Ecos de la Costa

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Miércoles 10 de Octubre del 2007
Equidad y género en el narco
Miguel Ángel Sánchez Romero
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Con el decomiso de más de nueve toneladas de cocaína base, que eran transportada en el
barco atunero Macel, proveniente de Colombia, en diciembre del 2001 en las costas de
Manzanillo, Colima y tras las investigaciones realizadas por la Agencia Federal de
Investigación (AFI), se dio a conocer que la última persona que hizo contacto vía telefónica con
los tripulantes del Macel, momentos antes de su detención fue una mujer de nombre Sandra
Ávila Beltrán; sin duda alguna este decomiso, no sólo fue el más grande golpe al narcotráfico
en el sexenio de Vicente Fox, sino de la historia de la lucha contra los cárteles de la droga. A
partir de ese año, la AFI inició las investigaciones para dar con el paradero de Sandra Ávila,
quien era conocida como La Reina del Pacífico.
En mayo del 2002, Sandra Ávila cometió el error de denunciar ante el Ministerio Público de
Jalisco el secuestro de su hijo, versiones extraoficiales indican que tras el pago de 5 millones
de dólares, el hijo de Sandra fue puesto en libertad. Debido al alto monto solicitado por los
secuestradores a una mujer que no figuraba entre los empresarios más exitosos de la región, la
AFI atrajo el caso. Este hecho aportó nuevas líneas de investigación al proceso que ya seguía
a Sandra Ávila.
Para entonces, La Reina del Pacífico, por sus contactos e influencias en el mundo de la droga,
así como por dominar la zona marítima de Colombia a la Unión Americana, amalgamó un
mundo de lujo y poder, pero lo más sobresaliente de Sandra fue el haber sobresalido en un
mundo en donde las reglas las han puesto los hombres. La Reina del Pacífico no sólo logró el
control de la droga proveniente de Sudamérica, sino conformar y coordinar la “Federación de
Narcos” donde intentó crear sociedades de líderes de igual jerarquía entre los cárteles de la
droga, con el fin importar grandes cantidades de cocaína de Colombia, de una manera
ordenada y de beneficio común.
Descendiente y tercera generación de grandes capos como Miguel Ángel Félix Gallardo y
Rafael Caro Quintero, así como su vinculación con el Chapo Guzmán, Nacho Coronel, el Mayo
Zambada, los Hermanos Beltrán Leyva, con Don Diego y el Tigre en Colombia. La Reina del
Pacífico logró colocarse como la operadora logística más importante en la introducción de
droga procedente de Colombia.
Después de más dos décadas de servir y colaborar con el narco, Sandra Ávila fue detenida el
pasado 28 de septiembre por agentes del AFI en la Ciudad de México, cuando viajaba a bordo
de su camioneta BMW en la que casualmente viajaba sin escolta; sin oponerse al arresto, La
Reina del Pacífico fue trasladada a las oficinas de la CIEDO. En sus primeras declaraciones de
buen humor y segura de sí, declaró dedicarse al hogar y al comercio, negando las acusaciones
que la vinculaban con el narcotráfico y la delincuencia organizada, también alegó que su
detención era producto de una orden de extradición solicitada por Estados Unidos y la DEA, sin
más declaraciones se despidió sonriente de la prensa y del juez deseándoles un feliz día.
Con la detención de La Reina del Pacífico y su novio el Tigre y con la incautación de 12
toneladas de cocaína en Tamaulipas hace apenas unos días, el Gobierno Federal reafirma su
compromiso de combate al narcotráfico, pero lo más trascendental de lo ocurrido ha sido, ver
como la realidad ha superado la ficción. Hasta hace unos días Camelia la Tejana y la Reina del
Sur eran personajes inventados, la primera en un narcocorrido de Los Tigres del Norte y la
segunda en una novela de Arturo Pérez Reverte. Sandra Ávila Beltrán, La Reina del Pacífico
ha hecho de la ficción una realidad y ha demostrado que la equidad y género también se ha
hecho presente en el misógino mundo del narco.
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