maternidad: descartado

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Fecha:
12/09/2009
Sección: SUPLEMENTO
Páginas: 10-13
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MATERNIDAD:
DESCARTADO
Texto Jordi Jarque
Hace unos años era inconcebible, incluso mal considerado, que una mujer decidiera
no tener hijos, pero de cada vez hay más mujeres que deciden no ser madres ya sea
por ausencia de instinto maternal o por incompatibilidad con su carrera profesional
“Cuando era más joven ni me planteaba el tema
de ser madre. Podía ver niños a mi alrededor,
pero mi cuerpo nunca me dio señal alguna para
que se me despertara el instinto materno. Los
niños no me llamaban la atención. En mi primer
matrimonio, mi chico quería tener hijos, y yo ni
loca”. Es el testimonio de Giselle (nombre ficticio
porque prefiere no ser identificada), diseñadora
de 44 años. Sigue sin tener hijos. Más adelante
explica cuál es su proceso.
Diana Pérez, 38 años, psicóloga y profesora de
yoga, tampoco tiene hijos, ni piensa tenerlos.
Al menos eso es lo que cuenta a ES. “Cuando
reflexiono sobre la maternidad, recuerdo que ya
siendo jovencita, con 13, 14 o 16 años, me costaba
conectar con aquellas chicas que aseguraban querer tener una familia. No entendía que su objetivo
fuera tener pareja e hijos. Yo creo que la vida es
algo más que todo eso. Y no digo que formar una
familia no sea importante, pero hay tantos matrimonios que no funcionan o madres que se quejan
de tener hijos, que un acto tan importante como
dar a luz se frivoliza o se usa de forma egoísta.
Se mezclan necesidades personales con amor
incondicional. Esto último es lo que requiere un
hijo y no ser el resultado de una decisión motivada por querer llenar el vacío personal. Pienso
que en algunas ocasiones no se tiene conciencia
de lo que implica ser madre y responsabilizarse
del desarrollo y formación de un pequeño ser
humano que depende de ti. Es muy serio. Prefiero
no tener hijos”.
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Otra mujer, Mary Gaitskill, autora de relatos
cortos y de algunas novelas, participó en un libro
colectivo titulado Maternidad y creación (Ed. Alba), donde aporta su condición de mujer sin hijos.
“Nunca he querido tener hijos. De pequeñita, la
idea no me interesaba en absoluto (…) A los veinte
años, pensaba lo mismo, y así se lo dije a un novio
que tuve durante dos meses, a quien ofendí mucho. ‘¿No crees que es una idea muy egoísta?’, me
preguntó. Yo me ofendí todavía más; le dije que
se fuera a la mierda, di media vuelta y me largué,
furiosa, al ver que se había sentido con el derecho
de juzgarme por un tema que me afectaba exclusivamente a mí. El tema de la maternidad para mí
estaba claro y lo siguió estando durante años. No
tenía la sensación de estar sacrificando el hecho
de tener hijos por mi carrera de escritora o por
mi independencia. Se acercaba más a un sentimiento visceral: simplemente no quería tenerlos
(…) Hoy tengo cuarenta y cuatro años. Sigo sin
querer tener hijos, pero mis pensamientos y mis
sentimientos son ahora más complejos (…). Mi
respuesta sigue siendo no, no creo que sea egoísta
no querer procrear en un mundo enormemente
superpoblado (de hecho, tener hijos sólo por no
ser egoísta sí que me parece un acto realmente
egoísta)”. Actualmente Marry Gaitskill tiene 54
años y no tiene descendencia.
