MULTICULTURALIDAD, IDENTIDAD Y GLOBALIZACIÓN Luis Sifuentes De la Cruz Índice Introducción ...................................................................................................................................... 5 1 Unidad CULTURA E INTERCULTURALIDAD ....................................................7 1. ¿Qué es interculturalidad? (Gustavo Solís Fonseca) ................................................................ 7 2. Caminos para la interculturalidad ............................................................................................. 7 3. Los alcances de la interculturalidad .......................................................................................... 8 4. La práctica de la interculturalidad ............................................................................................. 8 5. Educar en interculturalidad ........................................................................................................ 9 6. Aspectos de una conducta intercultural positiva ..................................................................... 9 7. Estrategias de interculturalidad ................................................................................................. 9 8. Condiciones para una interculturalidad rica y creativa ....................................................... 10 9. "Condiciones" adversas para el desarrollo de la interculturalidad .................................... 10 10. Política de interculturalidad .................................................................................................. 11 2 Unidad LA MULTICULTURALIDAD (Godenzzi, Juan) ................................. 19 1. Áreas culturales peruanas ........................................................................................................ 2. Enumeración de áreas culturales en el Perú........................................................................... 3. Extinción de lenguas y de culturas: Empobrecimiento de las posibilidades de interculturalidad ....................................................................................................................... 4. Circuitos y contactos de interculturalidad ............................................................................. 5. Lenguas generales como vehículos de interculturalidad ..................................................... 6. Áreas de identidades lingüístico-culturales en el Perú (Relación simple) ......................... 20 20 21 21 21 22 3 Unidad IDENTIDAD ............................................................................................. 31 EL PERÚ: SUMA DE IDENTIDADES DIVERSAS ..................................................................... ¿CUÁNDO NACIERON LAS NACIONES? ............................................................................... ¿CUÁNDO NACE EL PERÚ? ...................................................................................................... La peruanidad ............................................................................................................................... La diversidad cultural .................................................................................................................. GLOBALIZACIÓN ........................................................................................................................ Multiculturalismo y globalización .............................................................................................. 31 31 32 35 35 36 36 BIBLIOGRAFÍA .............................................................................................................................. 41 Introducción Hablar de multiculturalidad en un país como el nuestro es muy difícil y a la vez grandemente complejo. La enorme diversidad de culturas existentes en nuestro medio debido a la existencia de diferentes grupos étnicos- así como las diferentes lenguas y realidades de extrema complejidad, son producto del mestizaje que se ha desarrollado dentro del proceso histórico del Perú. Según los historiadores, el Perú no ha logrado consolidar su identidad ni menos formarse incluso como una nación auténtica. La razón se encuentra en las profundas diferencias y desigualdades sociales producidas a través de la historia. El imperio del Tawantinsuyo presentaba ya una serie de contradicciones sociales debido a las relaciones de dominación entre los Incas y los pueblos sojuzgados. La dominación española acrecentó estas diferencias sociales, las cuales propiciaron la aparición de una nación de blancos y otra de indios. Dentro del grupo dominado existen nuevas divisiones sociales, tales como los mestizos, los indios, los negros y las etnias amazónicas. Ante estos hechos existe un reto, conservar las culturas ancestrales que han sobrevivido a la dominación española o dejar que la globalización las anule por completo. En muchos casos lo que se globaliza son los elementos de la cultura dominante, no de la dominada, más aún aquello tiende a desaparecer. Es por ello que es importante generar la identidad nacional, reconociendo y valorando la multiculturalidad existente. Aquello deberá servir para proyectarnos al mundo, globalizando nuestra cultura y no condenándola a la extinción. El autor. Universidad Nacional de Educación 6 Multiculturalidad, Identidad y Globalización 1 Unidad CULTURA E INTERCULTURALIDAD Definición antropológica: a. "Una cultura es un conjunto de formas y modos adquiridos de concebir el mundo, de pensar, de hablar, de expresarse, percibir, comportarse, organizarse socialmente, comunicarse, sentir y valorarse a uno mismo en cuanto individuo y en cuanto a grupo. Es intrínseco a las culturas el encontrarse en un constante proceso de cambio." (Heise, Tubino, Ardito: 1994, p.7). b. "Una cultura es una variedad de sistemas desarrollados por las sociedades humanas como medio de adaptación al ambiente en el cual se vive; como totalidad, un sistema cultural constituye el medio a través del cual el grupo al cual pertenece dicho sistema consigue su supervivencia como una sociedad organizada..." (Robert W. Young en: Abrahams y Troike, 1972). 1. ¿Qué es interculturalidad? (Gustavo Solís Fonseca) La interculturalidad es la conducta cultural para desenvolverse en contextos de relación de culturas. Es una conducta de las personas o de los grupos humanos en situaciones de multiculturalidad. Se trata de un saber manejarse entre miembros de diferentes culturas con quienes se interactúa. La interculturalidad no implica a priori el "saber manejarse bien o mal", sólo implica saber manejarse, pues una u otra alternativa específica dependerá de la política sobre interculturalidad que asumen las personas o los grupos humanos. Dicha política puede estar ex- plícitamente formulada o, lo que es común, estará implícitamente vigente. En este contexto, el prefijo inter no hace referencia sino a la relación entre dos o más culturas, en que actúa el individuo o el grupo humano. 2. Caminos para la interculturalidad La interculturalidad es, en tanto realidad, una realidad cultural; y como todo fenómeno cultural, la conducta intercultural se aprende sea como miembro de una determinada cultura, o de un grupo de culturas en contacto. Esa conducta intercultural puede tener una realización adecuada o no adecuada en su Multiculturalidad, Identidad y Globalización 7 Universidad Nacional de Educación propósito de permitir desenvolverse en situaciones de interculturalidad. EI juicio sobre adecuación depende de un determinado sistema cultural. La primera condición para que exista interculturalidad es el contacto de culturas. Pero para que la interculturalidad sea una conducta, lo que debe ocurrir es un proceso de aprendizaje, ya sea natural -como parte de la socialización de las personas- o planificado, es decir, formalmente. Conviene aclarar que la educación en general puede ser intercultural y no ser bilingüe, tanto como puede ser bilingüe y no ser intercultural. La vigencia de cualquiera de estas alternativas concretas responderá a políticas específicas que asumen las sociedades para la educación de sus miembros. 3. Los alcances de la interculturalidad La interculturalidad tiene múltiples posibilidades. Por ejemplo, ella puede tener una práctica intracultural, es decir, puede ser un ejercicio que involucra a grupos que conforman subculturas dentro de una estructura mayor. Es el caso de una interculturalidad que tiene como componentes a las variedades de lo que se reconoce como una misma cultura. En esta perspectiva, todos en el mundo son por lo menos intrainterculturales, pues no es imaginable la existencia de culturas homogéneas. De otro lado, no todos en el mundo están en una relación intercultural, esto es, sus relaciones no involucran necesariamente a dos o más sistemas culturales diferentes. La multiculturalidad no implica necesariamente interculturalidad, pues las personas pueden mantener separadas las culturas de su multiculturalidad. La globalización ha catapultado la conveniencia de la interculturalidad como conducta de los seres humanos, pues ha puesto frente a sí a personas de diferentes culturas, generando como consecuencia convicciones sobre conductas apropiadas para desenvol- 8 Multiculturalidad, Identidad y Globalización verse en el mundo globalizado. Si bien pareciera que nos dirigimos hacia un mundo de interculturalidad plena, tal vez con todas las culturas del mundo en contacto, avizoramos, sin embargo, que no todas las culturas ahora existentes tienen la misma posibilidad de ser componentes permanentes en la relación intercultural, ya que algunas están condenadas a la desaparición debido a las relaciones desiguales entre las sociedades respectivas, en las que se generan etnocentrismo, racismo, etnocidio, genocidio, o falta de autoestima. La presunción sobre implicancia de homogeneidad cultural en el mundo, como consecuencia de la globalización, felizmente no es algo absolutamente seguro, pues tiene en contra la imposibilidad de la invariación cultural. Lo previsible es que la globalización generará necesariamente formaciones específicas de orden cultural, como parte del proceso normal de cambio del que no puede estar ajena ninguna cultura, menos la "cultural global" [1]. 4. La práctica de la interculturalidad Las relaciones interculturales que se establecen entre los grupos humanos pueden ser armónicas, pero también pueden estar marcadas por desequilibrios que hacen que dichas relaciones sean inequitativas y atentatorias contra el desarrollo mismo de los grupos humanos. La discriminación peyorativa entre culturas es uno de los factores nefastos para las relaciones interculturales equitativas. Estas discriminaciones pueden implicar conductas racistas, antidemocráticas, genocidas, etnocidas, etc. Algunos estudiosos señalan la vigencia de una interculturalidad negativa, con relaciones que no contribuyen a una convivencia armónica entre las culturas y los grupos humanos. Frente a la interculturalidad negativa tenemos aquella que busca formas de relación que amplían el conocimiento cultural sobre los otros, para que las personas y los grupos humanos puedan desenvolverse creativamente y con tolerancia en su ambiente multicultural. Programa de Actualización - Titulación 2006 - Facultad de Ciencias Asimismo, podemos hablar de una interculturalidad pasiva frente a una interculturalidad activa. En todo caso, es deseable para la construcción de la interculturalidad que los sujetos sean entes activos, antes que pasivos. 5. Educar en interculturalidad Los seres humanos en los últimos tiempos han llegado a la convicción de la condición positiva de la práctica de la interculturalidad como estrategia de relación humana con miras a un desenvolvimiento armónico y creativo de las sociedades humanas. Este convencimiento induce a plantearse estrategias para el aprendizaje de la interculturalidad, entendida ésta como práctica de un tipo de relación entre miembros de distintas culturas, esencialmente positiva para el desarrollo humano. En tanto motivo de aprendizaje, la interculturalidad ha devenido en objeto de preocupación de la actividad educativa, al mismo tiempo que sujeto de planeamiento en la tarea de enseñanza-aprendizaje. Muchos estados marcados por la multiculturalidad y el multilingüismo comenzaron a generar en las últimas décadas espacios de preocupación en sus sistemas educativos para enfrentar la educación de sus miembros teniendo en cuenta su realidad multicultural. Una estrategia para la interculturalidad ha sido imaginada desde lo que ahora se llama precisamente la Educación Intercultural bilingüe, pensada especialmente en vista de las limitaciones conceptuales de la llamada educación bilingüe e incluso de la educación bilingüe bicultural [2] . En el desarrollo de esta conceptualización tenemos a estudiosos latinoamericanos en posiciones descollantes, como es el caso del lingüista venezolano Esteban Emilio Mosonny, quien fue el primero en usar la expresión Educación Intercultural Bilingüe. 6. Aspectos de una conducta intercultural positiva No puede haber práctica intercultural positiva si es que los miembros de los grupos humanos no asumen una conducta de tole- rancia hacia la diversidad cultural. La intolerancia niega al otro, haciendo que la relación intercultural sea prácticamente inexistente. La tolerancia en sí es insuficiente, pues sólo asegura que el otro exista. Un paso más avanzado para propiciar la interculturalidad será el respeto mutuo de los componentes de la posible relación intercultural. Tolerancia y respeto hacen bastante, pero no todo. Se necesita un esfuerzo cognoscitivo y de comprensión del otro como diverso de uno para construir una relación intercultural creativa, duradera y positiva. En el marco de tolerancia, conocimiento y comprensión del otro como diverso, los seres humanos estamos descubriendo y enriqueciendo nuestra percepción de la humanidad, reconociendo a la diferencia y a la especificidad como un derecho humano, tal vez el más importante, que está en la base de la increíble diversidad de la vida misma en el planeta. A partir de esta aserción, resulta fácil identificar a la diversidad como un bien intrínseco y como un recurso para el desarrollo de la vida y de las sociedades humanas. 