Nismos de Prof. Camila López 2ºBD. Colegio:_______________________________ Nombre del alumno:__________________________ Fecha de entrega:________________ De acuerdo a los estudios sociales sobre la ciencia y la tecnología (CTS), partimos de la base de que la ciencia es una actividad eminentemente social; esto es, es un producto construido en base a condicionantes sociales, y a su vez sus postulados repercuten en la vida social. Todos estamos involucrados con los productos de la ciencia y la tecnología: lo que la tecnociencia hace tiene el poder de transformar nuestras vidas, para bien o para mal. Sin embargo, ocurre que los ciudadanos no-científicos estamos cada vez más lejos de conocer lo que ocurre dentro de un ámbito científico al cual no accedemos. Veamos lo que reflexiona el filósofo Slavoj Zizek: “…el lenguaje objetivo de los expertos y científicos que ya no se puede traducir al idioma común, accesible para todos, pero que está presente como fórmulas fetiche que nadie comprender realmente, pero que dan forma a nuestra imaginería popular y artística (agujero negro, big bang, superstrings, Oscilación cuántica…). No sólo en las ciencias naturales, sino también en la economía y otras ciencias sociales, la jerga del experto se presenta como un conocimiento objetivo con el que no se puede realmente discrepar, y que no se puede traducir en términos de nuestra experiencia normal. En pocas palabras, la distancia entre el conocimiento científico y el sentido común no se puede salvar, y es esta misma distancia la que eleva a los científicos a la categoría de figuras de culto, de «gente que se supone que sabe» (el fenómeno Stephen Hawking).” Zizek, Slavoj. “The Matrix, o las dos caras de la perversión” El “conocimiento experto” aparece, entonces, como algo con lo que difícilmente podemos discrepar; y sin embargo, las decisiones que toma tal “conocimiento experto” de hecho pueden afectarnos mucho. Entonces, ¿cuál es nuestro papel en las decisiones respecto a cuestiones tecnocientíficas? ¿Podemos acaso participar activamente de estas decisiones? ¿O debemos dejar esa tarea en manos de expertos? ¿Quién debe decidir en cuestiones tecnocientíficas que afectan a la ciudadanía? Frente a esta pregunta, hay dos posibles posturas: Modelo tecnocrático: Sostiene que quienes deben ocuparse de los temas tecnocientíficos son los expertos. Modelo de consenso: Otorga a actores no científicos la posibilidad de decidir en temas científicos que los involucren. Este modelo tiene implicaciones no sólo epistémicas, sino también éticas. A diferencia del modelo anterior, se parte de una igualdad entre el científico y el ciudadano: el experto no sólo no es el único capacitado para tomar decisiones en lo que a ciencia refiere, sino que incluso sus decisiones pueden redundar en resultados no beneficiosos para la población. Los ciudadanos, involucrados en temas que implican conocimientos científicos (cada vez más, cuestiones medioambientales por ejemplo), pueden y deben asumir un compromiso público y participar en la toma de decisiones. Modelo educativo asociado Modelo tradicional de educación científica: concibe a la ciencia como un conocimiento experto distanciado de un público general ignorante, siendo la educación entendida como la difusión de conocimientos del primero hacia el segundo. Alfabetización científica: Para llevar adelante un modelo participativo, se requiere una reorientación de la práctica educativa. La enseñanza de ciencias es relevante para todos, y debe fomentar una serie de habilidades como la discusión, construcción conceptual, capacidad de análisis y crítica, entre otras. Se trata de difundir, en pocas palabras, una cultura científica que permita comprender, abordar críticamente los problemas, y decidir sobre ellos distanciándose de la tradición enciclopedista de la educación. [Adaptado a partir de: Gordillo y otros. Módulo 1: Ciencia, tecnología y sociedad. Grupo Argo, 2003 y Ortega Fraile, Ofelia. Educar para la participación en CTS. Desde los casos simulados CTS a los casos reales CTS.] Rol de los expertos y ciudadanos desde una perspectiva clásica positivista La concepción de la ciencia clásica, positivista, considera que los problemas científicos son fundamentalmente cerrados: requieren descubrimientos y producen datos dentro del ámbito científico. Ni son accesibles a la mayoría (suponen descubrimientos que muy pocos están capacitados para diseñar y comprender), ni son discutibles (producen datos y los datos no entran en debate). Por ello, las decisiones deben dejarse en manos de los especialistas (modelo tecnocrático). Rol de los expertos y ciudadanos desde una perspectiva CTS La visión CTS es la contraria: los problemas cerrados no son más que problemas