Tal vez a algunas personas les pueda parecer
extraño leer las vivencias de estas mujeres y otras
más que aparecerán a lo largo de este reportaje,
pero actualmente no son la excepción. Catherine
Hakim, investigadora del departamento de Sociología en la London School of Economics, señala
que en Europa, el 20% de las mujeres no tienen
hijos, cifra que en Alemania llega al 30% (la cifra
porcentual más elevada de todos los países europeos). Y Margarita Delgado, socióloga del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC),
constata que en España poco más del 40% de las
mujeres entre de entre 20 y 44 años no tienen
ningún hijo. Y a partir de los 40 años, una de cada
cuatro de estas mujeres que no son madres afirma
que no quiere tenerlos. ¿Significa esto que todas
ellas carecen de instinto maternal o no tiene nada
que ver o es un ejercicio de responsabilidad ante
las circunstancias económicas actuales o hay más
libertad para decidir o es una mezcla de todo eso?
No es tan sencillo. Es un cúmulo de factores, y
también depende del proceso de cada mujer.
Pilar Díaz, psicóloga, comenta que en general las
mujeres son ahora más independientes, no están
tan sometidas a los convencionalismos, ni están
tan atadas a la tradición familiar según la cual lo
que se espera de una mujer es que se case, tenga
hijos y cuide al marido. Las mujeres se rebelan
a ser marionetas, quieren pensar por sí mismas
y decidir de una manera consciente. Si deciden
tener hijos es porque así lo desean y si no, pues
no. “De todas maneras, no hay tantas mujeres que
de forma inamovible no quieran tener un hijo.
Yo sólo me he encontrado con una que diga que
nada de nada. Después hay otras muchas que
ponen condicionales: cuando encuentre la pareja
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EN FAMILIA
Las mujeres se lo piensan más antes de pasar a la
condición de madre, parece que son más conscientes. Al menos eso es lo que afirma Corinne
Maier, de 45 años, economista, psicoanalista,
autora del libro No Kid. 40 buenas razones para
no tener hijos (Ed. Península), estandarte del
movimiento Child-Free, cuyo libro despierta
sentimientos encontrados por sus comentarios
contundentes: “Tener un hijo es la mejor manera
de no tener que plantearse el sentido de la vida,
porque todo gira en torno a él”. También dice que
la educación “nos lleva a creer que si una mujer
decide no tener hijos es egoísta, estéril o lesbiana
o fea, y que acabará abandonada y tal vez alcohólica en un sórdido cuartucho del peor barrio de la
ciudad”. “Una gran amiga belga es libre y feliz, hace lo que quiere y ha decidido ser una mujer sabia
y gozosa sin ser madre, como Simone de Beauvoir, Marguerite Yourcenar, Hannah Arendt,
Gloria Steinem…”, afirma. La postura de Corinne
Maier contrasta con la de Eva Herman, perio- œ
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RAIMUND KOCH / GETTY
adecuada, cuando haya estabilizado mi situación
profesional. Otras tienen miedo y lo encubren
con cualquier excusa. Miedo a no saber cuidar al
bebé, a no ser una buena madre, a no dar todo lo
que necesita la pequeña criatura, a dejar de ser
autónoma. El problema no es tener miedo, pues
quien más quien menos, en mayor o menor grado,
puede tener miedo. El problema es la falta de coraje para mirar cara a cara el miedo, afrontarlo o
no”. Para finalizar Pilar Díaz quiere destacar que
tener un niño “produce más respeto que antes”.
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SIMONE
DE BEAUVOIR
Novelista y filósofa
Su sentimiento era antimaternal: la mujer es realmente
un hombre, con el inconveniente de que su cuerpo está
expuesto a la reproducción
CONDOLEEZZA
RICE
Ex secretaria de Estado de EE.UU.
No tener hijos le ha valido
muchas críticas a nivel político.
Es muy religiosa, por lo que no
haberse casado puede haber
sido un motivo
CHARO
LÓPEZ
Actriz
“Me encantan los niños,
aunque nunca me planteé
ser madre. Cuando empecé
a pensar en ello, se me había
pasado el arroz”
EL
PROBLEMA:
ESCOGER
ENTRE SER
MADRE O
PROSPERAR
dista de 50 años y autora del libro El principio
de Eva. Por una nueva feminidad (Ediciones, B).
