jiberced Orgapo äe su Veperable Oräep Cercera y (ofraäías Dirección y Administración: Silva, 25.—Madrid (12).— Teléfono 12803 15 DE SEPTIEMBRE DE 1935 «(> NUM. 9 S 13 M .A.. P. 10 La nota mariana en la Orden de la Merced, por M. Michel Even.—El V. Fr. Alonso de Arequipa, por Fr. Guillermo Vázquez. —Un niño ejemplar. Antonio Martínez de la Pedraza, por Fr. Antonio Silva. —.A Santa Trahamunda .de Poyo (poesía en gallego), por Fr. José S. Crespo.—Página Misional.—San Jerónimo (poesia), Lope de Vega.—Luz eléctrica sin cables?, por V.—Notas de la Vida Católica, por X. —Por las Rías altas de Galicia, por Fr. G. V. Radiograma por Vján.—Nyvt.icias.—Necrologia.—Bibliografía. LA NOTA MARIANA EN LA ORDEN DE LA MERCED En un reciente artículo sobre «Ei lugar que la Santísima Virgen debe ocupar en nuestra vida cristiana» (1) recordábamos la necesidad que cada uno de nosotros tiene de conocer la doctrina mariana, para cimentar sólidamente la verdadera devoción a Nuestra Señora. Para ello exponíamos una vez más los principios fundamentales y tradicionales de la Iglesia, y añadíamos un breve resumen de la doctrina, que poco a poco se va haciendo común, del Beato Griñón de Montfort. Este gran misionero es eco fiel de la tradición católica, estudiada muy a fondo. Una de sus fuentes principales es el opúsculo titulado La santa esclavitud de la admirable Madre de Dios, por el santo arcediano de Evreux, Boudon. Esta idea de la esclavitud mariana no (1) LA MERCED de 195, pg. 97. — constituía una novedad en la Iglesia, pues era popular en España, donde el P. Bartolomé de los Ríos, agustino, y otros que ahora veremos, se hicieron apestóles de esa forma de servidumbre desde principios del siglo XVI. Esta doctrina de la esclavitud mariana es tradicional particularmente en la Orden de la Merced. He aquí lo que acerca de ello dice el P. Nazario Pérez, S. J., en su opúsculo: La Esclavitud de Nuestra Señora según los autores ascéticos y místicos españoles (1929): Por fin, las otras Ordenes religiosas y especialmente la de la Merced y la Compañía de Jesús, con sus Congregaciones marianas, propagaron esta devoción, con algunas variantes accidentales (p. 19). La idea de la Esclavitud de Nuestra Señora, entendida como una donación completa a María, como un acto de 257 — abandono entero a la Santísima Virgen, es muy antigua en España. Una de las Congregaciones más célebres de Madrid era la de Esclavos de Nuestra Señora de los Remedios, fundada en el convento de la Merced en 1610 por el P. Juan Villoria, y a cuyo frente se puso, a su llegada a España, la princesa Isabel de Francia, hija de Enrique IV, con su esposo el Príncipe de Asturias, luego Felipe IV (1). Poco menos importante era la Esclavitud de Nuestra Señora de la Merced, establecida en el convento de Sevilla, cuyos Estatutos hizo en 1615 el P. Fray Pedro de la Serna. Pero a este fondo común de una perfecta devoción a María, el espíritu mariano mercedario puede y debe añadir alguna cosa especial y personal. Cada familia religiosa tiene su nota particular en el concierto universal de alabanzas a la Santísima Virgen, en la práctica de la fidelidad a la Reina de todos. Esta diversidad es lo que constituye el encanto de la Iglesia. La belleza del jardín depende de su variedad, dice San Francisco de Sales. Hay que evitar el oponer una devoción a otra, una muestra de amor filial a otra. Tal estrechez de espíritu nos conduciría a extremos ridículos y absurdos. Por esto tenemos el derecho y aun el deber de investigar cuál es el espíritu particular y la tradición de cada Orden religiosa. Por lo que toca a la Merced, parece que la Santísima Virgen espera de esta Orden (que ella misma fundó) alguna cosa especial. Veamos en qué consiste: En un documento extraordinariamente curioso, el General, venerable Natal Gaver (en 1445), escribe a su discípulo Fray (1) Remón, Fr. Alonso: Historia de Nuestra Señora de los Remedios. Madrid, 1617. — Bartolomé Ledo, contestando a ciertas críticas: «No hay que extrañarse de las contradicciones que padece la Orden, pues Cristo y su Iglesia y los santos, han padecido todo eso. Hijo queridísimo: nosotros hacemos todo lo que hacen los demás religiosos, y además de eso, con las limosnas de los fieles, libramos a nuestros prójimos de manos de los enemigos de la fe». «Y si otros religiosos predican, también nosotros predicamos; y si ellos celebran los divinos oficios, también nosotros los celebramos; y si ellos alaban a Dios con el canto y la salmodia, eso mismo hacemos nosotros; y si ellos tienen manos, lengua, pies y cabeza, también nosotros las tenemos; si otros son letrados, también entre nosotros hay muchos semejantes; y si a ellos, porque sirven a Dios y hacen las cosas dichas, les dan limosnas, también a nosotros; y si a ellos, porque prestan servicios espirituales al pueblo, éste les provee de lo temporal, también a nosotros, porque somos semejantes a ellos y ejercitamos iguales ministerios; y además de eso, realizamos aquella santísima obra que Cristo Nuestro Señor y Salvador llevó al cabo, siguiendo nosotros sus pisadas), cY por eso te dije antes que los frailes de la Orden de la bienaventurada Virgen de la Merced, conviene que sean letrados y necesitan más de la sabiduría y del estudio de varias ciencias, pues tienen que tratar con los enemigos de la fe, y cuando están entre ellos, defender nuestra fe y disputar con ellos y dar razón de lo que creemos si son preguntados por los malditos sarracenos, como sucede con muchísima frecuencia». «Y si ven que algún cristiano quiere apostatar de la fe entre ellos, es necesario que nuestros frailes sean hombres 258 — NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED, de V. L. Representa esta imagen a Nuestra Madre sentada y presidiendo el coro, como está mandado en las Constituciones, pues la primera silla es para ella. — 259 — capaces de decirles palabras salvadoras sacrificio con dar la vida por sus hermanos. y apartarles de tal propósito». La Orden de la Merced está llamada, Que la Orden de la Merced haya sido por tanto, desde su fundación, a hacer lo fundada por la Santísima Virgen, es una que hacen las demás Ordenes, y así lo tradición que se remonta a su origen y hizo desde su origen, pero a los tres que no puede seriamente ser discutida. votos comunes de religión añade el Las discusiones han confirmado el hecho cuarto de redención, por el cual el rel- de la aparición a San Pedro Nolasco el gioso de la Orden debe estar pronto, no 1.° de agosto de 1218. El citado P. Natal Gaver, en su delisólo para ir a redimir cautivos, sino también a dar su vida para librar el alma cioso opúsculo Espejo de los frailes de la bienaventurada Madre de Dios María del cautivo, en peligro de apostasía. He aquí en qué términos, sublimes por de la Misericordia de la redención de su sencillez, lo exponen las primeras cautivos, refiere con un candor y encanConstituciones de la Orden: «Alegre- to incomparable la aparición de la Santímente los frailes de la Orden estarán sima Virgen: «Esta Orden santísima y cristianísima prontos en todo tiempo para dar su vida como Jesucristo la dió por nos- tuvo su principio en una revelación divina, comunicada por la Santísima Virgen otros» (1). Pero si la Orden tiene como fin princi- María, en la forma que sigue: pal rescatar cautivos cristianos, y esa es «En el año del Señor de 1218, en las su característica, también es verdad que calendas de agosto, a saber el día pridesde su origen aplicó todos los medios mero del mes, en el ario VII del pontifide acción del ministerio ordinario: así cado del señor Papa Inocencio «Como el devotísimo varón Pedro de ejercitó las armas contra los infieles, como orden militar que era, y la hospi- Nolasco, de Mas-Saintes-Puelles, en la talidad, y el culto divino, y la vida de diócesis de San Papoul, domiciliado en apostolado, ministerios complementa- Barcelona, se hubiese ofrecido a Dios, nos, pero sustanciales y esenciales de ejercitándose por largo tiempo en obras de misericordia, principalmente en la resu institución, Todo esto se halla confirmado por dención de cautivos, rogando a Dios con documentos indiscutibles, recientemente mucho fervor le manifestara si su emexhumados, que ha sido preciso buscar presa le era grata y merecedora de vida y publicar para responder a determina- eterna, Dios quiso confortarle e instruirdas polémicas, que esta documentación le de su voluntad, por medio de la Madre de Nuestro Señor Jesucristo». ha enterrado. De ella resulta que la Orden es serne- «Y son de notar las palabras que la jante a las demás en su vida religiosa Santísima Virgen dijo al santo varón esencial, a la que añade dos notas ma- cuando le apareció: Dios Padre, Hijo y nanas: una como fundada por la Santí- Espíritu Santo, llevado de su gran misesima Virgen y otra personal, que nace ricordia y del amor que tiene al género del ministerio de la redención, y es: humano, quiso fundar y establecer una un llamamiento a la caridad heroica, Orden que se llamara de Santa María de llegando al extremo de abnegación y la Merced, de la redención de cautivos, a fin de que los frailes en ella profesos, (1) Constituciones promulgadas en 1272. El original en la fe de Jesucristo y siguiendo su lemosina. en lengua catalana o — 260 — ejemplo, así como El visitó el limbo y pues Nuestro Señor dijo que nadie la sacó a los que allí estaban detenidos, así tiene mayor que el que da la vida por sus ellos visiten a los cristianos cautivos en amigos. ¡Con razón se admiraba Pedro poder de los infieles, dándose a sí mis- Nolasco de ser él, pobre criatura, llamamos en precio, para que en el día del do a tan árdua misión! juicio merezcan oir la palabra: Venid, La esclavitud material ha desaparecido benditos de mi padre, a recibir el reino felizmente, pero la caridad heroica, insque os está preparado desde el principio pirada y exigida por la Santísima Virdel mundo». gen, encuentra ahora, como antaño, «Pero el Santo, como varón prudente, campo vastísimo donde ejercitarse. respondió: ¿Quién eres tú que me acon- ¡Cuántas miserias físicas y morales que sejas una obra de tan excelsa caridad, remediar, cuántas lágrimas que enjugar, acepta a Dios y meritoria para mí, indig- cuántas apostasías que prevenir y evino siervo tuyo?» tar! «Síguese la respuesta que la Madre de Una nueva esclavitud brutal, la del Dios, María, dió al santo varón: —Yo materialismo y comunismo, amenaza al soy María». pueblo cristiano. Las almas, por el olvi«Y el santo varón exclamó: —Oh Vir- do del Evangelio, caen en esa nueva gen María, madre de gracia, madre de cautividad horrenda, que ha de ser commisericordia, ¿quién me creerá?» batida con absoluta abnegación por los «Y entonces la Virgen dijo al santo hijos de la Merced, religiosos y seglares. varón: —No temas nada, pues la volun- Sin duda, el sacrificarse por los demás tad de Dios es que esa Orden se funde continuamente, exige una mortificación en mi honor, aunque será objeto de gran- activa, práctica y agotadora. Pero justades contradicciones». mente la unión íntima con María y las «Y dicho esto, la Madre de Dios des- gracias que Ella nos procura, facilitan apareció». ese esfuerzo. ¿Qué no haremos para No hemos podido resistir a la tenta- rescatar esas almas pagadas con la sanción de traducir casi textualmente la re- gre de su Hijo benditísimo? lación del santo General Gaver. Su libro El llamamiento de la Virgen a su Ores como las Florecitas de esta fa- den y a cuantos viven del espíritu de milia religiosa. Es lamentable que los ésta, no puede ser realizado sino por mercedarios hayan tardado tanto en pu- almas verdaderamente generosas. blicar recuerdos tan encantadores; sólo Nadie debe retroceder ante ese llamala pereza nacional, el exceso de trabajo y miento y sus consecuencias, sino que la pobreza de la Orden, explican esta falta. «alegremente los hermanos de esta OrEsa relación fija el origen mariano de den estarán prontos en todo tiempo a la Orden que, como fundada por la San- dar la vida, si es necesario, como Jesutísima Virgen, vive enteramente dedicada cristo diö la suya por nosotros». a Ella. MICHEL EVEN Pero además el rnercedario, como caMisionero apostólico, Terciario ballero de María, le debe un servicio es- de la Merced. pecial, que exige la más alta caridad, Paris. 