clausurados por acuerdo de las comunidades científicas, es decir, por una decisión social. Aunque la ciencia se presenta como el saber acabado y perfecto que se puede encontrar en los manuales, lo cierto es que el noventa por ciento de la producción científica se publica en revistas especializadas y es conocimiento controvertido, fronterizo y no un conocimiento nuclear y acabado. Por otra parte, como ya vimos, el enfoque CTS entiende que la política tecnológica es un determinante fundamental de nuestra forma de vida y, por tanto, es un asunto de interés general. Por ello, este enfoque sostiene que: La innovación técnica es un producto social que no sólo es accesible al especialista sino que también debe ser accesible a todo el mundo. De esto se empieza a tomar conciencia en EE.UU. a partir de la Segunda Guerra Mundial y, en concreto, tras el desarrollo y los efectos del proyecto Manhattan para la producción de la bomba atómica. En este contexto van cristalizando en los años sesenta los primeros estudios de impacto ambiental. En los años setenta se crea la Oficina de Valoración de la Tecnología (OTA) para hacer valoraciones tecnológicas al servicio del Congreso de EE.UU. Esta Oficina hace informes que hablan de impacto social y que sirven de referencia a quienes luego van a hacer las leyes. Así se inició una metodología de la evaluación social de las tecnologías y se amplió el espectro de la valoración social a otros grupos de trabajo. En Europa aparecen más recientemente oficinas del mismo tipo, aunque planteadas de un modo diferente, intentando implicar a muchas personas en la evaluación de las alternativas técnicas. En América Latina, aún no existen mecanismos de evaluación pública consolidados. Se han realizado algunas instancias de participación pública en algunos casos puntuales; por ejemplo, en Uruguay, se realizaron dos “juicios ciudadanos” para debatir acerca de la pertinencia de la instalación de una planta de energía nuclear y el proyecto de minería de gran porte; sin embargo, aunque de allí surgieron reflexiones fructíferas, no repercutieron en las decisiones gubernamentales sobre dichas cuestiones, dado que no existen políticas públicas que consideren y legitimen la participación ciudadana en este tipo de controversias. ¿Por qué resulta tan extraño hablar de participación pública en las decisiones tecnocientíficas? De un modo ingenuo, solemos pensar que la tecnociencia es determinista, o sea que tiene que ser como es, y que la tecnociencia es omnipotente y teleológica, o sea que lo acabará abarcando todo y dirigirá nuestras formas de vida. Según esta forma de pensar, la tecnología es como es y esto no se puede evitar ni dirigir, sólo queda aceptarla e ir dejándole el sitio que exige. La tecnología se ha convertido, así, en el destino del ser humano contemporáneo. Pero si la tecnología, de hecho, influye y condiciona nuestra vida, y vivimos en un sistema democrático, ¿no deberíamos ser capaces de decidir sobre ella? ¿Por qué “dejar” que todo ocurra como los científicos y tecnólogos deciden? ¿Estamos al tanto de las decisiones que llevan a cabo los expertos? ¿Estamos de acuerdo con ellos? ¿Tenemos la capacidad, la posibilidad, la responsabilidad, de analizarlos y discutirlos? ¿Cómo fundamentar la participación pública en cuestiones científico-tecnológicas? [Extraído de: Lázaro y otros. Juicios ciudadanos en Uruguay.] Daniel Fiorino —autor ampliamente citado con relación a la participación pública en políticas de ciencia y tecnología— resume los motivos para la participación pública vinculada con situaciones de riesgo ambiental (aunque factibles de ser extendidos para situaciones generales de participación pública en ciencia y tecnología) en tres argumentos que suponen una oposición a la orientación tecnocrática: Argumento normativo: según este argumento, excluir la participación resulta incompatible con los valores democráticos, ya que los distintos actores deben poder expresar su opinión frente a los procesos de toma de decisiones que los afectan. Los ciudadanos son los más capacitados para decidir y juzgar lo que es mejor para ellos. En este contexto, la participación da legitimidad a las políticas y a su implementación. Argumento instrumental: según este argumento la participación pública se justifica en tanto herramienta eficaz para evitar la resistencia social frente al cambio científicotecnológico. Desde este enfoque, la participación democrática serviría para preservar una percepción pública positiva de la ciencia o evitar al menos una percepción negativa que genere una resistencia social frente a la ciencia y la tecnología. Argumento sustantivo: en esta tercera línea argumental se sostiene que el juicio de los no expertos es