Esta última contrapone el trabajo y la maternidad.
E invita a que las mujeres se opten, según afirma ella, por cumplir la función biológica que las
diferencia de los hombres: engendrar bebés. “¿Por
qué el capital aliado con la progresía papanatas se
empeña en que renunciemos a ser madres por un
salario de miseria? (…) Lo que les estoy pidiendo
a las alemanas y las europeas más jóvenes es que
se planteen si vale la pena renunciar a tener una
familia, un hogar, a disfrutar plenamente de ser
mujer… a cambio de un triunfo que es una quimera y de unos sueldos ridículos”. También afirma
que la maternidad forma parte de la feminidad.
¿Es así? ¿De alguna manera la mujer traiciona su
feminidad si decide no tener hijos? ¿Es incompatible la maternidad con la carrera profesional?
œ
Estas preguntas se pueden intentar contestar desde hipótesis y teorías antropológicas, culturales
y sociales, pero cada mujer es un mundo, un individuo, un ser en proceso. Verena Fried, austriaca
afincada en España, tiene 35 años. Es experta en
coaching personal y empresarial. No tiene hijos.
Explica a ES por qué ha llegado a esta edad sin
niños y cuál es su planteamiento ahora. “A los
24 años tenía muy claro que mi prioridad era mi
carrera profesional y que no me dejaría cortar
las alas por nada ni nadie. Quería desarrollar mi
talento. Y para mí el talento estaba asociado al
trabajo. Ni me planteaba tener hijos. No quería
tener niños porque se te cortan las posibilidades
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de prosperar en tu profesión. Al menos es lo que
sucede si trabajas para otras personas”. Esta dicotomía es un hecho que ha constatado la Cámara
de Comercio de Barcelona en un estudio que presentó el año pasado, donde mostraba su preocupación por la pérdida de talento femenino cuando
la mujer tiene que decidir entre la maternidad o el
desarrollo de su profesión. En este sentido, Anna
Mercadé, consultora y autora del libro Dirigir en
femenino (ed. Gestión 2000), habla de la necesidad de que en España se concilie la vida privada
y laboral. Como recuerda la socióloga Catherine
Hakim, cada país ha ensayado distintos modelos
para apoyar esta conciliación. Pero los resultados, en estos momentos, son poco alentadores y
algunos paradójicos. En Estados Unidos, donde
no hay medidas específicas para apoyar a las
futuras madres, el 11% de los puestos directivos
están ocupados por mujeres, lo que contrasta con
el 1,5% de Suecia, país que destaca precisamente por una legislación que prima la igualdad de
oportunidades para las mujeres. Es una paradoja.
La socióloga explica que las medidas protectoras
de los países escandinavos espanta a los empresarios. Resultado: contratan a menos mujeres. Las
dos terceras partes de las mujeres que trabajan en
Suecia lo hacen en el sector público. Verena Fried
asegura que sólo es posible conciliar profesión y
familia “si trabajas por tu cuenta”. “Por eso, ahora
me puedo permitir el lujo de plantearme tener
hijos”, añade. Pero primero pasé por una crisis alrededor de los 30 años, donde me replantée todas
las áreas de mi vida. Es primordial preguntarse
¿SE
CONSIDERA
MENOS
FEMENINA
UNA MUJER
SIN HIJOS?
quién eres, cómo eres, qué quieres hacer. Yo dejé
de trabajar para los demás, dejé a mi pareja y marché de Austria. Me di cuenta de que prevalece el
estereotipo de mujer perfecta que lo puede hacer
todo, y de ahí surge el miedo al rechazo. En lugar
de eso, es bueno que cada mujer reflexione sobre
su identidad femenina. En mi caso es cuando me
di cuenta de que realmente sí quiero tener hijos,
lo que no significa que si llegas a la convicción
interna de que no quieres bebés, no implica que
no seas femenina, desde luego”.
