vez, refirió que había perdido toda la documentación del rodado, pero no formuló denuncia respecto a dicha circunstancia, ni mencionó la supuesta existencia de un boleto de compraventa o su extravío que permita comprobar la operatoria realizada. De otro lado, expuso que encomendó al gestor B la realización del trámite de inscripción del rodado, sin aportar datos de la persona que se lo recomendó. Otro elemento relevante a tener en cuenta es que si bien M reconoció que tenía conocimiento que el modelo de fabricación de la moto era 1993, firmó la declaración jurada “sin leerla”. Más aún, M dijo que entregó el D.N.I. al gestor a efectos de realizar el cambio de domicilio a su nombre, y así poder realizar el trámite en otro partido, para lo cual prestó su consentimiento. También afirmó que le pagó a B la suma de $ en concepto de pago por los servicios prestados, sin acompañar un recibo o comprobante del mismo. Por último, no se me escapa que la imputada en su injurada afirmó que B fue la persona que concurrió al Registro de la Propiedad el día de los hechos y quien completó la declaración jurada de marras, y posteriormente, en la audiencia de careo rectificó sus dichos, al manifestar que no había sido el nombrado sino un empleado suyo. Todo lo apuntado me lleva a concluir que M tenía conocimiento de la irregularidades que rodearon al trámite y que actuó con el dolo requerido por la figura en examen. En síntesis, las circunstancias apuntadas respecto de la forma de adquisición del rodado, el extravío de la documentación correspondiente al mismo, su conocimiento del año de fabricación del ciclomotor, el cambio de DNI efectuado a su nombre, y su versión de los hechos y su posterior rectificación en la audiencia de careo, me conducen a sostener que el relato efectuado por la imputada no goza de un sustento sólido que le otorgue credibilidad. A todo ello debe agregarse, que M no sólo presentó una declaración jurada que contenía datos inexactos, sino también el formulario 05, el cual fue completado y firmado de su puño y letra, donde constan las mismas declaraciones falsas. Sostiene Creus que la conducta tipificada en el art. 296 del C.P. es la de hacer uso, es decir, utilizar el documento o certificado falso en cualquier acto de acuerdo con su destino probatorio; requiere una actividad que puede revertir sobre derechos de un tercero -no la constituye la mera tenencia del documento o certificado- empleándolo con propiedad, es decir, de acuerdo con la finalidad del documento o certificado. De este modo, es dable observar que el uso reclama el empleo del documento según su destino específico, lo cual importa hacerlo valer invocando su eficacia jurídica. (Conf. Carlos Creus, Falsificación de documentos en general, Ed. ASTREA, 1986, pág. 193 y ssgts.). En virtud de lo expuesto, concluyo que deberá confirmarse el procesamiento dictado contra S M en orden al delito de uso de documento público falso, previsto y reprimido por el art. 296 en función del 292 del C.P.. V. En lo concerniente a la situación procesal de D A, por los argumentos que expondré, corresponde confirmar su responsabilidad en los hechos imputados, pero modificando la calificación legal electa por el a quo. En primer lugar, cabe destacar que las explicaciones dadas por el encausado resultan inverosímiles, constituyendo sólo intentos tendientes a mejorar su situación procesal, por cuanto han quedado desvirtuados por las pruebas reunidas en autos. Dicha afirmación encuentra apoyatura en las constancias obrantes en autos, tales como lo expuesto por el gestor B en la audiencia de careo , los dichos vertidos por la imputada M en su injurada y las explicaciones brindadas por el encartado L . Efectivamente, el gestor B negó haber asesorado a M en la realización del trámite cuestionado, afirmando que fue A quien concurrió a la gestoría en una primera oportunidad, quien luego fue acompañado por su novia M. Asimismo, de las manifestaciones expuestas por la encartada M resulta que A la acompañó a la gestoría en varias oportunidades y que firmó como testigo en la declaración jurada presentada. A su vez, el encausado L dijo que accedió a ser testigo en la documentación de marras frente al pedido de M y A, a quienes conocía por la amistad que tenía con el hermano de la nombrada. Por último, el propio A confirmó que acompañó a M a la gestoría de B, que la nombrada le pidió que participara como testigo en el trámite de inscripción del rodado, y reconoció como suya la firma inserta en la declaración jurada cuestionada. De lo dicho se colige que A tuvo una participación activa en la