4 — 261 Santoral Mercedario El Venerable Fr. Alonso de Arequipa t en 1569 En ese convento había tomado el háNuestro gran cronista Fr. Gabriel Téllez dedica unas páginas a este ' Vene- bito nuestro humilde lego y allí se santirable fraile lego, que entre las ignoran- ficó en múltiples actividades, aunque la rancias sabias de su profesión humilde, principal era la de sacristán, pues era quizá el único lego de la casa. supo aventajarse a las estimaciones preMientras limpiaba las cruces e imágesumidas de los más letrados; llamóse nes se entretenía en fervorosos afectos, este siervo de Dios Fray Alonso, y de manera se desapropió de todo lo terreno que manifestaba con besos a los pies del Salvador y de los santos. Barría que aun no quiso quedarse con el sobrenombre y apellido; a lo menos no nos lo también la pobre residencia, y los ratos dejaron escrito los que apuntaron, harto que hallaba libres los dedicaba a la oracortamente, las hazañas de su espiritual ción, viéndosele con frecuencia arrobado e insensible a todo lo exterior, hasta milicia» (1). En efecto, las informaciones que se el punto de que ni pinchándolo con alfihicieron a raíz de su muerte no le llaman leres lo hacían volver en sí. Era hombre bastante culto y, dada la sino Fray Alonso, pues con sólo ese nombre era conocido y venerado por los penuria de sacerdotes para la conversión de los indios, propusieron los suvecinos de Arequipa, ciudad ya entonces importante en el Perú, aunque no se periores a Fr. Alonso que se ordenara había especializado en levantar y derri- (tentación grave para muchos hermanos bar presidentes, como en nuestros legos), pero él la rechazó siempre enérgicamente diciendo: para lego entré en días. este convento, lego soy y lego espero Nuestro convento se fundó a la llegada de los españoles, y los religiosos morir. Desempeñaba también el oficio de cofueron levantando con grande esfuerzo cinero y, mientras trabajaba, tenía por una hermosa iglesia con su órgano, costumbre tararear algún canto en hoantes que tuvieran casa donde vivir con nor de la Santísima Virgen, que sirviera alguna comodidad. Eran siete frailes en de excitante a su fervor y de recreo a 1570 con su Comendador Fr. Miguel sus fatigados músculos. Moreno, y vivían con gran pobreza En los ratos libres sacaba una cruz y edificación de los fieles e indios, del pecho y se postraba ante ella, medisegún la información que entonces se tando con lágrimas la pasión del Señor. hizo (2), Así lo comprobaron muchos curiosos observándole por los agujeros de la (1) Historia General de la Merced, II, 25. cocina. (2) Barriga, Víctor M.: Los Mercedarios en e/ Perú, En la huerta había construido un orapägina 177. Roma, 1933. — 262 — torio, con la imagen del Señor, que el cronista Vargas entendió ser en el paso del Eccehomo, pero que probablemente era en el de la sentencia, tan venerado hasta nuestros días en una capilla de la iglesia (1). En aquel retiro solía Fr. Alonso tomar fuertes disciplinas, meditando en los azotes del Señor y en la vergüenza que dulces coloquios con María pasaba noches enteras. Su cama era una sencilla tarima, en que muchas veces ni se acostaba siquiera, contentándose con reposar sentado en ella y arrimado el tronco a la pared. Dominaba la sensualidad con admirable abstinencia de comida y bebida, sin probar el vino. Cuadro del Señor de la Sentencia, venerado en la Merced de Arequipa. 4111n•n•11 pasó por nosotros, desnudo ante aquel pueblo soez, llorando nuestro lego amargamente los pecados de los hombres y azotándose sin cesar hasta que rendido caía en tierra desnudo. Alguna vez le encontraron en esa situación los demás religiosos, que lo llevaron a la enfermería. Había colocado también en la capilla una imagen de la Santísima Virgen, para cuya lámpara le daban aceite sus devotos, aunque era muy caro en el Perú; en (1) Vargas, Fr. Bernardo: Chronica Ord. de Mercede, I, 434. Palermo, 1618. Comenzó a extenderse la fama de su virtud, por lo que salían los vecinos de ambos sexos a saludarle y besarle la mano y aun los pies, cuando pasaba por la calle, con gran confusión y vergüenza del siervo de Dios. Sucedió una vez que pasando Fray Alonso, cierta vecina envió un hijo suyo pequeño a besarle la mano, con tan mala fortuna que el niño fué atropellado y se lo devolvieron medio muerto a su madre, que cayó desmayada al verle. Vuelta luego en sí, tomó al niño en brazos, pidiendo a gritos a Fr. Alonso que lo sanase. Turbóse el siervo de Dios — 263 — y contestó que llamaran a un sacerdote que lo bendijera, pues el era un pobre lego, idiota. Sin embargo, ante las lágrimas de la madre, dijo a los circunstantes que pidiesen todos a Dios la salud del niño, y poniéndose él también en oración quedó arrobado por un rato; cuando volvió en sí, vieron todos que el niño despertaba también como de un letargo, y se levantaba sano y bueno. Fr. Alonso lo atribuyó todo a las lágrimas de la madre y a las oraciones de los presentes. Con esto los españoles se animaron a más servir a Dios y los indios recién convertidos se confirmaron en la fe. Cuentanse otros varios milagros de Fray Alonso, obrados con la señal de la Cruz, que fueron confirmados en la información autentica hecha después de su muerte. Estando en buena salud, corno los religiosos le dijesen: si vuestra merced no se disciplinase tanto, llegaría a la vejez, él les contestó que de todos modos moriría muy pronto. No lo creyeron, pues le veían sano y bastante fuerte, pero en efecto, cayó enfermo poco después y llegó a punto de muerte; con lo que todos entendieron había tenido revelación de ello, aumentando la veneración en que le tenían. Fue tal ¿1 concurso para ver su cadáver, que estuvo expuesto veinte horas, sin poderío sepultar y exhalando un suave olor. Noticioso de ello el Ordinario prohibió a nuestros frailes que lo enterraran sin que él lo hubiera examinado; y en efecto, se trasladó el Vicario a nuestra iglesia con algunos canónigos y otras personas eclesiásticas. Mandó cerrar las puertas y conducir el cadáver a una capilla y lavarlo, para comprobar si cesaba el olor, pero éste se difundió más y más por toda la iglesia, por lo cual el Vicario exclamó: Esto es obra del Señor y es admirable a nuestros ojos. El mismo Vicario tomó la iniciativa de la información que se hizo de la vida, virtudes y milagros atribuidos a Fray Alonso, de la que inserta un extracto el citado P. Vargas, en su Crónica impresa en 1618. La provincia del Cuzco, la más rica de la Orden, fue quizá la que menos hizo por la glorificación de sus hijos. El ilustre visitador P. Víctor M. Barriga, hijo de Arequipa, ha comenzado a subsanar esa falta y sin duda renovará la memoria de Fr. Alonso. Aumento de velocidad en los trenes La caja o la faja La línea férrea de Berlín a Hamburgo es una de las más antiguas, data del 1846. La velocidad por hora ha ido creciendo en esta forma: 37'7 kilómetros en 1851; 43'9 en 1860; 45'80 en 1870; 57'3 en 1880; 63'9 en 1890; 78'7 en 1900; 88'7 en 1914; 96'1 en 1932, y 124'7 en 1935. Hace ochenta años, el recorrido Berlín-Hamburgo, llevaba ocho horas y inedia, hoy lo hace en solas dos horas y dieciocho WEIS minutos. — FR. GUILLERMO VÁZQUEZ Frase de Prim a los amotinados barceloneses que al ver que trataba de reprimir una rebelión popular, se decían: Este lo que busca es la faja (de general). Y Prim, lanzándose contra ellos en brioso caballo, les contestó: La caja o la faja; es decir, o la caja como muerto, o la faja de general corno vencedor. Ganó entonces la faja, más tarde en la calle del Turco, en Madrid, le dieron la caja. 264 — NIN - E UENM I Antonio Martínez de la Pedroza L3 8 agosto 1920-23 febrero 1929 Ciertamente, en ningún tiempo fué tan necesario poner a la vista y consideración de todas las almas, la biografía de niños angelicales, como en la época presente en que con tanta furia se intenta separar a los niños de las pisadas de Jesús, únicas que los pueden conducir a la felicidad eterna. Esto y el deseo de dar a conocer una de las más bellas flores de inocencia de la España contemporánea, me han movido a pergeñar estas líneas para LA MERCED. Nació Antonio el día 8 de agosto de 1920, en Santander. Sus padres, Florentino Martínez Mingo y Marina de la Pedraza Herrera. Su inteligencia se desarrolló con suma rapidez, en tal forma, que a los dos años, al visitarle el médico, en una enfermedad que padeció, oyeron decir a dicho doctor: —No he visto nada igual; es un niño de una inteligencia muy superior a su edad. Por este tiempo, dijo un día a su madre, con su media lengua, señalando a las flores: —¿Quién ha hecho esto, mamá? —Dios, hijo mío, que ha hecho todas las cosas; a tí te ha dado padres, los vestidos... El niño se llenaba de gratitud a papá Dios, diciendo: — Cuánto me quiere, mamina; yo le quiero también muchísimo a El! No se lo puedo decir, porque no le veo. Su madre le dijo que Dios lo ve todo y sabía lo que él le quería. Entonces advertía el placer que con esto sentía Antoriito, de lo cual se aprovechó tan cristiana señora para darle el siguiente aviso: —Ya te digo, hijo mío, que Dios lo ve todo y así también ve cuando tú te pones de genio y no le guardas en el bolsillo. Tan bien tomó este aviso el niño, que cuando se ponía de genio (como él decía), llevaba su manita al bolsillo, indicando que lo metía allí. En esta edad (dos arios) hubo que darle aceite de ricino; como se resistiese el niño a tomarlo, le dijo su madre: —Ya que quieres tanto a papá Dios, debes tomarlo por El. Y al instante dijo: —Sí, mamina; por papá Dios. Y lo tomó. Como Je había dado el Señor una madre fervorosa, ésta fué formando el alma de Antoriito con ejemplos de la Historia Sagrada, de la Vida de Jesucristo y del catecismo. La historia de José le gustaba que se la repitiesen muchas veces. Para que se vea la impresión que en él producían estos ejemplos, un día que su madre acariciaba a un niño del pueblo, en su presencia, le dijo: —Mamá, no hagas muchas caricias a Paco delante de mí, porque tengo miedo que me pase lo que a Caín: que le coja envidia. Su amor a Dios y odio al pecado Tenía tres arios cuando, fijándose en el crucifijo que había en la habitación de sus padres, preguntó: —Mamá, ¿por qué está muerto papá Dios? Ella le habló de la Pasión del Señor, y el niño lloró amargamente. En otra ocasión, contándole su madre la pasión y muerte de Jesús-, el niño, con los ojos llenos de lágrimas, la interrumpió preguntando: —Pero ya no sufre Jesús, ¿verdad, mamina? —Sí, hijo mío, sufre cuando no le aman los hombres y le ofenden. —Pues yo le quiero muchísimo, muchísimo; más que a tí, y ya ves cuánto te quiero; no quiero que Jesús esté triste por mí. ¿Cómo se le disgusta? — 265 — —Se le disgusta y ofende con el pecado mortal. —¿Y qué es eso, mamá? —Hijo mío, ya lo sabrás cuando aprendas el Catecismo; por ahora, te basta saber que Ics niños como tú no hacen pecados mortales. —Pero, ¿y si los hago de mayor? Qué horror, • mamá; mejor me quiero morir! —Mira, no te preocupes ahora por eso: lo que haces es decir todos los días: «Virgen del Pilar, antes morir que pecar». Y después de las tres Avemarías que rezas, añadir: «María, mi buena Madre, líbrame del pecado mortal». Su devoción a la Eucaristía y a la Santísima Virgen A la edad de cinco años expresó a su madre el deseo de hacer la primera Comunión, y como ella le decía que era muy pequeño, que hasta los siete años no podía ser, Antoriito dijo: —IQué pena no poder tener a Jesús en mi corazón, con las ganas que yo tengo! Cuando veía ir a comulgar a sus padres y abuela les decía: — Qué contentos iréis a recibir a Jesús! Y al regreso los besaba con entusiasmo, exclamando: — Qué felices sois, que habéis tenido a Jesús en el corazón! ¿Cuándo lo tendré yo? Aún