tan pertinente y sensato como el de los expertos. El público lego considera a menudo problemas, asuntos y soluciones que pasan desapercibidos para los expertos, al obviar valores culturales, sociales, políticos o económicos. Mecanismos de involucramiento y participación ciudadana Rower y Frewer (2005) señalan que existen distintos grados de implicación del público en los temas de ciencia y tecnología, y consecuentemente distintos procedimientos de involucramiento ciudadano: 1. Comunicación pública: cuando la información circula en una única dirección, desde los organizadores hacia el público, sin que exista un feed-back de los receptores en ningún momento del proceso. Mecanismos de este tipo son: Audiencias públicas: Consiste en reunir a representantes de la administración y de colectivos o ciudadanos interesados, para tratar un tema específico, promoviendo la comunicación entre las partes. Eventualmente podrían emplearse estas instancias para realizarse un intercambio y ser consideradas las opiniones del público (si así fuera, pasaría a ser un mecanismo no de “comunicación” sino de “participación pública”, pero por lo general lo que ocurre es que la empresa o administración pública utiliza estas instancias para explicar unilateralmente las características de determinado proyecto, sin modificarlo por las opiniones recibidas. Otros mecanismos: Divulgación a través de medios de prensa, por ejemplo. 2. Consulta pública: la información va desde los miembros del público hacia los organizadores de la iniciativa. No existe un diálogo formal y la información recogida se considera como la opinión representativa del gran público. Ejemplos de este tipo de mecanismos: Referéndum: Acto público por el cual todos los ciudadanos votan, pronunciándose a favor o en contra de una iniciativa. Encuestas de información: Mediante distintas vías (presenciales, por teléfono, por internet) se realizan a la ciudadanía una serie de preguntas para recavar cuál es la opinión pública sobre cierto tema específico, y así poder prever la aceptación o rechazo de cierto emprendimiento. No se realiza ninguna instancia de debate o información. Grupos de discusión o focales: Consisten en la conformación de pequeños grupos formados al azar por agencias gubernamentales u otras instituciones para tratar algún tema polémico. Un moderador propicia una discusión libre sobre el tema, y ésta no concluye en recomendaciones o toma de decisiones sobre el tema, sino que es grabada y observada por la organización convocante para evaluar las opiniones y prever reacciones frente al ciertas políticas o emprendimientos. Foros de debate: Foros en internet de ciudadanos interesados en temas concretos, que en principio no tienen influencia real en las decisiones sobre ciencia y tecnología. En algunos casos pueden desembocar en propuestas o movilizaciones con mayor visibilidad (pasando a clasificarse entonces como mecanismos de Participación, y no solamente de consulta). Paneles de ciudadanos: Es un mecanismo bastante utilizado en Europa. Consiste en reunir a un grupo de ciudadanos (que se ha ofrecido a participar) elegidos entre el público general, realizando varias instancias de información y debate sobre un tema tecnocientífico. Pueden realizar recomendaciones al poder político que podrán ser tenidas en cuenta o no de acuerdo a cada contexto, con lo cual es un foro de discusión que no tiene poder decisivo (por ello, hay autores que colocan este mecanismo dentro de los procedimientos de “Consulta”, y otros lo clasifican como mecanismo de “Participación”) 3. Participación pública: cuando la información se intercambia entre el público y los organizadores. Estos procesos conllevan cierto diálogo, al menos entre los representantes de ambas partes. Los representantes tendrán proporciones variables dependiendo del mecanismo empleado. Y durante el proceso de diálogo y negociación se pretende que las opiniones de ambas partes se modifiquen y que tiendan hacia el consenso colectivo. Gestión negociada: Reunión de un número reducido de representantes de grupos de interés, ciudadanos implicados, u organizaciones sociales, junto con la administración, con el fin de llegar a un acuerdo acerca de algún tema conflictivo y tomar una decisión que pueda ser aceptada por todas las partes. En estas instancias hay deliberación y negociación, sin embargo ésta se realiza con cierto número de representantes, y no con la ciudadanía afectada en general. Jurado de ciudadanos: Este mecanismo se inició en EE.UU. en los años setenta y se extendió posteriormente a Europa, especialmente en Dinamarca y Holanda. En ellos se trata de formar algo parecido a un jurado, seleccionando a ciudadanos al azar, que tendrá que decidir sobre una