Maite Angulo, traumatóloga de 45 años, tampoco
tiene hijos. “Para mí es incompatible hacer guardias de 24 horas en el hospital con tener críos. He
visto qué sucede cuando una mujer se separa y
tiene niños. No me encaja el mundo laboral con
la responsabilidad de educar a los hijos. Cuando
tenía 24 años, al acabar la carrera de medicina,
me plantee qué tipo de vida quería. O crecía
profesionalmente u optaba por el sendero de mi
madre, que lo sacrificó todo por los hijos (somos
cinco hermanas). Decidí no entrar en el camino
de aquellas madres que se quejan porque los
niños reclaman todo su tiempo y piden dedicación. Me incliné por desarrollar mi profesión.
Es lo que me apetecía. También he de reconocer
que si mi pareja (con la que he estado viviendo
unos diez años) me hubiera pedido tener hijos,
yo me lo hubiera replanteado pero por amor a
él. Y también es verdad que cuando rompimos
pensé ‘qué suerte no tener hijos’. Más tarde me
he dado cuenta de que mi instinto maternal se ha
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ANGELA
MERKEL
Canciller de Alemania
Casada dos veces, ha sido
tajante al responder sobre su
elección: “Simplemente no
se ajustaban al camino de mi
carrera”
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canalizado a través de mi trabajo en algunas ONG
relacionadas con niños”. Maite Angulo dice que
no ha tenido problemas ni recelos de su entorno
familiar y amistades por su decisión de no tener
descendencia. De alguna manera mitifican la
maternidad. Pero ello no tiene por qué implicar
tener hijos. Como recoge la socióloga Josune
Aguinaga, autora de El precio de un hijo (Ed. Debate), en la sociedad todavía prevalecen algunos
mitos como que “las madres necesitan tener hijos
para su propia realización” o “es una experiencia
natural y necesaria para todas las mujeres”. Pero
la biología ya no es tan determinante. Murray
Stein, psicoanalista, autor de El mapa del alma
según Jung (Ed. Luciérnaga), recuerda que para
“los humanos el lado instintivo de la conducta
es mucho menos determinante que para otros
animales”. Aquí Stein introduce el concepto
consciencia o ser consciente de. A más consciencia puede haber “un aumento progresivo de la
libertad con respecto al puro instinto. Intervienen otros factores que Jung llama espirituales”,
y que pueden estar relacionados con la conquista
de la libertad.
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Alpinista
La montañera se ha planteado ser madre, pero lo ha descartado, ya que significaría
abandonar definitivamente
el alpinismo, su pasión
Teórica política
Fue una mujer que, militando siempre a favor de
la igualdad entre los sexos,
nunca quiso ser madre, pero
sí esposa
INSTINTO
MATERNAL
Con estas premisas, tal vez pueda empezar a
entenderse, como señala también la psicoanalista
Marion Woodman, coautora del libro Ser mujer
(Ed. Kairós), que sería bueno “empezar a hacer de
madre a nosotras mismas de manera más saludable. Nos ayuda a reconocer quiénes somos en todo
nuestro ser”. La vida es un largo proceso. Con
hijos o sin hijos. s
EDURNE
PASABAN
HANNAH
ARENDT
UNA PUEDE
REALIZARSE
SIN LA
NECESIDAD
DE SER
MADRE
No siempre el instinto
maternal tiene que ir
asociado a la decisión de
tener hijos. Marta Valero,
cantante y actriz de 33 años
recién cumplidos, explica
su experiencia. “No tengo
hijos. Pero cuando entré
en la universidad yo quería
tener cinco. Al romper con
mi novio con 23 o 24 años,
recuerdo que mi madre me
preguntó: ‘¿Y ahora con
quién tendrás hijos?’ En
aquel momento me dije a
mí misma que sencillamente
los tendría sola, sin pareja.