falta mucho tiempo para los siete años. ¿Por qué no se puede comulgar a los cinco, si ya sé el Catecismo? Un mes antes de su primera Comunión se encontraba con sus padres y abuela en el balneario de Sobrón, y a :todas las personas que había en el hotel les participaba el gran acontecimiento de su próxima Comunión, invitando a unos para que le acompañasen ese día y prometiendo a todos que pedirla a Jesús por ellos. Llegó por fin el día deseado. Los padres quisieron que su hijito recibiera a Jesús en la capilla de su casa solariega de Lieneres (pintoresca aldea, a nueve kilómetros de Santander, muy cerca del mar). A las ocho celebró el Santo Sacrificio el P. Yáñez, S. J., el cual hizo la preparación próxima de Antoiiito y de todos los que con él se acercaron a la Sagrada Mesa. Luego que consiguió la felicidad de comulgar por primera vez, todos sus entusiasmos se convirtieron en procurar hacerlo a diario. Esto, sin embargo, no lo permitieron sus padres, porque la salud del niño inspiraba seria inquietud. Aunque estuviera profundamente dormido, bastaba preguntarle al lado de su cama, con voz natural, que si quería ir a recibir a Jesús, para que despertara diciendo: —Sí; espera un poco, que en seguida voy. En efecto, se vestía rápidamente, sin dar la menor serial de pereza. Semejante al de la Eucaristía era su amor a la Santísima Virgen, su «Madre del Cielo» (como él la llamaba). Muchas veces, cuando abrazaba y besaba a su madre con la efusión grandísima que siempre lo hizo, decía: —Te quiero mucho ¡muchísimo! mamina mía, más que a nada en el mundo; pero más que a tí quiero a mi Madre del Cielo. Desde que hizo la primera Comunión, a los siete arios, no quiso acostarse ninguna noche sin rezar el Rosario; y si alguna vez veían sus padres que el niño tenía sueño y le decían que se acostara sin rezarle, contestaba: —Eso, de ninguna manera; porque yo seré lo que sea, pero soy muy devoto de la Virgen. Todos los días, unas veces acompañado de su buen padre y otras de la señora de compañía, iba a visitar la imagen de la Virgen de los Dolores que se venera en la iglesia de San Francisco, y decía muchas veces a sus familiares: —Yo no tengo miedo a ir al infierno; me salvaré porque soy muy devoto de la Virgen. Estaba enfermo Antoñito (y esto fuó pocos días antes de su muerte), y para no descuidar la asistencia de su hijo, su madre se ocupaba en alguna labor, dentro de la habitación, aunque un poco distante de la cama del niño. Sin duda, éste creía estar solo y dijo con voz velada: —Mad re, madre. Al oirle-contestó: —¿Qué quieres, hijo mío? —A ntoriito, como extrañado de haber sido oído, repuso: —No te llamaba a tí, hablaba con mi Madre del cielo. — 266 — Espíritu de mortificación y vencimiento llorando, y, extrañada, le preguntó qué le pasaba. Antoñito respondió: No se crea que este niño lo halló todo —Mamá, lloro porque tengo envidia y hecho para ser bueno; esto es lo más ad- no la quisiera tener. mirable en él: que teniendo un genio —No digas tonterías, Tofiín—le confuerte y rebelde supo dominarlo. testó su madre—qué has de tener enviVeamos un ejemplo que confirma clara- dia! Yo no te la he notado. mente nuestra afirmación. —Sí, mamá; es que por fuera no se Cierto día que la sirvienta acompañó me conoce, pero la tengo en el corazón. a Antoriito de paseo, regresó con el niño Cuando voy a las casas de otros niños y mucho antes de la hora acostumbrada, y les veo juguetes más bonitos que los míos, traía a éste de la mano, llorando amarga- me pongo un poco triste y me gustaría mente. Preguntada la sirvienta por qué que si yo no los tengo, ellos tampoco los lloraba el niño, contestó que jugando An- tuvieran. toffito con otros niños, disputó con uno Su madre le hizo algunas reflexiones, de ellos, el cual no sólo le pegó, sino que que devolvieron la paz al niño, el cual le amenazó con romperle la cabeza. Por dijo: defenderse, Antoriito cogió una piedra, y —Se lo voy a pedir a Jesús todos los cuando se disponía, según él, a defender- días que me quite la envidia y El me la se, la sirvienta le cogió de la mano y le quitará. trajo a casa. Excitadísimo el niño, decía: Poco tiempo después, mirando con su —¿Por qué me pegó él si yo no le madre el Catecismo con láminas en el había hecho nada? que había aprendido la doctrina, al llegar Sus padres, al verle tan excitado, te- a los pecados capitales, dijo, señalando a miendo que se enfermara, quisieron tran- la envidia: quilizarle, por el , momento, asintiendo —Mamá, te advierto que la envidia se con que al día siguiente se defendería me ha quitado completamente; no tengo Antoriito. ni una pizca. Si vieras qué contento estoy El niño se calmó al oir a sus padres; porque Periquín tiene una bicicleta; me pero, llorando con gran desconsuelo y alegro de que sea más rico que yo; no me dirigiéndose a su madre, dijo: importa que a otros les dé Dios más; a mí —¡Pero, mamá, si no puedo hacerme ha dado muchísimo. lo! ¿No ves que entonces disgustaré a Jesús? Ya sabes lo que dice el Catecismo: Su celo por la salvación de las almas « que nos perdone Dios nuestros pecados, así como nosotros perdonamos a los que Tenía Antoffito grandes deseos de que nos han agraviado y hecho mal». los de Liencres se instruyesen en la docSu madre, colmando de besos a Anto- trink cristiana, y para ello suplicó a su riito, le manifestó que procediendo así se madre que reuniera a los niños todos los vería recompensado con la paz y consue- domingos en la capilla de la casa, y le lo que da el perdonar a los que nos hacen decía: mal. —Tú, mamina, y Anená os encargáis —Sí, mamá; yo le perdono, aunque de los mayores, y yo me entenderé con me cueste mucho; pero así se pondrá Jesús los chiquitines. contento, porque lo hago por El. Al oir el niño en cierta ocasión que Lo propio que con los deseos de ven- un religioso de la Orden de San Francisganza, sucedía a Antoffito con otros de- co pedía a su madre que se suscribiera a fectos; solamente lograba dominarlos a las Misiones Franciscanas, dijo inmediafuerza de oración y constantes peleas. Es tamente que él daría lo que fuese necesamuy curioso lo que trabajó para extirpar rio, porque deseaba, ante todo, la salvala envidia. ción de las almas. Y al efecto entregó al Una tarde que se entretenía en hojear religioso cinco pesetas, importe de la suslas láminas de un libro, mientras su cripción. abuela y madre hacían labor, al mirar Una vez que el Padre se hubo maresta última al niño, observó que estaba chado, manifestó Toilin a su mamá el — 267 — gusto con que le hubiera dado más di- gravedad, pero lo ocultaba, y sólo a la Sierva de María que le asistía y a una nero. —Por lo menos, mamá—dijo—déjame sirvienta de la casa, les dijo varias veces: —Me muero; pero no me importa moque cuando vuelva el Padre le dé para rir porque voy al cielo. comprar un chinito. Y en otra ocasión repitió: «Me voy Luego habló a. su madre de lo que suponía salvar un alma de tal modo, que con Jesús». la dejó admirada, pues parecía imposible La víspera de su muerte pidió a su que un niño tan pequeño pudiese decir madre que le comprara una Sagrada Fatales cosas. Adivinando la intención de milia para colocarla en su mesa de noche. —Mamina, cómpramela, aunque sea de su hijo dijo a éste que él no debía pensar en ser misionero, puesto que en todos los cero noventa y cinco; quiero tener a Jesús, María y José. estados se puede servir a Dios. —Sí, hijo mío; te la compraré de algún —¿Qué sería de tu pobre madre sin valor para que la conserves toda tu vida. tí? —dijo al niño. Veamos lo que originó en el niño esta Antoilín se abrazó a su madre, al mis- petición. mo tiempo que, emocionado, le decía: Dos días antes de morir Antoriito, en —Ay, mamila, antes que tuyo soy de ocasión que estaba la abuela al lado de la Dios, porque tú no has muerto por mí. cama del niño, le dijo éste: La víspera de su muerte dijo: —Ay, abuela!, me vienen ganas de —Quiero salvar muchas almas. blasfemar, y yo no quiero; no lo digo, no lo digo, que no, que no—decía Antoñito Su tránsito al cielo excitadísimo, hasta que, por fin, sonnenExtraordinariamente había avanzado do a su abuela, añadió: —Ya se pasa, este niño en el camino de la santidad; abuelita, ya estoy más tranquilín. vivía muy unido a Dios y quiso Este Al día siguiente, víspera de su muerte, unirle para siempre a Sí, «antes que la se volvió a repetir esta escena, enconmalicia, como nos dice en el Libro de la trändose entonces la madre con Antoriito, Sabiduría, cambiara su entendimiento, o el cual, volviéndose hacia ella y dirigiénla ficción engañara su alma... Fué breve dole miradas de angustia, le decía: su vida; pero valió por muchos arios, —Mamá, qué horror, me parece que porque su alma fué agradable a Dios por voy a blasfemar, y no, no quiero, Jesú.s, lo cual se adelantó a sacarle de en medio que no lo quiero decir, ayúdame; sufro muchísimo, mamila. de la iniquidad», Parecía que presentía su muerte y que Algunos momentos se quedaba en siquería ir previniendo a su madre, pues 'elido y parecía que rezaba. A veces mopocos días antes de enfermar le dijo An- vía los brazos como rechazando a alguien; esta lucha horrible duró un buen rato. toñito: —¡Ay!, mamá; ¡cómo estás con el ni- Viéndole su madre ya más tranquilo, le fío!, siempre pensando en él. ¿Y si se te preguntó: —Ya se pasó, ¿verdad? • muere? Antoriito dijo que sí, manifestando a su —No digas eso—le respondió—porque tú no has de morir antes que tu madre'. madre cuánto había sufrido y añadiendo: —Cómprame-una Sagrada Familia. —¿Y si Dios lo quiere, mamá, qué va- A los pocos momentos sufrió el niño un mos a hacer? —Pero es que Dios no lo permitirá, grave colapso. Salió de él felizmente; porque yo le pido todos los días que te pero, preocupado y seguro de su muerte, conserve para mi consuelo, que no tengo trataba de consolar a todo trance a su más que a tí que me cuide cuando sea madre: —Mamá, si yo me muero, ¿vas a llorar vieja. —No te apures, mamá, ya te mandará mucho? —No me digas esas cosas, hijo mío. Dios más. Y, sin terminar ésta de hablar, añadió Durante la enfermedad, le oyó dos noches su abuela que decía: «Me muero». el niño: —No, no llores, que me voy al Cielo, Cono cía perfectamente Antofíito su — 268 — porque esto que estoy sufriendo me sirve de Purgatorio. En otra ocasión dijo Antofíito: —Dios me lo dió, Dios me lo quitó; bendito sea su nombre. Al escuchar su madre estas palabras le Preguntó: —¿Qué dices, Antofíito? ¿Qué es lo que Dios te dió y te ha quitado? La salud, mamá. Y demostrando su conformidad, dijo: — Estoy muy contento, porque sufro tu ue ho. En efecto, el niño sufría grandes dolores al tomar el alimento, porque su enfermedad estaba en la garganta, y pedía el crucifijo para estrecharle con su manita, esforzándose de este modo a padecer. Al visitarle su confesor y decirle Antoriito lo que sufría, le recomendó que ofreciese por el Papa todos sus dolores, ya que en aquel ario celebraba Su Santidad las bodas de oro de Sacerdote. Antoñito decía poco después a su madre: —Mamá, le estoy mandando mucho al Papa; no sabes cuánto le mando. El día 22 de febrero de 1929 se agravó la enfermedad que sufría Antoriito, hasta el punto de que se juzgó indicado administrarle los Sacramentos. Su confesor, el R. P. Yáñez, oyó en confesión al enfermito en la noche del 22, disponiendo y haciendo saber al niño que recibiría el Santo Viático a la mañana siguiente. Muy de mañana el niño, lleno de alegría, dirigía frecuentes miradas a la puerta, preguntando: —¿Cuándo viene? ¿No llega el Padre Yáñez? A las siete y media de la mañana recibió el Santo Viático, quedando tranquilo unos minutos; pasados éstos, la Sierva de María se hizo cargo de que el enfermo se agravaba considerablemente. Llamado el médico que vivía en la vecindad, confir mó lo desesperado del caso, y en conformidad y con ánimo sereno, repitió Antoriito: —Me voy a morir, me muero. Se despidió de su abuela y padre, dándoles un beso y llamando con voz potente a su madre, que en aquellos momentos estaba