cuestión tecnocientífica. Para ello, reciben el asesoramiento de expertos, quienes los informan sobre las consecuencias científicas, sociales, ambientales, etc., del emprendimiento en cuestión. Los implicados se reúnen durante algunos días y finalmente redactan un informe que puede ser tenido en cuenta de forma variable. Conferencias de consenso: Son similares al mecanismo anterior, con la diferencia de que las reuniones son abiertas al público, de modo de estimular y difundir el debate social a toda la población afectada. Generalmente reúnen a un número de 10 a 16 ciudadanos sin conocimiento del tema a partir de una convocatoria abierta realizada en la prensa, se realizan encuentros de información con expertos y debate por unos tres días, y se elabora un informe final. Comités asesores de ciudadanos: Grupo pequeño de ciudadanos seleccionados por la administración para formar una comisión que estudie el tema en representación de la opinión de la sociedad. En general no se trata de ciudadanos elegidos al azar, sino de representantes de grupos de interés (empresarios, organizaciones sociales, por ejemplo). Evaluación constructiva de tecnologías: Desarrollada en los Países Bajos para una evaluación participativa. Se trata de una propuesta alternativa a la tradicional evaluación centrada en los costes y los beneficios. La evaluación de tecnologías, en su acepción clásica, se entiende como un conjunto de métodos para analizar los diversos efectos o impactos de la aplicación de tecnologías, identificando los grupos sociales afectados y estudiando además los efectos de posibles tecnologías alternativas. Sin embargo, la llamada Evaluación Constructiva de Tecnologías (ECT) consiste en una comisión interactiva, que permite la participación de todos los grupos relevantes, y que examina tanto los efectos negativos como los elementos positivos potenciales y las acciones alternativas, anticipándose a los efectos de la política o emprendimiento en cuestión. Otros mecanismos no institucionales: También pueden considerarse formas de participación pública en temas relativos a la ciencia y la tecnología a procedimientos como protestas, manifestaciones, consumo diferenciado, litigios judiciales, y otras formas de movimientos sociales. Sin embargo, estos mecanismos nos son organizados formalmente en el marco de ninguna política pública, y su influencia en la toma de decisiones es variable. Hay que decir que a pesar de lo interesante de las experiencias llevadas a cabo en muchos casos la incidencia de los veredictos de estos congresos ha sido mínima sobre los organismos legislativos, gubernamentales o empresariales que tenían que tomar la decisión sobre la tecnología en cuestión. Estos debates involucran a un amplio abanico de actores: además de las empresas y los gobiernos, encontramos grupos ecologistas, asociaciones de consumidores, de vecinos, los grupos profesionales, los sindicatos, las academias de artes, etc., incluso las iglesias. El grado de legitimidad democrática de la decisión final dependerá del grado de participación pública que haya desencadenado la controversia y del grado de consenso alcanzado en la decisión final. Condiciones para la participación formada: la EDUCACIÓN y difusión de una cultura científica Para que la participación pública en la evaluación de tecnologías sea efectiva y las decisiones sobre su desarrollo sean realmente democráticas, es indudable que deben ponerse en marcha acciones educativas que permitan la formación de un público preparado para la participación en estos asuntos. Sólo la existencia de una población culta en relación con estos temas puede garantizar un control efectivo del desarrollo tecnocientífico. Esto no quiere decir que la educación deba formar “expertos” exclusivamente; por el contrario, lo que persiguen los planteamientos CTS en educación es la formación de ciudadanos críticos y activos, capaces de participar conscientemente en las complejas controversias sobre las implicaciones y las repercusiones sociales de la tecnociencia. Fomentando las actitudes de cuestionamiento, análisis, reflexión, abstracción, creatividad, crítica, se formarán sujetos epistémicamente competentes capaces de participar activa y pertinentemente en procesos de debate y decisión sobre cuestiones tecnocientíficas. Hacia un nuevo concepto de ciudadanía: la ciudadanía científica Tradicionalmente, entendemos por “ciudadano” a aquella persona que cuenta con una serie de derechos políticos y sociales (por ejemplo, libertad, voto y educación pública) que le permiten intervenir en la política de un país determinado. Ahora bien, dado el desarrollo tecnocientífico y sus repercusiones en la vida social, emerge la necesidad de ciudadanos que no solamente