7. Estrategias de interculturalidad En los últimos tiempos comienza a hacerse presente en la preocupación de los estados la necesidad de plantearse políticas para el desarrollo de la interculturalidad. Es sintomático que estas preocupaciones surjan en los estados multilingües, como los americanos, e incluso en aquellos estados no necesariamente multilingües, pero cuyo desarrollo les ha planteado la necesidad de relaciones amplias y sostenidas con estados de culturas diversas, con la evidencia de beneficios que derivan de la práctica de la interculturalidad. La preocupación por desarrollar la interculturalidad en el Perú ha venido de la mano con el quehacer educativo con los pueblos amerindios involucrados en diversas modalidades de educación bilingüe. Tal como se ha señalado antes, las limitaciones conceptuaMulticulturalidad, Identidad y Globalización 9 Universidad Nacional de Educación les de la educación bilingüe (e incluso bicultural) han sido la palanca para pensar en la interculturalidad como necesidad para el desarrollo de relaciones cualitativamente superiores en términos de armonía entre los diferentes componentes del multilingüismo y multiculturalismo. De un planteamiento inicial de educación bilingüe intercultural para los pueblos amerindios peruanos, se ha pasado a percibir y plantear la necesidad de una educación intercultural para todos, aunque no necesariamente adoptando la modalidad bilingüe. Son muy pocos hoy los estados suramericanos que no se plantean una educación intercultural bilingüe para su población originaria americana. También es verdad que en algunos estados se tiene conciencia de la necesidad de una educación intercultural para todos, tal como en el Perú, o en Bolivia. La consigna "interculturalidad para todos" se hace cada vez más fuerte en muchos países, favorecida por el proceso de globalización y por la exigencia de procurar un posicionamiento auspicioso en el contexto de un mundo globalizado. Una política intercultural para estados como el peruano implica una labor de ingeniería social y cultural imaginablemente compleja, en razón a la diversidad de culturas, lenguas y relaciones sociales vigentes al interior del país. Se trata de una tarea difícil en vista de la complejidad de nuestra diversidad y en razón a las fuerzas contrapuestas que animan a la sociedad peruana, en la que el racismo, el machismo, el autoritarismo, la ausencia de democracia étnica, la falta de respeto a la diversidad cultural, las múltiples formas de discriminación, deberán dar paso a una conducta de tolerancia y respeto mutuos entre todos los miembros de los diversos pueblos que vivimos en este espacio geográfico que llamamos Perú. A todas luces, más que una labor de ingeniería social, se trata de una reingeniería de las culturas y de la sociedad peruanas. Es una reingeniería para la globalización, que deberá ser sin pérdida de nuestras identidades específicas como pueblos peruanos. 10 Multiculturalidad, Identidad y Globalización 8. Condiciones para una interculturalidad rica y creativa Hay en el mundo espacios multiculturalmente pobres y ricos, pues unos contienen más diversidad cultural que otros. La riqueza de culturas es una condición básica para una interculturalidad rica y creativa. En esta perspectiva, el Perú es un espacio rico en culturas, por lo que tenemos la posibilidad de desarrollar en el país una interculturalidad que puede significar un aporte relevante para la humanidad. Para que esto sea posible necesitamos construir conocimientos mutuos respetuosos de la diversidad de los peruanos, pues interculturalidad significa -como dice Heise, et alt. (1994): diálogo, negociación permanente, reflexión cotidiana sobre derechos y modos de ser, aceptación del otro como legítimo para la convivencia. El requerimiento para la interculturalidad es conocer la propia cultura y conocer las otras, para construir identidades desde las cuales nos relacionamos los unos con los otros. Este conocimiento es respuesta a interrogantes fundamentales: sobre nuestro origen como pueblo, nuestras creencias, nuestra lengua, sobre conductas cognoscitivas que nos hacen asumir, suponer, dar por entendido, o nos dicen de las realidades con las que contamos en el mundo en que vivimos y convivimos. La diversidad radical entre las culturas peruanas, así como el número de estas culturas, es una de las mayores riquezas de los peruanos. Gran parte de estas culturas son plenamente vigentes, con capacidad creativa alta; pero también hay varias culturas peruanas que corren el peligro de la extinción a muy corto plazo. 9. "Condiciones" adversas para el desarrollo de la interculturalidad La interculturalidad tiene enemigos poderosos y mortales. Dos de estos enemigos son el genocidio y el etnocidio. Programa de Actualización - Titulación 2006 - Facultad de Ciencias EI genocidio desaparece al otro en tanto entidad física y viva, y al desparecerlo, aniquila su cultura, anulando la posibilidad de establecer relación con una diversa. A su turno, el etnocidio elimina a la otra cultura, o la discrimina. En la historia de la humanidad, las conductas etnocidas y genocidas son las causas más recurrentes de la desaparición de pueblos y culturas, y del consiguiente empobrecimiento de la humanidad en su posibilidad de usufructuar los logros generados con esfuerzos de miles de años. Aparte de estas dos conductas extremistas, también son adversas las prácticas de aculturación, que pueden ocurrir de forma violenta e impositiva, pero también con delicada sofisticación. La realidad peruana es de grandes desigualdades entre los componentes de la multiculturalidad, con actitudes profundamente discriminatorias entre las personas de culturas diferentes. Conviene que nos examinemos sobre este nuestro carácter colectivo que se percibe como de mutuo odio, tan chocante por evidente para un observador externo, ya que muestra a un colectivo social con partes permanentemente de espaldas entre sí. Interculturalidad: • Es el principio rector de un proceso social continuo que intenta construir relaciones dialógicas y equitativas entre actores miembros de universos culturales y sociales diferentes. Es especialmente necesario en realidades marcadas por el conflicto y las relaciones asimétricas de poder. • Es un proceso dinámico de negociación social que, a partir de una realidad fuertemente marcada por el conflicto y las relaciones sociales asimétricas, busca construir relaciones dialógicas y más justas entre los actores sociales pertenecientes a universos culturales diferentes, sobre la base del reconocimiento de la diversidad. Esta noción de interculturalidad abarca la sociedad global en su conjunto y nos ayuda a superar dicotomías, en especial la que se da entre lo indígena vs. no indígena. 10. Política de interculturalidad Una política intercultural es en lo fundamental política sobre actitudes de personas y sobre relaciones interculturales. En este entendido, la interculturalidad es de las personas; pues como en el bilingüismo, que se da en el habla; en este caso se da en la relación de las personas, pero marcada por la gramática de la cultura. Tal como señala Xavier Albo, la política sobre interculturalidad tiene en cuenta y asume: a. El derecho a la diferencia (que configura la identidad de las personas y de los grupos). b. La conveniencia social de conocer al otro y de aprovechar (sus logros culturales, mediante el intercambio cultural). De otro lado, es indispensable asumir la realidad de culturas tal como es, lo que en nuestro caso involucra: • Culturas dominantes y culturas oprimidas, y las consecuencias de esta realidad, situación que implica asunciones y estrategias particulares en la política de interculturalidad. ¿Qué objetivos de interculturalidad cabe plantearse? Considerando nuestra realidad específica -marcada por la inequidad étnica y cultural- deberemos considerar como fundamental: • EI derecho a la propia cultura, en consecuencia desarrollar este derecho. • La promoción de la interrelación respetando al otro, con miras a una mejor convivencia en la sociedad mayor. Puede no percibirse adecuadamente esta propuesta de objetivos. Para aclarar, haMulticulturalidad, Identidad y Globalización 11 Universidad Nacional de Educación sus relaciones interculturales con miembros de las otras culturas peruanas. Así estaremos participando de una convivencia cualitativamente más rica en el Perú. Si este panorama nos parece deseable, entonces, la política de interculturalidad para el Perú puede apuntar como meta a: gamos un ejercicio preguntándonos, ¿valen igual todos los peruanos en el Perú?, ¿vale igual un huitoto frente a un aymara, a un quechua, o frente a alguien de origen español?, ¿valen igual los peruanos según su color de piel?, ¿valen igual los peruanos según como se visten? En el Perú todos sabemos que la respuesta, es NO. Entonces, ¿no convendría formular una política para salvaguardar el derecho de ser diverso, pero con equidad, sin discriminación que atente contra el otro, forjando así una convivencia mas deseable? Si la quisiéramos tendríamos que asumir precisamente una política de interculturalidad signada por determinados rasgos, que nos permitiría un estado multicultural con equidad étnica entre sus miembros (democracia étnica); sin actitudes negativas entre las personas por razón de su especificidad cultural. Si puestos imaginariamente en el futuro percibimos indicios tales como: a. Todos en el Perú conocen la gramática de la cultura que se verbaliza a través del castellano. b. Los miembros de la cultura dominante tienen una comprensión por lo menos básica de la gramática cultural de las culturas oprimidas ahora, pero fortalecidas después, y esta comprensión orienta 12 Multiculturalidad, Identidad y Globalización • Preservar nuestra rica pluriculturalidad. • Buscar el logro de la equidad cultural mediante la practica de una democracia cualitativamente superior. (La gente llama a esto democracia étnica). • Avanzar en el logro del conocimiento mutuo entre los peruanos de distinta cultura. Aunque hay razones ahora para entusiasmos y esperanzas, no se debe olvidar que ninguna política intercultural asegura de por sí la pluricultura en ningún lugar del mundo. Se requerirán otras acciones y el logro de otras metas, tales como libertad, autonomía, democracia, etc. Las políticas sobre interculturalidad deben tener en cuenta la gama de realidades geográficas, lingüísticas, culturales y sociales de los pueblos, pues éstos son factores que determinan políticas sobre lenguas, culturas, actitudes diferentes. Por ejemplo, Interculturalidad e interacción lingüística Es muy frecuente encontrarse con situaciones pluriculturales en las que una lengua se encuentra en contacto con otras, estableciéndose entre ellas diversos tipos de transferencias. Los contactos lingüísticos no son meros intercambios de formas de expresión, sino también intercambios de prácticas y contenidos significativos. Por ello, en cierta medida, las transferencias lingüísticas son al mismo tiempo actos interculturales. Las diversas lenguas y culturas resultan permeables entre sí y configuran espacios multilingües e interculturales en los que se realizan los intercambios comunicativos de la población. Las Programa de Actualización - Titulación 2006 - Facultad de Ciencias prácticas lingüístico-culturales en la realidad cotidiana son dinámicas, cambiantes y abiertas a la diversidad. Resulta útil distinguir, en lo que se refiere a los cambios lingüísticos producidos por contacto, dos tipos de situaciones: la de mantenimiento y la de sustitución. En la primera, se permanece en el seno de una tradición lingüística y cultural y, desde ahí, los usuarios se hacen una serie de préstamos de las otras lenguas o culturas. En la segunda situación, los usuarios de una lengua y tradición cultural adoptan una nueva lengua y cultura, imprimiendo en éstas rasgos y hábitos derivados de su lengua y cultura originaria. Esta distinción establece un principio de orden al multiforme mundo de los contactos interlingües: los préstamos, primariamente léxicos, aparecen en una situación de mantenimiento lingüístico, en tanto que fenómenos como el de las interferencias fonológicas o gramaticales surgen en una situación de sustitución de lenguas. Estos diversos procedimientos lingüísticos -de préstamos e interferencias- están estrechamente relacionados con factores sociales como el del status de las lenguas. Algunas lenguas se hacen hegemónicas; otras llegan a ser subalternas. Las primeras ejercen fuerte presión sobre las otras, cambiándolas, a veces hasta el punto de afectarlas estructuralmente y hacerlas desaparecer. Las lenguas hegemónicas se convierten en meta para muchos grupos, especialmente de migrantes empobrecidos procedentes de zonas rurales. Las lenguas subalternas tienden a ser desplazadas y a debilitar y restringir el desarrollo de su corpus. En gran parte de las regiones andinas y amazónicas, el castellano, si bien lengua hegemónica, no deja de estar influida por muchos préstamos de las lenguas amerindias. Por su parte, estas lenguas amerindias también reciben la fuerte influencia del castellano, no sólo léxica sino también estructural. Los quechua y aimarahablantes que usan el castellano como segunda lengua exhiben un notable sustrato de su lengua materna, sobre todo en el nivel fonológico y gramatical; y, debido a la extensa y larga presencia de este sector social, muchos hablantes monolingües del castellano han adoptado también rasgos propios de los hablantes bilingües. Esta pluralidad interlingüe, tan característica de extensas regiones latinoamericanas, constituye el ámbito natural en el que se ejercen las competencias comunicativas de buena parte de su población. Y la escuela, en vez de tomar esa pluralidad como punto de partida para el desarrollo de las capacidades y competencias comunicativas y lingüísticas, con frecuencia la niega o la condena. Las condiciones actuales de contacto entre lenguas, en un contexto en el que la comunicación y el acceso a la información son elementos claves para el desarrollo, constituyen un factor determinante en la redefinición de los objetivos del aprendizaje de las lenguas particularmente en contextos pluriculturales. Asumir esta tarea requiere orientar los procesos de enseñanza y aprendizaje al desarrollo de competencias comunicativas básicas (transversales): producir y comprender textos significativos. Este enfoque requiere ubicar las acciones de aprendizaje de lenguas en función de las necesidades de comunicación de los grupos humanos, no creando situaciones artificiales para motivar la lectura o producción de textos, sino partiendo de intereses comunicativos reales y desarrollando capacidades a fin de que el sujeto educativo se apropie de estrategias diversas para acercarse a la comprensión de un texto o la producción de un escrito y para que elabore instrumentos de sistematización y criterios precisos de evaluación de sus aprendizajes. En este sentido, aludir al aprendizaje de lenguas deja de ser una cuestión simplemente técnica para convertirse en una problemática global, que no pasa sólo por el conocimiento del léxico y de los procesos de lectura y producción de textos o el conocimiento lingüístico del funcionamiento escrito de la primera y segunda letras, sino también por una Multiculturalidad, Identidad y Globalización 13 Universidad Nacional de Educación visión clara de las características del sujeto que aprende, de la relación que se establece entre aprender y enseñar. De un modo particular, interesa el rol que juegan las interacciones educador/educando, individuo/ contexto bilingüe, en situaciones de contactos culturales y de poder, así como el impacto de la escritura alfabética sobre el niño o adulto indígena. El contexto del aprendizaje pasa a ser fundamental para el desarrollo de las competencias comunicativas. En la medida que el aula, el taller de capacitación o la sesión de alfabetización se constituye en un espacio donde el sujeto del aprendizaje puede actuar, discutir, decidir, descubrir, realizar, evaluar en interacción con los otros, se estarán creando condiciones favorables para el aprendizaje y la comunicación. Constituye también una necesidad la reconceptualización de la naturaleza del acto de leer y producir textos, sobre la base de investigaciones realizadas en torno al desarrollo de las capacidades para la lectura, de los aportes de la lingüística textual y pragmática y de los avances psicopedagógicos introducidos por el constructivismo. Bajo este enfoque, el desarrollo de las competencias comunicativas en contextos interculturales y bilingües requiere condiciones tales como: La existencia, en el contexto, de estímulos comunicativos orales y escritos tanto en la lengua materna como en la segunda lengua. Ocurre que en situación de subordinación de lenguas como la que se vive en los países andinos y amazónicos, la producción escrita en lengua materna es escasa; y no estamos refiriéndonos sólo a la presencia de textos, sino también de afiches, avisos, propaganda, diarios, etc. • Esto constituye