fuera de la habitación. Acudió precipitadamente a dar el último beso y abrazo a su hijo, que expiró en seguida (ocho de la mañana, 23 febrero 1929). Murió Antoilito en sábado, cuando se celebraban tres misas pidiendo su salud y en la misma hora en que todos los vecinos de Lieneres cumplían la oferta de asistir a una misa y cantar una salve en la capilla de la casa, suplicando a la Virgen del Pilar devolviera la salud a Aritoriito, a quien tanto amaban. Su padre demostró, en medio de su grande amargura, gran resignación con la voluntad de Dios, como lo demostraban estas palabras que le oyeron unos días después: —Yo ofrecí mi .hijo a mi Madre la Virgen de los Dolores. Me lo llevó. Bendita sea, aunque mi corazón este traspasado de dolor. Cuán oportunamente podríamos traer aquí aquellos versos de Selgas, de «La cuna vacía»: Bajaron los ángeles, besaron su rostro, y cantando a su oído, dijeron: «N'Ante con nosotros». Vió el niño a los ángeles, de su cuna en torno, y agitando los brazos, les dijo: «Me voy con vosotros». Batieron los ángeles sus alas de oro, suspendieron al niño en sus brazos, y se fueron todos. De la aurora pálida la luz fugitiva, alumbró a la mañana siguiente la cuna vacía. Lo que sucedió después de volar el ángel a la gloria El Padre Claudio García Herrero, S. J., en el capítulo último de su preciosa obrita «Un ángel de ocho arios», de la cual he entresacado este pequeño extracto, dice las siguientes palabras, que yo hago también mías: «No quiero prevenir, ni mucho menos, el juicio de la Iglesia, ni siquiera quiero calificar los hechos de milagrosos o de sobrenaturales, ni aun de extraordinarios, aunque en sí parezcan serlo; tan sólo pretendo referir hechos históricos, completamente ciertos y asegurados con el aval de certificados facultativos y de testigos conocedores de los sucesos.» Después de hacer esta salvedad, refie- — 269 — trabajan con todo interés por dar a conocer este niño extraordinario. Hace algu- re algunos hechos y gracias obtenidas por medio del niño, verdaderamente sorprendentes. Más tarde yo mismo me enteré de una curación obtenida, según parece, por la intercesión de Antofíito. Por otra parte, el entusiasmo con que son acogidos en todas partes, lo mismo en España que en América, las oraciones dirigidas al Niño, que circulan con licencia eclesiástica, para uso privado, parece indicar que Antoriito está gozando de Dios en el cielo. Varios padres jesuitas y benedictinos nos años, Monseñor Amleto Tondini tradujo al italiano la biografía del Padre Herrero y le regaló un ejemplar al Santo Padre. ¡Quiera el Señor, si es para su gloria, y nuestra Santísima Madre, a quien tanto amaba, que le veamos pronto en los altares! FR. ANTONIO MARIA SILVA El Ferrol, 26 julio 1935. Escenas misioneras Respuesta a un cultivador de té.— erg Lee lo mostraban mis deslucidos hábitos y mis raídos y gastados zapatos; venía de úna excursión misional. No pudo contener su admiración mi buen inglés y haciendo aspavientos calificó de imprudencia el andar de una parte a otra con calores tan fuertes. «Pero—añadió—vosoiros los misioneros católicos sois siem- ð 'Poyo pero non poden roubarche a tel que Ile tes a Cristo. Os pazos dos re/ses mouros non tefien pra ti fe/lizos, nin cubizas seus tesouros e fes/as e rebulicios, nin queres outr-a coroa qu'a a de ser virxen de Cristo. Por iso lonxe dos eidos onde tiñas o teu niño, erguias chorosa ós ceos as fontes dos teus ollfflos; e Dios qu'ouse sempre os rogos dos probes e dos cautivos fai que vulvas cara a terra pol-o ceo estrekcido: o mesrno qu'as anduriñas, as dos ledos rechouchlos... ¡Prega ti agora, Trahamunda, por teus hirmans e veciños, pra que vulvan os seas eidos, pra que pousen nos seus niños! FR. JOSE S. CRESPO Poyo junio 1935. — Nos la da hecha L'Osservatore Romano» del 3 de agosto de este año. Caída luminosa de una tarde. Sobre cubierta de un vaporcito que jadeante re- S4 Jada (Graharnutzda ¡Santa Trahamunda de Poyo, monxifía de San Martillo, a da palma milagreira, que contan as nais os Hilos! Teu berce foi esta terra i-o Castro ve teu vecilio, e pousaches os teus ollos nestes outeiros sombrizos, nestes vales, nestes agros, nestas fon/es, nestes nos... Os camfflfflos qu'ea ando sintiron os teus pecfflos cando pastaba! o gando, eando las o mufflo, cando baixabas a igrexa nas festas e nos domingos, cando viñas â ribeira 1-andabas ós birbirichos... Quixécheste facer monxa pra mellor servir a Cristo: coitelos do seu amor tfflanche o peito ferido. Lévante mouros da terra, róubanche país e veciños, PAGINA MISIONAL 270 — EL SANATORIO «LAGO» DE LA TABLADA, provincia de Madrid, servido por nuestras Hermanas las Mercedarias de la Caridad. montaba la impetuosa corriente del río Brammaputra, unos ingleses cultivadores de té perezosamente estaban echados en unas mecedoras gozando de la brisa de la montaña y de la frescura del río. Subí también a cubierta para respirar y distraer mi espíritu abatido. Lino de ellos nie reconoció y levantándose vino a saludarme con un apretón de manos y a preguntarme de dónde venía. Bien claro pre los mismos.., sacrificáis la vida por estos indígenas cuya conversión no vale la pena... Padre, ¿para qué sirven las Misiones?» No le respondí palabra. Demasiadas cosas se me ofrecían que decirle, pero de seguro no las comprendería. Transido de dolor y ahogada la voz en la garganta me volví al camarote. Aquella noche no pude conciliar el sueño. En mis oídos — 271 — sonaban las sarcásticas palabras de mi inglés: «Padre, ¿para qué sirven las Misiones?» ¿Es, pues, inútil mi trabajo?, me preguntaba. Si los indígenas han de continuar lo mismo, ¿para qué fatigarme?, ¿para qué sudar? Primer cuadro. En aquellos momentos se presentó a mi imaginación lo que tantas veces había visto con mis propios ojos. He aquí un poblado pagano en su más profunda abyección. Sus cabañas más parecen apriscos y cochiqueras que viviendas humanas. Me acerco. Unos chiquillos, en cueros, juegan revolcán- mi viaje. A la entrada del bosque una hoguera y alrededor de ella danzando un grupo de hombres. Se trataba de una sepultura pagana. Todavía llego a tiempo para ver contraerse y retorcerse el cadáver en medio de las crepitantes llamas... Los parientes y amigos del muerto estaban todos borrachos. ¡Así nacen! ¡Así viven! ¡Así mueren! Este es el paganismo de esta tribu indígena que mi cultivador de té, a lo que parece, prefiere al cristianismo. Otro cuadro. Han transcurrido algunos meses que el misionero sembró En el Sanatorio «Lago» de la Tablada. De izquierda a derecha:D. Eloy Concesa, Capellán del Sanatorio; Dr. D julio Blanco, Director,. señora de Torres Grima; Excrno: Sr. Obispo del Piauhy; Don Antonio Alvarez, Médico residente; Doña Pilar Gómez de Alvarez; Sor Antonia; M. María del Socorro, Superiora; Párroco del Guadarrama, y D. Benjamín Gutiérrez. dose en el lodo del camino. Me ven y huyen despavoridos. Más adelante unos que parecen seres humanos están tendidos por los suelos a la sombra de gigantescos bambúes. Están bebiendo «lawpani», un brebaje alcohólico. Hay también mujeres. Todos están borrachos y hablan un lenguaje horroroso. El espectáculo es repugnante y avivo el paso... En medio de la aldea se levanta una cabaña mayor; es el templo de las falsas y embusteras deidades. El «sokha», brujo que las sirve, tiene el pelaje de las aves de rapiña: nariz corva, boca desdentada, semblante siniestro, me mira con sus ojos de lechuza y masculla una maldición. A la verdad que me asustaba el pensamiento de que me manifestase sus imposturas... ¿Cuántos crímenes tendrá sobre su conciencia? Continúo abundantemente la «buena semilla», y hay frutos maduros de la divina gracia. Las cabañas no son las de antes. Los niños no juegan en el lodo de los caminos. Miradlos con sus trajecitos de fiesta, salen a recibir al Padre. En sus ojos brilla una nueva alegría, de sus corazones brota el perfume de la vida cristiana. La cabaña de los falsos dioses y el brujo desaparecieron. En su lugar una simpática capilla coronada con la cruz. Los niños en el jardincito contiguo cogen flores para adornar el altar, mientras los neófitos y catecúmenos entonan cánticos y plegarias... Empieza la misa... Después el misionero da una vuelta por la aldea. En todas las cabañas le reciben como a enviado de Dios. Para todos tiene palabras de consuelo y aliento, para todos una bendición. — 272 — Recordando la primera visita a la aldea las lágrimas corren por mis mejillas, lágrimas de alegría y agradecimiento a Dios, que también en los tiempos de hoy hace maravillas. Lo que antes era un árido desierto es hoy un florido oasis de Cristo. Donde reinaban las tinieblas y las sombras de muerte, brilla ahora la luz y la vida verdaderas. Los hijos de la floresta llegaron al honor de ser hijos de Dios. Para esto sirven las Misiones Católicas. Buscadores de perlas y diamantes En la misma embarcación unos misioneros y unos aventureros buscadores de perlas y diamantes. Se dirigían a las famosas minas de Golgonda y del Malabar, febricientos con la sed de oro. ¿Encontrarían las ansiadas riquezas? Una vez encontradas, ¿apagarían su sed de oro? Esta los atormentaba matando toda paz y gusto en su corazón. Los jóvenes misioneros, en cambio, cantaban. Más allá del horizonte contemplaban un país inmenso y una muchedumbre incontable de almas que los esperaban como a sus salvadores. También ellos eran buscadores de perlas y de diamantes, de la «perla» de inestimable valor escondida en el corazón de todo hombre que viene a este mundo, de una perla que tiene cambiantes de rosa como teñida con la sangre de Dios. Id por todo el mundo, predicad el Evangelio a toda criatura, había dicho Jesús, e iban, en la flor de sus años, con la sonrisa en los labios a llevar a tantos pobres el mensaje de paz y de redención. Una vida de aislamiento, de sacrificio, tal vez de martirio, les esperaba. ¡Qué importa! Pasaré los mares, salvaré un alma y después moriré, exclaman los apóstoles de la China. Dadme almas, lleváos lo demás, dijo San Juan Bosco a sus misioneros. Para esto sirven las Misiones. Obras de redención Padre, sin vos a estas horas mi tribu habría ya desaparecido, me decía cierto día un catequista Inundar. Para el que conoce la situación social de estas pobres tribus aborígenes de la India, para los que han presenciado las vejaciones de que son objeto de parte de prestamistas y propietarios, para los que han visto desaparecer poblados enteros víctimas de epidemias y desórdenes morales, la afirmación de mi catequista es la confirmación de lo que las Misiones católicas van haciendo entre los «backraces», tribus primitivas de este inmenso imperio. Los misioneros han hecho por la India bastante más que el Gobierno inglés. Así lo confesó uno de sus virreyes. Palabras que tienen su prueba plena en los millones de escuelas, hospitales, hospicios, laboratorios que se levantaron a la sombra de la Cruz, y también en la atmósfera cristiana que va invadiendo el pueblo indio, y tantas esperanzas hace concebir de un glorioso porvenir. Un día me decía un señor hindúe: Padre, no alcanzo a comprender cómo los misioneros católicos lo abandonáis todo y venís a llevar una vida de trabajos y sacrificios en tierra extranjera. El no podía comprenderlo ni yo tampoco explicárselo con palabras. Le mostré el Crucifijo... Bajó la cabeza y dijo: Sí... ahora lo comprendo; vosotros amais; nosotros, en cambio... Esto es lo que el Misionero llevó a la India, la Cruz, símbolo del sacrificio y poema de amor. — 273 — cee 4/(+.47t,iie'4.e VULGARIZACIÓN -: CIENTÍFICA :- taz eléct - rica « sin cables? 