Industrias argentinas - Biblioteca Virtual Universal

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Industrias argentinas
Eduardo Wilde
Ahora que toda la República se halla preocupada de la Exposición Continental, donde
ha podido apreciarse la fuerza productora del país, creemos oportuno hacer algunas
indicaciones sobre temas ligados a los resultados de ese acto llevado a cabo con el
concurso de todos los pueblos de la República.
En la Exposición se han presentado como testigos del trabajo nacional diversos artículos
que muestran el grado de desarrollo que tienen las diversas industrias que han preparado
esos artículos.
Allí vemos productos que nos muestran las industrias nacientes, las que ya tienen
alguna vida y las que han alcanzado un desarrollo completo.
Unas son debidas exclusivamente al trabajo individual, sin apoyo de los gobiernos, otras
más o menos directamente protegidas por la acción de los poderes públicos, y las más
que esperan para desenvolver una acción decidida.
Las industrias son como los niños: nacen débiles en general, incapaces de conducirse
por sí mismos, y necesitando la fuerza paternal para salvar las primeras dificultades.
Un gobierno debe ser para ellos como un padre para sus hijos.
Debe acordarles en los primeros tiempos todo su cuidado; debe educarlos, darles fuerza
y no abandonarlos a sus propios esfuerzos sino cuando tienen medios de ocurrir a sus
necesidades.
Examinemos cualquiera de las industrias que ya tienen vida propia en el país y nos
convenceremos de la verdad que encierra la idea apuntada.
La industria azucarera, por ejemplo, nació pobremente, necesitó al principio de todo el
apoyo del Gobierno y lo tuvo.
¡Cuánta protección fue necesaria allí para fomentar las plantaciones de caña! ¡Cuánto
esfuerzo de algunos gobiernos y de muchos particulares capitalistas!
Bajo tales auspicios, la industria azucarera progresó allí y hoy puede prescindir de toda
protección, bastándose a sí misma y enriqueciendo al país y a los que de ella se ocupan.
Un ejemplo análogo puede encontrarse en lo que se refiere a la producción de trigo en
algunos pueblos de la República.
Estamos todavía en la infancia en materia de industria, preciso es confesarlo, pero ciego
será el que no vea que ya nos preparamos a salir de ella, y saldremos tanto más pronto
cuanto más atinada y más decidida sea la protección que el gobierno acuerde a toda
tentativa destinada a suprimir la importación y aumentar la producción de los artículos
que pueden obtenerse en el país.
No pretendemos ser manufactureros ni eximirnos de pagar nuestra contribución a los
países extranjeros, pero sostenemos que esa contribución puede disminuirse mucho,
aplicando con criterio nuestros recursos al desenvolvimiento de lo que podemos
producir.
Felizmente el país parece que tiende a olvidarse algo de la política, aplicando su
actividad al trabajo productor.
Ya no se habla tanto de salvajes unitarios, de mazorqueros, de federales, de
conservadores y liberales, ni de porteños y provincianos.
Se aproxima pues el día en que los partidos tomarán otros nombres y otros fines y no
desesperemos de ver levantarse uno de estos días banderas que lleven escrito como
lema, en vez de aquellos apodos en cuyo nombre se degollaba y se perseguía, estos más
conformes con los fines de la humanidad:
"LIBRECAMBISTAS"
"PROTECCIONISTAS"
Nosotros seguiremos la última de estas banderas.
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