una dificultad que debe ser enfrentada desde políticas comunicativas más amplias. La formación del educador, no sólo en aspectos de didáctica que permitan generar un ambiente favorable para el • 14 Multiculturalidad, Identidad y Globalización aprendizaje y actividades que posibiliten el protagonismo del educando en la construcción de sus competencias comunicativas, sino también en el conocimiento y manejo de las estructuras lingüísticas de la primera y segunda lenguas. Asimismo, el desarrollo, en el educador, de habilidades para orientar el proceso de aprendizaje estimulando la sistematización metalingüística y el uso coordinado de estrategias diversas para comprender y producir textos. • La organización global del espacio educativo en función de la participación corporativa de los agentes involucrados, a fin de definir las metas en términos de aprendizaje, la forma de administrar el tiempo y los recursos, las estrategias más interesantes para aprender y las formas de verificar los logros en el aprendizaje. Esto significa reconocer la capacidad del educando de contribuir a la construcción de un espacio social que hasta ahora le fue siempre ajeno y agresivo en términos culturales. Más allá del manejo de contenidos culturales y del entrenamiento en el uso correcto de las lenguas, lo que interesa es el desarrollo de las competencias comunicativas, lo que posibilitará que las poblaciones indígenas recuperen su capacidad de expresión, de propuesta y de relación en condiciones de igualdad. La capacidad de reconocer su palabra como válida, sobre la base de reconocer su cultura y su lengua como medios para su expresión crítica y creativa y de manejar los códigos de la segunda lengua de manera competente, le permitirá a la población indígena exigir con mayor eficacia el reconocimiento y ejercicio de sus derechos y negociar mejores condiciones para construir su desarrollo. Luego de haber considerado las situaciones de contacto lingüístico y el desarrollo de las competencias comunicativas en contextos pluriculturales, hay que precisar el papel que juega lo lingüístico en una propuesta de educación intercultural bilingüe. Programa de Actualización - Titulación 2006 - Facultad de Ciencias • El tratamiento que se da al aprendizaje y uso de las lenguas cumple un papel crucial en el desarrollo de las capacidades cognitivas y comunicativas de las poblaciones multilingües y pluriculturales. • El desarrollo, la estandarización y el cambio de status de las lenguas amerindias al interior del aula y en otros espacios sociales contribuye a su revalorización y al fortalecimiento de la autoestima de sus hablantes. • La lengua materna, al ser utilizada no sólo como medio de instrucción sino también como objeto de estudio, permite la objetivación de la lengua (actividad metalingüística), útil para la aplicación de métodos de lectoescritura y para la enseñanza de la segunda lengua. En la selección de un enfoque pedagógico que posibilite el desarrollo de las competencias comunicativas, debe tenerse en cuenta algunos criterios que cumplan con el principio de la interculturalidad. • Que sea un enfoque integral (totalizador, holístico). Se trata de evitar la fragmentación en los conocimientos y en el aprendizaje. • Que se adecúe a los intereses y a las necesidades de desarrollo del niño. • Que recoja elementos propios del contexto social. El aprendizaje encuentra así su sentido y utilidad en el seno de la comunidad. • Que promueva la participación y las relaciones democráticas, garantizándose el respeto de la individualidad del niño y de su grupo social. • • Que sea permeable al aporte de todos los actores educativos en la planificación, evaluación y ejecución curricular. Que dé un tratamiento adecuado al uso y desarrollo de la lengua materna y de la segunda lengua. Interculturalidad en el aula Dentro de una propuesta pedagógica, lo intercultural puede entenderse como un interaprendizaje entre culturas que lleve a acercamientos mutuos en los valores, conocimientos y actitudes; a generar niveles de diálogo, aceptación y respeto; a hacer que la tolerancia no apunte a la indiferencia. Hacer ingresar lo intercultural dentro de una propuesta pedagógica y hacerla operativa en el aula significa muchas cosas y a distintos niveles. A nivel general: • Contribuir al desarrollo de una sociedad dialógica y respetuosa de la diversidad a través de una pedagogía activa y participativa. • Respetar la concepción englobante sociedad-naturaleza como eje unitario que atraviesa el currículo. • Concebir el conocimiento indígena como un universo epistemológico propio, que tiene su propia funcionalidad social. De ahí la importancia de hacer investigaciones pertinentes para lograr una visión global y coherente de ese universo. • Partir del conocimiento indígena como base positiva del conocimiento y articularlo con el conocimiento científico de carácter universal a través de la sistematización, conceptualización e interpretación. • Analizar el funcionamiento de la sociedad indígena en sus propios términos (examinar críticamente conceptos de la sociedad occidental como: familia, trabajo, fiesta, economía de autosubsistencia, etc.). • Estudiar el funcionamiento de la sociedad nacional y sus mecanismos (sociales, políticos y económicos). A nivel específico: • Redefinir el concepto de escuela como institución social que se desarrolla en el contexto comunal. Multiculturalidad, Identidad y Globalización 15 Universidad Nacional de Educación Articular los procesos de socialización que se dan en la comunidad, con los procesos que se desarrollan en la escuela a partir de las actividades económico-productivas y sociales de las comunidades, y en función del perfil deseado por la sociedad indígena. • • Ligar la planificación curricular a los ciclos productivos y las festividades de la comunidad. • Desarrollar un modelo de educación bilingüe, en el que la lengua materna andina o amazónica sea objeto de estudio e instrumento de enseñanza, y el castellano tenga un tratamiento metodológico de segunda lengua. • Ligar los aprendizajes con la práctica social, para que aquéllos sean significativos. • Recuperar saberes y valores indígenas que tengan funcionalidad y pertinencia en la actualidad. • Construir nuevas nociones. El niño llega a la escuela con nociones de su propia cultura. Estas nociones deben ser respetadas, desarrolladas y deben interactuar con nociones de otras vertientes culturales. Como resultado de la interacción, surgen nuevas nociones. • Cimentar el currículo de la formación docente sobre la matriz curricular escolar. Estos dos currículos (de los docentes y de los niños) deben guardar correspondencia. • Propiciar formas de organización escolar que recojan los patrones de organización comunal y que favorezcan la práctica de valores sociales. Lo intercultural alcanza a los contenidos, pero no se limita a ellos. La interculturalidad atraviesa entera y transversalmente toda la actividad pedagógica. Impregna las actitudes personales, los contenidos curriculares, los materiales educativos y los medios de comunicación. De ese modo, el currículo, por ejem- 16 Multiculturalidad, Identidad y Globalización plo, ya no se desarrolla sólo a nivel técnico o de gobierno, sino que tiene en cuenta también a los otros agentes de la educación. Así, la escuela se convierte en lugar de encuentro; llega a ser una mediadora intercultural. ¿Cómo involucrar a los diferentes actores educativos en el diseño, la ejecución y evaluación de las propuestas educativas interculturales? La construcción de una propuesta pedagógica intercultural es un proceso de negociación consensual entre los diversos actores sociales del país. Y algunos medios que pueden resultar útiles para tal negociación son, por ejemplo, los proyectos escolares a nivel local o la matriz curricular en la cual se pueden concretar los consensos, implementar mecanismos de consulta y discusión desde los niveles locales y regionales hasta una instancia representativa nacional. Para cerrar esta sección, podemos decir que, si bien existe multiplicidad de enfoques respecto a la ubicación de lo pedagógico en un proyecto intercultural, lo intercultural debe convertirse en un principio básico de una propuesta pedagógica para todos; no sólo para los grupos indígenas, sino para la sociedad en su conjunto. Educación Intercultural: 1. Es una propuesta educativa que se rige por el principio de la interculturalidad. Como tal, es un proceso planificado de acciones educativas de negociación permanente entre los diferentes actores directa e indirectamente involucrados en él. 2. Es aquella alternativa educativa que asume las relaciones asimétricas que se dan en la sociedad y las repercusiones que éstas tienen en las relaciones que se establecen entre los diferentes actores educativos así como en la subordinación de sistemas de conocimientos y de valores a un sistema hegemónico. A partir de tal posición, la educación intercultural aspira a la construcción de relaciones equitativas entre los acto- Programa de Actualización - Titulación 2006 - Facultad de Ciencias res sociales. Para ello exige la articulación entre los diversos sistemas de conocimiento y de valores, así como facilitar en el educando el desarrollo de la capacidad de análisis crítico de los diferentes sistemas sociales y de las relaciones asimétricas que existen entre ellos. 3. Es un modelo educativo en construcción que orienta a una práctica pedagógica basada en el reconocimiento de la di- versidad sociocultural; la participación e interacción; la toma de conciencia y la reflexión crítica; la apertura; la articulación de conocimientos de diferentes universos culturales; la satisfacción de las necesidades básicas del aprendizaje a fin de contribuir al mejoramiento de la calidad de vida. La educación intercultural persigue el objetivo de que los niños aprendan a desenvolverse con soltura y seguridad en diferentes universos culturales de la sociedad. Multiculturalidad, Identidad y Globalización 17 Universidad Nacional de Educación 18 Multiculturalidad, Identidad y Globalización 2 Unidad LA MULTICULTURALIDAD (Godenzzi, Juan) gunos países de Europa Occidental, particularmente el Reino Unido. Posteriormente han venido a sumarse importantes consideraciones pluri y multiculturales, desde las propuestas latinoamericanas en relación con la autonomía y autodeterminación de los pueblos indígenas. Es la primera expresión del pluralismo cultural, que promueve la no discriminación por razones de raza o cultura, la celebración y reconocimiento de la diferencia cultural así como el derecho a ella. El multiculturalismo se ubica dentro de la filosofía del pluralismo cultural, es tanto una situación de hecho como una propuesta de organización social. Dentro del paradigma pluralista, el multiculturalismo surgió como un modelo de política pública y como una filosofía o pensamiento social de reacción frente a la unifor-mización cultural en tiempos de globalización. Se ha concebido como una oposición a la tendencia presente en las sociedades modernas hacia la unificación y la universalización cultural, que celebra y pretende proteger la variedad cultural, al tiempo que se centra sobre las frecuentes relaciones de desigualdad de las minorías respecto a las culturas mayoritarias. En la génesis y expansión del multiculturalismo, fueron especialmente influyentes las líneas seguidas en Norteamérica y en al- El multiculturalismo ha sido puesto en cuestión desde posiciones directamente políticas y desde posiciones teóricas de fuerte calado crítico-ideológico. LA MULTICULTURA PERUANA Identidades étnicas y culturales: pluralidad de experiencias en el Perú Todo aquel que recorre el territorio del Perú ahora encuentra pueblos de habla y de conducta cultural diversa. A simple vista, son los vestidos, o las creencias culturales, o los patrones de comportamiento, etc., o las variedades de una misma lengua, o las diferentes lenguas existentes a lo largo y ancho del país, los que nos hacen ver el gran mosaico de variedad que es el Perú. La diversidad del Perú fue tan evidente a la llegada de los españoles que obligó a que muchos cronistas lo anoten por escrito. Uno de ellos, Cieza de León, para hacer patente lo diverso y plural que era el Perú al tiempo de su llegada, habla de las muchas naciones y lenguas que existían en el territorio peruano. Lamentablemente, aquella riqueza real o imaginaria percibida por Cieza de León hoy se nos aparece muy disminuida, pues ya no están presentes las naciones y lenguas de la costa, y muchas de la sierra y de la selva son ahora extintas o en vías de desaparecer. Multiculturalidad, Identidad y Globalización 19 Universidad Nacional de Educación 1. Áreas culturales peruanas Hace por lo menos unos cinco mil años que comenzó en lo que es hoy el Perú -con el neolítico- un proceso de sedentarización que generó una serie de comunidades culturales y lingüísticas ampliamente diversificadas. Tales grupos humanos, desde más o menos nueve mil años, habían empezado a practicar la agricultura y, en el aislamiento sedentario favorecido por la práctica de la actividad agraria, desarrollaron una experiencia cultural rica y variada que fue haciéndose cada vez más específica a través de la consolidación de una serie de rasgos singulares que dan forma a las especificidades culturales. De allí que tengamos ante nosotros las culturas concretas de los machiguengas, de los cocama, de los de Cajatambo; o la tradición aimara, yaminahua, bora, etc. Para cada uno de los grupos humanos implicados podemos enumerar rasgos particulares y fundamentales de naturaleza cultural específica. Aquella etapa de sedentarización que favoreció, por su aislamiento, el surgimiento de diversidad de comunidades lingüístico-culturales, le sigue en el territorio peruano la etapa que los arqueólogos llaman del Desarrollo Regional, que da como resultado la aparición de importantes organizaciones estatales de alcance regional, que implicaron: a) extinción de lenguas y culturas de grupos sociales minoritarios de entonces, b) síntesis culturales de formaciones que se adscribían a culturas relativamente diferentes y, c) advenimiento de idiomas con una comunidad de hablantes más grande y territorios necesariamente más extensos. Todo esto es posible a partir de contactos humanos, lingüísticos y culturales intensamente homogenizadores de las diferencias preexistentes. Hablando con el lenguaje actual, diríamos que en esta etapa de nuestra historia ocurrió un primer proceso de globalización en el Perú (+), con todo lo que ello implica. EI panorama configurado durante la época del surgimiento de los estados regionales es, en lo lingüístico, básicamente el 20 Multiculturalidad, Identidad y Globalización mismo que aquel encontrado por los españoles a su llegada a Cajamarca en 1532. Dicha configuración lingüístico-cultural sigue marcando la impronta de lo común y lo heterogéneo que advertimos aun hoy en el área geográfica peruana. Quienes se preocupan por la diversidad de tradiciones peruanas deben buscar en esta etapa las raíces de muchos de los rasgos que caracterizan a los distintos grupos humanos del Perú, sea como rasgos de identidades específicas, o como rasgos que marcan comunidad de experiencia adquirida y desarrollada en el espacio que llamamos Perú. Ha habido más procesos de globalización en el Perú, pues las diferentes etapas del imperio incaico, ligadas a sucesivas lenguas diferentes, también significaron globalizaciones de distinto grado. La invasión europea constituyó, como sabemos, una de las más recientes globalizaciones, involucrando a nuevos mundos y culturas. 