111111n4111•1•10 SAU SME FRAGMENTOS DE «EL CARDENAL DE BELÉN», DE LOPE DE VEGA Por esta senda que sigo mundo olvidado de tí, bien puedo decir por mí que traigo mi bien conmigo. Basta vuestra compañía, libros, en tal soledad, para estudiar la verdad que a tanta verdad me guía.. Si un filósofo sin fe la hacienda en el mar echó, . ner mucho que deje yo eso que mi hacienda frie? • Si otro se sacó los ojos porque a la especulación de las cosas que altas son la daba la vista enojos, ¿qué mucho que yo me prive de aquestas vistas livianas de las doncellas romanas...? Hoy quiero estudiar en Vos sin ojos y sin hacienda, para que nada me ofenda, ¡oh ciencia infinita, Dios! Por aquesta soledad os voy buscando, bien mío, y que os he de hallar confío por silencio y humildad. Cristo mío, oid mi canto, pues os canto con el canto que en soledad aprendí. En dos puntos, sol y mi, se encierra el canto, mi Dios, el sol que canto, sois Vos, yo soy el mi, y el compás este canto, que es quien más nos ha juntado a los dos. ¡Ay, si pudiera hacer yo con canto tan enamorado una solfa en mi costadoj como la lanza os pintó, pues que de regla os sirvió para las gotas sangrientas, — 274 — puntos para mis afrentas, donde, semínima vuelto el sol en eclipse envuelto, desbarató la armonía del mundo, pues aquel día temió que estaba resuelto! Cantad, canto, en este pecho con un eterno dolor deste piadoso Señor, ¡misericordias que ha hecho! Quede cantando deshecho, y ayúdenle los sentidos, a cinco voces heridos, o a tres mis potencias tres que el alma quien canta es y son de Dios los oídos. Despertad, Cristo bendito, al canto de quien os canta; despertad de la cruz santa, cama que os dió mi delito. Ya con el canto os imito, pue:s donde os amo me doy. Todos los días recibimos en casa conciertos, discursos, noticias y majaderías trasmitidas por la radio, o sea por las ondas hertzianas; ¿será posible trasmitir del mismo modo la luz? Ello representa ría un enorme progreso y nos ahorraría muchos trabajos y gastos. Unas conferencias recientes dadas en Madrid por el ilustre P. Pérez del Pulgar, dan actualidad a las notas que yo tenia de dos largos artículos pub l icados en Eludes (1). Hoy disfrutamos de luz eléctrica, pero no trasmitida por las ondas, sino por cables. La electricidad, al recorrer un delicado hilo metálico, lo pone incandescente, y su blancura produce una cantidad más o menos grande de luz, ¿No sería posible que las ondas eléctricas iluminaran directamente la atmósfera? Esto exige que sepamos previamente si la electricidad se identifica o no con las vibraciones luminosas. En el afán de simplificación, que es innato a nuestra inteligencia, la idea de identificar la electricidad con la luz tentó ya a los físicos al mediar el siglo pasado. Comenzaron por medir la velocidad de la electricidad y de la luz, y esas medidas realizadas por procedimientos absolutamente diversos, dieron para las dos clases de fenómenos un valor aproximado de 300.000 kilómetros por segundo. Faraday observó también en 1846, al polarizar un haz de rayos luminosos cerca de una bobina de inducción, que el Plano de polarización cambiaba de dirección bajo la influencia de la electricidad. No era malo el paso dado, pero quedaba aún mucho camino que allanar, pues en Primer lugar la mayor parte de los cuerPos conductores de electricidad son opacos o refractarios a la luz, mientras que los transparentes son malos condüctores: así el vidrio, los gases, la mica. El físico escocés Maxwuell, propuso (1) 20 de abril y 5 de mayo de 1934. — una teoría que podía resolver la dificultad: en una botella de Leyden la quietud de la electricidad sería sólo aparente; en realidad, la electricidad saltaría entre las dos armaduras a través del vidrio. Una primera descarga produciría un campo magnético; éste, a su vez, sería el origen de una nueva corriente del mismo sentido que la primera... De este modo no habría tampoco diferencia sustancial entre la electrostática y la electrodinámica o electricidad inducida. Del mismo modo la onda electromagnética, progresando en el espacio, seria alternativamente eléctrica y magnética, con vibraciones perpendiculares a la línea de propagación, lo mismo que en la luz. Maxwuell trató luego de averiguar la velocidad con que deberían propagarse esas ondas y halló una fórmula algebräica, que es la relación entre las unidades electromagnéticas y electrostáticas, y en último término la velocidad misma de la luz. Ante ese resultado no dudó en afirmar la identidad de ambas energías o clases de fenómenos. La diferencia consiste únicamente en que las vibraciones luminosas o capaces de impresionar nuestra retina, son rnucho más rápidas que las hertzianas que nos traen los discursos y conciertos. Su teoría encontró, sin embargo, muchos contradictores, y Maxwuell falleció en 1879 sin ver el triunfo de sus ideas, que Hertz y otros físicos fueron comprobando experimentalmente. Así se demostró que las ondas hertzianas, utilizadas por la radio, poseen todas las propiedades de la luz, aunque invisibles, y se prestan a todos los fenómenos clásicos de la Optica. A fines del siglo XIX los físicos Righi y Bose, por medio de ondas hertzianas muy cortas, llegaron a obtener efectos de difracción, refracción y reflexión. Si la luz se identifica con la electricidad, ¿cómo se realiza la iluminación de 275 — los cuerpos? Este debe ser también un fenómeno eléctrico. La supuesta inercia o quietud de los átomos, es otra fábula desterrada ya de la ciencia. Los cuerpos se componen de elementos positivos y negativos, unidos entre sí por la fuerza eléctrica. Toda molécula se compone de átomos que gravitan alrededor de un núcleo, formando un minúsculo sistema planetario. Los núcleos contienen a su vez varios electrones, que se mueven alrededor de un protón. Las órbitas y los períodos de evolución, pequeños hasta lo inverosímil, son del mismo orden de magnitud que la amplitud de las fuerzas eléctrica y magnética que vienen a formarlas. ¿Cabe pensar que estos dos mundos pequeños puestos en conflicto no reaccionen el uno sobre el otro? Y si esta acción mutua es real ¿no deberá traducirse por una presión de irradiación ejercida por el rayo solar sobre la placa donde tropieza? Maxwuell y un físico italiano, Bartoli, llegaron a determinar simultáneamente en 1876, el valor de esa presión. Elevémonos en espíritu sobre la atmósfera terrestre y presentemos al sol una placa metálica de un metro cuadrado. Esta placa recibirá del sol una presión equivalente al peso de un miligramo. Lebedeff construyó en 1899 el molinete suspendido en el vacío, que gira al herir el sol sus aspas negras, como observan admirados hasta los niños en algunos escaparates, donde el pequeño artefacto sirve de atractivo. La experiencia comprobó enteramente las previsiones de Maxwuell y Bartoii. La telefonía son hilos, o radio, y la luz son, por consiguiente, en el fondo la misma cosa, salvo la diferencia de rapidez de las ondulaciones, ¿por qué las estaciones emisoras de radio no han de poder enviar un día la luz a los espacios? Todo dependerá de que se consigan ondas un millón de veces más cortas que las explotadas en la actualidad por los aparatos emisores. Con ellas se podrá dejar el espacio como en las buenas noches de luna, ya que no como en pleno día. Y ponemos esta limitación porque el miligramo de presión recibido por la placa de un metro expuesta al sol, supone para toda la tierra una presión de cien mil toneladas, fuerza que coopera con la centrífuga a mantenernos alejados del enorme horno que nos calienta, y podría abrasarnos si nos acercásemos un poco más. ¡Y esa presión es sólo media millonésima de la energía que el Astro-Rey lanza continuamente al espacio en todas direcciones! ¿Cómo obtener nosotros algo que a eso se parezca? Preciso es recordar, además, que las ondas hertzianas sólo abren paso a la electricidad que está en el receptor, pues la que viene por el aire sería incapaz de moverlo. Algo parecido sucede también con el teléfono y el telégrafo. Más que la posible aplicación al alumbrado, las teorías expuestas nos abren camino para conocer la naturaleza íntima de la electricidad y de la luz. La teoría de la emisión gana terreno de nuevo sobre la de las ondulaciones, y al menos será preciso introducir en ésta el elemento quanta, como otro día veremos. V. — 276 — Notas de la Vida Católica El Venerable Justino de Jacobis, Obispo de Nilopolis, Apóstol y primer Vicario Apostólico de Abisinia.— El 28 del pasado julio, el Santo Padre declaró heroicas sus virtudes. Nació en San Fele, Diócesis de Muro, en Lucania, Italia, el 9 de octubre de 1800. Qué tal madre tuvo se echa de ver en que enserió a su hijo, aun pequeñuelo, a hacer diariamente media hora de meditación, le imbuyó una tierna devoción a la Eucaristía, Pasión del Señor, a la Santísima Virgen y a las almas del Purgatorio, y le inscribió como cooperador en la Pía Obra de la Propagación de la Fe. En 1809 recibe la primera comunión. A los dieciocho arios entró en la Congregación de la Misión de San Vicente de Paul. Dotado y, como hoy se dice, superdotado para las misiones, se ejercitó en ellas en su país con magníficos resultados. El Cardenal Franzoni le invitó en 1838 a reanudar las Misiones en Abisinia interrumpidas dos siglos había y en mayo del ario Siguiente, con el título de Vicario Apostólico, partió para Abisinia con muy pocos compañeros. «De Abisinia, dice el Papa, no se sabía otra cosa entonces que era un país grande, difícil y misterioso», capaz de amilanar aun a ánimos generosos, pero que exaltó el heroico de nuestro Venerable. Convirtió a unos 12.000, formó un grupo escogido de sacerdotes. Mereció del que le consagró Obispo, que después fué Cardenal Massaia, este elogio: «Fundador de la Misión etiópica, incansable apóstol del Africa Oriental, su maestro, Pues, con la palabra y el ejemplo le enserió cómo debe portarse un misionero: Angel de la Iglesia Etiópica; maestro de —r01 misioneros; típico modelo de la fortaleza y abnegación necesarias para promover las misiones». (I mei trentacinque anni. vol. V. cap. XII, 95). «A la verdad, Dios le había concedido no pocos dones de naturaleza: inteligencia vivaz, palabra persuasiva, ánimo impávido unido a una admirable suavidad de costumbres, destreza, incomparable para los negocios... Pero la virtud de su Apostolado y la eficacisima predicación de la verdad, fué sobre todo el ejemplo de su vida santa... Amaba con amor entrariabilísimo el pueblo que se le había confiado, y para ganárselo mejor se adaptó en todo a la manera de vivir de los indígenas, cautivándolos con su benignidad, paciencia, suavidad de conducta. Era el 31 de julio de 1860, lugar el valle de Alghedien, desierto, tierra abrasada por el sol africano lejos de su bella Italia, acabado por las fatigas apostólicas, echado en tierra, por almohada una piedra, recibidos los Sacramentos, oído el rumor de la venida del Esposo gloriosamente transfigurado su rostro, después de breves palabras en su lengua materna: «Viene el Señor», murió en sus brazos. Católicos y herejes, mahometanos y judíos, lloran su muerte. «Aquí nos encontramos, comentaba el Papa a los que habían asistido a la lectura solemne del decreto, para honrar a este gran italiano, a este gran abisinio de adopción, cuando entre Italia y Abisinia se nubla el cielo, cuya realidad y significado, y mejor dicho, misterio, porque misterio es todavía, nadie ignora». Hacerse abisinio en todo, menos en lo malo, fué su expreso propósito cuando se en- — 277 — cargó de evangelizar aquella gente y lo logró con tal perfección que, a su compatriota el Cardenal Massaia, le costó trabajo distinguirlo entre abisinios. Comprensión y penetración, son los dotes del talento; adaptabilidad, no cómica, sino cordial y por lo mismo profunda, a la condición de los que tratamos, es la prueba de un buen carácter, es uno de los frutos del, Espíritu Santo, la Benignidad, que ríe con los que ríen, y llora con los que lloran, y se hace todo para todos para ga narlos a todos. Tenemos un ejemplo grandísimo insuperable en «El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros», «en todo y por todo semejante a nosotros, menos en el pecado». Hay personas buenas, pero de bondad estancada que no corre por la benignidad para el prójimo, haciéndoles bien y sufriendo sus flaquezas. Los caminos de Dios en la conversión de las almas.