participen de la vida política, sino también de la vida científica. Es así que se está comenzando a hablar de “ciudadanía científica”: esta implica a personas que además de los derechos políticos clásicos, tienen el derecho de intervenir activamente en las decisiones sobre las cuestiones científico-tecnológicas que los involucran. Esto implica un cambio en cuanto a la formación requerida para ser ciudadano. Las habilidades requeridas tradicionalmente para la formación de ciudadanía consistían en la adquisición de destrezas cognitivas básicas tales como la lecto-escritura; hoy, en cambio, se hace imprescindible pensar nuevas formas y contenidos en la educación que atiendan esta compleja relación entre ciencia y sociedad. Estos nuevos contenidos se identifican con el objetivo de difundir una alfabetización científica. Esta educación, esta difusión de una cultura científica, se presenta como necesaria para el funcionamiento de la democracia, ya que fomenta una actitud crítica y autónoma frente a la resolución de problemas, conductas de tolerancia, una visión creativa y abierta. 1. Si recurrimos a la metáfora de las ciencias como grandes edificios construidos sobre sólidos fundamentos en roca firme, la consecuencia es que no tenemos ninguna base última e inamovible. En la ciencia no hay certezas absolutas, ni en sus fundamentos, ni en sus raíces, ni en sus ramas más especializadas. Los criterios epistemológicos en los que se basan los métodos de las ciencias no son absolutos, cambian de una época a otra y de una comunidad científica a otra, aún dentro de una misma disciplina. Una metáfora más adecuada es, entonces, la sugerida por Otto Neurath, nuestro conocimiento, y la ciencia, son más bien como barcos cuyas reparaciones, aún en las partes indispensables para su navegación, tenemos que hacer siempre en alta mar, sin la posibilidad de llevarlos a un dique seco. En la ciencia no hay ______________ _________________ No obstante, __________________ _________________ _________________ 2. Pero esto no significa que no tengamos razones, y normalmente las mejores razones, para considerar que el conocimiento que generan las ciencias es auténtico y genuino conocimiento de los aspectos de la realidad de la que se ocupa. 3. Lo que necesitamos son conceptos revisados sobre “la verdad”, “la objetividad”, “la racionalidad”, e incluso “la realidad”. 4. Esto es importante para la conformación de la imagen “pública de la ciencia”, de la cual son responsables en gran medida los educadores científicos y los comunicadores de la ciencia. Una imagen más adecuada a la “verdadera naturaleza de la ciencia” es la que se percata que la ciencia no genera verdades absolutas, que es falible, o sea que puede equivocarse en todo lo que dice, incluso en sus bases, pero que al mismo deja claro que la ciencia es de lo mejor que tenemos, humanamente hablando, para obtener conocimiento del mundo que nos permita comprenderlo e intervenir en él. 5. Conviene que esta imagen se fortalezca, porque a los diferentes sectores de la sociedad les puede resultar más claro por qué es razonable confiar en la ciencia, y porqué tiene un amplio potencial para coadyuvar a la comprensión y solución de problemas sociales, o sea porqué a la sociedad le conviene fortalecerla y desarrollarla. Pero al mismo tiempo la sociedad debe comprender que la ciencia tienes límites, tanto epistemológicos como éticos, y que no es racional confiar en exceso en ella. La “imagen pública de la ciencia” debe dejar en claro que: 1._____________________ ______________________ _____________________ 2.____________________ ______________________ ______________________ Pero sobre todo, que deben vigilarse los riesgos de su desarrollo. 6. La perspectiva de la ciencia, en el futuro inmediato así como a mediano y a largo plazo, es que cada vez dejará más de hacerse por las comunidades disciplinarias tal y como la hemos conocido, desde la antigüedad en algunos casos, como en las ciencias formales (la matemática y la lógica), y desde la época moderna (siglos XVI y XVII) en el caso de las ciencias empíricas. Lo que vemos en el horizonte es una expansión cada vez mayor de lo que se ha venido dando en la segunda mitad del siglo XX: el desarrollo de la “tecnociencia”. 