2. Enumeración de áreas culturales en el Perú Una enumeración de conglomerados que ostentan rasgos de separación cultural en el Perú, que son la base de comportamientos integrales que permiten hablar de culturas diferentes, y de las posibilidades de la interculturalidad, resulta sumamente importante y relevante para reflexionar sobre la manera cómo en el Perú los hombres articulan sus respuestas ante los problemas de todo orden de cosas. Entidades lingüístico-culturales, asenta- Programa de Actualización - Titulación 2006 - Facultad de Ciencias das en el territorio peruano, específicamente diferentes en tanto experiencia cultural, y con raíces que se hunden en una profundidad temporal que abarca fácilmente hasta los tres mil quinientos años de profundidad en el pasado, figuran como propuesta enumerativa más adelante. 3. Extinción de lenguas y de culturas: Empobrecimiento de las posibilidades de interculturalidad Lenguas y culturas son realidades que se implican de manera mutua: la extinción de una es también la extinción de la otra, de allí que es necesario evitar que ninguna lengua ni cultura específica de cualquier área de la tierra se vea amenazada por la extinción que convierte en nada a una experiencia humana irrepetible e insustituible, milenaria en existencia, cuya muerte empobrece a la humanidad tanto como la peor desgracia, pues minimiza la posibilidad de una interculturalidad más rica, que depende de la diversidad de sus componentes. Algunos espacios geográficos del Perú, ahora de habla castellana, revelan substrato de culturas prehispánicas de reciente extinción. Una de estas zonas en la Amazonía peruana es el espacio ubicado entre los ríos Huallaga y Marañón, entre Tingo María y Juanjuí, correspondiente al grupo cholón-hibito. En el departamento de Lima, el área de Canta es otra zona donde una lengua indígena ha sido reemplazada por el castellano. En el departamento de San Martín la extinción de la lengua chacha dejó paso en un primer momento la ocupación quechua, pero está se encuentra ahora en retirada, de modo que el territorio chacha quedará pronto como espacio exclusivo de habla castellana. 4. Circuitos y contactos de interculturalidad Resulta importante esclarecer las informaciones sobre circuitos de contacto en el Amazonas, cuya vigencia se relaciona con la necesidad de hacer circular una serie de productos económicos o recursos tecnológicos. Un reciente trabajo de Chaumeil (1995), que trata del intercambio de plantas de uso ritual o medicinal, es una buena evidencia de la vigencia de tales circuitos que involucraron a poblaciones tan distantes unas de otras, algunas ubicadas en el litoral Atlántico. Intercambios culturales en general entre la Selva y la Sierra se dieron a todo lo largo de estas dos regiones, especialmente a través de los valles que los interconectan. No es explicable la riqueza de conocimientos de plantas medicinales selváticas por los callawaya del Altiplano si no fuera porque ellos aprovecharon su situación estratégica, que permitía sacar ventaja de los conocimientos adquiridos por grupos de selva de las regiones del Beni y del Chapare en Bolivia. He aquí una evidencia de la interculturalidad. EI río Amazonas es el elemento geográfico de mayor importancia sociocultural en la Selva. Su fácil transitabilidad permitió la extensa difusión de una lengua general, el tupinimba, y con ella una serie de conocimientos de diversa naturaleza y procedencia en ambas direcciones del Amazonas, llegando hasta el Atlántico por el este. He aquí otro espacio histórico de interculturalidad practicada por pueblos amazónicos. Un caso interesante de interculturalidad, que evidencia factores de la cultura como ecología positiva para la práctica de una interculturalidad compleja por el número de culturas involucradas, es el de varios grupos Tucano de la cuenca del río Vaupes en la Amazonía colombo-brasileña, descrito por Sorensen en 1971, a propósito de ejemplificar un caso muy especial de multilingüismo de las personas. 5. Lenguas generales como vehículos de interculturalidad Los idiomas quechua, aimara, mochica, tupinimba, omagua, cocama y secoya han sido Multiculturalidad, Identidad y Globalización 21 Universidad Nacional de Educación instrumentos fundamentales en el Perú para la difusión a grandes distancias, y a pueblos muy diferentes, de logros culturales importantes. En esta perspectiva, han sido en la práctica factores poderosos para el desarrollo de la interculturalidad. Por ejemplo, una serie de conocimientos médicos fueron elementos de intercambio generalizado en toda Suramérica, sobre todo aquellos conocimientos relacionados con el uso curativo de las plantas. Tanto a través del secoya, cocama y del tupinimbá desde tiempos precolombinos y, durante la Colonia, a través del Quechua, se difundieron entre los distintos pueblos del continente conocimientos de toda clase en forma muy intensa, probablemente no imaginable ahora. Más sorprendente resulta el callawaya, lengua de un grupo humano del altiplano, muchos de cuyos miembros eran especializados en medicina, y cuya fama hacía que recorrieran casi toda Suramérica con sus conocimientos y medicinas a cuesta. 6. Áreas de identidades lingüísticoculturales en el Perú (Relación simple) En la región de la costa (de norte a sur) • El área lingüístico-cultural del Tallán, en el extremo norte del Perú [de Sechura hacia el Ecuador] (Martínez de Compañón-Zevallos Quiñones 1948) • EI área lingüístico-cultural mochica, con su centro principal en lo que es hoy Lambayeque. • EI área lingüístico-cultural del quignam (idioma también conocido como Pescadora, de Trujillo hasta el valle de Chancay (en Lima), o quizá incluso hasta el Chillón, según referencias de algunas crónicas. EI área cultural y lingüística primaria del quechua -la cuna del protoquechua (ubicada originariamente en la Costa Central y serranías adyacentes de Áncash y Lima). Esta área original se modifica par • 22 Multiculturalidad, Identidad y Globalización la extensión geográfica que alcanzan los grupos culturales quechua en épocas posteriores. • EI área lingüístico-cultural primaria del aru (ubicada en la costa sur central: Nazca-Ica y territorios inmediatos de la sierra en los que su ocupación sin interrupción continua en Tupe y en otros pueblos de la cuenca del río del mismo nombre). • EI área de una hipotética lengua, que puede ser el idioma que se suele llamar chango (al sur de Ica y hasta alcanzar Tacna y Arica). Esta área presenta una serie de interrupciones de formaciones culturales diversas (puquina, aimara, quechua). • EI área lingüístico-cultural del cunza (en el extremo sur, en las zonas del litoral y del desierto de Atacama, con influencias hasta Tacna). En la región de la sierra En la parte norteña de esta región, las entidades lingüístico-culturales parecen ser por lo menos tres: • EI culle, con su centro histórico en Huamachuco (sitio arqueológico de Marca Huamachuco, territorio tradicional del reino de Cuismanco según el historiador Silva Santiesteban, 1983.) EI culle debió abarcar durante los incas desde el norte de Áncash hasta el valle del los ríos Condebamba y Crisnejas en Cajamarca, y quizá inclusive todo el valle de Cajamarca. La lengua Culle estaba vigente hasta las primeras décadas del presente siglo en algunos poblados de Pallazca (Áncash). • Otras dos entidades lingüístico-culturales habrían tenido vigencia en esta zona norteña de la sierra peruana. Una, la Llamada Den y, otra, la Llamada Cat. Más al norte cabe señalar otras entidades culturales, por ejemplo, la Palta de Ayabaca, relacionada con el jíbaro. Programa de Actualización - Titulación 2006 - Facultad de Ciencias • Al sur de las lenguas serranas que acabamos de señalar, se ubican hoy, inmediatamente el área lingüístico-cultural del quechua y, mediatamente, la del aru (esta última entidad es la antecesora del actual aimara del Altiplano. • Hacia el extremo sur de la sierra peruana tendremos el área cultural Puquina, vigente como entidad lingüística en pequeñas zonas hasta el siglo pasado, pero que anteriormente tenía presencia desde las cercanías del Qosqo hasta las inmediaciones del lago Titiqaqa, y también hacia el Pacífico por los derredores de Moquegua. • Más allá del territorio Puquina, en el extremo sur del Altiplano, estaba el Uroquilla, aún hoy con representantes en zona boliviana. Por ser territorialmente adyacente, también debe señalarse en esta relación el área cultural del Machaj Juyay, de ese singular pueblo de médicos herbolarios itinerantes que hoy se suele Llamar Qallawaya. La zona del altiplano es singularmente ilustrativa de los complejos eventos históricos de desplazamiento de lenguas, culturas y grupos humanos (Bouysse Cassagne, 1987). Como se sabe, esta zona ha sido el escenario en el que se han desenvuelto grupos humanos que han desarrollado en el lapso de dos mil años no menos de cinco formaciones culturales específicas, correlacionadas con igual número de lenguas respectivas. Varios de los grupos humanos creadores de culturas específicas en esta área han cambiado su cultura originaria para tomar la de otros, haciendo que el mapa cultural actual de esta zona sea particularmente complejo por la variedad de rasgos, muchos de los cuales hunden sus huellas en las matrices culturales que son sus antecedentes en el tiempo. co mil años, podría ser coincidente con la distribución actual de las lenguas en esta región, sobre todo si la consideramos en términos de grandes familias o troncos lingüísticos. En ese sentido, dieciséis o dieciocho familias de lenguas existentes actualmente parecen ser las mismas de hace tres o cinco milenios; sin embargo, sus territorios tienen que haber sufrido a veces serias modificaciones a lo largo de la historia, sobre todo desde cuando en la Sierra se constituyen sociedades con un alto grado de urbanización y con correlatos organizativos del tipo de estados o imperios. Por ejemplo, es indudable que las lenguas selváticas vecinas de las serranas estuvieron antes mucho más cerca territorialmente a éstas, habiendo evidencias que sólo en épocas recientes se han replegado más hacia la Amazonía, abandonando para los de la sierra amplias zonas que antes poseían. A continuación, para dar una idea de la riqueza lingüística y cultural de la Selva, y de las posibilidades de INTERCULTURALIDAD en esta región, presentamos un listado simple de las familias lingüísticas y de las lenguas respectivas (Pozzi-Escot, 1998). Una familia lingüística es casi siempre un grupo de lenguas que descienden de un idioma antecesor común. A veces una familia lingüística consta de una sola lengua. I. Familia Arawa: Lengua Culina. II. Familia Arawak: Lenguas Ashaninka, Machiguenga, Nomatsigenga, Piro, Cugapacori, Amuesha, Resígaro, Chamicuro III. Familia Bora: Lengua Bora. IV. Familia Candoshi: Lengua CandoshiShapra. V. Familia Harakmbet: Lenguas Amarakairi (Huachipairi). VI. Familia Huitoto: Lenguas Huitoto, Ocaina, (Andoque). En la región de la Amazonía VII. Una propuesta de áreas lingüístico-culturales para la región amazónica, válida hasta para una profundidad temporal de tres a cin- Familia Jebero: Lenguas Jebero, Chayahuita. VIII. Familia Jíbaro: Lenguas Aguaruna, Huambisa, Actual. Multiculturalidad, Identidad y Globalización 23 Universidad Nacional de Educación IX. Familia Pano: Lenguas Amahuaca, Cashibo, Shipibo-Conibo, Yaminahua, Mayoruna, Capanahua. X. Familia Peba-yagua: Lengua Yagua. XI. Familia Quechua: Lengua Quechua. XII. Familia Simaco: Lengua Urarina. Realidad plurilingüe XIII. Familia Takana: Lengua Ese-eja. El nuestro es un país lingüísticamente fragmentado en el que se hablan numerosas lenguas que integran por lo menos catorce grupos idiomáticos. Once de ellos se localizan en la floresta amazónica, formando lo que se comprende como grupos lingüísticos de la Selva. De los tres restantes, los grupos quechua y aru se distribuyen a lo largo de los Andes, encontrándose también al primero en la hoya del Amazonas; y, finalmente, el tercero, formado únicamente por el castellano y sus variedades regionales, se extiende a lo largo de la costa y de las otras dos regiones, principalmente, por lo que se refiere a estas dos últimas, en torno a los núcleos urbanos. XIV. Familia Tupi-Guaraní: Lenguas Cocama, Omagua. XV. Familia Tucano: Lenguas Orejón, Secoya. XVI. Familia Ticuna: Lengua Ticuna. XVII. Familia: Zaparo: Lenguas AndosShimigae, Arabela, Iquito, Taushiro, Cahuarano. En el contexto de lo señalado, la primera conclusión es reconocer que el Perú es un espacio de rica experiencia intercultural desde hace miles de años. En un espacio como este, la interculturalidad es una práctica constante, potenciada por la diversidad cultural que pone en juego especificidades culturales que hacen de la interculturalidad una experiencia compleja y rica. La constatación precedente nos lleva a una serie de conclusiones subsidiarias, de entre las que señalaré sólo cuatro por ser ahora pertinentes: 1. La experiencia de interculturalidad en el Perú es una constante de nuestra historia. 2. Con cada lengua peruana tenemos especificidades culturales que hacen de la interculturalidad una posibilidad multiforme. 3. La cultura está sujeta a los avatares de las sociedades que la sustentan, y las experiencias de interculturalidad son variables, en unos casos enriquecedora, en otros simplemente negativas. 4. Varios grupos étnicos y sus culturas están en peligro de extinción, por lo que sus valiosos conocimientos, acumula- 24 Multiculturalidad, Identidad y Globalización dos en miles de años, también están por desaparecer irremediablemente. Esta eventualidad es una amenaza a las posibilidades de disfrute de una rica experiencia intercultural en el Perú. Por lo que respecta a las dos familias lingüísticas andinas propiamente dichas, la quechua y la aru, su distribución territorial es como sigue. El quechua es hablado en veintiuno de los veinticuatro departamentos en que se divide el país. En efecto, de éstos quedan excluidos dos departamentos del extremo norte (Tumbes y Piura) y uno del extremo sur (Tacna). Como es sabido, sin embargo, la distribución del quechua en el resto de los departamentos no es pareja, pues al lado del continuum que cubre, en dirección sur, los de Áncash hasta Puno, se divisan áreas discontinuas en Lambayeque (provincia de Ferreñafe ), Cajamarca (provincias de Cajamarca y Bambamarca), Amazonas (provincia de Chachapoyas), San Martín (provincias de Sisa y Lamas), Loreto (a lo largo de los ríos Napo, Pastaza y Tigre), Ucayali y Madre de Dios (en la región del Tahuamanu). Por lo que toca al aru, de menor distribución geográfica, se lo encuentra en Lima (en el distrito yauyino de Tupe), Puno (en las provincias de Huancané, Chucuito y en algunos distritos de Puno y Sandia), Moquegua (en las provincias de Mariscal Nieto y Sánchez Cerro) y Tacna Programa de Actualización - Titulación 2006 - Facultad de Ciencias (en la provincia de Tarata). En relación con la población quechuahablante, ella se calcula, incluyendo a los bilingües, en unos 4 millones; los aruhablantes, por su parte, suman algo de 350 mil. Tanto el quechua como el aru constituyen familias lingüísticas que comprenden diversas lenguas y dialectos. Así, la familia quechua está integrada por dos grandes subgrupos, a saber: el quechua central (comprendido entre los departamentos de Áncash, Huánuco, Pasco, Junín y Lima) y el norteño-sureño (desglosable en el norteño: Ferreñafe, Cajamarca, Amazonas y los departamentos del Oriente; y el sureño: del departamento de Huancavelica al sur). Al interior de tales subgrupos, cuya distribución territorial proporcionada es sólo aproximada, se ordenan otras tantas subvariedades que, al par que complican el panorama en