realización del tramite de inscripción del motovehículo investigado, pues se encuentra acreditado que en virtud de la relación afectiva que lo unía con M accedió a prestarle ayuda en la realización del mismo, la cual no sólo consistió en acompañarla en reiteradas oportunidades a la gestoría de B, sino también actuar como testigo en la declaración jurada respectiva. Sin perjuicio de ello, como fuera adelantado, disiento con el a quo respecto al Poder Judicial de la Nación Año del Bicentenario encuadramiento de la conducta atribuida al nombrado como infracción el art. 296 en función del 292 del C.P.., pues, a mi entender, cabe considerarlo incurso en el delito previsto y reprimido por el artículo 293 del C.P.. Ello por cuanto se halla comprobado que A insertó en la declaración jurada controvertida datos falsos, referidos al año de fabricación de la moto perteneciente a M. En consecuencia, considero que la versión de los hechos brindada por el encartado no resulta creíble pues, conforme lo señalado ut supra, no puede negarse la colaboración esencial que prestó a la encartada en la realización del trámite y que al suscribir el mentado documento dio fe de la autenticidad de su contenido. Al respecto, es dable recordar que para que se configure el tipo penal previsto por el art. 293 del C.P. no se requiere el efectivo perjuicio, sino la aptitud del comportamiento acriminado para crearlo, o sea un peligro potencial, que en el caso se da acabadamente, ya que se trata de la “inserción en instrumento público de declaraciones falsas, concernientes a hechos que los documentos deben probar”. El dolo del imputado no es menester que abarque el perjuicio que pudiera sufrir eventualmente la persona particularmente damnificada; basta el conocimiento y la voluntad de instrumentar una falsedad idónea para perjudicar a un tercero. Sostener lo contrario importaría exigir una finalidad más allá del dolo simple, sólo compatible con el dolo específico y directo y no con el eventual, que es suficiente para la comisión del delito previsto en el art. 293 del C.P.. o sea, basta que se prevea como probable la posibilidad de un perjuicio y que ello le resulte indiferente, ejecutando la falsedad (CNCrim. y Correc., “B., A.A.”, 21.12.1982, LL 1984A,47). En mérito a las razones expuestas, cabe modificar parcialmente la resolución apelada, sólo en lo que hace al encuadramiento de los hechos endilgados a D A, recalificándose los mismos como infracción al art. 293 del C.P.. VI. Sentado ello, cabe analizar la responsabilidad de N L en los hechos objeto de autos. Adelanto que, en mi opinión, los elementos colectados en la causa hasta el momento no bastan para confirmar el procesamiento dictado contra el nombrado, pues no surge en principio, y con el grado de certeza que la etapa procesal exige, que el encartado L haya cometido el delito que se le endilga ni el previsto en el art. 293 del C.P. que propuse para su consorte A. En efecto, si bien del examen de la documentación secuestrada surge que L actuó como testigo, suscribiendo la declaración jurada que contenía datos inexactos, no se vislumbra en su accionar el dolo típico de la figura en examen, cual es el conocimiento cierto de la falsedad de la documentación que se exhibe. El dolo típico requiere el conocimiento cierto de la falsedad del documento o certificado y la voluntad de utilizarlo como tal según su finalidad probatoria (Conf. Carlos Creus, Derecho Penal, Parte Especial, T. II, Ed. ASTREA, 1996.pág. 475 y ssgts.). Ello por cuanto, según sus propios dichos, el mismo accedió a intervenir como testigo en el trámite referido en virtud del requerimiento efectuado por M y A. Asimismo, afirmó que actuó de buena fe pues conocía a M, sabía que la moto le pertenecía y que había contratado un gestor para la transferencia, todo lo cual no lo hizo sospechar que se hubieran cometido irregularidades en la misma. Sumado ello, cabe señalar que no obran otros elementos de cargo en autos que permitan tener por acreditada la responsabilidad de L en la conducta en reproche. En conclusión, corresponde revocar el procesamiento dictado respecto de N L en orden al delito previsto y reprimido por el artículo 296 en función del 292 del C.P. y, en su reemplazo, dictar el sobreseimiento conforme lo dispuesto por el artículo 336 inc. 4° del C.P.P.N.. VII. Por último, cabe abordar el tratamiento de los agravios esgrimidos por el titular de la vindicta pública en relación al sobreseimiento dictado en favor de M B. En mi opinión, de la lectura de las constancias reunidas en autos, surge que la solución adoptada por el a quo resulta