—Son muchos e imprevistos a la prudencia humana. Los motivos determinantes, variadísimos; claro que el conjunto es reducible a lo que se llama «preámbulos de la fe». El médico alemán Eduardo Sohaeffer, debió el principio de su conversión al trato con capellanes castrenses franceses. Su conversión al Catolicismo fuó un fatigoso combate contra los inveterados prejuicios protestantes. Hace suyas las palabras de Catalina Emmerik de que los paganos entran en la basílica de San Pedro por las puertas y los protestantes saltan por los muros. La holandesa Francisca van Leer, hebrea, después de una vida aventurera de comunismo y cárcel, entró en la Iglesia Católica atraída por la Eucaristía. D. Enrique Matorrás, secretario general de la juventud comunista española, volvió a la Iglesia porque sólo en la Iglesia Católica se encuentra la única fuente de la justicia social. Einar Berrum, grado máximo en la Masonería, se convirtió al Catolicismo por la riqueza de su liturgia y por la lógica de sus enseñanzas dentro de la fe. Takizaki, japonés, residente en Seattle, en los Estados Unidos, se hizo católico, por la «perfecta armonía del alma», aushin rit sumei, supremo ideal de los intelectuales japoneses y de los griegos, que es el término de las inquietudes del corazón de San Agustín, «donec quiescamus in Te». El profesor ruso Ivan Puzyna se hizo católico por la crisis de la Iglesia del Estado de Rusia y por los fenómenos inexplicables de Teresa Neuman, y sobre todo por la intercesión de Santa Teresita del Niño Jesús. El P. Jesuita, Profesor de la Gregoriana, L. M. Balasubrahmaniam, nacido en en el Induismo, para llegar a ser católico tuvo que hacer un larguísimo recorrido intelectual a través de todos los grados y matices del racionalismo. Compara su conversión a una fatigosa, pero consoladora subida a los Alpes. El juicio que le merece a un esquimal nuestra civilización material.— Churchil es la única ciudad del Vicariato Apostólico de la Bahía de Hudson a donde ha llegado la civilización, hasta tiene tren con coches-camas una vez a la semana. Un tal Kubluk, esquimal, que había venido a pasar la Semana Santa y la fiesta de la Pascua a esta ciudad, contó de este modo al P. Misionero sus impresiones sobre los blancos que trafican en aquella ciudad: «Estos blancos son muy inteligentes; saben hacer casas tan altas que uno se marea al subir a ellas; hacen andar sobre ruedas otras casas no tan altas, pero más largas, donde se encuentra de todo: camas, cocina, comedor, despensa, etc.; saben hacer unas grandes — 278 — palas (las máquinas cavadoras y las dragadoras), que lo mismo cavan en la tierra que en el fondo de los ríos...; saben hacer un fuego que no se ve y que lo llevan por hilos de una parte a otra... y hasta lo meten en botellas (pilas eléctricas), para alumbrarse, y cuando ya no lo necesitan lo vuelven a la estufa (el dinamo)...; mas con todo, y a pesar todo, aún no saben rezar, ni siquiera en Semana Santa y Pascua... En iglulik sabemos más y somos más felices que en estos países civilizados... La Iglesia católica y Alemania. • E1 20 de julio de 1933 se concluyó entre la Santa Sede y el Estado alemán un concordato. En un artículo primero quedó establecida «la libertad de profesión y ejercicio de la Religión Católica. Por el artículo 32, párrafo 2, del Protocolo final, se compromete el Estado a no poner limitación de ningún género en la enseñanza Y predicación pública, como es su deber, de la doctrina y máximas de la Iglesia, no sólo las dogmáticas, sino también las morales». Pues bien: la Iglesia sufre actualmente en Alemania la limitación del ejercicio de su culto en las manifestaciones públicas, los ataques groseros e impios del ministro de Instrucción y Cultura (?!) señor Roserberg, la laicización de todos los actos públicos que serán exclusivamente nacionalsocialistas, o sea racistas, la violación del derecho natural divino y eclesiástico por la ley de esterilización. Naturalmente, por lo que tienen esencial O circunstancialmente de moral o inmoral los negocios económicos, políticos y s ociales, interesan grande inclusive y excl usivamente a la Iglesia. «En lo que a esto (a la moral) se refiere, t anto el orden social cuanto el orden e conómico, están sometidos y sujetos a n uestro supremo juicio, pues Dios nos C onfió el depósito de la verdad y el graví- simo encargo de publicar toda la ley moral e interpretarla y aun urgirla oportuna e importunamente». (Pío XI, en Qua- dragesimo anno). La Prensa Católica en el Japón.— Es uno de los países más dado a la lectura. Sus bibliotecas son muchas y muy frecuentadas. En los autobuses, tranvías, ferrocarriles, el entretenimiento favorito del japonés es la lectura; el libro es el compañero inseparable de viaje. El libro es barato. El ario pasado se publicaron más de 24.000 sobre todo género de materias, o sea casi el doble que en los Estados Unidos. En este campo mucho tienen que hacer las Misiones Católicas, pero lo van haciendo. Existen bien organizados centros editores de los que salen obras de cultura religiosa y profana, opúsculos, revistas, diarios y hojas de propaganda. La más notable publicación es el semanario «Nihon Catholic Shimbun», leído en todos los medios japoneses. Los Dominicos de la Prefectura Apostólica de Shikoku publican una estimable revista mensual de cultura general religiosa y civil. Los mismos religiosos de la diócesis de Hakodate hace ya algunos años tienen una_ editorial de la cual salieron obras de teología, liturgia, apologética, sociología y ascética. En enero de este ario empezaron a publicar una revista ilustrada, la primera en su género del Japón. Pronto sacarán una revista científica. Provisión de Iglesias.—Su Santidad trasladó del obispado de Málaga al de Palencia al Excmo. Sr. D. Manuel González y García; y para Málaga nombró al Lectoral de Sevilla D. Balbino Santos Olivera. Una parroquia en Lofoten, extremidad norte de Europa en Noruega.—Se - 279 — bendijo e inauguró en este mes de agosto. Pertenece a la Prefectura Apostólica de Noruega Septentrional. Está situada en el 69° de latitud, donde no aparece el sol sobre el horizonte dos meses al ario, de verdes prados, límpidos lagos, espesos bosques, montañas rocosas que parecen precipitarse al mar, de aspecto de acero sus glaciares perpetuos. Sus cambiantes de color es una verdadera sinfonía que ni podemos imaginar; perpetuo atardecer las noches de verano; los días y noches de invierno alumbradas por un cielo luminoso que parece arder en llamas, pero frías. La actualidad y el porvenir de la Religión Católica en el Brasil.— En esta sección del mes pasado dimos una impresión optimista del porvenir de la Iglesia en el Brasil. Nuevos hechos la confirman. El 30 de julio pasado se promulgó la nueva Constitución del estado de Geraes. Juraron esta Constitución los ciudadanos con la mano extendida sobre los Evangelios con estas palabras: Juro guardar y defender la Constitución en el nombre de Dios todopoderoso. La Religión es el fundamento insustituible, hoy y siempre, de toda vida civil. «En esta Constitución el estudio de la Religión es considerado como parte integrante de la enseñanza pública». El nombramiento de profesores de Religión se hará contando con la autoridad eclesiástica. No son menos significativas que estos hechos las siguientes palabras del actual presidente del Brasil, Getulio Vargas, a un redactor del periódico el Diario da Noite: «Con el mismo espíritu con que aplaudí y sancioné la aprobación de disposiciones que robustecen la autoridad familiar y el concepto de la educación religiosa, fundamento de nuestra nacionalidad y eslabones fortísimos de la unidad de nuestra raza y de nuestra patria, continuaré defendiéndolas contra el exotismo subver- sivo de filosofantes aventureros, no sólo como jefe del Estado, sino también por deber de conciencia contra estos errores». Cómo se vive en el paraíso soviético. —El precio de las cosas son el índice de su abundancia o escasez. Había en «un pueblo de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme», un practicante que todas nuestras desventuras atribuía al pícaro del dinero y con suprimirlo del comercio humano, sin más, todos felices. Quédese así esto, sin meternos en filosofías como recuerdo mío y de algunos que tal vez me lean, de uno de tantos brutos con que tropezamos en la vida y que por equivocación andan con dos pies. Volvamos a Rusia. «Los nuevos precios aprobados por la autoridad son verdaderamente fantásticos. Una libra de carne cuesta de seis a siete rublos (uno nonada, así como 12 pesetas oro); la de manteca, 12 rublos (24 pesetas del mismo precioso metal oro); la libra de tomates, dos rublos con cincuenta céntimos de rublo (cinco pesetas). Una de dos, o el oro anda por los suelos o los víveres andan por más allá de las nubes, como parece. Pero parece que el oro y los víveres andan por las mismas alturas de las estrellas telescópicas. Mejora de la Economía mundial.— Anotábamos en esta sección del mes de julio que la Economía había mejorado en 1934 y que parecía mejora progresiva. El Boletín mensual de la G-uaranty Trust Company confirma aquel juicio, puesto que en lo que va de este año la producción industrial ha aumentado por ciento: Italia el 25, Chile el 16, el Japón, Dinamarca, Finlandia, Suiza, Hungría y Canadá, del 11 al 13, Alemania, Inglaterra y los Estados Unidos, el 6. Aunque el aumento de producción no equivale siempre a mejoría económica que comprende - 280 — todo el complejo producción- consumo, como se ha observado en años anteriores, con todo en este caso parece indicar un m ejoramiento total alentador de que saldremos del actual marasmo. Triunfo según la nota ya comentada de Ginebra, de la Economía dirigida. Atinente a lo mismo: el Brasil sufre una re tención de venta de su café, que es la base de su economía, y con el peligro de no poder pagar el cupón de su Deuda ext erior. ¿Será creíble? «El Faro de Vigo» dice que las ocho décimas de la riqueza está en manos de gallegos, y pide al G0- ¡Oh, qué mila g ro tan espailol! bierno español intervenga con el del ilrasil, para evitar una depreciación tan grande de la moneda brasileña. Si en el Brasil tenemos tantos intereses los españoles es justo que el Gobierno de España concierte un acuerdo comercial que resulte ventajoso para los españoles. Nuevo Obispo de Pamplona. —Su Santidad ha nombrado Obispo de Pamplona al Sal esiano R. P. Marcelino Olaechea y Loizaga, actual Rector del Colegio de la Ronda de Atocha, Madrid. X. doce en el reloj del pueblo, punto matemático en qde suspendieron la faena de los rosarios y despidió al obrero hasta la tarde en que a la hora de entrar al fra bajo reanudarían sus rezos. ¿Volvió el obrero? Ni por pensamiento ni a cobrar al fin de la semana las cuatro horas que a él le parecieron eternas de rezo. Tal aborrecimiento cobró a la faena de rezar y al ama rezadora. Exclamación de un inglés, según cuenta la historia, al oir la relación del milagro de San Isidro, que mientras el Santo oraba los ángeles araban. Pero se equivocó el inglés de medio a medio en la apreciación de la psicología española, pues son muchos mis c ompatriotas que p referirán cavar a estar r ezando. Y vaya un caso. En los tiempos no lejanos, y pueda A- Pensamiento %1 que vuelvan, de los «asentados», trab ajadores que se asignaban a los laEn todas partes se encuentran persob radores, tuviesen o no en qué emplearnas que sólo pueden ser comparadas los, le señalaron a una señora andalu- con los globos; cuanto más ligeros son, za labradora de sólo nombre, también un « asentado». Era inútil que la señora más suben. Sin capacidad intelectual ni r epresentase al «asentador», que para condiciones privilegiadas de corazón, se elevan por encima de los mejores y de nada necesitaba al tal obrero, porque de los caracteres más sólidos y completos. lo que se trataba ante todo era de que En el seno de la confianza suelen revelos obreros cobrasen al fin de la semalar su habilidad en el vivir diciendo: «No n a, y eso bien podían hacerlo