su conjunto, proyectan zonas de transición entre una rama y otra. En tan complejo mosaico dialectal, la inteligibilidad, cuasi nula entre las variedades más alejadas de cada rama (por ejemplo, entre el ancashino y el cuzqueño), puede tornarse recíproca a medida que se reduzcan las "distancias" tanto estructurales como geográficas (como la que se da en la provincia limeña de Yauyos, por ejemplo). Dicha realidad pone de manifiesto hasta qué punto las nociones de lengua y dialecto resultan demasiado vagas, pues si bien encontramos al interior del quechua configuraciones marcadamente distintas (como las que se dan, por ejemplo, entre el francés-castellano, en un caso extremo, y el castellano-portugués, en el otro), suficientes como para considerárselas en términos estructurales como lenguas diferentes, la relativa carencia de autonomía de las mismas (en vista del continuum mencionado) determina el que sean vistas a modo de variaciones, demostrando una vez más que la noción tradicional de lengua obedece más bien a criterios socioculturales y políticos que estrictamente lingüísticos. Por su parte, la situación del aru es menos compleja, toda vez que esta familia está integrada por dos (y quizá tres) variedades diferentes: la aimara, hablada en los departamentos sureños mencionados, la jacaru y la cauqui (esta última en franca extinción), habladas en la provincia limeña de Yauyos. Por lo que toca a las familias lingüísticas de la selva, ellas se clasifican (cf. Ribeiro y Wise 1978) de la siguiente manera: (a) familia arahuaca, localizada en los afluentes de los ríos Urubamba y Apurímac (comprende los grupos ashaninca, matsiguenga y piro); (b) familia cahuapana, hablada en las hoyas del Marañón y Huallaga (formada por el chayahuita y el jebero); (c) familia harakmbet, localizada en Madre de Dios (comprende el amara-kaeri; arasaeri, huachipaeri y toyoeri); (d) familia huitoto, en el río Putumayo (en la que se alinean el andoque, bora, huitoto, ocaina y resígaro); (e) familia jíbaro, en los afluentes del Marañón (comprende el aguaruna, candoshi, huambisa y jíbaro); (f) familia pano, hablada en el Ucayali y el Yavarí (integrada por el amahuaca, capanahua, shipibo, conibo, etc.); (g) familia peba-yagua, en el Amazonas (formada por el yagua); (h) familia tacana, localizada en Madre de Dios (comprende el eseéja); (i) familia tucano, en los afluentes del Putumayo (integrada por el maijuna y el secoya); (j) familia tupí-guaraní, entre el Marañón y el Ucayali (comprende el cocamacocamilla y el omagua); y (k) familia záparo, en el río Napo (formada por el andoa, arabeIa, iquito y taushiro). Quedan sin clasificación el cholón, lengua en vías de extinción, el ticuna y el urarina. Tales grupos idiomáticos se distribuyen entre las 62 etnias actuales, cuya población está por encima de los 200 mil. Del número de grupos étnicos mencionado, la mitad tiene alrededor de mil o menos integrantes y sólo cinco cuentan con más de 10 mil. Así, mientras que las familias arahuaca y jíbara registran cerca del 40% de la población total indicada (alrededor de unos 62 mil para la primera, y 22 mil para la segunda), los hablantes de záparo no pasan de 18 individuos o menos, siendo por lo tanto éste una lengua en proceso de desaparición. El panorama lingüístico descrito es, como se dijo, el resultado de una serie de desplazamientos, superposiciones y migraciones Multiculturalidad, Identidad y Globalización 25 Universidad Nacional de Educación de las poblaciones andinas (en su sentido lato) y selváticas a lo largo de su historia. La distribución geográfica desigual de las lenguas obedece, por consiguiente, al rol que desempeñaron las mismas en el proceso de formación de la sociedad peruana. De otro lado, si bien las lenguas andinas gravitaron en el desarrollo de aquélla desde los primeros ensayos de síntesis cultural panandina las de la selva, aparte de los contactos fronterizos que se dieron, sobre todo, con el quechua, en el piedemonte amazónico, continuaron con su desarrollo propio hasta bien entrada la época republicana. De manera que los contactos (y conflictos) idiomáticos, que tuvieron como escenario tradicional la región andina, se incrementaron al consumarse la conquista de la región selvática. La situación actual Como resultado de los mecanismos de dominación colonial y republicana, la sociedad andina y las comunidades selváticas fueron desestructurándose y destribalizándose, respectivamente. El linguicidio corrió parejo con la política etnocida y genocida de los grupos gobernantes. Muchas lenguas sucumbieron no sólo por la asimilación de sus hablantes a otros idiomas, en especial el castellano, sino también, sobre todo en el caso de las comunidades idiomáticas de la selva por la reducción considerable de sus poblaciones respectivas, cuando no por el aniquilamiento total de las mismas. Como es de esperarse, el impacto de la castellanización no es el mismo en el área andina que en la floresta amazónica, por razones que responden a su distinta configuración socio-económica e histórica en relación con la sociedad englobante. En lo que sigue se harán algunas apreciaciones referidas al contexto andino, particularmente en lo tocante a las lenguas quechua y aimara. La situación actual del quechua y del aimara, en mayor medida en el primer caso, es la de ser lenguas venidas a menos, en franco retroceso en relación con la castellana. En muchos casos, sobre todo allí donde el impacto de aquella es mayor, se trata de len- 26 Multiculturalidad, Identidad y Globalización guas menospreciadas incluso por sus propios hablantes. En una sociedad diglósica, en la que las bases de la interacción idiomática oficial se establecieron a través de la lengua castellana, los propios quechua-aimara hablantes parecen haber internalizado el proyecto de asimilación de las clases dominantes. Como resultado de ello, se viene generalizando un bilingüismo de tipo sustractivo que, a la par que incrementa el número de hablantes de castellano (no importa qué tipo de castellano), disminuye la proporción de los hablantes de lenguas andinas. Tal es e1 hecho concreto que se infiere del resultado de los últimos censos, que, si bien muestran un aumento de la población quechua-aimara hablante en cifras absolutas, su número porcentual decrece a favor del incremento notorio de bilingües quechua-aimara-castellano. De este modo, el bilingüismo no afianza al quechua ni al aimara sino que les resta vigencia: consecuencia natural del enfrentamiento de lenguas y sociedades desigualmente pertrechadas. Sin embargo, lo dicho en relación con la proyección global del bilingüismo a favor del castellano no debe esconder una realidad no menos patente que si bien la lengua dominante supera en número de hablantes a Ia vernácula, hay zonas, particularmente las que conforman la llamada "mancha india", en donde la población de lengua andina sobrepasa al segmento de habla castellana. Tampoco debe escapar de nuestra atención el carácter relativo y siempre distorsionado de las cifras censales, pues, desde tiempos de la colonia, sabemos que los nuestros han sido "censos insensatos". En términos actitudinales, asimismo, si bien la hegemonización del castellano como lengua de prestigio es un hecho, ello no descarta el que subsistan aún mecanismos de adhesión y lealtad, sobre todo intraétnica, hacia la lengua ancestral, a despecho de las corrientes devaluadoras del oficialismo secular. Es este reservorio de lealtades y orgullos el que garantiza una toma de conciencia idiomática más efectiva (que induzca no ya a pensar en la lengua únicamente, sino a pensar sobre ella), que neutralice la corriente hegemonizadora del castellano, de manera Programa de Actualización - Titulación 2006 - Facultad de Ciencias que sin excluir esta lengua mantenga vivo el repertorio idiomático de las poblaciones andinas. Como efecto del carácter diglósico de la sociedad, en la que las lenguas ancestrales aparecen confinadas a su funcionamiento meramente doméstico y local, el quechua y el aimara, en tanto sistemas lingüísticos, han devenido en idiomas empobrecidos. No otro resultado debía esperarse de lenguas que, relegadas al mundo del campo y al ámbito estrecho de la comunicación intracomunitaria, fueran perdiendo jurisdicción en los dominios del contexto urbano y en las esferas del intelecto. Si ello ocurre con una lengua de tradición escrita milenaria como la castellana, en el suroeste norteamericano, ciertamente habría sido un milagro que no sucediera otro tanto en el mundo andino. De donde resulta que si el estado actual de dichas lenguas es el de un sistema atrofiado, incapaz de responder adecuada y eficazmente a las demandas de una sociedad contemporánea, ello se debe exclusivamente a la ausencia de un poder real que las sustente. La sujeción de sus hablantes a la cultura dominante, codificada exclusivamente a través del castellano, es la causa fundamental de su pauperización gradual y su eventual bancarrota idiomática. Tal retraimiento empobrecedor no responde, como podría pensarse, a su falta de mecanismos de adaptación lingüística dentro del contexto nacional: de hecho, el quechua como el aimara siguen siendo lenguas vigentes y tal vez han enriquecido sus estructuras a costa del castellano. Dicha vigencia, sin embargo, tiene un rol subordinado y cada vez más restringido al contexto localista y rural: su carácter marginal es la condición misma de su eventual extinción, pues, a medida que penetre la cultura dominante hacia las zonas de refugio, el rol secundario de la lengua ancestral desaparecerá en favor de la entronización definitiva del castellano. Cabe señalar que este proceso de devaluación lingüística se ha visto favorecido grandemente por la ausencia de un sistema escrito de las lenguas ancestrales. No es que la existencia de una tradición ortográfica garantice de por sí la supervivencia de una lengua; sin embargo, es cierto que un sistema eminentemente oral está en situación de desventaja frente a otro de tradición escrita. El hecho de que una lengua como la quechua no goce de una vasta tradición escrituraria, en el sentido más lato de la expresión, ha sido utilizado como un argumento más para denigrarlo. Tanto que existe el estereotipo de que el quechua -o el aimara- no son lenguas para ser escritas, fuera del ámbito de la producción lírica incipiente o de la literatura étnica. En el contexto de las sociedades contemporáneas, en las que la cultura escrita constituye el ambiente mismo que se respira, no parece haber espacio efectivamente para las lenguas que reposan en la pura oralidad. Pero aquí también debe señalarse que el hecho de que las lenguas ancestrales no hayan desarrollado una tradición literaria continua se debe no a que las lenguas en sí no estén capacitadas como parece tenerla, sino más bien al hecho de haber sido desplazadas a esferas marginales de uso para las que no hace falta el texto escrito. No es una sorpresa, por ello, el que las lenguas dominadas se caractericen por no poseer ni siquiera un sistema escrito unificado. La falta de unidad ortográfica perenniza su condición de lengua de segunda categoría y aviva sus tendencias centrífugas acentuando su deshilachamiento dialectal. Afortunadamente, los esfuerzos tendientes hacia la uniformización de la escritura quechua y aimara, como resultado de una de las medidas implementadoras del decreto de oficialización del quechua del gobierno primafásico, han venido cuajando en un uso cada vez más generalizado, tal como puede verse en la producción de materiales didácticos, textos de lectura, y en la recopilación de la literatura étnica. Persisten, sin embargo, viejas tendencias disruptivas alentadas por regionalismos estrechos así como por agentes foráneos (como el ILV) que se empeñan en exacerbar diferencias superficiales allí donde existen áreas de continuidad y unidad supralocales. Multiculturalidad, Identidad y Globalización 27 Universidad Nacional de Educación Perspectivas Las perspectivas que se ciernen sobre el futuro de las lenguas andinas son, de no mediar cambios profundos en la estructura socioeconómica y política del país, ciertamente sombrías. Ya se dijo cómo la unidireccionalidad en la mudanza idiomática favorece al castellano, a través de un bilingüismo que a la larga debilita y anula la competencia lingüística en la Iengua ancestral. En este sentido, las proyecciones hechas sobre el uso idiomático en la vecina república de Bolivia, sobre la base de los resultados arrojados por el censo de 1976, son ilustrativas. De no producirse cambios estructurales en la sociedad boliviana de hoy -que, un poco simplistamente, puede ser equiparada en términos sociolingüísticos a la zona de la "mancha india" peruana-, hacia el año 2040 (es decir, dentro de unos treinta y tres años) todos los niños de 10 años en adelante sabrían castellano, aunque de manera incipiente; y alrededor de la segunda centuria del año dos mil se habría producido la extinción total de las lenguas ancestrales (cf. Albó, 1980). Tales proyecciones, que pueden ser muy bien esgrimidas como argumentos contundentes en cara a los proyectos de reivindicación idiomática, deben constituir un toque de alarma para quienes se hallan empeñados en subvertir el ordenamiento diglósico de la sociedad global. Frente a tal panorama, se impone, entre quienes manejan tales lenguas o las sienten como suyas, una tarea urgente de defensa idiomática. Dicha labor debe traducirse, entre otras actividades, en la elaboración de la lengua ancestral. Elaborar una Iengua significa no solamente codificarla para preservarla, sino, más fundamentalmente, para prepararla a fin de que responda eficazmente a las exigencias que la sociedad contemporánea le plantee. Significa actualizarla, para que saliendo de sus zonas de refugio pueda ser empleada en otros contextos que no sean sólo el campo y la intimidad del hogar. Tarea que no es fácil, pero que tampoco resulta imposible. Relegada a cumplir funciones básicamente locales y afectivas, la lengua debe entonces 28 Multiculturalidad, Identidad y Globalización asumir también funciones de naturaleza intelectiva a cabalidad: debe equipársela a fin de que puedan vertirse en ella los contenidos de la ciencia y la tecnología contemporáneas. Dicha empresa supone el desarrollo de una literatura -o, mejor, escritura- quechua y aimara. La práctica escrituraria creará los mecanismos propios para el enriquecimiento y la ampliación de su repertorio léxico al mismo tiempo que le permitirá alcanzar una mayor precisión y soltura en su nivel sintáctico y estilístico. En este sentido, debe recordarse que, por lo menos en lo que toca al quechua, existe un extraordinario precedente que sólo necesita ser retornado: nos referimos a la labor de los quechuistas de la Colonia. Los escritores quechuas de entonces desplegaron un esfuerzo que asombra, pues demostraron ampliamente que la lengua, al menos formalmente no tenía nada que envidiar al castellano de entonces. Al margen de la utilización de Ia lengua con fines que hoy calificaríamos de etnocidas -la catequización-, queda el esfuerzo de elaboración idiomática como un ejemplo que debe ser la fuente de inspiración para todo intento futuro de normalización. La elaboración idiomática deberá hacerse a través del establecimiento de centros que asuman la tarea de planificación del uso lingüístico. Llámense academias, centros culturales o asociaciones de escritores, la experiencia demuestra que tales instituciones son necesarias para uniformar criterios y normalizar la lengua. Demás está señalar que allí donde existen instituciones que dicen velar por una lengua, pero en cuyo seno ni siquiera se la emplea como medio en las