UNIVERSIDAD 30 de mayo de 2005 | 15 GENTE UDEG Cesáreo Coronado Derechos que dan los años “Los académicos tienen reconocimientos por antigüedad. De los 30 a 35 años, la Universidad otorga un diploma y un cheque. Si llegara a los 60 de trabajo sin interrupción, tendría 30 días de salario integrado en ese mismo cheque” Oficialía mayor Los trabajadores académicos y administrativos de la Universidad de Guadalajara tienen derecho a recibir beneficios por los años de servicio prestados a esta casa de estudios. Uno de los provechos ligados a la antigüedad radica en las compensaciones, incremento salarial otorgado de manera directa al cheque del trabajador. La cláusula 30 del contrato colectivo establece que los administrativos recibirán el 10 por ciento de incremento salarial, desde los tres hasta los cinco años, y 10 puntos porcentuales, de los seis a los nueve. Cuando cumple una década de trabajo, obtiene el 15 por ciento, mientras que de los 15 a los 19 tendrá derecho a 30 por ciento. Los académicos comienzan a recibir su compensación a partir de los cinco años de labores, misma que aumenta dos puntos porcentuales cada año. Por ejemplo, al cumplir cinco tienen derecho a 10 por ciento de aumento en su salario, en tanto que a los seis, el 12, de manera que cuando cumplen 30, reciben 60 por ciento. El jefe de la Oficialía mayor, de la UdeG, José Ramón Aldana González, agregó que los trabajadores temporales, de contrato y sindicalizados, tienen ingresos adicionales ligados a su antigüedad, después de 30 años de servicio. “Es un bono anual obtenido del porcentaje de su salario base. Por ejemplo, cuando el administrativo cumple 31 años, recibe el 12.5 por ciento de su salario anual. “Los académicos también tienen reconocimientos por antigüedad. De los 30 a 35 años, la Universidad otorga un diploma y un cheque. Si llegara Los trabajadores tienen ingresos adicionales ligados a su antigüedad FOTO: FRANCISCO QUIRARTE | GACETA UNIVERSITARIA a los 60 años de trabajo sin interrupción, tendría 30 días de salario integrado en ese mismo cheque”. Desde 1996, explicó Aldana González, la antigüedad solo resulta acumulable cuando la relación laboral del trabajador es continua o haya tenido una suspensión por incapacidad, licencia o comisión. “Si un trabajador dejó la Universidad un tiempo, ya sea porque renunció o cortó la relación, cuando regrese, el tiempo acumulado en el periodo anterior ya no cuenta para su antigüedad. “Cuando nos regía la ley de servidores públicos sí era acumulable, algo que solo es posible si hubo una suspensión temporal”. Los pesos Desde el punto de vista económico, la antigüedad de sus trabajadores genera un conflicto a la Universidad, pues “cada año acumulamos un porcentaje mayor de gastos. Sin embargo, la Secretaría de Educación Pública no nos ha hecho la actualización anual para el pago de esta nómina, desde 1999”. De acuerdo con Aldana González, aunque el pago de la antigüedad es un derecho suscrito en la Ley federal del trabajo, “la política gubernamental no ha hecho las actualizaciones necesarias”. El atraso en las actualizaciones no es un asunto exclusivo de la UdeG, sino que afecta a las universidades públicas del resto del país. Hasta ahora, el rezago de la SEP y el gobierno del estado, con respecto a este pago, será de 100 millones de pesos en 2005. Ante dicho panorama, la vicerrectoría de la Universidad desarrolla una estrategia que presentará al Congreso de la Unión.■ Mariana González La jornada diaria de Cesáreo Coronado Andrade en el Centro Universitario de los Altos (CUAltos), con sede en Tepatitlán, es larga, pues combina su trabajo como intendente con sus estudios en la carrera de médico veterinario y zootecnista. Trabajar y estudiar al mismo tiempo no es fácil, ya que las tareas y actividades escolares implican muchos desvelos, esfuerzo y en cierta medida el sacrificio de su vida familiar. Nacido en Chapalilla, Nayarit, Cesáreo emigró a Tepatitlán para estudiar la preparatoria y ahí se quedó a residir. En 2003 entró a la Universidad de Guadalajara como intendente, labor que considera importante para que los alumnos y profesores cuenten con las mejores instalaciones. Sin embargo, una de sus principales metas es superarse profesionalmente y no descarta la posibilidad de pertenecer a la planta académica del CUAltos en un futuro, pues, dice, es una forma de regresar algo de lo que el centro le dio para desarrollarse como ser humano. Cesáreo confiesa su pasión por los animales, en especial por los llamados “exóticos”, como los cocodrilos y las víboras, gusto que comparte con su pequeña hija Fernanda. Quizá por el rechazo y discriminación que vivió luego de que emigrara a Tepatitlán, Cesáreo cree con firmeza en la igualdad de la gente, sin importar su origen o posición social, máxima que le ha permitido vivir en un ambiente de trabajo tan pesado como este, pero en el que todos los compañeros se apoyan entre sí.■