7. La tecnociencia no es la mera imbricación de la ciencia y la tecnología como las hemos conocido tradicionalmente. La tecnociencia está constituida por complejos sistemas de “prácticas”, es decir, de conjuntos de personas que buscan fines determinados, para lo cual realizan acciones intencionales, ponen en juego determinados recursos (materiales, intelectuales y económicos, así como habilidades) y utilizan medios específicos, en función de ciertas creencias, normas y valores, las cuales constituyen la “estructura axiológica de las prácticas”. Los complejos tecnocientíficos incluyen grupos de científicos, de tecnólogos, de gestores y administradores, de financiadores (públicos y privados), de políticos y muchas veces de militares. Ejemplos típicos: el Proyecto Manhattan (la construcción de la bomba atómica); el proyecto genoma humano y la genómica en general (transgénicos, clonación, etc.), la investigación espacial, la telemática y la informática. 8. Regresando a nuestro punto de partida: ni siquiera en la ciencia tradicional es posible separar, excepto analíticamente, los aspectos puramente teóricos de los prácticos. El mayor desafío que enfrentamos ahora, y que encontraremos más agudo en el futuro cercano, proviene del desarrollo de la tecnociencia y de sus consecuencias. Dado los elevados niveles de financiamiento que requieren los proyectos tecnocientíficos, éstos se van a desarrollar difícilmente, si no es en función de los grandes intereses en juego. Esos intereses pueden ser puramente económicos, desde un punto de vista empresarial estrecho, es decir, de ganancia, pero pueden responder también a necesidades de otros sectores sociales, y en muchos casos hasta responder a demandas de interés común a toda la sociedad: la explotación razonable y sostenible de la energía, la restauración ecológica, y la solución a problemas de alimentación y salud (con epidemias como el sida, pero también con otras enfermedades de significación local o regional), son ejemplos de demandas que la sociedad puede plantear a la tecnociencia, y a cuya solución puede ésta contribuir de manera muy importante (si bien no depende sólo de ella la solución, puesto que involucra problemas económicos, políticos, éticos y culturales, para mencionar sólo algunos). Pero al mismo tiempo la tecnociencia genera riesgos, pensemos tan sólo en el impacto ambiental que pueden tener ciertas semillas transgénicas. Es necesario también establecer los mecanismos de vigilancia y control de riesgos generados por la propia tecnociencia. 9. El gran reto, entonces, es el de ver si es posible lograr: a. una imagen pública de la ciencia que sea adecuada a lo que puede dar, y que honestamente reconozca sus riesgos, no para detenerla, pero sí para vigilar y controlar adecuadamente esos riesgos. Este no es ya un asunto de la exclusiva competencia de los científicos y los tecnólogos, ni sólo de ellos y los gobiernos o los políticos, ni tan sólo de todos ellos más los empresarios. Es un problema de todos los sectores sociales. El desafío entonces es generar esa imagen de la ciencia, en la que todos los sectores entiendan que pueden beneficiarse de ella, pero que también tienen la responsabilidad de intervenir para cuidar de su desarrollo y de Actualmente, hay una expansión del desarrollo de la________________ Problemas El desarrollo tecnocientífico se ve afectado por ___________________ ___________________ ___________________ ___________________ __________________ El desarrollo tecnocientífico genera ___________, Por lo que debe ser ____________________ ____________________ ____________________ ___ vigilar sus riesgos. b. un consenso, a pesar de los diferentes intereses, valores y normas, y concepciones del mundo de los diferentes sectores sociales, de acuerdo con el cual haya un compromiso para apoyar y desarrollar a la ciencia, en beneficio de esos grupos sociales, donde se satisfagan los distintos intereses en la medida de lo posible, sin excluir y sin impedir que se satisfagan las necesidades, por lo menos las básicas de ningún sector. Responder a estos desafíos de manera adecuada es una responsabilidad de todos los involucrados en el sistema científico y tecnológico. Pero los educadores y los comunicadores de la ciencia tienen una responsabilidad central. CONCLUSIÓN: El reto es lograr: ______________________ ______________________ ______________________ ______________________ ______________________ ______________________ ______________________ ______________________ __________________ [Olivé, León. Ciencia, sus fundamentos y perspectivas (el punto de vista de un filósofo). México: Primer Congreso Regional de Enseñanza y Divulgación de la Ciencia y la Técnica, junio 2005] “Ideal de la democracia -escribe Luis Villoro- es conceder a cualquier miembro de la sociedad la capacidad de decidir libremente sobre todos los asuntos que conciernen a su vida”. Pero el enfoque tecnocrático para abordar los principales problemas de las sociedades contemporáneas ha obligado a los ciudadanos “a atenerse a las decisiones de los especialistas. Y los dominios en que éstas [las decisiones] se llevan a cabo son cada vez más amplios. Los ciudadanos acaban reduciendo su actividad a