deliberaciones rutinarias, estamos obviamente frente a organismos que lejos de cumplir con sus cometidos básicos no hacen sino contribuir a perennizar el discrimen idiomático: nada puede esperarse de las academias que empiezan por desterrar el uso de la lengua dentro de sus propias instituciones. Tal ha sido, sin embargo, la conocida práctica de la academia cuzqueña de la lengua: sus miembros, que más parecieran preciarse de hablar un castellano "castizo" (con zeta), no hacen sino Programa de Actualización - Titulación 2006 - Facultad de Ciencias consolidar la condición interdicta de la lengua ancestral. Por ello, la elaboración lingüística debe partir fundamentalmente de los auténticos usuarios de la lengua. De allí la necesidad urgente de la formación de cuadros de escritores en lengua nativa. En la tarea de formación de tales cuadros jugará un rol fundamental la educación bilingüe, concebida ésta como la enseñanza y aprendizaje en ambas lenguas, sobre todo en su nivel escrito. No cabe aquí la modalidad de la enseñanza bilingüe tradicional que toma la lengua ancestral como un medio y no como un fin; se trata, más bien, de propugnar, como afortunadamente vienen haciéndolo ya algunos programas, una educación bilingüe intercultural e interlingüística. Ocioso es señalar cuán estrechamente relacionadas están una y otra actividad: para propugnar una enseñanza bilingüe que emplee ambas lenguas como medios de instrucción se requiere, como ya se mencionó, de la acumulación de materiales escritos en lengua ancestral. En tal sentido, es urgente convocar a los intelectuales bilingües a fin de que rompan con el estereotipo según el cual el quechua o el aimara no son lenguas para ser escritas. Se necesitan ensayos y no solamente la producción de literatura tradicional. Siguiendo el ejemplo de otras latitudes, es conveniente asimismo convocar a concursos escriturarios en idioma ancestral, a fin de que ello estimule la creatividad de sus propios usuarios. Toda esta labor coadyuvará al incremento de una literatura que servirá de material rico y variado en el desarrollo de la lengua y en su eventual intelectualización. Uno de los aparentes obstáculos en el proceso de norrnalización idiomática es la actual fragmentación del quechua, que si bien se trata de una realidad lingüística incuestionable, no significa sin embargo que no sea posible su nivelación a través de la lengua escrita. Esta relativa uniformización no podrá lograrse en tanto los lingüistas se esmeren en destacar y magnificar las diferencias postulando sistemas de escritura atomizantes, perdiendo de vista que, como las lenguas de tradición escrita nos lo ilustran, la variedad escrita no tiene por qué ser reflejo fiel de las manifestaciones orales de una lengua. Los lingüistas no debieran confundir, como lo hacen hasta la actualidad, transcripción con escritura, notación simbólica con ortografía. Aquí, lamentablemente, el lingüista, orgulloso de su ciencia, cae en la miopía del lego, que tiende a identificar escritura con deletreo. Concebida la defensa idiomática en los términos señalados, no debe entenderse ésta como un afán aislacionista ni menos revanchista en favor de las lenguas y culturas ancestrales. En una sociedad como la peruana, en la que el castellano ha devenido en lengua mayoritaria, sería absurdo y antihistórico el rechazarlo. De lo que se trata es de buscar una solución más justa al conflicto idiomático dentro del marco de una verdadera coigualdad lingüística. A lo largo de nuestra historia se ha visto cómo la defensa de las lenguas ancestrales, del mismo modo que la de sus propios hablantes, surgió como resultado de los escrúpulos de conciencia de los grupos dominantes. Las decisiones sobre política idiomática fueron tomadas al margen de los intereses de las poblaciones afectadas. Por ello, el fracaso de las corrientes indigenistas debe ser entendido como el resultado de su carácter postizo, es decir, divorciado de los intereses genuinos de los grupos de interés. No pueden defenderse, obviamente, derechos ajenos con la misma intensidad ni con el mismo celo que los propios. De allí que, en adeMulticulturalidad, Identidad y Globalización 29 Universidad Nacional de Educación lante, la reivindicación cultural y lingüística deberá partir de la iniciativa de los grupos afectados; toda lucha en tal sentido partirá desde dentro, es decir deberá ser autogestionaria. Sobra decir que tales conquistas tienen que estar aparejadas de cambios socioeconó-micos que modifiquen drásticamente la situación de explotación y marginación por la que atraviesan las distintas nacionalidades que conforman el Perú no oficial. INTERCULTURALIDAD Y DEMOCRACIA La cultura de un país representa uno de los máximos logros alcanzados por un pueblo o nación a través de su proceso histórico. Ante todo, cabe preguntarse cómo entender las nociones de democracia e interculturalidad. Por democracia podemos entender el ejercicio efectivo del derecho a la diversidad, a la participación y toma de decisiones, dentro de un tejido de relaciones regidas por la equidad. Consecuencia de ello será el reconocimiento del derecho de las minorías para plantear su proyecto de desarrollo histórico, articulado al proyecto de desarrollo nacional. Dicho esto, sin embargo, hay que indicar que, en tanto concreción histórica usual en el mundo Occidental, la democracia no siempre asegura a los miembros de la sociedad participar en las decisiones que comprometen su vida colectiva. En la actual circunstancia histórica, el modelo de democracia, como todo constructo o paradigma, debería estar sujeto a revisión, tanto en su extensión como en su comprensión. La interculturalidad puede ser concebida como paradigma o como estado de cosas. En tanto paradigma o utopía, la interculturalidad significa un proceso dinámico que apunta a la instauración de relaciones democráticas, a la apertura total y a la igualdad de condiciones entre los actores de una sociedad. Una condición para acercarnos a ese ideal es la descentralización de los poderes y la igualdad de oportunidades para los diferentes grupos sociales. En otros términos, se hace necesario construir un proyecto social participa- 30 Multiculturalidad, Identidad y Globalización tivo que genere relaciones sociales basadas en la convivencia social y la equidad económica, lo cual implica el cumplimiento efectivo de los derechos humanos y políticos consignados en la legislación nacional e internacional. En tanto estado de cosas, la interculturalidad implica la existencia de relaciones asimétricas entre los diversos grupos y poblaciones, en todos los dominios: económico, social, político, lingüístico y cultural. Esto genera una situación de conflicto cuyos efectos son la intolerancia, la marginación, la discriminación social, la dominación ideológica, la usurpación de derechos (lengua, tierras, educación, servicios) y la desigualdad económica, susceptibles de expresarse, por ejemplo, en las relaciones de mercado. De lo expuesto anteriormente, se deduce que la construcción de la democracia tiene que ver directamente con la interculturalidad en tanto ideal deseado; y esto es particularmente válido para las sociedades fuertemente multiculturales. En ese sentido, democracia implica necesariamente interculturalidad, e interculturalidad implica necesariamente democracia. IDENTIDAD 3 Unidad La identidad nacional se refiere especialmente a la distinción de características específicas de un grupo. Para esto, muy diferentes criterios se utilizan, con muy diferentes aplicaciones. De esta manera, pequeñas diferencias en la pronunciación o diferentes dialectos pueden ser suficientes para categorizar a alguien como miembro de una nación diferente a la propia. Asimismo, diferentes personas pueden contar con personalidades y creencia distintas o también vivir en lugares geográficamente diferentes y hablar idiomas distintos y aún así verse como miembros de una misma nación. También se encuentran casos en los que un grupo de personas se defi- ne como una nación más que por las características que comparten por aquéllas de las que carecen o que conjuntamente no desean, convirtiéndose el sentido de nación en una defensa en contra de grupos externos, aunque éstos pudieran parecer más cercanos ideológica y étnicamente, así como en cuestiones de origen (Wikipedia, enciclopedia). EL PERÚ: SUMA DE IDENTIDADES DIVERSAS La peruanidad es concepto rico y múltiple, que abarca todos los milenios y todos los colores, desde los rojiblancos de la actual enseña patria hasta los del arco iris del emblema de los Incas, así como la diversa cromática de nuestras pieles y ojos. Somos "todas las sangres", según la feliz frase de José María Arguedas. Todas las culturas: un pequeño planeta. En suma, la peruanidad es real y tangible. La identidad es un propósito. ¿CUÁNDO NACIERON LAS NACIONES? Los historiadores discuten el momento en que nacieron las naciones: en todo caso parece haber sido al fenecer la Edad Media o feudalismo, en perspectiva europea. El Perú es caso complejo por la heterogeneidad de sus componentes; por ello es que algunos autores señalan que el Perú es un Estado y un país, mas no una nación. Ésta, sin embargo, puede hallarse en proceso de formación, por la mezcla de sus elementos integrantes. Algo similar sucede en varias partes de América, donde se enfrentan una vigorosa herencia indígena con raigambre prehispánica y una capa social, étnica y cultural que Multiculturalidad, Identidad y Globalización 31 Universidad Nacional de Educación primordialmente deriva de la ocupación española de tres siglos. Estas tierras americanas son Guatemala, Nicaragua, El Salvador y en cierta medida Méjico. En los Andes, Perú, Ecuador y Bolivia. ¿CUÁNDO NACE EL PERÚ? Muchas naciones siguen todavía dialogando en torno a la época precisa en que surgieron a la historia. En el Perú también se ha promovido debates absurdos inspirados por un hispanismo ñoño (que nada tiene que ver con la España verdadera del Cid o de Goya). No hace tantos años, Pareja y Paz Soldán sostenía que los peruanos éramos "españoles que habíamos perdido el boleto de retomo a España". Este afán de borrar la memoria india puede verse desde un inicio y por ello Francisco Pizarro tuvo la desfachatez -es la palabra correcta- de "fundar el Cuzco" un 23 de marzo de 1534; y aunque Manco Inca le enmendaría la plana poco después, el hecho está allí, como en la Plaza de Armas de Lima, capital del Perú, donde hasta hace poco se erguía la estatua, no al fundador de Lima española sino al conquistador del Incario, pues se presenta a caballo y espada en mano (así no se fundan ciudades); y decimos "de la Lima Española" porque hubo otra, antes, la Lima yunga, hermosa y polícroma que aquél arrasó para dar sitio a sus compañeros de empresa. Esa Lima yunga de la cual nadie quiere acordarse en país tan alienado como el nuestro. En tema tan conflictivo como el nacimiento del Perú, bueno es oír a Jorge Basadre: "Creemos casi siempre que historia del Perú quiere decir "historia de los hechos ocurridos en relación con el Estado llamado Perú". Limitación de concepto, a la vez que vaguedad en la perspectiva del tiempo. Su origen hállase en el tradicional encajonamiento de la historia dentro de los sucesos, los individuos y las instituciones. La historia de las ideas y de los sentimientos puede brindar, sin embargo, sugerencias y virtualidades innumerables. 32 Multiculturalidad, Identidad y Globalización "Así es como se llena de resonancia esta pregunta de aparente sencillez: ¿Cuándo nace el Perú? La respuesta puede ser voceada desde distintos ángulos. El geólogo dará noticia del momento determinado en la vida de la tierra a la cual corresponden las distintas capas del suelo peruano. Para el historiador de la cultura occidental, el Perú entra en escena cuando Francisco Pizarro arriba a Tumbes. Un estudiante de Derecho Político responderá con aquella estampa de la Plaza de Armas de Lima, en el instante en que San Martín pronuncia sus palabras: "Desde este momento…". En cambio, cuando se trata de averiguar acerca del nacimiento de la conciencia nacional peruana, la respuesta sólo puede darse después de una pesquisa. Pasado muchísimo tiempo después de la formación geológica del territorio, sólo algunos siglos después del desembarco de Pizarro, y algún tiempo después de la encendida escena de la conciencia nacional peruana, aún no lo suficientemente madurada. "El Perú, como nombre y como hecho social, donde coexisten lo hispano y lo indígena, no aparece modesta o desapercibidamente. No proviene de que el Estado español fija linderos y demarca provincias. Es una nueva sociedad la que nace entre sangre y llanto en un abismo de la historia con un estrépito que conmueve al mundo. El Estado español llega más tarde, después de constatar el acontecimiento, con el fin de utilizar y administrar esta realidad ya bullente. El mismo nombre "Perú" es fruto de ese impulso colectivo, lucha y connubio a la vez: surge de un bautismo anónimo, desplazando el nombre oficial de "Nueva Castilla". Entendámoslo bien; no es "Nueva Castilla, es el Perú." De "Meditaciones sobre el destino histórico del Perú" (Juan José Vega) A continuación citamos algunas referencias hechas por Jorge Basadre acerca de la identidad nacional: "Los hombres que fundaron la República fueron generosos, idealistas y patriotas; pero les faltó tener una conciencia plena del Programa de Actualización - Titulación 2006 - Facultad de Ciencias Perú en el espacio y en el tiempo. No tuvieron una conciencia plena del Perú en el espacio, porque sólo en 1829 quedaron estabilizados los límites en el norte; y todavía, durante muchos años (hasta 1842) no quedaron fijos los límites por el sur y porque sólo en 1851 se firmó un tratado incompleto con el Brasil, mientras quedaba sin deslinde definitivo hasta el siglo XX el resto de esa frontera y totalmente sin demarcación las de Colombia, Ecuador y Bolivia." "Tampoco tuvieron una conciencia plena del Perú en el tiempo. Creyeron inventar un país nuevo. Ignoraron que este país tenía precisamente un privilegio envidiable: el privilegio de una vieja cultura. De la Colonia hablaron como si sólo hubiese sido el "largo tiempo", durante el cual "el peruano oprimido, la ominosa cadena arrastró". Y si pensaron en los Incas, no vieron los problemas y las enseñanzas que de esa época emanaban." "La efervescencia política, el predominio de abogados y de sacerdotes en las asambleas parlamentarias y en las antecámaras palaciegas tuvieron su origen en la Emancipación." "Las supervivencias de la época hispánica eran muy hondas. El Virreinato y la República hallábanse ligados por una comunidad de idioma, de religión, de instituciones y de espíritu. El idioma castellano fue el idioma oficial de la República y en él se escribieron las leyes, los decretos, las proclamas, los manifiestos, los periódicos, los folletos y los libros, aun aquellos que entre 1822 y 1825 y luego, entre 1862 y 1866, atacaron duramente a España." "La religión católica siguió como la religión oficial y el clero conservó su influencia, tanto sobre las clases populares, como sobre las clases acomodadas. Si la República misma, como ya se ha dicho varias veces, se erigió sobre el Virreinato, las intendencias fueron el antecedente de los departamentos. Al lado de la supervivencia del idioma y de la religión, se mantuvo la supervivencia del derecho." "Cabe igualmente señalar de inmediato, que no hubo solución de continuidad entre la educación colonial y la educación republicana. Perduraron el analfabetismo popular; la tendencia clásica y formalista en la instrucción, en todos sus grados; el alejamiento de la orientación