Con el paso del tiempo,
reflexionando y sintiendo,
me di cuenta de que tenía
asociado mi instinto maternal
con el hecho de tener hijos,
cuando en realidad el instinto
maternal va más allá de ser
madre. Y tomé conciencia de
que había hecho de madre
de mi hermano pequeño.
Al darme cuenta de eso, la
tensión por querer tener
hijos disminuyó”. Desde las
pasadas Navidades, Marta
Valero ya no quiere tener
hijos de cualquier manera
o sola. Primero quiere
conseguir un mínimo de
estabilidad profesional y una
pareja con quien compartir
toda esta experiencia. Se ha
puesto como tope los
37 años. “Con este horizonte
estoy más relajada y menos
ansiosa por tener niños.
Cuando cumpla los 37 años
ya me volveré a replantear
todo en función de mi
situación. Al fin y al cabo,
muchas veces ya hacemos
de madre y padre de otras
personas, aunque no sean
hijos propiamente dicho”. Se
pueden encontrar estudios
que relacionan el instinto
maternal con algún gen,
como el del canadiense Louis
Lefebvre, profesor de biología
de la Universidad McGuill
en Quebec. En 1998 publicó
en la revista Nature Genetics
que había hallado un gen
de los ratones que podía
tener un papel importante
en el desarrollo del sentido
maternal. A quienes no les
guste mucho la idea de los
ratones porque piensan
que el ser humano es algo
más que un roedor, mejor
escuchar lo que dice a ES la
diseñadora Giselle, quien
relaciona el instinto maternal
con las hormonas, y para
ella “este instinto implica
aprender a escucharnos.
Porque el instinto maternal
es cosa de dos, del niño que
ha de nacer y de la madre.
El instinto de madre no
depende sólo de la ella,
sino también del ser que
ha de venir. De hecho, él
te puede hacer sentir el
instinto, y él decide si nace
o no”. Y Giselle explica su
experiencia: “Cuando era
más joven me parecía muy
bien que hubiera niños, pero
ni me planteaba ser madre
porque mi cuerpo nunca dio
señal de querer serlo. Sin
embargo, cuando tenía 40
años, la noche de San Juan
y, sin que yo lo esperara,
supe que me había quedado
embarazada después de
tan sólo un año de relación
con el futuro padre. En ese
momento pensé que podía
ser la persona ideal, pero con
el embarazo descubrí que él
era un acojonado de la vida
porque enmudeció al saber
que podía ser padre. Pensé en
la posibilidad de abortar, pero
cuando vi los cambios que se
producían en mi cuerpo, sentí
la metaformosis que se daba
en todo mi ser, y decidí que
quería tener el niño. Se había
convertido en lo más querido.
Justo entonces me dijeron
que el bebé que llevaba
dentro había muerto. Hacía
48 horas que ya no respiraba.
Fue muy duro pero aprendí
que el instinto maternal va
más allá de una misma.
Hay quien está obsesionada
en tener hijos, como si el
hijo fuera una propiedad
más, una posesión, y hace
lo que sea sin pensar en las
consecuencias, sin pensar
en el ser que va a venir”.
Fue muy comentado, por
ejemplo, el caso extremo de
Carmen Bousada, la mujer
que fue madre de dos hijos
con 67 años y que hace pocas
semanas murió. Parece
que el ser humano todavía
tiene que madurar mucho
para aprender a gestionar
la libertad individual. Giselle
quiere destacar que “muchas
cosas se pueden comprar,
pero ser madre no. No hay
que olvidar que el mayor
acto creativo es concebir
un niño con amor, y eso no
tiene nada que ver con los
deseos o los caprichos de
aquellas mujeres que quieren
tener hijos para cubrir
sus necesidades egoístas.
Decir simplemente que me
gustan mucho los niños es
como decir ‘a mí me gustan
mucho los perritos’. El instinto
maternal no tiene nada que
ver con esto”.
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