sin haber te pongas mal con nadie; haz buena cara t rabajado. Se pagaba, pues, en los asent ados, no precisamente el trabajo, sino a todos. Con tus principios no lograrás otra cosa que perjudicarte a tí mismo. la voluntad de trabajar, manifestada en Según sople el viento, coloca la vela; e starse durante las horas de la jornada arrímate donde veas ganancia, y que tu al mandar de los amos. norma sea: «¡Fuera escrúpulos!» Como nada tenía que mandarle la bueClaro está que cuando uno de estos na andaluza a su « asentado» en las faevolatineros cae al suelo, las acres burlas nas del campo, le mandó entrar en una h abitación de la planta baja, fresca y a que resuenan por doquiera demuestran lo mucho que en secreto eran despreciaMedia luz, con el botijo de manifiesto dos. Entonces se repiten la palabras de Para que cuando lo necesitase o le vinie- Esquilo: «Ha perdido su fortuna habis e en gana, mojara la palabra, y sin más tual, se ha estrellado contra la roca de e mpezó el rezo del rosario, y concluido la justicia y nadie le co mpadece, nadie le Uno y otro, y así hasta que sonaron las echa de menos». WEIS — 281 — c=c==nril Por las rías altas de Galicia Hice mis estudios al lado de la encantadora ría de Pontevedra. Los días de asueto subía con mis compañeros a los montes vecinos, cuyas laderas semejan verdaderos jardines, con una variedad maravillosa de tonos y al fondo el azul celeste de las aguas. Los paisajes fantásticos de algunos cuadros realzados con oro no dan más que una pálida idea de tanta belleza. Desde lo alto del Castro¡T e se admiran a la vez las rías de Pontevedra y Arosa y la entrada de la de Vigo, que dejan impresión imborrable de las llamadas rías bajas de Galicia, situadas sobre el Atlántico. Arios adelante tuve ocasión de conocer las Mariiias con las ensenadas de Betanzos, Puentedeume y Ferrol, que me parecieron bien, sin hacerme olvidar los paisajes de Pontevedra, que ocupaban en mi afecto el lugar primero. Después de residir varios arios en Ferrol no había visto aún las otras rías del Norte, hasta el 2 de mayo último, en que los profesores de primera enseñanza de nuestro Colegio me ofrecieron un asiento en el autocar que llevaba a sus alumnos en excursión. Mi sorpresa fué grande al descubrir la ría de Cedeira, villa visitada frecuentemente por los Mercedarios, gracias a la buena amistad de su Párroco D. Antonio Castro, colaborador un tiempo de LA MERCED. Sin detenernos seguimos monte arriba hacia el santuario de San Andrés de Teijklo, popularísimo en toda Galicia y Asturias y visitado anualmente por unos veinte mil romeros. Un axioma popular afirma que «a San Andrés de Teijido el que no va muerto, va vivo». ¡Es a donde puede llegar la fuerza tiránica del consonante! La iglesia está, a orillas del mar, cerca del cabo Ortegal, y para llegar a ella hubimos de doblar la sierra a pie. El santuario es moderno. Sólo una portada plateresca recuerda mejores tiempos para el Arte. Bueno es también el busto del Santo, que guarda su reliquia y con el que nos retratamos, gracias a la amabilidad del Rector señor Miragaya. Satisfecha nuestra devoción y curios i -daconhbervistSaAdée Lonxe, del que tanto habíamos oído hablar en la infancia, emprendimos el regreso, pasando un mal rato hasta vernos en la cima del acantilado. Al cabo de tres horas estábamos en el autocar. Contentos volvimos a Cedeira para tomar la carretera de Santa Marta. Antes de llegar a esta villa tropezamos con el ferrocarril de Ferrol a Gijón, cuyas obras están ya muy adelantadas. El viadueto de Mera, de cemento imitando ladrillo, ofrece hermoso aspecto. Toda 12 línea ha de ser muy costosa, pues las tri ll . cheras, túneles y viaductos se suceder casi sin interrupción. La ría de Ortigueira nos embelesó 2 todos: es grande, compuesta de gran nti. mero de ensenadas e islotes de maravillo. sa vegetación, en que el azul del mar ). el verde terrestre forman un cuadro divi. no. Es poco profunda y por tanto incapaz de barcos grandes, pero su belleza le basta. Puede competir con la más hernio sa de las rías bajas. En la villa tenían los Dominicos un re guiar convento, cuya iglesia es hoy parro — 282 — (Mía y el resto del edificio Ayuntamiento. Los Mercedarios recordamos al P. Felipe de Meneses, allí enterrado en 1572, mientras hacía la visita de nuestros conventos. Nuestros niños completaron en Ortigueira sus provisiones, que con gran apetito consumieron en un islote, no lejos de la villa. Cuando se cansaron de jugar, cantar y alborotar subimos de nuevo al auto, cont inuando hasta la ría del Barquero, que p ertenece ya a la provincia de Lugo. Es hermosa también, pero más pequeña que la de Ortigueira. En ella vacía sus vagonetas un tren aéreo que desde los montes conduce el mineral de hierro. Por fortuna esa mina continúa trabajando y los niños contemplaron a su gusto el movimiento. Satisfechos y con deseo de ver cosas nuevas continuamos a Vivero, cuya bahía, aunque de trazado sencillo, ofrece también hermoso aspecto. Nos sorprendió a la entrada de la villa una importante puerta plateresca con sus cubos y troneras que envidiarían muchas ciudades. Subimos a la iglesia parroquial, románica, de hermosas proporciones, aunque necesitada de restauración. Después de visitar a Jesús Sacramentado, tiramos algunas placas en el pórtico y recorrimos otras iglesias, cruzando ante la estatua de Nicomedes Pastor Díaz, ilustre escritor vivariense. Muchos de esos edificios recuerdan al famoso mariscal Pedro Pardo de Cela, que sostuvo un largo cerco contra las fuerzas de los Reyes Católicos, empeñados en abatir la anarquía. Sonaban en mis oídos los gritos de los sitiadores que desde fuera repetían: ¡Ah, Pedro Pardo, Pedro Pardo; habéis de entregar Vivero al Rey! Y, en efecto, no sólo hubo de rendirse, sino que su cabeza rodaba más tarde en la plaza de Mondoñedo con la de su hijo Pedro de Miranda. Yo visité un momento a la familia de Cora y Lira, que tiene dos hijas Merceda,rias, y dediqué un recuerdo al ilustre caballero D. Jesús Cora, general del Cuerpo Jurídico, grande amigo de los Mercedarios, como su hijo el simpático escritor del mismo nombre. Eran las seis y media cuando reanudamos la marcha hacia el interior subiendo por la ladera de un valle precioso, siguiendo el curso del río Landrove. Cuando estábamos en lo alto del monte comenzó a llover, pero esto nos contrarió poco, pues anochecía y no podíamos dilatar el regreso a Ferro], adonde llegamos felizmente a las ocho y media. A la puerta de nuestra iglesia esperaban los padres de los niños, que se enteraron alborozados de nuestra excursión y todos juntos rezamos una salve a Nuestra Santísima Madre en acción de gracias. FR. G. V. — 283 — ==] «Dos cantores o acólitos, o a falta de éstos el diácono y subdiácono, o bien el mismo celebrante, si no hay otro que lo haga, cantan de rodillas el Panem de coelo, con aleluya en tiempo pascual, en la octava del Corpus y aun en la procesión del domingo siguiente a la octava». (Solans-Vendrell, edición 12. a , tomo II, núm. 549). El P. Gregorio Martínez de Antoñana, buena autoridad litúrgica, fundado como los anteriores en el decreto 3.983, dice que lo cantan de rodillas dos cantores o clérigos, o en su defecto el diácono y subdiácono. (Tomo II, núm. 565). En consecuencia a la segunda pregunta, si el organista no puede cantar el mencionado versículo, cántenlo los mi nistros, si los hay, o en su falta los monaguillos, que no son de peor condición que los cantores, o el sacristán, «y si no hay otro que lo haga», el mismo celebrante. A la tercera pregunta, las mujeres nunca pueden cantarlo, porque sólo deben cantar en la iglesia «formando parte del pueblo o representándolo » y el cantar este versículo es de clérigos o de quienes los sustituyan, cantores, sacristanes o monaguillos. Se exceptúan las religiosas que viven en comunidad, sus alumnas, las cuales en sus coros pueden, y así lo hacen, cantar dos de ellas el Panem de coelo. El sacerdote que dé la absolución general desde el altar, después de rezar las preces de rodillas en la última gra- da, ¿a qué lado se debe colocar para dar la absolución? Al lado de la epístola y vuelto al pueblo (Ceremonial de la orden, lib. XI, número 110). Esta es también la prescri p in cornil-ciónparlbed , epistolae. ¿Se ganan las indulgencias del Rosario rezando el de difuntos con sus oraciones, pero sin decir los misterios? Conviene, pero parece que no es necesario, anunciar los misterios al principio de cada decena para facilitar la meditación de ellos. Pero está prohibido, so pena de ganar las indulgencias, «añadir, quitar o interpolar algo (Canon 934). Así las letanías en que se reza un solo Kirie eleison, o no se responde a cada una de las invocaciones con el Ora pro nobis, pierden las indulgencias. Y es privilegio que se puedan ganar las indulgencias del Rosario, añadiendo algunas palabras al Ave María, donde hoy esa costumbre. Tan delgado se hila. Contestando, pues, a la pregunta, me parece que las oraciones que se añaden a cada una de las decenas en el Rosario de difuntos, como verdaderas «añadiduras e interpolaciones » , quitan al Rosario el carácter de tal, y por lo mismo no se ganan sus indulgencias. Ni parece legítima la razón de que pudiendo separarse el rezo de las decenas del Rosario, esas oraciones no son más que separaciones e interrupciones; porque no sólo interrumpen, sino que también modifican la contextura del Rosario, y por lo tanto caen de lleno en el mencionado canon, cuyas palabras son terminantes: «las indulgencias cesan por cualquiera adición, sustracción o interpolación». Este es mi parecer, salvo meliori. - 284 — 7=`' NOTICIAS RADIOGRAMAS ¿Quién debe cantar el PANEM DE COELO en la reserva, el celebrante o los cantores? ¿Y si no hay cantores, sino sólo el organista cantando la gente? ¿Y si el coro es de mujeres solamente? lijÁN JUNQUERA DE AMBÍA Huésped insigne.—Tres dias de gloria Para Junquera, en que tuvo el honor de hosp edar al Excmo. y Rvdmo. P. Fr. Inocencio L ópez Santamaria, Prelado del Piauhy. El dia 26 de agosto, a la hora en 9ue estaba an unciada, llegó, esperado en el atrio de la e x Colegiata por el P. Comendador con capa P l uvial, la Comunidad, el Sr. Alcalde, los S res. Juez municipal, Presidente de la Junta l ocal de Primera Enseñanza, Inspector de S anidad, jefe militar, jefes politicos, etcétera, e tcétera. Con la Comunidad estaba el Padre Gumersindo Placer, nuestro huésped de estos dias. Con las autoridades y pueblo el aristóc rata orensano D. Luis P. Colemán y otros d istinguidos veraneantes. Su Excelencia dirigió unas palabras de sal udo y felicitación y seguidamente se trasladó a la residencia, en donde fué 'Mentado por las autoridades y señores del Pueblo, con los cuales conversó una hora. Dia 27. A las siete, Misa de Comunión de l a V. O. T. de la Merced, por Su Excelencia. A las diez, administró la Santa Confirmación a los niños y niñas, asistido por la insigne dama D. » Otilia Pérez de Colemän y su hijo Luisito, como padrinos, y por los señores P árrocos del contorno. A las cinco de la tarde, recibimos al Excel entisimo Sr. Obispo diocesano D. Florencio C ervirio. que vino a pagar al Excelentisimo P. López Santamaria, su visita. Acompañaban a nuestro Prelado el Ilmo. Sr. Provisor D. Diego Bug,allo y el Mayordomo de Palacio I lmo. Sr. Lage. Esperaban a Su Excelencia el Excmo. Prelado del Piauhy y las autorid ades y pueblo. El Excmo. Sr. Cervirio dirigió un saludo emocionado a sus ovejas de esta villa , animándolos a seguir siendo fieles a su R eligión. S. E. el Sr. Obispo diocesano, marc hó muy complacido del recibimiento y de la f e de Junquera de Ambia. — A las ocho celebramos la gran velada conmemorativa del VII Centenario de la Confirmación de la Merced, que se dignó presidir el Excmo. Sr. Obispo de Piahuy, conforme al siguiente programa: Palabras de presentación, Rvdo. Padre Carlos Silva Castro. Adhesión al acto, Sr. Alcalde D José Pérez Cid. «Os teus ollos», balada gallega, por el orfeón, dirigido por D. Antonio