técnica; el régimen escolar que se iniciaba en las escuelas de primeras letras, continuaba en las aulas de latinidad y terminaba en los colegios, mezcla estos últimos de planteles de enseñanza primaria, secundaria y profesional. Perduró también el descuido en la preparación intelectual de la mujer." "Pero, por otra parte, el Virreinato no había sido creado de la nada. Había, en cierta forma, reemplazado al Imperio de los Incas. De ahí y aun de épocas más lejanas que, sin embargo, habían desembocado en el imperio, venían también importantes supervivencias. Ellas estaban, sobre todo, en la presencia misma del elemento indígena, de alto porcentaje dentro del total de la población. Su caso era, en forma trágica y formidable el de los que se llama en alemán Grundvolk, pueblo-raíz aferrado a la tierra a través de los siglos. En las comarcas del interior manteníanse aún, por ejemplo, restos del antiquísimo ayllu o comunidad de tierras conservado y, a veces alterado por las leyes de la metrópoli." "La realidad histórica del Perú era, pues, el resultado de las distintas etapas que, a su vez, habían creado confluencias o superposiciones de estratos culturales y sociales a veces integrados, a veces mal soldados y hasta separados por aislamientos y divergencias. En primer término había sido posible una continuidad esencial a través de los siglos, bajo una unidad de gobierno político y administrativo a pesar de las distancias geográficas y a pesar de las contradicciones características de las distintas grandes épocas (Preínca, Inca, Conquista-Virreinato e Independencia). Pero, al mismo tiempo, surgía, con carácter patético, el problema primordial de la deficiente integración nacional. Resultaba él de la difícil comunicación entre las distintas regiones, lo cual favorecía las semillas del Multiculturalidad, Identidad y Globalización 33 Universidad Nacional de Educación particularismo. Provenía, asimismo, de la permanencia de diversas capas étnicas y sociales y de sus formas de vida como sistemas culturales cerrados, a pesar de eventuales o cotidianos contactos. Como tercera nota característica, ostentaba la proporción demasiada pequeña de los grupos dirigentes dentro del conjunto de la población total. Estos tres elementos debían repercutir necesariamente en todos y en cada uno de los problemas sociales del país, así como en las posibilidades de su desarrollo económico." Un ex presidente habló del Perú y sus confundidas gentes, hay antecedentes que revelan razones y sinrazones para ello. ¿Deberá seguir siendo esta nebulosa el destino letal para el Perú? ¿Dónde están los hombres de Estado? LECTURA ¿Existe identidad nacional en el Perú? ¿En qué se basa la "peruanidad"? Eduardo Arroyo Dicen las malas lenguas que al peruano le falta identidad nacional. Es un craso error porque todo ser humano como toda colectividad define siempre un modo de ser, un modo de pensar, de comportarse. No hay ser humano ni colectividad nacional sin rasgos propios, originales. Todo lo existente perfila, pues, una identidad. Tal vez lo correcto sea decir que la identidad es sólida o débil, feble, ambigua, malaguosa o fuerte. ¿A quién le falta identidad nacional en el Perú? Si entendemos ésta como el arraigo de nuestras raíces, historia, valores, la experiencia peruana revela a una sociedad, más bien, de identidades fuertes. ¿Podrá alguien decir que nuestros paisanos, los qosqorunas (Cuzco) no son claros y meridianos en su modo de ser? Si hasta el centro, el ombligo del mundo se sienten. ¿Habrá alguien tan miope que no encuentre solidez en los aymaras, los hombres de bronce? ¿Y qué decir de los huancas como de nuestros paisanos de Ayacucho o de Huancavelica, seguros de lo suyo pero desamparados tantas veces en nuestra historia patria? ¿Puede alguien ser tan despistado que encuentre falta de carácter, de temperamento nacional en nuestros campesinos cocaleros? Y si cambiamos de región, ¿acaso los chiclayanos, los piuranos, los tumbesinos, los huaracinos, los trujillanos o los hombres y mujeres de Iquitos no están escribiendo en los últimos tiempos y desde siempre páginas de lucha, de dignidad, de amor al terruño, a lo propio? Ni hablemos de los nacidos en la denominada República de Arequipa, los que a partir de su entronque histórico con el Cuzco y Puno configuraron hace varios siglos una región semi-independiente poco ligada a la capital, con mucha autonomía, circuitos comerciales propios, hasta tren regional y salida comercial hacia Bolivia como lo podemos encontrar en valiosos ensayos de Tito Flores Galindo y Baltaco Caravedo Molinari. Destaca además el orgullo de los chalacos y de todos los regionalismos. ¿Cómo ha podido difundirse esa monserga de falta de identidad del peruano cuando encontramos un tremendo potencial identitario? Lo que pasa es que la llamada identidad nacional no es una sumatoria de identidades múltiples. Sumando identidades regionales fuertes no resulta una identidad nacional fuerte, menos en un país que se caracteriza por tener una composición étnica muy heterogénea. ¿No serán los estamentos criollos los que no viven identificados con la historia patria y sus valores nacionales? Porque que sepamos son ellos los que han gobernado nuestro país desde el grito libertario y han dado escasas muestras de solidez en sus proyectos políticos, en sus plataformas gubernamentales. ¿Dónde pues la debilidad, la falta no de identidad sino de patriotismo, de amor por lo nuestro y la venta fácil de nuestros recursos a los extranjeros? ¿Acaso no es desde Lima desde donde se ha dirigido el Perú a partir de 1532 y posteriormente a partir de 1821? Tal vez en la regionalización y en el incipiente proceso de descentralización, se encuentre el camino para sacar adelante el país con su unidad y diversidad simultáneas. 34 Multiculturalidad, Identidad y Globalización Programa de Actualización - Titulación 2006 - Facultad de Ciencias La peruanidad Podemos considerar que la unidad de un país se basa en la diversidad de puntos en común que pueden tener sus habitantes. Cuanto mayor sea el número, habrá una cohesión más firme, con una mejor manera de relacionarse entre sí. Estos factores comunes están íntimamente ligados con los valores éticos, morales, culturales, étnicos, sociales, históricos y religiosos que comparte una población y generan su nacionalidad. La gran diversidad del Perú, en todos estos campos, hace aparentemente difícil articularlos para establecer lo que nos identifique como una sola nación. Sin embargo, los miles de años de historia que han escrito o transmitido verbalmente los peruanos nos permiten tejer ese hilo conductor al que llamamos peruanidad. Este concepto está básicamente representado por un conjunto de símbolos cuya lista nunca va a ser completa ni oficial. Es apenas una selección -y, como tal, arbitraria- de algunas de las principales imágenes ligadas con el trabajo, la naturaleza, la historia, las costumbres y las creencias de los peruanos. A estas representaciones concretas se suman aquellas intangibles, las que están dentro del imaginario popular. Éstas nos permiten lograr una mejor identificación con las raíces más profundas de nuestra idiosincracia. Además permiten que tengamos una voz propia y singular, una personalidad social, que nos distingue de los demás habitantes del planeta. Sin embargo, los símbolos -salvo los formales, como nuestros himno y bandera- no se escogen de antemano, sino que deben cuajar y ser funcionales en un espectro bastante amplio de la sociedad. ¿Qué hace que de tantos platos sea el cebiche el más distintivo de peruanidad? ¿Y por qué de las múltiples danzas el huayno y la marinera se asocian más con nuestra identidad? Un país sin pasado, o que no rescate su pasado, es un país sin futuro, pues no tiene dónde reflejarse. Y el Perú, a pesar de los numerosos problemas que sufre y ha sufrido, tiene todavía una memoria sólida. Ni la conquista ha hecho olvidar a Pachacútec, ni la independencia a la tapada limeña. Ahora, la manera como nosotros nos vemos no es necesariamente la manera como nos ven en el exterior. Y eso también forma parte de nuestro mosaico simbólico, aunque no sean conceptos que manejemos cotidianamente. Por ejemplo, la expresión internacionalmente difundida "Vale un Perú" alude a toda una mitología creada en torno al oro -imaginario y real- de los Incas. Este tipo de afirmaciones apelan a un pasado grandioso, pero no reflejan que el Perú siga buscando internamente más elementos que cohesionen su identidad, su peruanidad. El surgimiento de nuevos símbolos que representen los valores comunes de nuestros pueblos, conscientes de una realidad pluricultural, nos permitirá avanzar juntos hacia un futuro común. La diversidad cultural Pocos países como el Perú pueden exhibir el variado resultado cultural de un constante mestizaje gracias a la adaptación de numerosas razas, lenguas y culturas provenientes de las geografías más diversas de la Tierra, ya que por múltiples razones nuestro país ha recibido, durante su historia, a tres principales grupos de migrantes provenientes de África, China y Japón, que han aportado lo suyo a la peruanidad. Los idiomas oficiales son el castellano (que domina el 75% de la población) y el quechua, considerándose también el idioma aymara, de uso muy difundido en el sur del Altiplano. Además, se debe tener muy en cuenta las más de 55 lenguas amazónicas con las que se comunican igual número de tribus. La lengua es la más clara representación de nuestro mosaico cultural. El Perú es el país de "todas las sangres", aunque la presencia indígena es muy fuerte. Y no sólo en la zona andina, sino también en la Amazonía, con numerosas familias étnicas con un perfil propio (asháninkas, aguarunas, machiguengas y otras). Cada grupo étnico incluyendo a los negros, blancos y mestizostiene sus propios mitos y una particular cosmovisión. Pero no todo es estático; hay un proceso de cambio cultural que afecta a las poblaciones indígenas expuestas a la inMulticulturalidad, Identidad y Globalización 35 Universidad Nacional de Educación fluencia de la urbe y los valores occidentales. Es un nuevo mestizaje, que genera su propia dinámica y sus propios códigos, los que mantienen en constante modificación a nuestra sociedad. (Copyright 2002 Empresa Editora El Comercio S.A.) GLOBALIZACIÓN Un término difícil de definir pero que, en cualquier caso, está determinado por dos variables: Una se refiere a la globalización de carácter financiero que ha tenido lugar en el mundo al calor de dos fenómenos: los avances tecnológicos y la apertura de los mercados de capitales. • El Banco de Pagos Internacional ha estimado que las transacciones mundiales de dinero (en los distintos mercados de divisas) asciende a alrededor de 1,9 billones de dólares (cuatro veces el PIB español). Estos flujos de capitales han enriquecido y arruinado a muchos países, ya que la solvencia de sus divisas está en función de la entrada y salida de capitales. Y eso explica, en parte, crisis financieras como las de México, Rusia, o el sudeste asiático. De ahí que los movimientos contra la globalización hayan reivindicado el establecimiento de la llamada Tasa Tobin, que no es otra cosa que la creación de un impuesto que grave los movimientos de capitales. La otra globalización, se trata de las transacciones de bienes y servicios que se realizan a nivel mundial. • En este caso, son los países pobres y los mayores productores de materias primas (que en muchos casos coinciden) los que reclaman apertura de fronteras, ya que tanto en Estados Unidos como en la UE existe un fuerte proteccionismo. Muchas ONGs de las que se manifiestan contra la globalización quieren desarrollar el comercio, pero no los capitales. 36 Multiculturalidad, Identidad y Globalización Multiculturalismo y globalización "El origen de numerosos conflictos étnicos del mundo actual está en problemas imputables a la manera en que el Estado-nación moderno encara la diversidad étnica. Las políticas sociales, culturales y educativas seguidas por los Estados reflejan directamente estas tensiones. (...) Una educación realmente pluralista se basa en una filosofía humanista, es decir, en una ética que considera positivas las consecuencias sociales del pluralismo cultural". Hemos mencionado cómo el fenómeno actual de la "globalización", que tiene como eje conductor la revolución tecnológica e informática de las comunicaciones, rompe las múltiples fronteras culturales, pero también las de los Estados-nacionales. Una suerte de "homogeneización" se instala, amenazando desplazar o destruir a nivel del orbe los referentes tradicionales nacionales y culturales a través de los cuales los pueblos se han venido autocomprendiendo. Constatamos nuestras semejanzas y diferencias con otros pueblos, en nuestras aspiraciones y problemas. Nos asombramos desde el Perú al descubrir que los procesos de descolonización a nivel mundial (en el cercano oriente, en el sudeste asiático, en el África, etc.) y la caída del bloque soviético (o segundo mundo) coinciden con la emergencia de un nuevo tipo de reclamo que -a pesar de las grandes diferencias de acentos- nos suenan familiares, pues giran en torno al tema de la identidad, sea ésta nacional o cultural. Dichos reclamos, provenientes de la pluralidad de culturas -antes más o menos silenciosamente acopladas- han llevado en muchos casos al desmembramiento de los Estadosnacionales modernos. Surgen por doquier gritos de reclamo por "políticas de reconocimiento", al interior de los países y en las relaciones internacionales. En este marco observamos, con inquietud, el surgimiento de fundamentalismos religiosos y terrorismos nacionalistas sanguinarios. Programa de Actualización - Titulación 2006 - Facultad de Ciencias El tema de la llamada "globalización" de la cultura plantea, pues, bajo una nueva luz la tensión entre la "universalidad" que requiere la noción de identidad nacional en todo Estado nacional y constitucional, y la "particularidad" de las múltiples culturas que normalmente se hallan a su base, y que claman por un respeto y reconocimiento en su singularidad. El debate filosófico contemporáneo entre los defensores del "comunitarismo" y del "liberalismo" -en torno a los fundamentos sobre los que deben levantarse las democracias constitucionales contemporáneas- permite ilustrar la tensión entre el reconocimiento y respeto que reclama la "multiculturalidad", por un lado, y la "universalidad" y homogeneidad formal de los derechos civiles del individuo en todo Estado-nacional, por el otro, sobre cuya base y de modo contractual deben configurarse los estados políticos y sus constituciones, con independencia de los reclamos de las colectividades particulares que los integran. Esta discusión, posiblemente planteada desde la aparición del texto del norteamericano liberal John Rawls, Teoría de la Justicia, reabre un viejo debate que se dio en el siglo XIX entre los liberales individualistas defensores de las "sociedades abiertas" y aquellos pensamientos "liberales" y críticos que gestaron los estados totalitarios del siglo XX, debate que hunde sus raíces en los orígenes de la modernidad, y que también puede verse representado por las lecturas antagónicas de Kant y de Hegel. Sin embargo, los interlocutores han cambiado mucho. El pensamiento liberal que representa John Rawls se ha visto enriquecido por los aportes del alemán Jürgen Habermas que, si bien procede de las canteras de la crítica neomarxista de la antigua Escuela de Frankfurt, se alínea decididamente con el formalismo kantiano para reforzar los argumentos de esta concepción. No se trata de defensores del neo-liberalismo que -dejando todo en manos de un mercado