prematura. Cabe recordar que, el sobreseimiento requiere estado de certeza negativa, ya que tal pronunciamiento no debe dictarse si existen indicios para sospechar de la responsabilidad del imputado, en tanto que es en la etapa de juicio donde es requerida la certeza positiva sobre la existencia del hecho y la responsabilidad (CNCP, sala 2, 12/05/03, “Sciarroni, Horacio N s/recurso de casación”) Resta agregar que, desde el punto de vista penal, el auto del sobreseimiento equivale perfectamente a la sentencia absolutoria, pues sus efectos se manifiestan en poner término al proceso con relación al imputado en cuyo favor se dicta; y una vez que adquiere firmeza, impide que posteriormente continúe o se reinicie el ejercicio de los poderes de acción y jurisdicción frente al mismo hecho, eventual circunstancia en la que el sujeto ya sobreseído está amparado por el “non bis in dem” (CNCP, sala 4, 17/05/99, c. N°1286 “Luis Sebastián Ángel s/recurso de casación”). En efecto, considero que resulta preciso efectuar una serie de diligencias a fin de profundizar la investigación, tales como la propuesta por el apelante en cuanto a la realización Poder Judicial de la Nación Año del Bicentenario de una pericia caligráfica, previa obtención de una plana de escritura por parte del encartado, a los fines de descartar su participación en la misma. Dicha medida probatoria resulta fundamental a los efectos de despejar las dudas que subsisten aún respecto a la identidad de la persona que completó la declaración jurada presentada ante el registro, máxime teniendo en cuenta las discrepancias existentes entre los imputados respecto a la mentada cuestión. Ello por cuanto, la encartada M refirió en oportunidad de prestar declaración indagatoria, que B fue quien completó el formulario y posteriormente, en la audiencia de careo realizada entre los nombrados, ésta se rectificó en relación a tales expresiones, manifestando que había sido un empleado de la gestoría de B quien concurrió al registro el día de los hechos y llenó la mentada declaración jurada. Por su parte, A y L indicaron a B como la persona encargada de completar los formularios y la declaración jurada. Por las consideraciones que anteceden, propongo se revoque el sobreseimiento de M B por prematuro, y disponer que el juez de grado de cumplimiento a la medida indicada y todas aquéllas que considere convenientes y conducentes para determinar si existe algún tipo de responsabilidad por parte del encartado en la conducta ilícita atribuida. VIII. En orden a todas las razones expuestas, propongo al Acuerdo: 1) se confirme la resolución apelada. en punto al procesamiento dictado contra S M en orden al delito de uso de documento público falso, previsto y reprimido por el art. 296 en función del art. 292, segundo párrafo del C.P ; 2) modificar parcialmente la decisión recurrida sólo en lo que hace al encuadramiento de los hechos endilgados a D A, y recalificar los mismos como infracción al art. 293 del C.P.; 3) revocar el procesamiento dictado contra N L en orden al delito previsto y reprimido por el artículo 296 en función del 292 del C.P. y, en su reemplazo, dictar el sobreseimiento conforme lo dispuesto por el artículo 336 inc. 4° del C.P.P.N.. y, 4°) revocar el sobreseimiento de M B por prematuro, y disponer que el juez de grado de cumplimiento a la medida indicada y todas aquéllas que considere convenientes y conducentes para determinar si existe algún tipo de responsabilidad por parte del encartado en la conducta ilícita atribuida. Así lo voto.EL JUEZ ÁLVAREZ DIJO: Que adhiere al voto que antecede. Por ello, el Tribunal RESUELVE: I. CONFIRMAR la resolución apelada . en punto al procesamiento dictado contra S M en orden al delito de uso de documento público falso, previsto y reprimido por el art. 296 en función del art. 292, segundo párrafo del C.P ; II. MODIFICAR parcialmente la decisión recurrida sólo en lo que hace al encuadramiento de los hechos endilgados a D A, y recalificar los mismos como infracción al art. 293 del C.P.; III. REVOCAR la resolución en cuanto decreta el procesamiento de N L en orden al delito previsto y reprimido por el artículo 296 en función del 292 del C.P. y, en su reemplazo, SOBRESEER al nombrado conforme lo dispuesto por el artículo 336 inc. 4° del C.P.P.N.. y, IV. REVOCAR el sobreseimiento de M B por prematuro, y disponer que el juez de grado de cumplimiento a la medida indicada en el considerando VII del voto del Dr. Fleicher. V.-Notifíquese, regístrese y devuélvase.Firmado Jueces Sala II Gregorio Julio Fleicher. César Alvarez Ante mí, Dra.Ana Russo. Secretaria.