Puga. «La Orden Mercedaria y España», señor D. José Guede. «Los Mercedarios y la Medicina», doctor D. José Ferreiro, Inspector de Sanidad. «Junquera de Ambia y la Merced», Reverendo P. Fr. Gumersindo Placer. «L'Ampurdan», composición catalana, de E. Morera, orfeón. «La Merced, Orden de Héroes», Sr. D. Antonio Amado, Presidente del Consejo local de Primera Enseñanza. «Las Santas de la Merced», D. « Luisa Dacosta, Maestra Nacional. «Merced a los cautivos», poesia leida por Carlitos Ferreira «La fecundidad de la Iglesia y la Orden de la Merced», Licenciado D. Delfin Martínez, Presbítero. «San Campio», por el orfeón, letra del Arzobispo Lago, música de Torres Creo. Por fin nos dirigió una hermosa alocución el Excmo. P. López Santamaría, felicitando a todos los colaboradores por su arte y amor a la Merced, a las autoridades por su adhesión, al público (400 asistentes, que es la capacidad del Salón de Actos del Catecismo) por su asistencia y cultura. Manifestó espe. cialmente su satisfacción, haciendo allí la promesa de haber de volver por Junquera de Ambia si tiene la dicha de volver a España. Terminamos el acto cantando el «Himno de la Merced». El dia 28 ha sido para él de relativo des- 285 — canso. A las ocho, a continuación del Rosario, nos tuvo una conferencia misional, que el gran público oyó con gran silencio y gusto inmenso. El 29 partió. A despedirle acudió otra vez toda la población con sus autoridades. Dios vaya con el por las lejanas tierras de Brasil. Del Instituto de las Hermanas Merceda.rias de la Caridad MADRID En el Sanatorio "Lago„ de La Tablada. El dia 3 del pasado agosto tuvimos la gran satisfacción de saludar de nuevo y ofrecer nuestros respetos al Ilmo. Sr. Obispo titular de Trebenna y Prelado del Buen Jesús de Gurgueia (Brasil), Rvdo. P. Fr. Inocencio L. Santamaría, quien, como en su reciente visita había prometido, vino a administrar el Sacramento de la Confirmación a los ya numerosos pobladores de Tablada. El afecto, consideración y cariño que aqui se le tiene se hicieron bien patentes cuando, al descender del coche que le conducia, en compañia c;e1 Rvdo. P. Provincial de la Orden, Fr. Alberto Barros, a la puerta del Sanatorio, estalló una nutrida salva de vítores y aplausos que, partiendo de todas las galerías de las enfermas que esperaban su llegada, se hicieron interminables hasta penetrar el ilustre Prelado en el vestíbulo del establecimiento, donde fué cumplimentado por su alto personal, saludándole y besando su anillo pastoral el eminente Dr. D. Julio Blanco, Director del Sanatorio; médicos residentes Dres. Alvarez y Zapatero, Capellán, Comunidad, Párrocos de Los Molinos y Guadarrama, personal administrativo de la casa y demás empleados. El señor Obispo, ante tan entusiasta a la par què sincero recibimiento, se hallaba visiblemente emocionado, y después de dar las gracias a todos y conversar afablemente unos momentos con las indicadas personalidades, acompañado del señor Director—padrino de la ceremonia—de la Comunidad, Párrocos y de las madrinas de la Confirmación—doña Pilar Gómez Pallete de Alvarez y doña Maria Suárez de Torres Grima—se dirigió a la capilla, que estaba primorosa' mente adornada, como en los dias de gran gala, donde habla de conferirse la confirmación. Dirigió a los niños sentida plática llena de evangélica unción y en tono familiar, en la que expuso la significación de este Sacramento, la gracia que en él se recibía para defender heroicamente la fe que se les infundió en el Bautismo, y juntamente con esa gracia divina, los dones y. carismas del Espí -rituSano,sfydemábnico espirituales para poder cumplir fielmente los deberes de cristianos, aun en las persecuciones más recias. Recibieron la Confirmación cincuenta y cinco niños de Tablada y y veinticinco enfermas del Sanatorio. Terminado el solemne acto y rodeado de todas las Religiosas, les dirigió palabras de consuelo, aliento y fortaleza para proseguil la ardua y meritisima labor del cuidado de los enfermos a que están consagradas, t & niendo frases de justo elogio por el celo y competencia con . que vienen prestando su asistencia, en pro de todo cuanto significa salvación material y moral de los enfermos Fué despedido luego por todo el personal con las mismas pruebas de afecto y cariño que a su llegada, dejando entre nosotros recuerdo imperecedero de su visita. Que el Señor le acompañe en el regreso a su muy amada Diócesis. una sentida plática. Las nuevas novi--ias recibieron los nombres de Sor Maria de LOS agbeulee sna.y Sor Maria de Jesús. Nuestra Ons A o rn El dia 6 del corriente tuvimos también una g'r atisima visita; llegó de Madrid a ésta el E xcmo. y Rvdmo. P. Inocencio López, ObisPo de Piauhy (Brasil), acompañado de Fray Pb edro N. Al divisarle lanzarnos a vuelo nuestr as sonoras campanas, para demostrar de al gún modo la inmensa alegria que su venida nos hacia sentir. Toda la Comunidad que esPeraba en la iglesia, besó reverente el anillo. Al arrodillarse en el reclinatorio, el Coro del No viciado ivc eiaedeocantó s. un precióso «Benedictus» a tres El siguiente dia celebró la Misa de Comun idad. El altar apareció profusamente iluminado y artísticamente adornado. El Coro interpretó motetes que gustaron mucho. El templo se hallaba atestado de fieles que re cibieron el Pan de los Angeles de manos del ilustre Prelado. Fué ayudado por el señor 'V icario D. Cipriano Echaniz, el Capellán don A ndrés y el Hermano Pedro N., Mercedario. T uvimos con ese motivo el gusto de saludar también al Rvdo. P. Clemente Vázquez, SuePoei io ). r del Reformatorio de la capital guipuzc oana. A las tres del mismo día 7 se despide de esta Comunidad. De paso para Bérriz visitó nuestra casa Sanátorio de Eibar (Guipúz- ZUMARRAGA (Noviciado Que Ntra. Sma. Madre bendiga todas sus e mpresas, guíe sus pasos y llegue con feliciad al término de su viaje, de corazón le eseamos. A Verín.--E1 30 del corriente parten, Dios inediante, las Hermanas destinadas a la nueV a fundación de, Vería (Orense). De esta provincia salen: Superiora, Rever enda M. Jacinta Uribesalgo, Sor Amalia G uinda y Sor Jesusa Zubia, acompañadas de la Rvda. M. Maria Aspe, C. General. De Andalucía, Sor Maria Lourdes Gurrea, S or Alejandra Cerralbo y Sor Felisa Lafuente,, acompadas de la R. M. Encarnación Maezt a . Se van a hacer cargo de un hermoso Cole gio. Nuestra Sma. Madre recompense al It. P. Ricardo Delgado Capeäns el interés q ue siempre nos demuestra. El dia 1. 0 de agosto tuvimos el honor de abrazar a nuestra amada Madre general, que, acompañada de su digna secretaria, vino a pasar unos días entre nosotras. A su llegada al templo, preciosamente adornado, se cantó el «Te Deum», que resultó muy solemne. E domingo la obsequiamos con una velada literario-musical. El 2 de agosto, fiesta de la Descensión de Nuestra Santísima Madre, tuvimos misa can tada por el coro del Noviciado. El mismo dia a las tres y media de la tarde, fueron reyes tidas con el blanco hábito de la Merced las postulantes Angela Vich Aragonés y Ramona Portela del Río. La ceremonia estuvo a cargo del señor capellán don Andrés O., que les — 286 — PAQUETA (Brasil) Preventorio D. Amelia.—Celebramos el dia del S. C. de Jesús con la máxima satisfacción de ver acercarse por primera vez al banquete Eucarístico 25 niños y 8 niñas, de las cuales una recibió la víspera las aguas bautismales, huérfana de madre rusa e hija de padre portugués. María, antes del bautismo Salomitas, comulga todos los días, pidiendo a Dios que ablande el corazón de su padre y tengan sus hermanitos la misma dicha que ella, la de ser cristianos. Con mucha solemnidad y acompañada de nuestra R. M. Provincial y varias hermanitas de Niteroi que con las niñas internas pasaron el dia aquí, celebró sus bodas de plata de profesión Sor Inés, a quien los niños allí acogidos la consideran como a su propia madre. También hicieron los votos perpetuos Sor Marcela y Sor Manuela. —La Corresponsal. Viaje del Ilmo. P. Inocencio López.— El cariño y la gratitud obligaban al Ilustrísimo Sr. Obispo de Trebenna a visitar los centros misionales que se interesan por su prelatura del Piauhy, aunque no le fué posible atender todas las peticiones por la premura de tiempo. Salió de Madrid a mediados de agosto, dirigiéndose a Bilbao, donde asistió a varias funciones misionales, lo mismo que en Guernica, Marquina, Bérriz, etc., prodigando en todas partes aliento y optimismo. Pasó luego a Galicia, deteniéndose en los conventos de Sarria, Junquera de Ambia (donde le dedicaron una espléndida velada literaria) y Verin, donde pensaba tomar aguas, lo que apenas pudo hacer. En muchos pueblos, lo mismo que en Madrid, hubo de administrar el Sacramento de la Confirmación a numerosos niños, con permiso y a ruego de los respectivos Prelados. El de Orense, Ilmo. Sr. Cerviño, tuvo la amabilidad extraordinaria de acompañarle al convento de Poyo, donde el P. Inocencio había de ordenar a algunos jóvenes mercedarlos y descansar los últimos días antes de embarcar en Vigo el 7 del corriente. Le acompaña en esta última parte del viaje nuestro P. Provincial. — 287 — Va con el Sr. Obispo el Hermano Fr. Nolasco Ayarza, para quien no es nuevo el continente americano. ¡A ambos felicísimo viaje y mil bendiciones del cielo en su labor apostólica! LORCA El 31 de agosto hizo su profesión en este convento de Mercedarias la señorita Gregoria Robles (ahora Sor Felicidad de Jesús), después de los Ejercicios que dió a toda la Comunidad el P. Guillermo Vázquez. Pertenece la novicia a una distinguida familia leonesa que el ario pasado lloró su separación y ahora fué a buscar consuelo a recientes lutos domésticos, hallándolo abundante en la confianza en Dios, que nos reunirá a todos en el cielo. NECROLOGÍA En Herencia, a las cuatro de la tarde del 17 de agosto, falleció la señora D. a Dolores Cobos Aragonés, habiendo recibido todos los Sacramentos, la indulgencia plenaria de Terciaria de la Merced y la Bendición Papal. Con todo conocimiento, que conservó hasta el último momento, se preparó a bien morir, contestando con todo fervor a la recomend a -cióndelam. A sus hijos, el presbítero don Antonio y señorita Mercedes, nuestro sentido p é -same. Nuestros lectores nos harán una caridad encomendando a Dios esta señora, muY amante y devota de la Merced. BIBLIOGRAFÍA CATECISMO DEL ESTADO RELIGIOSO para uso de los novicios conforme al Código de Derecho Canónico, por el P. L. Fanfani, O. P. Traducción del Padre Cándido Fernández, de la misma Orden. Un tomo de 19 X 12 centímetros, co" 154 páginas. Pesetas 3,50, encuadernado. Editorial Litúrgica Española, S. A. Cortes, 581, Barcelona. La finalidad de esta nueva obra del ilustre P. Fanfani, es presentar a los novicios y novicias un guía que, de modo claro y compendioso, los prepare convenientemente para la profesión, según ordena el Código en su canon 565. Cierto que no faltan libros sobre la materia, pero salvas raras excepciones, la mayor parte, más bien que señalar las principales disposiciones disciplinares de la Iglesia, se canonista proponen exclusivamente tratar asuntos de ascética y mística. Labor sin duda utilísima/ pero a todas luces insuficiente, si ha de llegar' se a la meta señalada por el Código: que los novicios adquieran ideas claras y precisas acerca de lo que es y debe ser la vida religiosa. Este catecismo aspira a llenar el vacío y estarnos convencidos de que lo cumple plenamente. Es más, estamos seguros ' de que servirá admirablemente para que los novicios puedan prepararse al examen que suele hacerse antes de la profesión, y también para que sirva de acicate y estimulo para enfervorizarlos y alentarlos en el noble empeño a que se han consagrado. ¡Ojalá que los superiores y maestros de novicios lo repartan como pan bendito entre sus súbditos! Quizás/ asi, podría evitarse el decaimiento y la falta de celo por la observancia regular que a veces se nota en ciertos individuos. CON LAS DEBIDAS LICENCIAS EDITORIAL CATÓLICA TOLEDANA, JUAN LABRADOR, - 288 - 6, TELÉFONO 211