auto-regulador- representa una caricatura del mismo, sino de los grandes defensores de una concepción liberal y contractualista que permite la articulación entre el Estado y los derechos universales de los individuos, fundamentalmente aquel de "justicia". Sus planteamientos inmediatamente suscitaron la respuesta crítica de determinados filósofos a los que se les denominó "comunitaristas". Éstos, a su vez, no han de ser confundidos con los "comunistas" ni ser tildados, como equivocadamente lo hace Fukuyama, de "enemigos principales de la democracia", pues son todos defensores de las democracias constitucionales, e incluso se autodenominan "liberales", aunque de otro cuño. Los representantes de esta respuesta crítica -como los filósofos católicos Alisdair McIntyre y Charles Taylor, y el filósofo judíonorteamericano Michael Walter- se nutren de fuentes aristotélico-escolásticas o hegelianas, aunque sus posiciones no son enteramente uniformes. Ellos se presentan no sólo como defensores de la "multiculturalidad", sino de la concepción de los individuos a partir de sus pertenencias previas a comunidades o sociedades colectivas culturales. Éstas no son "elegidas" de entrada; se trata más bien de comunidades que se articulan desde los núcleos familiares, comunales y nacionales, con un entramado de valores, motivaciones y deberes tradicionales de los Estados, consagradas en sus constituciones, sólo pueden ser "formales", abstractas y "neutrales", basadas en consensos y en pactos colectivos. Si se les diera Multiculturalidad, Identidad y Globalización 37 Universidad Nacional de Educación un contenido específico a lo que se entiende por "justicia", optando por un concepto determinado de "vida buena", se arriesgaría coartar los derechos universales de cada individuo, como el derecho a optar por distintas costumbres culturales, a opiniones divergentes, o a creencias políticas, religiosas y axiológicas determinadas, entre otras cosas. Manteniéndose en un nivel puramente formal, se pretende rendir justicia a todos por igual. Las principales críticas dirigidas a esta posición consisten en acusarla de ser "ciega" e irrespetuosa respecto de las diferencias culturales, el de carecer de un reconocimiento político de las mismas -puesto que sólo es normativo lo que vale para todos-, y el de negar de este modo la identidad de las distintas colectividades culturales forzándolas a integrar moldes "homogéneos" que les son ajenos. La proclamada "neutralidad" del concepto "formal" liberal de justicia es además engañosa, puesto que ella enmascara un "eurocentrismo" y el prejuicio de la hegemonía de la cultura occidental. Por último, no solamente en las constituciones liberales no se recogen las apiraciones de las colectividades multiculturales, sino que no se garantiza la supervivencia de ninguna. Frente a estas críticas, Habermas quiere fortalecer la tesis liberal sosteniendo que es fundamental distinguir entre una noción amplia de "cultura", que puede ser distinta según los grupos de ciudadanos que constituyen una nación, y la "cultura política", aquella del respeto mutuo por los derechos de todos. Él piensa que de ese modo, la democracia constitucional también garantiza "iguales derechos de coexistencia" a las colectividades "multiculturales". Los "derechos colectivos" de estos grupos culturales son los derechos individuales de libre asociación y de no discriminación. Pero él es muy claro en señalar que esto no garantiza en absoluto la supervivencia de cultura alguna. Afirma que las culturas no pueden ser abordadas ni tratadas desde los proyectos políticos como si fuesen "especies en vías de extinción", pues esto las privaría de su organicidad vital e incluso de su 38 Multiculturalidad, Identidad y Globalización libertad intrínseca de revisar, criticar e incluso rechazar elementos heredados de sus propias identidades culturales. En este sentido, Habermas ha pretendido "dar un paso" para tender puentes entre el "universalismo" de la "cultura política", y el "particularismo" de la "multiculturalidad". Su concepto de "cultura política" da, a su vez, lugar a un nuevo concepto de identidad nacional o de patriotismo, que no gira en torno a los "nacionalismos" o a las "tradiciones culturales", que tienden a ser excluyentes entre sí el recuerdo del nacionalismo nazi es un fantasma que para este alemán constituye fuente profunda de recelo y desconfianza. Considera necesario reinterpretar la noción de "identidad nacional "desde una suerte de "patriotismo constitucional", es decir, que gira en torno a una legalidad constitucional. De esta última caracterización de la "identidad nacional", un Estado-nacional como el peruano podría beneficiarse enormemente. Los comunitaristas, reaccionando contra el liberalismo, insisten en el concepto de comunidad versus el concepto del Estado, como fuente de cohesión entre los hombres. El individuo no viene primero, sino la comunidad en donde nacemos, crecemos y nos educamos, en un horizonte dialógico de valores, afectos y lazos de solidaridad. No son los "derechos" individuales los normativos, sino los "deberes" que nos atan solidariamente a los valores de la tradición. Son asociaciones "naturales", no "contractuales" ni fruto de "pactos voluntarios" o "consensos" a posteriori. Pero la comunidad no es un destino fatal. Encarna un contenido determinado de "bien común" y de "vida buena", un conjunto de valores que forman el tramado de nuestra existencia y a partir de los cuales nos relacionamos con la naturaleza, nuestros congéneres y, eventualmente, con la trascendencia. Es a partir de las comunidades que los individuos en su unicidad crean sus identidades autónomas y responsables reflexionando sobre sus propias herencias culturales. Esta idea del "bien común" que pertenece esencialmente a toda colectividad cultural es la que los comunitaristas pretenden sea recogida por Programa de Actualización - Titulación 2006 - Facultad de Ciencias el Estado. Éste no sólo debe respetar los derechos formales de los "individuos" atómicos; debe asegurar el respeto y el reconocimiento de las distintas comunidades culturales y sus diferencias; en otras palabras, el Estado debe articular una "política del reconocimiento" colectivo. Los comunitaristas consideran que esto no es garantizado por el concepto "liberal" del Estado, puesto que éste está moldeado a partir de la idea de los "derechos (formales) de los individuos". Sin embargo, Taylor también intenta tender puentes con el "universalismo liberal". Es, por ende, crítico de las formas extremas que asumen ciertos defensores del multiculturalismo", sobre todo aquéllas desconstruccionistas o post-modernas, que propugnan la total disgregación entre las culturas puesto que toda "fusión entre culturas", "fusión de horizontes" o "interculturalidad" la interpretan en términos de relaciones de poder, ya no de solidaridad ni de respeto mutuo. El mismo Taylor, propone -y esto es retomado por Walter- un tipo sui generis de liberalismo en el que el Estado se compromete a salvaguardar la supervivencia y florecimiento de las distintas colectividades nacionales, culturas o religiones en su seno, y desde las cuales dichas comunidades puedan eventualmente optar consensual o contractualmente por un liberalismo del primer tipo, es decir, por un Estado con una constitución que consagre una noción de "bien común" y de "vida buena" puramente "formal" y "neutral". El debate no está cerrado. ¿Hasta dónde se pueden recoger y tolerar las diferencias culturales dentro de un Estado que quiere asegurar la "identidad nacional" en un proyecto histórico común? ¿Hasta dónde tolerar el relativismo cultural y los excesos de los nacionalismos y fundamentalismos? Pero, por el otro lado, ¿hasta dónde tolerar la homogeneización hegemónica de una concepción universalista del Estado y de la Constitución, que suprime los derechos de las colectividades, incluso aquel de subsistir? No solamente la discusión actual a nivel filosófico, sino el debate académico en gene- ral, han permitido sacar a la luz el reto de la "interculturalidad" o "multiculturalidad" respecto de las identidades nacionales. Esta discusión también ha aflorado a nivel de organismos internacionales, como la UNESCO, en torno a la relación entre cultura y desarrollo (op.cit.). Cabe aclarar que "las publicaciones anglófonas prefieren emplear la palabra multicultural, mientras que la literatura francófona utiliza el de intercultural", términos que, en el contexto de esta reflexión, nosotros preferiremos mantener separados por razones metodológicas. En efecto, preferimos utilizar la acepción "intercultural" para referirnos a la "fusión de horizontes" entre las culturas, o al establecimiento de puentes inter-culturales, dentro del proceso que hemos denominado "mundialización". En cuanto a las reflexiones a nivel de organismos internacionales, éstas han permitido plantear las dificultades de establecer puentes entre un desarrollo globalizado en los frentes económicos y educativos, en cuanto acceso a la tecnología avanzada y sus beneficios, y las colectividades "multiculturales" que se ven avasalladas e incluso amenazadas en su supervivencia. Dichas dificultades que conciernen las relaciones entre el primer y el tercer mundo, o las relaciones entre el hemisferio "norte" desarrollado y el "sur" en "vías de desarrollo", son dificultades que se replican al interior de la gran mayoría de Estados-nacionales de la tierra, tanto de un hemisferio como del otro. Ya se mencionó que los 200 Estados que se reconocen a nivel mundial albergan 10,000 sociedades culturales distintas. Esto significa que los Estados constituyen organizaciones superpuestas a una "multi" o "pluriculturalidad" que puede presentar conflictos internos en torno a sus respectivas nociones de identidad nacional. Sin embargo, ha de destacarse que la noción de "identidad nacional" aplicable a los Estados-nacionales se considera mundialmente hoy condición indispensable para el desarrollo, y para la ulterior normalización de las relaciones internacionales, basadas en una política del "reconocimiento inter-cultural". Multiculturalidad, Identidad y Globalización 39 Universidad Nacional de Educación A la luz de lo anterior, y para terminar este acápite, nos pronunciamos brevemente respecto de lo que consideramos son aspectos rescatables -y descartables- en las posiciones antagónicas de liberales y comunitaristas. Lo rescatable en el liberalismo es su universalismo, que puede pensarse, no sólo como elemento de cohesión y unidad en los Estados-nacionales, sino como elemento indispensable en el fenómeno que más arriba hemos designado como el de "mundialización". Por un lado, el fortalecimiento de las "identidades nacionales" que puede darse en los Estados-nacionales a partir de una noción de justicia constitucional formal fruto del consenso de sus miembros, más allá de sus intrínsecas diferencias culturales, se ha reconocido mundialmente como necesario para asegurar la distribución más equitativa del desarrollo y del acceso a los beneficios económicos y tecnológicos de los Estados más avanzados, y para asegurar la paz mundial. En otras palabras, el fenómeno de la "mundialización" no es concebible sin una consolidación de los Estados-nacionales. Asimismo, la desintegración de los Estados-nacionales, cediendo a los múltiples reclamos nacionalistas, hace peligrar dicha paz mundial y es contrario a las conquistas de la humanidad que se reconocen, por ejemplo, en la Carta de las Naciones Unidas. La mediación del Estado, por ende, como fuerza aglutinadora, garantía de la justicia y de los derechos formales de los individuos que los configuran, es algo a lo cual hoy, en el tercer milenio, no podemos renunciar. El 40 Multiculturalidad, Identidad y Globalización error del liberalismo es el prejuicio hobbesiano y moderno que lo sustenta: que la base de las sociedades y de los cuerpos políticos son "individuos atómicos" desiguales -que eventualmente se hallarían en una suerte de "guerra generalizada de todos contra todos"- por lo que el "contrato" o "consenso" se impone ora para garantizar la supervivencia del cuerpo social, ora para garantizar una distribución más equitativa del bien común. Lo rescatable del comunitarismo es más bien su concepción del hombre en el punto de partida, como perteneciente a una comunidad cultural tradicional de valores compartidos a partir de la cual emerge como individuo responsable. El error del comunitarismo, a nuestros ojos, salvo en casos en que se reconoce la posibilidad de "fusión de horizontes culturales", es la insistencia en la multiplicidad de discursos, que resulta profundamente discutible cuando una serie de Estados-nacionales que se dicen pertenecientes a los organismos internacionales y suscriptores de sus compromisos universales, apelan a las diferencias de sus "identidades culturales" para justificar atentados en sus territorios contra aquellos derechos del hombre que se reconocen universalmente a nivel internacional. Se pueden conciliar las posiciones de liberales y comunitaristas subrayando la necesidad de fortalecer las "identidades nacionales" de los Estados-nacionales a través del consenso sancionado en las constituciones políticas que garantizan los derechos formales de todos los individuos en su seno, más allá de diferencias culturales, étnicas, religiosas, etc. Pero también señalando que esta "identidad nacional" y fortalecimiento del Estado-nacional no puede emanar de los estados a modo de una "imposición" superior y forzada, ni a modo de un mero contrato o consenso entre "individuos atómicos" a su base. Dicha identidad del Estado-nacional no está reñida con una posibilidad intrínseca a la propia constitución de la vida y experiencia de los hombres, tanto en su condición de individuos como de colectividades. Es necesario rescatar la idea comunitarista que los seres huma- Programa de Actualización - Titulación 2006 - Facultad de Ciencias nos no somos individuos atómicos o "mónadas sin ventanas", sin comunicación con el otro. El proceso de "mundialización" podría ser pensable desde un comunitarismo al modo como lo deja esbozado Edmund Husserl en su teoría de la intersubjetividad y en su concepción de la constitución de las "personalidades de orden superior". Según su concepción, así como los "horizontes" de las experiencias individuales están en permanente síntesis o fusión con los "horizontes" de otras experiencias individuales, del mismo modo existe en la constitución intrínseca de la vida y experiencia de los pueblos la posibilidad de síntesis o fusión de sus horizontes, sin renegar por ello de sus respectivas particularidades y horizontes. La identidad del Estado-nacional, que ha de ser consagrada en sus instituciones jurídicas y fundamentalmente en su constitución, tiene primero que constituirse como telos de modo vivido en las comunidades culturales que se hallan en su seno, a través de una praxis histórico-teleológica responsable (Salomón Lerner Febres). BIBLIOGRAFÍA • Abrahams, Roger D. y Rudolph C. Troike (1972). Language and Cultural diversity in American Education. University of Texas. Prentice-Hall, INC. USA. • Aidesep-Terra Nuova (1995). San Lorenzo: Salud indígena, Medio ambiente, Interculturalidad. Los cuadernos de San Lorenzo. • Ansión Mallet, Juan y Madeleine Zúñiga (1996). Interculturalidad y educación en el Perú. Documento de Trabajo. Foro Educativo. Lima. • Bouysse Cassagne, Therese (1987). La identidad aymara. Aproximación histórica (siglo XV, siglo VXI). HISBOL-IFEA. La Paz. • Bellier, Irene (1983). "Mai Juna: Los orejones. Identidad cultural y proceso de aculturación". 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