la de obedientes consumidores de ideas y productos, incapaces de decidir por sí mismos de la mayoría de los asuntos comunes” (Villoro, 1997: 344). El enfoque tecnocrático que ha prevalecido en las sociedades modernas, en vez de uno democrático participativo, es incompatible con las condiciones necesarias para ejercer las capacidades más básicas que el pensamiento moderno ha reconocido en las personas: la racionalidad y la autonomía. Viola así uno de los principios éticos que fundan a las modernas sociedades democráticas: el que indica que se debe siempre permitir a las personas actuar como agentes racionales autónomos. La democratización de la ciencia desde el punto de vista de la ética encuentra su fundamento, pues, en la concepción de los seres humanos, no como los ciudadanos abstractos de la democracia formal, sino como los racionales, inteligentes y autónomos individuos de carne y hueso que pertenecen a diferentes grupos sociales y culturas específicas, con necesidades, características e identidad propias, para quienes ejercer su autonomía significa decidir sobre su propia vida, en una situación y en un entorno concretos, y “participar por lo tanto en las decisiones colectivas en la medida en que afecten a su situación personal” (Villoro, loc. cit.). Los problemas de asignación de recursos a la ciencia y a la tecnología, de evaluación de sus resultados en relación con la satisfacción de necesidades humanas básicas, de distribución de sus beneficios, así como de control y vigilancia de los riesgos que generan; en suma, las políticas en ciencia y tecnología como cualquier otra política pública-, no constituyen una excepción. No hay razones que valgan en una sociedad democrática para sustraerlas al debate y a la participación ciudadana. Olivé, León. Ciencia, Tecnología y Sustentabilidad. El Escorial, julio 2004, pp. 15-16 Por la TECNOCRACIA, ocurre que ___________________ ___________________ ___________________ ___________________ ___________________ ___________________ ________ Necesitamos DEMOCRATIZAR para ___________________ ___________________ ___________________ ___________________ _________________ En relación a la ciencia y la tecnología, debemos ____________________ ____________________ ____________________ ____________________ ____________________ _________________ Para construir este glosario, completa cada espacio en blanco con el concepto correspondiente. Los conceptos a completar son los detallados en esta lista. En caso de que encuentres algún otro concepto importante que quieras destacar, agrégalo y defínelo al final de todo. Democracia - Alfabetización científica Ciudadanía - Conferencias de consenso - Ciudadanía científica Modelo de consenso - Tecnocracia ________________: Condición que reconoce a una persona una serie de derechos políticos y sociales (por ejemplo, libertad, voto y educación pública) que le permiten intervenir en la política de un país determinado. ________________: Condición que agrega a los derechos políticos y sociales clásicos, el derecho a la participación en la toma de decisiones relativas a las políticas de ciencia y tecnología. ________________: Etimológicamente, “gobierno de los técnicos”. Sistema que privilegia la intervención de técnicos y especialistas para la definición de políticas públicas. ________________: Forma de entender la relación entre la práctica científica y los ciudadanos no científicos, según la cual los no científicos deben tener la posibilidad de decidir en temas científicos que los involucren, por ejemplo a través de instituciones públicas en donde “jurados de ciudadanos” puedan debatir y juzgar sobre temas relativos a ciencia y tecnología. ________________: Forma de gobierno del Estado donde el poder es ejercido por los ciudadanos, mediante mecanismos legítimos de participación en la toma de decisiones políticas. ________________: Formación de una ‘actitud científica’ compuesta por habilidades como la construcción conceptual, capacidad de análisis y crítica, y creatividad en el abordaje de los problemas, cuyo objetivo es dotar al ciudadano de la capacidad para participar de discusiones públicas y ámbitos de decisión colectiva acerca de asuntos vinculados a la ciencia y tecnología ________________: Son iniciativas de participación ciudadana en temas de Ciencia y Tecnología en las que un grupo de ciudadanos no expertos en la temática a analizar se reúne para intercambiar información, consultar con expertos y deliberar en torno a un tema científico-tecnológico controvertido con el objetivo de llegar a una serie de conclusiones consensuadas que participen en el proceso político de toma de decisiones en torno al tema. OTROS CONCEPTOS: ________________: ________________: ________________: